Partida Rol por web

- ¿Para qué habría necesitado tal cosa en el bosque, Arnau? -dice Belasko con cierta indiferencia, para observar la cara de Arnau y añadir a continuación, aclaratorio: No, no sé leer ni escribir. ¿Para qué me sería necesario saber hacerlo, tiene que ver con la misión que queréis encomendarme?

Arnau se mesa la barba pensativo y mira a Belasko mientras este se atreve a probar su cena (que no es cocina comparable a la vasca, pero sirve para llenar el vacio estomago del brujo y su gran apetito a estas horas).

-Bueno, es un problema para la misión que tenemos pensada para tí. Pero es que el resto de tus habilidades son perfectas. Tu juventud y habilidad, junto con tu magia y tu capacidad para ser discreto y olvidable es precisamente lo que necesitamos.-
Gira la silla un lado y se levanta mirando las estanterías repleta de libros. Empieza a leer los lomos, como repasando una lección mal aprendida con los dientes apretados.
-¡Aquí está!- Dice mientras de un bufido hace volar el polvo adherido a la cubierta de cuero y metal. -Es un hechizo creado por un antiguo mago de la Casa Bonisagus que pensó que podría erradicar el analfabetismo de los campesinos mediante la magia, sin embargo la magia es temporal y dentro de las Alianzas nunca fue muy útil al estar instruidos todos los magos y grogs que lo necesiten. Sin embargo esto te permitirá por un tiempo comprender la palabra escrita.-
Ante la mirada atónita de Belasko se explica:
-Bueno... tengo que pedirte algo muy peligroso y que requiere mucho valor. Infiltrarte en la sede la Inquisición. Hace tiempo que tienen en sus archivos información sobre magos de nuestra Alianza, principalmente por ser antiguos judíos o musulmanes conversos, o por poseer libros declarados heréticos. Lo que te pido es algo que conllevo un riesgo, pero que de conseguirlo la recompensa puede ser sustanciosa.-
Y no sigue hablando, esperando que el joven digiera la información tan bien como está haciendo con la cena.

- Quieres que me meta en la boca del lobo. Sin apenas saber nada de ellos. Puedo hacerlo, pero necesitaré ropa de inquisidor y que me enseñéis todo lo que se pueda de la casa de los inquisidores, dónde están los documentos que buscáis, las frases normales, sus defensas... TODO -dice remarcando profundamente esa última palabra.

-Encontrar ropas de dominico no será difícil, pero no penseis que por eso les engañareis mucho tiempo. En cambio el Magister ha conseguido un plano del edificio, cuya copia ha encargado a uno de sus aprendices. Hay una forma de entrar sigilosamente entrando por los calabozos y luego ascendiendo hasta la última planta, donde se encuentra el archivo (por supuesto indicado en el mapa que te daremos). Por supuesto el acto se haría de noche, cuando todos duermen. Ni que decir que todo debería ser muy discreto.-

- Todo eso se quedará en nada si no sé de qué defensas mágicas disponen. ¿Qué pasaría si necesito hacer algún hechizo durante mi incursión? ¿Saltarán las alarmas? Tal vez incluso sin saberlo el hechizo para saber leer también puede hacer saltar las alarmas... El asunto me pone más nervioso cuanto más lo pienso, Arnau -dice Belasko jugando inconscientemente con la comida ante él.

Arnau se carcajea:
-¿Alarmas? ¿En que lugar te crees que te vas a meter? No hay ningun Despertado entre la Inquisición, y añadiria que la gente con Fe es más rara que un perro verde.-

- ¿Pero no dijísteis que los dedalianos...? Vaya, no entiendo nada -dice el muchacho un tanto confundido.

Arnau sonrie:
-No estuvisteis atendiendo antes. Sería muy cómodo para nosotros tener a todos nuestros enemigos en un mismo bando, pero no es así. Aunque hay algunos "Halcones" de Gabriel infiltrados en la Inquisición, y los Gabrielitas pertenecen por alguna extraña razón a la Orden de la Razón, por suerte no tienen tanta influencia en esta como para poder escapar ellos mismos a su escrutinio si se diera el caso.
La Inquisición es en verdad la reacción de la Iglesia ante lo que no comprende, ya sea sobrenatural o de un religión diferente, si consideran los escritos de los Dedalianos incomprensibles los quemaran tan a gusto como lo harían con los nuestros, o contigo mismo si dejas que te cojan.

Aparte hay enemigos peores aun que los Dedalianos o la Inquisición, sí. Aunque parezca mentira estos dos grupos no son nada delante de otros más peligroso. Uno de ellos son los Infernalistas, hechiceros como tú o yo que venden su alma al Diablo (y a cosas un peores que parecen existir) a cambio de poder, estos buscar tentarte para que sus patrones puedan tener más almas en sus garras, pueden sonar razonables, pero son como víboras: sigilosos y venenosos.
También están los incomprensibles Errantes, hay magos que están tan locos que su demencia afecta incluso a su forma de obrar magia. De alguna extraña forma su poder se ve incrementado y pueden hacer cualquier cosa que se propongan con solo pensarlo, es más muchas veces ni se dan cuenta del mal que hacen... ¡Que un loco tenga potestad de convertirte en maceta es un pensamiento terrible!-

- Si lo que queríais era tranquilizarme, me habéis hecho flaco favor, Arnau. Ahora sé que hay lugares peores que en la boca del lobo en la que queréis meterme. Dicho sea de paso, ¿cuándo empezamos? -sonrie a la vez que guiña el ojo a Arnau.

-Cuando te sientas preparado, es mejor tener muy seguro el dar el paso que precipitarse. Sobretodo porque es posible que no tengamos otra oportunidad. Aunque escapes ya no seran sorprendidos tan fácilmente, o puede que cambien el archivo de lugar.-

- Bien, sois vosotros los realmente preocupados y afectados. Si queréis que haga bien el trabajo, deberéis darme todas las ayudas posibles. Dejadme la menor cantidad posible de huecos donde estropear el trabajo y yo procuraré minimizar esos huecos. Cuanto antes comencemos antes estarán tus compañeros libres de la amenaza y menos tiempo tendrán los inquisidores para prevenirse -dijo con el ánimo adolescente que le era propio.

-Hum... a éstas horas seguramente ya habrán cerrado las puertas de la ciudad y no podrías entrar. Mejor dejamos el asunto para mañana, sí si quieres podemos dar una vuelta para familiarizarnos con el Barri Reial, que es donde está. Creo que es casi más peligroso el barrio que internarse dentro de la sede de la Inquisición, por las noches y días está lleno de Jurats que patrullan el barrio, temerosos los poderosos de que algún ladrón entre en sus dependencias por la noche.-

- De acuerdo, tú eres de la ciudad. Yo en una ciudad me sentiré como un pez fuera del agua, no he estado nunca en ninguna... -dice el muchacho en un arrebato de sinceridad que le cuesta un profundo enrojecimiento de las mejillas.

Arnau se levanta de su asiento.
-De acuerdo, sí mañana realizaremos nuestro plan. Ahora no creo que puedas entrar habiendose cerrado las puertas de la ciudad... a menos que me sorprendas con poderes de un Adepto de Vida y puedas transformarte en animal para entrar dentro.
En todo caso mañana iremos a ver la zona en cuestión, de mientras temo que no tenemos mucho para entreteneros excepto la lectura de nuestra extensa biblioteca. Y como dices no saber leer...-

- Pasearé un poco -dijo Belasko. Lo que no sabía Arnau era la medida que tenía Belasko respecto a lo que consideraba caminar poco o mucho. El muchacho se sentía incómodo encerrado entre los muros de piedra de una casa, por hermosa o excepcional que le pareciera, y necesitaba salir al exterior. La colina en la que se erguía la casa apenas si se parecía a las que durante tantos años había subido y bajado, pero era lo suficientemente natural como para poder respirar tranquilo. Visitó sus caminos, sus arboledas y fuentes, disfrutó sus sombras y sus brisas y cuando volvió a la Alianza, horas más tarde, se encontraba mucho más relajado.

Al entrar en la casa dudó todavía unos instantes, pero atravesó el umbral y ahora, como más calma y dejando rienda suelta a su curiosidad, vagó tranquilamente, libre su pensamiento de realizar fechorías o travesuras, curioseando por las diferentes salas, para descubrir, una a una, qué contenían.

Después de tu paseo nocturno y dormir un poco das una vuelta por la Alianza, al menos para entretenerte un poco mientras esperas a que te llame Arnau.

Descubres que la mayoría de puertas están cerradas a cal y canto, no sabes si porque los Herméticos son muy celosos de sus bibliotecas y altares o porque son aposentos privados. Aparte del pálido criado mudo y la Tieta Laiona parece haber un par más de grogs (que es como llaman los Herméticos a sus acólitos mortales), una delgada muchacha de pelo de color pajizo pasaba la escoba cansinamente por los pasillos, no parecía tener más de 12 o 13 años y parecía muy absorta en su tarea, tanto que ignoro por completo tú presencia. Un poco más tarde pasó por los pasillos un hombre recio, cejijunto y de aspecto tosco que llevaba a cuestas un saco. Por su aspecto humilde supusiste que era otro de los criados, uno encargado de traer provisiones o materiales para los magos. Para no variar este también pareció no verte cuando pasó junto a ti.

Aparte del Arnau y el Magister, los únicos magos de la Alianza parecían los dos aprendices del viejo Pau, con los cuales pudiste hablar un poco antes de que fueran reclamados por el excentrico maestro. Uno era un joven goliardo llamado Joan, había estudiado en el Estudi General, la Universidad de Barcelona, y siempre había mostrado un interés desmedido por el ocultismo, con lo que fue facilmente reclutado por el Magister, el cual colaboraba con varios catedráticos.

El otro aprendiz resultó ser una chica a pesar de haberle confundido con una muchacho, al tener el pelo corto y una túnica que disimulaba sus curvas. Atendía por Mireia y no dio mucha conversación ni sus razones para unirse a la Alianza.

Chica y adolescencia parecían una buena combinación para que Belasko tratara de hablar con Mireia, tratando de hacerse el interesante. Al fin y al cabo estaba allí para ayudar a sus superiores, a pesar de su edad, y había visto mundo y maravillas de las que la chica, en el mejor de los casos, sólo habría llegado a hablar.

Que diferente es de Zuriñe, pero tiene algo, no sé qué, que me atrae. Ojalá supiera qué es...

A pesar de los esfuerzos de Belasko no consigue ningún avance, los dos aprendices se dejan ver poco fuera del despacho del Magister, y cuando están fuera siempre están los dos juntos. Por las miradas celosas de Joan y la timidez de Mireia que parece esconderse detrás de este es posible que entre los dos halla algo más que simple compañerismo, pero la discreción que muestran ambos sobre su vida personal hace que el tema sea algo delicado de tratar y cambian de conversación en cuando insinúas algo sobre el tema.

Belasko se levantó pronto ese día, inquieto por la jornada que le aguardaba. Hoy pasearíamos cerca de la sede de la Inquisición y eso no era cualquier cosa. Tendría que estar despierto y atender a todo lo que dijera Arnau. Dado su sueño ligero de esa noche, se levantó antes incluso que el gallo, sin acabar de despuntar el alba, para estirar las piernas en esa jaula de piedra a la que los herméticos llamaban hogar. Luego se aseó, vistió y se dirigió a la cocina para desayunar, plenamente concentrado en revelar su presencia a la cocinera que debía alimentarle. Después ya sólo quedaría esperar a que Arnau se hiciera cargo de la situación.

Cundo estabas recién comido, el criado pálido y mudo, que supones debe ser el portero o mayordomo por su actuaciones, vino a buscarte. Le sigues por los pasillos llevándote de nuevo al despacho de Arnau. Ves que ha preparado un pentaculo con polvo de plata en el suelo sobre las viejas baldosas rodeado de velas, el aire huele a incienso, el atril de ayer ahora sujeta un libro abierto de cara a la entrada.

-O saludos, estaba preparando el ritual según las instrucciones del libro. Pero en todo caso esto lo dejaré para después... ahora iremos a la ciudad a que veas el barrio y como llegar, el cochero nos espera.-

Arnau se cubre con su capa de viaje y sale contigo, llegáis hasta las puertas por el mismo pasillo (ahora la Alianza ya te suena mucho más y es posible ya para tí llegar a los lugares sin perderte). El cochero es el mismo hombre barbudo y tocado con un sombrero de ala ancha que os llevo a Arnau y a tí a la ciudad, con lo que es posible que sea un criado personal de Arnau.

Bajáis la cuesta por el mismo sendero y observas desde la ventana del carruaje la ciudad, desde arriba te parece extraña y masiva, es como si un cocinero descuidado hubiera volcado sin ton ni son sobre una olla distintos ingredientes Destacan los campanarios de iglesias y conventos y las torres de los poderosos, en un lugar de la ciudad parecen apiñarse miles de casas mientras que otro, más cercano a la colina, parecen haber parches de vegetación y de cultivos dentro de la muralla. Al bajar el sendero te sorprende el traqueteo que anuncia el paso a la carretera de gravilla.