Partida Rol por web

El ghoul ni siquiera se molesta en girar la cabeza para mejorar su audición, a fin de cuentas no tiene orejas.

- Está a un par de kilómetros, si llegas a la carretera es que te has pasado.

Parece que las descripciones vagas son algo común en Jericho, aunque viendo los alrededores cualquier cosa que no sea una piedra o se alce más de dos metros del suelo se ve con relativa facilidad.

- Cooper cultiva maíz, seguramente porque es lo único que agarra en esta tierra. Le gusta beber, beber alcohol, y no sería la primera vez que se queda borracho en casa. Aunque lo extraño es que se retrase tanto en su visita semanal. Incluso borracho es un buen hombre, puede que hasta te invite a un trago si lo visitas.

Poco más se puede obtener de Harry, para ser un vendedor dista mucho de ser el típico charlatán que intenta venderte a su propia hermana.

No es que el ghoul sea una fuente de información precisa y fiable, pero habida cuenta de la pasividad local, podía darme con un canto en el pecho. "¿Re-com-pen-sa...?", Pregunto finalmente. No me iba a poner a regatear y, la verdad, no estaba en la mejor posición para decir que no. Sólo era curiosidad. Sea como fuere, empecé la marcha hacia el Sur, siguiendo las instrucciones del ghoul. Esas precisas y detalladas instrucciones.

Los ghoul no son famosos precisamente por su generosidad, no serán los mejores clientes que puedes tener pero de momento parecen ser lo únicos.

- Hablaremos de tu pago cuando vuelvas, todo depende de si Cooper está bien. Si he perdido uno de mis mejores clientes el negocio se resentirá, así que espero que me traigas un mensaje suyo.

Viendo que no hay mucho más que conseguir de Harry optas por ponerte en camino. Una vez más seguir el cadáver de una carretera funciona para encontrar lugares del viejo mundo, todo aquel que quiera esconderse para bien o para mal lo hará lejos de cualquier camino.

Casi a la salida del pueblo pasas junto a un pequeño estanque de aguas fecales, el algún momento de los últimos doscientos años una tubería se rompió y se han ido acumulando litros y litros de agua contaminada.
No te quedas mucho a observar el desastre, no solo por el hedor, si no porque crees que algo se ha movido bajo el agua marrón.

El viaje es tranquilo, en apenas media hora encuentras la granja destacando sobre el entorno vacío del yermo de Kansas.

Desde donde estás tiene buen aspecto para haber sobrevivido tanto tiempo, se notan los remiendos pero se mantiene en píe que ya es mucho.

Sin embargo pronto descubres que todo depende del punto de vista, das un rodeo para evitar sorpresas y encuentras que toda la parte trasera de la granja se ha hundido. Por los trozos de madera que hay esparcidos parece que ha habido una explosión, puede que en el sótano, y parte de la pared ha volado.
Como consecuencia la casa se ha inclinado hasta que el tejado se ha apoyado sobre el suelo.

No ves signos de lucha, ni marcas de bestias ni agujeros de bala. Lo que si percibes es un desagradable olor a quemado.

Ghouls… Con esa palabra ya podía explicar infinidad de cosas, así que mejor dejaba estar cualquier opinión que estuviese empezando a rumiar al respecto y me ponía en camino.

En otras circunstancias no echaría mano de la carretera por no pocos motivos, pero no podía permitirme el lujo de desviarme, mucho menos perderme, con unas indicaciones tan vagas como las dadas. Además, viajar por una a veces era hasta recomendable pues te permitía ver restos olvidados por el tiempo… si bien hay algunos que es mejor dejar tranquilos, como las turbias aguas de la improvisada charca.

No tardo mucho en llegar a la granja, la cual considerablemente en el entorno, y esto a su vez me hacía desviar la mirada de nuevo al Sur. Dependiendo de cómo saliera esto, quizás me tomase un tiempo extra para volver a fin de localizar el camión y discernir qué criatura lo habitaba. Sea como fuere, lo primero es lo primero.

Desconfiado por naturaleza, rodeo el lugar ligeramente agazapado, empezando a actuar más por instinto que por raciocinio. Descubro que una parte de la gran ha, literalmente, volado. El olor a quemado y el enorme boquete dan la impresión de una explosión. Aunque desde ésta distancia no parecía cosas de saqueadores o alguna bestia, mi cuerpo ya empezaba a ponerse en tensión.

Tomándome mi tiempo para acercarme, lo hacía sin un patrón aparente. Unos cuantos metros en zig-zag, otros tantos dando la vuelta a la casa… Me mantenía alerta a la vez que iba buscando más detalles de lo sucedido hasta llegar a la misma.

Las evidencias indican que ha sido una explosión interna, no muy potente ya que la casa hubiese volado entera debido a su débil estructura.
Ves que se compone de dos edificaciones, por un lado está la casa y compartiendo pared hay un pequeño granero. El granero está intacto pero la casa, al menos la mitad, se ha hundido dentro del sótano.
Te aproximas a la puerta principal situada en la mitad que sigue en píe, la casa amenaza con terminar de derrumbarse en cualquier momento. Echas un vistazo rápido al interior a través de la ventana, no quieres que te vuelen la cabeza por curioso, y confirmas que a simple vista no hay nadie en el interior.

Se trata de una casa normal, un pequeño salón que a la vez es cocina, un cuarto de baño y un dormitorio. Estas dos últimas habitaciones están ahora en el sótano, aplastadas por sus propias paredes y el techo.
Percibes un fuerte olor a alcohol quemado ahora que estás más cerca, por lo demás no ves signos de lucha.
El único sonido que escuchas es el crujir de la madera bajo su propio peso, una constante amenaza contra todo aquel que quiera adentrarse.

La escalera que baja al sótano está ahora inaccesible, los escombros bloquean el paso, o al menos eso es lo que puedes ver desde la entrada.

Tanto mi estudio exterior como el rápido vistazo al interior, rebelaban que todo había ocurrido desde dentro de la casa. No había sido cosa de ningún ataque que se fuese de las manos, sino literalmente una parte de la casa había explotado, afectando a la estructura principal. Sin rastro de vida aparente, el ruido era roto por el continuo crujir de la madera, avisando que en cualquier momento, ya fuese ahora o dentro de unos años, esto podría desplomarse.

Aunque mi mente empezaba a teorizar, un fuerte olor a alcohol quemado reducía mucho las mismas. Parecía que el granjero Cooper no sabía medir muy bien las dosis ni la cantidad que debía tener almacenada. Algo me dice que la explosión tuviese que ver con un alambique o algo por el estilo.

Soltando un pesado suspiro, me decido a entrar. Si ese estúpido borracho seguía entero, tendría la mayor suerte del mundo… y yo cobraría más por el encargo.

El suelo se lamenta aún más bajo tus píes, a cada paso amenaza con ceder y enterrarte allí mismo.
Te adentras en la casa con mucho cuidado, no hay enemigos a la vista pero el peligro en este caso es el propio entorno. Pronto descubres que, al igual que los ghoul de Jericho, la vida de Cooper es sencilla y sin muchas exigencias. La casa, aún pequeña, parece vacía y escasa de decoración o bienes de otro tipo.

Quitando una cortina del suelo descubres un agujero que te permite descender al sótano, al menos ahí abajo no podrás caer.
Al contrario que la casa el sótano es de hormigón, puede que fuese un refugio nuclear o para tornados, sea como sea incluso con los escombros parece inacabado. Puede que lo aprovechasen de cimiento para la casa, de haber tenido un techo de cemento seguramente hubiera resistido.

Con la escasa luz que se filtra por los agujeros de la pared y el techo consigues encontrar a Cooper. Está en una cama que ha terminado en el sótano y ahora yace volcada, también está en la pared y otros pedazos de él residen ahora en la escalera bloqueada.
Parece que no queda nada entero, todo mide menos de medio palmo y está quemado. Aún así, como si de un puzzle gigante se tratase puedes imaginarte lo sucedido. Hay restos de barracas, de tubos de todo tipo y el olor evidencia lo obvio.
Cooper tenía su propia destilería, pequeña eso sí pero peligrosa de igual manera. Su afición por el alcohol no podía ser saciada por Harry y comenzó a crear su propia bebida. Un sótano sin ventanas y los gases hicieron el resto.

Dedicar tiempo a rebuscar en esta ruina puede ser más peligroso que productivo, pero sería la única forma de no volverse con las manos vacías.

Ni vivo ni mucho menos entero. El estado del tal Harry era casi tan malo como el de su casa. Ambos habían explotado, diseminando sus restos aquí allá, decorando el lugar de forma más que original, todo ello con el acojonante crujir de la madera resintiéndose por el daño sufrido.

Tras un vistazo general, no me costó nada imaginarme lo ocurrido, especialmente porque coincidía con lo que ya había pensado antes de poner un pie aquí dentro. El viejo Harry era todo un borracho con muy poco sentido común, así como un sótano sin ventilación, y claro, un gran petardazo no tardó en llegar.

Mascullando molesto, desisto de cualquier clase de saqueo. Harry no destacaba mucho por tener cosas en su propiedad y el estado tan malo del lugar hacía que mi sentido común se pronunciase con contundencia. Con eso presente, decidí no perder el tiempo y salir de allí antes de que todo se viniera abajo. Si más adelante disponía de tiempo, y si se ha derruido del todo, quizás rebuscaría entre los escombros, ¿pero ahora? Ni de coña.

Lo único que podía hacer tras salir, y antes de volver, era echarle un ojo al almacén anexo a la casa, al ¿granero?, aunque daba por sentado que no habría nada relevante allí. Casi a uno le da por ponerse a soñar con esos comics de ¿Groñak?, el bárbaro, en los que se lo monta con la hija tetuda del granjero… si bien todo censurado, claro.

Desistes de seguir investigando la casa, está claro lo que ha ocurrido y es peligro es lo único que queda allí.
Entras al granero a través de una puerta en lo que era la cocina de la casa, dentro del granero hay grano, maíz para ser exactos. Como era de esperar la cosecha es escasa por dos razones evidentes, la primera es que Cooper no podía atender una gran plantación él solo, la segunda es que el suelo del yermo mata casi todo lo que plantas.

Encuentras al fondo del granero varios cestos con maíz, algunos están en mal estado pero seguramente fueron recogidos así. Como botín es precario, como alimento te durará unos días pero tendrás que cargar con algo tan voluminoso constantemente.

Sea como sea abandonas el lugar, morir sepultado en una vieja casa no está en tus planes a corto plazo. Antes de encaminarte de regreso a Jericho recuerdas lo que te contaron sobre el camión anidado, no debe estar muy lejos de aquí aunque está en dirección opuesta al pueblo. Aún queda tiempo para que anochezca, al menos la falta de luz no será un problema.

Finalmente optas por aprovechar la cercanía y hacer una visita al camión del que te hablaron. Caminas unos quince minutos hacia el sur y encuentras la carretera, o al menos lo que queda de ella. El asfalto se abre paso a través del yermo formando una linea recta gris, borrada a tramos pero fácilmente localizable.

Hace doscientos años el trafico en este lugar no debía ser precisamente abundante, no ves coches ni se adivinan gasolineras en el horizonte. Lo bueno de eso es que no tardas mucho en encontrar el camión, la cabina yace a un lado de la carretera mientras que el remolque cruza por completo los cuatro carriles bloqueando el inexistente paso de vehículos.

Pese a que el reactor del camión no parece haber explotado la parte trasera del remolque está quemada, puede haber sido algún tipo de ataque aunque no puedes distinguir si el fuego se originó en el interior o en el exterior.
Te acercas un poco más y distingues tres cadáveres, ni siquiera los carroñeros se han atrevido a acercarse y los cuerpos están intactos pero en un avanzado estado de descomposición.
Intuyes, en vista de sus indumentarias, que eran tribales. Junto a dos de los cadáveres hay lanzas, sus puntas muestran sangre lo cual significa que lucharon e hirieron a algo o alguien. Tendrías que acercarte mucho más para examinar los cuerpos, se encuentran a escasos metros del remolque y de la entrada a este.
El interior está oscuro, no se puede ver mas allá de los dos primeros metros y apenas se observan cajas quemadas.

El granero mostró lo que ya me imaginaba, nada de nada o, por lo menos, nada relevante. Quizás la granja pudiese ser productiva pese a la tierra yerma, pero para eso hacía falta gente, gente entregada, mucho más que el difunto Harry, aunque eso no es que sea muy difícil de encontrar. El maíz no estaba en muy buen estado, por lo que eso sumado al tiempo que podría llevar ahí, dejaba claro que ni merecía la pena molestarse.

Alejándome del lugar, volví a otear los alrededores, asegurándome de que no hubiesen peligros. Tras eso, eché un leve vistazo al sol. No me había olvidado del tema del camión y las cartas, pero imaginaba que no dispondría de tanto tiempo con éste recado… por lo que, tras pensarlo un poco y medir el tiempo que disponía, me decidí a echar un vistazo.

No tardando mucho en encontrar la carretera, que no hubiesen coches era algo tan bueno como malo. No disponía de cobertura en caso de peligro, pero a su vez esto no atraía carroñeros o necrófagos salvajes en busca de focos de radiación. Así mismo, no me costó ver el camión, dándome mancha ancha para evaluarlo desde lejos.

Al igual que había hecho con la granja, fui acercándome en cortos tramos, dando un rodeo al susodicho. Por las quemaduras del remolque y a que no había explotado en mil pedazos, saltaba a la vista que había sido asaltado. ¿Cuándo? A saber. Bien podría haber sido hace semanas o hace años.

En otro orden de cosas, tres cadáveres dejaban bien claro que había peligro en la zona, aunque eran sus estados y su distribución la que me mosqueaba. Eran tribales, salvajes o algo así, tirados cerca de la entrada, con claros signos de haber luchado contra algo por la sangre seca de sus lanzas. ¿Qué era lo que me mosqueaba? Pues que todavía siguiesen ahí, enteritos, como si tal cosa. Que animales carroñeros no hayan dado cuenta de ellos no me parecía raro, no si el tráiler era el cubil de algún bicho serio. Pero, ¿y lo que sea que los mató? ¿por qué no se los ha comido? Eso era lo que me mosqueaba.

Manteniendo una distancia muy prudencial, y muy poco interesado en cruzar el umbral de oscuridad para ver qué había más allá de las cajas quemadas, recogí un par de piedras. Con la intención de hacer salir a lo que fuera, o al menos saber si seguía vivo, arrojé unas cuantas donde los cuerpos muertos. Si tras esperar no ocurría nada, las lanzaría directamente al tráiler.

Ni qué decir que estaba más que listo para salir corriendo.

Lo único que revelan las piedras contra los cuerpos es tu pésima puntería lanzando objetos, sin embargo el ruido es suficiente como para que si hay algo dentro del remolque lo oiga.
Pruebas a hacer lo mismo con la parte trasera del camión, la llamada de atención no puede ser más evidente. Tras varios impactos oyes como algo se mueve en el interior, algo pesado.

Escuchas varias pisadas, algunas sobre la chapa del remolque y otras sobre papel o cartón. Al oír como se acerca retrocedes sin perder de vista la salida. De entre las sombras se asoma un grotesco cuerpo, nunca habías visto algo así pero las historias de su existencia, sobretodo en el oeste, siempre parecían exageradas.
Ante ti, y por suerte a unos veinte metros, tienes a un centauro. No queda muy claro si fue una persona o varias, pero ahora no es más que un amasijo de extremidades unidas a dos torsos. Camina más agilmente de lo esperado sobre seis brazos unidos a un tronco horizontal, sobre este se extiende otro tronco algo más humanoide con solo dos brazos y una cabeza.

La cabeza, al igual que el resto del cuerpo, carece de piel y está recubierta de ampollas y de un tejido mucoso. Aún se distinguen los rasgos, dos ojos y una nariz de lo que alguna vez fue una persona y una boca a medio convertir en las fauces de una criatura mucho más peligrosa.

Lo que crees que es saliva oscila colgando de su boca mientras gira torpemente en busca del origen de los ruidos. Al no lograr encontrar nada vuelve a la oscuridad, a esa cueva improvisada que ha encontrado en el remolque del camión.

Si lo que has oído sobre los centauros es cierto seguramente no tengas ninguna oportunidad con tus armas actuales, presuntamente tienen la fuerza y la resistencia de varios hombres y son capaces de escupir ácido. Un rival digno de unas condiciones mucho mejores en el futuro.

De no ser porque me había puesto a cubierto, me habría enterrado en la dura tierra cual rata-topo. ¿Qué no era un trabajo complicado sino sencillo, de entrar, pillar y salir? ¡Puto necrófago cabrón!

La criatura en cuestión se trataba, nada más y nada menos, que de un centauro. ¡Un jodido centauro! Esas cosas eran peligrosas en extremo, mucho más rápidas y resistentes de lo que su abotargada, y bizarra, forma pudiera aparentar. ¿Hacerme con el contenido del camión? ¡JA! Necesitaría una buena cantidad de reformas en mi equipo antes, y eso suponiendo que pudiera hacerlo por mi cuenta.

Negando para mí, conteniendo la respiración hasta que la criatura desapareció, volviendo a su cubil, empecé a retroceder, lentamente al principio, poniendo rumbo hacia Jericho. Puede que la gente matase por ese juego de cartas, pero no había desistido de explorar una casa a punto de derrumbarse bajo y sobre mí, como para ir a vérmelas con un monstruo como ese.

Estaba loco, pero no hasta ese extremo.

Abandonas a salvo la carretera, por suerte los centauros no son muy amigos del exterior y bastará con evitar la zona.
Regresas a Jericho con las manos vacías, si bien la misión de reconocimiento ha sido exitosa, aunque no para el pobre y difunto Cooper, tu otra opción de obtener beneficios pasa por eliminar a una criatura que podría acabar con todos los necrofagos del pueblo.

Llegas al atardecer y vas directo a la tienda de Harry, sabes que los ghouls son muy raros con los horarios y no te extrañaría que cerrase de repente a media tarde.
A medida que te acercas observas que tiene un cliente, están conversando hasta que te acercas y el cliente te ve, entonces se hace el silencio y la cabeza de Harry asoma por la ventana de la tienda. Al verte sonríe mostrando aún más su desastrosa dentadura.

- Este es el piel suave del que te hablaba, ha ido a ver que demonios pasaba contigo. - dice Harry a su cliente cuya identidad deduces.

- Lo he visto acercarse a mi granja y me he escondido, creía que era otro curioso. - responde a Harry antes de dirigirse a ti - Supongo que has conocido al último intruso que se ha metido en mi casa, bueno, al penúltimo, el último ahora eres tú.

Tu cara debe decirlo todo, Cooper está delante de ti y vuestros caminos se han cruzado antes pese a que no te percataste. El granjero adelanta la explicación antes incluso de que preguntes o muestres interés si quiera.

- Un tipo se coló en mi casa mientras preparaba una de mis "cosechas" de bebida. Cuando hago eso nunca estoy allí porque la concentración de gases me puede dejar KO, así que espero fuera a que se despeje. Ese idiota fue al sótano y no se le ocurrió otra cosa que encender una antorcha para poder ver lo que había allí abajo. Hoy he descubierto que estuve varios días inconsciente, Harry me ha dicho que no he venido últimamente y he hecho los cálculos. Ventajas de ser un maldito ghoul...

Lo que sería un desastre para cualquier otra persona resulta gracioso para ellos. Al fin y al cabo tiene razón, un humano normal no hubiera sobrevivido a varios días de inconsciencia, su capacidad de regeneración les ha salvado. Aún así Cooper ha perdido casi todo.

- Mi casa ha quedado hecho una mierda, pero el granero esta intacto, me mudaré a esa parte y ya tendré tiempo de limpiar el desastre. Oye, piel suave, ¿quieres ayudar a un pobre granjero necrofago? Si me ayudas a retirar escombros te podrás quedar con todo lo que encontremos, no será mucho pero al menos durante un par de días no tendrás que preocuparte por la comida ni el alojamiento. Eso sí, tendrás que ayudarme a transportar las herramientas, Harry no tiene servicio de entrega a domicilio.

- Lo siento por eso, dejamos de enviar las compras hace ciento cincuenta años.

La broma ya está muy usada pero aún así los dos ríen con carcajadas ásperas y desagradables.

Ver para creer, así de simple, y no precisamente por el centauro. El jodido granjero estaba vivito y coleando, bueno, todo lo vivo que un ghoul puede estarlo, claro, pero ahí estaba. Por si mi estampa no lo decía todo, tenía que sumar la puesta al día, además de las bromas, de qué había pasado realmente.

“Supongo que podría ayudar. Fui a averiguar qué ha pasado y algo me dice que, como tu estás aquí, me quedaré sin cobrar…”, comento, negando para mí, pasando a meter la mano en el interior de la chaqueta. De la misma, saqué la botella de whisky que me habían dado, entregándosela al granjero. “De parte de tu amigo”.

Otro dato sorprendente era la tranquilidad con la que se tomaban las cosas aquí. De ser yo quien estuviese en su situación, no me estaría tomando tan bien que mi casa hubiese volado por los aires tras la entrada de un intruso. Supongo que cuando eres un ghoul que lleva un siglo a cuestas, cosas como esas te importan bien poco.

“No me preocupan los escombros sino la estructura. Si no entré yo más allá de comprobar si estabas vivo o super-muerto, fue porque todo está a punto de venirse abajo en cualquier momento”.

Cooper sonríe cuando le entregas la botella, no tarda ni un segundo en abrirla aunque solo sea para oler el escaso whisky que hay dentro.

- Está claro que Harry sabe como tratar a un buen cliente. Si no fuera porque sin mi os moriríais de hambre me mudaría al pueblo. Vamos, Harry, dale algo al piel suave...

La sordera del vendedor parece haberse acentuado en cuanto su amigo y cliente le ha incitado a pagarte, la mirada cómplice de Cooper hace que finalmente acepte a regañadientes.

- Si hubiese esperado me podría haber ahorrado el whisky y el pago. Pero al menos puedo alegrarme de que todo haya tenido un final feliz.

Vuelve a desparecer en el interior de su casa/caravana para regresar treinta segundos después, te ofrece un objeto negro que no logras identificar hasta que lo coges. Se trata de una chaqueta de cuero, más vieja que ellos pero mucho mejor conservada.

- ¿Todavía tenéis esas malditas chaquetas? - comenta Cooper - Alguien encontró un camión lleno de ellas y todo el  pueblo las vestía, esto parecía una gran banda de moteros despellejados. Daban mas vergüenza que miedo.

- Hora de cerrar, - anuncia Harry ajeno a la crítica del granjero - yo me voy al bar, vosotros haced lo que queráis.

Sin esperar respuesta tira de una cuerda y la ventana se cierra tapándose con una lamina de metal donde ha escrito la palabra "cerrado" con un pintura verde.

Te quedas a solas con Cooper, el ghoul da un breve sorbo de su recién adquirida botella temeroso de que se termine pronto.

- Bueno, yo voy a regresar a mi casa. El granero no se caerá, fue construido aparte de la casa aunque compartan paredes. Si no tienes miedo a la oscuridad puedes venir conmigo ahora o visitarme mañana para ayudarme. Ya has visto como está aquello, nadie se acercará a una casa derruida. Al menos ahora me dejarán en paz.

La sordera y la tacañería del vendedor se recrudecieron en cuanto salió el tema del pago, mostrando claramente que, para los negocios, tenía muy poco de ghoul y mucho de rata. Me había quedado sin chapas, pero podía decir que entre la cazadora, techo y comida, compensaba la carencia monetaria.

“Me voy contigo…”, respondo a Cooper tras pensarlo un poco. Antes de seguir, pasé a revisar la chaqueta de cuero. No era la mejor del mundo y a buen seguro tendría un siglo o dos, pero tras una buenas sacudidas, se notaba que el cuero era bueno y resistente. Necesitaría llevarla un buen tiempito para ‘soltarla’, pero menos era nada.

“No tengo nada mejor que hacer…”, añado, poniéndome la chaqueta. Así al menos sabré si ya se ha caído la casa o si termina por derrumbarse durante la noche. Era curiosidad, no más.

Dicho y hecho, sin esperar a que se haga más tarde os encamináis de regreso a la vieja granja de Cooper. El paso del ghoul es lento y molesto, seguramente no lo hace a propósito pero su velocidad es escasa y muchas veces tienes que aminorar tu paso para no dejarlo atrás.

Durante el camino te cuenta la eterna historia de su granja, de como hace muchos años era la envidia de la zona y abastecía a gran parte de la población local. Por aquel entonces cultivaba muchas otras cosas que ahora solo sirven para aumentar tu hambre.
Por lo que cuenta poco a poco se fueron todos los empleados y terminó quedándose solo y haciéndose cargo de todo. Ese todo se fue reduciendo hasta que apenas plantaba lo justo para comer y comerciar, mientras tanto practicaba con la destilería hasta que ocurrió el incidente que ya conoces.

- ...y por eso es mejor dejar que los vapores del alcohol se concentren, si se disipan luego la bebida pierde graduación. Oh, mira, ya hemos llegado.

La casa sigue en píe, o al menos las tres paredes supervivientes. Ahora la luz es escasa, Cooper enciende un farol y echáis un vistazo al estado de su vivienda. Se sujeta lo suficiente para que resista según está, la estructura aguantará pero no se puede decir lo mismo del suelo.

Pasáis la noche en el granero, pequeño pero suficiente para construir allí otra casa. La cena, como era de esperar, es maíz. Comida y techo, poco más se puede pedir de forma gratuita.

A la mañana siguiente, ya con más luz, comenzáis a retirar escombros para aligerar el peso que soporta el maltrecho suelo. No está asentado y se ha combado por el centro formando una rampa que desciende hasta la pared inferior del sótano. Tras unas horas lográis acceder a algunos objetos recuperables, pequeñas barricas supervivientes, herramientas y algún que otro trasto en general.
Cuando ya parece que no hay nada más que recuperar encuentras el brazo del pobre curioso que provocó la explosión, aún sujeta un oxidado revolver del calibre Magnum .44. La buena noticia es que un arma más potente y rápida que tu pistola de 10mm, la mala es que le quedan cuatro balas y sabes que no son precisamente baratas ni fáciles de encontrar.

- Parece que has tenido suerte después de todo, - dice Cooper al ver tu hallazgo - si te encuentras con una caravana lo podrás vender. A Harry no le interesan las armas y no te pagará su precio ni de cerca.

Es casi mediodía cuando termináis, Cooper ha recuperado bastantes cosas y habéis trasladado casi todos los muebles al granero que ahora parece un apartamento en miniatura. El granjero te ofrece maíz para el camino y una botella llena de su "mejor brebaje", algo que huele a mala resaca solo con abrir el tapón.
Poco más hay que hacer allí, aunque el ghoul te ofrece quedarte para ayudarle en la granja ajeno a que tu destino está muy lejos de allí.

Si había algo peor que un ghoul sordo, era uno que parlanchín. Durante todo el recorrido hasta el granero y los restos de su casa, Cooper no paró en ningún momento de hablar y hablar y hablar. En no pocas ocasiones miré mi pistola, no con la intención de cerrarle la boca de un tiro, sino en volarme la tapa de los sesos y lograr algo de silencio.

Al día siguiente, con toda la luz que uno quisiera para trabajar, empezamos a retirar los escombros, comprobando de paso el maltrecho estado de la casa, muy especialmente del suelo. Ahora una parte del mismo se había convertido en una rampa de acceso al sótano, lo cual llegó incluso a ayudarnos a sacar no pocos trastos.

Ya casi daba por perdido el trabajo cuando, entre los restos del fiambre estúpido, me topé con un señor Magnum .44. Tras arrancárselo de los dedos al muerto, literalmente, y una buena limpieza superficial, abrí el tambor del mismo, haciéndolo girar. Estaba en muy buenas condiciones, y con un arma así, más de uno se lo pensará dos veces antes de venir a joderme.

Lamentablemente, con sólo 4 míseras balas no es que fuera a conseguir gran cosa. Conseguir munición de éste tipo no era fácil ni barato, por lo que la opción de Cooper de vendérselo a alguna caravana no era tan mala después de todo.

“Nunca fui un chico de granja, Cooper, aparte de que lo que necesito son chapas para poder moverme fuera de aquí y no sólo para visitar el bar cada poco tiempo”, le explico al necrófago tras su ofrecimiento. “Puedo seguir echándote una mano a cambio de comida y alojamiento, pero sólo será hasta que me ponga en marcha hasta la siguiente ciudad”.

Su ‘mejor brebaje’ apestaba y a buen seguro la concentración de alcohol me permitiría encender una fogata con apenas unas gotas, lo cual lo convertía en un excelente material para un improvisado molotov. Quizás sería bueno usarlo en ese maldito cíclope.

“Voy a visitar a Harry, a ver si sabe de algún otro trabajo del que pueda lograr algo más que una vieja chaqueta de cuero…”, añado, despidiéndome brevemente del ghoul, poniendo rumbo a Jericho.

La granja no es para ti, al menos no mientras puedas ganarte la vida de otra forma.
Regresas a Jericho por el mismo camino que ya has recorrido cuatro veces, ves las mismas rocas, los mismos arboles muertos y quemados y los mismos restos de granjas rodeados de tierras calcinadas. Parece mentira que la única construcción solida en kilómetros a la redonda sea la ruinosa casa de Cooper.

Te debe quedar como un kilómetro y medio para llegar al pueblo cuando oyes algo a tu espalda, demasiado fuerte para ser el viento, al girarte descubres una hormiga gigante descendiendo por una pronunciada pendiente. El desnivel la ha mantenido oculta y en cuanto te ha detectado ha salido en tu persecución con la velocidad que le dan sus seis patas.

Miras rápidamente a tu alrededor y confirmas que está sola, normalmente se mueven en grupo aunque la fauna de esta zona brilla por su ausencia.
El insecto mutado avanza hacia ti con la firme decisión de convertirte en su comida.