Partida Rol por web

Que fácil es todo con dinero. El dinero te hace más guapo, más interesante, más cool y sobre todo más “tenible” en cuenta. Por eso le ofrecían tratos como aquel, “dinero llama a dinero”. Cualquiera con conciencia se plantearía muchas cosas pero ella no, era una de las pocas cosas que no tenía y no echaba en falta, como la vergüenza, más que una virtud era un obstáculo.
A cambio había que soportar ciertas cosas, pequeños sacrificios por mantener el frágil equilibrio de la diplomacia, cosas como ver engullir a cabestro del alcalde, pero después de años siendo follada a diario por un viejo chocho… estaba más que preparada para aguantar carros y carretas.

-Lo tendré en cuenta-
La propuesta merecía una recompensa, así que desplegó su bellísima sonrisa, perfecta como un broche de perlas y rubíes, a la vez que le despedía con una mirada y un gesto de mentón –Es usted muy amable, estaremos en contacto- el alcalde no esperó un apretón de manos, sabía que los saudíes eran de otra manera, especialmente las mujeres.
Alzó de nuevo la copa a modo de brindis –Viva España!- esperaba que apreciara el guiño patriotero, sabía que era muy de esa cuerda.
Esperó a quedarse sola para pedir el postre, una petición especial: cuernos de gacela. Su dulce favorito y que casaba estupendamente con el cava, esperaba que eso le quitara el amargor de la inminente llegada de su "familia".

Ahí se estaba armando algo bueno porque había gente que se acercaba y to, pero el Vladi solo veía burbujeo del hidromasaje y mucho chapoteo de agua. Y en el medio las dos tias esas refregándose la raja. Bollerismo puro, vamos. Le sorprendió tanto interés, si esas cosas pasaban cada dos por tres en esas fiestas. Tías con tías, tíos con tios, de tó con de tó. Había que reconocer, eso sí, que la tal María estaba haciendo la tijera con la Tonadillera de una manera algo violenta. Más que enchopetando los higos uno en el otro parecía estar golpeándose contra la jaca aquella.

Y esos gritos no se los había escuchado nunca a una pava haciendo la tijera. Sin duda la Tonadillera era una maestra del sexo. Se notaba una calentura en el ambiente que pa qué. Esas cuatro jamelgas de cuidao, ahí en remojo, esos ojos que tenían todos a medio caer de lujuria. El Vladi se mordió el labio y respiró hondo, porque se le estaba morcilleando el solomillo por momentos.

-No llevo, niña... ademá questoy trabajando, shosho -dijo. No sabía en cuál de las 8 tetas poner los ojos. Iba pasando de un par a otro consecutivamente y, en medio, la sonrisa socarrona de don Julio. Teta, teta, Julio, teta, Julio, teta, teta, teta, Julio, teta, teta, Julio, teta, teta, Julio, teta. Qué buenas estaban todas me cago en dios. Se las perforaba a las cuatro una detrás de otra que se iban a enterar las mu guarras que les iba a llegar la polla a la pared del útero hijasdeputafgfhghgg

...toy currando... Joder, es que era verdad y todo. A veces él y el Paco se comían alguna, pero solía ser en el fin de fiesta, aprovechando lo que queda consciente y semiconsciente y tal. O, si había suerte, el típico mamazo en el baño con alguna guarra que hubiera por ahí, y luego a seguir currando.

Se enderezó resoplando y casi se marea, o por la calentura que había en el aire y en su escroto o por ponerse de pie más rápido de lo debido. Notaba un cosquilleo intenso en el interior de sus huevos pero...

-Tengo curro, niña. La vida de mi hefe tá en mih mano ¿sabe? Buhcame luego sieso -un hombre frío como Siberia. De puertas pafuera por lo menos, porque por dentro estaba por echarle un queso a la cara a la morena.

Dio un paso atrás no fuera que le salpicaran de agua o de algo, y se colocó la polla. Tenía otras cosas en las que pensar. Bueno, no, mentira, ahora ya la imagen de esas cuatro zorras en la bañera con Julio le iba a acompañar el resto de su puta vida. ¿Soportaría la herencia de no haberse metido en el jacuzzi a compartir coños y tetas con el mismísimo Julio Iglesias? ¿Se lo perdonaría alguna vez? Lo cierto es que esa historia valdría para beber gratis pa siempre.

Allí se dejó llevar, pegada al señor Iglesias, mientras que la mano de este le daba candela. De fondo muy lejos oía el chapotear y los gemidos ruidosos de la rubia. La MariLoli era más bien de hacer esas cosas en privado, que no le gustaba que a una la llamaran según qué cosas, vamos desde que se la chupó al hijo de la Chusa la Manosgachas en la recámara donde guardaban los aperos de las mulas, allá hace tanto tiempo atrás (lo mismico cuatro años, una eternidad). Luego el muchacho fue el que le pagó el viaje en el bus de la requenense a Benidorm y el alojamiento y todo eso. Pero vamos, que no se enteró nadie. La MariLoli siempre se las había dado de discreta, que bien sabía que en Cuenca to se sabe, no hay más que oír a las viejas cotorrear cuando se salen al fresco en verano. Que hay veces que las noches de agosto están frías como para afeitar a un gorrino chato y ahí están las putas viejas con su pellica puesta y a darle a la sin hueso.

El caso que ella quería mambo con el señor Iglesias, pero claro, tenía el reparo del qué dirán si se lo montaba allí delante de todo el mundo. Quería recordar otros tiempos, pero más así en privado. Le costó retomar el aliento hasta que se acercó al oído de su Julio del alma. -¿Y si vamos a otro lugar más privado?- le dijo con toda la voz cachondona de querer más, siempre quería más. 

Luego miró de reojo a la rubia cabalgando a la Tonadillera y abrió los ojos, saliendo un poco de la nube de feromonas y fluidos que flotaba alrededor del TRUHÁN por excelencia. ¿Qué era aquello? Aquello no eran dos tías liándose como hacían a veces las chicas de comerse la boca, todo por llamar la atención masculina claro. Para MariLoli las lesbianas de verdad no existían, eran mujeres que querían atención... Y bueno, de los maricones seguí teniendo su idea. Pero si tenía tiburón, ¿aquello era un polvo muy extraño sin más? A MariLoli le dio así un desvanecimiento leve, aquello era demasiado para su comprensión.

Hacía mucho que no se tiraba a una mujer. Y mucho es mucho. Desde diecialgo, que tuve que echarse una novieta para aparentar con Padre. La muchacha, Ramona se llamaba, disfrutó de algún pollazo que otro mientras hacia ruiditos de animalito herido con la cara pegada al colchón, y yo pensaba más que en ella, en su hermano el Jacinto. Pero aquello era distinto, era por Julito, para darle un gusto. Si no miraba que me estaba cabalgando una tía, sino a Julito el menear sospechoso que se tenía con aquella medio mujer bajo el agua, podía sentir el cielo con el nabo de la consistencia de la estalacmita. Asín con la respiración acelerada.

Aquella zorrita se estaba entusiasmando, y yo no iba a poner pega...Pero de ahí a que me dejara besar había un abismo. Prefería dejarme follar mirando a la cara a Julito, asín toda tórrida, y dejar a aquella putilla con ganas de probar mi boca de quirófano de piñón. Que me daba morbo a mi hacerme desear. Por eso, cojo con una mano de la cara a la amazona, impidiendo que se acercar más. Así con cierta brusquedad.

- Dígooo, estos morros hay que ganarselos, zanguanga...- asín como que muy siseante.

Lo había tenido a punto de caramelo. Pero Vlady, como otros muchos tíos, prefería las cosas a su manera, aunque fueran difíciles. El carpe diem no vale para todos, y especialmente para aquellos que vienen de éste peligroso oficio donde nunca, jamás, puedes mezclar negocios con placer.

El que si los mezclaba era la Tocinos, aunque no dejara que le besara una desconocida, no tenía reparos en que se lo follaran de vez en cuando. Por su parte, Julito retuvo un momento más a la Lola, lo justo para que la Tocinos rematara la faena. Luego, se levantó con ella y con una toalla encima de los hombros de ambos, recorrieron la fiesta en busca de latitudes más privadas.

No se cruzaron, de milagro, con Fernando Roberto, que volvía a la fiesta un poco encocado, ni con el ruso, que se había quedando hablando unas cosas con su mano derecha. De momento, los astros no se alineaban, y era mejor así. Por que si ambos macrós la descubrían tirándose al cantante, se podría liar gorda. A decir verdad, se podría liar si enteraban que era una cabrona que jugaba a todas las bandas que podía.

El colombiano se cruzó con el Vlady, al que prestó poca atención. Había oído nosequé de una piscina del pecado, donde una "buena amiga" había sido vista. Pero al llegar allí, solo vió a una rubia española poniéndose las bragas bajo el agua, al famoso travelo que trabajaba pasando droga en la región de Málaga y a dos tíos tan chetados que debían ser mariquitas.

-¿Han visto a Lola nomás? -preguntó, casual.

Buscando, buscando.

Entraron dentro de la casa, esquivando providencialmente a algún guardia que por allí pululaba. La planta baja estaba frecuentada por gente varia, así que se pasaron a la de arriba. Reían y hacían comentarios graciosos, por que aquel rollo furtivo tipo adolescente subía la bilirrubina que daba gusto.

Al final, llegaron a la habitación de Yuri, que ella conocía. La puta habitación de Yuri. Aquello si era digno del burlador de Castilla, y la tenía asustada pero a la vez cachonda como una perrilla.

Julito sacó una botella de champagne mientras ella terminó de secarse con la toalla. Brindaron, y comenzaron con el besuqueo a pie de cama.

El Vladimir se apartó del jacuzzi y se giró, dejando a la Estefanía a dos velas y a sí mismo con un cirio de iglesia. Se le había puesto morcillona, rubenesca y cosquilleante con ese ambiente malsano de cerdismo que había en torno al jacuzzi. No pudo dar cuatro pasos entre la gente cuando notó una mano en el paquete, y pensó que sería la morena que había dado un salto mortal desde la bañera de flujos aquella para pillarlo por banda.

Pero no, era una vieja. Una de aquellas señoras momificadas, de pellejo amojamao, broncíneo y amarrón por haber pasado los últimos 40 años en la costa. Una de esas que la tocas y notas la piel como rígidamente flexible, tal que cuero o goma, y que se cubren la cara con una capa de proplast para repullar paredes y cuatro milímetros de maquillaje colorista de aplicación original y parkinsoniana, que no se sabe si es barniz brillante o se pone lustroso por una especie de sudor cremoso y perenne. Una de esas señoras que no comprende o no le importan las dificultades de maquillarse con buen resultado en un entorno húmedo y caluroso como Marbella. La vieja tenía la frente estirada patrás, lisa como el culo de un bebé, pero una papada colgandera. Se había olvidado de la mitad del lifting o directamente se veía guapa así tal cual, como les pasa a muchas divinas que hacen de su capa un sayo y les importa todo un carajo, mientras se quejan del poco glamour de otras.

Vladimir sintió un escalofrío. Sabía que debajo de aquel sujetador había dos tetas de cabra disecadas, uvas pasas renegrías de moreno y, quizá, con restos de nivea acumulados como estratos del Cretácico en unas arrugas profundas como surcos de un tractor. Y debajo del pareo, un potorro remustio y como con eco, con una serie de pellejones de cuero vaginal colgando como sendas tiras de mocos de pavo. Vladimir supo que, sin duda, esas crestas de gallo que habría entre las piernas de la señora vibraban si les daba la brisa de costao, como un par de guantes de plástico colgaos del tendedero.

-Señora, si me permite -dijo el Vladi agarrando la zarpa halconera de la vieja, que se le aferraba a la huevada. Le costó lo suyo. Se le puso el cogote erizado y se alejó con prisa.

... te va follá tu puta mare, vieha...

El Vladi no follaba a cosas así.

... yo no me como ezo ni jarto vino... ni una má...

El Vladi no follaba a cosas así, YA NO. Porque todo el mundo ha sufrío penurias y, en sus comienzos, hasta un Vladimir ha tenido que hacer cosas por ninero.

El Vladi se ventiló otro vodka para recuperar el temple y dejar atrás imágenes de un pasado no tan lejano en el que dejaba que viejas pellejas como esa se le agarraran del brazo y lo exhibieran como un trofeo. Dando pasos por el jardín volvió a acabar cerca del jacuzzi, donde la hermosa Tonadillera parecía relajarse entre burbujas después de su rollo lesbiano ...¡qué muhé!... y entonces vio a Salazar acercarse.

El Vladi se cagó en sus muertos, porque su idea era curiosear dentro antes de que acabara la reunión con Yuri. Poner la oreja y tal, enterarse de cosas, encontrar algún hueco. Porque el Yuri no siempre iba a ser el jefe, no? Alguien tendría que tomar el relevo alguna vez.

El Salazar preguntó por la Lola. Al ruso no es que le funcionara la cabeza muy rápido, pero no se le escapó que ahí había tomate. La Lola era la chica de Yuri y se la estaba beneficiando don Julio. Suficiente tenía la Lola que el ruso no la hubiera sacado de los pelos del jacuzzi, porque a don Julio se le perdona tó. Pero lo del Salazar el Vladi no lo tenía muy claro. Intentó disimular antes que meter la pata:

-Ni idea, señó Salasá. La vihto por ahí pero ahora a sabé poronde anda. ¿To bien? ¿Pueo ayudal-le nargo?

MariLoli iba riéndose por las esquinas, así muy pegada al señor Iglesias. Como dos adolescentes que iban a frotarse en el callejón antes de acompañar a la moza a su casa, anda que ella no había vivido eso hacía no tanto. Llegaron a la habitación de Yuri, aquello no podía ser bueno... Si se enteraba el ruso, claro. Lo mismo al cantante le daba igual jugarse la vida, o era tan puto amo que el mafioso decidía que no le importaba todo eso mientras no le pusiera un pedrusco en el dedo, ella al menos lo veía así.

Estaban sentados en la cama, dándose besitos como dos quinceañeros. ¡Qué bien besaba Julio! Tenía de nuevo a aquel truhán para ella y no podía creérselo. Quizás la favorita de aquella noche era la rubia y hoy había re*PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII*. El cerebro de MariLoli entró en muerte cerebral de nuevo, de que se quedó en blanco y parada. Así como si fuera un robot de esos de las pelis de ciencia ficción que se quedan si batería, o el puto pantallazo azul del windows. ¡Hijo de puta el Gates si lo pillara cada vez que pasa eso!

Después del pim pan pum, bocadillo de atún, aparté a la ganzuanga aquella de mi regazo. Lo hice de malas pulgas, porque Julito se había ido a mitad del espectáculo al que había accedido sólo por él. Todos los hombres son iguales, cuando ven que te tienen ahí comiendo de la mano, y no lo que no es la mano, pillan y se van con la mas facilona y la más sosa.

Pero no hubo tiempo para lamentaciones de ningún tipo, pues vi acercarse al colombiano. Por eso, me apresuré a guardarme rápidamente el tiburón, ya calmado, recolocarme la ropa interior...Y me levanté de las aguas, como la diosa de los mares que era. Para que ese colombiano me viera las curvas y este cuerpo de infarto que tengo. Que ya quisieran muchas. Este también viene preguntando por la golfa de la otra ¿que tenía esa mujer? Si estaba asín toa plana. No tenia na.

- !Aiii mi alma! !Esa sa ido en compañia, moreno! A comerle tol coño han ido, ya verah. !Dígooo! Pero yo soy Cristina, toa pa ti, bombon....Contigo quería yo habláh una mijita...- salgo del jacuzzi, de forma insinuante.

El colombiano estaba un poco confundido. ¿Hombre, mujer? La verdad es que Cristina fomentaba esa androginia, aunque fuera más mujer que hombre. Exceptuando por aquel morcón que gustaba de utilizar. Por que cuando el médico le explicó como crear una vagina a partir de eso, y que no iba a disfrutar igual, que de hecho iba a perder gran parte de la miga la cosa del sexo ella dijo "pues la polla me la dejas". Más vale malo conocido que bueno por conocer.

-Me han dicho que acá estaba mi mina, la Lola. Pero ya la busco yo nomás.

Parpadeó, mirando a la sirena que salía del jacuzzi. Luego, prescindiendo de las tetas y los morros operados, pensó que su cara le sonaba. Que había oído hablar de una "Cristina". Y es que el mundo de la droga es bastante pequeño.

-Pues hablemos. Te consigo un trago, ¿Si?

El walkie se activó con la voz de Paco. El idilio, si es que lo hubo, había terminado.

-Tenemos un problemilla. Un gilipollas se ha estrellado con el coche en la carretera, frente a la puerta, y está dando algo de por saco. Creo que iba con unas titis. Ya he llamado a la ambulancia, pero se puede liar un buen cirio si no retiran el vehículo pronto los bomberos.

Papuchi sabía aprovecharse bien de los momentos de debilidad. Por eso, tumbarla en la cama y comenzar a comerle todo el tigre fue casi uno. No supo en que momento preciso había terminado la braga del bikini tirada a tres metros de la cama, pero lo que si sabía a ciencia cierta es que ese hombre era una fiera.

Y más que lo iba a ser, cuando se puso encima y, a condón puesto (otro milagro) comenzó a darle a la faena con arte y poderío, que la tenía loca loquita. Y así estuvo, gozando como una perra en celo, hasta el fatídico momento en que Yuri subió a su habitación a cambiarse, y les pilló, a ella a cuatro patas y al cantante bombeando detrás.

El ex-soviético había entrado casi sin mirar. Pero ahora si que miraba, si. Sabía que no solía llevar un arma encima, pero que tenía una pistola en la mesita y un AK-47 en el armario. Y como eso le cogía más cerca, se fue arrimando allí, pero de momento se mantenía bastante inmóvil, sin dar crédito a lo que veía.

Y es que los tíos como él no se toman muy bien el hecho de ser unos pagafantas. O más bien, de no tener la exclusividad del uso de su tigre coquense. A decir verdad, se lo toman muy a mal.

-Ебена мать!!, ¡¿¿LOLA, KE ESTAS ASIENDO??!

Terminó de cenar, y pensó en cual sería su próximo movimiento.

A decir verdad, y dada la cercanía de fechas fatídicas, pensó en que era una buena noche para salir "de caza". Siendo fiel a su estilo, cazó en un territorio conocido, que era la discoteca que formaba parte del complejo del Hotel Romano, pero que tenía una entrada hacia el exterior. Era, por así decirlo, el patio de recreo público de aquel resort.

El tema que sonaba era famoso desde hacía años, y se convertiría en uno de esos inmortales cantos al bailoteo, el aquí te pillo y aquí te mato, y la canción de culto que sería repetida una y otra vez en las radios y recopilatorios. Se pidió un buen combinado. Se había cerciorado de que hubiera contratado en el local un barman decente, y no un ponecopas tipo español, que le decías "manhattan" y se rascaba la cabeza. Bailaba sola, aunque vigilada, atrayendo las miradas de los hombres por que, la verdad, estaba para darle por todos los lados.

De momento, no le interesaban los tíos que veía. Hasta que finalmente, un grupo de amigos y amigas llegó al local, y tras pedir las copas, comenzaron a bailar. Uno de ellos se desgajó del grupo para pasar por el servicio y, a la vuelta, se topó con ella casi de frente. Y ella vió aquellos ojos claros enmarcados en aquella cara morena y supo que esa noche iba, debía hacerlo suyo. Viva España, sin duda alguna.

Siempre hay un tonto. El típico chufla que mete el pataso en una fiesta, el que se pasa de copas o de coca, el que se pasa DEMASIAO con la coca y hay que sacarlo por atrás sangrando por la napia, el que llama puta a la tía equivocada o el que se cuela para gritarle a otro acusaciones de todo tipo. Pues esa noche tocaba un anormal que tiene un accidente... fuera de la casa. Encima eso, fuera.

-Voy -dijo.

Antes de que se diera cuenta se lo estaba montando con Julio, aquello no era nuevo y a la vez sí. Con el señor Iglesias una mujer no hace el amor, se abrocha el cinturón de seguridad y goza. Así que a eso se limitó hasta que escuchó la voz del ruso. Al principio se sobresaltó, pero después le vino toda la mala hostia de chica de pueblo grande a la que han abandonado en una fiesta.

-¿ESTÁS LOCO, YURI? ¡¡ME DEJAS SOLA EN UN JACUZZI LLENO DE PROSTITUTAS Y CON CHICAS-CHICO Y AHORA ME VIENES A PREGUNTAR QUE QUÉ HAGO!!- y como buena española que era se puso a montarle un pollo, a ella gritos los justos, pues bien había venido un día el papa con la escopeta a amenazar a la mama y esta le había soltao una tollina en la cepa la oreja. O cuando vino el papa pidiendo dinero para gastarse en el bar, diciendo que en aquella casa mandaba su polla. Luego su polla se pasó una semana en el hospital porque se la habían escaldao con agua hirviendo, accidentes domésticos que se dicen en urgencias. A una Díaz no se le tocaba la flor ni se le amenazaba. -¡¡Me tienes hasta el coño, copón!! A mí no me vengas con mierdas, que bien que te estaba calentando ahí abajo y te has ido, pues a tomar por culo. ¿¡O qué te piensas que soy!? ¡No soy tu putita Yuri!- le enseñó la mano, así muy amenazadora. -¡Yo no veo anillo ninguno y mientras te importe una mierda, te puedes ir a tirar a las zorras rusas escuchimizás de abajo! ¡Y como me vueltas a gritar te meto una hostia, a mí no me tocas los cojones así! ¿¡Me estás oyendo Yuri!?- la MariLoli hablaba to rápido y se puso colorá y to de la mala hostia, vamos que iba a reventar.

Que el ruso podía ser muy posesivo, pero a loco no le ganaba a una española dándole la vuelta a la tortilla. La MariLoli se puso el bikini de vuelta con mucha mala leche. Quizás también tuviera que ver para esa explosión el espectáculo de la mujerombre que había presenciado, que aún no comprendía. Cuando ella no entendía algo se enfadaba, ¡porque ella no era tonta! -A mí no me vas a tener paseando como una cualquiera, si la quieres meter en caliente te buscas a otra, yo pensaba que lo nuestro era algo más...- y después de eso, jugó la carta de la pena y se puso a llorar desconsolada.

No se me escapa la forma como este morenito me mira. Si es que yo estaba buena, y me lo decía al espejo cada día...Subía el animo una montoná, lo ví en una peli:

Salgo del jazuzzi, como una sirena, mostrando mis curvas peligrosas. Alargo una mano de uñas lacadas y recién arregladas para recuperar mi vestido. Aunque ando un par de pasos con parsimonia, que vea carnes. Ese tenía mi morcón en su boca en poco, digooo.

- Digooo, poh claro que quiero un trago, o doh...- me engancho de su brazo - Que coma mierda la Lola esa, que aquín tieneh a la mujeh suprema, bombón de licoh...- me rio un poco - Ay la ohtia, si me siento como una ehtrella de la Gata Salvaje con su galan latino, pirata.

Amira vivía por y para ella, destilando belleza y poder allá a donde iba, era más probable que te tocara el Gordo 7 veces seguidas que ser el destinatario de una sonrisa suya, una mirada o una palabra amable. Salvo si eras un hombre guapo, preferentemente joven y no muy listo, en ese caso puede que tuvieras su atención durante un rato, claro que buscaba un consolador interactivo que alimentara su ego no alguien con quien hablar, así que por muy guapo que fueras y muy bien que follaras tu vida, tus gustos y tus historias le importaban una soberana mierda, por eso una vez terminada la función te quiere fuera rapidito y sin protestar. No hay nada más patético y molesto que un guaperas creyéndose tu novio por haber echado un kiki.

España era un país con buen material masculino, le gustaban los mediterráneos, hombres con sangre en las venas, morenazos, que saben piropear y gastan un calibre apropiado, pero los españoles eran especiales, de cuantos poseían una belleza que le gustaba eran los menos machistas (musulmanes no quería verlos ni pintados, los franceses eran imbéciles y se habían descafeinado mezclándose con rubiales centroeuropeos, y griegos e italianos eran simplemente insufribles).

Le gustaba bailar porque le gustaba ser bella, deseada, admirada, estaba enamorada de si misma y bailaba para sí más que para cazar, porque con su cuerpo y su cartera no le hacía falta mover ni un dedo, se le echaban a los pies, además ella era de las que elegían no de las que eran elegidas y esa noche eligió a ese joven de mirada indomable y labios jugosos.
Hizo su “giro mágico” ondulando la cadera como la diosa oriental que era, su oscura melena se deslizó acariciándole la piel, del hombro a la espalda, como una cascada para acabar clavando la mirada en aquel mocetón y llamarle con el balanceo sensual de sus brazos. Si las miradas follasen a este chaval lo habría gastado ya de tanto usarlo.

El típico accidente tráfico a causa del alcohol. El coche había quedado a unos metros de la verja exterior, aplastado como un puto acordeón. Era increíble, pero no parecía haber víctimas mortales. El conductor, el que peor parado había salido, le estaban poniendo un collarín. Acababan de llegar los bomberos, y estaba allí la policía y los de protección civil. Un carajal de la hostia, y ellos allí viéndolas venir, procurando no asomar mucho el morro para no tener que responder preguntas incómodas a la policía.

El asunto podría alargarse un poco, para su desgracia, por que tendría que venir la puta grúa a llevarse aquel cascajo, y todavía se estaban echando las fotos, tomando las declaraciones y toda la hostia. Paco se había dejado la pipa en la garita por si acaso, no quería que los polis le pillaran con ella encima, y contestaba a algunas preguntas como testigo presencial, pasando un mal rato de la hostia.

Fue entonces cuando un pequeño convoy de tres coches de alta gama, posiblemente blindados, se acercó al lugar. El Vlady reconoció los coches, por que los había visto una vez y con eso le bastaba. Era el papa del jefe, el capo del capo, el famoso Anatoly Karpov, mafioso ruso de pro, que solo iba por allí de higos a brevas, para vigilar que su hijo no se desmadraba demasiado y que el balance de inversión era positivo.

Había escogido un día de mierda para darle la visita sorpresa al niño, y no solo por la fiesta, que tenía su miga, si no por el tema del accidente. Los mafiosos tienen poca paciencia para hablar con la policía.