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Escena de juego

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03/07/2019, 00:22
Fernán de Pitanzos

¿Pero que demonios es eso? — digo atónito, mientras observo como esas diabólicas imágenes comienzan a llorar sangre. — ¿Que brujería es esta? — estoy perplejo, paralizado, horrorizado, no llego a entender lo que sucede, froto mis ojos una y otra vez por si fuese alguna alucinación o fruto de alguna pesadilla aun fuera de control. Compruebo que estoy despierto siendo testigo de la obra de satanás, me niego a creerlo y vuelvo a frotarme los ojos. Las horripilantes formas comienzan a moverse, recordándome de pronto todos esos cuentos, supersticiones y relatos mitológicos, con los que los paganos y los herejes se entretienen y utilizan para asustar a los niños. — Mierda, pero; que diablos...el mal habita en este lugar, Dios lo abandono hace mucho y hoy no vendrá en nuestra ayuda — digo al mismo tiempo que desenvaino mi espada con una mano y con la otra aprieto fuerte contra mi pecho el crucifijo de ébano. Contemplo horrorizado esa especie de danza macabra, parpadeo y froto por última vez mis ojos. Estoy en estado de alerta, nervioso, intranquilo, la congoja hace presa de mi. Abro la puerta de la sala y miro al pasillo como esperando encontrar un monstruo a punto de atacar. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Desenvaino la espada y miro al pasillo, sin salir de la sala.

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03/07/2019, 12:47
Nieus

Nieus pestañeó un par de veces para asegurarse de que sus ojos no le engañaban. En aquella bóveda las imágenes escupían un líquido rojo oscuro, como la sangre, sustancia que pudo comprobar la curandera, era sin lugar a dudas. El miedo la atenazó y durante unos instantes no pudo reaccionar, pero su mente analítica comenzó a dar posibles explicaciones al suceso. Lo irracional no existía, cualquier cosa podía explicarse con hierbas, vendajes, con cabeza fría y nervios calmados... Y aunque aquello se escapaba de su entendimiento, pues nada común era que los esgrafiados se pasearan por la bóveda, pensó que quizás la cena había sido contaminada por hongos... Y que emanase aquel líquido hacia el suelo pudiera ser por la pintura de aquellas abominaciones que caía del techo como consecuencia de las nieves filtradas en el edificio... ¿Cómo si no explicar aquello?

Osván chilló y la sobresaltó, poniendo su corazón en un puño. De todos los sitios donde querría estar en el mundo, aquel hubiera sido el último en elección.

- No debemos salir de la ermita, hay lobos fuera..., y esto..., quizás...., sea producto de nuestros miedos, un artificio de nuestra mente... - dice la curandera queriendo negar a sí misma lo que sus ojos le mostraban -...esto no está sucediendo... - pero sí sucedía -...esto..., los hados del bosque, o el mismo diablo...o.... y si... - no encontraba explicación pero aquello no era sano, las imágenes seguían su danza mientras el señor de Pitanzos saca su espada.

La curandera saca un poco de romero de su morral y lo quema, siempre se ha dicho entre las entendidas en hierbas que quemarlo traía buena suerte, y si eso era así, quizás los demonios del lugar se marchasen o dieran muestras de rehuir su presencia.

- Que el romero limpie con su humo los males de esta estancia y las imágenes del maligno y el mal de ojo desaparezcan de este santo lugar... - dice ella intentando mostrar seguridad, aunque por dentro, aterrada se hallara.

- Tiradas (1)
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03/07/2019, 22:33
Manciego

Entre los gritos del judío y el revuelo de los animales, los aullidos del exterior y el viento ululando por todas partes se hacía muy difícil pegar un ojo. Pensaba que la intranquilidad de todos, bestias incluidas, debíase a la falta de costumbre de pasar las noches de aquella manera, pero cuando vi a la moza y al caballero mirar embobados para el techo, no quedome más remedio que mirar yo también.

Pardiez, menudo susto lleveme, tan grande fue que púseme de pie de un salto sin poder creerme lo que mis ojos veían. Debía estar aún medio dormido y lo que veía era sólo producto de mi imaginación agrandado por las débiles llamas de la hoguera. Pellizqueme varias veces para despertar, mas las palabras de los otros y el hecho de que seguía viendo las diabólicas imágenes echar sangre y bailar como si estuvieran festejando algún rito satánico, hicieronme ver que aquello estaba sucediendo de verdad.

Virgen Santísima —musité para mí mientras me santiguaba no una ni dos veces sino tres, que tres era el número de la Santísima Trinidad. Esa noche estaba rezando y santigúandome más que en muchos años.

Fijeme en la moza Nieus cómo intentaba espantar aquel mal a base de romero y recé para que aquello hiciera efecto, aunque temíame mucho que de nada iba a servir. Ahora entendía porqué la ermita estaba abandonada ya que el mismo diablo y sus secuaces habían tomádola para ellos.

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03/07/2019, 22:36
Emetrio de Ribadena

Emetrio se arrastro  crucifijo en mano intentando alejarse de la sangre que brotaba de las horribles imagenes- padre nuestro que estas en los cielos... - empezo a plegar mientras horribles ideas se arremolinaban en su mente.
Cerca de el la joven Nieus, intentaba buscarle explicación al asunto:

- No debemos salir de la ermita, hay lobos fuera..., y esto..., quizás...., sea producto de nuestros miedos, un artificio de nuestra mente... - dice la curandera queriendo negar a sí misma lo que sus ojos le mostraban -...esto no está sucediendo... - pero sí sucedía -...esto..., los hados del bosque, o el mismo diablo...o.... y si... - no encontraba explicación pero aquello no era sano, las imágenes seguían su danza mientras el señor de Pitanzos saca su espada.

 

Estamos siendo perseguidos por el mismo mal que acecha a nuestro señor, quieren parar nuestra búsqueda, si no salimos de aquí pronto nuestras almas serán devoradas por el mal, no abra reposo para nosotros, ¡¡¡protégenos señor mío, protégenos!!!- grito  al cielo  mientras el miedo empezaba a trastocar al joven que buscaba una vía de un escape de aquella pesadilla cuando sus ojos cayeron en la figura del judío

- ¡¡¡¡ has sido tu maldito judío!!!! Tú has divisado este sitio y nos animaste a venir, el diablo yace con nosotros bajo la figura de un fiel converso, todos los males son cosa suya, está invocando el averno sobre nosotros, Don Fernán acabe con él y podremos sobrevivir a esto- bramo Emetrio agarrando fuertemente el Bordón para defenderse de aquel sucio advenedizo

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03/07/2019, 23:56
Director

El caballero Fernán estaba alertado, incrédulo al ver a aquellas figuras dibujadas moverse como sólo en las leyendas paganas solían describirse. Su instinto le hizo desenvainar su espada bastarda mientras se acercó a la puerta de la sala de culto donde os encontrábais y miraba aquí y allá, por si alguien venía. Pero sólo percibía oscuridad, nieve y viento colándose en la ermita. La joven curandera, al ver alertado al caballero, que a ella le pasó lo mismo por la cabeza: incredulidad. No entendía qué sucedía, pues bien sabía ella que la sangre era sólo tal, y tal que anidaba en los seres vivos y no emanaba de piedras ruinosas, por mucho que fueran los muros de un templo. El romero pareció hacer poco efecto, al menos en el ánimo de los presentes, pues el pavor se había embozado delante de vuestros corazones y ojos. Manciego por su parte dió un respingo, el mismo que solía apreciar en las presas que cazaba cuando se percataba de su presencia. Tres veces hizo la señal de la cruz, y tres veces se le acongojó el corazón, que pese a encomendarse al rezo su cuerpo no respondió durante un segundo del terror de aquella escena.

Además, el joven Emetrio, piadoso de Dios que era, tanto así que llevaba consigo un buen crucifijo, lo tomó entre sus manos rápidamente, y comenzó a rezar lo que le salía en aquellos momentos. Quizá la respuesta más lógica, si aquello pudiera considerarse en tal extrema situación, la dio precisamente el siervo de don Álvar: ¿acaso el mal que azotaba a vuestro buen señor se cebaba ahora con vosotros por querer ayudarle y mitigarle de tamaño pesar? Entonces divisó en un giro de mirada a Osván, cargando contra él.

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03/07/2019, 23:57
Osván

¿Queé? -el conversó centró su mirada en Emetrio, escuchando sus acusaciones-. ¿Cómo podéis decir tal cosa? ¡Os animé a venir so pena de helarnos los huesos en la ventisca de ahí afuera! -decía, defendiéndose de las palabras del siervo-. La única invocación que he hecho ha sido hacer y mantener este fuego, con el que nos estamos calentando... -el muchacho estaba dolido, aunque peor lo había pasado cuando era niño allá en Toledo, pues ésta y otras infamias le habían golpeado en el rostro cuánto hacía-.

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03/07/2019, 23:57
Director

Tras la intervención de Osván, las figuras esgrafiadas de aquellos "ángeles" o siluetas sobre las bóvedas dejaron de moverse, volviendo a su posición original. No así la sangre, que aunque ahora había dejado de brotar, quedaron impregnados los muros y manchados los suelos con ella. Los animales dejaron de relinchar un momento, y de tiritar y agitarse de los nervios, y ahora estaban todos de pie, pues estaban intranquilos aún. El viento entonces comenzó a golpear mucho más fuerte, colándose entonces con más fuerza entre los desvencijados muros de la ermita. Si alguna vez hubo un santo allí o estuvo dedicado a una imagen, nada quedaba ya de su celestial influencia, ni tan siquiera recuerdo alguno. Y entonces el fuego de la hoguera se apagó del todo un momento; unos instantes en oscuridad completa, oyendo de nuevo el rugido lejano de canes, y en plena batalla de acusaciones dentro de la ermita formulaban una situación desesperada. Claro que, instantes después las llamas de la hoguera volvieron a encenderla, como de la nada, y para más inri que las lenguas de fuego eran ahora de color verdoso fulgente (algo inaudito y digno de ver). Osván emitió otro quejido, fruto del miedo, y aquello no era sino otra prueba el poder maligno del lugar, o al menos del poder maligno de alguna presencia que... tal vez estuviera jugando con vosotros.

Notas de juego

Dos cosas:
1. Los que faltéis, modificad vuestra Racionalidad/Irracionalidad segun la última tirada.
2. Todos haced una tirada de Escuchar. Si no poseéis dicha competencia, haced la tirada con el valor que tengáis en PERCEPCIÓN.

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04/07/2019, 00:02
Nieus

¡Para escuchar estaba la moza!.... La cadena de acontecimientos había sido tan rápida y extraña que, probablemente, no pudiera recrear los sucesos de manera oral siquiera para narrar sus hazañas ante don Álvar.

El joven y buen siervo Emetrio se enfrentaba al antiguo judío, acusándole de sus desgracias, provocándole una reacción de incredulidad y pudiera ser de enojo incluso, aunque Nieus no estaba en ese momento para empatizar mucho con los presentes, y las discusiones se continuaban mientras las figuras de la bóveda dejaban de bailar, pero la sangre allí estaba, ¡y anda que las manchas no eran difíciles de sacar!... frotara como se frotase....

Lo peor de aquel instante estaba por venir cuando en medio de aquellos sonidos de lobos la luz de la hoguera se extinguió, dejando al grupo a oscuras, con sensación de estar expuestos a los males del infierno.

- Por favor, por favor..., que alguien encienda una luz... - dijo la mujer con más congoja que en toda su vida, mientras las lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas y comenzaba a respirar despacio, como si estuviera en un parto y fuera ella precisamente la que pariese -... por favor, por favor..., que pare esto... - rogaba cogiendo las faldas de su vestido y apretándolas con fuerza, mientras sus ojos agradecieron que la hoguera comenzase a refulgir de nuevo, aunque no de la forma que lo hacía.

Aquel fuego, minutos antes amarillo y común, lucía ahora en tonalidades verdosas, refulgentes, fantasmagóricas.... Satán estaba allí y jugaba con ellos.... ¿cómo si no podía dar explicación a lo que sucedía?....

- Quiere que salgamos de aquí para que nos coman los lobos...., quiere que nos vayamos fuera... - recordaba que hacía unos momentos Emetrio había dicho de salir de allí pero...¿no era peor estar a la intemperie?.... -.... quizás su poder sea solo asustarnos..., quizás no pueda dañarnos de ninguna manera que no sea metiendo el miedo en el cuerpo... Si el demonio quiere nuestras almas solo podría conseguirlas por miedo, pero no matándonos, creo..., creo..., que quizás no nos haga daño... si nos mata no le servimos de nada.... ¡¡¡Yo creo en Dios!!!..... ¡¡¡Y en la Virgen Santísima!!!.... - gritó al mundo como pidiendo una protección divina basada en la fe, y aunque debiera esperar sentada a que los mismísimos arcángeles bajasen del cielo, armas en mano, para defender su causa, al menos ella sentía de alguna forma que podía hacer algo útil contra aquella malignidad, aunque el resultado fuera como el del romero, una bonita forma de estar ocupada y que el temor no la dejara blanda de sesera.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Modificada la irracionalidad ^^

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04/07/2019, 01:57
Fernán de Pitanzos

Nada hallo fuera, mas que frío, nieve y oscuridad. Con la carne de gallina, aún, por semejante manifestación demoníaca, escucho los terroríficos aullidos de los lobos, dándome ahora sensación de menor lejanía. "Están revueltos, inquietos, aúllan por nosotros, no es buen presagio" pienso, mientras los malos presentimientos regresan a mi, en forma de angustia, y con la fuerza de ser, ahora, una terrible certeza. Cierro la puerta y me giro justo a tiempo de ver como la hoguera apagose repentinamente, mientras Emetrio se enzarza en fuerte discusión con Osván, lanzándole graves acusaciones. Me tenso, levanto la espada con ambas manos, colocándola ante mi, en posición defensiva. Agudizo mis sentidos. Escucho como la joven Nieus pide por favor que alguien prenda una luz, esta asustada. 

Por fin vuelve la luz, el fuego surge de la nada inesperadamente, expulsando una vez mas a las tenebrosas sombras que nos engullían. Pero, donde antes había un fuego de lo mas corriente, ahora, unas llamas verdosas y artificiales, demoníacas y antinaturales, se elevan ante mis ojos. — ¡Muéstrate Satanás!, soy siervo de Dios, no te temo, pues el habita en mi corazón, me infunde valor y dota mi brazo con la fuerza de un guerrero, tu no tienes poder aquí, ¡¡¡tu no tienes poder en este mundo!!!, mas que el del engaño y la mentira, muéstrate de una vez y te devolveré al sucio agujero del que jamas debiste de salir — grito eufórico, embriagado con la adrenalina de antes de la batalla.

Aguardo en posición de combate unos instantes, retando al mismísimo diablo. Los pensamientos se aturullan en mi cabeza. Mientras tanto, escucho a Emetrio gritando a Osván, y pienso en si tendrá razón y el judío estará detrás de todo esto, pues no me extrañaría. Nunca te puedes fiar de este tipo de escoria que infecta el reino, y luego se dedican a urdir por las noches, al abrigo que les proporciona sus sucias e inmundas juderías. ¿Cuantas historias habré escuchado en mi tierra?, de judíos que venden sus almas y pactan con el demonio por su miserable e inhumana codicia o por ¿quien sabe que otros, aun más escalofriantes motivos?. Y resulta qué, el que tengo aquí delante, otrora vivió allí mismo, lugar de innumerables y perturbadoras historias, pues de buena mano lo se.  — Tú, judío, me temo que tendremos que atarte hasta que todo esto se aclare, por el bien de todos, incluido el tuyo propio —. Digo, señalándole con la punta de la espada.

Mientras, en una parte de mi cerebro no deja de rondar un nombre, "San Xuan de Obijo, San Xuan de Obijo, San Xuan de Obijo" me pregunto quien sería en vida.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si el máster me lo permite, me gustaría realizar una tirada de Teología o la que sea adecuada, para ver que sé, acerca de San Xuan de Obijo.

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04/07/2019, 09:11
Director

Notas de juego

Adelante, hazla.

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04/07/2019, 11:40
Fernán de Pitanzos

Recurro a mis conocimientos en teología y haciendo un último esfuerzo mental, intento recordar algo sobre este santo, al que se dedica esta ruinosa ermita.

- Tiradas (1)
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04/07/2019, 20:20
Manciego

Cuando las imágenes dejaron de bailar ante nuestros ojos no me sentí más tranquilo pues los rastros de sangre que habían manado de la piedra eran una constante muestra de lo que allí había sucedido. Seguía tan paralizado por el miedo que ni siquiera inmuteme ante los gritos de Emetrio al judío. Quizás tuviera razón y todas las culpas las tuviera Osván, desde el mal que acosaba tiempo ha a la familia de nuestro señor Don Alvar hasta la terrorífica y demoníaca experiencia que acabábamos de entender. Por eso mismo, porque el miedo hacíame dudar, estuve de acuerdo con la propuesta del caballero de atar al judío hasta que no nos pusiéramos de nuevo en camino, sería lo mejor para todos y evitaríamos males mayores.

¡Ay, pobre de mí! Pues si había pensado que todo había pasado cuando las imágenes dejaron de moverse, dábame cuenta en esos mismos momentos de lo equivocado que estaba, pues el viento arreció como si quisiera borrar de la cumbre las pocas piedras de la ermita que quedaban en pie y los aullidos de los lobos sonaron cada vez más cercanos.

Sería peligroso salir ahí fuera con los lobos acechando —musité acobardado, tanto por lo que nos esperaba fuera como por lo que teníamos allí dentro.

Y los males no dejaron de llegar pues la oscuridad hizose de repente cuando la hoguera se apagó. Aquello iba de mal en peor, nunca debíamos haber entrado en aquella maldita ermita en ruinas de la que nunca había tenido noticias, y por algo sería. Oía a la moza sollozar pero poco consuelo podía ofrecerle cuando yo mismo no dejaba de temblar, y no era por el frío precisamente sino por el pánico que tenía instalado en el cuerpo desde hacía ya un buen rato. Un susto más y seguro que mis calzones estarían demasiado sucios para aguantar un día más.

Estaba ya moviéndome a tientas para buscar la antorcha que de nuevo la hoguera se encendió de la misma forma espontáena como habíase apagado, y que aquello era cosa del diablo cada vez estaba más claro pues las llamas que deberían danzar anaranjadas ahora hacíanlo de un color verdoso más propio de Satanás que del Altísimo.

Por Dios bendito, nunca debimos entrar aquí —casi grité empezando a sentirme fuera de mí, pero es que adentrarnos en la oscuridad del exterior tampoco era una buena opción.

Ay si me hubieran hecho caso y hubieran apurado el paso, esto no estaría pasando y a esas horas estarían a buen cobijo en la cueva que andábamos buscando.

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04/07/2019, 21:46
Emetrio de Ribadena

Emetrio  escuchaba las escusas del Judío, mientras luchaba con las ganas de arremeter contra el con su Bordón y a la vez con el miedo de lo que pudiera hacer para defenderlo el demonio que los acechaba.

¿Queé? -el conversó centró su mirada en Emetrio, escuchando sus acusaciones-. ¿Cómo podéis decir tal cosa? ¡Os animé a venir so pena de helarnos los huesos en la ventisca de ahí afuera! -decía, defendiéndose de las palabras del siervo-. La única invocación que he hecho ha sido hacer y mantener este fuego, con el que nos estamos calentando... -el muchacho estaba dolido, aunque peor lo había pasado cuando era niño allá en Toledo, pues ésta y otras infamias le habían golpeado en el rostro cuánto hacía-.
 

Tras las últimas escusas del judío, Emetrio vio cómo pese que el mover de las criaturas había parado, la sangre seguía su camino y de golpe la hoguera apagose y volvió a estallar con llamas verdes en las que Emetrio vio el mal.

Gimes maldito siervo de mal cuando ves que tus palabras te delatan, el fuego que nos distes arde ahora con las llamas del infierno,- dijo acusador Emetrio de nuevo- atémoslo  de una vez le quitare el mal a golpes, si queda hay algo cristiano dentro de el dios nuestro señor lo salvara de todo mal.

Rápidamente  Emetrio corrió en busca de su cuerda, mientras esperaba con oídos atentos el apoyo de sus compañeros e intentaba escuchar cualquier ruido cualquier tipo de amenaza exterior, ya que el desconfiar se hiciera presa de él  y esperaba que aquel pagano trajera más mal sobre ellos

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05/07/2019, 09:48
Director

San Xuan de Obijo no era sino un hombre que había vivido hacía más de cuatrocientos años en éstas montañas. Se decía que era un hombre piadoso, devoto y pobre, y que no tenía un hogar concreto, sino que viajaba de pueblo en pueblo otorgando la palabra de Dios. Con el tiempo se le hizo santo y se le dedicó una ermita en ésta zona del reino, dentro de las tierras de don Álvar y sus antepasados.

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05/07/2019, 09:48
Osván

Maldito seáis, ¡embustero! -gritó Osván a Emetrio, cuyo ánimo de maniatarle no era sino un gran palo para él-. La propuesta de Emetrio no se hizo esperar. Con la venia del caballero y tal vez la opinión de Manciego y Nieus (que no lo comentaro como tal, pero quizás sí lo pensaron), atásteis al converso a una de las columnas de la sala, y quedó allí, sentado y apoyado en ella. Manciego tenía cuerda en las alforjas de su animal, y bien que sabía hacer nudos a las presas una vez cazadas, por lo que así obró. ¡¡Soltadme!! ¡Yo no he hecho nada! ¡Don Álvar lo sabrá! ¡Le sirvo y le cuido más que todos vosotros! -añadió el joven-.

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05/07/2019, 09:49
Director

El caso es que, entre gritos de Nieus apelando a la Virgen y los de Osván pidiendo un inaudito y poco eficaz auxilio (ahora no por el terror allí mostrado, sino por su situación de retenido), que el caballero Fernán seguía con la espada en alto, aunque parecía estar pensando algo, como intentando recordar algo. En tales momentos de incertidumbre, cuando la frustración por no saber cómo defenderos os acechaba, Manciego y Emetrio quedaron quietos. Parecía que escucharon un sonido claro y no muy lejano. Quedásteis entonces expectantes, en silencio, con tan sólo el sonido del crepitar del fuego esmeralda (incluso Osván calló unos instantes al ver que sus compañeros percibían algo).

Notas de juego

Lo que oyen Emetrio y Manciego se lo añado ahora en privado, pues sólo ellos han acertado la tirada.

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05/07/2019, 09:50
Director

¿Hola? ¡Quién hay ahí! -era una voz, la voz masculina de algún descarriado que se estaba acercando a la ermita en medio de la ventisca, y que seguramente hubiera visto desde fuera el resplandor de la luz de la hoguera-.

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05/07/2019, 11:36
Nieus

Nieus dudaba de todo lo que sucedía alrededor. Las imágenes de la bóveda sangrantes, el fuego con un fantasmagórico color y el siervo Emetrio señalando como culpable de todo aquello a Osván, el converso varón que se defendía con sus palabras frente a las acusaciones sin pruebas que se le adjudicaba.

- ¿Y si nos estamos precipitando y este buen hombre no tiene culpa de los males que afloran en este lugar?... - pregunta la joven preocupada por las determinaciones de sus compañeros -...Emetrio por piedad no le golpeéis... - el corazón femenino, claramente ablandado por la mirada del judío, no podía silenciar sus dudas y posible injusticia cometida en caso de que algún error se produjera y Osván no fuera culpable de tanto trastorno.

La mujer se interpuso con su cuerpo para impedir que le dañasen, aunque las palabras del exjudío se clavaron en su mente, si Osván cuidaba mucho a don Álvar, y éste estaba tan enfermo, pues tan eficiente no había sido en sus menesteres, pero... ¿podía ella juzgar cuándo sus propios cuidados no habían sido fructíferos? ¿Podía ella vivir con la culpabilidad de haber permitido que dañasen a un posible inocente? No..., no podía....

- ¿Cómo cuidáis vos a Don Álvar para aseverar de que hacéis más que nosotros mismos?... - preguntó ella a Osván, con seriedad y la cabezonería de impedir con su propio cuerpo de que le dañasen, así determinaran aquellos varones castigarla por desobediencia. Moralmente no podía aceptar que maltratasen a ese desgraciado, por pecados que tuviera aquello debía ser ejecutado por mano de su propio señor si realmente lo merecía.

Hubo un momento de incertidumbre y silencio. Manciego y Emetrio se quedaron quietos expectantes y Nieus hizo algo que los demás quizás no se esperasen, comenzó a desatar al judío porque no creía que aquello fuera un trato digno para alguien que fielmente servía a Don Álvar.

- En este lugar del demonio, nuestras manos pueden darnos la vida.... - dijo ella sintiendo que en caso de ataque, 8 brazos hacían más que 6. Callándose por si alguien deseaba dar cualquier otra opinión.

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05/07/2019, 18:56
Emetrio de Ribadena

-Que hacéis mujer, si lo liberáis de nuevo será nuestra ruina- dijo Emetrio sorprendido de que la joven defendiera a aquel que sin duda desgracia les estaba trayendo.
- el mal habita en el, seguramente sea también culpable de la desgracia de nuestro señor y quiera acabar con la gente que bien le sirve- las acusaciones de Emetrio se cortaron ahí cuando a sus oídos llego una voz desconocida del exterior
-Habeis oído eso, alguien fuera nos acecha y reclama dijo el joven mientras momentáneamente olvidando al judío, se acercaba cauteloso a la puerta y gritaba- ¿Quien vaaa?

Notas de juego

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05/07/2019, 20:59
Manciego

No me sentía muy seguro de estar haciendo lo correcto mientras ataba al pobre Osván, pero el miedo era mal consejero y la precaución no estaba de más así que, mientras no le hiciéramos más daño que tenerlo atado hasta la madrugada, quizás así pudiéramos comprobar que el judio no era el culpable, o por el contrario demostrar que todo el mal que estábamos viendo con nuestros propios ojos venía por obra suya.

Pero de lo que me aparté fue del rifirrafe entre la moza y Emetrio pues cada cual parecía convencido de que la su opinión era la correcta y yo no iba a meterme en medio de tal discusión, porque de buen seguro que al final el que se acababa llevando una golpiza sería yo. Dejelos discutiendo, viendo como Nieus, cabezona ella, disponía a soltar los nudos que yo acababa de hacer, pero mientras el caballero no dijera nada yo seguiría sin meterme.

Mas de pronto algó captó mi atención. Quedeme rígido y en tensión, con todos mis sentidos puestos en el exterior y en el sonido que pareciome captar de allí fuera, y que no era ni viento ni lobos aullando. Pero hacíase difícil oír algo claro con todos ellos hablando a la vez.

Y en verdad que sí debía haber algo o alguien moviéndose por fuera porque Emetrio también lo escuchó, prueba de ello fue que acercose a la puerta para ver de quién se trataba, no en vano había oído claramente los gritos de un hombre que quería saber de aquellos que estábamos en la ermita. ¿Quién sería aquel fulano que habíase atrevido a enfrentarse a la terrible tormenta para echarse al monte?

Callad un momento —pedí a la moza y al judío mientras acercábame también a la puerta junto a Emetrio.

Pero no quedeme allí junto a la puerta y el buen Emetrio, sino que atrevíme a salir en busca de quien fuera que estuviera necesitando un cobijo como ellos. Quizás el desconocido pudiera ponernos algo de sensatez en aquella locura que estábamos viviendo y pudiera decirnos algo de lo que sucedía, si es que conocía el lugar, y sino pudiera aclararnos si estábamos bajo algún tipo de embrujo demoniaco.

¡¿Quién va?! —repetí a gritos la misma pregunta que Emetrio—. Si deseais calentaros un poco tenemos una hoguera ahí dentro —dije para ver si animaba a quien fuera a aparecer ante nosotros, lo que preferí callarme fue el color de la hoguera por si acaso.