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Arclite pide consejo para publicar su novela.

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04/01/2015, 15:57
Editado: 04/01/2015, 15:58

El Señor es mi pastor

Han pasado más de 800 años desde que Neil Armstrong pisara Luna. La Humanidad ha seguido sus pasos desde entonces, lo mejor que ha podido; expandiendo la civilización humana, del peor modo posible. Pocos planetas, miles de posibilidades. La exploración espacial, colonizar la Galaxia; todo aquello que soñamos no ha sido sino vagas promesas de un futuro mejor.

El futuro ha deparado una sombría época donde el tiempo y el capital son los pilares de la civilización; donde las corporaciones han ido socavando el poder de los Estados hasta lograr doblegarlos a su voluntad; donde tu longevidad ha sido hipotecada al nacer debido a la ignominiosa existencia de una enfermedad cuya cura depende de tu patrimonio y de la muerte de otros; donde el futuro es el tiempo donde has muerto y el presente el tiempo en el que sufres ante su inminente advenimiento. Este es el futuro donde el mismo Dios conspirará para que mueras.

Esta es la historia de aquellos esclavos corporativos que trabajaron, murieron, y apenas vivieron.

Ésta podría ser la sinopsis de mi libro: El Señor es mi pastor.

Es un drama proletario, fundamentalmente minero, en un mundo llamado Capital, gobernado bajo un sistema anarcocapitalista. Cuenta la historia de una serie de hombres y mujeres que trabajan desde niños para sus corporaciones, que son las que les han educado, con el fin de convertirse en trabajadores rentables, la difusa categoría ciudadana que garantiza que cuando el NM, el terrible mal que a todos afecta, ataque a tu cuerpo puedas recibir el tratamiento que alargará tu vida, hasta la que lo vuelva a padecer. 

Es una historia de mentiras, injusticia, opresión y violencia "estatal".

He aquí parte del prólogo. En él os haréis una idea de cómo es la novela. Aceptaré consejos sobre a quién presentar mi novela para publicar.

Prólogo

“Todas las cosas tienen su tiempo, y todo lo que hay debajo del cielo pasa en el término que se le ha prescrito. Hay tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo que se plantó.”

-Eclesiastes, capítulo 3, versículos 1-2.

Un día más, un día menos

Su vida se extinguía a cada hora. Un imparable tic-tac del reloj que aproximaba las agujas a su última hora, cuando la Muerte le alcanzara. Apenas dormía. Ni tenía tiempo para ello, ni era capaz de conciliar el sueño. Cada noche se tumbaba en la litera, tratando de dormir, sin conseguirlo, con el temor de no despertar a la mañana siguiente. Tenía miedo de cerrar los ojos y quedarse atrapado para siempre en aquella oscuridad. El único siempre al que podría optar en la vida. En su insignificante vida. Uno siempre sabía que su muerte llegaría algún día, aunque se negara a creerlo, los más pequeños lo aprendían a la fuerza a una edad muy temprana: muchos de ellos eran huérfanos antes de alcanzar la vida adulta, como él mismo. Todos los hombres y mujeres de la Galaxia conocían que la muerte les alcanzaría algún día, era un hecho sabido. Pero cuando uno terminaba finalmente encarado a la muerte, cuando finalmente llamaba a tu puerta y sabías que tus posibilidades de escapar de ella eran mínimas, que no había puerta trasera, entonces aprendías el valor del breve tiempo que se te había dado. Por ello, alentado por el impuso más efectivo de la vida humana, el deseo de vivir, hacía cuanto fuera necesario. Trabajaba. No como un medio de subsistir, sino para sobrevivir. Cada día estaba más cerca de alcanzar la salvación, cada día estaba más cerca de su aniquilación.

A medida que el tiempo pasaba aumentaba su producción, el mineral verde se acumulaba en su cesta; aquella sería la quinta que llenaba hoy, quería llenar otra tantas en lo quedaba del día. Muy por encima de lo que cualquier otro minero pudiera lograr. Más roca, más níquel, más producción. No bastaba con ser mejor, tenía que destacar.

Hizo una breve pausa, la necesitaba. Estaba agotado. Si realmente no necesitara aquella pausa, si no hubiera sido absolutamente necesario parar durante unos minutos, o un único minuto, para descansar, no lo hubiera hecho. Su tiempo se consumía. Pero necesitaba aquella pausa, apenas tenía fuerzas para levantar el pequeño taladro.

El incesante ruido de las herramientas sumado al de los escombros al caer se podía oír pese a los protectores auditivos. Miró a su alrededor, donde otros mineros acróbatas como él seguían perforando la pared rocosa con sus pequeños taladros. Una vasta red de resistentes cables cubría las dos paredes de la grieta que los mineros habían excavado con su trabajo. De cada uno de aquellos cables colgaba un minero, equipado con su pequeño taladro, una sierra circular de mano, un zapapico, una pequeña bombona con oxígeno supletorio, un casco con foco y un brazalete con radio y sirena acústica incorporadas. Aquel era el equipo básico que la corporación daba a cada trabajador; pero se imponían ciertas condiciones con su entrega.

Toda pérdida o destrucción del material corporativo anterior a un período de plazo determinado no sería repuesta por la corporación, y sería el minero quien debería abonar la cuantía de la sustitución. Todo el equipo adicional que llevaran al trabajo debía de haber sido adquirido por ellos mismos, utilizando su propio dinero, como una inversión para aumentar su productividad. Por estos medios Jackman había adquirido un mono de trabajo con blindaje básico, con gran eficacia para resistir los impactos de los escombros que caían sobre él; un respirador auxiliar que incluía un depósito de agua (evitando que tuviera que llamar a un dron de avituallamiento, que cobraba un crédito por cada viaje) y unas gafas de protección que incluían un visor especial que permitía ver la composición de lo que había tras la roca hasta treinta centímetros de profundidad, y el doble de distancia con algo menos de precisión.

Este último objeto, que parecía algo mágico, había sido especialmente costoso, y el minero se estaba planteando la posibilidad de venderlo para que ayudara a pagar su trasplante, pero era muy útil en caso de que se encontraran con una veta de carbón que estuviera a alta temperatura, o una bolsa de gas; y, sin saberlo, la hiciera explotar con una de sus pequeñas cargas explosivas. No era raro que una detonación descuidada hubiera generado una deflagración de devastadoras consecuencias. Jackman conocía, al menos de vista, a muchos de los que habían regresado de la unidad de quemados, rostros desfigurados y heridas que nunca sanarían sin los costosos tratamientos médicos; de vuelta al trabajo tan pronto como fuera posible. No quería que eso le ocurriera a él y por ello había comprado aquel excepcionalmente caro visor, pero ante la inminencia del punto de no retorno el tener que elegir entre la muerte segura y la posibilidad de sufrir quemaduras no tenía, realmente, mucho donde elegir.

Cada cierto tiempo alguno de ellos hacía sonar la sirena, indicando que estaba a punto de pulsar el detonador que activaría las pequeñas cargas explosivas manualmente insertadas dentro de los agujeros. Era importante agachar la cabeza en aquel momento y pegarse a la pared, para evitar que la onda expansiva, la metralla, o los escombros le alcanzaran. Una vez completada la explosión los drones de reciclado se llevarían los escombros para despejar el área, y para procesar el níquel que pudieran contener aquellos escombros. Aquello suponía pérdidas para los mineros, pues no se contabilizaban en el total de su producción y sí eran beneficios para la corporación, que aumentaba sus ya de por sí grandes beneficios. Aquellos cabrones sacaban dinero de todo el trabajo que los mineros hacían, mientras que ellos sólo recibían un salario en función de la masa de mineral extraído, y Jackman no confiaba en las básculas de la corporación. Intuía que estaban manipuladas, para pagar menos a los trabajadores.

 

Había llegado a aquella roca ingrata como parte de una leva obrera llevada a cabo en Australia, hacía ocho meses. Sin acceso a los estudios mínimos, ni aval social, ni mucho menos un lugar en el que vivir, había inscrito su nombre (aunque por suerte había tenido que firmar con una huella dactilar en lugar de verse obligado a la vergonzosa tarea de garabatear su nombre en una hoja de papel) para una leva minera que saldría para Terra Australis. La Tierra estaba superpoblada en las zonas no devastadas y los mejores trabajos ya habían sido asignados a personas clase A o afortunados empleados que eran considerados valiosos por sus poderosas corporaciones; todos aquellos a los que se consideraba lo bastante seguros como para invertir en ellos. Había oportunidades para prosperar en la Tierra, hogar de la humanidad, eso siempre se sabía, y era cierto, pero no para un analfabeto de ningún valor para la elite dominante. Uno entre millones.

Así que un trabajo de minero espacial, además de ser un trabajo, le pareció emocionante. Le garantizaba un salario, no demasiado elevado teniendo en cuenta el número de horas semanales que tendría que hacer, pero un salario fijo y estable. Tampoco se hacía ilusiones sobre que fuera un trabajo fácil, sabía que la minería era un trabajo duro y peligroso, pero era joven y podía soportar el esfuerzo. La ventaja adicional del trabajo era la posibilidad de viajar a las estrellas; tal vez allí alguien como él podía alcanzar la suficiente experiencia y conocimientos que le convirtieran en alguien valioso. Las estrellas eran la llave que abría la puerta del futuro y la inmortalidad. La larga vida estaba al alcance de su mano; tan sólo tenía que agarrarla con tanta fuerza que nadie pudiera jamás arrebatársela. Todos sabían, habían oído y contaban con sus propias modificaciones historias sobre colonos espaciales que habían alcanzado lejanos planetas, convirtiéndolos en lugares donde era posible vivir larga y felizmente. En el espacio las oportunidades eran tantas como estrellas en el firmamento, un número imposible siquiera de imaginar.

Pero nunca fue a las estrellas, sino a un planeta rocoso, habitable desde los estándares humanos, donde trabajaría en una mina demasiado parecida a las ya agotadas minas de La Tierra. Para empeorar su situación, la mayoría de los otros treinta y ocho mil mineros reclutados que viajaban en su misma nave habían pensado lo mismo, y George Jackman se convirtió en uno más entre miles de millones cuya miserable existencia tendría una longevidad marcada por la suerte, la voluntad de sus amos y la genética. Ninguno de los tres factores jugaba en su favor.

El trabajo incluía el traslado al planeta, un breve período de adiestramiento de dos semanas, en los que se les enseñó a trabajar con la inferior gravedad de Terra Australis (pensado en retrospectiva, le pareció una especie de broma cruel que les hubieran aconsejado realizar ejercicio diario para mantener la musculatura en baja gravedad; teniendo en cuenta las largas horas de trabajo físico que llevaban a cabo cada día en la mina) y alojamiento por un período de tiempo equivalente a la duración del contrato. Más adelante se daría cuenta de que aquello significaba que tendría donde vivir hasta que dejara de trabajar; no le costó demasiado darse cuenta de que aquello significaba que trabajaría hasta su muerte.

Nunca imaginó que sería tan pronto.

 

Suficiente descanso. Volvió al trabajo; su cuota era un 20% superior a lo exigido mensualmente, aún así no era suficiente. Necesitaba que su producción destacara sobre la de los demás mineros antes del fin de mes, aún quedaban ocho días para que llegara ese día. Sus buenas cifras aparecerían en los informes mensuales, y él hablaría con su capataz para que alguien de más arriba se fijara en él y le diera una oportunidad. Si probaba ser un trabajador valioso obtendría su trasplante, y aunque las condiciones de su contrato variaran al menos podría seguir vivo y seguir negociando sucesivos contratos. Si a lo largo de su vida demostraba ser un empleado leal y eficaz podría ascender a minero de primera clase, con un aumento salarial y una mejora de las condiciones que lo harían más atractivo para las corporaciones, o tal vez incluso a capataz, donde conseguías un seguro corporal básico.

Para este objetivo se veía, desde su punto de vista, favorecido por los tres pilares fundamentales de las políticas de gestión de Taylor Extraction: aislar al trabajador de los demás compañeros, especialización del trabajador con un trabajo concreto en el que adquiría mayor destreza y el pago de un salario en función de la masa de producción de mineral. Con el primero se conseguía que las comunicaciones pasaran a través de los capataces, eliminando la “charla social”, no es que aquello favoreciera un ambiente feliz en el trabajo, al perderse conexión social, pero disminuía las distracciones; con el segundo se aumentaba el rendimiento del minero y con el tercero se le incentivaba para incrementar la producción y, con ello, su salario.

La caridad oficial no podía, o no quería, hacer nada por él. Siempre, en momentos de necesidad, la gente acudía a la Fe; agotadas todas las posibilidades mundanas, incluso aquellos que no eran creyentes imploraban ayuda divina. Aunque, llegado este punto, era más una cuestión de esperanza que de fe. Era lo que caracterizaba a la ayuda divina, siempre quedaba como último recurso, como algo imposible que podía, tal vez, llegar a suceder. Pero la ayuda divina, en Terra Australis, podía percibirse a través de medios mundanos. La Iglesia Católica, a la que él pertenecía desde su nacimiento, afirmó que no disponía aún de recursos para financiar ese tipo de operaciones quirúrgicas entre lo fieles: aquel era un mundo demasiado nuevo, apenas había unos pocos misioneros y párrocos, y acababa de establecerse un obispado, sin sede oficial, y por lo tanto no se había nombrado oficialmente un obispo, capaz de influir en la jefatura del nuevo gobierno planetario. Lo de los fieles, sumado a la poca atención que le prestaron, le hizo reflexionar sobre lo poco que había acudido a los servicios religiosos desde que llegara a Terra Australis.

Allá, en la Australia original de La Tierra, había acudido regularmente a misa a fin de que el padre Robinson le viera en ellas. Aquel era un buen hombre, uno de los sacerdotes-obreros; uno de los buenos. Su presencia y relación cercana a una amistad, habían sido alicientes para la fe de Jackman. No había sido la única razón, aunque sí la principal; George era un creyente, y tenía un gran respeto por la práctica religiosa, pero las ayudas ocasionales que la Iglesia podía ofrecer a un pobre clase C como él (algo de alimento, cobijo ocasional y algunos trabajos ocasionales que le hubieran permitido ganar algunos créditos) eran lo que más le interesaba. Aquello había sido en La Tierra; Terra Australis era un mundo nuevo, donde casi todo debía ser importado, incluida la caridad. Le ofrecieron ayuda moral y consejo espiritual, y le prometieron que tan pronto como fueran capaces le ayudarían con su problema. Era importante que rezara por su propia alma, por si llegaba el final. Dios sabía reconocer un alma honesta, y su silenciosa respuesta podía a veces convertirse en un estruendoso gozo, bien porque llegara el día que lo que Jackman necesitara le fuera concedido, bien porque el día que el Todopoderoso reclamara su alma y, juzgando su buenas y malas obras, hiciera balance y determinara su salvación. Aquello se resumía en que no harían nada por él.

La caridad ajena tampoco le ayudaría. No tenía la suficiente antigüedad para que el Gremio de Mineros le ofreciera ayuda. Era un desconocido entre la primera oleada de mineros, quienes ya habían establecido sus redes de ayuda entre ellos y la primera generación de sus descendientes, aún demasiado jóvenes para empezar a trabajar. Cuando les había expuesto su situación le habían atendido con amabilidad y condescendencia, habían tenido en cuenta su solicitud y le habían dado buenas palabras, pero le habían dejado bastante claro que sus recursos eran limitados y había otros que necesitaban lo mismo que él. Jackman agradecía la amabilidad con la que le habían tratado, muchos de ellos habían estado en su misma situación antes; algunos incluso varias veces. Al menos le habían dedicado tiempo a estudiar su caso; también agradecía que hubieran sido honestos al hablar con él. Le entraron ganas de llorar al comprobar que la únicas personas buenas en la galaxia eran aquellas que no podían ayudarle, aunque quisieran.

Los bancos tampoco concederían un préstamo a alguien en sus condiciones, se le consideraba una inversión de alto riesgo. Clase C, baja cualificación, trabajo apenas remunerado y sin avales familiares. Alguien que podía morir dentro de un año difícilmente podía devolver el dinero, y entonces el banco tendría perdidas. Ellos estaban ahí para ganar dinero, no para realizar obras de caridad. Aquello de los avales familiares le había dado qué pensar. A su edad muchos ya estaban casados, tal vez con un hijo en camino, lo cual aumentaba los ingresos que llegaban al hogar, reducía los gastos y cuando los hijos crecieran podían aportar dinero al hogar. Tal vez debería haberse casado; había muchas chicas, solteras o viudas, que también sentían la necesidad de casarse para poder sobrevivir. Pensó en Sophie, con la que podría haber formado una familia si las cosas entre ellos hubieran salido mejor. Si él hubiera sido más atento. Si hubiera comprendido antes las reglas de aquel juego que para él terminaba. Pero ahora ya era tarde para ellos. Él se moría, ella estaba casada. Se preguntó si ella le echaría de menos cuando muriera. Nunca conocería la respuesta. Tampoco tendría la oportunidad de formular aquella pregunta, o alguna otra.

El valor de su producción y tener fe en su corporación era todo lo que le quedaba. Sabía que era una posibilidad remota, pero era su única posibilidad.

 

El NM había invadido sus riñones. Uno de ellos lo desarrolló en primer lugar y a través del sistema urinario se había extendido al otro. Eso era lo que le había dado a entender el doctor Gillian, el médico de la corporación, Jackman no sabía demasiado de aquello. Para él sólo estaba claro que necesitaría cambiar sus riñones, o moriría. Era cuestión de tiempo que se extendiera. No sólo necesitaría nuevos riñones, en su caso, magro consuelo, uno solo sería suficiente, sino conseguirlo antes de que la enfermedad se extendiera a otros órganos. Si aquello ocurría ya no habría ninguna oportunidad. No habría nada que hacer y su vida habría sido inútil. No quería pensar en aquella posibilidad, como si el simple hecho de pensar en ello fuera a convertirlo en real. No quería sentirse impotente, quería pensar que mientras fuera capaz de hacer algo, podría salvarse.

Trabajaba duro, trabajaba eficaz. Se merecía aquel trasplante. Otros trabajadores no estaban en su condición, aún, y su productividad era inferior a la suya. Él, un enfermo, trabajaba más y mejor que otros mineros sanos. Había argumentado aquello en numerosas ocasiones, ante diferentes y anodinos burócratas de la corporación. El Departamento de Sanidad había desestimado su petición: un varón de clase C que trabajaba como minero de segunda clase que sólo llevaba unos meses en la plantilla de la corporación no tenía ninguna posibilidad de saltar a los puestos superiores de la lista, había otros empleados más capacitados que necesitaban aquel mismo trasplante, y las reservas eran escasas. “A menos que aumentaran”, había añadido aquella alimaña burocrática, como broche final, que determinaba la vida y la muerte de cientos de personas con un sello y la tecla “Guardar”, como parte de su trabajo diario; dando a entender lo que todo el mundo sabía acerca de las reservas.

Así que sólo quedaba trabajar duro para poder prosperar en la vida, para como mínimo poder llegar a tener una vida; y para George Jackman, minero de segunda clase de Terra Australis, colonia minera bajo administración de la corporación minera Taylor Extraction, el trabajo era muy duro y las posibilidades de prosperar antes de que el NM acabara con él, mínimas. Prosperar, la única garantía de conseguir nuevos órganos con los que poder vivir algunos años más, otros pocos años más, encadenando cuanto tiempo fuera posible. Siempre amenazado por la amenaza invisible que acabaría con él, y con todos los demás. Maldito fuera El Cirujano.

04/01/2015, 17:32

Lo primero que me viene a la cabeza es la autopublicación que anuncia la Casa del Libro, pero no sé cómo es ni las ventajas que tiene. Es un consejo bastante pobre, la verdad u.u

Por otro lado, pinta guay la novela :) Leyendo un poco dan ganas de seguir para saber lo que ocurre :D

04/01/2015, 18:35

Vaya por delante que te comento de buena fe, pero...

¿Por qué nos pones tu prólogo y tu sinopsis? ¿Esperas que haya algún cazatalentos leyendo por Internet en busca el bombazo el año? No suele ser así. Si quieres que te publiquen tienes tres caminos:

-Envías tu trabajo a una editorial. Chungo. Las editoriales reciben muchísimos originales que, la mayor parte de las veces no leen enteros. Miran la sinopsis, comprueban si el tema está de moda y luego, con suerte, un lector profesional destripa la novela leyendo un poco del principio, un poco del nudo y el final. Con eso suelen saber si es buena y, sobre todo, si es vendible.

-Envías tu trabajo a un concurso. Más chungo. Los concursos, aunque suene mal decirlo, suelen tener el ganador decidido de antemano. Olvídate de los temas cañeros o complejos. Suelen ser muy de sota, caballo y rey. Yo me fío muy poquito de los concursos, la verdad.

-Te autopublicas. Fácil y super chungo. Cualquiera puede autopublicarse en Bubok, Lulu o similares, o mediante crowdfundings. Es tan fácil como hacer un clic... por eso Bubok está tan llenísimo de mierda. Por eso nadie toma en serio a un autor autopublicado. Porque para autopublicarte bien tienes que invertir en tu trabajo, pagarte un corrector profesional, un maquetador... Y luego el largo camino de la autopromoción. HUYE de las editoriales que te proponen editarte a medias. Son un fraude en el 99% de los casos. Te estarán editando una novela mala sólo por quedarse con tu dinero, que luego quizá ni llegues a ver.

Lo más importante de esto es que debes saber que NO vas a poder vivir de la literatura. Hay escritores profesionales, sí, pero con mucha suerte. Los libros más vendidos son peores que el tuyo, siempre. Las editoriales no se interesan por tu magnífica novela, sino por el género que tenga tirón ese año. Los concursos te dan algo de dinerillo y te aseguran publicación, pero es raro rarísimo que te dé para vivir. De la autopublicación ya ni hablamos.

Hay gente que cree que para ser un buen escritor tienes que haber publicado. Yo creo que para que te publiquen tienes que ser un escritor con suerte.

04/01/2015, 22:09

Enviales un mail a HT Publisher. Como mínimo, leerán y te responderán. Es mi recomendación.

04/01/2015, 23:11
Editado: 04/01/2015, 23:40

Yo he publicado un libro hace un mes y medio en Amazon.  Te comento, en resumidas cuentas, cómo va la cosa:

Lo primero para publicar es tener una cuenta en Amazon. Una vez la tienes accede a kdp.amazon.com

Ahí, podrás tener acceso a tu biblioteca como si de una cuenta de desarrollador se tratase. Podrás añadir cada libro que quieras, elegir el precio que consideres, bla bla bla.

Hay muchísimos blogs con consejos y formas de actuar si te decantas por el mundo de la autopublicación.

Una de las ventajas que tiene publicar con ellos es que puedes acogerte a su programa KDP Select, que te permite promocionar tu libro de forma gratuita durante 5 días cada 3 meses. Lo malo de este programa es que toda obra que se registra debe ser inédita y no podrá ser vendida por ninguna otra plataforma.

Consejos que te doy si te ves muy motivado: Crea una página de autor, donde puedas poner tus novedades, ideas... Y hazle publicidad. Mueve a todos los amigos y conocidos que puedas para que se descarguen el libro en esos días gratuitos de la promoción y que te lo puntúen en la web de Amazon. Cuantos más feedback tengas más arriba del ranking estará y más llamativo serás a futuros compradores.

Mi experiencia con el programa KDP Select: te limita demasiado. Y si es tu primera publicación quizá saques poco beneficio de él.

Si te interesara algún detalle más concreto me dices.
Suerte y ánimo!

 

Edito: Aquí puedes encontrar con detalle lo que te comento

05/01/2015, 20:53

Escribiendo como escribes, por que no me extrana que ocurra esto, si haces un "crofundin"(o como se escriba) yo participaria muy gustosamente con mi propio capital.

Un saludo.

05/01/2015, 22:34

Vaya por delante que te comento de buena fe, pero...

¿Por qué nos pones tu prólogo y tu sinopsis? ¿Esperas que haya algún cazatalentos leyendo por Internet en busca el bombazo el año? No suele ser así. 

No, entiendo perfectamente. Tan solo me gustaba la idea de compartir algo en Umbría, ya que es donde diariamente escribo. A los cazatalentos hay que cazarlos, no esperar a que vengan.

Tersoal: Ya se lo he enviado, gracias por la idea.

Geomnaf: Todo el mundo me aconseja que NO vaya por KDP a menos que esté desesperado.

Dragut: No sé si llegaremos a eso. Una periodista del Heraldo de Aragón ya se ha interesado y me ha pedido un avance. Tengo muchas esperanzas, a ver si no se rompen.

06/01/2015, 00:18

Sólo es una opción más, sinceramente yo estoy un poco desencantado con la plataforma XD

Suerte y ánimo con el proyecto!

06/01/2015, 12:29

¿Para publicar? Tener los huevos de plomo y andar con pies de plomo XDDDD Y dedicar a la escritura (y a la corrección, promoción, maquetación y todo eso) varias horas al día a piñón fijo. Si puede ser equivalente a una jornada laboral, mejor. Así durante muuuchos años.

Por algún lado perdido tengo la foto del teclado de una amiga. Tenía todas las teclas borradas completamente. Y lo seguía usando, ya que de tanto usarlo se lo sabía de memoria. Pero de memoria incluyendo caracteres especiales, atajos y toda la pesca, que no solo escribe.

09/01/2015, 18:26

¡Grandes noticias!

A la periodista le ha encantado mi primer capítulo y me ha pedido la obra completa.

He registrado la novela, el borrador al menos, en el Registro de la Propiedad Intelectual y he pagado las tasas, aunque no he recibido confirmación por escrito; tan solo tengo el resguardo.

¿Con eso es suficiente para poder entregarle la novela completa sin que me vea, ejem, "en ningún problema no deseado"?

Diegus: De teclas desaparecidas también sé un rato. Aparte de las clásicas WASD también ha desaparecido mi barra espaciadora y la coma (,) y punto y coma (;)

09/01/2015, 19:06

Solo he leido el primer párrafo y sinceramente le veo muchas cosas por pulir (te mando un privado con mis impresiones). Pero, en fin, yo soy demasiado exigente. Si que te puedo ayudar en el tema legal ¿Te han dado un numero de Registro?

09/01/2015, 19:49

Toda ayuda será bien recibida. Y las críticas, especialmente las negativas, ayudan a mejorar. Ahora mismo no puedo leerlo, porque he de irme, pero esta noche te podré responder.

Tengo un número de solicitud, con fecha y hora, del Registro de la Propiedad Intelectual de Zaragoza y el resguardo de la tasa abonada con sello del banco.

09/01/2015, 20:05

Tengo un número de solicitud, con fecha y hora, del Registro de la Propiedad Intelectual de Zaragoza y el resguardo de la tasa abonada con sello del banco.

Con eso es suficiente. Te recuerdo que la inscripción tiene ámbito nacional. No internacional. 

17/09/2015, 20:19

Hola de nuevo.

Ya tengo la novela perfectamente corregida, la he maquetado (luchando a muerte con los saltos de línea de Word) como quería y estamos retocando la portada definitiva. Ahora me asaltan un par de dudas que me gustaría consultar.

En primer lugar, el ISBN. Como voy muy en serio con esta novela, y con las que tengo en el tintero, voy a comprar un ISBN para mi libro. A menos que alguien me convenza de que no, voy a hacerlo.

Segundo. Es autopublicado, por supuesto. No ha habido otra manera y voy a lanzarlo en ebook. Tengo intención de usar Bubok, Lulu, Tagus, Kobo y demás (se aceptan sugerencias). También me gustaría Amazon por el tema de ser lo más grande (aunque suponga una feroz competencia), pero al parecer Amazon me exige cierta exclusividad durante tres meses (¿solo tres o es de por vida?). Aquí me gustaría alguna opinión sobre ellos. ¿Debería publicar primero en Amazon y tres meses después en lo demás? ¿No debería ni acercarme a ellos?

18/09/2015, 01:57

No lo había leído en su momento, pero lo he leído ahora y no está mal. Encuentro "farragoso" tanto repetir lo de la corporación, y la corporación, etc...pero llegando al final he tenido un sentimiento de "ansiedad" que me ha hecho acelerar mi ritmo de lectura porque quería saber más.

La primera impresión es que le daría una oportunidad y seguiría leyendo, parece interesante.

Me recuerda mucho a ShadowRun (tema corporaciones), la peli ésa que tenían el tiempo en la muñeca y se iba terminando y tenían que currar para ganar más tiempo, y no sé porqué, pero la escena del minero colgando de la pared con cables alrededor y "mineando" me ha resultado muy familiar....no paro de darle vueltas pero no logro ubicarla dónde puedo haber leído/visto algo parecido.  :/

Ah sí !! y lo último me ha recordado a Dark Heresy....."El Cirujano"   XD (de hecho he empezado a hacerme una paja mental pensando si todo éso no estaría orquestado por una mafia de ése estilo para tener a la gente subyugada y que ése personaje fuera el que se encarga de "curar" a la gente..) XD

18/09/2015, 10:28

Apowakka: Lo de las repeticiones lo arreglé con un corrector (mi padre, que trabaja en una imprenta, y después otro compañero suyo) junto a diversos errores ortográficos y algunas letras sueltas o palabras desordenadas. Han pasado nueve meses desde que la escribí y ha sido reescrita/retocada en diversas ocasiones. Está depurada.

No he jugado en ShadowRun (creo que es un juego de rol) pero creo que lo de las corporaciones es un recurrente en la ciencia ficción. Andas en lo cierto con lo de In Time, no estoy seguro de si tomé de ahí la idea (lo mío se basa más bien en tráfico de órganos para perpetuar la vida), pero cuando lo vi dije "se parece a lo mío". Aunque aquí no hay contadores tiempo, solo la certeza de que algún día se te acabará. ¿Cuándo moriré? No lo sabes, bienvenido a la incertidumbre de la vida. Y la escena del minero colgando ya no sé decirte. Yo me los imaginé haciendo rapel y colocando explosivos en la pared XD.

Sobre el Cirujano. Culpable. Cuando jugué el módulo El filo de las tinieblas con Sorgolas como Director se nos presentó este individuo, el Cirujano. No tiene nada que ver con el de Dark Heresy, pero vi al instante que era un nombre glorioso para un personaje. Es simple y tiene mucha fuerza.

Me alegro de que te haya dado ansiedad. Es lo que pretendía. Anticipo un futuro muy oscuro y he procurado que fuera lo más realista (dentro de los límites que te permite Sci-Fi) y humano (con sus luces y sus muchas sombras) posible.

18/09/2015, 14:59

Sí, imaginaba que esas cosas estarían corregidas, pero como el escrito que tenía para leer era ése, pues he puesto lo que me transmitía, aún ha sabiendas que, seguramente, estaría todo corregido.

Sí, el tema corporaciones sale en múltiples ejemplos...y seguirá saliendo...jaja...además, es actual y cada vez más. "In Time", sí, ésa peli. Correcto. Al leerlo enseguida me vino a la cabeza. No digo que sea malo, simplemente que me recordó. AH !! y me acabo de acordar (escribiendo) dónde he leído algo parecido (si no me equivoco, claro...XD). En una novela de Forgotten Realms donde los Enanos están colgados en una sima (bajo tierra) extrayendo mineral, de hecho, mientras lo escribo, no sé porqué también me acaba de venir a la cabeza "El Señor de los Anillos" y "La piedra del Arca"....¿también la sacan de una forma parecida o estoy cruzando información ya? XDDDD
 

Toda la razón con respecto al nombre. Tiene gancho. ^^

Y me reafirmo en lo que dije ayer. La novela promete.  :D

20/10/2015, 14:05

¡Por fin publico!

Más de un año después y con mucho trabajo este último mes, pero lo he logrado.

¡Mi primera novela!

20/10/2015, 14:33

Comprado. Cuando pueda leérmela te diré.

20/10/2015, 14:45

Comprada. :)

20/10/2015, 20:17

Ese formato: ¿me sirve para un ebook que no sea un kindle?

20/10/2015, 20:33
Editado: 20/10/2015, 20:33

¡Muchas gracias! ¡Dadme opiniones! ¡Buenas y malas!

Diegus: Tengo entendido que no (o al menos puede dar problemas) que solo es posible mediante algún conversor de esos gratuitos. Aquí he encontrado uno en google. Por si te sirve. Lo lamento.

20/10/2015, 22:45

Ok. Miraré si vale para linux, que es lo que yo tengo, pero mañana o pasado, que ando liado. Si veo que puedo, pillaré el archivo para ver cómo te defiendes :)

21/10/2015, 01:13

Yo odio kindle porque tengo ebook. El móvil me hace un apaño, aunque me tira cuando le da la gana...

21/10/2015, 03:41
Editado: 21/10/2015, 03:42

El mayor de los éxitos. Me alegra que escribas y estés haciendo pública tu obra. Ahora hago un cambio de dirección:

Siendo un jugador de juegos de rol y escritor ¿por qué no te embarcas en algún proyecto más "experimental"? Me refiero algo tipo Choice of Games para ficción interactiva o Serial Box para entregas de literatura tipo episodio de tv. Pasa que no sé si hay algo así para textos en español. Que escribas así sería algo bastante novedoso y seguro te destacaría como autor. Claro que debe ser agotador hacer eso pero bueno, era una idea.

21/10/2015, 16:13

¿Te refieres a jugar un poco al crea tu propia historia con mis lectores?

21/10/2015, 17:24

Sí algo expeimental, de vanguardia, algo diferente, jaja. Es sólo una idea, ya que creo te gusta lo interactivo de los juegos de rol y eso que te he mencionado son formatos nuevos que podían llegar a interesarte.

25/10/2015, 13:49

La verdad es que si tuviera un buen número de suscriptores sería algo que se podría ensayar. De momento solo puedo hacer lo que llamo relatos de quince pasos.

Pero al verdad, Onirim, es que es una idea interesante para interactuar con los lectores. Lo tendré en cuenta.

25/10/2015, 18:23

Yo lo compartí por las redes sociales. Cuando leí el titulo pensaba que sería un texto de algún católico cristiano radical... :)

25/10/2015, 23:29

Algún cristiano radical hay, pero es un personaje. XD Me advirtieron que el título podía ser confuso, pero era lo que mejor pegaba con mi intención.

Gracias Eban, ya vi que lo hiciste. Seguro que has contribuido a que tenga 198 Me gusta en Facebook. (Las ventas no serán tan altas ni de coña).

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