Partida Rol por web

Adam se espera a que su compañero termine de hablar, con educación deja que conversen para luego añadir: - Bueno, me he desplazado hacia aquí para pediros que investiguéis mi espada.. pués me creo que no és una espada normal.. - les pide mientras se saca el arma enfundada de su cinto y se la entrega a aquel elfo tan ocupado.

Roran continúo penetrándote cada vez con más fuerza contra la fría pared de la ducha. Una y otra vez empujaba con fuerza, haciendo que tu espalda choque contra la pared una y diez veces más.

El rubio no parecía perder el brio y cada vez hacia un poco más de fuerza, resoplando junto a tu oído entre beso y beso en tu cuello.

El agua caía sobre vuestros cuerpos calmando el calor que de ellos se desprendía, pero el placer que ambos sentís es tan grande que ninguno se daba cuenta que el agua salía cada vez más y más fría.

Su respiración se tornaba más entrecortada a medida que te penetraba y su boca recorría tu cuello de arriba abajo, dando suaves besos, pasando su lengua por toda su extensión, y dándote pequeños mordizquitos en el hombro.

Es una espada muy bonita. Lástima que nosotros no creemos espadas de esta envergadura. Tal vez debas visitar al Maestro Herrero de la ciudad. Te dice el elfo mientras sigue martillando un trozo de acero.

Tal vez él pueda ayudarte con esa arma.

Pues es muy sencillo... primero... métete en la fuente hasta el fondo y aguanta la respiración. Te dice mientras deja su instrumento a un lado.

Cuando estes dentro, no salgas hasta que yo te diga. Aunque no puedas más, quédate dentro.

Sigo sin entenderte, pequeña... Te dice mientras piensa.

Tal vez si te ayudo... Continúa mientras te empuja hacia el centro del lago, haciéndo que te mojes de arriba abajo.

Ahora me tendrás que decir la maldad... o atenerte a las consecuencias.

Asi que quieres que sea muy mala niego mientras me voy mojando poco a poco hasta que los dos estamos en el centro del lago, le miro a los ojos sonriendo y me acerco para besarle los labios mientras comienzo a quitarle la camisa para dejarla que flote en el agua y se vaya hundiendo poco a poco en la profundidad del lago.

Si sigo te quedaras sin ropa,, y no quiero ser tan mala.

Vaya.. - dice tras las palabras del herrero y guardando otra vez la espada. - ¿Y sabe usted dónde podría encontrar a ese Maestro Herrero del que me habla? - formula otra pregunta con la misma educación que de costumbre y ese sonrisa.

Freya sonríe de medio lado... sin saber si es por el placer o por la sensación de alivio que empieza a sentir. Ni siquiera se inmuta con el agua fría, que nunca ha sido de su agrado, ni siquiera se da cuenta del cambio de temperatura.

De lo que sí se da cuenta es de que sus músculos empiezan a tensarse, y entre gemido y gemido, su cuerpo se prepara para recibir el orgamo que no tarda en llegar.

Con un nuevo grito de placer a su oído, clava las uñas en la espalda de Roran.

Eragon sonrie de medio lado pícaramente mientras te guiña un ojo.

¿Y qué te parece si te dijera que me encantaría que seas mala conmigo? Te dice ahora sonriendo completamente, mostrándote todos sus blancos dientes.

Claro, Jinete Adam. Lo puedes encontrar en esta misma forja, por allí detrás, en el yunque más alto. Te dice mientras te señala con el martillo a un elfo bastante encorvado que golpea una especie de punta de lanza al rojo vivo.

Después, Hadrelor mira a Pâris y le sonrie.

¿Tu tienes alguna pregunta para mí?

Roran empuja por última vez hasta que sucumbe al placer del orgasmo. Sus piernas fuertes tiemblan un segundo pero sus brazos apretan tu cintura un poco más fuerte, para evitar que te caigas al suelo.

Su respiración entrecortada se vuelve más tranquila mientras que una de sus manos coge el grifo de agua y la entibia un poco.

Después, deja poco a poco que tus piernas bajen de su cintura mientras comienza a acariciarte todo el cuerpo con una especie de esponja de varios colores.

Adam da un golpecito de cabeza al elfo en señal de agradecimiento y, sin acabar de guardar la espada, la vuelve a sacar del cinto mientras va dirigiéndose a aquella persona aseñalada por Hadrelor.. - Em.. perdone. - interrumpe educadamente. - ¿Podría usted ayudarme?

-Tengo en mente lo que quiero hacer, ahora solo me hace falta encontrar el material adecuado para ello y concentrarme en ello, aunque solo con dos dias tengo que darme prisa. Existe algun tipo de mina cercana de la cual pueda obtener material??

Frunce el ceño.

No te voy a contar nada de él... - se cruza de brazos y mira al chico con una ceja alzada.

Sonrio y me humedezco los labios Pues que me consientes demasiado y me permites demasiadas cosas guiño un ojo mientras deslizo las manos por el torso hacia el cinturon desabrochandolo y luego el boton del pantalon

Bueno, tu lo has querido tomo aire y me sumerjo para quitarselo y dejar que se hunda antes de salir

Bella se queda con los ojos muy abiertos, pero le escucha con atención. Cuando ha terminado, alterna miradas entre el elfo y la fuente, esperando que él se pusiera a reír en cualquier momento diciendo que era broma. Pero ese momento no llegó. Asumiendo que iba en serio, la chica se dirige mirando al elfo con cara de "estás loco" a la fuente, y se empieza a meter, poco a poco. Finalmente coge todo el aire que puede y se sumerge, esperando alguna señal para salir.

Pues claro, Jinete. A unos kilometros al norte, están las minas de Ellesmera. De allí extraemos muchos materiales para la fabricación de nuestras armas. Dice el elfo mientras Adam camina hacia el fondo de la fragua para hablar con un elfo encorvado.

Mientras Pâris habla con Hadrelor, Adam se acerca al elfo que golpea con ansias la punta de lanza.

Ante las palabras de Adam, el elfo no levanta la cabeza, mas si la mirada. ¿Huh? Le dice a Adam.

El elfo espera que te sumerjas en el agua por completo, para después, acercarte a ti.

Ves por el agua cristalina sus ojos negros y razgados, y también ves como se sonríe.

Una de sus manos se apoya sobre tu pecho, haciendo fuerzas hacia abajo, mucha fuerza, evitando que puedas salir fuera a respirar.

Ups. Dice riéndose Eragon. Creo que se me han caido los pantalones.

Eres mala cuando quieres, ¿eh, pequeña? Sin embargo, creo que yo también puedo ser tan malo como tu. Te dice mientras que se agacha un momento para coger el borde de tu vestido y tirar de el hacia arriba, hasta dejarte solamente con unas pequeñas braguitas y los pechos al aire.

Bonitas vistas.

No podrías hacer una excepción... Dice mientras se acerca un poco a ti. ¿Y mostrarme el baile...?

Shimrod se acerca a ti y te pasa la mano por el cabello, apartándolo de tu cuello.

¿Sólo un poquito? Dice con cara lastimera.