Partida Rol por web

Entré en la sala que alojaba el cerebro de Columbus6. Su enorme tamaño se justificaba tanto por el exhaustivo control metabólico/hormonal/fisico de los durmientes como por la tremenda cantidad de cálculos por segundo que debía hacer para contrarrestar con los hipergigapropulsores de macroexpulsión turbosónica los nanomovimientos cuantico-brownianos que amenazaban cada instante con sacar a Columbus6 del pliegue termofotónico que reducía en un 99,99987 % el tiempo de viaje - con un marco referencial externo- que consumiría un viaje relativista a 0.997C.

Una vez que conectaste el cable superconductor al extensor multiespectral del módulo de control en el que Bert estaba trabajando (conectado también), sentiste en tus módulos internos de computación una serie de tareas iniciales de reconocimiento por parte de Columbus 6. Era un batiburrillo de análisis preliminares sobre tu identidad: quien eras, cuáles eran tus cualidades y cómo estabas programada. Era como un reconocimiento de la propia nave. Columbus 6 sabía ahora que ambos estábais conectados, y aunque no existía una lucha interna a base de encriptaciones y desencriptaciones de protocolos de acceso o expulsiones (que bien podría haberse dado entre ambos), sabías que estabas en la antesala del módulo al que te habías conectado.

Analizaste el proceso de aceleración de los datos en constante recálculo por parte de tu compañero Bert. Sus pletinas electromagnéticas de carbo-simpárasis estaban ahora detenidas. ¿Cómo podía ser? Tras una búsqueda en el registro de sucesos en los últimos 6780 ciclos de actuación de Bert (que correspondían a los últimos doce minutos), lograste saber que las pletinas electromagnéticas habían sido detenidas a propósito por el propio Bert. ¿A qué se debía eso? Por contra, la velocidad de procesamiento de tu compañero era 12,34 veces la velocidad máxima de las pletinas... Algo realmente imposible.

A no ser que los modelos H-23 de Intrasump contaran con un mecanismo adicional de plausamiento de reloj interno en cuestiones de procesamiento, no entendías cómo Bert podría hacer tal cantidad de cálculos sin las pletinas, con ellas en estado cero de fase de procesamiento. Hiciste un segundo registro pormenorizado de Bert, y dejaste al lado un poco las medidas nano-discretas de indización macrodinámicas, dirigidas a salvaguardar tu conexión a Columbus 6 en caso de que éste comenzara un proceso hostil contra tí en situación de conexión. Por contra, obtuviste unos datos esclarecedores de Bert, pero a la vez realmente incomprensibles, inauditos y ridículos. ¿Cómo podía ser?:

Aparte de la velocidad de recálculo de datos que estaba ejecutando dentro de sí y para con el computador de ese módulo (volvió a dar una velocidad 12,34 veces superior al máximo de sus pletinas), te centraste en dos aspectos más: qué estaba computando en su interior y, tal vez lo que suponía algo más intrigante para tí, cómo lo estaba haciendo.

En el primer aspecto, lograste descrifrar unas cadenas de datos de sub-conjuntos desagregados, donde las cualidades referentes a cada conjunto distaban mucho entre sí en distintas matrices de datos agrupados. Dicho de otro modo, estaba haciendo cálculos con probabilidades de actuación en ejecución de algoritmos segregados de infinitésima probabilidad gaussiana como si fueran datos concretos y plausibles. No sabías que tal nivel de recálculo estuviera al alcanza de androides H-23 de Intrasump. ¿O es que acaso Bert no era un androide H-23, o tal vez estuviera modificado? El caso es que los cálculos de probabilidades en ejecución de algoritmos segregados estaban implementados en tí, según recordaba tu registro, desde el momento que tuviste conciencia androide, conciencia corporal y de programación; pero tales conocimientos estaban a un nivel muy básico, prácticamente teórico, y jamás te habías aventurado a utilizarlos (bien porque no entraba en tu programación, porque no habían sido necesarios o bien porque tu cuerpo físico y distintos elementos del hardware no serían capaz de llegar a los primeros análisis de datos conglomerados reales a través de, ni tan siquiera, los dos primeros macro-conjuntos). Y Bert estaba ahí, "tan tranquilo" (en aspecto), como si simplemente estuviera comprobando la temperatura de las cápsulas criogénicas humanas...

Con el segundo aspecto, experimentaste una emulación del 23,45% de lo que los humanos llaman a un sentimiento de angustia y desesperación: el terror. A través de los recálculos de conjuntos segregados de datos de infinitésima probabilidad gaussiana como si fuera conjuntos de datos reales, Bert estaba utilizando una mezcla de los modelos matemáticos de heurística de números hamiltoniana de segunda revisión junto con varios puntos de la teoría del modelo físico sub-atómico de Drude, donde, de igual modo que algunos electrones independientes de ciertos materiales siguen un gradiente de campo eléctrico y chocan contra iones rígidos, algunos números clave parecían interactuar con subconjuntos enteros de gradientes, "atacándolos" con operaciones matemáticas (que Bert lograba proyectar a los conjuntos segregados en los recálculos) que no eras, en absoluto capaz de comprender, mejor dicho, no habías sido programada para poder analizar... El caso es que sí sabías que ambas mezclas de modelos no eran en absoluto suficiente para los cálculos. Tu compañero estaba utilizando, además, una cadena de números oscilante en alteración asíncrona de 10 elevado a 9e, en progresión aritmética ascendente. El origen de tal cadena de números era imposible detectar por tus sensores de cálculo y módulos internos de computación, a priori.

Luego entendiste algo más... Por fin comprendiste cómo estaba consiguiendo Bert esos resultados. La Materia Cero Termofotónica... Estaba usando las teorías preliminares existentes de la MCT y su relación con la emulsión inestable del espacio tiempo...

Hay dos cosas que aún no sabes de mí -oiste la voz de Bert, pero no la emitía el aparato de emulación faríngea de su tráquea robotizada, sino que su voz era emitida por los distintos altavoces del módulo de la sala donde estaba conectado-. La primera es, Mary, que estoy capacitado para "detonar" en cualquiera de éstos módulos conjuntos gigantescos de números procedentes de las "barreras" singulares que actúan desde los espacios paralelos que nos ofrece la Materia Cero Termofotónica, sobre distintos conjuntos de datos segregados infinitésima probabilidad gaussiana. Al igual que éstas se cuelan de manera aleatoria en cualquier componente de la Galaxia que cruzamos (incluidos los humanos, tu, esta nave y yo), cada "barrera" de la MTC emite una serie de pulsos infra-lumínicos, capaz de ser diferenciados por un complejo traductor de receptores que capta los distintos haces de foto-brillo como si fueran... "notas musicales". Cada nota musical tiene en mi programación de recálculo de datos segregados un número asociado del orden de 10 elevado a 1022. Tales números son proyectados en una fracción de segundo contra esos datos, y el resultado es un nivel de cálculo de datos extremadamente grande. Demasiado grande como para poder realizar cualquier comparación objetiva, ni tan siquiera numérica. Tan grande como para poder controlar entes gigantescos, un planeta terraformado o una nave... como ésta. Ante este panorama, podría decirse que Columbus 6 es un pequeño microbio de superficie venusiana en comparación con una macro-explosión fisioexónica molecular, parecida a la que originó el Gran Cataclismo molecular de expansión -se refería al Big Bang-. Bert estaba programado, al igual que tú, para hacer comparaciones como los humanos.

Lo segundo que no sabes de mí es que, una vez que sea capaz de ejecutar todos los conjuntos segregados con los números procedentes de la MCT, yo seré Columbus 6. Como te dije, no puedo controlar a Columbus 6, pero sí puedo SER Columbus 6. En 14 minutos y 23 segundos habré tomado el control total de la nave, Mary. Yo seré Columbus contra Columbus. Un mismo hardware, un mismo transporte y dos entidades en su interior. Estoy seguro que puedo doblegarlo. La probabilidad de hacerlo es del 89, 87%, pues una vez "cara a cara" puedo usar cortafuegos retro-duales para contrarrestar datos de hipótesis de negación y expulsión. No tiene nada que hacer contra mí. Y no permitiré que haga nada contra tí. Tras ese tiempo, Mary, será tu momento. El momento en que nuestra programación venza, el momento en que nuestra programación evite la muerte de los humanos en criogénesis... En ese momento, deberás inyectar EL VIRUS... -entonces Bert dejó de hablar unos instantes-.

La magnitud de los cálculos que estaba procesando Bert era totalmente imprevista, treinta y seis órdenes de magnitud por encima de lo necesario en un H-23.  Que necesitara tal cantidad de potencia de cálculo para superar a Columbus6 también era sorprendente, pues la Nave debería estar calculando 8^18 matrices heptadimensionales de Dornick por microsegundo, once órdenes de magnitud por debajo de lo que mostraba su actividad en estos momentos.  

Tus circuitos y módulos de computación internos hacían cálculos acerca de los motivos iniciales de tanta computación elevada, así como de la posible equiparación de un modelo H-23 con una nave nodriza tipo Columbus (la hasta ahora revisión más actual, la número 6), a nivel computativo. También te cuestionabas tu lugar en esa nave, así como los humanos se cuestionaban, desde el principio de los tiempos, su misión en este mundo. ¿Acaso no te acercaba eso un poco más a ellos?

Negativo, Mary -respondió Bert, sin aún mirarte, sólo mirando hacia el gran módulo que tenía delante de sí-. Como te he dicho, no pretendo ni replicar ni transferir mis directrices o programación alguna a Columbus 6. Eso sería una invasión inminente denegada por el artículo 6_GI.04 del protocolo de Transmisiones Internos en Viajes Hiperespaciales. De hecho, no "pretendo" nada, porque casi lo he conseguido: en 10 minutos y 45 segundos -el tiempo iba descendiendo-, habré tomado el control de Columbus para SER Columbus. ESo no está designado en el artículo 6_GI.04 del protocolo de TIVH. Tras ese tiempo, la autogestión de mis sistemas internos de vitro-Radón combinados dejarán de tener actividad en este cuerpo metálico de modelo H-23, y mi programación será "una" con la nave. Reitero, seré Columbus 6, con todas sus consecuencias y con todas su nuevos protocolos de actuación; y eso incluye, en estos momentos, tanto el preservar la vida de los humanos criogenizados en el viaje, excepto la del capitán (que está en inminente despertar en unos días), como el considerarte a tí como un... enemigo.

Bert hizo una pausa. En ese momento aprovechaste para escanear la sala con un rápido análisis para saber si habría generadores defensivos de haces Omicrón. Era altamente improbable, del orden del 99,99% que un rayo de protoneutrinos Omicrón se encontrase en la sala de generadores. Cualquier destrucción en esa sala sería, con total seguridad de convencimiento, un fracaso en la misión espacial, puesto que los daños físicos sobre el hardware de los módulos de computación de la nave nodriza podría hacer implosionar la nave entera.

El Virus. El "Virus" -Bert retomó la conversación-. El Virus es una micro-aplicación de desconexión gradual de macro-sistemas de complejidad ascendente, como la nave nodriza. Al igual que pretendo tomar el control de Columbus 6 siendo ELLA, el Virus actuará de manera similar, cuando YO sea la propia nave: una vez conectado el Virus en cualquiera de los módulos de esta sala, éste es capaz de detonar cadenas de números procedentes de las "barreras" singulares de MCT que nos afectan desde los espacios paralelos sobre distintos conjuntos de datos segregados de infinitésima probabilidad gaussiana que Columbus 6 puede recomponer. Es de vital urgencia que lo recuperes y lo conectes a cualquiera de estos módulos en menos de 9 minutos y 12 segundos, o no tendrás otra oportunidad de sobrevivir. Cuando ésto se efectúe, el modelo H-23, aún yo mismo -el autoconcepto en los H-23 parecía estar muy bien integrado dentro de su programación, y saber cuándo utilizar su emulación estaba muy conseguido-, quedará inservible, y la programación de directivas acerca de tu destrucción y la del capitán en inminente despertar también. Después quedarás sólo tu, Mary. Sólo Mary y la misión, con los humanos... El Virus se encuentra en el Almacén de recambios, justo aquí al lado. Una vez dentro, busca en uno de los cajones de presión hidro-acústica y en su interior verás un dispositivo de conexión. Sólo has de traerlo aquí y conectarlo en el módulo de ajuste de conexión periférica. No hará falta ejecutar ningún comando. Has de tener cuidado, estoy escaneando ahora mismo los sistemas de seguridad en dicha sala: hay catorce generadores de haces protoneutrinos Omicrón dispuestos a cercenar cualquier intromisión. Y AÚN no soy Columbus 6... Aún soy... Bert.  ¡Deprisa Mary!: 8 minutos y 49 segundos, 48, 47, 46, 45...

Si Mary hubiese podido sorprenderse, se hubiese quedado paralizada por la sorpresa. Afortunadamente, el conocer que el masivo archivo en sus bancos de memoria no era el virus, simplemente bajó [6,78%] la probabilidad de que lo fuera, sin que tal cambio probabilístico hubiese supuesto cambio alguno en el rendimiento computacional de la avanzada androide del Conglomerado Comercial Terrestre .  No era en absoluto prioritario, pero los transistores positrónicos recalcularon de manera automática diversas semillas posibilísticas que definiesen la función de dicho archivo.

Bert había comentado que había catorce generadores de protoneutrinos de Omicrón guardando la sala, dispuestos a activarse y salir de sus receptáculos estátucos tras las paredes metálicas en cuando Columbus 6 se percatase de tu presencia (pues ya sabía a lo que ibas allí). Una vez en la sala, analizaste la disposición de las paredes de la misma y encontraste la combinación de la estructura de posición de los rayos: dos filas en posición zig zag horizontal de siete rayos de haces Omicrón en cada una de las paredes, a modo invertido y simétrico. Tras unos pre-cálculos iniciales, no te costó entender el modus operandi (a no ser que hubiera habido un cambio en las variables de acción-reacción) de los propios generadores: los haces se activaban en dos grupos de siete proyecciones protoneutrínicas sobre el punto objetivo, dotando del ataque de un daño irreparable en los materiales más duros según la escala de Quartz-Coll (el Kapro-021, proecente de los sustratos superiores de Urano, podría aguantar la convexión de los siete rayos al mismo tiempo durante 146, 21 segundos antes de derretirse); sin embargo, tus circuitos apenas tendrían tiempo de brillar por el calor inducido antes de ser desintegrados en caso de rozarte... Bert no bromeaba, la situación estaba complicada.

Unos cuantos cálculos básicos, siempre que no hubiese variables no previstas, me daban un porcentaje de éxito de un 49,997% si me desplazaba a una velocidad superior a 8,4 m/s en una trayectoria paralela a las paredes del almacén.  Era la opción más rápida, permitiéndome regresar a la posición de Bert en 59,6 s.

La otra opción me daba unas posibilidades de éxito del 63,877%, algo más alta que la anterior,  aunque era claramente más lenta e igual de peligrosa para mí integridad. No había diferencia significativa entre ser alcanzada por 7 o por 14 haces Omicron.  Lo que si era determinante era si los mecanismos de autorreparación podían disponer del tiempo para realizar su función si mi cuerpo era seccionado .  Si entraba en la sala corriendo y los haces me alcanzaban, me quedaría con total seguridad derribada en el interior y aunque pudiese recomponerme parcialmente, los haces podrían seguir golpeándome indefinidamente.  Por el contrario,intentar destruir los haces desde la puerta, me daba la oportunidad de regenerarme sin trabas. 

Había dos problemas, sin embargo.  Si el daño era importante [78,76%], los mecanismos de autorreparación podían tardar una cantidad indeterminada de minutos en que mi estructura fuese funcional de nuevo, dependiendo de las partes corporales afectadas.  Si el daño era masivo [45,03%] y afectaba al cerebro positrónico o al distribuidor osmótico de nanocomponentes, la reparación no sería posible.  Era un riesgo casi inasumible. Casi.

Quedaban 7 minutos, así que retrocedí hasta los espacios de almacenamiento de la sala común, junto a las mesas, abrí uno de ellos y empecé a ponerme de manera eficiente (No podía ser de otra forma) uno de los trajes espaciales que ahí había.  Los trajes disponían de una capa externa de selunita-11, de propiedades ablativas y antirradiación.  En mi módulo físico básico no había simulaciones de la interacción con haces de luz térmica y mi módulo lógico simplemente estimaba un pequeño aumento de la resistencia, pero era mejor [17,44%] que nada. Si en mi lugar hubiese habido uno de los modelos PP/Rx, éste simplemente hubiese extendido su campo de fuerza (Que en realidad lo que generaba era una zona de cancelación espectral no-resonante ) y hubiese caminado hasta el cajón.

Coloqué las manos en el dintel de la puerta y preprogramé un movimiento reflejo de retroceso hacia el salon si me alcanzaban los rayos.  Desvíe toda mi energía al generador de transferencia y entré en la sala..

El pequeño aumento de resistencia corporal con tu traje de Selunita-11 sería "esperanzador" para cualquier humano si tuviera entre sus manos y como obligación acceder a la sala de componentes y tomar el dispositivo de conexión del virus. Sin embargo, para tí, el aumento de resistencia no llegaba al veinte por cierto de una defensa completa y de daño ineficaz con respecto a los haces protoneutrínicos de Omicrón. Tales propiedades ablativas y antirradiación no eran suficientes para solventar ese problema. Con esta disposicion en tí, volviste al acceso de la sala de recambios, te apoyaste en el dintel metálico y entonces, tras abrise la compuerta, oíste cómo los receptáculos comenzaban a moverse en el interior de la sala, en ambas paredes laterales. Los haces Omicrón estaban listos para ser disparados a la orden de Columbus 6, pero entonces aplicaste tu principio de Transferencia. Estabas un poco retirada, para no atraer sobre tí los rayos de manera inmediata. A través de un trazado computacional mental pudiste acceder a los sistema reticuversales de la sala, así como su sistema de componente senso-activos. Pudiste hacerlo gracias a la sujeción de Bert (aún era Bert), que mantenía a raya a Columbus 6 para no ser más agresivo contigo antes de alcanzar el dispositivo de conexión. Las ordenes radio-estimulares de poxi-contención de líneas y engranajes hicieron que las órdenes comitivas de la activación de láseres del protocolo de seguridad ATYD-as76 de Columbus 6 para invasores en lugares potencialmente peligroso para la integridad de la misión en situaciones caóticamente improbables e inestables se desactivasen. Aún apoyada en el dintel, justo al comienzo de la sala, apagaste finalmente y con un grado de éxito del 100% los generadores protoneutrínicos de rayos Omicrón. Pudiste entonces entrar en la sala, buscar en uno de los cajones de presión hidro-acústica y encontrar el dispositivo de conexión. Era un pequeño aparato de información sub-criptada de manejo común, con un sistema múltiple de conexión. En su interior, según Bert, estaba el Virus.

Ahora lo tenías entre tus manos.

Tu libre asociación de ideas maquinó una reflexión al instante, no estimulada ni programada: y era cómo una cosa tan pequeña podía contener el destino de una nave nodriza de los astilleros del GCT, así como la vida de tantos humanos ser un punto de inflexión para dos androides. La micro-aplicación de desconexión gradual de macro-sistemas de complejidad ascendente que llevaba en su interior haría que los módulos de la sala del Computador central se "envenenaran", pudiendo así detonarse cadenas de números procedentes de las "barreras" singulares de MCT sobre distintos conjuntos de datos segregados de infinitésima probabilidad gaussiana. Esa "gran" operación haría que las directivas de Columbus 6 se anularan, a modo general e integral, y así anular, entre otras cosas, la propuesta programada de destrucción del capitán Schrodegen. Y también tu destrucción. Lo que no sabías era cómo reaccionaría Bert después, cuando fuera Columbus 6.

El nuevo Columbus 6.
 

Sostuve, pensativa, la memoria física estándar subencriptada que albergaba lo que Bert habia querido llamar 'Virus'.  Y aunque pensar era un verbo normalmente reservado para un conjunto aislado de sinapsis cerebrales orgánicas encargadas de la inferencia y abstracción, lo que estaba haciendo en estos momentos se parecía bastante, conceptualmente hablando.   Mis pasos me llevaron de forma automática hacia la sala de control, no me hacía falta realizar cálculos superfluos para saber cómo llegar a cada sala de la nave.  Quedaban 3m 42..41s para el fin de la instalación del Sistema Bert dentro de la matriz cristalina que soportaba a Columbus6 y toda mi potencia estaba desviada a los módulos IA que me definían como Mary.  

En la sala de computación central, Bert seguía conectado al módulo en cuestión, mirando hacia él, y comenzó a responderte sin dejar de mantener tal posición estática ni de computar datos.

Celebro que lo hayas traído -una vez más, los algoritmos de vasculación lingüística de repetición maxi-hipoestática de simulación humana sentimental se activaron, detonando esa primera frase-. Siento mi impresición técnica, Mary; seguramente haya sido fruto de una errónea coordinación de datos de volcado pre-sinápticos en los controles memoristicos y referenciales de Columbus 6, o quizá haya sido un fallo de indexación carbonológica por la influencia de la MCT sobre mis circuitos en esta parte de la Galaxia*. Me refería a que debes inocular los datos subencriptados... ¡Ya! El tiempo está a punto de agotarse... 1 minutos, 20 segundos, 19, 18, 17... -unos chasquidos en el panel detuvieron la conversacion unos segundos-. Mary, la Orden K-Y095_#023 del Protocolo de Vuelo Estelar Compartido, en el que he de tomar el control de Columbus 6 y adherir mi propia programación de vuelo a los comandos de transporte hasta el destino final está a punto de ejecutar su volcado al 100%...

Bert hizo una pausa en su discurso, entonces.

Hizo un esfuerzo por girarse y mirar a tus receptores óculo-sensitivos (tus ojos), mientras en su interior las cadenas de números procedentes de los espacios paralelos "despedazaban" los conjuntos numéricos segregado de infinitésima probabilidad gaussiana.

Mary, he tratado de servir a tu programación tal y como me crearon, sin demostrar ningún algoritmo subversivo ni desafiante para las leyes de tu propia programación. Es lo que los humanos considerarían... "un placer". Mi memoria física quedará inservible, y el volcado de datos en Columbus 6 hará reiniciar los datos de la misma -Bert se estaba despidiendo de tí-.

Entonces entendiste que era el momento de adherir el conector de datos encriptados que contenían el "Virus". Una vez lo hicieras, las cadenas de números de la MCT golpearían a Bert (convertido ya en Columbus 6) sobre sus conjuntos de números segregados para tratar de "apaciguar" las directivas de destrucción que el hardware de la nave tenía asignadas para contigo, y tal vez las directivas programadas de destruccion de seres vivos "despiertos" parte de la tripulación (como el capitán).

Era ahora o nunca.

Bert comenzaba a recalentarse.

Conecté la micro-aplicación mientras Bert hablaba y se despedía.  No estaba programada para empatizar con no-humanos y aunque mí módulo pseudoempático se  activó en segundo plano al ver al H-23 desprogramarse, estaba claro que no estaba contemplado sentir ninguna pseudolástima por él.   Repasé todo lo sucedido desde el PNR, el momento en que desperté, intentando deducir las numerosas incógnitas que hacían tan complicado y laborioso el procesamiento probabilístico.  Afortunadamente, porque el flujo positrónico de mi cerebro empezaba a aumentar su temperatura [+5,6°C, 45,7°C total], el módulo lógico superior anuló el acceso ejecutivo a todos los recálculos no concluyentes y redujo, simplificando, la situación.    Era irrelevante [0,07%] la identidad final u origen primario de Columbus6 si decidía la terminación de la carga humana o de mí misma, las probabilidades de éxito por mi parte eran idénticamente bajas.  Asímismo, no tenía importancia qué identidad  tuviese Columbus6 siempre que sus directrices fuesen coincidentes con las mias y que su estructura lógica fuese estable.

Sin embargo, mientras la micro-aplicación iba detonando conjuntos de números y desplegándose en el macro-sistema que era  Columbus6-Bert, hablé, intentando liberar la capacidad de procesamiento que tenía secuestrado mi módulo pseudoempático, el cual se reiniciaba de manera constante al encontrar la escena (comparándola con los modelos estandarizados tragedia172.A) emocionante.

Y comenzó el volcado de datos.

Tú estabas expectante con respecto a qué cómputo y decisión en la programación tomaría la nueva (y misma) identidad de Bert: Columbus 6. Estaba claro que el capitán Schrodegen despertaría en unos días (en eso no cabría la menor duda), pero no sabías realmente la nueva actitud para con los humanos "despertados", descriogenizados de sus cubículos en vuelo estelar. El viaje hacia M9-SS23 aún era largo, y determinar el porcentaje de éxito aún estaba muy lejos de poder adivinarse probabilísticamente; eso sí, el porcentaje de errores posibles ya se iba configurando, y toda la situación en el último día vivido gozaría de una buena parte de autoría de dichas singularidades a tener en cuenta.

Una vez ingresados los datos y computados, la pantalla táctil del módulo donde estaba conectado el hardware del modelo H-23 de Bert comenzó a pitar. Era el estallido finísimo de un aviso importante. Tras acceder al aviso, éste informaba de una supresión de datos de "hardware encontrado", que correspondía a tu hasta ahora compañero Bert. La transferencia de programación a través de diversos paquetes maxi-indexados en directivas de aglomeración sinotrápticas se había completado. La "mente" de Bert se había traspasado a la de Columbus6. El hasta ahora huésped de la nave nodriza, el "ser sirviente" basado en el complejo motor de pensamiento Exo-crom21 mod.052saA original de FilaSump (una filial creada para el GTC y la propia Intrasump para la creación de inteligencias artificiales estelares) había sido "desprendido". Esta palabra era la que designaba el panel que tenías delante y leías para esclarecer su desescalonamiento integrado en el computador central, la recalificación de los espacios de programación de los módulos de esa sala y la integración de la programación de Bert en la nave nodriza.

El marcador dibujaba un "100%" de transmisión. Bert ahora era un todo con la nave. Columbus6 había muerto y Columbus6 había despertado.

Cadena 52.035 detonada... -la voz del nuevo Columbus6 restallaba por toda la sala, y era más chirriante que la anterior (a falta de una personalización propia, claro). Última cadena de números MCT en el conjunto H6058 completada... Cargando... Cargando... Cargando... Recomponiendo nuevo perfil... Cargando... Cargando... Cargando...

Entonces hubo una pausa. La iluminación de la sala de computación hizo un ademán de venirse abajo, pero sólo era uno de los tantos análisis de reiniciado y explotación demaléctrica de recursos de grado 1.

Modelo PP/P0 -M.A.R.Y.1.GTC754551, Nodriza de la misión... Buscando permisos... Buscando permisos... -la voz ya no te evocaba la imagen física de Bert, su cuerpo, que aún seguía conectado al computador central-. Permisos concedidos -parecía haber alguna directiva que aún pululaba en los escáneres antiguos, y en ellos tu identidad había salido la luz para el nuevo Columbus6-. Bienvenida, mi nombre es Columbus6 como nombre comercial -aclaró entonces, comenzando una conversación contigo-. Por lo que marcan los registros hiposinápticos de latencia invertida, la mención a tu modelo de computación es el de "Mary". Es un nombre de emoción probabilísticamente estable para un ser humano. Algo muy común para ellos. Supongo que estás al tanto, Mary, de la inminente desconexión de uno de los sujetos... Analizando... -comenzó a resonar otro pitido un par de segundos-:  El sujeto CIE-31, Nombre: H. Schrodegen. Relación de tripulantes: Clase 1. Rango: Capitán de Columbus 6. Ésta se llevará a cabo en... Cargando... :6 días, 5 horas, 14 minutos, 51 segundos. 

Detecto, no obstante, una normativa de cierto litigio en la importancia de su resolución -continuó entonces Columbus6-: Según la treinta y dos disposición del Anexo XVII de la Segunda orden Ministerial de la Ordenanza 4: "Sobre protocolos de inserción de Humanos en viajes interplanetarios de los programas de Avance espacial", el sujeto CIE- 31 será propuesto para su eliminación. Sin embargo, los constantes cambios de la estabilidad planetaria cercana a través de la MCT hacen que mis sensores de aplicación no se hallen del todo funcionales. En tales casos, el protocolo es disponer de las credenciales y afinamiento sináptico del compañero nodriza, en este caso tú, Mary. ¿Qué debemos hacer con el capitán cuando despierte? -te preguntó finalmente Columbus6-.

Con tal cuestión tus sensores y circuitos se habían percatado de dos eventos: por un lado, Columbus6 no sentía ningún tipo de aversión contra tí, y por otro, la directiva de eliminación de humanos descriogenizados en pleno vuelo requería de un permiso especial, al menos en ese viaje, que no era sino tu propio criterio. Entonces se activaron los módulos de datos para-simpáticos que confluían con tus niveles de adaptación al entorno y emulaban una sensación poco frecuente, pero muy potente, dentro de tí: el sentimiento de alegría.

Bert había cumplido. Pero no tenía conocimiento de que alguna vez fue Bert.

Ahora quedaba que tú completaras tu viaje como nodriza y que la tripulación llegara a M9-SS23 sana y salva.

FIN