Cierra los ojos. Imagina por un momento como tu mundo muere y en todo lo que tu creiste se desmorona como un castillo de naipes. Ahora abrelos. ¡Bienvenido a la inmortalidad!
Han pasado los años desde que te abrazaron. Si aún siguieras vivo, cuantos años tendrías, ¿200, tal vez más?, ni tú lo recuerdas. Ya no queda nada de lo que conocías: ni tus ropas, ni tu música, ni esos pintalabios hortera que lucías para parecer más malvado. Ahora eres malvado de verdad. Lo has conseguido, pero ¿de qué te sirve cuando la chica a quien querias impresionar murío hace décadas? Date cuenta de tu error. Date cuenta de tu pecado. Ahora eres un vampiro y ése es tu castigo. Debes pagar por ello.
Recuerda, recuerda
el cinco de noviembre
el complot y la traición recordarás
Por ninguna razón el complot de la pólvora
Debería olvidarse jamás