Partida Rol por web

El chico te coge de la mano y la gira suavemente para ver la marca del dragón y te sonrie.

¿Así que has sido tu, no? Te dice con una sonrisa. Bonito dragón.

No sé a qué te refieres... Dice mirando también su propia marca.

Da igual, tengo que irme de aquí cuanto antes. No estamos seguros. Luego mira al pequeño dragón. Sí, es bonito. Sonríe de nuevo mirándolo aunque cuando dirige su mirada a Eragon, vuelve a ser seria. Pero no es mío. Estará mejor contigo. Gracias de nuevo. Es lo último que dice empezando a andar colinas arriba con Micah aún en brazos.

Saphira grita con todas sus fuerzas cuando escucha tus palabras. ¿No es tuyo? Esa marca en la mano no dice lo mismo. Dice la dragona directamente en tu mente.

El pequeño dragón deja de jugar con la dragona y se acerca saltando hacia ti, mirándote con sus ojillos tristes, como entendiendo completametne lo que dices, y agacha un poco la cabeza.

Este dragón te ha elegido, Bella, no puedes escapar de tu responsabilidad. He viajado desde muy lejos para encontrarte y no voy a dejar que te vayas sin tu criatura. Te dice Eragon mientras sonrie un poco.

¿Quién ha dicho eso? Pregunta girándose de golpe, mirando a la dragona, pues intuia que había sido ella.

¿Me ha elegido? Mira la cara de tristeza del pequeño dragón y se agacha para darle unas tiernas carícias. Luego mira a Eragon de nuevo.

¿Y cuál es mi responsabilidad? A parte de cuidar de Micah... Dice mirando al niño con preocupación.

Tu responsabilidad es cuidar de tu dragón como lo haces con Micah o mejor. Ahora eres un Jinete, y los Jinetes del Dragón cuidan de sus monturas mejor que a ellos mismos, así como sus dragones cuidan de sus Jinetes. Te dice con una sonrisa.

No puedes eludir las responsabilidades pequeña, no puedes. Te ha tocado convertirte en uno de los nuestros y ahora, deberás aceptar lo que toca.

Coge a tu dragón en brazos y dale calor. Aliméntalo, enseñale a volar como si fuera un pequeño pájaro y sobre todo, quierelo mucho.

Bella permanecía callada mirando con extrañeza al chico.

De buena gana le hubiese dicho que lo hiciera él, que nadie la mandaba hacer nada...pero por alguna razón sentía que todo lo que decía era cierto y que era lo que estaba destinada a hacer. ¡Emoción! Era lo que siempre había querido.

¿Y qué se supone que debo hacer después? Le pregunta algo vacilante.

Primero deberás criarlo, hasta que empiece a volar, después, ya podrás hacer lo que quieras. Enseñale a volar, dale de comer y quierelo mucho, tal como yo hago con mi Saphira. Es lo mejor que puedes hacer. Yo estaré siempre por aquí, en contacto contigo, intentando protegerte de los peligros mientras tu cria crece y se hace fuerte, después, me acompañarás y comenzaremos tu entrenamiento. Te dice el chico lentamente, con una sonrisa en los labios.

Le escucha atentamente.

¿Te refieres a aquí? ¿Justo aquí? Señala el suelo con un dedo. Se encoge de hombros. Tampoco tengo otro sitio al que ir...

Así que ella se llama Saphira... Mira a la dragona aún alucinada. ¿El nombre también se lo tengo que poner yo? Era algo inexperta en cuanto a jinetes se trataba.

Sí, se lo tienes que poner tu, pero con su ayuda. No pienses que son fáciles de convencer. Hasta a mí me cuesta que haga lo que yo quiero. Ten en cuenta que tienen su propia personalidad y que es muy especial. Además, tendréis un vínculo muy fuerte, como todos los Jinetes con sus dragones. Deberás cuidarla y protegerla. Te dice. Y si, aquí, ¿por que no? Es un lugar apartado, donde no hay mucha gente. Nadie te vera con el si eres cuidadosa.

Cuando ve que Micah se encuentra mejor, lo deja en el suelo.

Luego se acerca a la cría y la coge con mucho cuidado y cariño.

Vamos a ver...¿Qué nombre te gustaría? Le mira a los ojos ladeando la cabeza. ¿Qué hago hablando con un dragón?

Ja, ja, ja. Todavía es demasiado pequeño para entenderte, princesa. Espera un par de meses más, ya podrás después hablar con el. Y a veces, pedirle que se calle. Te dice mientras se acerca a tu oído y te susurra. Son muy parlanchines, ¿sabes?

La cola de Saphira golpea la espalda de Eragon, como indicando que acaba de escuchar todo lo que ha dicho mientras el se rie a carcajadas.

Bella observa la escena como quien observa a dos locos. Suspira y deja el dragón de nuevo en el suelo, pero con el mismo cuidado.

Bien..entonces.. mira alrededor.. lo primero será encontrar algo de agua y comida. Dice pensando en Micah.

Cuando iba a empezar a andar se gira para mirar a Eragon. Una última pregunta..¿te vas a quedar siempre por aquí? Le resultaría más fácil moverse por el bosque si sabía que Micah estaba seguro.

No, no siempre, pero estaremos en contacto mental si es necesario. ¿Por qué? Dice mientras mira tu rostro y después mira el de Micah. ¿Quieres que lo lleve a un lugar seguro donde lo cuidarán bien?

Mira con tristeza el rostro de Micah. No quería separarse de él, pero durante ese período suponía que debía estar más pendiente de la cría que de él. Pero con él allí, nunca se concentraría en nada.

La cuestión es si debía confiar en Eragon o no. Se queda mirándole unos segundos y luego mira a Saphira.

Será lo mejor. Dice girando su mirada hacia el suelo, para que nadie pudiese ver su expresión.

Eragon coge de la mano a Micah y lo sube a la silla de montar de Saphira. Después, se sube el detrás y cogiendo las riendas, comienza a levantar vuelo.

El aire que producen las alas hace que te tambalees, y que tu dragoncito se meta entre tus piernas, protegiéndose del frío.

A los pocos segundos, te quedas sola allí, junto con la cria de dragón. Eragón te saluda desde el aire con su mano mientras que Saphira lanza una llamarada al aire a modo de "hasta pronto".

Bella observa con pena como Saphira se aleja con Micah.

Nos volveremos a ver.. Susurra mientras se seca una lágrima que amenazaba con salir.

¿Y ahora qué? Le dice con un tono más amable a su dragón. Ahora no tendría que esconderle a nadie su lado tierno.

Prefieres cazar algo de nuevo en la cueva o...prefieres jugar? Le pregunta echando a correr esperando que la persiga.

Corres y el dragoncito corre detrás de ti. No podrás librarte de el facilmente ya que sobre sus cuatro patas, y aunque sea pequeño, logra alcanzarte y con un salto, posarse delante de ti mientras te mira con carita pícara.

El cachorro intenta emitir un sonido, pero sólo ves dos hilillos de humo que salen de su boca.

Es bastante gracioso verlo correr y tropezarse cuando giras en redondo evitándolo. Pero poco a poco, ves como comienza a desplegar sus alas y a utilizarlas como timones para no perder el equilibrio. Ahora, es casi imposible que puedas escapar de el...

¡Muy bien! Exclama emocionada, mientras seguía corriendo y esquivándolo cada vez con mayor dificultad.

Decide hacer como él, y extiende sus brazos a modo de alas. Quizá si ve que ella las mueve de arriba a abajo, él haga lo mismo,  poco a poco vaya aprendiendo a despegar.

Ves como el dragón trata de imitarte, y poco a poco, mueve sus alas de arriba hacia abajo.

Corre tras de ti, jugueteando y moviendo sus alitas. Todavía no tienen la fuerza necesaria para levantar el peso de su cuerpo, sin enbargo, va dando saltitos de unos metros de altura y despues, lo observas como cae planeando con sus alas extendidas.

Eres genial... pronuncia entre jadeos, después de haber estado bastante tiempo corriendo de un lado para el otro. Finalmente se deja caer al suelo, mirando el cielo, para recuperar el aliento.

¿Estaré haciendo lo correcto? Micah... no puede evitar sentir remordimientos.