El sol salía por el horizonte, elevándose sobre el cielo de Orgrimmar sus rayos impactaban contra las casas más altas de la ciudad, hoy era un día especial, era el día del Torneo de los Gladiadores en la ciudad de Ratchet al sur, a las afueras de Orgrimmar saldría un barco con destino a la ciudad de los principes comerciantes al medio día para llegar al atardecer a Ratchet y a la noche poder ver el torneo.
Tanto Melo como Yahamen tenían entradas para el torneo, ambos acababan de despertarse.
Levantándose con cierta impaciencia, la joven orca salió de su habitación y se encaminó hacia la salida. Los puentes colgantes de las primitivas estructuras orcas concedían una envidiable perspectiva de las gloriosas praderas de Kalimdor.
Agarró su bastón y caminó un poco para desperezarse, dispuesta a aprovechar el día. Se detuvo antes de seguir hacia abajo para esperar al extraño alto elfo, con el cual no había tenido ocasión de hablar muy a menudo.
Nota: Ambos habeis estado rondando las torres de hechicería, os habeis visto en más de una vez por allí.
Tras levantarme y espabilarme salgo a la calle con una extraña sonrisa en mi cara hoy va a ser un buen día, vamos a ver buenos combates y vamos a disfrutar del torneo.
Caminando me encuentro con la orca que practica la hechicería, la cual responde al nombre de Yahamen.
Buenos días Yahamen, creo que vamos a ver un gran torneo, si no tienes otros planes y te parece bien podemos ir juntos.
Asintió con un suave gesto mientras escrutaba con su rasgada mirada al elfo.
-No sé qué te puede interesar en estas tierras, sin embargo. Sólo son desiertos y roca cubiertas por plumas de los jabalíes y las arpías. Dicen que Trinquete está llena de ruído y de máquinas de humo...
Tras su reflexión no pudo evitar sonreír para sí e hizo un gesto de negación.
-Definitivamente interesante.
Ambos seguían charlando mientras caminaban por las calles de Orgrimmar hasta sus puertas, al este en la costa se podía ver el barco que los llevarían hasta Trinkete, este estaba adentrado en la mar, y lo llevarían hasta el en botes.
Podeís continuar charlando hasta llegar.
Sonrió y volvió a negar mientras caminaba por el puerto. Se ayudaba con el bastón para caminar, aunque era más bien un ritual que ella misma ejecutaba para añadir un poco más de misticismo a su figura, si cabe. Señaló hacia el mar con la mano libre.
-Saber qué hay más allá de estos mares, descubrir nuevas tierras. Lo que nos diga el viento. Para mi corazón eso es suficiente.
Tras decir ello, tomó una profunda inspiración, alimentando su ser con la brisa marina.
-¿Y qué buscas tu, elfo? ¿Nuevos conocimientos, quizás? ¿El descubrimiento de otra vida más allá de tus libros?
Sigo el mismo ritmo que lleva Yahamen al pasear por el puerto.
Yo busco muchas cosas, conocimiento, poder, venganza y muchas otras cosas que ahora no tengo ni ganas, ni tiempo para explicar.
¿Sabes cuando embarcamos?
Eso tendrás que preguntárselo a los trasgos. Seguramente te enseñen alguna cosa que otra de camino.
Sonrió sin más antes de llegar hasta la barcaza de los histéricos trasgos marineros.
Ambos llegaron hasta la costa, allí esperaban los botes con los impacientes goblins.
- ¡Vamoz Vamoz! ¡Depriza, Depriza!
Se acercaron hasta la misma barca donde el goblin le pidió los pasajes para el Torneo, ambos se lo enseñaron y este le dijó subir llevándolo hasta el barco donde subieron por una escalera de mano de madera, en el barco se podía escuchar ruido de mecanismos, una música agradable, y muchos, muchos orcos y goblins de aquí para allá.
Observaba intrigada la tecnologia del barco. No estaba acostumbrada a aquello. Caminando por una madera que rugía al son de los motores trasgos, sonrió pensativa antes de acercarse a la borda para observar el mar.
-Una máquina que nada. Fascinante.
Cuando los ocupantes de la txalupa nos increpan para que subamos a la barca, con paso tranquilo embarco, al llegar al barco que nos va a llevar hasta el torneo, me coloco cómodamente mientras mi compañera observa maravillada la tecnología del barco.
¿Es la primera vez que te montas en un barco?
Siguen llegando gente en bote, el ruido que producía el barco era constante pero este no se movía del sitio. Pronto partirían hacia Ratchet, la ciudad de los principes comerciantes.
- Eh ¡tu! Ata bien eze cabo, tu limpia aquella, tu zubete allí arriba.
Decía un goblin con pintas de mando.
Observaba al capataz dando órdenes a diestro y siniestro, curiosa. Asintió al elfo mientras se dió la vuelta para mirarlo. Sonrió.
-¿Has usado estos artilugios alguna vez? Espero que sean seguros.
Sonrío ante lo que ha dicho Yahamen.
Estos "artilugios" como tú los llamas, son relativamente seguros mientras las inclemencias del tiempo no se ceben con ellos, pero no te preocupes por eso, no creo que vayamos a tener ningún problema.
Se encogió de hombros y dejó seguidamente el bastón apoyado en el balcón de la borda. Agarró una de sus trenzas y mientras desviaba su vista hacia la mar, comenzó a rehacerla distraídamente. Reclinó su espada hacia delante y con ambos codos se apoyó en el borde.
Ya no hay vuelta atrás, aunque quisiera.
De un modo distante seguía escuchando el griterío de los marineros. Se dedicó a repasar a la joven ciudad de Ogrimmar con la mirada. Sus toscos pero robustos edificios, su bullicio salvaje e incontestable tenacidad. Eran sentimientos que para la joven hechicera, venían todos conversos en una especie de fé interior que la impulsaba a seguir adelante. Por que además, podía hacerlo. Sabía que sólo tenía que ponerse en acción para demostrar sus habilidades.
Todo el mundo había ya subido al barco, las barcas de transportes estaban también subidas y el capataz dió la orden de elevar anclas e ir hacía Ratchet. Todo el mundo estaba impaciente por llegar y ver el gran torneo.
Teneis un par de post para hablar si quereis antes de llegar a Ratchet.
Creo que podemos ir llegando, porque Melo no contesta