Partida Rol por web

Manik parece satisfecho con la respuesta, y despide con un gesto a su compañero, que te mira de hito en hito antes de irse.

-"Es en este día que debo enseñarte qué eres, y así sepas que has de dejar de ser lo que eres. Preferiría que hicieras tú solo tu Peregrinaje, y encuentres por ti mismo las respuestas, pero ya me avisaron los espíritus que tendría que enseñarte a Peregrinar."

-"Formé parte de una Multitud de seres como tú y como yo, aunque me desentendí de ellos cuando vi en el grupo un ancla que me retrasaría en mi propio Peregrinaje."
-"Querían que compartiera mis conocimientos con ellos. No voy a hacer de explorador para que otros se limiten a seguir mis pasos. Si quieres aprender conmigo, tendrás que hacerlo a mi ritmo. Pero si lo prefieres puedes unirte a la Multitud, y aprovecharte de ella mientras te sea de utilidad."

"Es tu elección."

-"Un Pandora es una tragedia, Alastor. Es lo queda cuando, al intentar crear un Promethean, el Fuego Divino se desboca, y se convierte en Flujo, arruinando la Creación. Cada trozo del cuerpo puede cobrar vida como un Pandora, aunque es imposible saber qué partes, o cuándo va a suceder la transformación."

Cierro mis ojos y bajo la cabeza, en una clara pose de meditación.

Durante unos segundos parece que haya dejado de respirar, pero al poco levanto la cabeza con determinación y abro mis ojos para mirar fijamente al que se convertirá en mi maestro. Para mirar a Manik.

- Deseo que seas mi maestro. Pero, si no puedo seguir tu ritmo, no dudes en dejarme. Continuaré mi peregrinaje solo. Esa es mi decisión.

-"Cuando el Flujo se reduce, la movilidad del Pandora también, por lo que necesita de Azoth para subsistir. Y las únicas fuentes de Azoth que existen son los Prometheans."

Conforme avanza, baja el volumen de su voz musical.

-"Se dice que ciertos Prometheans dominan un tipo de Transmutación que les permite controlar a los Pandora, sean creaciones suyas o no. A estos Promethean se les llama Centimanus. Y creo que es uno quien está detrás de esto."

¿Valla...Pues deveriamos localizarlo..Ahi forma de hacerlo?

Manik asiente complacido al oir tu respuesta: su sonrisa parece hecha con unos labios de cuero, de lo mucho que tarda en dibujarse.

-"Estás de suerte, Randall, creo que ese era tu nombre. En Boston hace tiempo que no me quedaba nada más que aprender, aunque he podido peregrinar lo suficiente para no causar más que pesadillas en los Completos."

La mirada de tu Progenitor se dirige al Noroeste, a una imponente montaña en la lejanía.

-"Me dispongo a desentrañar los secretos de ese lugar, amigo mío. Aprenderás a orientarte y sobrevivir por tus medios si me sigues."

Livre parece dudar, como si estuviera sopesando algo.

-"...Bueeeno, tal vez podamos notar su presencia. Aunque se trate de un Centimanus, su Azoth puede ser percibido al igual que notamos el de ... el dee... "

Livre mira hacia la carretera, de donde vienen dos figuras a pie.

Bajo la cabeza en respeto a mi maestro antes de susurrar.

- Te seguiré.

Observa la carretera puesto que Lirve mira en esa direccion...Todo lo que a dicho le parece tan extraño que no se atreve ni a empezar a preguntar todo lo que no entiende..

-"Esos dos que se acercan no son humanos. ¡Deben ser los responsables!"

Empiezo a tararear una melodía, que a primera vista parece algo repetitiva.

Tal vez sea una manía, o puede que forme parte de aquella vida que este cuerpo vivió, pero soy incapaz de luchar sin la música que marca el ritmo de los duelos en el Capoeira.

Tras despedirse de su compañero, tu Progenitor te guía en un principio hacia el Oeste, al parecer alejándose de su recién declarado objetivo. Pero tan sólo te guiaba hasta la carretera, que sí parece dirigirse hacia vuestro objetivo.

La tormenta cobra fuerza en el Boston que dejáis atrás, tres descargas consecutivas hacen que ambos os giréis de nuevo a la ciudad, pero al parecer a Manik debe parecerle algún tipo de ironía, ya que rie para sus adentros y te apremia para que le sigas.

Una vez llegados al pie de la montaña, el Ulgan aminora la marcha. A sus pies pareces una hormiga diminuta, a punto de ser sepultada por un gigante al que no le gustan los intrusos.

-"Ese desasosiego que sientes ahora mismo se llama La Medida, y es un aviso de que hay uno o más Promethean cerca: estate atento."

Al ver que Lirve se pone en guardia yo tambien me preparo para pelear confiando en que mi cuerpo responda correctamente a mis ordenes.

Hago que Randall me siga montaña arriba, a pesar de mi advertencia anterior. Sé que alguien nos está esperando, y no seré yo quien le defraude. Un espíritu me dice que tal vez conozca a aquel que me acecha.

-"¡Si vas a impedirnos subir, al menos da la cara y dime por qué no habría de hacerlo!"

-"...No puedo creerlo..."- Livre se queda petrificado al oir la voz del maya. -"¡Manik, eres tú! ¡Deja de decir tonterías y dame un abrazo, amigo!"

Bajo la montaña ya sin miedo alguno. Si Manik está aquí, estamos a salvo del Centímanus. O eso espero.

-"Alastor, este tío raro con pintas de salir de un casting de Apocalypto es miembro del Elpis, la Marca Alquímica que formamos un nutrido grupo de Prometheans hace más de ochenta años." -Digo a mi orgulloso Creado.

-"Los espíritus me dicen que debo presentaros a Randall, ya que es mi primer Creado. Nos dirigimos hacia la montaña que, por lo que los espíritus me dicen, tenéis prisa por abandonar. ¿Qué ocurre ahí arriba?" - La voz de Manik suena un tanto pausada, tal vez solemne.

Observa a ambos algo tenso, pero relanjandose un poco cada vez mas.
Bueno yo soy Alastor...Un placer supongo... -Dice un poco confuso aun.

-Hola Alastor.

Mi gesto es neutro, al igual que mi voz. No conozco a nadie, pero tampoco espero estar aquí mucho tiempo, con una tormenta a punto de estallar sobre nuestras cabezas.

-"Me atacó un Pandora cuando fui a recoger a Alastor tras recibir el Azoth. Mi Creado me ha dicho que el Engendro llevaba una marca grabada, por lo que seguramente estaba siendo controlado por un Centímanus. Si vais a subir, tened mucho cuidado."

Mi voz, al principio musical, se va diluyendo en entonación y volumen conforme hablo. Mi cara se torna más y más seria, y al final le digo a Alastor en un tono seco:

-"Sigamos, Alastor. Hemos de encontrar a Adán, de todos modos."

-"Los espíritus os sean favorables, Golems."

La noticia de un Centímanus no me altera en absoluto. Tampoco tengo la menor intención de volver atrás, ni de tener una de las charlas que tanto le gustan a Livre. Habla demasiado. Incluso aunque fuese una Musa en lugar de un Tammuz, Livre habla por los codos.