Partida Rol por web

Me alegra ver que Osorio consigue algo más que yo en mi incursión, accediendo así a más información sobre la familia Occand, lo cual seguramente nos ayude.

—Sería de gran ayuda para hacer la mejor de las representaciones.

Algo más tranquilo, mi tono, a pesar de la poca efusividad de siempre, es algo más distendido.

-Bueno, esperadme aqui y os lo conseguiré. No tardaré mucho.-

Marcha y poco después vuelve con un viejo y tronado libro, en la parte delantera lleva grabado el escudo familiar. Kamal lo reconoce como uno de los libros de la biblioteca.

-Aqui teneis, tratadlo bien. no podreis sacarlo de aquí ya que no deseo contrariar a mi señor, sin embargo os puedo proporcionar papel y útiles de escritura si sí lo deseais.-

Luis compone un gesto afable, de agradecimiento, cuando el críado trae consigo el libro.

-Sois de gran ayuda. No creáis que no le contaremos a vuestro amo que fuisteis vos el que hizo posible que realizáramos la función contando las glorias de su familia.

Después, espera a que Darío les haya traído los útiles de escritura y se acomoda frente al libro, dejando espacio para que Kamal y Caesario puedan verlo también. Sólo entonces se lanza a leerlo.

Me acerco al libro, mirándolo con curiosidad, mientras, a pesar de los resultados de mi anterior incursión, por si acaso, me concentro en buscar el tenue aroma de la Magia sobre aquel libro.

El libro tiene crujientes paginas de pergamino, por lo que los abris con cuidado. sin embargo resulta que hay un problema, el idioma en el que está no es conocido por ninguno de los tres, parece una variante del francés o del catalán, aunque diferente a los otros dos. Posiblemente es la casi extinta Langue de Oc que solo hablan ahora en algunos valles pirenaicos y en las refinadas cortes de Valencia por eruditos y viejos caballeros.

Lo que si es entendible es el arbol familiar, ya que al disponer de un dibujo y nombres que no necesitan traducció podeis ver como la linea de los Occand se emparenta con antigua nobleza y incluso algún que otro Batlle de Barcelona.

-Mmm -murmura Osorio con el ceño fruncido-. Poco parece que vamos a sacar de aquí, más de lo que ya sabíamos. Pero nada sobre el asesinato... o el tal Occand es un genio ocultando sus secretos a sus propios críados o realmente no tiene nada que ver en este asunto...

Luego se gira a Kamal, al que ha visto muy interesado en el libro, y le dice.

-¿Puedo hablar con vos un momento? ¿Nos disculpáis, Caesario? No tardaremos.

Sonrie.

Asiento ante los comentarios de Osorio.

—Tenéis razón... Eso parece. Si verdaderamente es él quien está detrás, sabe esconderlo muy bien.

La petición me resulta extraña, pero no me niego.

—Claro, no tengo problema.

Lo miro, extrañado, para luego dirigir mi vista hacia Caesario con cierta condescendencia, aunque sospecho que la expresión ruda e intimidante de mi rostro es difícil de quitar.

Una vez que están lejos del oído de Caesario, Osorio mira a Kamal con franqueza:

-Vi lo que hicistéis ayer con aquel rectángulo de alambre cuando Darío vino a nosotros. -Dice, muy serio, para después sonreir con todos sus dientes, intentando demostrar confianza- No, no. No temáis; si pude saber lo que estabais haciendo quizá fue porque yo mismo conozco el sendero que recorréis. Y creedme, es tan peligroso o más, en estos tiempos, que el de la fe de nuestros padres, como os dije en nuestro primer encuentro. Por ello, al confiaros que conozco ciertos... atajos... para realizar cosas fuera de lo corriente, también estoy poniendo mi pellejo en peligro y demostrandoos que confío en vos. -Hace una pausa, chasqueando la lengua- Todo esto lo digo, en realidad, para que tengamos más franqueza entre nosotros de aquí en adelante, y para poderos hacer una pregunta que me viene rondando la cabeza desde hace tiempo... ¿creéis que el tal Occand conoce, como nosotros, alguno de esos... atajos? ¿es así como pudo asesinar a ese otro desdichado...?

Abro los ojos, anonadado ante lo que me dice, tratando de asimilar lo que me cuenta tras haber intentado saber si lo era y haber recibido una respuesta errónea.

—Pero... yo no percibí en vos nada.

Niego con la cabeza.

—En fin. Eso da igual. Sabed que vuestro secreto está completamente a salvo conmigo, y espero igual fidelidad. No sé si conozcáis a mi gente, pero sabed que somos generosos y los primeros en dar la mano, pero si ésta nos es traicionada, es nuestro alfanje lo que encontraréis —hay un silencio que incluso yo encuentro incómodo—. Espero, entonces, que tengamos una fructífera alianza, Luis Osorio. En cuanto a lo de este hombre... es posible, pero no estoy seguro. Sé que hay algo en esta casa, o mis artificios no me habrían llevado con tal seguridad hasta su despacho. Sin embargo, sea lo que sea, está bien escondido. Y ya sabéis lo que se dice de la muerte del Conseller: brujería.

De repente aparece de nuevo Dario, su gesto ha cambiado a uno de más adusto, como si quisiera disimular algo.

-Señores. Mi señor ha llegado y se muestra interesado en hablar con ustedes. Siganme por favor.-

Acompañais al sirviente por los pasillos y os encontráis en una especie de comedor secundario. Detrás de una amplia mesa redonda de ébano un orondo hombre de cara rosada parece estar acabando de dar cuenta de un pequeño faisán.

-Mi señor aquí están los artistas.-

Osorio hace una respetuosa reverencia cuando Darío les presenta. Luego sonríe, mirando con curiosidad a Occand, a la espera de que él acabe de comer y les cuente por qué les ha llamado.

Una vez llegamos a donde está Occand, lo observo con curiosidad, al tiempo que me inclino con respeto, aunque bastante más sobriamente que mi compañero, esperando lo que quiere decirnos.

Occand se limpia los dedos en un cazillo de agua y se secas lamnos en una servilleta.

-Saludos, tenía curiosidad por conocer a los artistas que me había conseguido mi buen Dario. Aun no se lo que teneis preparado para la fiesta.-

Se levanta parsiomoniosmente ante su silencio y se acerca al trio. Ofrece su gruesa mano, de dedos redondos un tanto toscos.

-Yo, como ya habreís supuesto, soy Bertrand Occand. Aun no se sus nombres.-

Tomo su mano, y no la beso, pero sí hago una leve reverencia en señal de respeto. Mejor caerle bien al tipo que provocar su ira, ya habría tiempo de eso.

—Kamal, hijo de Nazih. Un honor...

Lo miro, como escudriñando en él parte de la verdad, queriendo concentrar mi percepción en saber si verdaderamente es alguien que conoce las finas artes y prácticas de los brujos y sabios magos que Osorio y yo aspiramos a ser.

Luis estrecha la mano tendida del hombre con respeto.

-Y mi nombre, mi buen señor de Occand, es Luis Osorio. -Esboza una sonrisa enigmática- Como sin duda os podrá confirmar vuestro fiel Darío, confiamos en que nuestra humilde, pero sin duda majestuosa, actuación ha de sorprenderos y deleitaros por igual: por ello mismo os ruego que nos hagáis merced para no arruinaros tan grata sorpresa, y disculpéis mi bizarra osadía si os hago algunas preguntas impertinentes.

El hombre parece gravitar entorno a si mismo y acaba saludando a Caesario, el cual responde diciendo su nombre y dedicándole una sonrisa. Está demasiado ocupado Caesario en mantener escondidos los bollos robados como para decir algo ingenioso.

-Una sorpresa... no se si sabréis lo importante es para mi esta fiesta. Muchos de los miembros del Consell de Cent estarán presentes y la elección del quinto conseller está en juego. Es decir, si necesitáis algunas monedas para preparar vuestra espectáculo no hay problemas.-

Osorio sonríe, comprensivo.

-Lo sabemos, señoría, lo sabemos. Y creédnos, la sorpresa que os preparamos no sólo os emocionará a vosotros, sino que os granjeará el respeto y la admiración de vuestros invitados... pero para ello, señoría, debería haceros algunas preguntas que, en otra situación sin duda podrían pasar por una impertinencia... podéis hacerme matar -dice, dramáticamente- si os ofenden, pero habéis de saber, y así lo acreditará Darío, que toda la información que podáis darme sólo redundará en un mayor honor para vuestra casa...

-Así pues, mi señor, decidme... ¿cuál es vuestro antepasado más ilustre, aquel por el que sentís una mayor devoción?

-Guardo gratos recuerdos de mi abuelo Guillem, que llegó a ser Conseller hace un siglo. Espero que su ejemplo me guíe con su ejemplo en el futuro si la suerte y la Providencia me deparan tan alto puesto.
También tenemos al fundador de nuestra saga, el buen Thomás Occand, que luchó en Muret junto al rey Pere el Catolic contra los franceses. Tras la derrota de las tropas aragonesas nuestro antepasado se quedo sin tierras, sin titulo y apenas sin posesiones y con sus armas tuvo que hacerse un sitio en éstas tierras. Lejos de amedrentarse se abrió paso en la vida dando paso a la fortuna que veis hoy.-