Partida Rol por web

Anda, pues parece que aquella mujerona sí que tenía tiburón. Además que le daba igual que lo supiera la gente, pues acababa de agarrarse el paquetón frente al machote de Yuri. Él seguramente saltaría con algo y yo ahí estaba de adorno, pero igual no abriría la boca. Que su tigre de Siberia atacara era algo que la ponía muy burra y ya no sabía si estaba mojando la braga del bikini o era efecto del jacuzzi...

... O eso pensaba hasta que lo vio, que la mojó de verdad. Se le paró el corazón bandido y puso una preciosa sonrisa, de "ay si tú quisieras ahora mismo". Y esa cara no podía ser para otro que para el Julio de sus amores. Menudo galán, menudo hombre, un truhán y un señor de los de antes. No pudo reprimir un suspiro y casi un gritito de emoción cuando se acordó de ella. -Ay, Julio... Sí que soy yo, la Lola. Claro que voy a cuidar del Yuri, que es mi Tigre de Siberia, que lo sabe él. Que alegría verle- dijo contenta, para luego volverse a su Yuri. -No me habías dicho que venía Julio... Que sorpresa más grande- y grande fue la comida de boca que le hizo, así gratis. Que le metió la lengua hasta la campanilla, como Julito llegó en su día a la suya. Que gestos más bonitos tenía aquel cabrón ruso con ella.

Casi estoy preparada para volver a saltar a Yuri, ante su siguiente machada, pero se me quedan las palabras en la boca (o el paquete sin estrujar) cuando el mundo para mí se para y siento la hinchazón de mi entre pierna. ÉL, ÉL MACHO ÚNICO, ALFA, BETA, y todas esas mierdas.

Le hago un repaso, mientra se distrae con rusos joputas y hembras menores. Pero, como no podía ser de otra forma, repara en mi figura de diva griega. Me atuso el pelo asín como mucho arte. 

- !Oiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! Me quedo muerta Julio, tol coño haciendo palmah...Yo soy Crihtina, truhan - le planto un par de besos en las mejilla. Pero no de abuela de mucho ruido y pocas nueces. - Tu fan number uan - alzo un dedo, y aparto a una de esas medio hembras de su brazo, para colgarme yo. Le guiño un ojo cuando dice que si con ambos - Y con loh que se me ponga, ehta leona tiene muncho apetito...Vamoh por esa copa.

Venía solo, con su andar porcino. Le escoltaba la policía, por que... ¿Para que usar guardaespaldas cuando puedes llevar a la policía local? La policía a la que tu pagas el sueldo, y que debe hacerse matar por ti si es necesario. No obstante, los maderos quedaron abajo, pues no había problema allí, ni riesgo. Aquel era un hotel en SU CIUDAD, aunque la propietaria fuera extranjera. Nada debía temer en su ciudad. Más bien, los demás debían temer si le tocaban un puto pelo, o le hablaban más alto de lo debido.

Venía vestido con pantalón y camisa, con un cordón de plata y repeinado hacia atrás. A decir verdad, se había arreglado un poco, y eso es por que Amira era mucha Amira. A veces le había pillado mirándola con más ganas que un semental, medio sudado, pero el tío disimulaba razonablemente bien. Además, no le faltaban chiquillas con las que meterse en el jacuzzi, a pesar de que estaba felizmente casado y con hijos. En eso, los españoles eran exactamente igual a los saudíes. Conservaban en su sangre los genes de Al-Ándalus.

-Buenas nochesss -dijo con su cadencia habitual y casi cómica.

A ella la trataba con sumo respeto y exquisitez. No le había dicho "chati" ni una vez, y eso que solía llamar así a todas las mujeres. Ella era EL DINERO, y al dinero hay que tratarlo bien. Más que bien, hay que tratarla MUY BIEN. Por eso, le hacía concesiones y regalitos. Sus negocios apenas pagaban impuestos, y si tenía algún problema en el hotel, la poli se presentaba inmediatamente para solucionarlo. Faltaría más.

Sin pedir permiso, se sentó en una silla al otro lado de la mesa. Por que tenía que hablar cosas importantes, y por que tenía, que cojones, ganas de cenar algo. Y ese hombre era una auténtica boca del metro en lo que se refería a comer.

-¿Todo bieeen, alteza? -preguntó, mirando la carta.

El camarero se mantuvo cerca, y él le dió la comanda.

-Ponme unos boquerones y lomo al ajillo. Y de beber, me sacas un Rioja, que tenga buena crianza.

Sonrió, encantador como era cuando le convenía. Habían hecho buenos negocios juntos, y el hotel era buena prueba de ello. Podía intuir que estaba nervioso, por que había cambiado el partido que gobernaba el país, y habría que establecer nuevas alianzas. Gente nueva que querría trincar su parte del pastel.

-Disculpe si le molesta el comentario, pero está usted radiante.

Asintió, juntando el labio inferior con el superior, de modo que el de abajo se montara en el de arriba. Una respiración pesada y un asentimiento reforzaron sus palabras.

-Me han dicho que su hijo viene pronto, una semana, diez días, o así.

El camarero llegó enseguida con su vino y una copa, le sirvió para que catara, y él asintió dando su aprobación. "Deja la botella, chaval", le ordenó.

-He hablado con el señor presidente, y me ha dado ésto para usted.

Sacó del bolsillo de su camisa una tarjeta plastificada. Era un DNI español, totalmente en regla. Eso le confería la doble nacionalidad, asunto interesante, por que aparejaba la ciudadanía europea. Algo que le abriría algunas puertas, para sus negocios a futuro.

-Está de acuerdo en que debe recibir un buen trato, preferente. Aunque hay gente nueva, habrá que conceder otras licencias de obra. Estaba pensando en un resort con campo de golf, están muy de moda. ¿Le apetece invertir?

Vlady se dió una vuelta por la fiesta, con el radar puesto. Buscaba género bueno, pero especialmente a la chiquilla morena, para ir tirando sobre seguro. Cuando eres un tío como él, pétreo como los Mallos de Riglos, y con poca conversación, ligar es difícil. Así que si una chica muestra su interés por ti, eso que tienes ganado.

Yuri se retiró, por que el colombiano había llegado, y debía hablar unas cosas con él en privado. Privado significaba que, de momento, no iban a verle el pelo a aquel tío en la fiesta. Pero se lo verían. Y como se había quedado con ganas de las buenas, y las rusas decidieron que ya se habían remojado bastante, fue Mahoma el que vino a la montaña. Julio y compañía se metieron en el jacuzzi cuando ella iba a salir. Caballeroso, le había conseguido una bebida, que era un malibú con piña. Dulce como tú, dijo el picarón.

La Tocinos se metió en el jacuzzi y con ella, uno de sus chicos. El otro se mantenía atento, por si asomara el morro algún conocido o hubiera señales de peligro. Parecía que sería primero el placer, y luego los negocios. Tampoco era algo que le disgustara a ninguno de los presentes.

La chica reconoció a Vlady, y se dió la vuelta en el jacuzzi con las tetas sobre el borde del mismo, mirándole con una sonrisa.

-Hola, grandullón.

Julito se relajaba en el jacuzzi, dejando que el flow hiciera su efecto. A veces, solo había que dejar que las cosas siguieran su curso, por que la naturaleza se abría paso. Una de sus acompañantes se giró para saludar al hombretón, que no sabía si meterse una ralla, coger un cubata o acompañarles. Le reconoció como el chaval de la puerta.

-Te ha echado el ojo, muchacho -dijo, sonriendo.

Estaba frente a frente con Lola. Con su Lola. Madre de Dios, que recuerdos de esa chica, cuando estaba en la cantera. Fue una de "sus niñas", y una particularmente buena. Guardaba excelentes recuerdos de aquellos labios morenos y aquella vagina prieta.

-¿Que tienes susto, niña? Acércate un poquitín, y te cantaré algo.

Miró a Estefanía, y luego a la Tocinos. A pesar de que parecía un tío bonachón, que no tenía nada que ver con aquel mundo, escuchaba cosas. Había oído hablar del señor/a de la droga travelo, y de que era alguien a quien tener en cuenta. Y él solo se codeaba con lo mejorcito.

-Mari, cielo. ¿Sabes lo que es un shemale? -dijo, con acentazo.

Ella negó, graciosa.

-No, papuchi.

-Pues imagínate una mujer, así muy bien puesta, femenina y con todos sus atributos, pero que tiene un buen paquete. Escuché la palabra en Estados Unidos, donde te llevaré si te portas bien con ella.

La invitó con la mano, como quien rula un peta.

-El primero corre a cuenta de la casa.

La chica chapoteó en el agua, caminando hacia la Tocinos mientras la miraba como si se la fuera a follar allí mismo. Una mirada que prometía muchas cosas. Se acercó, a pesar de la mirada de recelo y envidia de sus chicos, que no tenían tetas para poder competir con ella.

-Dime... ¿Te gusto, o solo te van los tíos?

Dicho ésto, acarició sus labios con un dedo, juguetona. La otra mano, invisible bajo las burbujas del jacuzzi, ya tocaba paquete con mano experta. Pronto se generaría un calipo de lomo bajo el agua, pero ahora mismo dolía, al tenerlo hacia atrás. Habría que frenarla, o liberar a la bestia. Pero eso era decisión suya.

Sonrió de ese modo distante tan característico suyo, sus ojos eran inmutables, negros como la noche, fascinantes y lejanos hacían de sus gestos algo misterioso y perfectamente diplomático. De haber sido fea cualquiera hubiera pensado “menuda gilipollas” pero era guapa a rabiar y se le perdonaba ser una creída.

Esta vez estaba realmente satisfecha, ese DNI significaba muchas cosas, entre ellas que su adorada familia política no podía hacer con ella lo que le diera la gana, ahora era ciudadana europea, ahora la amparaban los derechos humanos, ahora podía hasta votar (si le apetecía). Giró el trocito de plástico tan brillante como el esmalte de su cara manicura y el oro pulido de los anillos que lucía en ambas manos.
Lo guardó en su cartera de Luy Buyton e hizo gesto de brindis con su copa de cava, era su manera de dar las gracias. Volvió a sonreir. Cruzó las manos atendiendo a la oferta, parecía una pantera recostada.
-Golf… sí, los grandes negocios se cierran entre hoyo y hoyo, una muy interesante sugerencia- bebió. Había oído que Hyatt estaba sondeando el panorama nacional para hacer lo mismo. Marbella no era tan grande así que le convenía mover ficha no vaya a ser que se le adelantasen –hablamos de muchas hectáreas… tendría que adquirir varias parcelas… o hablamos de suelo municipal?- ahora si le miró directamente –un… “alquiler” con opción a compra me ahorraría tener que negociar con particulares y supondría unos ingresos en las arcas municipales mucho más jugosos que un IBI de primera clase ¿Qué me dice?-

Le trajeron su comida, que era una ración de lomo al ajillo con un puñado de patatas fritas, y los boquerones rebozados con su rodaja de limón. Se dedicó a comer, cosa que le gustaba, y uno de los auténticos placeres de la vida. De vez en cuando la miraba, esperando que ella diera un paso, hiciera una pregunta o comentario. A veces se ponía así, como reflexivo, pero un gesto estudiado, y daba pie a la otra persona para hablar. Cuanto más habla el otro, más se descubre.

-Municipal y recalificado. Estamos en ello. El precio será competitivo.

Escuchó su propuesta mientras se bebía media copa de vino de una pasada. La señaló con el cuchillo de pescado, romo e inofensivo, tan solo un momento, mientras componía una sonrisa.

-Si, me gusta. La contrata de obras ya está fijada, es gente afín al Pepé, pero que me pasará comisión. Le garantizamos una compensación en los tres primeros años si el negocio no despega adecuadamente. En ese caso, como es alquiler, podría endosárselo a otra persona. A cualquier pardillo. Pero cuajará, cuajará. Todavía vienen por delante años de vacas gordas.

Sabía que el detalle del DNI le había gustado, que lo apreciaba. En su país, si la pillaban, podían darle unos buenos azotes. El caso era que él quería ganarla para el país. Todo ese dinero petrolífero, invertido aquí, generando riqueza aquí. A fin de cuentas, aunque fuera un hijo de puta corrupto, era patriota. Le gustaba gastar dinero en el país, y generar riqueza en el mismo.

Se había zampado la mitad de la comida en cinco o seis minutos. Era una auténtica máquina de engullir.

-Si tiene problemas con la familia y necesita algo... lo que sea, dígamelo. Llámeme al móvil, no al despacho, por si acaso, y en persona lo importante.

Parpadeó, frío como su puta madre.

-Si alguien le molesta demasiado, tengo gente y medios, para que no la molesten más. Después de todo, ahora somos españoles, ¿No? Me gusta cuidar de los míos.

Ya hablarían del precio por toda aquella ayuda "desinteresada".

El ruso se marchó y la dejó sola en el jacuzzi. Sola y caliente como un niño al que abandonan fuera de la sombrilla haciendo su castillo en pleno agosto en la Manga de vacaciones. Tantos roces sobre la entrepierna de Yuri le habían dejado para freír huevos en el chichi, bien ardiente. MariLoli hizo un mohín con la nariz viendo que el ruso entraba, pero el disgusto frustracional duró poco, ¡porque Julio venía al jacuzzi! ¡Ay por la virgen de la luz de su amada Cuenca! ¡Que su amor platónico y no tanto venía a meterse en remojo con ella!

-Sí me lo dices así me tendré que acercar- le dijo sonriendo y de inmediato estaba pegada a su lado, con su brazo sobre los hombros. Aquello era el cielo divino, toda hembra de la península y parte del Yucatán debía saber aquello. Escuchó lo que decía sobre aquella mujerona u hombretón u lo que fuera, porque MariLoli estaba confusa y no le gustaba pensar de más. Pensar era para las que no tenían las tetas bien puestas y un buen arrojo para comerse la vida como fuera (de rodillas, boca arriba, a cuatro patas...).

Allí aquellas mujeres se iban a liar y ella no era muy del rollo bollo, o lo que fuera a pasar allí. Casi se podía ver el humo salir de la cabeza de la chiquilla, que no procesaba bien aquello. Osea, los maricas y eso solo se toleraban si tenían pasta y diseñaban ropa... Como los Vitorio y Lucchino y esa gente. Se volvió enseguida a Julio, pasando de lo que hicieran los otros. -Se rumorea que te vas a hacer las Americas, Julio, ¿es verdad? ¿Has ido ya? Cuéntame cómo es...- que a los hombres les gustaba que los admiraran y allí estaba ella dispuesta para lo que hiciera falta.

Baldomero se paseó por la fiesta, profesional, vigilando que todo estuviera en orden tanto como a la colección de jamonas de todo color que había por ahí. El jefe se había ido con Salazar a sus cosas, y alguien tenía que controlar el percal de la fiesta. Por aquí y por allá había gente charlando, riendo y esnifando, lo normal. En alguna tumbona una zorra cabalgaba a un viejo de oro. En una esquina oscura tras unos arbustos, Chari, la puta de Burgos, agarraba de los pelos a un tío to fribrao que estaba de rodillas, marcándole el ritmo en la mamada que le estaba haciendo a otro al que no veía la cara.

...maricones... arghh... le asqueó y miró para otro lado.

Una camarera con gesto claramente tenso y asustado pasó por su lado con una bandeja. Una de esas que traen de las ETTs o de algún catering, que seguro que nunca había visto un sitio igual. A lo mejor alguien le había tocado las tetas. El ruso cogió un cóctel y se lo ventiló de un trago. Vodka, claro.

Acabó en el jacuzzi, que era de marca Jacuzzi además, y allí estaba PUTO AMO. Eclipsaba todo lo que tenía alrededor. Vladi sintió deseos de regalarle a su propia madre para que le vertiera su semilla dentro. Le regalaría a su hermana, la Susi, para que fecundara su vientre. Uno no puede mirar a Julio de cerca y no querer regalarse, sentir admiración y sentirse como ante un dios del placer sin complejos. Se acercó y la morena posó las tetas en el bordillo.

Pero Julio no estaba solo. Además de sus dos chochitos, ahí estaba la Lola. La Lola, por dios. La nena de Yuri. No se podía estar más rica. Era de esas tías que se merece un pajote, y Baldomero no negaría ante ningún juez que se había hecho unas pocas de gallordas buenas a su costa. Que no se entere el jefe, en cualquier caso. Bufff la Lola.

Y al lado de la Lola, uno de los maromos de aquella pedazo de jaca a la que llamaban "la Tonadillera". Corrían rumores muy extraños sobre esa mujer, rumores que el Vladi se negaba a dar por ciertos. Había cosas en el mundo que no entendía y conceptos que le costaba mucho comprender. Pero para él era IMPOSIBLE que una pedazo de hembra como aquella fuera ¿lo qué? Se le escapaba la idea. No podía manejarla. Ok, era un poco alta y algunos decían que tenía una voz asín como cascá, pero el Vladi argumentaba que las modelos de las revistas también son altas y que eso no era una voz de hombre, era una voz de mujé sensuá. O sea: que no, que era imposible eso. Que esa era una mujer que estaba más buena que la puta madre que la parió. Además, no iba a admitir se la pusiera morcillona con la Tonadillera porque, joder, si de verdad era un tío ¿entonces era maricón?

Vladi miró unos instantes al cuello de la Tonadillera, a ver si era verdad eso que decían que tenía más nuez que California. Pero no notó nada raro, lo que le confirmaba su opinión, y además la morena se había acercado a recibirle. Y la rubia se había acercado a ella buscando rollo bollo. Le había metido la mano por el coño, estaba claro. Por lo tanto era lesbiana y las lesbianas solo tiran por las tías. O algo así. La verdad es que el mundo moderno era muy complejo y el Vladi se sentía a veces algo perdido. Le gustaban las cosas sencillas, y tomar el camino de A a B sin pasar por C ni por J.

La morena le saludó. Taba güeña y parecía carne medio hecha ya, al punto pa darle un bocao. Al Vladimir también le costaba eso de cocinarse a una tía de principio a fin, así que si vienen precocinadas, mejor.

-Hola. Soy er Bradimí.
 

Allí me metí al Jacuzzi, con EL HOMBRE. Algunas medio hembras siguieron allí, otras se fueron, pero yo cogí el sitio que merecía en aquel jacuzzi al pecado. El colombiano iba a estar ocupado un buen rato, y yo bien podía tener un momento de ocio y diversión mientras el puto ruso hablaba lo que tuviera que hablar con él.

Coqueteaba con unas y con otras, pero yo le diría una mirada caliente como la tierra de la playa de Chipiona en pleno agosto. Quizá esperase hacer piecitos con Julio, pero en su lugar me manda una rubia. La mu puta me soba el tiburón que da gusto, que hasta me lo pone de la consistencia del diamante. La miro entrecerrando los ojos. Había pinchado ya antes con tías, aunque no era mi predilección. Quiero decir, mis gustos tiraban más a lo faloide. No obstante, allí me quedaban clara muchas cosas.

- !Oiiii, por el coño la Bernada! ¿Tu quereh un voyer desoh? !Dígooooo! - una palmada así que doy- ¿Tu quiereh verme dando lo suyo a esta zanguanga, truhan? ¿Eh lo que quiere? ¿Te pone? - mirada tórrida- ¿Eh, eh, tu quieh mirah? - echá la tela pal lado, y dejo salir el tiburón. Seguía mirando a Julio tórridamente.

Ella se rió por su acento, que era gracioso de la hostia. Ella, que era malagueña salerosa, sabía reconocer el acento de Cádiz.

-¿Ere de Cai? ¡No joa niño! Parese un ruso déstos. ¿Como te llamas Vladimí entonce?

Sonreía con dentadura inmaculada, mirándolo con harta curiosidad y ajena, de momento, al putiferio que se estaba líando dentro del yacuzzi.

Rodeó a la Lola con la mano como un padre afectuoso, como un papuchi. Así le gustaba que le llamaran, mientras sonreía con esa expresión de cabroncete hijo de puta que está de vuelta de todo. Oveja que bala, pierde bocado, y la niña que tenía a su lado parecía a punto de nieve.

-Pues, a ver... -dijo.

La atrajo todavía más, para que se apoyara en su pecho moreno, mientras la mano derecha bajaba con intenciones aviesas y masturbadoras. Era un maestro en el arte de triscar al disimulo.

-Estados Unidos está lleno de oportunidades, niña. Aunque una cosa te voy a decir, y es que son gente rara con sangre de horchata. Solo merecen la pena los que vienen de Irlanda, de Italia y todo eso. Sangre católica y latina como Dios manda. Por eso lo latino está de moda.

La mano, que ya se había metido en la braga del bañador, frotaba almendrilla que daba gusto. Aunque el agua no es el mejor lubricante, él sabía como ir tocando la tecla, nunca mejor dicho.

-He estado mucho en New York y Miami. Miami te gustaría, se parece a ésto, pero más cubano.

Con la otra mano, artista, daba sorbos al mojito, mientras miraba lo que hacía la Mari con el/la Tocinos. Sus preguntas impertinentes obtuvieron, no obstante, respuesta implícita con una larga sonrisa y una mirada que compartió, cómplice, con Lola. Pajeaba más fuerte, el figura, y sabía a gloria.

-Me gusta ver como te lo pasas bien, ¿Por qué no?

Miró a Lola, como si ella tuviera capacidad de decisión en el asunto.

-¿Te gustaría verlo?

María palpó, curiosa. Efectivamente, ahí había salchicha wiener, además de las buenas. Que buen instrumento se gastaba el/la hijoputa. Se mordió el labio inferior, por que las ganas iban aumentando. Ella, que se comía lo mismo un filetón que una dorada a la espalda, tenía ambas cosas en una.

Se acercó hasta que quedaron teta contra teta, montada encima de la herramienta, todavía sin introducir, frotándose contra el instrumento, aún sobre su bañador. Un bañador que podía o no seguir puesto. Todo dependía de los deseos de MariLoli Díaz, una chica de Cuenca, a la que Julito estaba haciéndole un dedo a nivel profesional.

La Tonadillera dijo algo de fondo con su voz de mujé sensuá, pero para entonces el Vladi ya estaba de cuclillas delante de la chica de Julio con los ojos en sus tetas.

-Ji, de Cádi. De La Línea. Y eso, me llaman er Bradimí. El ruso, tamién. ¿Y tú quién ere, niña?

La MariLoli ya sabía de las habilidades del señor Iglesias, era por eso que las traía a todas locas. No era solo que fuera guapo, apuesto, formal y cantara bien, es que luego tenía un saber hacer propio de ese tal Nacho Vidal. Al parecer la tenía como un caballo y era un macho puro ibérico español tranca pata negra. Decían que hacía porno, pero claro la MariLoli no sabía más de él que lo que oía, porque ella era una señorita de bien y eso de ver porno no. Ver porno era de hombres y de hombres salidos, hombre ya.

Abrió los ojos cuando aquella mujerona se sacó el tiburón, ¡hostia que era verdad! ¿Cómo era posiAhhhhjaaaammmmmm....- gimió, olvidándose de todo ante el contacto digital del cantante. Sentía hasta cómo se le ponían los ojos blancos y se desenfocaba la vista y toda la hostia. Vamos, que el tiburón aquel le importaba tres carajos con tanta burbujita y tanto movimiento dedil.

-¿Eh?- preguntó indispuesta cuando Julio le preguntó algo, ¿qué le había dicho? Suponía por la situación que algo de que follaran ya de una vez. Ella quería buena tranca española ya. -Sí, claro, claro- asintió varias veces y se dejó caer sobre el pecho moreno y con sus pelillos justos de Julio. Estaba en el cielo.

Ahí atrás se estaba armando la marimorena. La gente miraba de vez en cuando al jacuzzi por puro voyeurismo, por que la que se iba a liar allí no era ni normal. Epifanías veraniegas de sexo y alcohol, un clásico inmortal. Por su parte, Estefanía y el Vlady seguían con el tonteo como si fueran dos pipiolos enamorados.

-Jajajajajaja. Po yo soy de aquí al lao, de Estepona. Me llamo Ehtefanía, cielo.

Ya había gemidos en el jacuzzi.

-¿Yeva bañadó?

Parecía una invitación a sumarse a la bacanal.

Ni corta ni perezosa, al escuchar aquel "si" se apartó la parte de abajo del bañador con una mano y se metió aquel troncho de carne en el interior de su ser como si fuera todo un movimiento. Como quien está acostumbrado a esas lides. La verdad era que la naturaleza hacía las cosas bien, y aunque el sexo con tías no solía molarle demasiado, debía admitir que no era lo mismo meterla en donde se suponía que uno debía, a hacerlo por el buyate. Era una diferencia cálida como la caricia de un guante de terciopelo.

Las manos de María buscaron teta, y frotaron. Los sujetadores iban a durar un suspiro en sitio, porque se acercó a besar aquella boca transexual e insaciable, bien conocida por sus maromos, mientras comenzaba a ejercer el antiguo y noble oficio de amazona y sonaba en el agua PLAS, PLAS, PLAS.

Julio disfrutaba con las vistas. Disfrutaba a tope con la maquinaria. Lola se acercaba al primer orgasmo, que siempre es importante, como el primer amor o la primera vez que tu madre te da un potito Nutriben. Por su parte, como era hombre con clase, dejó que ella decidiera cuando pasar a mayores, por que él no era de los que la sacan en público sin un buen motivo. Y ese motivo dependía enteramente de Lola y sus ganas de pasarse por la piedra los convencionalismos sociales.

Ya venía, ya llegaba... Se notaba intenso, de esos de mojarse toda, más si cabe. El agua del jacuzzi se estaba mezclando con fluidos varios, y aquello iba a parecer un batido de los de Bimanan, de esos que sustituyen a una comida de chichinabo.