Partida Rol por web

No hay nada extraño, al parecer. Visto que lo único llamativo es el cajón cerrado, me agacho junto a él para intentar averiguar qué hay dentro. Pongo mi mano sobre él, esperando que mi magia me ayude a entrar dentro y saber qué hay.

La magia te permite ver la forma y un poco la composición, pero más detalles necesitarias Materia. Dentro hay varios objetos cilindricos.

Un gruñido escapa de mi boca al darme cuenta de que no estoy preparado para incursiones espías como estas, y que podría haber encargado a alguien que lo hiciese por mí. Sin embargo, ahora estoy aquí y debo hacer algo. Me acerco a los libros, quizás haya algo escondido en ellos. Comenzando por el libro de grabados, me dispongo a hojearlos en busca de algo fuera de lo normal.

Hojeas el libro con el grabado en la portada y te cuesta mucho entender lo que dice, algunas palabras se parecen al catalán, sí como la gramática, sin embargo otras parecen francesas. Como las lineas de texto son cortas y iguales una a otra y están ordenadas en columnas supones que se trata de un libro de poemas en esa extraña lengua.

Prosigues por otros libros más entendibles, el de geografía parece tener bonitos dibujos sobre tierras del Mediterraneo. En una reconoces el paisaje de Alejandría, sitio del cual vistes grabados en la corte de Boabdil. Otros lugares no te suenan de nada... los mapas parecen bastante mundanos, de hecho no parece haber nada fuera de lo que y se conoce en el Mediterraneo, un mar que lleva siglos explorado.

Llevas un buen rato y temes que quizás lleves ya demasiado tiempo aquí dentro.

No hay nada, o al menos no parezco ser capaz de encontrarlo, y no sé cuál de las dos alternativas es más frustrante. En cualquier caso, no es prudente estar más tiempo en este lugar, y me escondo tras el escritorio por si acaso para volver a tentar a la Realidad, concentrándome en aquella esquina oscura en la que nadie podría verme. Tendré que comunicarle a Luis que poco he podido encontrar, aunque me resulta tremendamente extraño que mi magia me haya llevado hasta un lugar de manera tan inequívoca y luego no haya nada. Aferrando la brújula que no he soltado en todo el trayecto, quiero volver a trascender el espacio, llegar hasta mi destino sin que nadie me vea.

Vuelves a aparecer delante de la puerta cerrada del despacho, delante tuyo las escaleras vuelven a bajar. Recorres el pasillo y te vuelves a ver otra vez en el rellano de la escalera donde estan apostados los dos guardias.

Viendo que mi hechizo ha hecho efecto, pero sólo a medias, frunzo el ceño. Me hago hacia atrás, sin soltar la brújula. Debo hacer algo para poder distraer su atención, por lo que me concentro en alguna de las habitaciones que he visto: una de las cocinas. Y estirando la mano, quiero tirar lo que pudiera haber en aquel lugar, marmitas u otros utensilios, lo que sea: causar el suficiente alboroto para que los guardias bajen.

Las cocinas estan abajo, pero aun asi las habitaciones poseen trastos y muebles para realizar la misma tarea. Consigues tirar un escudo decorativo de una de ls habitaciones y los guardias saltan como si tuvieran un resorte buscando a ver que es.

Tienes el camino libre, por un tiempo.

Aprovecho el momento sin demora para bajar de nuevo a la planta baja, tratando de no llamar la atención más que el hecho que los ha atraido hasta la otra habitación, en busca del lugar donde espero que siga Luis.

Escuchas un gemido de sorpresa y que alguien se da la vuelta de repente tras tuyo y apresuras la marcha esperando no ser visto en cuando lleguen a tu altura, bajas la escalera y giras el primer pasillo que ves. Sin embargo escuchas pasos detras tuyo a cierta distancia.

Al escuchar los pasos, llevo mi mano a la empuñadura de mi alfanje, y me doy la vuelta, esperando ver de quién se trata.

Por el sonido de choque de metal contra metal está claro que se trata de los guardias.

Estas a una distancia suficientemente lejana como para que no te hayan visto bien, pero saben que hay algo que se escapa de ellos.

Tengo que llegar hasta donde están Luis y Caesario cuanto antes sin que puedan llegar a reconocerme. Sin embargo, si sigo corriendo, no llamaré sólo su atención, sino las de todos los que me verán. Visualizo en mi mente el estrecho pasillo que da a la habitación donde están, mientras los versos del Corán empiezan a llenar mi boca en un susurro casi inaudible, concentrado en recordar lo que llevo tatuado en mi cuerpo, haciendo mío.

Parpadeas apareciendo al final de tu linea de visión. Te encuentras ahora en un salón lleno de tapices con una columna central, a un lado hay una especie de altar cristiano con un retablo y más allá dos salidas.

Te has alejado de los guardias, pero si no encuentras n escondite puede que te vean por allí... y siendo sarraceno si tienen que sospechar lo haran de tí.

Por suerte, he llegado a un lugar que parece seguro, al menos lo suficiente como para poder esconderme antes de que lleguen por ahí. Mirando entre los tapices, barajando los lugares, busco un escondite para que no me encuentren.

Te ocultas tras unos tapices y usando el santuario para ocultarte. Justo después aparecen los dos guardias con caras de despistados.

-Creo que debe estar por aquí.- Dice uno mirando nerviosamente a todos lados.

-Seguramente era una sirvienta y ahora está en las cocinas.- Dice el otro más tranquilo.

Tras unos segundos la tensión se palpa en el aire. Tras un momento de duda uno opta por volver a su puesto, y el otro se va en dirección a una de las salidas.