Partida Rol por web

Dworkin se colocó entre las luces del grupo. Hubiera rezado a su dios para obtener una luz igualmente pero con la antorcha y la tenue iluminación que proporcionaba Rathikus era más que suficiente para ellos cuatro. En lugar de eso, se le ocurrió que Hammarragh podía ofrecerles algo de información acerca del lugar en el que se estaban metiendo.

- Dadme un segundo- pidió a sus compañeros- necesito hacer algo.

El enano se acercó a una de las paredes del túnel y posó sus manos sobre la irregular superficie de roca.

-<Mi Dios Hammarragh>- inició en susurros- <señor de todo aquello que se encuentra bajo tierra, padre de todo, rey entre reyes, guía del pueblo enano. Este, tu humilde servidor pide que le ilumines con tu vasto conocimiento. ¿Quién ha pasado recientemente por aquí? ¿Adónde lleva este pasaje? ¿Quién lo construyó?>*

¿Temblaban las paredes porque el golem se aproximaba a la sala que habían dejado atrás o quizás lo hacían en respuesta a las preguntas de Dworkin? Los aventureros no estaban del todo seguros pero vieron como el enano asentía con la cabeza.

Luego quedó claro que las paredes temblaban por otro motivo. La puerta de entrada al sótano donde habían estado era un poco más pequeña que el golem y, al parecer, la estatua mecánica no estaba de acuerdo con el diseño original. Estaba tratando de reventar la pared. Los aventureros, que estaban ya bastante adentrados en el túnel, se preguntaron entonces cuales serían las capacidades excavadoras del vigilante de las ruinas.

Por lo de pronto el túnel continuaba en una pendiente un tanto ascendente que se bifurcaba en dos direcciones formando una Y: derecha e izquierda. El corredor de la derecha terminaba unos metros después en una escalera metálica de mano incrustada en la pared. El de la izquierda acababa en un muro sólido con una palanca en el medio. Todo estaba recubierto de telarañas evidenciando que el grupo era el primero que pasaba por allí en mucho tiempo.

Dworkin sintió como las paredes le hablaban...

<Los moradores de la tierra son los únicos habitantes que ha tenido este sitio en una vida humana. Una camino al resto del mundo y otro al centro del hogar. El pequeño sabio loco intentó insultar la piedra con metal y por ello sufrió las consecuencias>*

Cuando todos miraron hacia atrás por los ruidos que provenían del pequeño almacén, se dieron cuenta de que, de alguna manera, Roark volvía a tener la antorcha encendida y de que Rudar tenía en su lugar una de las antorchas apagadas del pasadizo. Roark ni se inmutó aunque una sonrisilla se le podía adivinar en la comisura del bigote.

Drowkin retiró la mano de la roca mientras agradecía reverentemente.

- Parece que lo que sea que haya cruzado este pasadizo, al menos, es mortal. Eso reduce bastante la cantidad de sorpresas que podemos encontrarnos por el camino.

El enano avanzó unos metros y señaló la escalera metálica en una de las bifurcaciones.

- A Hammarragh no le gustó que esas escaleras se hicieran de metal en lugar de piedra y parece que algo le ocurrió al... pequeño sabio loco, sea quien sea ese personaje. En cualquier caso parece una advertencia. Uno de estos caminos lleva al centro del hogar, otro al resto del mundo. La sabiduría de los dioses tiende a ser demasiado críptica, me temo. Si tuviera que apostar, creo que probaría suerte con el muro. La palanca podría ser una trampa pero también otra entrada al pasadizo desde alguna otra cámara.

Roark sonreía con la antorcha recuperada mientras Rudar se encontraba con un palo apagado en la mano. Aunque el ladrón mantenía su sonrisa autosuficiente mientras escuchaba la explicación de Dworkin sobre el lugar no dejaba de darle vueltas a un pequeño detalle: ¿escuchó realmente un click cuando hizo rápidamente el cambiazo de antorcha por una de la pared o fue su imaginación?^[1]

—Maldito Roark, siempre empeñado en demostrar que es el mejor ladrón que he conocido —pensó el mediano cuando por fin se dio cuenta de que Roark le había dado el cambiazo.

Aún así continuó el camino sosteniendo el palo apagado. Esto aumentaría el ego de Roark y convenía mantenerlo motivado.

El mediano se tomó unos instantes para observar las dos alternativas. Sospechaba de algún modo que las escaleras les llevarían hacia el exterior de la cueva pero dudó un instante antes de decidir.

Resuelto el tema, Roark se asomó a la bifurcación y sopesó las palabras del enano -Hombre, no necesito a un dios para eso. Este tipo de pasadizos suele ir del exterior a donde el tipo que lo construyó consideraba importante, con un desvío por el medio a un lugar en el que los invitados no deseados, como nosotros, mueren horripilantemente.- pensó un momento -Aunque, por suerte, esa parte es opcional. Así que la cuestión es que uno de los dos caminos lleva al exterior y el otro a donde, probablemente, esté la caja que hemos venido a buscar...

Dicho eso el ladrón se agachó y examinó el suelo, luego revisó las paredes y el techo y se asomó al agujero de la escalera de mano examinando también la misma... Pero tras un rato meneó la cabeza negativamente. -Yo no tengo ni idea de por donde ir.-

Rathikus reflexionó acerca de las palabras de Dworkin.

—Hammarragh sabe que no pretendo interpretar sus palabras mejor que uno de sus adeptos, pero suena a que quiso decir que una conduce al exterior y la otra al centro de... del laboratorio, por ejemplo— dijo, intentando no sonar ofensivo. No quería ofender al clérigo de su grupo. Cualquier mago sabe que no es sabio ofender a un enano, y menos a uno que puede curarte.

Hizo caso omiso de las triquiñuelas de Roark, pero le preocupó la insistencia de su perseguidor. Habían colocado algunas cajas y había la posibilidad de que aplastase alguna de las que tenía delante y estallase como lo había hecho con Gromenauer. Sin embargo, sería un necio si no contemplase todas las opciones.

—Sea lo que sea, lo más prudente es permanecer unidos— sentenció —. Esperemos que la palanca no despierte a otro gólem.

Gromenauer estaba bastante más fascinado con lo que tenía entre manos que con lo que un dios enano tuviese que decir. Que hubiesen hablado en su momento y no ahora, mientras recorrían un pasillo. Así, sostenía fascinado uno de esos frascos de polvos que habían explotado. Quién sabe lo útiles que le prodrían ser más adelante. Y solo un necio creería que las cajas no pesaban porque estaban vacías, ya se había encargado él de vaciar su contenido.

No obstante, al parecer el grupo se detuvo por algo, por lo que guardó el frasco con el resto en su mochila. Estaba seguro de que lo necesitaría más adelante. Y sin tardar mucho.

Así pues, sin ver lo que pasaba porque el mago estaba delante, preguntó—. ¿Qué ocurre? ¿Por qué nos paramos? ¡Elegid ya un camino y sigamos! —mientras decía esto, se asomó para adelantarse al grupo. Cuanto tomó una posición adelantada, dijo—. Esta gente gusta de tener sus aposentos cuanto más alto o más abajo mejor. Yo iría por las escaleras.

—La palanca sólo abrirá un pasillo que hará que el golem aparezaca. Y os vuelvo a decir que yo no tengo problema con cruzarme con él, pero igual vosotros no.

Dworkin dejó escapar un suspiro de comprensión. A veces era difícil razonar con sus tozudos compatriotas.

- Si el golem está allí- señaló hacia la estrecha puerta que el constructo intentaba tirar abajo- entonces dificilmente estará allí. Yo voto por la palanca.

Rathikus sintió un escalofrío cuando vio caer algo de gravilla del techo.
—Sea lo que sea, debemos hacerlo rápido. Si tiemblan así las paredes por culpa de la entrada de la habitación, no quiero ni pensar qué pasará cuando el gólem localice este túnel.

Como para darle la razón a Rathikus y Dworkin un estruendo terrible resonó a sus espaldas. En medio de aquella cacofonía se distinguían paredes cayendo, explosiones, ruido de vapor y gemidos metálicos. ¿Se habría estropeado el golem gracias al carácter explosivo del contenido de las cajas? Hubo un momento de silencio seguido por otro retumbar de paredes y más cascotes cayendo. Pues no, parecía que el golem estaba a lo suyo ¿pretendería horadar un camino hasta ellos? Incluso para una criatura de semejante tamaño la cosa parecía complicada.

Rundar intentó hacerse una idea de por donde podrían salir. Cuando estaba en el bosque, o simplemente en la naturaleza, aquello le resultaba tremendamente sencillo. Pero ahora dentro de aquella jaula de piedra y túneles creada por el hombre la cosa era mucho más complicada. Tanto que no tenía ni idea de por donde tirar^[1]. 

Roark tampoco lo tenía claro. Parecía todo muy fiable, limpio... ¿quién gastaría tiempo y dinero en poner trampas en un túnel oculto?^[2]

—Bien, tengo claro que la salida tiene que estar hacia arriba así que... las escaleras son mi opción —dijo el mediano y se dirigió sin dilación hacia la escalera.

Comenzó a subir por la misma y miró hacia atrás.

— ¿Venís? —preguntó—. Puedo explorar esta zona yo sólo si queréis. Estoy seguro que por aquí saldremos antes de este nido de piedras.

El mago no se lo pensó dos veces y echó a correr siguiendo al mediano. Estaba tan pálido que el clérigo hubiese jurado que estaba ante un muerto viviente.

Pese al pánico despertado en Rathikus ningún rayó fulminó al impulsivo Rudar. Tampoco surgieron chorros de ácido, cuchillas ocultas, nada... Estaba siendo una exploración muy tranquila si descontábamos el estruendo provocado por el golem intentando cavarse su propio camino. Y ahora que los aventureros se fijaban en ese detalle también eso había pasado. ¿Qué estaría haciendo el golem? Ninguno de los aventureros había sido padre (al menos que lo supieran) pero si lo fueran sabrían que lo más peligroso que existe es el silencio cuando hay otra criatura en la misma casa. Con el ruido al menos sabes a que atenerte.

El caso es que Rudar podía ver que la escalera ascendía al menos durante unos diez o doce metros antes de terminar en lo que parecía ser una trampilla en el techo. Podía estar bastante seguro de que su afirmación podría ser cierta.

Cuando Rudar vio que Rathikus iba tras él continuó subiendo la escalera confiado... hasta que llegó a la trampilla. Tocó levemente la misma y se dispuso a abrirla cuando se detuvo unos instantes.

—Cuidado, voy a abrir esta trampilla —alertó a los demás.

Rudar era decidido pero siempre tomaba precauciones con el grupo.

Quizá lo más honorable habría sido decir que Rathikus seguía al mediano por el el vínculo que los unía, que se preocupaba por él. Sin embargo, al hechicero le importaba únicamente salir de aquel túnel cuanto antes.

Unos instantes más tarde, se percató del silencio que reinaba dentro del pasadizo: una extraña calma, rota tan solo por los pasos y comentarios de los cinco aventureros. El gólem, pensó, ¿qué le habrá pasado? Por un momento temió que la predicción de Gromenauer no fuese tan necia después de todo... pero no, aquello era imposible, ¿verdad?

Cuando Rudar dio el anuncio retrocedió unos pasos, intentando ponerse a cubierto tras su capa.

Roark al ver como el mago se cubría con la capa decidió retroceder un par de pasos alejándose del hueco de la escalera, después de todo, los magos tenían un sexto sentido ¿No? Al hacerlo le hizo señas a Gromenauer para que hiciera lo propio.

Aunque, en realidad, el ladrón creía firmemente que la escalera llevaba al exterior y que, por lo tanto, no debería haber peligro al final de la misma... Pues eso, que los magos tenían un sexto sentido, ¿No?