Partida Rol por web

Sonrío maliciosa cuando me pregunta por qué lo he hecho, la verdad es que es muy fuerte lo que voy a decirle pero me lo ha preguntado.

-Porque no me puedo apartar de ti ni un solo segundo, te necesito... Te deseo.

Continué jugando con mi pie pero sobre su pantalón, subiendo cada vez un poco más, sin apartar mi vista de él; me acerqué lentamente y lo besé cálida y apasionadamente, hasta que apareció el camarero con el vino y los cocteles. Luego de beber del mío suavemente y sin dejar de tocarle bajo la mesa, le sonrío.

-Pero puedo dejar de hacerlo si me lo pides.

Juego con la copa y le sonrío. El lugar es perfecto, la compañía es perfecta; me podría acostumbrar a ello y creo que se nota pero no me importa. Al cabo de unos minutos, aparece el camarero con nuestra comida, la verdad es que estoy hambrienta y no dudo en comenzar con la ensalada cuando el camarero se ha marchado dejándonos la crema bien servida a ambos.

-Te gustará-respondo buscando la cucharita para la crema.-La mía es más rica, ya te la haré un día, si quieres claro.

La verdad es que aquella mañana cuando me desperté, jamás me pasó por la mente que estaría viviendo algo así. Jamás pensé que el hombre con el que tendría el casting, se volvería tan importante e indispensable para mí, es más, jamás pensé que el amor a primera vista existiera y estaba ante un claro ejemplo de ello y lo que era peor, no me asustaba ni quería salir corriendo. Tal vez me hiciera lo de todos y me abandonara por alguna más guapa o para irse a su país pero en ese momento nada de nada me importaba.

Sus palabras me hicieron sentir algo mas que lo que había sentido hasta ahora, pero como seguía jugando con su pie, no sabía si lo había dicho del todo serio, así que me limite a fruncir el ceño pero ni mucho menos estaba cabreado, mas bien todo lo contrario.

-Hey. Eso ha sido muy bonito. Pero espero no tener que llevarte siempre a cuestas..- me llevo el licor del cocktail a mis labios a la vez que guiño el ojo, y después con ese mágico sabor que se queda en mi comisura la beso dulcemente dejando que se mezcle ese néctar con nuestros labios.

-Mmmmm. Yo no he dicho que no me gustara dije al separarme de ella después de aquel beso. Además.. me haces cosquillas- susurro esta última frase.

El camarero llega, sirve el vino así como la crema de zanahoria, la verdad que tiene una pinta estupenda.

-Ya lo creo, tiene una pinta estupenda. Me encantaría ver como cocinas, pero seguro que yo lo hago mejor..- bromeo al tiempo que estoy apunto de reírme mas que nada para picarla.

-Oye.. suelto después de tragar la primera cucharada. ¿Te gustaría tener hijos?. Me refiero, algún día cuando tengas toda tu vida resuelta si te gustaría tenerlos..- dije para tener algo que conversar además de que su opinión me interesaba bastante..

Bajo el pie suavemente de su pierna y me voy acercando hasta sentarme cerca de él, muy cerca, no quiero comer alejada de él. Levanto la mirada luego de besarlo nuevamente, en todo el restaurant se logra escuchar una música, suave, tenue, que invita a bailar pero no es eso lo que me apetece en ese momento. Pongo mi mano suavemente en su muslo, apenas un instante porque a poco de beber un poco más de mi copa, casi me atraganto y lo miro entre confundida y divertida.

-Yo... Bueno... Clive-acaricio su mejilla con una sonrisa intentando recuperar la figura.-La verdad es que nunca pensé en tener hijos, siempre he sido desastrosa con los hombres, me dejan o me maltratan y así, no quería saber nada de tener hijos... Pero con alguien como tú a mi lado, sin duda los tendría. Dos o tres, no querría que un hijo mío lo pase solo como lo pasé yo.

Vuelvo la vista a mi plato, como un poco pero pensando en lo que le acabo de decir. No hay una sonrisa, no hay un atisbo de broma en ello, ciertamente a él le daría hijos porque siento que él es diferente pero quizás no tenía ni que decirlo, quizás eso le asuste o le enferme. Miro hacia afuera, no quiero mirarle a los ojos en este momento. Luego de unos instantes, me vuelvo a él, doy otro trago a mi copa, esta vez más largo y le hablo con calma.

-Es verdad, serías un buen padre y contigo tendría hijos pero sé que un día te irás y no sucederá, así que si me lo preguntas... Nunca tendré hijos-sonreí pero era una sonrisa de contención.

Me aseguraba de no echarme a llorar porque pensaba que no sería una mujer completa si él se iba, me aseguraba de que él no se sintiera como un prisionero junto a mí.

-Pediremos helado de chocolate de postre-dije intentando cambiar el tema.

En cierto modo me sentí apenado al verla, quise abarcar un tema con el que hablar y parece que se lo ha tomado en serio, de todas formas lo que buscaba era esa respuesta sincera.

Su pie baja de mi pierna y con ello me recorre un pequeño escalofrío. Se sienta a mi lado, me besa cortamente y seguidamente me acaricia la mejilla. Momento en el que esa misma mano la atrapo con la mía suavemente para bajarla y apoyarla en la mesa mientras los dedos se mantienen entrelazados..

-Hey. No quería molestarte con mi pregunta. ¿Pero sabes una cosa? Seguro que serías una madre estupenda.. cuando mi mirada se cruzo con sus ojos la miré para que se sentara agusto conmigo y que puede confiar en mí. Que jamás la dejaría si tuviera hijos con ella y mucho menos maltratarla.

-Bueno, si me voy algún día será por que tengo que ver a mi familia. Pero eh.. tú podrías venirte conmigo. Si me voy de esta Isla, me encantaría que tú me acompañases.
Ya verás como si que tienes hijos..- dije después de un rato al mismo tiempo que la notaba cabizbaja y le solté un profundo beso en la mejilla.

Me terminé lo que quedaba de plato entre la conversación, así como la ensalada de mariscos y el plato fuerte de pescado.

-Claro. Me encanta el helado..- levanté una mano no muy descarado para que el camarero mas cercano se acercara a nuestra mesa..

El camarero que os ha estado sirviendo durante toda la velada. Se acerca por el gesto de Clive y muy educadamente empieza a recoger los platos mientras dice:

-¿Os ha gustado? con una agradable sonrisa dibujada en su rostro continua retirando los platos dejándolos en una bandeja plateada junto a un carrito.

-¿Qué tomaran de postre los señores?-

Clive era demasiado bueno o yo estaba demasiado encimosa, sonreí a sus palabras. Le acompañaría al fin del mundo si me lo pedía pero no porque sintiera pena de mí, sino porque ambos lo desearamos. En fin, el tema de los hijos era un tema pasado, como aquel en el que me había pedido que me casara con él, así que debíamos ir a lo siguiente que era comer el postre. Mientras llamaba al camarero y este se acercaba preguntándonos sobre la comida amablemente, metí mi mano bajo el mantel y la puse en el muslo de Clive, acariciándolo suavemente, le respondí al camarero.

-La comida estuvo deliciosa, felicite al chef de nuestra parte...-miré a Clive a los ojos mientras mi mano se acercaba más y más a su entrepierna.-¿Qué tal helado de menta con chispas de chocolate? Y un poco de helado de vainilla también. Al final, helado de limón con champagne.

Estaba entusiasmada, el coctel iba provocando ciertas cosas en mí y no estaba dispuesta a echarlo todo a perder con melancolías como siempre decía Sean que yo solía hacer. El camarero asintió gustoso, se dio media vuelta y se fue en busca de nuestros postres, entonces busqué la boca de Clive y lo besé larga y apasionadamente, jugueteando con mi mano en su pierna aún.

-Excelente selección señorita-

El camarero termina por recoger los platos y se marcha hacia otra mesa con el carrito para recoger mas platos así como atender a los clientes.

El camarero se acercó muy educadamente a recoger los platos y cubiertos tras terminar la comida. En ese instante iba a abrir la boca, pero el contacto con Michelle lo cambia todo, y en vez de hablar la miro con una sonrisa maliciosa.

-"Pero que mala eres"- pienso con la mirada intentando trasmitírselo.

Como anteriormente, intento que nada de esto se note y lo curioso es que llega excitarme, no demasiado pero si algo recurrente.
Antes de que el camarero se marche le hago un disimulado "Pss" para que se gire, un simple gesto para que agache la cabeza y susurrarle algo al oído.

Su mano empieza a recorrer mi muslo como si de una serpiente se tratara y cada vez mas se va acercando a la entrepierna, en ningún momento me interpongo y me fundo en su boca. Su boca me sabe dulce como la miel y dejo que mis labios naufraguen por ella.

-¿Como sabías que me gustaba el helado?.. fue lo que dije tras separarme de sus labios acompañado de una sonrisa.

-Que opinas de trabajar como fotógrafo. ¿Crees que podré estar a la altura?..- pregunto con un par de dedos apoyados en mi cabeza, mirándola, contemplando la belleza que estaba conmigo en ese momento.

Continuè jugueteando con mi mano, acariciàndolo y cada vez màs cerca por encima del pantalòn pero como si nada estuviera haciendo, me dispuse a responderle sus preguntas.

-Bueno, el helado le gusta a casi todo el mundo...-cogì un poco con la cuchara y lo puse en su boca.-Sobre tu otra pregunta, es sencillo: eres bueno. Asì que lo harìas perfectamente. No dudo que en un par de años estes trabajando con los mejores, puedes hacer que hasta una piedra se vea bien.

Entonces puse mi mano de lleno sobre su sexo, sin moverla, sòlo dejando que sintiera la tibieza de esta y le sonreì. Lo querìa, lo deseaba, eso era evidente y deseaba estar a su lado.

Muerdo la cucharilla que me trae hasta la boca la propia Michelle y saboreo el exquisito helado a sabor de menta con pipitas de chocolate..

-Mmmm, no se que estás mas bueno. Si tus labios o el chocolate..- quizá el jugueteo de su mano me llevo a decir estas palabras, que en cierto modo esos movimientos empezaban a calentarme.

El bulto entre mis pantalones empezaba a crecer por debajo del mantel por el tibio roce de sus dedos. Sonreí, me acerqué y la bese cortamente mezclando el sabor de sus labios con el dulce del helado.

-¿Tú crees? Creo que exageras demasiado..- dije al retirar mis labios. Incliné un poco mis piernas hacia delante para no sentirme incómodo y que mi miembro no se sienta aprisionado por la tela del pantalón y acomodando mas mi postura por si ella quiere seguir jugando mas.
Me acerco a su oreja y le susurro..

-Vas a conseguir que me excite..- en este instante el camarero se acercaba por detrás de Clive pero el no le había notado. El camarero sostiene en su mano una bandeja con mas helado y una botella de champagne..

El camarero deposita sobre la mesa lo que tenìa en la bandeja y yo espero para responder a Clive, con una sonrisa y sin dejar de tocarlo apenas suavemente. El tiempo que el mesero tarda en servirnos se me hace eterno pero intento ignorarlo hasta que se va.

-No exagero... Lo seràs-dijo y lo beso enredando mi lengua con la suya.

Pronto el camarero desaparece y continùo mi masaje sensual, ya es notable su excitaciòn y me encanta provocarle de aquella manera, lo miro inocentemente, encerrando en mi pequeña mano y como puedo, una parte de su sexo tirante en el pantalòn.

-Pensè que ya lo habìa conseguido, ¿ es que mis caricias no te gustan?-preguntè con aire picaro y volvì a besarlo mientras retomaba el movimiento de mi mano en su sexo, buscando ponerlo loco de excitaciòn.

Lo que sentìa por Clive, parecìa haber nacido hace mucho tiempo; no me importaba nada, sòlo amarlo, ser de èl, que èl fuera mìo y nada me avergonzaba, quizàs en parte fuera el modo en que nos habìamos conocido o quizàs fuera sòlo que habìa encontrado al hombre que me hacìa olvidar todo.

Se acercó aún más; mi sexo iba a explotar de tanto roce y sentí un revoltijo de sabores con el solo mero roce de su mano sobre mi sexo. No aguanté y casi mordiéndola para arrancarle la piel la besé como nunca, allí entre algunos comensales mientras nos miraba, pero el lugar era demasiado íntimo y oscuro como para hacer algo de sexo..

Tenía una pasión incontrolable, quería arrancarle la ropa. Jugaba con la lengua de Michelle, su lengua exquisita era caliente..

Tras dejar que el camarero se fuera y el hielo se derritiese por el calor, fundiéndose por el plato, paré de besarla y me volví a acercar a su oído..

-Se están derritiendo los helados..- Susurré.

Cogí su mano, la que estaba jugueteando con mi sexo y la introduje debajo de mi pantalón. -Sí que me excitas...- volví a besarla, fundiéndome en sus labios como el helado se derretía por el plato mientras ella notaba la piel caliente de mi sexo entre sus mano..

Al sentir la piel de su sexo en mi mano, sonreí un poco pero sólo un poco porque enseguida sentí sus labios apoderarse de los míos, era una locura pero no podía parar de acariciarle, de desearle; ya no importaba nada más. Ni helados, ni gente, por suerte teníamos una buena mesa. Mis caricias se fueron haciendo poco a poco más rápidas, aunque limitadas por estar encerrada en el pantalón de Clive.

Sin dejar de mirarle, me eché un poco hacia atrás, no podría besarme, lo miré a los ojos y le sonreí, acariciando con maestría su virilidad, degustando cada uno de sus gestos; enredé mi mano libre en la suya, apretando sus dedos entre mis dedos, haciéndole saber que lo deseaba pero no allí. Noté que el mesero se acercaba y volví a acercarme a Clive, recargando mi espalda en su pecho, de modo que mi antebrazo descansó en su muslo para que pudiera continuar acariciándole. El mesero sólo podía pensar que éramos dos enamorados, descansado de una buena comida; yo entre los brazos de mi chico, mi cabello en su espalda, su respiración cerca de mi oído. Volví la cabeza hacia un lado y hacia arriba y lo besé como si en ello se me fuera la vida.

El camarero se acercó para ver si todo andaba bien. Hizo un gesto de sonrisa y marchó tras sus pasos al ver que nos estábamos comiéndonos el uno al otro.

Mi lengua se peleaba con la suya muy suavemente, entrando y saliendo de sus labios al igual que ella cuando juega con mi sexo totalmente erecto. La respiración se alteraba, no podía hablar entonando adecuadamente las palabras aunque intentaba que no se notara demasiado..

Sonreí un instante cuando nos separamos para vernos y mi mano inconscientemente buscaba la manera de colarse bajo su pantalón pero era prácticamente imposible introducirla sin demasiada discreción. Así que..

-Vas a acabar conmigo o quieres que vayamos a bailar..- susurré con algún corte entre palabra y palabra debido a la incandescente situación y echando la cabeza ligeramente hacia tras degustando el placer de sus cálidos movimientos..

Sonreí ante sus palabras, él tenía razón: no podía seguir teniéndolo así. Levanté la mirad con aire inocente y lentamente retiré la mano de su pantalón, aunque no sin gran pesar. No podía hacerle aquello allí, frente a todo el mundo. Puse mi mano en su pecho y lo besé nuevamente antes de contestarle.

-Vayamos a bailar, no quiero enfermarte...

Sí, todo entre nosotros era una provocación, no era una novedad y al parecer ambos lo disfrutabamos o al menos eso creía yo. En cuanto vi al mesero, levanté la mano para que viniera, se acercara a nosotros y nos trajera la cuenta. Tomé la mano de Clive con la mía, estaba tibia y su rostro parecía más relajado, acaricié luego su nuca, metiendo mis manos entre su cabello y le dije al oído:

-La comida ha estado deliciosa, estoy lista para irme contigo.

Ya podíamos ir a bailar o simplemente a caminar por el boulevard, a platicar, a lo que fuera, siempre y cuando estuvieramos juntos, iba a ser maravilloso. El camarero vino con la cuenta y no le dejé pagar, a mi padre no le molestaría una cena más, estaba acostumbrado. Le di la tarjeta, la trajo de vuelta, le firme con una buena propina y nos fuimos entre sonrisas y una nueva botella de champagne que habíamos pedido para el camino.

La besé aún con ese tibio gusto entre mi entrepierna, que poco a poco se iba disminuyendo por sus palabras y notando como su mano se separa de la piel caliente de mi sexo.

Enredé mis dedos en su mano cuando vino el camarero y le quite de las manos la tarje con la que pretendía pagar Michelle..

-Te debo una cena ¿recuerdas?..- le guiñe el ojo y le introduje la tarjeta de crédito en el bolsillo de su blusa, en uno de los bolsillos que rozan su pecho.
Le tendí la mía al camarero para que se cobrara. Volví a besarla pero en un beso corto dejando que mi sexo disminuyera de tamaño antes de levantarme.

-Me ha encantado. Pero aún queda lo mejor de la noche..- le di un par de pellizcos en un costado de su tripa para que se levantase y me dejara salir. El camarero se acercó y me devolvió la tarjeta. Me tendió una botella de licor y se la di a Michelle para que la llevara.

Ya fuera del lujoso restaurante, tome una bocanada de aire. El alcohol empezaba a afectar y con ello continuar las ganas de marcha. Cogí la mano de Michelle y comence a andar..

-Se de un sitio bueno para bailar. Creo que lo inauguraban hoy.. después me acerco a su oído..has estado muy mala ahí dentro- y se lo mordisqueo un poco.

zona de baile pop sala 1 también valida los jueves para monólogos...

zona vip con camareros a los que se le pueden pedir canapes...
equipado con:
Televisión ppv
mini nevera para guardar el champan

barra para amantes de la tranquilidad...
aquí estaría el camarero cubano con pajarita y como una especie de chaleco....

zona dance sala 2

además el local dispone de servicio guardarropa ...

Salimos de aquel pub, juntos, riéndonos y cogidos el uno al otro tras llamar a un taxi para que viniera a recogernos. Estaba bastante lejos mi casa como para ir andando.

-Espero que esta vez no me tires con ropa al agua..- Mi brazo descansaba en su cintura mientras caminábamos a paso lento por aquel paseo marítimo. Ella me coge fuertemente de la mano atrayéndome hacia sus labios, pero antes de sentir su piel sobre la mía me dijo que me amaba..
Volví a enredarme con sus labios sabiendo que la quería pero sin saber si voy a poder darle lo que ella me había dicho hace unos instantes. Me encantaría poder darle lo que ella me dijo..

Paré ese beso sintiendo aún la humedad de sus labios sobre los míos.. -¿Me amas de verdad?- murmuro a escasa distancia de su rostro.
No quería un si como respuesta tan solo una sonrisa que lo delatara..