Partida Rol por web

Satisfecha por que mis pertenencias hayan sido respetadas, me dirijo a las salas comunes, donde, como esperaba, me encuentro una concurrencia de lo mas curiosa y variopinta. Entre los presentes creo encontrar a el marido que la goblin habia mencionado, por que parece que se centra en mi. Claro que al momento todo el local parece interesados en mi presencia. De repente siento un poco de verguenza, ante tanta atencion.

- ¡Heeey! ¡La chica se ha despertado! - dice el posadero, el marido de la goblin que te ha estado cuidando - ¿Cómo estás, eeeh? ¿Mareada? ¡¿Qué has venido a hacer a nuestra ciudad, draenei?!

Mi intuicion se ve confirmada cuando me habla. Asi que me aproximo y le saludo con respeto.-Saludos, respetable goblin, usted debe de ser Gazz. Querria agradecerle por las molestias que usted y su mujer se han tomado estos dias para mi cuidado, siempre estare agradecida.- saco mi bolsa de dinero- Por favor, permitale pagar los gastos de mi estancia.

A la pregunta de mis motivos para venir a la ciudad, dudo un poco, pero decido darle una respueta un tanto ambigua.- Vengo para llevar a cabo unos negocios, como me imagino que hara casi todo el que pasa por aqui, me equivoco?- Sonrio amable, para darle un toque amistoso a la coversacion. A lo mejor estos amables goblins me pueden servir de fuente para mis proximos estudios sobre la cultura y costumbres goblins

Cuando tu bolsa de dinero tintinea y sacas las monedas, el goblin sonríe mucho más y extiende la mano. Tus palabras parecen haber sido las acertadas, ya que el pequeño duende te mira con aire cómplice.

- ¡Te hemos cuidado muy bien! ¡Mi mujer estaba día y noche al lado de tu cama para ver si estabas bien! - Gazz asiente y mira a los otros goblins de la posada, como buscando su confirmación. Ellos se apresuran a asentir también y beben rápidamente de sus cervezas, en una actitud sospechosa. Seguramente hayas pasado los dos días absolutamente sola en el jergón.

Tras coger las monedas, Gazz carraspea y cambia de tema.

- ¡Negocios! - cacarea sonriente - ¡Por supuesto! ¡En Trinquete todos vienen por negocios! Somos el puerto comercial más importante del mundo... ¡Tendrías que ver cuánta gente pasa por aquí! De hecho... - el posadero mira por la puerta, que está abierta de par en par y por donde entra olor a mar - ¡El último barco está a punto de llegar! Desde Ventormenta vienen los cargamentos nuevos.

- ¡Y es el último, Gazz! ¡El último de la temporada! - uno de los goblins de la mesa interviene en la conversación. Su voz es rasposa y chirriante, más grave de lo normal - ¡Después vienen las lluvias de verano y ya no se pueden coger más barcos en treinta lunas! - niega con la cabeza - ¡O si no los barcos se hunden!

Su común te resulta extraño. Hablan muy deprisa, por lo que tienes que esforzarte en seguir la conversación.

Los minutos pasan mientras observas el mar, y el barco se va acercando a su destino hasta que Trinquete aparece con todo su esplendor ante tus ojos. Es una ciudad muy extraña, con casas construidas de madera y chapas de extravagantes colores. Muchas de ellas tienen chimeneas de las que sale humo a pesar del calor que comienza a notarse (Kalimdor es un continente mucho más caluroso que los Reinos del Este, ya se sabe). El vaivén del navío está a empezando a marearte, pero por suerte la tierra está casi al lado.

Finalmente el barco arriba en el puerto, una ruda tabla de madera colocada mediante la ingeniería goblin, y todos los tripulantes corretean de un lado a otro mientras Fizzle el Pirata vocea órdenes en la lengua de los goblins. Sus gritos agudos sacarían de quicio a cualquiera, pero a los marineros parecen no molestarles.

Tras un buen rato de maniobras y amarrar cuerdas, un goblin con un parche en el ojo coloca un puente por donde los marineros comienzan a descargar las mercancías. Hay otros esperándolos en tierra firme, saludando con pañuelos blancos ondeando al viento. De repente notas una pequeña mano que te palmea la espalda.

- ¡Bueno, amigo! ¡Ya has llegado a tu destino! - ves al capitán que te señala Trinquete con orgullo - ¡Espero que hayas pasado un viaje agradable a bordo del barco de Fizzle! ¡Las travesías con los goblins son siempre más agradables que con los altos!

Y dicho esto el pequeño ser te adelanta y empieza a descender por el puentecillo mientras silba una canción. Parece feliz de estar en casa.

Al fijarte más atentamente en la ciudad, ves que en el centro destaca un edificio mucho más grande que los demás, que supones que será un lugar de encuentro para los visitantes que vienen en barco. Está hecho de chapas verdes y moradas, y adornado con unos espantosos engranajes que le dan la impresión de ser un horno gigantesco.

Sin equipo, sin conocer el lugar, sin nadie a quien poder recurrir, una niña que podía haber muerto y una conspiración que no había podido impedir... desde luego, los dioses jugaban una mala pasada a Braun, puesto que no podía hacer nada por evitar todo aquello.

Bueno, sigo estando vivo y eso es lo importante- con esto en mente, bajo del barco tras las palabras del goblin. Observo con detenimiento la zona, hasta ver esa torre en el centro- bueno, es un lugar como otro cualquier para informarse uno.

Brun comenzó a caminar hacia allí, mirando a su alrededor para conocer con mejor detalle la ciudad. De su mente aún no se podía borrar lo sucedido y sobretodo, sus ganas de venganza

Como pille al hombre que me dejó inconsciente se va a enterar- lo dudaba bastante, pero no pasaba nada por soñar un poco- vaya que si. Le voy a cortar en dos y a destriparle como que me llamo Braun. Y como le haya pasado algo a la niña...- era mejor no pensar en ello. Sus cortas piernas le llevaron finalmente al edificio.

Le resto importancia a las posibles mentiras en las palabras de goblin, en el fondo estoy agradecida por que al menos me cobijaron, otros desaprensivos podrian haberme robado y tirado al mar. Solo de pensarlo me recorre un escalofrio la espalda...

Tras pagar e intentar discernir los comentarios de los goblins (por que no hablan muchisimo mas LENTO!) decido que es un buen momento para hacer mis primeras pesquisas.- Vaya supongo que entonces ahora habra mucha actividad no? a decir verdad, vengo buscando joyeria con propiedades magicas, por encargo de mi maestro. Podre encontrar algo de eso por aqui?.

Un gorgogeo creciente proveniente de mi estomago me indica que probablemente no haya comido en unos dias, asi que tomo asiento cerca de Gazz- Y de paso agradeceria que me sirviera algo para comer. No se, alguna especialidad de Trinquete, por ejemplo?- Le pido con una sonrisa amable.

El pequeño goblin se apresura a sacar un plato de las profundidades de la barra, y luego se va corriendo hacia una puerta que supones que será la cocina. A los pocos minutos aparece con el plato lleno de una especie de estofado que huele bastante bien, la verdad. El posadero te lo pone delante con una amplia sonrisa y un vaso de agua.

- ¡Exquisito, señorita draenei! - al ver que eres una cliente en potencia, aumenta considerablemente sus modales - ¡Es el mejor estofado de carne de raptor de Los Baldíos! Cuando se caza al animal, la carne de su barriga es la más sabrosa... ¡Hay que tenerla macerando al menos dos días en vino para que coja esa jugosidad! ¡Exquisito!

Después se queda pensativo ante tu pregunta.

- ¿Objetos mágicos, eh? ¿Joyas? - se rasca un poco la nariz y luego se apoya en la barra con una mano - ¡Aquí hay comercio de todo, claro está! ¡Somos un gran puerto! ¡Aunque tengo que admitir que hace tiempo que no veo objetos mágicos! Los magos suelen irse a los Reinos del Este. Allí están los humanos, los elfos. ¡Todos practican esas cosas!

En ese momento, unos pasos a tus espaldas hacen que Gazz levante la mirada. Cuando te giras, ves a un enano que entra en ese instante en la posada de Trinquete. Va vestido con unos simples pantalones y una camisa de cuero, pero no lleva ni mochila ni armas ni nada, por lo que parece llevar un tiempo allí. Tiene aspecto de ser mayor y estar curtido en muchas peleas. Su barba, castaña y espesa, tiene ya algunas canas que la surcan; pero su cuerpo rechoncho y fornido parece estar listo para el combate. Mira alrededor con aire confundido. No tiene pinta de estar de muy buen humor.

Tras caminar por la pasarela de madera que conduce hasta Trinquete, lo que ves te llama bastante la atención. Nunca has estado en una ciudad de goblins, por lo que te preguntas si todas serán así de extrañas. Los edificios están repartidos por la orilla de la playa sin ton ni son, rodeados de palmeras que se agitan por la suave brisa marina. Alrededor de la ciudad hay una pequeña valla de madera que delimita el fin de Trinquete y el inicio de las llanuras de Los Baldíos, tierras de la Horda que conoces solo de oídas.

La mayoría de los edificios son de una mezcla de chapas y maderas de colores. No son muy grandes, de una única planta, y todos tienen extrañas maquinarias alrededor, que tendrán vaya uno a saber qué función. El edificio central al que te has acercado parece la taberna de Trinquete, ya que su gran puerta redonda deja ver una sala circular llena de mesitas.

Hay un par de goblins sentados en una mesa alejada, bebiendo algo mientras charlan rápidamente en su idioma. Pero sin duda, lo que más te llama la atención es una draenei que está sentada en la barra comiendo algo que huele apetitosamente, mientras escucha con atención al posadero, un pequeño goblin que no deja de parlotear.

- ¿Objetos mágicos, eh? ¿Joyas? - está diciendo justo en ese momento la criatura, con voz aguda - ¡Aquí hay comercio de todo, claro está! ¡Somos un gran puerto! ¡Aunque tengo que admitir que hace tiempo que no veo objetos mágicos! Los magos suelen irse a los Reinos del Este. Allí están los humanos, los elfos. ¡Todos practican esas cosas!

La draenei lleva unos ropajes de seda muy holgados, con pinta de tener buena calidad. Es alta, y su piel azulada parece brillar. Lleva el pelo recogido en dos coletas que dejan a la vista sus retorcidos cuernos, creando un conjunto que te resulta muy llamativo. Su pueblo es, sin duda, el más extraño de todos los de la Alianza.

Observa con asombro a la draenei. Nunca había visto a ninguna de esas exóticas criaturas. La primera pregunta que se le vino al enano nada mas verla fue: ¿que hará una chica como esa en una ciudad como esta?- quizás algo relacionado con la magia, habida cuenta de las palabras que le estaba soltando el posadero. 

Lo primero es lo primero- camina hacia el posadero y tras colocarse a su lado, espera pacientemente a que termine la charla con la draeneri y así poder formular un par de preguntas al mismo.

Observo con curiosidad a el enano que acaba de entrar. Me alegra ver una cara conocida, estoy acostumbrada a tratar con enanos en Ventormenta y son gente afables por lo general.- Maese..- Le saludo con una leve inclinacion de cabeza y una sonrisa.

Mientras degusto el plato que el goblin me ha traido, con la medida justa entre la educacion en la mesa, y la necesidad imperiosa de comer algo despues de  unos dias, pienso en sus palabras. Evidentemente si busco lo suficiente encontrare alguna pista, pero parece que voy a tener que hacer bastante labor de campo, preguntando y buscando.

Señorita...- respondo ante el saludo de la draenei. Tras esto observo al posadero- cuando termine me gustaría preguntarle varias cosas, sino es inconveniente- dice mientras vuelve de nuevo su mirada hacia la draenei- espero que no le moleste que la interrumpa de esta manera- comenta,

-Nfo dse podcuped...- Respondo primero sin darme cuenta de que tengo la boca tan llena que no se me entiende ni jota, asi que espero unos segundo para poder tragar y despejar mi boca.- Claro que no me importa, maese enano. Hable con el tranquilo-. y reemprendo mi tarea de llenar mi estomago

De repente me doy cuenta de la comida que come la muchacha y mis tripas rugen con furia- maldición- fue lo único que se me ocurrió decir. El viaje había sido largo y no había comido nada desde entonces- disculpe, mi estómago va por libre- es lo único que puedo decir. Desgraciadamente, no tengo nada que pueda hacer para remediarlo, puesto que no llevaba dinero encima- tendrás que aguantarte- piensa mentalmente el enano.

Posadero, ¿hay algún sitio donde un enano pueda intentar encontrar algo de trabajo? como verá, me han robado todas mis pertenencias y necesito de manera urgente dinero- dice- también me vendría bien ciertas indicaciones de la ciudad, puesto que desconozco la misma.

El goblin os mira mientras charláis y no puede evitar una risita cuando la draenei habla con la boca llena, olvidando por un instante las normas básicas de cortesía. Después mira al enano y abre mucho los ojos ante el comentario de que le han robado.

- ¡¿Que te han robado todo?! ¿Dónde ha sido eso? ¡¿Fueron asaltantes de los caminos?! Últimamente en Los Baldíos la gente anda un poco revolucionada, sí - Gazz asiente con un fingido aire pesaroso, tratando de ocultar su curiosidad por lo sucedido al enano. Luego parece pensativo, aunque tratándose de un goblin seguramente no lo esté - ¿Trabajo? ¡¿Trabajo para un enano, mmm?! ¡Será difícil, amigo! ¡Y más en estas tierras! ¡Trinquete es una ciudad de goblins y solo trabajamos goblins, porque si no vendrán a invadirnos! ¡Somos el enclave neutral de Los Baldíos! Y Los Baldíos, como bien sabes, son de la Horda. ¡Y no creo que quieran aceptar a un enano para algún trabajito! - el posadero se ríe con una carcajada aguda, pero su broma no tiene la menor gracia - ¡Tendrás que irte muy lejos a buscar dinero! ¿¡Por qué no pruebas en Ventormenta?!

Suspira ante la veracidad de las palabras del goblin- no, no me han robado aquí. Es una larga historia- contesta, evasivo- de hay vengo y ahí quiero volver. ¿Cual puede ser la ruta mas corta para ir a Ventormenta?- esperaba no tener que esperar un mes aquí para poder volver- me han comentado que para ir en barco tendría que esperar un mes, y no puedo esperar tanto. ¿Hay alguna otra manera más rápida para ir?

Cuando el enano cuenta sus problemas, siento un poco de lastima por el, asi que intento ayudarle.

-Disculpe, maese, pero si necesita ir a Ventormenta, por que no recurre a un mago? le podria crear un portal para volver...- Pienso unos segundo acerca de mi experiencia, y de repente no me parece tan buena idea. Y eso que hasta pense en ofrecerme voluntaria para hacerle el portal. Pobre hombre!!

-Bueno, o mejor- Añado- si necesita algun trabajo, me vendria bien un escolta. La verdad es que no soy muy buena peleando- ofezco la posibilidad al buen enano, intuyo que es un enano fuerte y experimentado, y confio en que sea tan noble como el resto de sus congeneres

Miro a Lucyen tras escuchar sus palabras. Interesante proposición- comenta- lo del mago lo había pensado, pero supongo que necesitaré algo de dinero para que me abra el portal. No creo que lo haga gratis. De todas formas tendré que averiguar si hay algún mago en esta ciudad que pueda tener la capidad de abrir un portal- mira al posadero- ¿usted lo sabe?

Por otro lado, no tendría problemas en escoltarla, pero antes necesito conseguir un equipo. Como ve, no tengo nada de posesión en estos momentos. Me han robado todo lo que tenía.

El goblin no deja en todo momento de observaros con una sonrisa. Parece feliz de poder meter las narices en una conversación ajena.

- ¿Magos? ¡Magos en Trinquete! - niega chasqueando la lengua - ¡No lo creo!¡Aquí somos todos honrados mercaderes! - después señala a Lucyen con el dedo - ¡Pero puedes ser su vigilante! ¡La pobre señorita aterrizó hace unos días en mitad de nuestra taberna y ha estado gravemente enferma! Deliraba... ¡Hablaba sobre cristales todo el rato! ¡Y paladines! Seguramente el golpe que se dio en la cabeza fue muy grave- añade mirándola con lástima, como si estuviera mal de la cabeza.

De repente parece acordarse de algo, y se inclina hacia vosotros con aire conspirador.

- Aquí no tenemos magos - dice con un tono más bajo, pero aún así perfectamente audible en la taberna. Los otros goblins parecen estar pendientes de cada una de sus palabras - Pero si queréis hablar de esos temas con alguien... Podéis ir a ver al hombre morsa que vive en la colina de al lado. Dicen que es un chamán que viene de las gélidas tierras del norte, donde los hombres no ponen el pie. Es un adivino... ¡Aunque nosotros no creemos en esas tonterías, claro!

Bueno, menos es nada- responde apesadumbrado el enano. La sola idea de pasar aquí un mes entero rodeado de tantos goblins no le parecía halagüeña- sino le importa me quedaré con usted hasta que tenga que ir a ver a... esto, el hombre morsa. Si le parece bien claro esta- dice tras sentarse al lado de la draeneri- mi nombre es Brauns Stormhammer, un placer.

Cuando el goblin menciona algo de un hombre morsa de las tierras del norte, se me ilumina el rostro. Que suerte!!!! Es muy dificil viajar hasta ese continente del norte, Rasganorte creo que lo llaman, y muy peligroso. Seguro que ese individuo puede contarme muchas cosas. Y ademas es adivino, que siempre me han resultado curiosos.

Tan emocionada estoy que cuando hablo sueno acelerada.- Señor goblin, donde vive ese hombre-morsa exactamente? me podria guiar??.- El enano se sienta a mi lado y se presenta. Debido a la repentina emocion, olvido toda etiqueta- Encantada Braun, yo me llamo Lucyen, mucho gusto.- Respondo mientras le sacudo fuertemente la mano, como he visto hacer a muchos humanos.

- Me acopañaria a ver a ese adivino? seguro que aprendemos mucho!. Espera!- me levanto de un salto y compruebo entre mis posesiones que siguen estando los libros en blanco, Los repaso a toda velocidad y cunado me doy por satisfecha, miro espectante por turnos Gazz y Braun.