Partida Rol por web

Aguaprofunda: Ciudad de Esplendor y Pecado

[Partida] 4.0: Navegando en Sombras Densas

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03/03/2015, 12:32
Ilharess de la Runa Argéntea

Ilharess miró a Khemed cuando Nigel mencionó que los vampiros venían de Calimshan. De acuerdo, era absurdo, Calimshan era muy grande…

-¿Supongo que no te sonará un grupo de vampiros tocanarices por tu viejo terruño, no? -preguntó sin muchas esperanzas, solo porque era algo que había que preguntar. Y a Nigel-: ¿Qué pasó exactamente con el Gremio de Ladrones? ¿Algo significativo respecto a Enebro y Muerdeluna en esos tiempos…? Muerdeluna, extraño nombre.

Al final agradeció la ayuda de Nigel cogiéndole las manos en un apretón cálido, enfático. Ilharess no sonrió mientras ambos intercambiaban una mirada, recordando aventuras pasadas, malos momentos. O buenos, según se mirase.

-Gracias, amigo. Si alguna vez  necesitas ayuda… ya sabes… -Nigel era más que decente para provenir de aquel estercolero. No se lo podía culpar, pensó ella, si lo primero en su línea de prioridades era su propio pellejo.

Y entonces a preparar el asalto… Ilharess se sentía aliviada de que no tuvieran que asaltar el barco vampiro, o al menos, postergar ese escollo… secretamente tenía pesadillas acerca de eso. Los vampiros eran seres con tantos truquitos sucios… rápidos, tendríamos que ser condenadamente rápidos para sorprenderlos con la guardia baja… pero lo peor vendría después, si tuviéramos éxito… lo peor sería que tendríamos que ser condenadamente buenos ideando formas de retener a esos malditos y escurridizos seres.

En cambio, la base del Culto fue (casi) decepcionante fácil. No, mejor, fue benditamente fácil. Gracias por estos pequeños favores, Tymora… O quizás lo que lamentaba era la ausencia de pirotecnia. Ah, malditas Calaveras, todo era mejor con una buena bola de fuego… daba ese toquecito cálido a una operación.

Lo que no iba a ser fácil, decidió Ilharess mientras miraba ceñuda al sacerdote que habían apresado, era obligar a hablar a aquel bastardo. Sacerdotes, siempre tercos. Y a menudo, fanáticos. A los hombres normales se les podía hacer entrar en razón; los fanáticos, maldita sea, sólo tenían miedo de su dios. Pero… ¿fanático hasta qué punto? La mayoría no lo era hasta el punto de no llegar a temer por el propio pellejo, llegados a ese punto…

-Luego me ocuparé de ti -susurró al clérigo-. Y ve pensando en cooperar. Tengo muy poca paciencia, todo el mundo lo sabe. Si me cabreas, me aseguraré de que acabes en manos de unos Cráneos muy cabreados… vaya… si no tienen manos, qué cosas… pero da igual, estoy segura de que se las apañarán muy bien sin manos. Todo el mundo por aquí parece preferir un suicidio limpio a eso… por algo será. Piensa que después de lo que tu gente hizo a mi ciudad, después de que cabreaseis así a mi maestro, y todo eso por no hablar de lo que intentasteis hacer con *mi* pellejo, estoy de un humor de perros. Y con menos paciencia de la habitual. En cuanto a la compasión, olvídate de ella, busca un ilmateriano si eso es lo que quieres. Yo sólo adoro a Mystra, y da la casualidad de que a la Dama de los Misterios le importas menos que una boñiga de rothé aplastada en el suelo.

Dejó al sacerdote para que fuera pensando un rato en sus opciones, y se acercó a donde estaba el vampiro. Otro problema peliagudo. Ilharess no es que tuviera cariño alguno a aquellos monstruos no muertos, y sin embargo no podía menos que sentir compasión por alguien que después de todo era un prisionero maltratado. Ilharess intentó que su aspecto infantil no la influyera demasiado. Después de todo, aquel niño podía tener más edad que ella… posiblemente la tuviera. Los no muertos no crecían… su cuerpo muerto, al menos. Lo que no quería decir que no maduraran.

-Tranquilo. No queremos hacerte daño. No formamos parte de tus torturadores -dijo Ilharess, sentándose en el suelo para quedar al nivel del vampiro. Una cortesía-. Intentaremos darte algo de comer… pero estoy siendo descortés. Me llamo Ilharess Aundreth.

Sangre… maldita sea. Ilharess no se sintió contenta al pensar de donde tendrían que sacarla por el momento. No habría la suerte de tener animales a mano, claro… llegados el caso ella misma colaboraría. Aunque el primer voluntario forzoso iba a ser el clérigo, decidió. Justicia poética, y más, aquello lo debilitaría. Aunque nada de dejar que el vampiro diera mordisquitos, claro está…  no, nada de arriesgarnos con ulteriores complicaciones.

Miró a Khemed con una sonrisa. -Tráele un piscolabis, Khemed, hazme ese favor. Estoy segura de que nuestro amigo el cultista colaborará con mucho gusto. O sin gusto… y cuando le sangres, déjale claro que cuanto más terco se muestre, en más colaboraciones forzosas se va a ver implicado, y no me refiero sólo a proporcionar almuerzos vampíricos. Recuérdale que mi creatividad se ve reforzada con mi estado de irritación. Puedo brindarle todo un banquete de simpáticas molestias. Con el postre de las Calaveras, no dejes que se olvide de eso.

Miró al elfo significativamente. ¿Quieres hacer de guardia bueno? Sin duda, a mí se me da mejor hacer de guardia malo... sobre todo, no dejemos de pinchar al tipo, no bajemos la presión... confusión para el enemigo, muchacho...

Se volvió de nuevo hacia el vampiro.

-¿Cómo te llamas? ¿Cómo te apresaron los del Culto? ¿Quieres… contarnos tu historia? -le preguntó amablemente, pero al mismo tiempo le miraba con extrañeza. ¿Aquel era el famoso maestro vampiro? No daba el tipo, pero maldición, mejor no dar nada por supuesto-. Cuéntanos qué hiciste para el Culto.

Esperaba que aquella fuera la parte fácil. O al menos, más fácil que el sacerdote, aunque también esperaba que aquél reflexionara acerca de sus nulas opciones y se volviera más razonable. La tortura, se dijo Ilharess, era el último recurso del incompetente. Al menos la tortura directa… pero si el tipo era de los duros de mollera,  y las amenazas y la magia de adivinación fracasaban, tal vez hubiera que llegar a eso. Oh bueno. No es que aquel tipo de escoria mereciera guante blanco, se dijo, pensando en todos los inocentes que habían muerto en aquella calle de Aguas Profundas. Pero si me obligas a llegar a eso, cuando acabe contigo te juro que monto algo para cabrear a las Calaveras y que te pillen en medio de ello. Y confío en que el temor que inspiran esté a la altura de la realidad. Si quieres una taza, vas a recibir dos. O media docena, si me obligas a ello.

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04/03/2015, 20:53
Khemed

El sacerdote de fuego se sorprendió en parte cuando el origen de aquellos vampiros era su tierra natal. Desde luego que no había tenido contactos con vampiros anteriormente, y que fueran de Calimshan lo hacía mucho más interesante. Claro, que en parte le daba cierta repugnancia que la carne no se renovase y permaneciese varios siglos, ya que no era algo natural.

-No he tenido nunca tratos con vampiros, y quizá esté más impaciente que tú por saber algo sobre ellos tras saber que provienen de mi tierra.

Khemed tras conocer los detalles, quiso echar un vistazo al barco, al lugar donde estaba atracado e intentar averiguar algo más, sin mucho resultado. Al menos averiguaron el escondite de los sectarios.

El asalto pareció ser demasiado sencillo al no tratarse de vampiros. Hubiesen tenido que tomar muchísimas medidas extras de así haberlo sido, pero los integrantes del culto no eran vampiros. De hecho, a veces se inmolaban algunos, con lo que acabaron bastante pringados de sangre y vísceras de sectario.

-Espero que luego tengas más magia de limpieza como en las alcantarillas; llámame raro pero no me gusta ir por ahí pringado de sangre y trozos de sectario –dijo a la maga, escupiendo un trozo de “algo” que se le había metido en la boca tras la explosión de un enemigo.

Tras el ataque, liberaron a un prisionero bastante atípico, y del que se asombró un poco al principio el sacerdote, e hicieron prisionero al clérigo de alto rango de la secta.

Khemed pensó que quizá Accalon supiese algunos trucos sobre cómo incentivar a hablar al sectario, por lo que habló en privado un momento con él.

-A causa de la secta, mucha gente inocente ha muerto, así que no veo mal utilizar la fuerza con este individuo. Parece poco cooperativo, y puede ser duro interrogar a un fanático, así que he pensado que quizá conozcas alguna manera de provocar dolor de manera muy efectiva –el clérigo sabía que todo niño de la calle, en algún momento, se veía obligado a meterse en alguna pelea y utilizar trucos sucios-. Vamos, no me importaría si utilizas ese tipo de métodos o no; en todo caso, yo puedo supervisar la salud del mismo.

Sabía que la maga no se andaba con chiquitas cuando se encontraba enfurecida, pero él tenía entendido que los trucos sucios probablemente serían utilizados con mayor frecuencia por los ladronzuelos.

Luego estaba el tema del niño vampiro. No tenía nada en contra de él en concreto, pero sí que no aprobaba el uso de las energías nigrománticas para alargar la vida indefinidamente.

-Un niño convertido en vampiro. Seguro que hay una larga historia detrás de eso. Permíteme presentarme como Khemed, de Calimshan. Desde luego que nos resultaría muy interesante escucharos cuando estéis dispuesto a relatarnos; por lo pronto, deduzco que la plata y las cadenas no le serán cómodas, así que dinos cómo podemos ayudarle, y ayúdanos a nosotros a sacar algo en claro de todo esto.

El sacerdote sabía que hablaba con un vampiro; no sabía realmente la edad puesto que un cuerpo de niño no iba a crecer una vez convertido en no muerto; en todo caso, se dirigió respetuoso en un principio, para intentar que estuviese más predispuesto a conversar con ellos de manera abierta tras su peculiar rescate.

Al menos, la situación se tornaba interesante, con el líder de la célula sectaria atrapado y dispuesto a ofrecerse de voluntario forzoso para alimentar al vampirín. Khemed ardía de deseo por conocer las motivaciones de ambos, así que instó a sus compañeros para que prontamente sacasen información a ambos, poniéndose a su disposición para lo que hiciese falta.

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06/03/2015, 22:16
Accalon

El chaval se mantenía atento a todo lo que le rodeaba e intentaba aprender lo máximo posible de la empresa. No sabía durante cuánto tiempo iba a tener que estar trabajando para el gran mago , así que al menos iba a intentar sacar el máximo beneficio de todo ello, pero sin destacar demasiado. El dato de que los vampiros provenían de Calimsham quedo convenientemente archivado en su cabeza a la espera de que algún día fuese útil para algo.

El barco como ya se temía, era un barco del montón, anodino, listo para pasar desapercibido en cualquier puerto en el que hubiera cuatro cascarones arrejuntados. Desde fuera no había prácticamente ninguna información que extraer del asunto, pero estaba claro para él que si no fueran vampiros, colarse en ese barco seria coser y cantar.
Durante el ataque a los sectarios , el chico permaneció atento a sus deberes , pero dejando caer en grueso de la intervención en el resto de integrantes del grupo. Le interesaba un poco saber cómo se desenvolvían cada uno en su campo , por nada en especial , sino que en las calles confiarse era la muerte así que debía tener más o menos claro de que eran capaces cada uno , al igual que sabía que el estaba siendo escrutado a su vez. A pesar de ello la incursión fue insultantemente sencilla y apenas ofrecieron ninguna resistencia a la fuerza combinada del sacerdote y de la maga.
Desde un discreto segundo plano Accalon se mantuvo observando al fanático y al niño vampiro. El fanático era como tantos otros , desaliñado y con una mirada de evidente locura en los ojos. Dudaba muchísimo que ningún medio no mágico lograse siquiera sacarle dos palabras, ni en manos del más hábil de los torturadores. Cuando el tal Khemed le pregunto acerca de ello:

-La verdad es que nunca se me dio bien sacarle información a la gente por la fuerza. Siempre que tuve que infligir dolor era matar o morir , así que me limite a aprender la forma de matar lo más rápidamente posible , o de huir lo más rápidamente posible cuando veía que no iba a ser capaz de hacerlo. - Dijo con un encogimiento de hombros un poco negligente y una frialdad algo impropia de su aspecto infantil. – De todas formas si es un fanático verdadero , poco podremos sacar del dolor , tal vez si encontramos el tabú mas grande de su religión , o también se lo podemos echar de comida al ese pequeño monstruo.

Estaba claro que al pícaro le fascinaba el pequeño vampiro porque a pesar de mantenerse a distancia de el , no le perdía de vista y lo mantenía siempre controlado por el rabillo del ojo , atento a sus movimientos y reacciones cunado los demás hablaban con él.

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09/03/2015, 14:28
PoGah

-No deja de ser un niño.-Espetó la semiorca que hasta entonces se había mantenido en silencio.-No conviene olvidarlo. Yo lo sacaría de aquí, aunque sea encadenado. Respecto al otro... si queréis puedo explicarle por qué es conveniente responder cuando se le pregunta, aunque lo mío es más descabezarlo directamente... 

Avanzó un par de pasos hacia el niño e hizo ademán de liberarlo.

-Si todos estamos de acuerdo, lo liberaré... 

Poco había tratado la semiorca en su tierra natal con vampiros y con cosas que no fueran humanos, ogros u orcos, lo más habitual en un clan orco. Sin embargo, su trato con su señor dragón le había enseñado que, muchas veces, hay más dentro de un ser de lo que parece.

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09/03/2015, 18:10
Ilharess de la Runa Argéntea

Ilharess alargó la mano, cogiendo a la semiorca del brazo en un ademán que indicaba que esperara un poco. Quería ver la reacción del vampiro primero. Después de todo, si, una vez liberado, decidía huir no tenían medios para impedírselo. Si se convertía en un pequeño animal o en gas, ¿qué podrían hacer ellos?

-Enseguida. Pero primero a ver qué dice… -murmuró.

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16/03/2015, 18:00
Director

Segundo día de la segunda decana de Tarsaskh del Año de la Vara (1366 CV)

El cambio en el vampiro después de pasarle un tazón de la sangre del clérigo fue casi tan grande como el del desangrado. Ahora os encontrabais con lo que parecía un muchacho estirado y sorprendentemente culto (si uno ignoraba el hecho de que bien podía tener siglos) y un bravucón lloriqueando y rogando que no soltaseis a esa “bestia”. De repente y por el módico precio de un cortecito y un espectáculo ligeramente asqueroso la locuacidad de aquella fortaleza convertida en tumba se había multiplicado.

Tras disculparse de nuevo por el espectáculo que había dado en su “anterior estado” el vampiro, que os informó de que su nombre era simplemente Sellen, os pidió agua y algunas toallas, aunque fuese para adecentarse un poco y hablar como seres racionales (añadiendo un “aunque uno estuviese encadenado con veneno). La historia del vampiro, que no quiso entrar en lo personal “dadas las circunstancias”, resultó ser sorprendentemente cotidiana. Al parecer la célula del Culto había contacto con él para comprar cierto objeto que tenía en venta. No resultó muy sorprendente que aquel grupo, como cualquier grupo religioso, fuese especialmente tacaño e intentase apropiarse de la mercancía. Lo que no se esperaba eso si es que resultasen conocer tan bien como atrapar a uno de los suyos. Así que el Culto se había quedado sin la mercancía y él sin libertad.

El clérigo, a cambio de que no le entregaseis a “esa bestia”, confesó también todo. Al parecer habían contactado con el vampiro por mediación y encargo del grupo que vosotros vigilabais, el mismo grupo que se había ganado su favor pasandoles información sobre el Cónclave de Arunsun, incluso les habían hablado de sus debilidades y de como debían atraparle si intentaba escatimarles lo pactado. Y tras algo de presión incluso reconoció que los vampiros les habían dado las gemas para pagar el intercambio (a pesar de lo cual decidieron racanearlas).

Poco más conseguisteis sacar de ninguno de los dos. El sectario no sabía mucho más que vosotros de los vampiros, lo que resultaba curioso considerando que les habían entregado un quinto de millón en gemas, tan solo pudo añadiros otros dos nombres a la corta lista que ya teníais. Nocherniego y Granizo.

El vampiro por su parte se negó a deciros donde había ocultado el objeto (por principios profesionales), dejandoos claro que no hacía falta que perdieseis el tiempo. Si no había dicho nada a los del Culto tras casi una semana de torturas tampoco os lo iba a decir a vosotros. Lo único que accedió a revelaros a cambio “de ese magro tentempié de cerdo” fue que el objeto era una pieza de piedra histórica y no contenía magia alguna.

Así pues allí estabais vosotros, en una fortaleza convertida en un tumba, con un sectario convertido en masa balbuceante, y un vampiro convertido en prisionero. Con una pieza más en el puzzle, o quizás dos, pero sin una clara dirección hacia la que encaminaros.

Notas de juego

Ale, ya teneis turno. Si alguien quiere hacerle alguna pregunta o lo que sea al vampiro o al sectario que me lo diga y le respondo para que pueda añadirlo en su turno.

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19/03/2015, 09:58
Accalon

La cosa desde luego no dejaba de volverse interesante , y tal como habían pensado , el cultista era de los "convencidos" profesionalmente , así que no tuvo muchos reparos a la hora de hablar. El pega era que no sabia gran cosa. En cuanto al vampiro , la cosa se ponia interesante en este punto , hablaba un lenguaje con el que creía que se podrían hacer algunas cosas.

- Aquí todos somos profesionales , y si hay algo que detesto es perder tiempo en esfuerzos inútiles, mas que nada porque tiendo a perder la paciencia- Dijo el chaval tomando la iniciativa, estos manejos era algo en lo que se sentía mas cómodo.- Esta claro que eres un traficante , y que por lo que sea esta gente ha tratado de escatimarte tu pago. Bueno nosotros te hemos ahorrado el trabajo de tratar con ellos para que mantengas tu reputación , así que te propongo un trato. Tu nos das el objeto , te quedas con las gemas que sabrás donde están no lo dudo y nadie sabe lo que a ocurrido aquí. tu puedes darte un festín con la sangre de este cerdo y nosotros nos vamos contentos a seguir con nuestros asuntos y tu por tu lado a seguir con los tuyos.

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21/03/2015, 13:03
Sellen

- No se lo que seréis vosotros, pero yo no trabajo así. Además dudo que el dinero este aun aquí, estos tipos parecían tener prisa por desmontar el tinglado y volverse a Sembia corriendo.- Respondió el vampiro mientras se arrancaba con meticulosidad trozos de camisa quemados del pecho.

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21/03/2015, 18:12
Ilharess de la Runa Argéntea

-No estamos intrínsecamente interesados en obtener ese objeto. Lo que buscamos es información -explicó a Sellen-. No nos importan tus negocios, no queremos arruinarlos, no queremos robarte el objeto. Pero tampoco somos hermanitas de la caridad salidas de un convento de Ilmalter. No estamos aquí para ofrecer la otra mejilla, dejar que te rías de nosotros, y liberarte con una graciosa despedida. Resolvamos esto pacíficamente. Nosotros queremos información, tú imagino que libertad para marcharte con tu objeto. Bien, dinos qué es, y si nos interesa al final, hablaremos con nuestros patrones e intentaremos comprarlo civilizadamente. Si no nos interesa lo que nos ofreces, no diremos nada por ahí del objeto y tú te marchas con nuestros buenos deseos. ¿Qué me dices? Todos ganamos.

-Si el objeto no os interesa, no necesitáis que os lo diga -dijo Sellen, y la forma en que lo dijo parecía indicar que si las torturas del culto no habían logrado que hablara, ellos tampoco lo lograrían.

-Estoy intentado ser diplomática y llegar a un acuerdo, algo que como comerciante deberías apreciar. Se supone que todo comercio se basa en un intercambio, pero no estás tratando de dar nada a cambio, lo que es muy feo por tu parte -señaló la joven, de buen talante-. Necesitamos información, y los intereses de nuestros enemigos pueden ser muy relevadores. Por eso queremos saber qué trataban de comprar. Sinceramente, no entiendo tu reticencia. Te estoy dando un trato con  el que ambas partes nos beneficiamos. Y en modo alguno te he amenazado con nuevas torturas. Si tenemos que torturar a alguien, será a ese sectario cabezota.

-El valor de la mercancía se devalúa cuantas más personas sepan de ella -repuso el vampiro.

-No estamos interesados en esparcir rumores comerciales por ahí, por el amor de Mystra -dijo Ilharess, exasperada-. Si quieres confidencialidad, mantendremos la confidencialidad. Si temes a tus superiores, ellos no tienen por qué saber nada. Si temes a posible competencia, lo mismo.

-Lo siento -respondió el vampiro.

-Yo también lo siento -replicó Ilharess-. No estamos interesados en torturarte, no somos monstruos, pero como ya digo tampoco somos hermanitas de la caridad. Aquí se trata de si todos conseguimos algo que queremos, e imagino que tú quieras la libertad. También estoy segura de que mucha gente considerará la destrucción de un vampiro que para más inri se dedica a comerciar con cultos oscuros como una buena contribución al bien mayor. En fin… piénsatelo un poco. Creo que lo que te pedimos es bastante razonable. Te repito que no estamos aquí para esparcir rumores acerca de tu objeto. Y después del tratamiento tan cariñoso que te han dado los cultistas del dragón, adivino que no estarás interesado en volver a intentar relaciones comerciales con ellos. Por decirnos de qué va esta transacción que tal mal ha terminado para ti, no pierdes nada y ganas mucho. Nosotros no vamos a pregonar la información que nos des, y siempre puedes echarle la culpa a ese gusano de cultista, que sabrá qué estaba intentando comprar, imagino.

Se levantó. -Iré a hablar con el gusano. Tú, piénsalo un rato.

Una vez fuera del oído del vampiro les dijo a los otros: -Creo que si queremos la información tendremos que extraérsela con magia de adivinación, aunque que no estoy segura de que seamos capaces de superar su voluntad, pero en fin… pero, si no coopera, me opongo a que lo liberemos. Prefiero darle una destrucción rápida o enviarselo con un lazo de regalo a Khelben, estoy cansada de que se rían de mí y tampoco me gusta mucho dejar suelto a un elemento como éste, que negocia gustosamente con tipejos como los del Culto. Sinceramente, creo que se lo ha buscado, y le he dado más que suficientes oportunidades…

Ilharess se encogió de hombros. Era posible que se arrepintieran de aquello en un futuro, pero también lo era que se arrepintieran de haberle liberado, así que…

Y dedicó toda su atención al cultista. Con éste se andó con menos remilgos, en parte porque la poca paciencia que tenía la había empleado con el vampiro, en parte porque con aquel tipejo no tenía el menor escrúpulo en emplear torturas. Si quería esgrimir algún argumento moral en contra podía decírselo a los muertos inocentes del ataque en Aguas Profundas, por cierto.

-No sé más -repitió el cultista, que al menos había captado apropiadamente el humor de Ilharess y parecía dispuesto a ser mucho menos hermético que el vampiro-. Es como ya dije. Los vampiros nos hicieron un favor, y cambio teníamos que conseguirles para ellos ese objeto. No sabíamos qué era, y el pago provenía de los propios vampiros. Decidimos quedarnos con el objeto y el pago, las dos cosas, dado que algo en lo que tenían tanto interés prometía sernos… bueno, valioso.

-¿Cómo pedisteis ese objeto que no sabéis qué es? Porque algún identificador tuvieron que daros para que pidierais el objeto... ¿o es que negociasteis diciendo "¿queremos lo que vosotros ya sabéis"? -pregunto Ilharess con ironía.

-Nos dijeron que pidiésemos "El lote numero 7" y que no preguntásemos nada porque este grupo no se dedica a vender a los de fuera de su círculo -respondió nerviosamente el sacerdote.

-Siempre había oído decir que los del culto erais un grupo de chalados. No sabía que además fuerais tontos de remate -dijo Ilharess exasperada-. Vuestro comportamiento es lo más estúpido que he tenido el privilegio de presenciar en toda mi vida.

Dejó al clérigo y se reunió con los otros en privado.

-Bueno, así están las cosas. Sabiendo esto, me reitero en mis intenciones. Primero, intentar magia de adivinación del pensamiento con el vampiro. Luego, tengamos éxito o no, lo arrastramos hasta fuera de este lugar, donde la teleportación sea segura, y se lo regalamos a Khelben con un lacito y todo. Le pasemos al muerto a él, nunca mejor dicho, y que haga lo que quiera con ese cabezota. Quizá sepa hacerle hablar, o quizá quiera liberarle. A estas algunas, lo que pase con ese vampiro ya me trae sin cuidado. Pero no pienso liberarlo, y lo repito una vez más. Estoy cansada de que se rían de mí… y ha rechazado todas mis educadas ofertas. Así que a la mierda con la educación. Si por alguna razón no podemos remitirlo a Khelben, voto por su destrucción. Yo misma lo haré si tenéis algún escrúpulo al respecto… yo no lo tengo y no amenazo en vano.

Apretó los labios, antes de tranquilizarse un poco y añadir: -Aunque, para ser justos, parece muy reacio a romper algún tabú con su grupo. Quizá tema más lo que le vayan a hacer los suyos que lo que le podamos hacer nosotros. Respecto al cultista, dudo que nos sea de ninguna utilidad, presente o futura. Sugiero un ajusticiamiento rápido y bien merecido. En memoria de todos los que murieron en Aguas Profundas -dijo con calor Ilharess-. Pero por lo que respecta a nuestra misión, apenas hemos avanzado nada. Los vampiros esos siguen siendo un total misterio para nosotros. Y ya no sé por dónde arañar que no implique una aproximación frontal, sinceramente. Lo cual no estoy segura de que estemos capacitados para hacer… ¿ideas por vuestra parte?

Notas de juego

jefe: Muy bien, detectar pensamientos con el vampiro. Veamos si podemos leerle la mente y averiguar algo más. También vista arcana, veamos si tiene alguna magia que lo ate. Si en mi ultima reunión con el vampiro sirve de algo (que imagino que no, que la rechazará una vez más xd), +16 a diplomacia…

compis: Si alguien tiene averiguar intenciones, sugiero que lo intente hablando con él también…

 

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23/03/2015, 22:46
PoGah

-Los vampiros son lo que nosotros dejemos que sean.-Digo sonriendo.-Ese jovenzuelo puede sernos de cierta utilidad... aunque no lo sepa. Me explico. Como vampiro tiene una serie de capacidades que pueden venirnos bien, quizás si uno de nosotros se une a ellos convirtiéndose en vampiro podríamos averiguar más cosas... aunque es un tanto arriesgado. La otra opción sería la tortura o incluso matarlo. Si no nos es de utilidad, nos cargamos al vampirete, les cargamos el muerto a los cultistas y ya tenemos a un grupo de vampiros sedientos de sangre tras ellos.

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31/03/2015, 18:50
Khemed

Aquel tazón de sangre resultó ser milagroso.  El sectario se ablandó ante la horrible posibilidad de servir de merienda para aquel niño vampiro (niño solo en apariencia, como sospechaba).

El grupo intentó sacar algo de información a ambas partes, y resultaron poco fructíferos los intentos convencionales. Khemed habló con sus compañeros una vez se encontraban retirados de los prisioneros.

-Me temo que poco más vayamos a sacar en contra de la voluntad del vampiro. A mí tampoco me importa el destino que vaya a tener el vampiro; de hecho, si termina calcinado y destruido por completo mejor. Es vida antinatural que para nada apruebo, aunque no esté en contra del vampiro y sus circunstancias.

Pogah mencionó algo de dejarse morder por aquel vampiro para una posible infiltración. Ante tal idea, el sacerdote se horrorizó y le contestó, serio:

-Tú, que una vez renaciste del agua… ¿preferirías renacer de las sombras? ¿No volver a contemplar la luz del sol? ¿No sentir todo aquello que ahora sientes? ¿No poder saborear la cocina que tú misma preparas? ¿Perder el control como si de un bár… como si de una bestia salvaje se tratase? Sinceramente, creo que no has meditado dicha propuesta lo suficiente –dijo reflexionando sobre todo lo que podía conllevar ser un vampiro.

El sacerdote quiso acercarse a sus prisioneros, para mirarlos a los ojos. Seguramente estuviesen ya condenados, por sus anteriores acciones, pero en especial se acercó al sectario.

-Aquel que pierde su compostura como líder de un culto, no es digno de respeto. Me da igual que sigas siendo fiel a tu fe, puesto que no es la mía; yo no lloriquearía si me amenazasen con servir de comida a una bestia, o a un vampiro. Y para colmo, has liado una buena, y te has topado con gente con la que es mejor no jugar, porque aunque no lo supieses, estabas jugando con fuego –Khemed mostró una llama en su mano como señal de amenaza; muchos inocentes habían muerto a causa de aquel individuo, y en parte sentía la necesidad de calcinar a aquel indigno, pero se tranquilizó y retomó la serenidad-. Reza todo lo que sepas, porque hace tiempo que te condenaste a ti mismo. A menos que nos hayas ocultado algo, y a última hora te decidas por hablar. En ese caso… ya veremos.

Khemed tomó una expresión de furia, pero con una frialdad y calma externas que ponían los pelos de punta. Quizá no sirviese de nada aquel último intento con el sectario, e igualmente sería más útil la adivinación mágica, pero personalmente tenía ganas de mostrar su furia ante aquel indigno.

Volviendo con sus compañeros, les comentó lo que opinaba:

-Creo que Khelben podría hacerse cargo del vampiro e intentar sacar aquello que nosotros no podamos, y seguro que no se arriesgaría a dejarlo suelto para que provocase altercados en su ciudad. Dicho sea de paso, si era un rehén de los sectarios, es posible que tenga cierto valor entre sus congéneres. No siento ninguna simpatía ni por el vampiro ni por el sectario, pero creo que el niño vampiro puede aún ser de utilidad. Voto por llevárselo a  Khelben tras las averiguaciones necesarias.

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14/04/2015, 18:43
Director

Segundo día de la segunda decana de Tarsaskh del Año de la Vara (1366 CV)

Estabais en un brete y la iniciativa general en el grupo parecía brillar por su ausencia. Así que se eligió la opción más cómoda, endilgarle el marrón al escalafón superior. Illitha puso al grupo al cargo del vampiro y el sectario, mientras ella acudía a Khelben Arunsun en busca de instrucciones y de que se hiciese cargo de ambos.

Habían varios problemas en esos particulares claro. El primero era que Illitha debía salir sola de Bajomontaña, y estabais a no poca profundidad. Y el segundo es que estabais en una base del Culto del Dragón que acababais de arrasar. Si llegaba algún otro grupo del Culto o alguien notaba el silencio de estos las cosas podían ponerse negras sin ningún sitio hacia donde huir.

De una situación cómoda resultado de una victoria rápida habíais terminado estando en el filo del desastre. Un buen nombre para vuestro grupo, si realmente lo fueseis, dado el aprecio que teníais por tomar riesgos. Pero cuando uno lanza la moneda a menudo es inevitable que se acabe topado con la cara mala de la fortuna.

Pero no fue ese el día.

Medio día después de la marcha de la joven maga otro grupo de agentes de Khelben vino a relevaros y ocuparse de los prisioneros. Mientras que a vosotros se os encomendó volver a Aguaprofunda, terminando con vuestra implicación en la investigación de los vampiros.

En cuanto Alarien os volvió a dejar en la cloaca regresasteis a la Torre de Vara Negra, en donde os contaron que Illitha estaba “castigada” en sus habitaciones por replicarle al maestro Arunsun (algo que seguramente nadie hacía desde antes de fundarse Aguaprofunda). Las cosas a partir de ahí se fueron acelerando y embalando mientras a vosotros apenas se os permitía dejar la Torre Varanegra.

Tres días después de que Khelben os relevara y os confinase en las habitaciones de invitados, justo cuando parecía que Illitha iba a entrar en erupción, el archimago y elegido de la diosa de la magia os llamó a su despacho.

- Un gran trabajo.- Dijo el archimago incluso antes de sentaros y obligando a más de uno a parpadear para creérselo.- No os he mantenido informados estos días por que he estado atareado con el filón que habéis encontrado.

Khelben os explicó de buen humor, casi risueño, que el sectario que habíais capturado era uno de los cargos sembianos enviados hacia el oeste para afianzar el Culto allí. Y al parecer había pillado una buena fobia a los vampiros, por lo que había cantado de lo lindo.

- Y hablando de vampiros, el que atrapasteis resulto ser ni mas ni menos que uno de los Purgatii de Jergal, ni siquiera sabía que quedaba alguno. A saber lo viejo que debe ser ese tapón.- Comentó Khelben de muy buen humor.- Y parece impresionado con vosotros, sobretodo con Illitha...- Añadió apagando su buen humor con su tradicional suspicacia, aunque finalmente venció la novedad frente a la tradición.

- Pero caso ha resultado bastante colaborador, excepto en lo relativo a la “mercancía” que iba a intercambiar.- Siguió contando Khelben con tan solo un medio mascullado “Malditos meapilas y sus normas absurdas.”- Pero entre los recursos de ambos hemos podido identificar rápidamente a quien estaba tras esos vampiros.- Aquí el gesto de Khelben se heló y su mirada se endureció. No os cambiaríais por ese desgraciado ni por todo el oro del mundo en este momento.

- En cualquier caso esto ya ha acabado para vosotros.- Dijo Khelben animadamente.

Y vaya si lo había hecho. El maestro dracónico de PoGah la reclamaba de nuevo junto a él. Accalon volvía hacía Luskan con una nueva asignación. La familia de Khemed también lo llamaba a casa, solucionados los problemas con las turbas provistas de garrotes y cuchillos. Y para Illitha... bueno, con gran alegría Khelben os habló de un nuevo examen que pensaba imponer a los conjuradores de la ciudad y la joven maga iba a ser la encargada de ponerlos a prueba... durante una larga temporada. Si, realmente Khelben estaba de buen humor.