Partida Rol por web

Mientras contaba todo aquello la Faro, iba abriendo cada vez más los ojos. La verdad, había notado su reticencia a mis preguntas, pero de pronto, tanta información me parecía sorprendente. Nos habían contado todo lo que quería preguntar e incluso más. No sabía si me gustaba aquella granja, o no, pero por lo menos no parecía que estuviéramos en un problema inmediato. El para qué querían aquella energía y tanto podrido, todavía no lo sabía, pero ya sabríamos. Desde luego, ahora no iba a preguntar, y más dado que me quedaba con las chicas, y podría estar con ellas. Lo único, pregunté:

-Yo estoy acostumbrado a tratar con podridos con un tridente, ¿podría conseguir algún palo para eso?

- Vaya, todavía no has empezado y ¿ya estás pidiendo?...ahora mismo no sé, ya encontraremos algo o si no, fabrícatelo tu mismo-

Aquello me parecía increíble a todas luces. 

¡No puedo creerlo! Me repugna toda esta gente. Debe ser una broma pesada.

- He dedicado mi corta vida a entrenarme para matar podridos, ¿y ahora quieren que seamos pastores y no les hagamos daño? No contéis conmigo. Juré acabar con todos los podridos que me cruzase y eso seguiré haciendo. Han destruido todo lo que teníamos, acabado con millones de vidas inocentes, y jodido a toda la humanidad por completo. Por su culpa no tenemos futuro. ¡No voy a hacer nada con ellos que no sea luchar!

Mientras hablaba la furia crecía en mí como una espuma ácida. Cogí una flecha y la cargué al terminar de hablar. Sin pensarlo dos veces, apunté a uno de los que estaban cerca de la valla y le atravesé limpiamente el entrecejo.

- Pero...¿qué estás haciendo? Quitadle el arco y las flechas- ordenaba mientras intentaba que el resto ocupara sus puestos. Tenía que detenerla, no sabía dónde se estaba metiendo.

Dos narcos apuntan a Nara con sus armas de fuego, ante la atónita mirada del grupo de supervivientes. Se hace el silencio. Un tercero se acerca a ella sonriendo, y extiendiendo su mano para que la arquera le entregue voluntariamente el arma.

Intento calmar las cosas, y evitar que hagan con Nara alguna locura. Me pongo justo donde están  los guardias con las armas, y le digo a Nara: -Yo te guardo el arma, tranquila. -A la vez le hago un gesto, cuando no me ven, que intenta decir algo así como "ya hablaremos de que hacer". La verdad, me alegraba que estuviéramos vivos, así que... Por ahora, teníamos que ver como iba todo por a Granxa.

Cuando me apuntan con las armas de fuego me doy cuenta de que por mucho que odie a los podridos, estos desgraciados los protegen, y yo sola tengo poco que hacer. Me he precipitado, para variar... Espero no perjudicarnos mucho. A ver qué hago ahora sin mi arco.

Titubeando le tiendo el arco a Xose mientras le miro a los ojos, suplicante. Luego miro a Sunhee e intento pedirle perdón con la mirada. Soy una insensata, debería centrarme en protegernos y en vez de eso provoco a estos descerebrados. Aunque me arrepiento, si lo pienso bien creo que no podría evitar volver a hacerlo.

Al quedarme sin mi arco, miro con firmeza a la Faro y a los guardias, callada y seria. Había sido inconsciente e impulsiva... Pero lo que tienen aquí montado es inmoral y una auténtica locura. 

Así que ahora apuntan a las personas para proteger a los podridos... Este mundo no tiene pies ni cabeza.

Me quedé atónita tanto por conocer la razón por la que tenían encerrados a los zombies, como por la reacción de Nara. Especialmente después de haber escuchado que matar zombies estaba considerado como un delito grave. ¿Eso suponía que ya habíamos infringido una de las normas? Por suerte, Xose estuvo rápido, calmando a Nara...

Dudé por un segundo, miré a Nara y le asentí dándole a entender que había hecho bien en soltar el arco. Luego miré a la Narco. 

—Nos habéis puesto bajo presión... Si nos hubierais explicado esto antes, no habría pasado nada. Pero aún estamos... nerviosas... ¡Casi nos dábamos por comida Zombie y de repente resulta que son como animales en una granja...! ¿Cómo esperas que reaccione mi compañera?

Me daba igual si se tomaban otra vez mis palabras a mal, pero era la verdad y no pensaba dejar a mi hermana en la estacada...

¿De verdad esperas que estemos calmadas y nos riamos como si nada después de que nos lancen a una jaula Zombie? Lo más lógico era que pasara lo que acababa de pasar... Por lo menos esperaba que con mis palabras entendieran que tenían más culpa ellos que nosotros de que Nara hubiera perdido el control y hubiera matado a un Zombie más... 

Los guardias no dan crédito a lo que ocurre, y entre risas miran a La Faro, que les vuelve a ordenar quitarle el arco y el carcaj a Nara. Lo hacen, uno arranca de un tirón el carcaj del cuerpo de Nara, y otro coge el arco de las manos de Xose. Sois el centro de atención de todo el mundo en este momento.

La Faro hace señales a un guardia que se encontraba más alejado - Llévatelos a ellos para que empiecen a trabajar de inmediato, yo tengo que resolver esto- le ordena, señalando al resto de supervivientes. El guarda comienza a alejarse con ellos.

-Parece que éstas dos se han puesto nerviosas. Vigiladlas mientras tanto- ordena a los guardias que están al lado de Nara y Sunhee. - Tú ven aquí, Xose, vamos a hablar tu y yo-  se lleva a Xose lo más apartado posible de la escena. 

- Parece que tus amigas andan bastante revueltas, no acabo ya con ellas, sólo porque necesitamos mano de obra. Éste es el trato, pareces un hombre sensato y que aprende rápido. Te voy a dar la oportunidad que domes a esas dos fieras, tú vas a estar encargado de que todo esté bien, no quiero problemas ni heroínas. Has entendido cómo se hacen aquí las cosas, ¿verdad? Vas a tener un guardia pegado a tu culo todo el día, si me informan del más mínimo percance, tendréis consecuencias. Pero no seré yo quién las dicte, os llevaré directamente con El Velho y ya te digo yo que él no pierde el tiempo ni hablando ni esperando nada de nadie, lo da por perdido antes de perder su tiempo, ¿sabes a lo que me refiero, no? 

-Si, señora, si, entendido. Espero domar a esas fieras. He sido útil en el pasado, espero serlo, no os preocupéis, no les hagáis daño, ellas se portarán bien, yo me encargaré de ello, si, son solo unas jóvenes que son muy idealistas, y lo pasaron mal al perder a sus amigos, no lo tengáis en cuenta, trabajaremos bien..

Estoy nervioso y tenso, porque los narcos son muy caprichosos. Espero que al final sea como ella diga, y así podremos pensar en algún otro plan. Mientras habló, gesticula mucho hacia Nara y Sunhee y me disculpo con gestos de cabeza.

Aunque a tanta distancia no se me escucha, se me ve gesticular y hacer gestos de disculpa, de asentimiento, de aceptar lo que la Faro me está diciendo. 

- Lo siento Sunhee pero esta gente está igual de loca que los fráteres. No me he podido controlar. - le susurró mientras observo la conversación de Xose. Pongo cuidado en que los guardias no me oigan. - A lo mejor con suerte nos mandan afuera a cazar más bestias de tiro - y le sonrio arrepentida, intentando hacerla reír para que olvidemos mi mayúscula cagada.

Tener zombies como generadores de energía era algo... demasiado intrincado para mi mente.

Desde siempre, los zombies habían sido una amenaza en mi vida. Por culpa de ellos no conocíamos más que el miedo y la incertidumbre. Se habían comido a amigos, familiares y seres queridos. Así que, como Nara, no podía entender las ventajas que podía tener encerrar a tantos de ellos juntos. ¿Y si alguna atadura se rompía? Vale, no tenían boca, ni brazos, ni veían,... pero... ¿y si alguien resultaba infectado de alguna forma por culpa de uno de ellos? ¿No era mejor matarlos?

Cuando Nara se disculpó, negué con la cabeza... 

—Tranquila, todo irá bien —le dije, tratando de esbozar una sonrisa, especialmente cuando bromeó.

De fondo veía a Xose gesticular. Parecía que estaba haciendo todo lo posible porque nuestro castigo no fuera muy grande... Esperaba que no se metiera en un problema él también por nuestra culpa. 

—Necesitarán carne, así que con suerte nos mandan a cazar animales, ¿eh? —traté de animarla—. Ese último flechazo entre ceja y ceja ha sido... ¡¡brutal!! No creo que sean tan tontos como para no darse cuenta de que eres la mejor cazadora de tooooodo este sitio.

Y, acompañando esa sincera afirmación, sonreí contenta. Lo pensaba de verdad:serían idiotas si dejaban pasar a alguien con el talento de Nara. 

La Faro y Xose terminan de hablar, y tras darle unas instrucciones a uno de los guardias, ella sale de la Granxa con el arco de Nara en la mano y el carcaj a su espalda. El guardia vuelve con Xose y os reunís los tres, bajo la atenta y amenazadora mirada del guardia. Vuestro trabajo es "entrenar" a los podridos de los corrales 51 y 52, contiguos. En uno de ellos, el 51, están encadenados al poste central, aunque hay un charco de sangre en el suelo que no os da muy buena espina. En el otro hay menos, pero están sueltos y se agolpan contra la valla en cuanto os acercáis.

El guardia que os vigila se queda un poco atrás, sujetando su arma con ambas manos, y os hace un gesto con la cabeza para que empecéis el trabajo de inmediato.

-¿Xose, qué se supone que tenemos que hacer? - dije bajito bien cerca de él. Con mi brazo protegía a Sunhee, sobre sus hombros. 

¿Nos van a meter en la jaula en la que no están encadenados, sin armas? 

Casi telegráficamente, ya que está el guardia cerca, les comento la conversación con la Faro, pero sin que se me escuche.

-Os deja a prueba, que os comporteis, y a mi de responsable de que lo hagais. Si no cumplimos, nos mandará al Velho, y el nos dará nuestro merecido. Este guardia nos vigilará. Por ahora, cumplamos lo que nos dicen. 

Miro al guardia, y le digo: -Ya están dispuestas, y yo. ¿Que herramientas tenemos? - digo, mientras miró al interior, y valoro los zombies, intentando ver el mejor modo de ir a por ellos

Cuando escuché a Xose, asentí con la cabeza como único gesto... qué no quería que los guardias pensaran que estábamos tramando algo con tanto cuchicheo.

Ahora, eso sí, tenía curiosidad por ver qué tipo de «herramientas» nos daban, y qué instrucciones tendríamos que seguir.

Al menos esperaba que solo nos tocará encargarnos de los que estaban atados... porque, a decir verdad, era una temeridad tener que amarrar a tantos zombies sueltos siendo sólo dos personas... (tres si Xose también tendía que unirse a nosotras). 

El guardia os vuelve a explicar en qué consiste el "entrenamiento" de los podridos:

al menos tenéis que despojarlos de su maxilar inferior y de ambos brazos.

Opcionalmente podéis arrancarles los ojos y cortarles las orejas, para disminuir su percepción. Tendréis que tener cuidado de no matarlos, pues cada golpe o corte que les hagáis, si es demasiado fuerte, puede ser letal. El guardia también os indica un montón de palos y barras de hierro de las que podéis coger las que queráis, y una pala. No son precisamente cosas que llamaríais "armas", pero pueden servir:

En el lado de los corrales veis a los podridos. Son dos corrales y hay cinco zombis en cada uno de ellos. Un total de diez "bestias" a "entrenar". Y os las tenéis que apañar como podáis. El guardia os desea suerte acompañando sus palabras con una risa jocosa, está claro que no os va a ayudar. Daos prisa pues no tenéis todo el día.