Partida Rol por web

Arrancas la moto y pones rumbo al cementerio. Durante el trayecto no ves a nadie en la calle, y también observas que la luz se ha ido en todo el pueblo. Solo unas moribundas velas metidas en calabazas iluminan los porches de las casas. Y luego está el cementerio... parece que el resplandor va remitiendo, ya no es tan fuerte como cuando leiste el libro por segunda vez, pero todavía es lo suficientemente claro como para saber en que dirección ir.

Cuando finalmente llegas a la calle que da al cementerio puedes observar las luces rojas y azules de una sirena de policía. Frente a la verja del cementerio hay un coche de policía con las luces puestas y una puerta abierta, aunque no ves ningún agente a la vista.

Miro bien, por si acaso quedase algún policía, y me acerco al cementerio con el libro bajo el brazo. Cuanto más me acerco, más sensación de escalofrío tengo, pero luego recuerdo que en un cementerio no hay nada que temer. Los muertos, bien muertos están. No se van a levantar a matar a nadie. Idiota.

Voy repitiendo esto en mi cabeza una y otra vez. Esta noche está siendo muy rara, y ya no se ni que creer...

Llegas hasta la altura del coche de policía. Está vacío y las puertas están abiertas.

También está abierta la verja del cementerio.

Desde tan cerca es dificil decir de donde viene la luz verdosa. Es más bien como si todo estuviera verdoso.

Cuando te bajas de la moto y te quitas el casco adviertes un reflejo metálico acercandose a ti desde el interior del cemeterio. Te fojas mejor y aunque está entre sombras te parece que la persona camina hacia ti lleva uniforme de policía.

Eh... ¿Hola? ¿Policía? ¿Me oye? -pregunto al tipo que se acerca a mi.

Estas junto al coche de policía cuando llamas la atención del agente... o lo que queda de él.

Cuando te ve, la criatura que antes debía ser un poli empieza a gruñir como si fuera una bestía hambrienta y echa a correr hacia ti. Tiene la mirada perdida y no parece demasiado amistoso.

Puedes ver sangre en la camisa de su uniforme, tiene varios mordiscos en los brazos y en el abdomen. Aun así... corre bastante, en pocos segundos llegará hasta ti.

Al ver al ¿zombie? empiezo a correr. No, esas cosas no existen. Seguro que es un pirado. Aunque...

Sales corriendo dejando atrás al policía zombie. Este te sigue con insistencia, pero no parece muy listo por que se tropieza con la moto cayendo al suelo. Pronto se levanta y sigue persiguiéndote. Aun así tu le llevas bastante ventaja.

La única pega es... que ese tipo no parece cansarse, y tu ya estas empezando a jadear, debiste apuntarte a spinning, como te dijo aquella novia que tuviste. Bueno, novia, amiga del chat... lo que fuera.

A la vista no hay demasiadas cosas. El cementerio está en las afueras del pueblo, con lo que las casas más cercanas están a un par de kilómetros. Además, teniendo en cuenta que la única luz es la del coche y la que emite el cementerio no ves demasiado a lo lejos. Pero... ¿que es eso? ¡Parece una caseta de obra en un descampado! ¡Dios bendiga la especulación inmobiliaria!

Rápido y veloz, me dirijo a la caseta. No es posible, esto no puede ser. Entro en la caseta, y cierro la puerta como buenamente puedo.

Si esto es real, y es culpa del libro, seguro que hay algo sobre como controlarlos. Saco el libro, y empiezo a pasar sus hojas rápidamente. Si realmente esto lo ha causado el libro, tendrá una solución para todo esto...

Buscas, buscas y rebuscas, pero no parece que haya nada en el libro para controlar aquello. En algunas páginas te da la impresión de que desaparecen partes cuando las miras.

Había una frase ahí cuando miré por el rabillo del ojo.

Nada, un montón de líneas en idiomas extraños, dibujos macabros... ni si quiera encuentras la página con el cántico que pronunciaste. Es más, es como si las páginas cambiasen cada vez que las pasas.

(sigue...)

De pronto algo golpea con fuerza la puerta metálica de la caseta. Das un respingo del susto. Miras por el cristal de la ventana y puedes ver al policía golpeando la puerta.

Al verte empieza a arañar la puerta y acerca mucho la cara al cristal. Si respirara seguramente estaría jadeando, como un perro hambriento.

No parece demasiado inteligente, aunque has echado el cerrojo ni siquiera está girando el picaporte. Solo araña la puerta, como si así fuera a lograr alcanzarte. De vez en cuando también logra atacarte a traves del cristal, con el consiguiente golpe en la frente. Aun así pasados unos minutos vuelve a intentarlo, como si ya no se acordara de que ahí hay algo que le impide pasar.

Maldición. ¿Cómo lo hice la otra vez?... ¿Sangre? Quizás esa sea la solución.

Busco por el suelo algo que pueda servirme para pincharme un dedo, y derramar algunas gotas sobre una de las páginas del libro...

En el suelo solo hay polvo... Avanzas a tientas por la caseta, ya que la poca luz que entra por el ventanuco la tapa el zombie, que sigue allí. Vas pegado a la pared buscando algo cuando de pronto te tropiezas con algo enorme y metálico.

Desde el suelo palpas el objeto... parece el motor diesel de un generador.

Maldición. Tranquilo, piensa. No hagas estúpideces...

¡Bestia inmunda! YO te he creado con este libro -pongo el libro en el cristal, donde pueda verle- ¡Doblegate a mi voluntad!

Bravo. Recuerdame para la próxima decirte lo contrario de lo que debes hacer...

Efectivamente decides hacer algo estúpido e ignorar el generador diesel. En lugar de usarlo pones el libro en el ventanuco, tapándolo completamente.

Sorprendentemente tras aproximadamente un minuto el policía deja de arañar la puerta.

Miro un poco por el cristal, buscando a la criatura.

Cuando quitas el libro y vuelves a asomarte la cosa vuelve a tirarse como loca contra el crista y empieza de nuevo a arañar la puerta.

Vaya...

Maldita sea... El libro no funciona. Busco el motor que encontré antes, y miro que puedo y no puedo hacer con él...

Tras un par de intentos arrancas el motor diesel y la caseta se ilumina.

Es una caseta de obra y está llena de herramientas. Hay mazas para romper hormigón, paletas, algún nivel de metal... básicamente herramientas de construcción.

Además de eso hay una mesa con planos y otros papeles aburridos, un calendario con señoras en tetas en la pared y un archivador con un bocadillo a medio comer encima.

Vale, pues lo haremos por las malas. Cojo una maza de las mazas, guardo mi libro y me dirjo a la puerta. Si yo lo he creado, yo podré destruirlo...

Cuando llego a la puerta, la abro de una patada. Si el zombie estaba ahí, seguro que cae al suelo- Vamos, ¿no quieres obedecerme? ¡Pues ven a por mi!