Partida Rol por web

Vaya, no hay manera de arrancarlo. Salgo rápidamente y me voy a los asientos traseros, cojo unas cuantas latas de conservas y abro miro todo lo que hay en el vehículo.

Las cajas de madera del maletero tienen escrita la palabra "Touriñan" y contienen tarros de cristal. Los hay de todos los tamaños y colores, llenos de mermeladas, frutas, verduras, pescado... Algunos se han roto por el accidente, y han desparramado su contenido.

Dudo si coger alguno por aquello de que el cristal es muy jodido de cuidar. Pero bueno, cojo 3 para el almuerzo y la cena, así no los  llevaré demasiado tiempo encima.

Y me voy rápidamente del sitio, sigo mi camino con bastante cuidado de lo que me pueda encontrar.

tomo de referencia la carretera, pero voy en el arcén, más pegado al bosque que es más fácil si tengo que esconderme.

Durante varias horas caminas por el arcén, sin ver nada más que nieve y árboles. El cielo es blanco, al igual que el suelo, al igual que casi todo lo que ves. A veces es difícil seguir el rastro de la carretera, ya que está completamente cubierta de nieve, otras veces es más fácil, de vez en cuando hay quitamiedos, o peraltes, o taludes...

Estás cansado y empiezas a tener hambre.

Decido ir  buscando un sitio donde poder descansar un poco mientras me almuerzo uno de los tarros que he encontrado en el coche.

Un poco más adentro de la carretera entre el bosque me parece ver unas ramas y algo que parece un tocón. Voy a acercarme a ver si está bien, no quiero desviarme demasiado de mi camino.

El tocón y las ramas están bajo un árbol, que ha formado una especie de tejado impidiendo que la nieve tocase el suelo. A tu alrededor hay un círculo de hierba verde, te parece un santuario, el hogar de ese árbol. Te sientas en el tocón y comes un tarro de verduras y descansas un rato.

Cuando crees que es el momento, reanudas la marcha, siguiendo de nuevo el arcén de la carretra, hasta llegar a un túnel. Un oscuro y largo túnel. No ves el fin. La carretera se adentra en él.

-Joder vaya marrón!!- Ahora qué hago? no hay otra manera de poder seguir mi camino sin tener que meterme en esa trampa mortal. 

Tengo que arriesgarme e intentar no morir, espero que no me encuentre nada ahí dentro. Arranco la señal de la entrada al túnel, le pego unas patadas y cae. Cojo unas cuantas piedras. 

Abro mi botiquín y echo unas gotas de alcohol sobre las piedras y sobre la señal de madera, les prendo fuego con mi mechero. 

Primero lanzo las piedras de una a una para intentar ver qué hay dentro y la señal me sirve como antorcha, tengo que ser muy rápido porque puedo llamar la atención de algún infectado que esté cerca.

Lanzas algunas piedras hacia el interior oscuro del túnel. El sonido de las piedras chocando contra el asfalto y las paredes resuena generando un eco que retumba y se aleja... unos murciélagos salen revoloteando del interior, y te asustan.

Luego arrancas la señal, y empiezas a improvisar tu extraña antorcha metálica. mientras lo haces oyes un ruido proveniente del túnel, parece un chapoteo chas chas chas chas, muy rápido. Notas una ligera brisa y el chapoteo cada vez se aclara más, es más perceptible.

Al oír ese ruido del túnel abandono la idea de la antorcha, la lanzo al suelo y rápidamente me pongo a trepar por la ladera del túnel, y me intento esconder tras algunos árboles un poco más gruesos, a intentar estar desde arriba cuando salga lo que sea que viene hacia mí.

Estoy preparado con el palo por si acaso.

chas chas chas chas

CHAS chas CHAS chas

CHAS CHAS CHAS CHAS

CHAS CHAS CHAS CHAS

¡CHAS CHAS!

...y los pasos se detienen. Debajo de ti ves a un zombi, un extraño zombi, que se para al salir del túnel y mira alrededor. Hilos de piel cuelgan de sus brazos, que mantiene abiertos, y de su rostro. Parece casi imposible, es inaudito, un zombi que mire alrededor, como un depredador. Por un momento hasta te parece que olfatea, buscando tu rastro...

Ves con claridad que mira la señal de tráfico que acabas de arrancar, tirada en el suelo. Se acerca despacio y la mira. Su actitud parece más la de una persona que la de un pútrido. Tus ojos le miran, incrédulo. Junto a la señal están tus huellas, marcadas en la nieve, unas huellas que trepan por la ladera del túnel hasta donde estás.

Intento esconderme pero sé que es en vano porque mis huellas me delatan, y está siguiendo mi rastro, es cuestión de poco tiempo que me encuentre. Lo único "bueno" es que aparentemente sólo hay uno.

Me preparo para atacarle con el palo y saco además mi cuchillo.

El zombi termina viendo tus huellas, y las olfatea, luego se agacha, y empieza a caminar a cuatro patas en una postura que un humano no podría adoptar jamás. Empieza a subir por el talud, oliendo tus huellas, rozando su nariz por la nieve, dejando un rastro de nieve manchada de rojo tras de sí.

A pocos metros de ti, por fin te ve. Por un momento se queda parado, y se yergue. Se alza sobre sus dos piernas, y parece mirarte, con una mirada perdida, confusa, horripilante. Mueve los brazos hacia arriba y exhala un gemido aterrador, como un chillido muy agudo, que hace salir en desbandada a todos los pájaros de los árboles cercanos.

Luego un silencio, y de un gesto muy rápido salta sobre ti.

Le pego un buen golpe con mi palo, pero no consigo acabar con él. Sólo le rasguño el hombro.

El zombi recibe el golpe en el aire y ni se inmuta. Tu golpe ni de lejos consigue pararle, y antes de caer sobre ti abre la boca exageradamente para morderte. ¡Su dentadura alcanza de lleno tu hombro izquierdo, y te muerde tan fuerte que uno de sus deformados y afilados colmillos consigue atravesar tu gabardina de cuero! El dolor es muy agudo, pero puedes seguir peleando.

Vuelvo a atacar!!