Partida Rol por web

Aguaprofunda: Ciudad de Esplendor y Pecado

[Partida] 1.0: El cenotafio de la Pequeña Dama

Cargando editor
03/05/2014, 23:32
Khemed

-Cuanta expectación por un contacto -comentó Khemed, sabiendo que sería alguien de los denominados "de los bajos fondos"-. Y sobre su aspecto, muchos fueron los que me juzgaron cuando llegué a la ciudad solo por lo mismo, pero los que me conocen saben realmente cómo soy. Además, no me suena esa taberna, y estoy intentando visitar toda aquella que tenga algo interesante que ofrecer.

De hecho, cuando dijo algo sobre el aspecto, Khemed comenzaba a pensar en algún humano un tanto extravagante, o algún otro tipo de criatura habitante de Aguas Profundas o de Puerto Calavera. Y solo por aquella posibilidad estaba deseoso de descubrir de quien o qué se trataba.

-Ah el arrepentimiento, es ese sentimiento de anhelo por lo que no ha llegado a suceder. Sé como la llama y actúa rápido, con una determinación firme, y no cejes hasta que consumas tu curiosidad; es el combustible que nos mueve día a día. Pensar en arrepentimiento es pensar demasiado -dijo con mirada picarona tanto para Ilharess, como para la encapuchada Niren-. Así, puede que no os arrepintáis -terminó diciendo con un guiño vivaz a éstas, puesto que temía que tal gesto pudiera sentar mal a Valeria.

Khemed probó otro sorbo de su copa, dejándose llevar por el intenso sabor y por las expectativas de salir de nuevo de la rutina

Cargando editor
03/05/2014, 23:48
Ilharess de la Runa Argéntea

Ilharess esbozó una sonrisa involuntaria ante el tono de voz de Valeria. Sí, e Ilharess podía imaginarse que el viejo mago estaría pasando un rato divertido escuchando las tonterías que se decían de su peculiar tocayo... o eso, o estaba hasta las napias y Elatha se encontraba en riesgo de sufrir un caso agudo de polimorfismo un día de estos.

—Ah sí, el bueno y viejo Elminster. Es el favorito en la Sirena Sonrojada. Todas las chicas se pelean para acariciarlo allí —dijo Ilharess muy seria, sin aclarar el malentendido.

Cargando editor
04/05/2014, 14:04
Director

Primer día de la tercera decana de Eleint del Año de la Espada 1365

Blane se encogió de hombros mas divertido que sorprendido por la negativa de Valeria, y con una florida reverencia se fue pasando a apenas un centímetro de Elatha. No le hizo falta decir o hacer nada mas, el idioma de los duelistas era tan particular como expresivo. Blane creía que Elatha lo había desafiado y en algún momento ajustaría cuentas acero contra acero.

 

Pero os habíais decidido. Con la amiga de Niren hacían seis, el numero mágico, si es que se tenía que hacer caso de los vaticinios del adivino. Ibais a tener que demoraros un día prácticamente entero, pero si lo que decía Niren sobre el conocimiento de Bajomontaña de su contacto era cierto, os ibais a ahorrar tiempo y, sobretodo, disgustos. Así que decidisteis ocupar esas horas de la mejor forma posible.

 

Ya habíais obtenido algo de información básica de Kerbal, y unas pocas consultas os confirmaron la información sobre la mazmorra que ya teníais. Las Espirales Astadas se encontraba en el segundo nivel de Bajomontaña, era un retorcido laberinto cuyo muros estaban cubiertos por diversos símbolos espirales y poblado únicamente por una tribu de minotauros. Nadie había encontrado jamas nada útil en aquel laberinto sin sentido, ni una miserable daga. Además del hecho de que no estuviese de camino a ninguna parte, si no que teníais que ir apostas, y que no aparecía en ninguna profecía disparatada, en ningún compendio sobre demonios mayores ni en almanaques de magos chiflados. Vamos que no era la típica atracción aventurera.

 

Vuestras consultas sobre el grupo de Reuben dieron poca información mas de la que os habían dicho. Del Phold y del bedine no encontrasteis nadie que supiese nada. Thold era otro asunto, al parecer era medianamente conocido entre la comunidad enana de Aguaprofunda. Al parecer era un experto en la guerra subterránea, un enano con décadas de experiencia en la lucha en los túneles contra orcos, drows y cosas peores. Y había llegado recientemente a la ciudad para un encargo con “un buen muchacho de este pestilente antro de cerveza aguada”, como solía referirse a Aguaprofunda.

 

La sorpresa vino de Sealia. Al parecer no solo era una asociada habitual de Reuben, si no también su pareja desde hacia años. Un hecho que sin duda los Talmost habían evitado que se convirtiese en rumor, y la posible causa para que se desheredase a Reuben. La pareja parecía tener alquilado un pequeño apartamento en un barrio modesto, que no os costo comprobar que había sido saqueado recientemente, aunque por el aspecto de aquello ese piso era poco más que un dormitorio-tapadera. Si guardaban sus enseres de aventura, así como las posibles pistas, no era allí.

 

También dedicasteis el tiempo que teníais a dormir un poco y comer bien, allí abajo no habrían muchas comodidades, ademas de comprobar vuestro equipo y reponer los consumibles que hiciesen falta.

 

Finalmente llego la hora acordada, os fuisteis reuniendo de la forma que hubieseis acordado y llegasteis a la Medusa Tuerta. El local no parecía precisamente el típico sitio donde entraríais a beber, ni a sentaros visto el estado de limpieza general. Eso sin contar que la cerveza estaba claramente aguada y las miradas de los parroquianos no ayudaron precisamente a desear apartar la espalda de la pared. Si es que os podíais despegar de ella claro. Sin embargo cuando Niren hablo con uno de los camareros, parecía que ser semiorco y verrugoso era un requisito para el trabajo, las cosas parecieron cuadrar un poco más. Limpio, con iluminación tenue, apartado, con aspecto de insonorizado y con posibilidad de salir de la posada sin pasar por la sala común. Aquella debía de ser una de las “Casas de Citas” del viejo gremio de ladrones.

 

La amiga de Niren llego poco después de la hora convenida y resultó no ser tan sorprendente como os imaginabais. Una semielfa, alta, de tez cobriza oscura y con una media melena de un dorado intenso. Sus rasgos eran exóticos, sin duda a causa de que su pariente elfo debió de ser un elfo salvaje, pero más allá de eso había poco de sorprendente en su aspecto. Vestida con ropas de cuero útiles con múltiples correas y bolsillos, y embozada en una capa con capucha, aquella mujer parecía más una picara que una exploradora. Pero después de todo estabais en medio de la mayor ciudad de Faerun, tampoco iba a camuflarse con ramas y pieles.

 

- Siento llegar tarde, pero esta noche las calles estaban imposibles.- Dijo la mujer con una voz grave con reminiscencias de un acento que no localizabais mientras os saludaba con una sonrisa deslumbrante.- Me llamó Alarien...- siguió la mujer antes de detenerse como si se plantease decir algo más.-... pero supongo que preferís entrar en el tema.

- Niren ya me ha comentado algo sobre lo que buscáis, y la verdad es que tenéis mucha suerte de haber esperado. Las Espirales Astadas no son muy difíciles de localizar con cuatro buenas indicaciones, pero toda esa zona del segundo nivel esta ahora mismo plagada de esclavistas drows. Si vuestros chicos están allí hay muchos números de que hayan caído en sus redes, o hayan tenido roces con ellos.- Dijo la mujer inspirando mientras se ponía seria y se sentaba para vaciar la mitad de la jarra de Niren de un trago.

- He oído lo de la recompensa, y aunque siempre viene bien algo de oro prefiero mantenerme lejos de los grilletes drows.- Siguió la semielfa.- Pero si Niren va yo voy, no voy a dejarla a merced de esos malnacidos.

Cargando editor
05/05/2014, 01:47
Niren

Niren hizo un puchero enfurruñado cuando Alarien le bebió la jarra, ¡siempre le hacía lo mismo! Por supuesto, lo que siempre venía a continuación era qie la tiefling le bebía la suya. Y le sacaba la lengua con gesto autosuficiente.

Aquella no fue una excepción.

Niren soltó una risita entre dientes. La verdad es que ninguna de las dos tenía ni idea de por qué hacian eso, simplemente parecía una costumbre que habían cogido simplemente por hacer la chorrada.

—¿Ves, Ilha?—dijo con una sonrisa repleta de pillería—. Si es que eres una melodramática...

Era un detalle tonto pero Niren tenía los caninos ligeramente más largos y aquello le acentuaba el tinte pícaro cuando sonreía. Por otra parte, sería por rasgos exóticos entre la gente de Aguas Profundas: Ojos almendrados, pelo de color extraño, piel de tonalidad múltiple, orejas de punta...

Cuando la semielfa hizo el comentario final sin embargo acodó un brazo sobre la mesa.

¡Ja! Disculpa querida —matizó alzando un dedo con gesto didáctico —. En todo caso son ellos quienes están mi merced. Básicamente porque allí abajo nadie tiene sentido del humor.

No estaba subestimando la expedición ni mucho menos. Niren no había llegado tan lejos como cazadora de tesoros por hacer las cosas a lo loco. De hecho, y pese a las apariencias, en el fondo sabía perfectamente cuándo había que tomarse algo es serio. Pero simplemente aquella era su peculiar forma de quitarle hierro al asunto. Y tensión de los demás.

Claro que había que conocerla para saberlo.

Cargando editor
05/05/2014, 21:14
Talitha

Talitha soltó una risotada.

—No hay problema, si raptaran a Valeria la devolverían al día siguiente. Ninguna tortura de ninguna sacerdotisa drow, por muy sádica que fuera, les podría preparar para...

Cargando editor
05/05/2014, 21:17
Valeria

—Vale ya —ordenó con voz tajante Valeria—. ¿Hay alguna contigencia más, aparte de esclavistas drow y minotauros, para la que debamos estar preparados?

- En principio nada preocupante.- Respondió Alarien mientras propinaba un pequeño codazo a Niren cuando comenzaba a beber de su jarra con una sonrisa de pura inocencia. Pero se puso bien seria y os miro a todos a los ojos antes de continuar.- Debería ser capaz de llevaros hasta los drows sin complicaciones más allá de unos pocos orcos y zombis. Pero esto es Bajomontaña, nunca se sabe como pueden haber cambiado los territorios de los depredadores o los dominios de los Señores de Bajomontaña. Y eso suponiendo claro que el Mago Loco no se haya sentido creativo ¿Para que debeis estar preparados? Para todo. Y creedme eso nunca es suficiente. No en Bajomontaña.

Cargando editor
05/05/2014, 22:17
Elatha "El Leñador"

El presumido Elatha siempre se sonreía complacido cuando se miraba en cualquier cristal, como en los muchos que había de camino, y se veía a sí mismo, con su siniestra armadura, su hacha de filo negro y su leal mono al hombro. Todo un aventurero curtido por sus andanzas. Era como protagonizar un romance. Incluso el antro en el que le citaron, y que no era pero ni remotamente parecido a la Sirena o la Pequeña Dama le agradó en cierto modo, porque se acompasaba bien con la imagen de sí mismo que alimentaba. Una cueva de ciudad, como llamaba a aquellos bares su amiga druida.

Una vez en el reservado, la sorpresa lo embargó al conocer a...Alarien. El hecho de que fuera una semielfa inspiró una gran simpatía a Elatha que, si bien siempre trataba de proyectar que sus orígenes le eran indiferentes, no había pasado unos primeros años de ensueño, precisamente, a causa de ser un bastardo y un mestizo. Había aprendido a reírse de las bromas y a hacerlas, para que nadie las usara contra él, pero recordaba, y siempre recordaría el dolor del abandono alojado en su corazón. Algún día quizá podría preguntar a alguien por qué.

- No recuerdo bien mis lecciones élficas; los drows eran los malos, ¿no? - sonrió quitando hierro al asunto y al mismo tiempo ofreciendo lo que Cathran llamaba "diplomacia bastarda". Medio insulto a sí mismo, medio insulto a su estirpe, todo broma, había descubierto a lo largo de los años que a muchos semielfos les gustaba poner verdes a sus mitades de orejas puntiagudas -. Mi nombre es Elatha - no dijo su sobrenombre, intentó aparentar modestia, no había que ser presumido -. El ser retorcido que ves conmigo es Elminster, y es un ladronzuelo de primera, aunque no sé si llevarlo abajo porque es un cobarde

Miró después a Valeria y Talitha. La maga había censurado las impertinencias de su calavera. Al parecer, pensaba que con no tantos aventureros por metro cuadrado no era bueno llevar una pequeña maravilla nigromántica pegada al culo. Buena decisión, la verdad.

- ¿Haces los minotauros tan ricos como los sajuaguines, Valeria? - preguntó relamiéndose con perversa sonrisa

Cargando editor
05/05/2014, 22:35
Elminster

Elminster contempló a la calavera. ¡Hablaba! ¡Hablaba como las criaturas vivas! Pero estaba muerta. Los huesos no eran animales, eran cosas. Cosas que tirar. Cosas con las que hacer ruido. Cosas con las que rascarse. No cosas que hablaran. Ni cosas que brillaran, no eran bonitos, los huesos, salvo cuando había luna. Y aquella calavera brillaba como las luces de los pantanos. Era demasiado interesante.

Intrigado, se deslizó por los hombros de el grandote que le defendía y alimentaba y se descolgó por su brazo. Colgado de la cola de una de sus escamas postizas, se balanceó, muerto de curiosidad, y tendió la mano ante la calavera, metiendo sus pequeños dedos por donde debería estar la nariz...

Cargando editor
06/05/2014, 20:50
Ilharess de la Runa Argéntea

Ilharess llegó casi la última a la reunión, algo que no había pretendido. Llegar tarde a una fiesta era algo esperado, de buen gusto. Ninguna dama que se preciase llegaba a tiempo, vaya. Llegar tarde a un trabajo, en cambio… Ilharess era agundina, y como tal tenía un agudo sentido de la importancia de la puntualidad en los negocios. Sin embargo, poco se podía hacer con aquello. Demasiadas cosas que hacer en tan exiguo plazo. Dejar aviso a su familia y a Laeral no había llevado apenas tiempo, recoger sus cosas aun menos, pero encontrar a Ramelvik (¿por qué siempre era tan complicado de encontrar? a veces parecía que disfrutaba exasperándola…) y despedirse de él fue otra historia. Y su pequeña investigación, otra aun más distinta. Total, para encontrarse con que apenas había información sobre esa zona de Bajomontaña… oh bien. No tentaría a Tymora maldiciendo sobre su suerte.

Pero una vez en el reservado, con una jarra de cerveza en la mano (no se fiaba de la calidad del vino en aquel lugar), se permitió el lujo de relajarse. Su aspecto no había cambiado demasiado; ahora llevaba menos joyas, y una túnica holgada en vez de la de tela fina que llevaba antes. Era lo suficientemente larga para que le llegase hasta las botas, con lo cual ocultaba los ligeros pantalones que llevaba bajo ella. Pero seguía mostrando un colorido similar.

Al menos, la amiga de Niren también se retrasaba. Cuando llegó, la miró solo un momento con curiosidad. Después de todo, Aguas Profundas era una ciudad muy cosmopolita, aunque los elfos no eran tan y tan frecuentes, pero en seguida la saludó con una amplia sonrisa.

—Bien hallada y bienvenida al grupo. Risas ligeras y agua dulce —saludó con la fórmula que un antiguo compañero le había enseñado. Y a Niren—: Claro que soy melodramática. Melodramática y explosiva, ése es mi encanto, todo el mundo lo sabe. Lo cual no impide que siga esperando esos terremotos, querida Niren. Las dos sabemos que llegarán —añadió con tono pícaro. Holgaba decir que si antes había dicho que temía a las amistades de Niren, no era porque esperara drows disfrazados de elfos ni hombres lagartos venidos de sólo los dioses sabían donde. Las amistades de Niren eran problemáticas por sus personalidades y tendencias a meterse en líos, no por otra cosa.

Por las siete estrellas sagradas de Mystra, Niren era amiga suya. Eso lo decía todo.

Ilharess se limitó a escuchar en silencio durante un rato, aunque tuvo que reprimir una sonrisa con la impertinencia de Talitha.

—Sí, Elatha. Los drows son los malos. No todos los cuentos infantiles son exageraciones, ya sabes. La mayor parte de ellos nacen de una semilla de verdad —respondió Ilharess—. Pero puede haber cosas mucho peores que los drows. Algún día te llevaré a Puerto Calavera. Ir allá te da otra perspectiva, si consigues luego quitarte la inmundicia de encima. Si quisiera ser rimbombante diría que el mal puede adquirir un espectro muy amplio y muchas caras, pero se me da mal ser rimbombante. Vara Negra consigue decir esas cosas sin mermar un ápice su porte, pero yo sólo consigo parecer ridícula.

Esbozó una media sonrisa burlona, pero cuando miró a Alarien en sus ojos no quedaba rastro de broma. Dejó la jarra, aun medio llena, sobre la mesa con un movimiento pausado.

—No me gusta nada eso de que haya más actividad drow en la zona de lo normal, y por supuesto lo primero que tenemos que preguntarnos es si estará relacionada la desaparición del grupo de Reuben; porque si lo está, sacar a Rauben de las garras de esos tipos puede ser una pesadilla. Lo segundo, es si esos drows están ahí por lo que sea que llevara a ese grupo ahí abajo, lo cual abre posibilidades más intrigantes aunque no menos preocupantes.

Ilharess acarició distraídamente la varita de vidrio que tenía engarzada en el cinturón que le ceñía el talle, una pieza de cuero repujado muy resistente diseñado para guardar todo tipo de cosas, desde pociones hasta determinados ingredientes y focos necesarios para su arte. Aquel era un gesto que realizaba de forma inconsciente cuando se perdía en reflexiones. Le gustaba el tacto de aquella varilla, que usaba para canalizar conjuros de rayo, y tocarla le daba más seguridad en sí misma y la ayudaba a concentrarse.

—Pero como ni las artes de un adivinador parece que hayan dado mejor resultado, tendremos que esperar a ver con qué nos encontramos —dijo finalmente. En ese momento, la noble juerguista había desaparecido. Un fuego, una emoción esquiva pero intensa, ardía en los ojos de Ilharess—. Seremos cautos, Alarien. Ninguno de aquí somos estúpidos ni novatos. Dicho esto… aunque nuestro contrato sea Reuben, si está en mi mano, intentaremos rescatarlos a todos. No soy especialmente altruista, pero llamadlo una especie de picor premonitorio si queréis. Después de todo, ese destino es algo que pudiera sucedernos a cualquiera de nosotros…

Ilharess miró a Niren, pues intuía que no le gustaría mucho la idea, aunque esperaba que dejara pasar la cosa, al menos hasta que la situación se doblara y aquellas intenciones resultasen ser poco practicables. La maga daba por sentado que Beshaba les escupiría en el ojo tarde o temprano, siempre tenía que suceder algo…

Dejó unas monedas sobre la mesa. —Será mejor que emprendamos el camino. A Reuben no le sobra el tiempo, si hemos de creer el arte de Morgan.

Y de pronto, una sonrisa divertida retornó a su rostro, trayendo con ella aquella expresión pícara que tan bien conocían los conocidos de Ilharess.

—Oye, Valeria, ¿te has fijado en que el mono está metiendo mano a tu calavera? —Dio un palmadita a Elatha—. Tú primero, guapetón. Me gusta tener delante un par de brazos fuertes. Y no te preocupes. Preparar bichos a la brasa es mi especialidad. ¿Olvidé decirte eso en la Sirena Sonrojada? A Khemed tampoco se le da mal eso de preparar menús a la parrilla, ya lo verás.

Y con una sonrisita, invitó a Alarien a abrir camino. —Algunas damas delante, sobre todo si son exploradoras, como solía decir mi mamaíta…

Cargando editor
07/05/2014, 18:59
Khemed

El clérigo dedicó el resto del día para despedirse de alguna gente antes de la aventura; su equipo era lo que menos tiempo requería, solo tenía que pasar a recogerlo en un momento. Por ello, visitó a la familia noble tan excéntrica por la que él se había dado a conocer a la ciudad, y luego a su subordinado de la capilla, un joven de unos veinte años al que Khemed sacó de la pobreza e iluminó con su fuego, dándole un lugar donde resguardarse del frío del invierno. 

También tuvo tiempo de pasarse por la sirena sonrojada, solo para tomarse una copa junto con un baño de agua caliente y un masaje; disfrutar de ese tipo de comodidades lo dejarían renovado, y prefería dejar la mente en blanco antes que pensar en los peligros que se le venían encima. 

A la noche se reunió en el lugar acordado, cuando casi todos habían llegado. De hecho parecía el último, a excepción de la amiga de Niren.

-Buenas noches distinguidas damas y caballeros, espero no llegar demasiado tarde; quisiera servirme una copa antes de... -Khemed miró el lugar, y pensar en pedir una copa de algo que le calentase la garganta le daba casi miedo en aquel lugar, así que dejó la frase incompleta y negó con la cabeza-. Mejor no, se me han quitado las ganas. ¿A quien esperamos?

Casi justo después de preguntar hizo su aparición la amiga de Niren, una semielfa que se supone que les llevaría hacia el segundo nivel de bajomontaña. Casi al momento todos fueron a un reservado para hablar sobre el tema: drows como posible peligro inminente de aquel lugar.

-Pues en mi opinión, no sabría si quedarán lo suficientemente tostados a la hora de cocinarlos... -bromeó como varios de ellos hicieron-. Sí, chiste malo, pero mejor tomárselo ahora en broma y centrarnos en el problema cuando sea oportuno. Supongo que ahora poco podemos solucionar, salvo organizarnos un poco. Por cierto, Khemed al Jaqim, para inflamar sus corazones y avivar cualquier llama -dijo medio en broma, aprovechando lo relajado de la ocasión para presentarse.

No pudo evitar pensar en aquel mono que tendía a las actuaciones de curiosidad, ni en la calavera que parecía ser todo lo inoportuna que podía ser una calavera parlante, aunque confiaba en que sus propietarios supiesen controlar posibles imprevistos innecesarios como aquellos. Aunque desde luego no era tan optimista como Ilharess

-No podemos asegurar ni que volvamos de una pieza, pero me parece buen propósito intentar recuperar al grupo entero. No me gustaría perderme en un lugar recóndito al que no llegase la luz del sol, olvidado. Las damas capaces de percibir los peligros primero -concedió el clérigo al igual que Ilharess-, pero no seré yo quien otorgue posiciones; las damas eligen primero -terminó diciendo dedicando una sonrisa a toda fémina del grupo, aunque con una sensación un poco extraña tras la impasividad de Valeria.

Minotauros y drows, y eso era lo que conocían; a saber qué encontrarían en bajomontaña, la legendaria mazmorra de la que se rumorea que tiene vida propia...

 

Cargando editor
08/05/2014, 12:10
Niren

Niren había terminado de toser cuando se le había ido por otro camino el contenido de la jarra tras el sutil codazo y ya estaba tramando un modo de pellizcar a Alarien en el momento preciso para que le ocurriese lo mismo cuando escuchó a la maga.

Por supuesto, creémonos unos pocos problemas más aparte de los que ya vamos a tener de por si. No sea que se nos acaben—gimió dramáticamente. Luego señaló a Ilharess con la teatral expresión de espanto de alguien que acusa a otro de un delito terrible—. Querida, claro que lo tuyo no es altruismo, ¡es masoquismo!

Suspiró y se dejó hundir en la silla. Niren estaba acostumbrada a trabajar sola de modo que hacerlo con un grupo grande le resultaba extraño aún. El hecho de tener tantas opiniones sobre una misma cosa se le antojaba de todo menos práctico, ¿cómo rayos hacían todos esos famosos grupos de aventureros para no acabar con ataques de histeria? Los grupos sólo aumentaban la cantidad de desacuerdos y problemas a la hora de decidir algo.

Pero así era aquel trabajo y con ello tendría que lidiar. Si con asentir por el momento evitaba una discusión moral, mejor. Las discusiones morales eran muy aburridas... y total, las palabras se las llevaba el viento. Con suerte a la maga se le quitaban las ganas de gestas paladinescas en cuanto viese el panorama allí abajo.

—En fin. Vale. Pero que conste que no pienso intentar heroicidades imposibles. Si se puede, bien, y si no, pues se siente. Avisada estás—resopló a regañadientes. Luego se cruzó de brazos y añadió en un murmullo fastidiado:. Sólo espero que al menos sea un detalle que alguien esté dispuesto a compensar con algo más que una palmadita en la espalda...

Cargando editor
08/05/2014, 19:54
Talitha

La calavera se quedó muy quieta.

—¿Qué? ¿Pensábais que iba a moderle? ¿A asustarlo quizá? —preguntó Talitha, haciendo de lectora de mentes—. No sé si os habéis dado cuenta de que no siento nada. Y no me siento representada por un pedazo de mi antiguo esqueleto como para indignarme.

Cargando editor
08/05/2014, 20:01
Valeria

—¿Podéis dejar las bromitas some quemar a la gente? —espetó Valeria—. No sé si alguna vez os han tirado una bola de fuego encima, pero no es lo que se dice divertido.

Al momento de decirlo supo que había respondido en un tono más duro del que pretendía. Pero aquello le recordaba demasiado a los viejos tiempos. A los malos tiempos.

Dejó escapar el aire que había estado conteniendo.

—Que haya sido raptado por un grupo de esclavistas drow es la mejor hipótesis que tenemos con los datos que tenemos ahora mismo —admitió Valeria—. Pero no nos ceguemos a otras posibilidades. Tendremos que recopilar datos sobre el terreno.

Se levantó, dando la reunión por terminada.

—Si Ilharess está en lo cierto y están todos cautivos de los drow, liberarlos quizá suponga una ayuda y no un impedimento. Veremos.

 

Cargando editor
09/05/2014, 03:59
Ilharess de la Runa Argéntea

—Creo que algo sé de bolas de fuego... —replicó Ilharess con tono inocente e infantil. Pero se encogió de hombros, y renunció a seguir bromeando. Parecía que había tocado alguna fibra sensible que no comprendía...

Cargando editor
09/05/2014, 10:12
Elatha "El Leñador"

 

No podemos asegurar ni que volvamos de una pieza, pero me parece buen propósito intentar recuperar al grupo entero. 

- O al menos un cuerpo entero que nos puedan pagar al peso - añadió Elatha con una aviesa sonrisa. No tenía nada en contra de aquel grupo en particular, pero que un señorito se metiera a hacer el cabra a las tinieblas bajo el mundo y que hubiera que arriesgar a buenos hombres para bajar a buscarlo no le parecía demasiado correcto, claro que negar el auxilio a alguien, máxime si había dinero de por medio, estaba directamente en contra de su naturaleza

Sólo espero que al menos sea un detalle que alguien esté dispuesto a compensar con algo más que una palmadita en la espalda...

- Repartiremos a pachas, supongo - se encogió de hombros. El dinero le importaba menos que a la mayoría de los mercenarios - las palmaditas, en la espalda o en cualquier otro sitio, van aparte

Luego vio lo que hacía aquella bestezuela de Elminster y contuvo la risa.

- ¡Elminster, saca las zarpas de los agujeros de Talitha! - regañó Elatha al mono

Miró a Valeria. Se preguntó qué le había pasado relacionado con bolas de fuego que le había sentado tan mal. A muchos soldados que había conocido les pasaba que perdían el sentido del humor cuando pasaban mucho miedo en una batalla. El semielfo era inmune a esa sensación. Bromeaba entre sus camaradas con las lluvias de flechas de la Horda, aún cuando había tenido un "dulce recuerdo" de los bárbaros clavado en el muslo durante dos días, se reía de su propia cara de miedo cuando había visto al dragón negro en el Vado de la Daga. ¿Qué otra cosa iba a hacer? ¿Amargarse? ¡Eso era para los drows y los elfos de pura sangre! ¡Los bastardos como él eran de los pocos habitantes de los Reinos que tenían la obligación sagrada de burlarse de todo! Ellos mismos eran una burla, al fin y al cabo.

Se encogió de hombros. El sentido del humor, al parecer, era tan poco común como el sentido común.

Cargando editor
09/05/2014, 11:12
Director

Primer día de la tercera decana de Eleint del Año de la Espada 1365

No había abierta desconfianza pero si ciertas dudas sobre si la amiga de Niren era tan buena como para merecer ese retraso. En cualquier caso su advertencia sobre los drows, de ser cierta, hacía que mereciese la pena. Aquella oscura raza era conocida por su maestría tanto en la magia como en el acero, y un grupo de aventureros no supondría un gran reto para un grupo de guerra. O de esclavismo. Según Alariel es lo que eran, esclavistas en busca de carne nueva de la superficie que arrastrar encadenada a los abismos oscuros que esas criaturas llamaban hogar. Solo de pensar en lo que podría suponer, en lo que suponía para los miles que habían sido secuestrados a lo largo de los siglos, os estremecíais.

Después de unas vueltas por el barrio de los muelles, algunas de ellas con la única intención de confundir, llegasteis a una entrada a las cloacas. El hecho de que la mayoría lo hubieseis supuesto no hacia que acogieseis la idea con mejor cara . Y la cosa no mejoro cuando una rata JODIDAMENTE ENORME os miro con maldad, o quizás solo fuese que le quedaba un solo ojo (el otro parecía haberlo perdido en una pelea con un jodido tigre) antes de largarse con lo que parecía, y olía, a un montón de excrementos humanos rebozados con vomito y una paloma podrida del todo que había quedado atrapada en la amalgama por alguna inescrutable razón.

Seguisteis a Alariel durante un buen rato, la semielfa parecía conocerse a la perfección aquellos túneles, tanto por la familiaridad al orientarse como por la forma grácil de moverse (la cual envidiabais sobretodo después de haber pisado algo que... bueno en muchos casos preferíais no saber que era). El ambiente pestilente de las cloacas en uso pronto fue sustituido por el pútrido de cloacas y túneles de contrabandistas que no habían tenido uso en décadas e incluso siglos. La arquitectura fue volviéndose cada vez mas desquiciada. Aquí un túnel de tierra que daba a lo que parecía un sótano medio derruido en el cual había una grieta que daba a una sección de cloacas que un par de cientos de metros después, tras cruzar una herrumbrosa puerta de barrotes, os llevaba a un estrecho túnel abovedado de mampostería de utilidad indescifrable. Y aquello se fue repitiendo. Y repitiendo.

Hacía rato que no sabíais por donde ibais y, lo peor, por donde veníais. Era algo a esperar yendo a un lugar tan laberíntico como las profundidades... bueno eso, de Aguaprofunda. No os pareció que desde que entrasteis en la cloaca Alariel hubiese intentado confundiros, simplemente parecía que no había una ruta mejor (aunque en una ocasión os indico que se podía acortar 20 minutos buceando por una poza de estiércol, pero ninguno tenía tanta prisa). Hasta que finalmente, casi sin daros cuenta, al cruzar un pequeño derrumbamiento en una húmeda cueva que daba a lo que parecía algún tipo de catacumba, llegasteis a Bajomontaña. No hizo falta que Alariel os dijese nada, lo visteis en sus ojos, en la manera de miraros.

No sabríais decir que fue, aunque la humedad del aire se redujo dramáticamente de repente. Pero era algo más, algo intangible pero que todos notasteis, aunque con especial intensidad los conjuradores. En cualquier caso el mensaje estaba claro, habíais entrado en los dominios del mago loco.

- Descansemos aquí un rato y secaos para no dejar marcas.- Os comunicó Alariel en un tono bajo, como un susurro pero que llegabais a escuchar todos si os centrabais.- Aquí estamos relativamente seguros, pero tendremos que atravesar un par de zonas... calientes, antes de llegar a la entrada de las Espirales Astadas. Pero antes...- Añadió la exploradora cortándose con un mohín tímido de repente mientras miraba a Niren como si esperase algún tipo de confirmación.

Notas de juego

Ya lo he dicho en comentarios pero lo añado aquí, seria mejor si Niren es la primera en responder. Aunque supongo que no pasa nada si simplemente la esperais para la escena final.

Cargando editor
10/05/2014, 14:43
Niren

¿No es genial? Olor nauseabundo, porquería y bichos repulsivos por todas partes, humedad, un mago loco absurdamente poderoso pululando por ahí... —comentó Niren—. Típico sitio encantador en el que pasar unas paradisíacas vacaciones.

La tiefling había hablado en el mismo tono bajo pero audible para el resto de Alarien aunque subrayó lo sarcástico del comentario emitiendo un sonido de asco al pisar algo viscoso que explotó bajo su suela.

«Como para no volverse majara viviendo en este antro»

En ese momento sin embargo escuchó el tono dubitativo de la semielfa. Primero se limitó a parpadear aunque cuando captó la expresión tímida, esbozó media sonrisa como si hubiese entendido algo.

Miró al resto del grupo. Si Niren había podido comprobar algo a lo largo de su vida, era que los actos muchas veces hablaban mejor de las personas que un millón de palabras. Alarien acababa de guiarles a salvo y sin perderse una sola vez en aquel laberinto infernal que de otro modo habría sido imposible de cruzar, les había prestado una ayuda tremendamente valiosa.

Recordáis lo que os dije sobre los prejuicios, ¿cierto?—dijo arqueando las cejas con pillería, esperó a tener la atención pero interrumpió antes de que nadie pudiese decir nada—. Tomo la ausencia de quejas de entonces como un "no hay problema". Nada de rajarse ahora.

Le echó un brazo a Alarien por encima de los hombros.

Y tú no pongas esa cara—dijo dándole un par de palmaditas—. Una semielfa rubia en Bajomontaña es como una almenara en medio de la oscuridad. Yo tampoco pienso dejar que vayas por ahí atrayendo la mala leche de todo el mundo. Esa es especialidad.

Le guiñó un ojo.

—A quien no le guste lo que ve, que se tape los ojos.

Cargando editor
10/05/2014, 21:06
Alarien

 

La bromista e intrépida exploradora resultaba que era tímida. Y tenia que revelaros algo que la tenía preocupada. Y la respuesta llego cuando deslizó un anillo fuera de su dedo. La transformación fue sutil, la ilusión había sido ideada de tal modo que mostrase la autentica apariencia de Alariel con tan solo unas modificaciones en el color, pero el resultado era drásticamente total.

La tez morena se volvió negra como la noche sin luna, los ojos de color verde oscuro, como las hojas en primavera, se volvieron rojizos apagados, como las hojas en otoño. El dorado claro de su pelo se volvió de un blanco tenue con un pequeño, casi imperceptible, reflejo rubio. Y sus rasgos exóticos se habían acentuado. Una drow, o más bien una semidrow.

Y ante el impacto de esa revelación no podía más que chocaros su expresión tímida y la manera de apoyarse emocionalmente en Niren. Pero cuando habló lo hizo bien claramente y sin amilanarse cuando os miraba.

- Y esta soy yo. No me gusta mentir a las personas que me confían su seguridad.- Dijo con una voz que no había cambiado un ápice, pero que por alguna razón os parecía que encajaba mucho mejor con su apariencia actual.- Si eso va a suponer un problema decidlo ahora, os puedo decir como llegar hasta el laberinto desde aquí.

Y dicho eso bajo de nuevo la vista respirando hondamente mientras se acercaba un poco más, de forma apenas perceptible, a Niren.

Cargando editor
11/05/2014, 11:05
Valeria

Valeria había estado haciendo preparativos durante todo el día. Cualquier resquicio de información que pudiera recabar podría salvarle la vida en Bajomontaña, aunque en aquel momento pareciera banal. La maga roja había sobrevivido en Thay porque trataba de no darle mucho margen de maniobra al azar.

Antes de entrar en Bajomontaña, Valeria hizo un complicado signo mágico con la mano y pronunció las palabras mágicas de un sortilegio de armadura de mago mayor:

—Baja berbentuk kekuatan.

Después vino la revelación de la semidrow precedida de la teatral presentación de Niren. Valeria se encogió mentalmente de hombros. Había trabajado con ogros y orcos, y en Thay medraban tribus enteras de gnolls, entrenadas desde hace siglo para el combate. Había luchado con magos diabolistas, y con necromantes. En una ocasión había visto a Szass Tam.

Los únicos contactos que habían tenido en Thay con los drow los habían iniciado los magos rojos. Los elfos oscuros no le impresionaban. Una mestiza, menos todavía.

Valeria fingió interés.

—Ningún problema. ¿Algo más? El tiempo corre en nuestra contra —dijo con voz monótona.

Claro que a Valeria no se le daba muy bien eso de hacer sentir especial a la gente.

Cargando editor
11/05/2014, 13:04
Elatha "El Leñador"

"En nombre de todo, ¡Aquí dentro hay ratas más gordas que Elminster!"

—¿No es genial? Olor nauseabundo, porquería y bichos repulsivos por todas partes, humedad, un mago loco absurdamente poderoso pululando por ahí... —comentó Niren—. Típico sitio encantador en el que pasar unas paradisíacas vacaciones.

- Me he despertado en sitios peores

Estaba entumecido, se dio cuenta. Mucho tiempo sin ejercicio si aquel viaje le había agarrotado. Elatha sonrió mientras estiraba los brazos. Se miró las botas después de pasarlas con fuerza sobre una piedra para limpiarlas. Se agitó como un león para asegurarse de que no hubiera légamo asqueroso en su cabellera de semielfo, de la que estaba muy orgulloso, e hizo un ruidoso estiramiento de espalda.

Giró el cuello un par de veces, haciéndolo crujir levemente. Niren, la "procuradora" que venía tan recomendada por Ilitha y Alariel, la guía que venía tan recomendada por la procuradora y les había conducido, de momento a la perfección, decían algo, pero Elatha no prestaba mucha atención. Estaba expectante, era una de sus primeras veces bajo tierra como un aventurero y no como un soldado. Se puso a hablar para nadie en particular.

- ¿Así que aquí cerca hay drows? Nunca me luchado con ellos, pero dicen que son unos bastardos y que da gusto pillarles la cabeza y estampársela contra la pared a esos arrogantes hijos de...

Y entonces vio lo que se estaba perdiendo y estuvo a punto de atragantarse con su propia lengua.

- Y esta soy yo. No me gusta mentir a las personas que me confían su seguridad.- Dijo con una voz que no había cambiado un ápice, pero que por alguna razón os parecía que encajaba mucho mejor con su apariencia actual.- Si eso va a suponer un problema decidlo ahora, os puedo decir como llegar hasta el laberinto desde aquí.

Elatha tardó unos instantes en recuperarse después de parpadear y boquear como un pez. No tanto por la revelación sino por cambiar radicalmente el enfoque de sus palabras.

- Mira, al menos tú sabes de que raza de elfo provienes - dijo con ligereza mientras se encogía de hombros -. Soy tan bastardo como tú, chica, seguramente más, y por si fuera poco mi padre no tiene la excusa de que alguien de Abajo - señaló al suelo, pero quería decir "los Planos Inferiores", "Abajo" era como solían llamarlos coloquialmente los poco cultos soldados con los que charlaba - le convirtió en un cerdo, es un cerdo por iniciativa propia, de noble corazón y nobles acciones

Sonrió, con algo de tensión, no le gustaba hablar de su familia, pero entre semielfos, había que soliderizarse.