Partida Rol por web

Yo soy Shimrod, y ayudaré a entrenaros junto con Eärwen. Espero que nos llevemos bien. Dice el mago.

Bien. Ahora, seguidme, que os enseñaré donde podéis descansar del viaje. Después, se os servirá un poco de comida para que repongáis lo gastado en el camino y mañana mismo, empezará el entrenamiento... ¿Alguna pregunta?

Adam escucha las palabras de Shimrod sin decir nada luego, solo asiente con la cabeza.
Ninguna, señorita.. la sigo. - responde a la pregunta de la elfa con una sonrisa acercándose a ella.

Miro a la elfa que ha llegado es muy guapa y el hombre que le acompaña, nos ayudaran a entrenar. Esbozo una sonrisa pero se que no es mi lugar, las ganas de estar aqui se han ido en cuanto nos encontramos con mas Jinetes, no es mi mundo, deberia estar en casa cuidando la cabaña, cazando a veces y....

Ninguna digo con un hilo de voz mientras sigo envuelta en mi capa para no pasar frio y para que no vean la ropa que llevo, mi arco en el carcaj que cuelga de mi espalda, el anillo en mi cuello pesa, la marca de mi mano me pica, quiero salir corriendo de alli, lejos donde no me encuentren.

La joven elfa se acerca a Illyanna y le sonrisa amablemente y con ternura.

¿Tienes frío? - parece como si hubiera notado la inquietud de la humana... pero sigue sonriendo con calidez - Adentro se está bien y cómodo, podréis descansar todos bien, como si estuviérais en vuestra casa... pues este será vuestro nuevo hogar durante varios días.

Espera a ser la última para pasar dentro de la estancia.

Freya sonríe de nuevo. Radiante y agradecida. Pero tiene una pregunta.

Perdonadme, pero... Kirah y los demás, ¿vienen con nosotros? Pregunta... hacia 2 días que no se separaba de la dragona más que cuando ésta iba a cazar... tampoco quería separarse de ella ahora.

Supongo que sí, preciosa. - responde con dulzura y una sonrisa a la hermosa pelirroja.
Adam entra el primero, mirando alrededor.. atento y con la mente abierta a cualquier cosa que vea, sienta o le puedan decir.

Bella les sigue, pero al parecer de mala gana, seguía buscando a alguien y de vez en cuando lanzaba miradas a Eragon, esperando alguna razón por la que Micah no estaba allí.

Avanza alerta, con la vara fuertemente cogida, mientras echa fugaces miradas a Ártax.

No, estoy bien, es que estoy algo cansada y me gustaria poder quitarle a Skie la silla que lleva digo negando y me froto un brazo por debajo de la capa.  Paso dentro y busco un sitio lo mas alejado posible para comer algo y para pasar desapercibida.

Freya mira a Kirah... ella no llevaba silla alguna...

Dirige sus ojos negros a Adam y le guiña un ojo en señal de agradecimiento.

Gracias, encanto. Y empieza a andar tras las elfas... aunque para nada con su fluidez y elegancias raciales... la pelirroja se mueve contoneando las caderas con movimientos felinos y sensuales, con una mano aún en la cintura. A su espalda hay algo que sobresale de su esbelta figura... una enorme espada que cruza su espalda atada con una simple cuerda.

Te dejo con los demás al parecer.. si ocurre algo, hazmelo saber. ¿deacuerdo? - le dice sólo a su dragón un poco preocupado por su estado.. se nota.

Las elfas llevan a todos los invitados a una casa lo bastante grande como para que sea una simple casa de un simple elfo.

Los dragones se han quedado fuera, a los cuales les han traido algunas vacas y otros animales para que se alimenten a gusto. Cuando entráis a la casa, podéis escuchar los gritos ahogados de las presas de vuestras monturas mientras las matan y se las comen.

En la sala donde estáis, podéis ver una larga mesa cubierta de diversos manjares. En una de las puntas, están las frutas y verduras, con grandes jarras de cristal azul repletas se zumos que despiden aromas afrutados.

Mas al centro, se encuentran las carnes. Carnes de todo tipo y cocinadas de manera diferente. A la brasa, al horno de leña, rebozadas, fritas en aceites vegetales, hervidas con hierbas aromáticas.

Toda la sala despide un olor apetitoso...

En la cabecera de la mesa, toma asiento Elenwë, y a su derecha se sienta Eragon, mientras que a su izquierda se sienta Ayra. Justo al lado de Eragon, se sienta Roran, el padre de Illyanna y Torik mientras que junto a Ayra toma asiento Eärwen.

La dama que preside la mesa os invita a sentarse a todos. Hay sillas para todos y para cada uno... sin embargo, podéis ver como en la otra punta de la mesa, hay una silla vacia...

Deberia sentarme lejos de todos, pero me imagino que esa silla es para alguien que falta, asi que al final me sento al lado de Torik, de todas maneras me marchare en cuanto tenga un hueco a dar un paseo o a simplemente perderme por la ciudad.  Miro la comida un segundo antes de pensar que tomar, hasta que todos no se sirvan yo no cogere y de todas maneras sera mas fruta y verdura que otra cosa.

La cara de perplejidad de Pàris se clara, nunca antes habia podido disfrutar de tantas exquisiteces juntas, su vida habia sido normal, no pasaba hambre pero tampoco podia acceder a tanto lujo, su cara de perplejidad continua hasta que se sentó en una de las sillas vacias. Con algo de timidez da un gracias en voz muy baja y empieza a servirse la comida que estaba alli, los tratos tan especiales que les prodigaban le hacian sentirse cohibido, aunque sabia que con el tiempo todo se volveria mas normal

Vaya vaya.. - piensa Adam mientras con elegancia y formalidad toma asiento al lado de Eärwen. Posa sus codos en los respaldos y se acomoda.

Al entrar después de todos, Eärwen toma su asiento y sonríe a Adam brevemente cuando este se sienta a su lado. Observa unos segundos a Freya... y finalmente mira a Elenwë, esperando algo y sin decir nada.

Sus sensuales andares llevan a la pelirroja a sentarse junto a Adam, mirando la mesa gratamente sorprendida.

Se sienta con las piernas cruzadas y las manos en la silla, a lado y lado de sus muslos. Pero tampoco empieza a comer nada. Queda expectante mirando a la elfa que encabeza la mesa. Parece que apesar de todo, la pelirroja había recibido buena educación... o al menos, era servicial. Sus años en la taberna la habían hecho bastante versátil ante cualquier tipo de situación.

Sonríe de medio lado, aunque es una sonrisa amable.

Bella ha dejado que los demás se sentaran. Finalmente ella se sienta en uno de los últimos asientos libres.

Observa la comida con gran apetito, pues llevaba varios días comiendo peces y conejos asados. Aquello era un manjar.

A pesar del hambre, también tenía modales y esperaba paciente, con la espalda recta y las manos en sus piernas.

En ese momento, otra persona entra en la sala...

Es un elfo rubio... sin embargo, no es tan bello como los demás elfos. Su cara está zurcada de cicatrices y también cogea de una pata.

Lentamente, saluda a todos los presentes llevándose la mano al pecho, como lo hacen todos los elfos y toma asiento en la silla que estaba vacía al otro lado de la mesa.

Bienvenido, Oromis. No queríamos empezar sin vos, Maestro de Dragones. Dile Elenwë mientras se incorpora y le hace una gran reverencia.