Partida Rol por web

A estos directamente les voy a reventar la cabeza a patadas. Total, si me van a echar huevos lo mismo...

Me levanto y camino a zancadas y sintiendo cómo se me calientan los cascos a cada paso. Miro por la mirilla.

En la puerta hay un tipo vestido de ninja. Es bastante mayorcito para pedir caramelos...

Además por lo poco que ves a traves de su máscara tiene cara de fastidio.

Parece que tiene algo escrito en el pecho, pero no puedes leerlo bien con la deformación de la mirilla.

Dejo puesta la cadena y entorno la puerta.

Un poco mayor para pedir caramelos, amigo.

GUAYAAAAAAAAA -digo al hombre que abre la puerta- Yo soy el ninja burguer, y le traigo su pedido -dicho esto, hago la gruya. Pasado un rato, cuando me empiezo a cansar, susurro al hombre- por favor, coja el pedido, este numerito me gusta tan poco a mi como a usted...

Me quedo un momento en silencio mirando al hombre. Después no tengo más remedio que aguantar la risa. Es una risa sincera, de compasión por el pobre diablo.

Para que luego digan que el trabajo dignifica. ¿Esto es todas las noches o sólo hoy, por ser lo que es?

Cuando por fin el hombre coge el pedido, me estiro. Al acabar, digo- No, solo hoy. Y gracias a Dios, este es mi último reparto. Al fin podré quitarme este horrible disfraz, y dejar de hacer el chorra.

Empiezo a buscar la nota del pedido, para decirle el precio, por uno de mis bolsillos

Sacudo la cabeza por toda respuesta. Menudo país de imbéciles.

John encuentra el recibo en uno de sus múltiples bolsillos Ninja.

Son 4,75 por la hamburguesa doble con queso.

Corpo di Baco, qué sablazo. Supongo que es el precio por no mezclarme con la chusma que hay suelta por la calle hoy. Tome cinco dólares, no se moleste en buscar el cambio en sus no-bolsillos de ninja. Buenas noches.

Cierro la puerta. El repartidor parecía bastante mayor como para no buscar un trabajo más digno...

Resignado por mi disfraz, guardo el billete. El tipo ni siquiera se ha despedido.

Tras esto, me dirijo al parque que hay enfrente. Me siento en un banco alejado del parque. Me quito la careta y empiezo a leer el libro, por la página en la que aparecieron las letras.

Bueno, era el último pedido. Por leer un poco más no creo que pase nada

John comienza a leer donde aparecieron las letras...

Desde lo más profundo de las entrañas de la tierra,
desde lo más profundo del abismo,
donde las almas fluyen,
donde las almas se desintegran.
Yo os invoco.

¡Oh, amantes de la muerte!
¡Oh, señores de la sombra!
¡Renaced!
¡Revivid!

Es extraño... justo en el momento que leías la última palabra, la última sílaba de la última palabra, un relámpago surca el cielo y un trueno... un trueno tan impresionante que hace que la tierra se mueva y que los pájaros que dormitaban en los árboles salgan volando a grito pelado.

Un relámpago surca el cielo y un trueno... un trueno tan impresionante que hace que la tierra se mueva y que los pájaros que dormitaban en los árboles salgan volando a grito pelado.

¿Qué demonios ha sido eso?

De repente, una graciosa y fugaz idea cruza mi mente. Que ese trueno, y que los pájaros hayan salido volando, lo haya hecho yo.

Bah, tonterías. Solo es que va ha llover. Volveré a la hamburgesería a dejar la moto y a cambiarme...

Cuando estoy a punto de subir en la moto, y como travesura, saco el libro, y empiezo a leer en voz alta-

Desde lo más profundo de las entrañas de la tierra,
desde lo más profundo del abismo,
donde las almas fluyen,
donde las almas se desintegran.
Yo os invoco.

¡Oh, amantes de la muerte!
¡Oh, señores de la sombra!
¡Renaced!
¡Revivid!

Ves, no seas idiota, eso no lo has hecho tú. Vuelve a la hamburguesería, ¡Y deja de hablar solo!

Vaya, ese ha caído cerca. No partirá en dos los malditos Estados Unidos, no...

Me voy a la cocina a desenvolver mi estupenda cena americana. Si esos niñatos van a empezar con los petardos y cohetes, quiero que al menos me pille con el estómago lleno, no sea que las bilis me lo corroan.

Tras el trueno, que te ha hecho estremecer, un resplandor verde comienza a entrar por la ventana que hace que te tengas que cubrir los ojos con tus manos.

Te asomas a la ventana y puedes ver como las pocas nubes del cielo están todas coloreadas con la luz verde brillante que se puede ver en el horizonte.

Rápidamente calculas de dónde proviene la luz por su dirección y en ese momento, las luces de tu casa y de la calle comienzan a parpadear. Algunas de ellas estallan, haciéndose añicos mientras en tu mente sólo aparece la imagen del cementerio de la ciudad.

De allí proviene esa luz...

Una especie de Deja Vú invade tu mente... esto ya lo has vivido... y sabes que no ha sido nada bueno...

Un cuerpo putrefacto aparece en tu mente, caminando, acechándote en la oscuridad... han regresado...

Sólo has pasado el dedo por las letras y has leido para ti los dos párrafos y el primer trueno aún resuena en tu cabeza.

Cuando decides retirarte y nuevamente, coges el libro y lees esas extrañas palabras en voz alta, una luz verdosa que te ciega de repente aparece en el cielo. Intentas cerrar los ojos, para evitar la luz, pero aún con los párpados cerrados esta penetra hasta tu cerebro.

Comienzas a escuchar el ruido del estadillo de las bombillas de la calle cuando de repente, toda la calle se queda a oscuras, iluminada solamente por el resplandor verde que procede de lo que parece ser el cementerio de la ciudad.

Tras el resplandor, me encuentro medio cegado y en el suelo. El libro permanece a mi lado. Aún no puedo creer lo que ha pasado.

Busco el libro, lo cojo, y me levanto. No puedo evitar llevarme una mano a la cara. Ese resplandor ha sido de todo, menos normal. Todo esto es muy raro. Miro la tapa del libro, y arqueando una ceja, pregunto- ¿De verdad has hecho eso? ¿Qué más sabes hacer? Este libro me gusta cada vez más.

Alzo la vista, y veo el resplandor verdoso del cementerio. Sin poder vencer mi curiosidad, me acerco al camposanto, a ver de donde sale ese resplandor...

Mientras estás asomado a la ventana, amparado por la oscuridad de tu casa, puedes ver que en la calle hay movimiento.

Escuchas una sirena a lo lejos, y puedes ver como la moto del ninja se pierde calle arriba, en la dirección de la luz.

Por el rabillo del ojo ves a un par de personas. Cuando te giras aunque no hay luz en la calle, gracias a la luz de la luna y a la insana luz verde puedes identificar a dos chicas.

Una de ellas es Lizzy Larousse, la hija de los vecinos. Es una niña superdotada y superpedante, pero una buena clienta. Te encarga un montón de libros de biofísica, o bioquímica o bio-algo. La cosa es que son caros.

La otra es una adolescente rubia que no tiene mucha pinta de comprar libros.