Partida Rol por web

Al llegar a esa nueva escena que Zodiaco les planteó, solo uno de ellos fue capaz de reconocerla, aunque otros quizá la hubieran visto en El Señor de los Anillos.

Al llegar allí, Gandalf reconoció el lugar y les dio una explicación sobre el lugar en el que se encontraban:

Moria eran las más grandes minas construidas por los Enanos, también conocidas como Khazad-dûm, la Mina del Enano.

Fue fundada por Durin I el Inmortal en los albores de la Primera Edad en las cuevas que daban a Azanulbizar. Se encontraban en el centro de las Montañas Nubladas, bajo los picos Caradhras, Monte Nuboso y Cuerno de Plata. Estuvo bastante apartada de los demás reinos enanos durante la Primera Edad, pero como consecuencia de la ruina deBelegost y Nogrod tras la Guerra de la Cólera, muchos enanos emigraron a Moria, haciendo de ésta la mayor ciudad enana. Fue una gran Mina que durante muchas Edades produjo inmensas riquezas, símbolo del poderío enano en la Tierra Media, pero también causa de muchas desdichas y pesares.

Durante milenios fue un gran centro de comercio enano hasta que los habitantes de la ciudad excavaron demasiado profundo en busca de mithril. Un Balrog se ocultaba en las profundidades de las Montañas Nubladas desde la destrucción de Thangorodrim, miles de años atrás. El Balrog expulsó a los enanos de allí, y desde entonces en Moria solo ha habido oscuridad y grandes poblaciones de trasgos.

De nuevo el grupo reunido, Lobezno inclinó la cabeza a modo de saludo a unos y a otros, salvo a Masacre, cuya presencia Logan no entendía, aunque no podía negar que si necesitaban carne de cañón, él bien valdría.

Cuando llegaron a aquel nuevo escenario, Lobezno, giró la cabeza, y se preguntó dónde estarían. Iba a abrir la boca para preguntarlo, pero Gandalf, el mago traidor y cobarde, quien los había dejado atrás en un primer momento, les expuso todos sus conocimientos. Lo único con lo que se quedó Lobezno fue con eso del Balrog.

Y se dijo que debía de ser un bicho bastante peligroso.

Olfateó durante unos segundos el aire, y no halló nada. Se dio cuenta de que tenía las garras de adamantium fuera, y se dijo que estaba bien así, pues sentía, no sabía por qué, un cosquilleo en la nuca. Como si los estuvieran observando.

—Creo que hay alguien— murmuró, aunque no estaba del todo seguro—. Tened cuidado. 

Kara escuchó la explicación del mago sobre las Minas de Moira y luego, vio a Lobezno que sacó sus garras. Se puso a la defensiva cuando este comentó que tuvieran cuidado, que parecían no estar solos.

-Ok…

Musitó la rubia y barrió con su mirada de rayos X el sitio de forma rápida mientras caminaba con el resto del grupo.

“Si algo se esconde entre estas paredes es posible que lo vea, a menos que estén recubiertas de plomo, claro está.”

Tras unas reuniones cariñosas, sobre todo entre Supergirl y Masacre_{- tú nunca dejas de soñar despierto, ¿no?-} aparecen en una escena de la peli de Gandalf- _{¡yo también quiero escena propia!-} concretamente, en las tierras enanas.

-Vaya, qué bien, siempre he querido conocer a Mudito, Dormilón y mi favorito, Gruñón- aunque su favorita era claramente otra- ¿Creéis que Blancanieves también andará por aquí?

Pero Gandalf les contó que ya no quedaban enanos en esas tierras_{- viejo cortarrollos-} si no que al contrario solo habría bestias pardas y trasgos. Se tendría que conformar con un trío entre la prima de Superman y Pícara_{- de nuevo soñando.}

Suspiró resignado y siguió a los otros mientras cantaba en voz no especialmente baja_{- seguramente no hacía falta leerse el guión para saber que es mala idea hacer cualquier cosa que pueda atraer trasgos en una cueva que seguramente tendría eco, pero a ver quien le dice que no al loco éste.}

-Voy camino Moria...*

Pícara escuchó con preocupación las palabras de Gandalf

¿Qué es un Balrog, Gandalf? Está claro que nos tendremos que enfrentar a esa criatura. ¿Qué poderes tiene? ¿Qué debilidades?

Observó a su equipo y dudó que las balas de Masacre hicieran algo de daño, o las telarañas de Spiderman. Con suerte, la fuerza de Kara y la suya podrían hacer algo. ¿Lobezno? ¿Gandalf?

¿Pasa algo si quito una de estas columnas? Me vendrían bien para aplastar cabezas

Ahora parecen preocupados - se dijo. No saben que ante ellos puede postrarse una criatura cuyo poder rivalizaría hasta el mismísimo demonio. Muchos de ellos no podrán hacer nada y tendrán que asumir que la batalla ha de librarse, casi, sin su ayuda.

En este lugar se respira paz y terror a la vez, la cuestión es cual de ellas se hará más fuerte durante los próximos minutos.

Miró a la muchacha del mechón en el cabello y contestó a sus preguntas.

En el idioma de los Altos Elfos se les llamaba los Valaraukar, pero en la Tierra Media los denominan Balrogs, los «demonios de poder». Ni siquiera los dragones son tan poderosos. Enormes y pesados, son demonios de aspecto humanoide, con crines de fuego, astutos y muy inteligentes. Los pocos que vivieron para contar un encuentro con uno de estos seres, los describen como un conjunto de llamas y sombras enormes y cambiantes.

Continuó. Su rostro denotaba preocupación ante lo que se podría avecinar.

El arma principal del Balrog es el látigo de fuego de múltiples colas y, aunque también pueden llevar una maza, un hacha o una espada flamígera, era el látigo lo que más temen sus enemigos. 

Cerró los en señal de resignación.

Ahora, toca rezar para no dar con este monstruo, por nuestro bien.

Iluminó vagamente su vara.

Y, sin pensarlo dos veces, avanzó.

Por cierto Pícara, debilidades, pocas. Solo cabe derrotarlos por la fuerza.

La explicación de Gandalf no serenó a Kara, muy por el contrario la preocupó bastante. "Balrogs, hasta el nombre es oscuro. Tampoco me gusta decirles demonios de poder. Al menos no tienen las crines hechas de Kriptonita. El fuego en sí no me asusta, lo que sí me preocuparía es perder a uno de mis amigos. No soportaría eso... ya he perdido al chico azul. Eso ha sido más que suficiente."

-Estaremos atentos, Gran mago. Gracias.

Vio como iluminaba la caverna con su bastón a medida que iban avanzando. Ella continuaba usando la visión de Rayos para captar alguna presencia en este horrible lugar.

Kara debía proteger, había nacido con esa necesidad, la de cuidar a los otros. Incluso su primo Clark que era más poderoso que ella se había metido en problemas y ella lo había salvado. Ella había venido a la Tierra a cuidar a Kal El y ahora... ahora cuidaría de sus nuevos amigos.

O moriría en el intento.

Llegaron a un lugar frío y oscuro, otra vez, pero este olía a aire estancado, a humo y muerte. Un escalofrío recorrió el cuerpo del cabeza de red y para alejar sus incomodidades hizo lo que siempre hacía: hablar por los descosidos.

  —A veeeeeeeeeeer. Vaaaaaaaale, todopoderosa cucaracha que nos observas sádicamente desde tu palco. No hace falta seguir, creo que lo hemos pillado. Repasemos: El muchachote aspirante a malo maloso que quiere ganarse un puñetazo en su hocico, nos ha sacado, hasta ahora, en el bosque a un tío que ponía la piel de gallina con su acento y que tenía pies de cabra y le hemos dado pal pelo, hecho. Luego fuimos al mar y nos sacó al chico pez y le hicimos tragar el anzuelo y los dientes, hecho. Seguidamente un barco en llamas y un pulpo gigante invisible y Pícara lo convirtió en pinchitos, hecho. Pasamos a nuestros gemelos malignos y los empaquetamos, hecho. Y Finalmente al laberinto con el cuernecitos. Tenemos a pues Capricornio, Acuario, Piscis, Géminis y Tauro. ¿Cierto? ¿Alguien llega a la misma conclusión?

  Pero Masacre tenía sus propias fantasías.

  —¿Blanca nieves? Si te soy sincero prefiero al cazador o la bruja malvada seguro que nos son más útiles, para lo que pueda venirnos.

  Quizás fuese que el sabio vestido de gris no quería oírle, y fuese eso lo que empujó a agradecerle que lo hubiese pringado con su red, aunque con ello había conseguido sacarlo antes de que el laberinto se plegase sobre sí mismo. El amistoso vecino agitó la mano restándole importancia a la vez que devolvía el saludo a Lobezno feliz de reencontrarlo, a él y a la rubia, pues habían tenido bajas, así que cualquier superviviente era bien recibido.

  Fue entonces que el Maiar, siempre tan risueño y animoso les contó donde estaban. Moria, ¡Qué alegría! El nombre no le era desconocido al friki que tenía dentro de él, por lo que la sensación de mal rollo dentro de él, se acentuó, más aún con el hecho de que Masacre se pusiera a cantar voz en grito y que Logan fuese ya con las garras sacadas anunciando la presencia de algún ser acechante desde la oscuridad, lo inquietó más aún.

  —Pues mi sentido arácnido, no se dispara. Aún… -quiso tranquilizarse sin conseguirlo era obvio que estaba por aparecer el siguiente contrincante. —¡Escorpio!- dijo de golpe como cayendo en la cuenta de algo. –Te juro que si es McGargan con su viejo traje me voy a reír mucho, por favor, por favor, por favor, Dios sabes que no te pido muchas cosas, dame algo de respiro y ponnos al escorpión para que podamos atizarle a gusto y reírnos de él.

  Pero el risitas barbudo de sombrero picudo tuvo que recordarles lo peor. El Balrog. Peter pensó, o mejor dicho esperó, que aquello que rallaba la Deidad no fuese a aparecer.

  —No, no, no según el guión ahora debería aparecer algo más… como un león al estilo simba o un cangrejo ¿Por qué no el de la Sirenita? Pero un Balrog… no, no, no. Nos falta, repasemos los horóscopos. Aries, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, ¿Balrog? ¿Alguien tiene ese horóscopo? ¿Alguien vio esa constelación? A mí, no me suena. -Spidey no necesitaba de la descripción de Gandalf para saber lo que era, se había leído el libro y esa parte no le gustaba. Miró al mago y se prometió que no iba a perder otro compañero.

  —Vale, si por acaso, y solo por si acaso saliera el cuernecitos, necesitamos un plan, o dos, o tres, o mejor dicho cincuenta, y algunos tanques, algún helitransporte y un par de Hulks del color que sea y… -hizo un esfuerzo para calmar su nerviosismo y decir algo constructivo, algo que si fuese parecido a una estrategia: — Salga lo que salga, le lanzo una telaraña a sus tobillos a ver si consigo que trastabille, luego el resto le dais con lo más duro que podáis. ¿Algún plan mejor? Conste que huir con el rabo entre las piernas no lo descarto, ¿estamos? Lo que daría por tener a nuestro lado al Vigía... por muy ido que el chaval esté.

Efectivamente, es normal que Lobezno se sienta observado hay cientos de extras criaturas escondidas entre las columnas y las ruinas de aquel lugar. Las minas están plagadas de trasgos, no estaba muy claro si Kara sabía o no qué eran esas bestias, quizá las había visto en las pelis, o leído en los libros, pero parecían ser salvajes, y lo peor de todo, les superaban en un amplio número, probablemente más de cien a uno.

Twiiiiiiiiiiiiit twiiiiiiiiiiiiit

Sentido arácnico!! Peligro por todas partes. ¡Peligro por todas partes! ¡Rodeados!

Si encima Peter se había leído el libro, o visto alguna de las pelis que era a lo que Zodiaco se dedicaba, sabía por qué sonaba tanto el sentido arácnido. 

Y mucho más después del canturreo estúpido del otro caratapada...

¡¡ TRASGOS !!

_{¡y seguramente a miles!}

Huele mal, muy mal. Como a podredumbre y putrefacción. Como a seres sucios y peligrosos. Pero sobre todo huele a peligro, mucho, por todas partes y lo peor es que puede contarse por decenas...

Kara vio a esas criaturas, cientos de ellas escondidas entre las columnas. –Cuidado –murmuró, acercándose al resto del grupo pero manteniendo una distancia prudencial con Masacre que le parecía un poco loco –no sé qué son pero hay cientos de criaturas escondidas entre las columnas. Son más feos que… bueno, son espantosamente feos.

Kara nunca había visto a esos seres, si lo hubiera hecho diría que eran trasgos o algo por el estilo. –Tienen aspecto humanoide, pero… el color de piel, y las verrugas. Alguien necesita un tratamiento de belleza con urgencia –explicó. La conversación de Spiderman sobre esa gente de nombre raro la distrajo un poco, pero la visión de sus ojos al darle semejante panorama, la hizo volver a lo importante. Aunque eso de “Blanca no se qué” era algo que preguntaría luego.

Hablaban de una criatura superpoderosa que tenía un látigo_{- no podía ser Catwoman, la cantidad de malos masculinos y casi ninguno sexi le daba preguntarse a Masacre qué tipo de director de partida era aquel}- y expulsaba fuego. Fuego del infierno, nada menos. A lo que Spiderman les decía que trazaran un plan.

-Bien, si nos encontramos con el bicho ese necesitamos actuar en grupo. Lobito, tú has estado en el infierno, así que ya sabrás como quema su fuego y seguro que ya estás inmunizado así que un buen plan sería que tú atacaras y nosotros...

Rebuscó en sus miles de bolsillos llenos de_{- chorradas-} cosas de mercenarios hasta dar finalmente con lo que buscaba.

Un cuenco de marshmallows-... ponemos unos cuantos de éstos en el fuego y contamos historias de campamento_{- oye, que no pusiste los cacharros esos en el inventario, el dire te va a dar un tirón de orejas.}

Pero Kara dijo que había visto trasguillos de esos, de los feos. Decepcionado por no encontrarse con el Ballrog y desarrollar su plan sacó sus pistolas y disparó como si estuviera en una peli de John Woo intentando otear a los bichos y hacerles nuevos agujeros_{- ya era hora de que Masacre pueda hacer pupa a alguien, y mejor será que éstos no se regeneren}

Pero ni la advertencia de Kara, ni la fantástica estrategia de Masacre llegaron muy claros al oído del cabeza de red. Un fuerte dolor de cabeza estaba atenazándolo por completo, obligándolo a doblarse sobre sí, escondiendo la testa entre sus manos mientras salía involuntariamente un quejido sordo de dolor.

  —Eso… me pasa… por… hablar. ¡¡AaaaAaRgh!!- Era como tener metida la cabeza junto a la campana de la libertad tras disparar contra ella un cañonazo. —Sentido arácnido zumbando como el chillido de una cheerleader amplificado por un megáfono al descubrir una rata. La rubia tiene razón. ¡¡¡Trasgos!!! Por todas partes, hay que huir. Por todas las huestes de Mefisto, ¡como odio que tengáis razón! ¡Vamos!- El peligro era tan inminente que hasta se dejó de chistes y se aplicó el cuento. Podría haberse subido por las columnas, y trepar hasta el punto más alto para cerrar las salidas, pero el friki que había en Peter sabía que eso era imposible y que saldrían por todas partes, por centenares de agujeros, más les valía no gastar en recursos que iban a necesitar ni perder tiempo.

  —¡Vamos, vamos! ¡Que alguien de los que vuelan coja a Gandalf!

Lobezno arrugó la nariz varias veces, oliendo como un perro sin parar. Algo no le gustaba. Algo que apestaba.

—Escuchad…— pero interrumpió su frase para volver a oler de nuevo.

Miró a Kara cuando dijo aquello, y asintió con la cabeza.

—Yo también las noto. Bueno, las huelo. Apestan— escupió, y miró sus garras plateadas, esperando que le salvara de nuevo la vida.

El plan del cara red le gustaba, pero cuando iba a corroborarlo, Masacre tuvo uno que creía mejor. Lobezno se limitó a mirarlo, y gruñó de manera gutural. Ni se molestó en contestar, aunque, sin reconocerlo, por supuesto, la visión de aquellas nubes blancas le hizo salivar.

Siguió el consejo de Spiderman, y él también comenzó a correr como si no hubiera un mañana. Atento, mirando fijamente por dónde saldrían aquellos bichos horrendos.

Por todos los lados, seguramente, se dijo, arrugando de nuevo la nariz.

Con las garras preparadas, siguió corriendo todo lo que su cuerpo le permitía, atento a todo lo que pudiera pasar a su alrededor.

Kara oyó al resto y no dudó ni un segundo. Se lanzó hacia Gandalf y lo tomó con una mano, luego miró a los demás y pensó que aun tenía otra mano con la que sacar a alguien. Spiderman se manejaba muy bien con las telas de araña que salían desde sus manos, Lobezno era durísimo de pelar y creía que era totalmente capaz de abrirse camino a golpes entre los Trolls. "¿Quién es el más débil de los dos que quedan?" Miró a Pícara y le pareció una chica decidida y fuerte, no temía que tuviese habilidades mayores de las que se veía a simple vista... y luego estaba el loquito.

Kara arrugó la nariz y lo tomó desde un hombro con la otra mano.

-Kara Express... saliendo a una estación desconocida. Bleh... me falta poco para hacer chistes tan malos como los de la araña esa, sin ofensa intencionada, amigo -le dijo a Spiderman.

Los bichos esos, los que estaban allí superándolos en número, la estaban poniendo realmente nerviosa.

No pudo reaccionar el mago ante la velocidad de Kara.

Solo le pudo decir lo siguiente:

Gracias, aunque en las alturas tampoco estaremos demasiado a salvo. Estos seres, los trasgos, disponen de arco y flechas. Si son tantos como cuentan los libros antiguos, estaremos expuestos a una horda.

Abrid bien los ojos - les gritó.

Los que volaban eran las mujeres, cómo no. Los demás parecían servir más bien de poco. La historia de Gandalf de poco le había servido. Bicho grande, feo, de fuego y con armas. Sin debilidades. Sólo la fuerza. Pero claro, si se acercaba mucho, se quemaría. Desde lejos, poco podía hacer. Y nadie le había dicho si podía quitar una de esas múltiples columnas. Eso estaba hecho por enanos, ¿no? ¿Entonces sería solo adorno o cumplirían su misión? Con todas esas dudas en la cabeza, los gritos de nuevos enemigos la envolvieron y la hicieron olvidarse del demonio.

¿Trasgos? ¿Qué demonios son trasgos? Por si las moscas, salió volando. Ella era más de dar guantazos, pero era lo que había en esos momentos. No podían ser peor que los centinelas.

Y tras una corta huída, Kara tomó entre sus brazos al anciano y al caradesfigurada, Lobezno salió corriendo a toda velocidad, mientras que Pícara seguía a supergirl y Spiderman iba lanzando sus redes para salir corriendo de allí. 

Pero a diferencia de lo que había contado Gandalf, no estaban en la verdadedra Moria, sino en un lugar creado por el ya archiconocido Zodiaco, y hasta ahora, no había habido un escenario del que se pudiera escapar. Bueno, sí, había habido escenarios por los que poder avanzar, mientras otros se quedaban ahí para seguir luchando, pero largarse de allí sin la gema, era algo que nuestro querido amigo Zodiaco no iba a permitir.

Y para cuando se quisieron dar cuenta, y en la dirección que todos huían, aparecieron más trasgos de ésos de los que todos hablaban. Y efectivamente, tal y como había predicho Gandalf, tenían flechas. Y el máster no se iba a molestar en lanzar dados cuando las probabilidades de clavar alguna flecha en alguien eran más que suficientes. Así que, para sorpresa de todos, empezaron a convertirse en dianas humanas, o casi humanas. Afortunadamente Lobezno y Masacre solo sentían el dolor, pero Pícara y Kara rápidamente perdieron altura y fuerza. Las flechas se iban clavando en su cuerpo, y no poseían el poder de regenerarse como aquellos dos. Alguna de las flechas cortó una de las telas y Spiderman también se precipitó contra el suelo, ^{provocándole un placer absoluto al máster, mucho después de ver al estúpido de la civil war, y después de que en la escena anterior le saliera todo tan bien,} y Gandalf también había sentido el dolor de las flechas en su quebradizo cuerpo. 

Solo un escudo mágico, un escudo de telarañas, Masacre y Lobezno podrían protegerles de morir atravesados por las flechas. Y eso que aún no había llegado lo peor. Pues el Balrog no tendría que andar muy cerca. Especialmente cuando andaban cerca de un abismo con un pequeño puente por donde cruzar...