Partida Rol por web

Después de responder y de ocuparse de aprender un poco, volvió a mirar a su aliada y le susurró al oído.

Acto seguido, se alejó de esa área y se dispuso a caminar hacia el puesto para aprender a hacer nudos, pasando casualmente al lado de su compañera de Distrito para susurrarle algo mientras caminaba. - No te quedes quieta y empieza a buscar aliados, los necesitaremos.

Una vez en el nuevo puesto, miró a su verdadero enemigo, el Capitolio y, con una sonrisa muy forzada...

Moon se acerca a Hanna y con una sonrisa le estrecha la mano.

- Un gusto conocerte, me llamo Sean, nuestro distrito no sera famoso por tener muchos ganadores pero sabemos como dar pelea, siempre que estes conmigo estaras protegida...en ningun momento pretendere hacerte daño.

Mientras mira al rostro de Hanna se le puede ver la yugular incrementando en su cuello, la ira invadia su rostro que comenzaba a colorearse de rojo.

- Cada vez faltaba menos para los malditos juegos...

Pyt levanta la vista del puesto de medicina y echa un vistazo a los nuevos Tributos que han entrado en la sala. La mayoría son chicas, y ninguna parece especialmente agresiva, no parece haber nuevos profesionales en la sala. En realidad todos parecen buena gente, más asustados que otra cosa. Pyt sacude la cabeza. Tiene que dejar de pensar así. Siempre se ha quedado sólo con lo bueno de las personas, pero ahora esta mirando a quienes intentarán matarle. Y él deberá matar si quiere vivir. Se le vuelve a acelerar el pulso. Cada vez que piensa en lo que pasará tras el entrenamiento... No quiere tener que matar a estos chicos.

Entonces se fija en una de las chicas nuevas. Es su compañera de Distrito, no la conoce personalmente, pero sí de vista. Recuerda su nombre de la Cosecha. Susie. Duda un momento en acercarse a hablar con ella. Es lo único de casa que hay ahora mismo en esta sala. Teme desatar demasiados sentimientos de nostalgia. Al final, decide ir a saludarla. Si tiene que aliarse con alguien, prefiere que sea con su gente.

-Hola... Susie, ¿verdad? Soy Peter Oakheart, pero llámame Pyt. Creo que coincidimos en algún turno allá en el Distrito 7. En fin... en menudo lío nos hemos metido ¿eh? -entonces Pyt se acerca un poco más y susurra, para que sólo pueda oírle Susie 
 

- Algunos de nosotros estamos formando un grupo para... ya sabes... enfrentarnos juntos a lo que nos hayan preparado en la Arena. La chica del 2, y su compañero, aunque no me fío mucho de ellos. El chico del 3 parece buena gente. La del 8, la del 10 y el del 12. Con el resto aún no he hablado. Si quieres podrías juntarte a nosotros. Ya sabes... no me gustaría tener que enfrentarme a la única persona que viene del mismo sitio que yo -añade con una sonrisa.

Todos y cada uno de los tributos iban relacionándose de una forma u otra: conversando, acercándose tímidamente, cruce de miradas... Pero todos coincidían en una sola cosa: se estaban analizando. O simplemente, pensando quién sería en primero en morir. O en acabar con sus vidas!

"Venga Sarah, deja de pensar en esas cosas y espavila!" se obligó a pensar la muchacha.

Era momento de aprovechar aquella situación y sacar el máximo conocimiento de lo que ofrecía a sala de entrenamiento. Sarah conocía sus aptitudes y también sus debilidades. Así pues, se dirigió hacia la zona de combate: tenía que aprender en poco tiempo como defenderse o a la primera noche su nombre iluminaría el cielo de la zona de juego.

Durante un buen rato practicó con el arco y con un machete, golpeando torpemente los muñecos de prácticas. De vez en cuanto, miraba a un lado y al otro observando a los nuevos tributos. "Quién será el ganador?" pensó

¿Un grupo?.....No le veo el sentido.....todos hemos venido a morir aqui menos uno, acaso hay diferencia entre que sea a manos de un monstruo o de algún adolescente desalmado?. Aunque coincido contigo, no me gustaría tener que pelearnos.....pareces un buen chico, pero de los demás no se que opinar.......no confio en ninguno de ellos....¿estás seguro que quieres formar un grupo con ellos?

"¿Qué debería hacer?. Sola tengo más posibilidades de morir....pero seguro que no me despertaría muerta de la noche a la mañana...."

-No, no confío en nadie de los que estamos aquí... quiero decir... ¡No te lo tomes a mal! Ya sabes a que me refiero. Pero también he visto todos los años los Juegos, y todos sabemos que casi la mitad caen en el baño de sangre de los primeros minutos... si al menos parte de nosotros no nos estamos matando mutuamente... Bueno... más posibilidades de salir vivos de ahí. Además, los Juegos no acabarán hasta que los Jefes no estén muertos... ¿Y si sólo quedas tú y varios Jefes, y no eres capaz de superarlos? Aquí estábamos hablando de enfrentarnos primeros a los Jefes y luego... ya se verá.

Pyt mira a la chica un momento y luego... decide arriesgarse. Quizás no debería... pero la parte de él que se niega a participar en los Juegos aún es demasiado fuerte.

-Además, si me meto en un grupo, me gustaría que hubiera alguien en él en quien pueda confiar de verdad, mientras el grupo se mantenga unido. Había pensado que podríamos vigilarnos las espaldas mutuamente, para que ninguno amanezca muerto si se queda dormido. Y cuando los Jefes estén muertos, o el grupo se separe... bueno, entonces ya veremos. De todas formas, no deberíamos hablarlo aquí. Dime qué opinas esta noche, cuando estemos en la habitación. Podrían oirnos y estaríamos muertos.

Gracias por la confianza......me pensare tu oferta, esta noche hablamos, coincido en que este sitio no es seguro.

Luego de practicar un rato el camuflaje y cosas por el estilo se sintió muy cansada y se dirigió a su habitación para relajarse un poco y pensar en cual podría ser el lugar donde 23 de ellos morirían solo contaba con una palabra para ello pero una palabra no dice nada tratándose del vasallaje de los juegos numero 100

No supe como reaccionar al ver que fui elegida para los juegos. Por un lado tenía que aceptarlo, y por otro sabía que iba a morir.

Tímidamente entré a la sala de entrenamiento, observé lo bien que se llevaban los grupos. Había un pequeño chico que compartía una empanada, parecía bueno-- ¡No! Me dije a mi misma. Tengo que matarlos a todos, tengo que concentrarme en mis metas, no puedo perder el tiempo con algo similar a la amistad... Me senté a mirar qué decían, cómo reaccionaban cada uno, cómo se analizaban... No pude evitar ver a una chica que también observaba a los tributos, y ella me devolvió la mirada.

Ya que soy tan tímida, no pude contenerme a evitar el contacto visual, entonces seguí observando.

Nadie me prestó atención, así que pensé a quien matar primero.

El niño parecía pequeño y fácil, pero no debía confiarme, ya que no conozco a nadie, debo actuar con cautela...

Miento. Aquí todos parecen fuertes.

Indiferentemente, sin fijarme siquiera en los compañeros a los cuales tendría que matar, entré en la sala de entrenamiento y me senté en una esquina del suelo. Estaba desconforme de lo que tendría que hacer a partir de ahora y mi forma de demostrarlo era sin hacer nada, aunque después eso no me iba a servir de mucho, más bien lo contrario...  

Desde aquella esquina en el suelo comencé a alzar la vista para mirar a los que me rodeaban, las víctimas que igual que yo iban a morir por culpa del estado que nos oprimía. Grata fue mi sorpresa al ver que algunos se estaban conociendo ¿Querrían hacer aliados para ser más fuertes y luego matarse entre si? Mis ojos se clavaron en un muchachito inofensivo, demasiado pequeño para estar aquí ¿Cómo el capitolio podía permitir que esto sucediera con niños tan pequeños? Seguro que sería la víctima fácil. "Espero que seas rápido e inteligente, niñito." Pienso sin moverme de mi lugar. 

Entré en la sala y me quedé un momento quieto delante de la puerta, mirando al resto de tributos
"Estos son los que tienes que matar..."
Despejé mi cabeza con un rápido movimiento y entré con paso firme. No quería mostrarme débil, pero he de reconocer que me apetecía mucho menos parecer duro, ambas me darían problemas.
Observé las distintas zonas y fui a la que más me llamó la atención. 
"¿...maquillaje?"
Miré en aquel espacio y pude observar muchos tipos de pintura, de colores y estados distintos. Sin pensarlo mucho me puse a trastear con ellos, era una buena excusa para no acercarme a los demás, me daba miedo hacer enemigos... o amigos, además de que pensé en que mostrar qué era lo que se me daba bien sería un completo error.

Mientras aprendía a hacer los nudos básicos que esperaba que sirviesen a modo de trampas para atrapar comida, o el tobillo de algún incauto, intentaba observar al resto de Tributos que iban entrando en la Sala de Entrenamiento y no pudo sino ser llamado poderosamente por la chica pelirroja que acababa de entrar. Su comportamiento extraño, observando al resto no hizo más que hacer que la considerase una aliada potenciar contra los esbirros del Capitolio y contra los necios que no quisieran ser parte de su Alianza de Distritos. Además era mayor que él y, lo más importante, no era una Profesional, lo cual ayudaría a que quisiera aliados a fin de sobrevivir todo el tiempo posible.

Una vez terminó con su nudo se levantó y comenzó a caminar hacia la chica del Distrito 5, con su mejor sonrisa para resultar agradable y simpático. La primera impresión es importante, se dijo a sí mismo. Al llegar habló de forma tranquila, casi jovial. - Bienvenida al Capitolio, si es que eso puede decirse. Soy Christian, del Distrito 3 y me gustaría hablar contigo, ¿te importa si me siento a tu lado? Puedo decirte algo que seguro te interesará.

Un muchacho más o menos de mi edad, en el cual no me había fijado, se acerca a mi ¿Querrá evaluarme para saber cuan peligrosa soy? ¿Quiere que sea su primera victima? Intento guardar las apariencias mientras suspiro. No me vendría bien hacer enemigos ahora, pero mucho menos hacer amigos. No los necesitaba, nunca los había necesitado. 

- ¿Bienvenida al capitolio? Sí, estoy plenamente orgullosa de estar aquí.- Digo irónicamente, bastante seca. -¿Acaso importa nuestros nombres? Es decir... Gracias por ser tan cordial pero me gustaría no saber el nombre de nadie. Ya sabes, nos tendremos que matar después.- Me paro a pensar por unos instantes lo último que me acababa de decir. - ¿Algo que me interesará? ¿Tienes un plan para escapar de aquí y refugiarnos en un nuevo mundo lejos de este asqueroso lugar? Siéntate, te escucho. - Hago un gesto con mi mano para ofrecerle asiento a mi lado. 

Ojeo un poco más al niñito que estaba por ahí mientras Christian se sienta. Sentía lástima por el pobre, era muy joven para estar aquí. Todos lo éramos en realidad. 

Se encoge de hombros tras la insinuación de que se tendrían que matar y luego sonríe y asiente ante su ofrecimiento, un vez está a su lado baja el volumen, de forma que susurra para que los vigilantes no sospechen de ellos. - _{Me temo que no puedo ofrecer algo tan utópico como una rebelión contra el Capitolio.} - Asiente algo apenado. - _{Aunque soy todo oídos si tienes una idea ahora o en el futuro.} - Intenta darle una sonrisa tranquilizadora, aunque no tiene esperanza de que eso sea posible. - _{Está bien que no quieras nombres, lo comprendo, pero las pruebas a las que nos sometemos este año son mayores que las de los 99 Juegos anteriores y por eso la necesidad de aliarnos es vital.} - Hace una pausa y le ofrece su mano. - _{Digamos que represento a una alianza de varios Distritos para combatir a los Jefes y a todos aquellos que se nos opongan. Es importante estar unidos contra esos enemigos extraordinarios.} - Muestra su mejor sonrisa. - _{Dime, chica sin nombre, ¿te gustaría formar parte de nuestro grupo?}

Chasco los dedos teatralmente cuando dice que su propuesta no tiene nada que ver con una rebelión. En verdad, me había dado una ráfaga de esperanza que se cortó enseguida. Por eso mismo reacciono un poco más borde de lo que quería. 

- No, gracias. No es mi intención tener amigos ni aliados. - Noto como mis palabras salen de mi boca con un tono duro, casi humillador. Entonces, me doy cuenta de que podía estar creando enemigos por esas palabras. - Oye, lo siento.- Digo cambiando completamente el tono de mi voz. - Mira, no estoy de humor y no pienso ni actúo con claridad ¿Me lo puedo pensar? ¿Quién está contigo como aliado? En cuanto me adapte y asimile que esta situación es la realidad que me tocará de ahora en adelante, te podré dar una respuesta clara ¿es posible? Supongo que no tardaré mucho. 

"Quizás si que me vendría bien tener aliados, a fin de cuentas estaría un tiempo con más seguridad que si empiezo directamente sola."

Lo que no quería era cogerle cariño a nadie. Vuelvo a mirar apenada al chiquitín. "No, no le cojas cariño, él te mataría igual que todos. Es lo que le ha tocado. ¿Qué más da? En realidad, detesto a los niños." 

La respuesta de la pelirroja le dejó atónito, no se la esperaba y, por un momento, sintió que ella sería la primera en morir si la situación se presentaba. ¿Cómo había sido capaz de rechazar la ayuda de su Alianza de forma tan airada? Estuvo a punto de levantarse enfadado cuando ella volvió a hablar y cambió de tono. En ese momento recuperó su sonrisa y asintió pacientemente. - No te procupes, es comprensible que te asuste la idea de colaborar con los que más tarde... - Bajó la voz, visiblemente afectado. -... bueno, con los que más tarde pelearás, pero tal vez tus ideales sean positivos y podamos hacer lo que has dicho. - Vuelve a tender su mano. - Estaré entrenando estos días por aquí, búscame y te pondré en contacto con el resto de compañeros. Créeme, tus habilidades serán bien recibidas entre nosotros. - Espera a ver si le tiende la mano antes de hacer el ademán de marcharse.

Le tiendo la mano, sonriendole por primera vez, algo tímidamente. - De acuerdo, te tendré informado de mi decisión. 

Seguidamente, me levanto y voy directa a la sección de maquillajes y pinturas. "Al menos hay algo entretenido". Un muchacho de mi edad más o menos se encontraba ya ahí, pero no me molestaba su presencia. Tenía que empezar a adaptarme a los demás. Sin embargo, no le saludo. Voy a manosear las pinturas que él no estaba utilizando. 

Una chica pelirroja se acercó donde yo me encontraba "Genial..."
Me bloqueé, algo que intenté disimular mezclando colores en mi mano. ¿Qué debía hacer? Si no la saludaba tal vez se lo tomara a mal... pero si la saludaba y me caía bien... entonces caí en una cosa que había tenido en mis narices. Este año había "Jefes" que debíamos derrotar. No iba a poder hacerlo sólo, y esconderme mientras los demás se encargaban de ellos podría echar para atrás a mis patrocinadores, lo que se traduciría en desventaja al final...
Eché la vista hacia atrás, mirando otra vez al resto de tributos "Joder... somos críos..."

Miré un poco de reojo a la chica:
-Hola.

"Mierda ¿No ha deducido que no quiero hablar con nadie?" Por primera vez me fijo en él pero, al instante, lamento mucho haberlo hecho. Era completamente mi tipo de chico, el tipo de chico que no había visto nunca en mi distrito. Noto como me sonrojo un poco "¿Por qué me tiene que pasar esto ahora? ¡Nunca en la vida me había pasado algo así por un chico! ¿Por qué tiene que ser ahora?" Suspiro, intentando calmarme. No es justo, la primera vez que alguien me parece guapo es justo cuando tendré que matar a ése alguien o morir. 

- Hola.- Le digo, simplemente. Entonces tomo una decisión importante: Tenía que pasar de él, evitarle y hacer que le cayera mal, sea como sea. No vaya a ser que el hecho de que me pareciera atractivo se convirtiera en algo más y lo pasara peor. - Llevas un rato aquí ¿no? Creo que me toca, ya sabes... No quiero que veas lo que sé hacer ¿Te importa largarte?