Partida Rol por web

Leinad alarmado intentaba discernir la voz: ¿Era real? ¿Era alguien conocido? ¿ Lo había soñado o sus oídos habían sido capaces de descubrir esa información? Con un aspaviento de pánico se despertó e intentó recuperar el equilibrio por el impacto sufrido.

- Pero que co... Llegó a espetar, apretando los dientes e intentando no caerse de donde estaba apoyado. Miró en todas direcciones, intentando descubrir que había sucedido.

Se puso en pie y recogió todo lo que portaba, dispuesto a ir a buscar a Milla.

Sales de la enfermería y el celador sólo te dedica una leve mirada. Al caminar por el pasillo, desandando tu camino, escuchas la conversación de dos hombres.

Te lo digo enserio. Tenías que haber visto al capitán con ese tipo. Me daba miedo hasta a mi. Que hijo de puta, le miraba como un loco y... aún se me revuelven las tripas cuando le recuerdo arrancándole las uñas de las manos a aquel tipo... y el muy cabrón parecía disfrutar con ello.

[color=#560000]Joder, cómo me alegro de no estar en tu turno anoche... aunque a mi me tocó encontrar a los cocineros y camareros congelados y ayudar a sacarlos de allí... Aunque sin duda es peor lo tuyo. Y el capitán... cada día da más miedo... Bueno, nos vemos.. voy a dormir un rato.[/color]

Yo voy a intentarlo, aunque no se si lo que vi anoche me dejará descansar tranquilo...

Escuchaste como un par de puertas se cerraban y al mirar en el pasillo no viste a nadie.
 

- Han de ser los guardias y vigilantes. De todas maneras, ... sabía que el capitán torturaría la tipo hasta la saciedad. - Que suerte he tenido al no ver aquello, pero tengo que hablar con Milla. Por lo menos disculparme por el chichonazo y ver como está. Dejó que sus pasos vagaran sin rumbo predeterminado, pero en principio no quería alejarse demasiado de la enfermería.

La base ha despertado y la mayoría de sus pobladores están trabajando en sus puestos, unos pocos están en su tiempo de descanso, durmiendo. En la zona de los dormitorios no te encuentras con nadie más en los pasillos. Se respira calma y paz a cada paso que das.

Regreso a la enfermería y estoy allí hasta que un médico me diga algo o vea a Milla.

Cuando llegas, el doctor está junto a Scott. La puerta de acceso a la sala bloqueada y el celador está a su lado. El médico está oscultando al paciente, comprobando la tensión y demás. Cuando te ve pegado al cristal le dice algo al celador y este cierra las cortinas para que no veas lo que hacen mientras te mira encogiéndose de hombros.

Esperó. Quería ver si le decían algo.

Los minutos siguiente se te hicieron eternos. Por fin el celador abrió las cortinas nuevamente. El médico se estaba quitando los guantes manchados con un poco de sangre y Scott parecía que había abierto los ojos.

Tras dejar las cortinas abiertas, el celador se acercó a la puerta y la desbloqueó, saliendo a tu encuentro. Pasa, acaba de despertar. Te dijo y se encaminó a su sitio.
 

El médico te miró de arriba a abajo. Su pelo blanco, largo, despeinado, esa mirada tan extraña. Más que un médico parecía un loco fugado de alguna institución psiquiátrica.

Todo lo que puedo decirle. Te soltó del tirón. Es que está vivo, todo va bien y si no hace esfuerzos ni tonterías como levantarse de la cama en los próximos dos días, le dejaremos salir de aquí. Si no tiene más preguntas, debo irme. Tengo mucho trabajo pendiente.

Saludó agradecido al "vigilante de la puerta". Este por lo menos aún no se había quedado sopa. Será por la vergüenza de que aún hubiera gente pululando y el médico esté presente. ¿O igual es porque aún le ha dado tiempo tras el relevo? Pensó para si mismo.

Enseguida llegó junto al médico y al amigo. - Hola bella durmiente. Saludó amigable, junto a Scott y le revoloteó un poco el pelo con los dedos de la mano derecha. Tras esto miró al doctor. Su rostro simpático pasó a uno severo y preocupado. - Dígame doctor, sabemos algo de alguien más.

Scott te saludo, mirándote extrañado.

El doctor giró sobre si mismo, mirando las camas vacías. En lo que a usted concierne, puede ver que no. Si me disculpan. Caminó son soltura hacia la puerta que unía a otra sala, y se esfumó tras ella.

¿Quién eres?¿Qué pasó? ¿Qué hago aquí? Ellos me dijeron que responderías mis preguntas. Te dijo Scott algo sofocado y cansado.

Hola Scott, soy Leinad. Le reconoció. Una doctora y yo te encontramos justo cuando te apuñalaban. ¿Recuerdas? miró hacia arriba, estirando la nuca y cuello. Luego al hacer el mismo gesto hacia los lados, hizo lo propio y llegó incluso a crujir la columna. Fue un ruido feo, pero le alivió la tensión del momento. - Usamos la Beowulf para escapar, porque se pusieron las cosas muy feas en la base de MedCorp y te intervinieron dos veces para evitar que tus tripas se fueran de parranda sin ti. Señaló donde las gasas y vendas ocultaban las suturas de las heridas. Se quitó la mochila y empezó a buscar la maqueta que le había comprado. Se la entregó. Tras eso palmeó la mochila para añadir peso a sus palabras. - Encontré los papeles y el dinero. Suspiró. Estaba pensando en ir a ver la nave en un rato, ya que van a intentar actualizarla un poco. Dejó que sus palabras calaran en el herido. Sabía que no estaba en su mejor momento y puede que tanta información de golpe podría ser ... poco asimilada. Estaba apuntito de preguntarse si tenía alguna idea para la nave, pero daba igual. No era el momento ¿Cómo estás?

Te miraba atento, tratando de retener tanta información. Su cabeza aún estaba adormilada. No entendía gran cosa de lo que le decías y no sabía ni a que venía la miniatura que le entregabas. Para él eras un completo desconocido. Leinad... Espero que seas el amigo del capitán Rock. Yo soy Scott Sayglo, el piloto de la Beowulf. Te dijo después de presentarte, bastante cansado..

Confuso. Muy confuso. Te respondió mientras trataba torpemente de colocar la maqueta sobre la mesita que tenía a su lado. No recuerdo mucho. El hangar... La discursión con el tripulante de la nave... El frío metal que me atravesó el cuerpo, el calor de la sangre emanando de él.. y ese ángel que de vez en cuando volvía a ver.... Te dijo con voz pesada ya.

Intentó tranquilizarlo. - Si, lo sé Sonrió, sé quién eres.

Era receptivo, menos mal. Una sonrisa iluminó su rostro y sólo era un discreto reflejo de su alma. - Si, el Ángel negro, susurró entre dientes. - Si, era la doctora que te atendió de urgencia. Menos mal, porque yo no se hacer los apaños que te hizo, hasta que te pudieron operar. Con ese último comentario miró hacia el lugar por donde el médico les había dejado. Su alma estaba agradecida. - Olvida todo aquello. Le puso la mano amigablemente sobre el hombro. Ahora un par de días de reposo y luego ya podrás empezar a moverte. ... y luego lo que digan los médicos.

Tenía que informarle. No podía dejarlo en ascuas: - Estamos en una base especial secreta, oculta en "Dios sabe donde" y bajo el control de una sociedad "secreta" que a ojos de muchos es un nido de piratas. Y luego le confesó: - Ya te contaré. Ahora descansa. Menos mal, parece que todo bien.

Base secreta? Piratas?.... Usasteis la nave para huir de MediCorp? Te fue preguntando, entre asustado e intrigado, pero el cansancio se apoderaba de él y por mucho que quisiera seguir hablando, comenzaba a quedarse dormido de nuevo.

Nada, preocupes, le tranquilizó. O por lo menos lo intentó. Su semblante era paciente y estaba totalmente tranquilo. Espera poder trasmitir esa sensación y si era posible, que se le contagiara. Si, escapamos de los MediCabrones esos como pudimos. Alegró la sonrisa. Y todo gracias a ti. Hablaba cada ves más despacito. Más flojito, intentado ser una mansa compañía que acompañaba a sus sueños para que quedase cómodamente dormido.

No.. no te entiendo... yo... no.. comenzaba a susurrar mientras se  le cerraban los ojos a pesar de tratar de mantenerse despierto, no había manera. Sigo............ sin..... Se quedó dormido nuevamente.

Fabuloso. Se ha dormido. Esperó un poco por si tenía algún momento de lucidez. Cuando se aseguró que ya no hacía nada allí más que velar sus sueños se acercó al celador. ¿Podrían avisarme si se despierta y me llama?. Pidió amablemente Iré al hangar o estaré en mi camarote.

Tras esto marchó. Quería ver la nave, cómo estaba y las posibilidades que había para ponerla a andar.