Partida Rol por web

Nada. Ni una pizca de aire... ni un aroma, ni una sensación. Nada.

Erika te mira emocionada, en suspense.

Baja la mirada, lentamente, y vuelve a mirar a Erika.

No quiere aparecer... quizás es que le da cosa hacerlo con alguien delante... - cierra los ojos lentamente, y suspira - o quizás es que no es más que mi imaginación y realmente no existe el fantasma de Carl... - mira a Erika y esboza una tímida sonrisa, ¿cómo podía haberse creido lo de Carl? No eran más que imaginaciones suyas.

Erika ahora la mira confundida... e incluso decepcionada.

¿Como va a ser cosa tuya? ¿Lo viste? ¿Hablaste con él? Entonces fue de verdad. Asiente convencida de nuevo.

Niega lentamente con la cabeza.

No... lo más probable es que fuera mi subconsciente... tenía tantas ganas de verlo y de abrazarlo que... seguramente mi imaginación me ha hecho una mala pasada... - se coloca ambas manos a la cabeza, sí... quizás era mejor así, que Carl no fuera más que un producto de su imaginación que jamás le hubiera pedido lo que le pidió... que muriera, para estar juntos... ¿juntos a dónde?

Está apunto de volver a echarse a llorar, pero levanta la mirada, fuerte y sonríe. - Vamos, vayamos a clase o llegaremos tarde... ¡y no quiero saltarme más clases! - sonríe... pero solo ella sabe que es superficialmente.

Se levanta, extendiendo la mano para ayudar a levantarse a Erika.

Sí... será mejor así.

Erika frunce el ceño ligeramente y toma la mano de Natasha.

Vale, vamos a clase. Pero no se pone a caminar... tira de Natasha un momento para que la mire, sigue con el ceño fruncido. Pero luego hablamos de eso otra vez.

Luego echa a correr, arrastrando a Natasha de la mano y sin importarle que estén en una biblioteca.

Ahora... ¡a claseeeeeeeeee!

El efecto del olor se empieza a disipar sobre mi mente y empiezo a retomar compostura lentamente.

No, no nos hemos visto antes, al parecer eres nuevo...

Un Honor Yard. Mi nombre es Sydney Lohan
hago un pequeño gesto de reverencia con la mano e inclinando ligeramente la espada...

Miro en dirección de donde provienen las voces y levanto una mano señalando el lugar...

Ya tendremos oportunidad de presentarnos de mejor manera, vallamos a ver que sucede aquí.

Sólo escuchais como unos zapatos de charol chocan contra el suelo rápidamente, alejándose, seguidos de unos altos tacones.

Sigo el ruido de esos zapatos de charol, intentado encontrarme con la mujer.

Yard ha desaparecido. No hay nadie en la biblioteca.

Al asomarme me doy cuenta que ya no había nadie...

Yard, parece que no hay nadie...

Doy media vuelta, mientras le hablo en voz baja.

Ah?... ya no esta?

Me quedo sorprendido al no ver a nadie, ni escuchar ruido alguno, pensativo dirijo mi atención sobre los libreros y estantes... lentamente me dirijo hacia una de las mesas de lectura, desilusionado al llevarme la sorpresa que aun no puedo llevar como se debe la estadía en la academia.

ufff
suelto un pequeño suspiro

me siento frente a una mesa y recuesto mi cabeza sobre mis brazos tratando de buscar un pequeño descanso alejado de la luz del sol.

Un pequeño descanso y el silencio de la biblioteca, tal vez me alejen un poco de la realidad...

La biblioteca está en calma. En una de las mesas puedes ver a Sydney con la cabeza en sus brazos que están en la mesa, parece que duerme.

Sonríe al verle. Se sienta delante suyo con mucho cuidado de no hacer ruido y se sienta. Abre su libreta y suavemente se dispone a dibujar, deslizando el lápiz sobre el papel sin hacer ruido. No quería molestarle, almenos ella ya había dormido un rato.

Aun soy muy joven que debo de hacer??, espera no te vallas, aun no me has dicho que paso...

jadeo suavemente...
parece que a pesar de mi condición en que me encuentro, aun tengo algún sueño o algo parecido.

Al pasar los minutos abruptamente empiezo a dar movimientos bruscos sobre la mesa como si estuviera pasando por una pesadilla.

...

Syd... Le miró preocupada. Se levantó y se situó a su lado. Le acarició suavemente la espalda.
Shh...No pasa nada Syd...  Le susurró intentando calmarle.

Abro los ojos lentamente...

Todo esta tan borroso

Afligido después del sueño, giro la cabeza lentamente, el dolor era tan intenso que nublaba la vista.

Alice eres tu?...
pregunto ansioso

Sí, soy yo. Creo que no estas bien...deberías descansar, Syd Le sonrió con cariño y le acarició con sumo cuidado el pelo, que tenía liso y sedoso, seguro porque cuidaba de él. ¿Quieres que te acompañe?

Me le quede viendo a Alice acariciar mis cabellos.

Bah, mi peinado ya es lo de menos... hace mucho que nadie me acariciaba la cabeza. Que tiempos aquellos...

Gracias, Alice...

al decir eso trate de obsequiarle la sonrisa mas dulce que halla hecho en muchos años.

...

No, creo que ya e descansado lo suficiente
coloco un dedo bajo la mejilla y levanto la mirada pensativo...

Aun tengo que esperar al Señor Knight, quería que le ayudara en algo hasta ahora no tengo idea de lo que pudiera ser, espero que no haya olvidado de nuestra reunión.

Baje la mirada sobre Alice...

Gustas acompañarme un momento y charlar un poco?

Le sonrió complaciente.

Claro, ¿porqué no? Se acomodó a su lado. Prefirió no preguntar nada al respecto al sueño y se limitó a mirar al techo unos instantes. Hum...¿De qué quieres charlar?

Que tal si me cuentas un poco de tu historia y de como te convertiste en un vampiro.

me cruzo de brazos sobre la mesa y me le quedo viendo...

Claro, que si te molesta podríamos hablar de otra cosa.

Pero e tenido muy pocas charlas con vampiros tan sociables como tu... casi siempre uno termina como una botella de vino de donde otro puede servirse a sus anchas...
En fin, nunca me e sentido tan bien hablando con otros iguales desde que llegue aquí.

Alice sonrió al saber que Syd se sentía agusto.

¿Yo? Pues...toda mi vida y muerte he estado aquí en Londres. Nací en... Abre la libreta que siempre lleva acuestas, hojea las primeras páginas ...en 1578. Sonrió Tengo unos 403, pero creo que me conservo suficientemente bien Sacó la lengua divertida y volvió a mirar la libreta negra. Entonces aún estábamos en el medievo. Soy hija de nobles, y tube una vida cómoda. Pero lo que más quería era liberarme de todas las obligaciones que comportaba mi situación.

En 1595, en una fiesta de coronación en Westminster, me enamoré del duque de Chainy. Esa noche, en el baile, nos citamos en el jardín. Pero al llegar... Su mirada se vacía unos instantes pero vuelve a sonreír...en su lugar me encontré con la libertad, con mi nueva vida.

Desde entonces he vivido toda la historia de Londres, disfrutando, siendo libre, gozando de la belleza de la noche y alimentándome a mi paso. Se encogió de hombros, cerró la libreta y le sonrió. ¿Y tu? ¿Cuál es tu historia?