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Escena de juego

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20/07/2019, 13:15
Fray Pericallo de la Vega

Para ser yo un brujo o un demonio escondido -decía el monje, repitiendo las palabras de Emetrio-, sois vos quien sabe de nombres de demonios -luego sonrió un poco, antes de mirar a Roderigo-. A quien vísteis fue a ésta criatura -señalando el cuerpo del ser que acabábais de matar-. Este ser es la Bestia de Cruoris -añadió secamente, hilando con el comentario del siervo de don Álbar-. Cruoris, un demonio seguidor de otros más poderosos, tiene un único afán: la sed de sangre. Cuando la ruina se cernió sobre esta ermita, tiempo ha, se convirtió en su particular altar de sacrificios. Esta ventisca no es más que una treta de tal demonio, para hacer refugiar a los incautos -oséase, vosotros-, y así atraer a su bestia para hacerlo posible. Supongo que esas figuras de las bóvedas... han bailado ante vosotros, ¿no es así? -preguntó, como sabiendo ya todo lo producido-. Es la manera que de invocar a la bestia. Alguien entra aquí, ellas realizan su particular danza y... la bestia viene, y cumple con la palabra y deseo de Cruoris. He de decirte, joven -mirando a Emetrio-, que tal vez vuestro señor don Álbar albergara a un demonio, ese viajero de hace años que decís. Tal vez fuera el propio Cruoris. Tal vez él empezara el mal de la suya casa y su familia.

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20/07/2019, 13:17
Osván

¿Y cómo sabéis todo eso? -añadió intrigado Osván-. Yo también sirvo a don Álbar, y escuché la historia del viajero. Se esfumó, eso es cierto, de la noche a la mañana, pero acabó olvidándose. ¿Cómo lo sabéis, os digo? ¿Y por qué sabíais...?

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20/07/2019, 13:17
Fray Pericallo de la Vega

¿... que don Álbar necesitaba mi ayuda? -interrumpió Perico-. Eso ya lo ha preguntado el caballero Fernán -añadió, pronunciando su nombre...-. Lo sé, y no hay más. Vivo en estas montañas, y cuando hay ventisca es porque la malicia de Cruoris y su bestia despiertan para matar a los viajeros. Antes de bajar hasta Tabledo, decidí pasarme por aquí, para ver qué estaba ocurriendo. Y os he encontrado, y me alegro que hayáis acabado con este mal. Ni yo mismo podría haberlo hecho.

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20/07/2019, 13:18
Roderigo

Yo te he visto ahí fuera, ¡lo juro! -insistía Roderigo-. Tú ... tú eres otro demonio. ¡Malditooo! -comenzó a gritar, refugiándose en su manta y en la esquina en la que estaba-. ¡Tú también eres otro siniestro! -realmente parecía que Roderigo estaba desvariando, pero hablaba muy convencido-.

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20/07/2019, 13:18
Fray Pericallo de la Vega

El tipo evitó confrontar verbalmente con ninguno de vosotros; ni tan siquiera siguió defendiéndose, pues no parecía esa su intención. Vos estáis muy callado -dijo a Manciego-, ¿qué pensáis de mí? Lo único que deseo es acomodarme aquí hasta el amanecer, que no queda ya mucho, y luego bajar a Tabledo y el castillo para visitar a los hijos y la esposa de don Álbar. ¿Acaso hay algún impedimento? -Perico estaba ahora algo más serio. Parecía molesto por todas las dudas que os asaltaban en su contra-.

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20/07/2019, 13:19
Director

Superas la tirada:

Las palabras de aquel tipo eran sabias, y eso que era joven, pero parecía que, a tu juicio decía la verdad. Encontraste un confort en sus palabras muy claro, como si sus intenciones no fueran malignas, sino todo lo contrario. Podría decirse que, a priori (y a la espera de conocerle un poco más), uno podría confiar en él.

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20/07/2019, 19:41
Fernán de Pitanzos

Por supuesto Fray Pericallo, pasaras aquí la noche y mañana partirás con nosotros hacia Tabledo, de eso no tengas duda alguna — Digo con firmeza, como si juez fuera — He hecho una promesa y estoy dispuesto a cumplirla, yo mismo me encargare de llevarte ante Don Álbar sano y salvo — hago pausa, estudio su mirada. — Ahhh Perico, una cosa mas, no te quitare ojo de encima, si descubro que nos mientes o engañas, o no eres quien dices ser, ohhh si, puedes creerme, que me encargare yo mismo de que sigas a esa inmunda bestia — señalo con la espada, aún manchada de negra sangre, al fuego que consume el monstruoso cuerpo del demonio. 

Lo siento amigos, no me queda vino, se acabó todo cuando realice la misa al llegar a este lugar, si alguno tenéis un poco, estaré encantado de realizar una nueva eucaristía para reforzar nuestros corazones — digo con gran pesar mientras os observo uno por uno. — Umm...aún así dadas las extrañas circunstancias en que nos hallamos, dada la naturaleza de este lugar maldito, la bestia, Cruoris, y que se yo... es normal que la desconfianza se apodere de todos nosotros, por lo que os insto a todos y cada uno de vosotros a besar la cruz y símbolo de nuestro señor — digo mientras extiendo el brazo y dejo colgando la cruz de ébano que tengo enrollada en mi muñeca — Besadla y descansar en paz con mi bendición y no volveré a albergar duda alguna acerca de vosotros — miro a Osván, Roderigo y Pericallo. Me llevo la cruz a la boca y dando ejemplo la beso con fervor y vuelvo a dejarla colgando ante el resto del grupo.

 

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21/07/2019, 01:08
Nieus

El monje decía cosas con sentido, algunas de las informaciones ya las había comentado anteriormente Emetrio, concretamente la historia de Cruoris, aquel maldito demonio que les había hecho pasar la experiencia más terrorífica de toda su vida, el cual fue llamado, alertando las figuritas de la bóveda de aquella ermita de la presencia de viajeros.

- ¿Y cómo podríamos evitar que las imágenes de este lugar vuelvan a llamar al demonio? Si vienen más personas perdidas, seguramente deban de luchar y es de cristianos advertir para que nadie pierda la vida... - dijo la curandera siempre con buena fe y pendiente de la salud ajena.

La información que dio Pericallo sobre el viajero hizo que Nieus se llevara la mano a la altura del corazón, como si aquello hubiera sido la peor noticia del mundo.

- ¿Y cómo ese viajero pudo engañar a todos y hacer daño al buen Don Álvar?... Algo tuvo que atraerle o alguien... y si fuera Cruoris debería de haberle matado para hacerle sangrar...¿no funciona así?.... - tenía muchas dudas al respecto, pero estaba creyendo las explicaciones del fraile a pies juntillas, no ponía en duda su forma de ver las cosas, todo cobraba lógica.

Roderigo clamaba lo contrario que Pericallo confirmaba, indicando que era un engendro del mal, y normal era que se sembrasen dudas, pero Nieus tenía todo cada vez más claro... En aquel instante, Don Pitanzos tomó la palabra, y ella como buena moza su deber era escuchar y solo intervenir cuando la ocasión lo requiriese, y desde luego aquello tuvo lugar en algún que otro momento.

- Señor de Pitanzos..., un hombre como él no puede mentir..., ha hecho sus votos al señor y sus palabras están dichas con buena fe, y a pesar de que con humildad habla de sí mismo, bien es cierto que le disgusta las dudas que albergamos hacia su persona, algo que fortalece mi convicción de que es un hombre de palabra y de Dios... - dijo la curandera apostando fuerte por Fray Pericallo

El anuncio de que no había vino fue algo inesperado que Nieus no podía solventar.

- Lo lamento pero no suelo llevar entre mis viandas caldos espirituosos..., suelo usar el poder calmante de las hierbas y no el del vino... - la sugerencia del noble sobre besar la cruz de ébano era increíblemente buena, y así esperó la fémina a que los tres desconocidos hicieran lo propio, el mismo Pitanzos dio muestra de ello y la mujer no quería que hubiera tratos distintivos entre los presentes, así que se acercó a la cruz y la besó -... Todos somos hijos de Dios y debemos agradecer que aún nos tenga a salvo en este valle de lágrimas....

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21/07/2019, 11:10
Emetrio de Ribadena

las explicaciones del supuesto fraile no convencieron de todo a Emetrio, las dudas sobre aquella gente crecían mas y más en él, y la cosa empeoraba, una nueva sospecha fue poco a poco posándose en su interior.
¿porque la curandera defendía tanto al judío como al clerigo,sin apenas pruebas de su bondad?, ¿cupiera pues que fuera parte de aquel mal que los azotaba?, ¿acaso ella no participara también en la recuperación de Don Alvar sin resultados?¿Pudiera ser que lo estuviera emponzoñando más con la ayuda del Judío?.

Aquella y otras preguntas se arremolinaban en la mente del joven que pese a no querer desconfiar de la bella muchacha, pero recordó las palabras del párroco en alguno de sus sermones, en las que relataba como el mal en forma de bella mujer inocente se presentaba para llevar al buen hombre por el mal camino, que besara la cruz tranquilamente podía no significar nada quizás los sirvientes de Crouris pudieran oponerse a un ritual tan sencillo como ese sin problema.

Aun en silencio mientras cavilaba sobre ello hizo lo único que podía aportarle seguridad se dirigió a su saco y cogió el vino que le quedaba  y se lo acerco a Don Fernán mientras aprovechaba para besar la cruz de todos modos- Puede disponer del vino que me queda don Fernán, no es mucho pero llegara- dijo amablemente, al fin y al cabo el caballero era siendo una espada de dios, era el único confiable en aquella sala

Notas de juego

gasto todo el vino que me queda en la bota.
 

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23/07/2019, 13:38
Director

La idea de besar la cruz no tomó por sorpresa a nadie. Lo cierto es que era una buena manera de saber si alguno de los allí presentes tenían intenciones ocultas. El caso es que mientras Emetrio sacaba su vino y Fernán tenía extendida su cruz, uno a uno fuísteis besando el símbolo sagrado, y luego Osván, Roderigo y finalmente Perico de la Vega. Y nada ocurrió. Si bien es cierto que aquello haría rehúsar a los demonios, de igual manera podría pensarse que en un lugar santo como aquel (o al menos lo había sido), se había colado el mal, haciendo de las suyas. Cuando el siervo de don Álvar entregó la bota se celebró una pequeña Eucaristía durante una media hora, y vísteis a fray Pericallo rezar fervientemente. El caso es que, tras el ritual, dispusísteis de descansar las pocas horas nocturnas que quedaban hasta el anochecer. Al amanecer, tal vez podríais descender la montaña.

* * *

El gélido viento de ventisca se había detenido. Caían copos de nieve, pero nada que ver como lo hacía hora atrás. El viento silbaba, pero era claramente aguantable, tanto para vosotros, como para las monturas, si os pusiérais a cielo abierto. No ocurrió nada eventual, y tras recoger los fardos, armas y alforjas, preparásteis las monturas. Osván, Roderigo y Pericallo irían a pie. Allá afuera el cielo se tornaba gris, pero había huecos en las alturas, por lo que la esperanza de que saliera el sol no estaba del todo perdida. Tras salir de aquella ermita fuísteis quedándola atrás poco a poco, y poco a poco se desvanecía a vuestra espalda. El camino de descenso duró unas cinco horas, e hicísteis una parada para el almuerzo. Durante el trayecto, Roderigo estaba algo avergonzado: tal vez confundiera a fray Perico con alguien a quien vió, y Osván miraba mal a Emetrio por su comportamiento horas antes. Fray Perico estaba sereno, pero preocupado. La única duda que todos teníais, y en la que tal vez habíais recaído para preguntároslo de nuevo, es cómo aquel ermitaño sabía que la famlia de don Álvar estaba enferma.

* * *

Las puertas del castillo se abrieron cuando uno de los soldados de la muralla dio la voz de llegada. Era la comitiva que había ido a buscar a Fray Pericallo a la montaña. Enseguida cruzásteis el portón y en el patio de armas, nevado y todo blanco, corrió a vuestro encuentro don Álvar.

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23/07/2019, 13:39
Álvar de Pumar

¡¡Señores!! -dijo acercándose rápidamente con los brazos en alto-. Creí que habías muerto, la ventisca... esa ventisca... -no entendía cómo no estábais muertos, pues las inclemencias del tiempo habían sido brutales-. Luego miró al fraile, dejando a un lado a Roderigo (al que no conocía de nada). Es por aquí, ¡aprisa! Osván, lleva a ese hombre hasta la alcoba de mis hijos -refiriéndose a Perico, sabiendo que era él, y dejando para luego las presentaciones,pues su familia estaba grave-. Entonces el antiguo judío, acompañado de algunos soldados, hizo caso de ello. Finalmente quedásteis en el patio en compañía del noble.

Sólo puedo agradeceros con mi vida o mis posesiones lo que habéis hecho. A ver qué ocurre ahora, seguiré rezando a Dios para que mi esposa y mis herederos sanen. Gracias -dijo el noble-. Ahora pasad, pasad y refugiaos -hizo un gesto con sus brazos para ofreceros su castillo-.

Notas de juego

Haced un último post de partida.

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23/07/2019, 21:11
Nieus

Tras besar la cruz y celebrar la Eucaristía se demostró, o al menos eso querían pensar los buenos cristianos, que el mal se había ido de aquel lugar, aunque pudiera ser que aquel descanso de los demonios fuera solo momentáneo. No hubieron más manifestaciones extrañas, tanto Osván, como Roderigo y Fray Pericallo se comportaron debidamente ante los símbolos sagrados, no pudiendo ser señalados con dedos acusadores de ser portadores del mal, aunque el recelo siempre podía estar presente para algunos de los servidores de Don Álvar, pero no para Nieus, la muchacha en aquel momento confiaba en su instinto, y éste le decía que iban por buen camino en la búsqueda de soluciones.

Aquella noche la muchacha descansó bien. Tras creer en su fuero interno de que algo bueno habían hecho junto con los nervios de haber luchado contra la criatura, no fue complicado que cayera exhausta entre las mantas, arrebujándose para evitar que el frío calase sus huesos. Al despertar en la mañana sentía como su cuerpo, mucho más descansado, sentía la energía y ganas de volver al camino, el que les llevaría de vuelta a Tabledo, su hogar.

El camino de descenso se le hizo más ligero que el de ascenso, el tiempo acompañaba y el éxito de su empresa mantenía el corazón de la curandera llena de júbilo. No sabía si el fraile sería la resolución definitiva para aliviar los males de su señor, pero esperaba fervientemente de que así fuera, al fin y al cabo sabía de alguna manera que don Álvar necesitaba ayuda, y nadie se lo había comunicado antes... "Quizás los ángeles del Señor o el Espíritu Santo le hayan hablado, al fin y al cabo es un hombre de Dios..." Razonaba la mujer mientras su montura continuaba por aquellos lares perdidos en la cántabra cordillera.

La visión del castillo provocaron en la joven Nieus que una sonrisa asomara en su rostro, comentando a Manciego unas palabras que tenía claro iban a suceder:

- Vuestra esposa va a estar deseando veros... - le indica con convicción y es que no había fémina que no deseara el regreso de su amado, estimando que tras la cena le cubriría con el amor de su cuerpo y quizás tuvieran la suerte de concebir a su primer hijo. Solo Dios sabría si con el éxito de su esfuerzo era merecedor de tal bendición.

El propio Don Álvar de Púmar fue al encuentro de los viajeros, pero apenas tuvo tiempo de hacer un saludo formal cuando el señor pidió que el ex judío llevara al fraile a la alcoba de sus hijos, obviamente la prioridad era la que imperaba y Nieus lamentó todo el sufrimiento que aquel hombre padecía, y ojalá el recién llegado mitigase para alegrar los corazones del poblado donde moraban.

- Es un placer haberos servido mi señor... - dijo Nieus encantadora, como ella era, sin hacer más peticiones que un buen tazón de caldo caliente cuando estuvieron en el interior del castillo, y es que ella había hecho de corazón lo que mejor se le daba hacer, ayudar a curar a las personas, si no era con su arte, al menos buscando a quien sí pudiera dar remedio al problema.

Una vez que estuviera repuesta y se lo consintiesen, quería ir a aprender de Fray Pericallo, ¿qué hierbas usaría? ¿Por qué ella no dio con el antídoto para sanar a la familia? Escuchar, observar y aprender, ese sería su lema mientras el fraile continuara viviendo entre ellos, siempre dispuesta a servir a las gentes de la acogedora aldea de Tabledo

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24/07/2019, 00:27
Manciego

Encogime de hombros cuando el fray preguntó mi opinión. No sabía qué decir, por lo que nada dije pues, después de todo lo visto y vivido esa noche, cualquier cosa podía ser posible y que el fray fuera un demonio venido a por nosotros desde el mismo infierno era tan creíble como que en verdad el Altísimo lo hubiera enviado para cuidar de los pobres desgraciados que caían en las redes del tal Cruoris. Allí cada cual había forjado su opinión, unos a favor de los desconocidos y otros en contra, mas discutir parecíame una pérdida de tiempo que no daría fruto alguno y echarse lodo encima unos a otros un gasto de energía inútil. Habíamos vencido al mal una vez, lo que quizás indicara que Dios estaba de nuestro lado y dudaba mucho que el tal fray Perico fuera una nueva encarnación del mal pero, si así lo fuera, podríamos derrotarlo a él también… o por lo menos en ello confiaba.

Y el resto de la noche pasó sin más percances, tal vez debido a la pequeña protección que la cruz del caballero nos había otorgado así como la eucaristía que habíamos podido celebrar, o pudiera ser que en verdad el mal había sido erradicado para siempre pero, fuera lo que fuera, lo que podía decir es que nada sucedió durante el resto de horas de oscuridad y ni Roderigo ni el fray convirtiéronse en demonio alguno, lo que reforzaba la confianza que habían depositado en ellos.

La terrible ventisca, para nuestra fortuna, había cesado y una vez todo recogido una vez hubo amenecido, pudimos emprender viaje de nuevo hacia nuestro hogar. No veía la hora en que pudiera abrazar de nuevo a la mi esposa pues, después de lo acontecido nada me apetecía más que acurrucarme a su lado junto al fuego. Había estado a punto de no volver a verla y eso era algo que dejábame el corazón encogido.

El regreso hicímoslo a buen paso, yo como siempre caminando delante para abrir camino y guiar a los otros, siempre en silencio como era mi costumbre pues el silencio era lo que me había ayudado hasta el momento para conseguir las preciadas piezas de caza. Pero que no hablara no quería decir que no fuera pensando en lo sucedido esa noche y que, a la luz del día, veíase de otra manera aunque fuera igual de terrible. Había varias cuestiones que aún rondábanme por la sesera, como la milagrosa aparición del fray y el hecho de que supiera lo que acontecía a don Álvar y su familia, así como el hombre desnudo que había visto Roderigo o el viajero del que habían estado hablando. Pero por el momento, esas eran cuestiones que tendrían que esperar, si que alguna vez nos enterábamos de la verdad.

Ya casi a las puertas del castillo la joven Nieus dirigióse a mí, como si hubiérame leído la mente de mis pensamientos anteriores pues la referencia a la mi mujer así me dio a entender.

Seguro que no más que yo —contesté, sonriendo agradecido a la muchacha, con total convicción pues, después de lo vivido y padecido era lo que más deseaba en el mundo

El mismo don Álvar en persona salió a recibirnos y presto mandó acompañar a fray Perico, bien a las claras quedó que debían conocerse, a los aposentos de los muchachos seguramente para que los librara del mal que los poseía, mientras nosotros quedábamos a la espera de lo que mandara nuestro señor.

Ha sido duro pues el tiempo no ha acompañado nuestro viaje —comencé a decir, decidiendo no contar nada sobre lo sucedido para no preocupar más al pobre hombre. Si otro quería relatarle nuestras vivencias a mí no me importaba, pero por el momento lo único que quería era volver a casa—. Y espero que las buenas artes del fray ayuden por fin a su familia, mi señor. Pero si no os importuna y si no necesitáis más de mis servicios por el momento, quisiera regresar cuanto antes junto a mi esposa —esperé el permiso de don Álvar para poder retirarme pues, aunque me hubiera gustado tomar algo caliente y refugiarme en el calor del castillo, prefería llegar a casa cuanto antes.

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24/07/2019, 01:11
Fernán de Pitanzos

Tras recorrer a lomos de mi caballo el camino de vuelta, con todos mis compañeros de una pieza, incluido el judío, el fraile y Roderigo, sentí un gran alivio en mi corazón. Después de habernos enfrentado al mismísimo infierno y haber salido victoriosos uno se siente reforzado. Ahora soy más fuerte y más sabio y tengo una fe más pura y sólida, pues estoy seguro que fue Dios quien guió mi brazo para cercenar la cabeza de la criatura, justo cuando pensé que nos había abandonado, apareció con más fuerza que nunca para derrotar al maligno, una vez más. Atrás quedan los momentos de dudas e incertidumbre, hemos de aprender de ellos para no volver a perder la esperanza, nunca más. Atrás quedan las acusaciones erróneas y sospechas desacertadas, pero quien puede culparnos en momentos como ese, pues verosímiles a nuestros ojos si lo eran, y obramos como cualquier buen cristiano hubiera echo. Satanás y sus siervos son poderosos enemigos y confundirnos sembrando la duda en nuestros corazones, es habilidad infame que dominan con soltura. Pobre joven Osván, espero que pueda perdonar, pero sobre todo espero que pueda comprender, que todo lo que en esa maldita ermita hicimos o dijimos, era tanto por su bien como por el nuestro propio. En todo el mundo es bien sabido, incluso por los niños, que los judíos hacen tratos con el demonio y que no puedes fiarte de ninguno con totalidad, aunque halla abrazado al fin la verdadera fe, pues su pasado pesa demasiado. Por suerte o por designio del señor, nadie ha resultado herido, salvo en el orgullo, y todos regresamos sanos y salvos, que es lo verdaderamente importante en historias como esta.

Aliviado al ver los muros de la casa de Don Álbar, al fin, y con el fraile a mi lado me siento lleno de satisfacción. Tras la locura de la noche, ahora lo veo todo más claro y con más optimismo y no tengo duda alguna de que Pericallo es quien dice ser, pues tras besar la cruz, rezó con fervor durante la eucaristía que oficié. Ahora solo deseo que pueda sanar y librar del mal que les asola, a esta buena familia. 

Veo a Don Álbar salir a recibirnos con premura, parece que la salud de los suyos a empeorado y rápidamente ordena llevar al fraile ante ellos. Su mirada esta llena de tristeza y desesperanza por lo que siento una repentina angustia en el pecho, pues le tengo en gran estima y su dolor también lo es mio. Desmonto y estrecho mis manos con las suyas, le miro fijamente y sin decir nada, dejo que la sinceridad de mis ojos hablen en lugar de mi boca. He de partir hacia Calatrava sin demorarme en demasía, ambos lo sabemos y no tengo intención de recordárselo en este momento, me gustaría ver mejora alguna en su familia antes de partir pero no se si dará tiempo. Por todo lo demás, es decir lo ocurrido y visto en la noche prefiero guardar silencio en este instante para no cargar con más peso al pobre Don Álbar, pero antes de marchar debo hablarle y advertirle sobre esa maldita ermita, Cruoris y su bestia.

 

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24/07/2019, 09:56
Emetrio de Ribadena

La noche paso sin percances tras el ritual de Fe, Emetrio acurrucado en su capa y abrazado a su bordón intento mantener un ojo sobre el judío y los desconocidos mientras se mantenía alerta a otras posibles amenazas lo cual pese a que el sueño rondaba le a cada momento ,cuando el joven caía rendido las imágenes del demonio y las pinturas sangrantes aparecianle en su mente y lo hacían despertar de un respingo.
Ya al amanecer bajaron el grupo de vuelta al hogar y fueron bien recibidos por su señor Don Alvar, na mas pisar el suelo seguro del viejo castillo el joven se agacho para besar el suelo humildemente por ya estar sano y salvo.
-No nos de las gracias, mi señor haríamos cualquier cosa por usted y su familia-dijo sinceramente el joven.
En ese momentoviendo marchar al judío junto al fraile la desconfianza que en ellos aun mantenía reavivo con urgencia y agarrando la mano de su señor todo alarmado soltó
- Corra mi señor, vaya con su familia la noche pasada el mal nos acecho en las sombras de la vieja ermita, no confié en nadie -
Dándose cuenta de la confianza tomada al coger de la mano a su señor y de lo tan ridículas que podían parecer las palabras de un simple siervo echose pa tras compungido.
- lo siento mi señor, no quería … deseo poder retirarme si me lo permite- alcanzo a decir , queriendo volver con su madre y contarle lo acaecido, ver el mal de frente seria algo que lo marcaria de por vida y le traería pesadillas muchas noches

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24/07/2019, 19:42
Director

Nieus, Fernán y Emetrio quedaron en el castillo. Por contra, Manciego marchó a la suya casa, a la cabaña que había levantado en algún punto entre el castillo de don Álvar y la aldea de Tabledo, a una media legua de distancia de éste. El caso es que los días pasaron, Fray Pericallo quedó en el castillo durante un tiempo, y su familia logró sobreponerse de los males que azotaban aquella fortaleza. La opinión del fraile no era sino que la casualidad de que madre e hijos enfermaran fuera la culpable; y no aquel misterioso invitado que se esfumó, según contó Emetrio en la ermita. El milagro parecía haberse obrado, fuera tal acción milagro o no. Así lo quiso creer don Álvar, que si bien estaba ahora arropado por su familia, criados y los pocos soldados que tenía, vosotros también le dábais ese apoyo. El noble quiso ofrecer una cuantiosísima suma de dinero al fraile, y más sabiendo que vivía "a cien leguas de altura, por lo menos, y que tal que así lo necesitase"; sin embargo, que el joven clérigo, que había sanado sin ninguna hierba ni otro medicamento a la familia (tan sólo su presencia bastó para hacerlos curar, amén de no separarse de los rosarios, plegarias y otros refranes religioso que les dedicó durante varios días seguidos), rechazó tal recompensa. Por contra, le pidió a don Álvar que tal dinero lo usase para volver a levantar la ermita dedicada a San Xuan de Obijo, que estaban en sus tierras a gran altura, y que sobre sus cimientos la hiciera de nuevo templo venerable, y no quedara así de ruinosa. Evitó hablar de lo que presenció allí y le contásteis (también de lo que él contó), pues a buen seguro  no hacía de momento falta.

Y don Álvar, henchido en gracia ahora, con su familia en pie y completamente recuperada, no dudó en mandar traer piedra desde lejos para subirla hasta allí y hacer derruir la maleza de la ermita para refundarla. Claro que, una sorpresa húbose de encontrar en ella (y no era Cruoris, la bestia o los esgrafiados sangrientos), y nuevos acontecimientos que aún estar por relatar fueron sacados a la luz.

Notas de juego

FIN