Partida Rol por web

Amanecéis en un nuevo día, los rayos del sol caen sobre vuestras cabezas, lo que veis, por un momento os hace pensar que todo lo anterior no ha sido mas que una horrible pesadilla

veis una especie de ciudad, bañada por los rayos del sol, con un aire majestuoso, casi sagrado, que os recuerda al reino celestial, pero, cuando os fijáis mas atentamente, entendéis que no, que seguís en ese espacio cambiante entre todo y nada, que seguís encerrados, Justo en la puerta, veis a una cansada Reiyel, con algunas heridas en su cuerpo, sangrando, respirando agitada-mente, mientras porta su espada, cubierta de sangre, y frente a ella, muerto en el suelo, Chariel, el Serafin. Y efectivamente, como algunos pensaban, detrás vuestra se haya el espejo de obsidiana y a su lado, sin que nadie sepa de donde ha salido, se encuentra Andariel, vivo

Sacro santa ciudadela... mancillada por la sangre, perpetrada por la traición. Vuestro cometido aún no ha concluido...

Son las palabras de la Muerte apareciendo cubierta de neblinas que le sirven de mortajas. Con su mano acaricia el mentón del caído y se puede escuchar un grito de agonía mientras su alma termina convertida en unas brumas entre los dedos del cosechador.

Recordad... en el ocaso... recogeré el alma... que sentenciéis...

Con esas últimas palabras, la Muerte se desvanece lentamente.

cubierta de sangre, y cansado por lo ocurrido por la noche, le digo a mis hermanos -Ese bastardo a intentado asesinarme, menos mal que soy dura de roer, hermanos, la amenaza parece que ataca cada dia al dormirnos, hay que tener cuidado, ahora pienso que si necesitamos un lider- cansada me apoyo sobre una de las paredes de las casas de la ciudad

Otro día más nos sorprenden con otro escenario para el mismo juego. En cuanto soy consciente de la situación me acerco hacia Reiyel, ignorando la aparición de la Muerte. Su imagen tenía poco impacto sobre mi. 

- ¿Estas bien hermana? - mantengo cierta distancia, con precaución. Aun no se quien fue el agresor, aunque no parece que quiera esconder nada lo que le da cierto voto de confianza. - ¿Ha sido él solo? - las palabras de la Muerte insinuaban que aun habían más, ¿o nos harán matarnos entre nosotros aunque ya no queden traidores? ¿o cuando demos con todos ellos todo esto desaparecerá inmediatamente? Tantas dudas y tan pocas respuestas. - ¿Y qué crees que conseguiremos al tener un líder?  

Veo como vuelve Reiyel magullada de una dura batalla. -Reiyel ¿qué ha pasado? ¿Chariel te atacó? quizá el demonio le poseyó...

De la nada también ha aparecido Andariel. "¿Cómo? ¿no estaba muerto?" -¡Hermano Andariel! no entiendo nada, tu ayer estabas... ¿puedes tu resolver nuestras dudas?

Hermanos, yo que he sido el primero de nosotros en pisar las penumbras de la muerte, cosechadora de las almas que nos habitan, y volver a caminar entre los vivos como lo hizo en su momento nuestro señor Jesucristo, no por voluntad de un hermano sino solo por obra y gracia del Espiritu Santo, les traigo un mensaje, un mensaje de nuestro hermano Imamiah, el mas cercano a nuestro padre, quien fue juzgado y traicionado por muchos de nosotros, y con el cual tuve la oportunidad de compartir mi penitencia en ese oscuro purgatorio donde habita ahora el alma de nuestro hermano Chariel, con mi hermano Ylahiah, mensajero de las almas de los caidos, como mi testigo.. Hago una pausa

Imamiah me hizo prometerle que los guiaria por el sendero de nuestro padre desde mi muerte en manos de nuestros enemigos y proxima resurreccion que solo puede explicarse con mi lealtad a la luz y odio al oscuro. Hermano Vasariah, Imamiah dijo que confiarias en su decision y pondrias tu espada y tu poder a mi servicio como hiciste con el anteriormente... Hermano Raciel, el angel del perdon ha solicitado que te haga saber que estas perdonado por tus actos, asi como yo y todo aquel que se levanto contra el.

Abro los ojos algo aturdida, no entiendo muy bien cómo he llegado a dormirme... miro a mi alrededor. Pese a que parece que estamos en tierra santa, dentro de mi hay una sensación que me dice que no es así. Justo en frente nuestra se encuentra Reiyel, la cual parece recién sacada de una pelea con Chariel, el cual se encuentra muerto. No entiendo nada...
Mis pensamientos tienen aún menos sentido cuando me giro y veo el espejo de obsidiana y, junto a él se encuentra Andariel, al que todos dábamos por muerto. Intento no mirar a la Muerte cuando habla, pues aún no me he terminado de acostumbrar a su presencia y me dan escalofríos.
No soy capaz de articular palabra pero agacho la cabeza ante las palabras de Andariel en señal de sumisión, pero a pesar de todas mis dudas en este momento sólo deseo exponer una para no molestar y dejar que la conmoción de la situación se calme.
-Hermano, tú que has vuelto de entre los muertos para estar junto a nosotros y guiarnos... acepto tus palabras y estoy dispuesta a seguirte. También tengo unas preguntas que desearía hacerte... El hermano Imamiah también volveráde entre los muertos como has hecho tú? Y... podrías aclararnos cómo ocurrió tu muerte? Ninguno de nosotros lo vimos y... bueno, me parece algo extraño. Me callo avergonzada y agacho aún mas la cabeza escondiendo mi cara entre el pelo.

Observó a Reiyel confuso. La sangre que le cubría mancillaba la luz del reino celestial y el cuerpo asesinado de Chariel a sus pies trajo de nuevo la tragedia entre ellos.

-¿Chariel intentó asesinarte? cómo es posible...-negó sin entender nada- ¿intentó asesinarte a solas? ¿de haber sido Chariel un demonio, no habría atacado junto al resto de traidores como ocurrió con Yuriel?...tú...lo mataste Reiyel, no entiendo nada, excepto que has matado a Chariel y sólo tenemos tu palabra contra la de un muerto...-negó sin apartar la mirada del ángel ensangrentado, con la mano en la empuñadura.

La discordia que envolvía a Uriel lo mantuvo demasiado ocupado com para pensar en nada más. Miró a Andariel y creyó sentir su corazón aliviado al volver a ver un hermano de vuelta, de forma tan inexplicable como se fue.

Me despierto en un nuevo lugar, otra vez la muerte hace acto de presencia. Como prometio se llevo el alma de otro hermano. Tambien habia otro resucitado, me concentro en él, al igual que lo hice con Yuriel. Desenvaino mi espada nuevamente y colocandome frente a el atento a cualquier accion peligrosa escucho a mis hermanos, algunos de ellos dudan. Otros le brindan una mano ciegamente, sin juzgar a nadie, pero siendo precavido mantengo mi postura...Con la espada de punta frente a Andariel

Despierta y el lugar había cambiado nuevamente, y como esperaba, el lugar había cambiado nuevamente. Observa a Reiyel, un tanto desconfiado, sin entender mucho la situación.

Luego observa a Andariel quién ha vuelto a la vida, prestando atención a sus palabras. Pero no podía detenerse mucho tiempo, debía continuar su labor, y así la silla de cristal apareció a su espalda, y luego el libro frente a su cuerpo. Cogió una de sus plumas, y se puso a escribir.

- Muchas coincidencias... buenas o malas... ¿quién sabe? - Murmuró, mientras fijaba una mirada de reojo en Yuriel.

Abro los ojos y me quedo atónita ante la escena que tengo delante.

Miro a Reyel y pienso: ¿Qué ha pasado? ¿Ya estamos otra vez luchando entre nosotros? No tenemos ni tiempo para recuperarnos.  Me doy cuenta de que cada me surgen más preguntas en mi cabeza y no tengo respuesta para ninguno. Por lo que me acerco a Reiyel y le digo.

-¿Reiyel, hermana, te encuentras bien? ¿Como es que te ha tratado de asesinarte? Esto no tiene ningún sentido.

Entonces veo que Andariel ha revivido. Escucho atentamente sus palabras y le respondo.

-Bienvenido Andarel, me alegro mucho de que estes aquí. Aun y todo, debo discernir en un par de puntos con lo que has dicho. Primero, recuerda yo también estuve muerta y que reviví antes que tu. Segundo, no creo que el Espiritu Santo tenga nada que ver con tu vuelta, sino más bien hay algo malvado que está jugando con nosotros y ha decidido traerte de vuelta. Por último, justo ahora estabamos debatiendo si necesitamos un lider o no, y vienes con eso de que Imamiah te ha dicho que eres TÚ el que nos debe guiar, pero no te has puesto ha pensar que Imamiah perdio la confianza de unos cuantos. Y, encima, mira como ha terminado nuestro hermano Chariel y como esta Reiyel. Creo que primero deberiamos preocuparnos más de las heridas de Reiyel y luego nos preocuparemos de si seguirte a ti como lider.

Las cosas eran aún más confusas que antes. ¿Qué había ocurrido entre Reiyel y Chariel?

_¿Ylahiah, eres tú realmente el mensajero con los caídos? ¿Puedes preguntar a Imamiah cuál era su rol aquí, y pedir a Chariel que dé su versión de los hechos?

El espejo se ondula por segunda vez ante la mirada de todos. El puente hacia la humanidad mostraba en esta ocasión a una mujer de rasgos caucásicos, sentada junto a un teléfono y un papel con un número de teléfono en las manos. En sus emociones, que tan hábilmente como ángeles pueden leer, están enfrentados el orgullo, la vergüenza y una sincera preocupación por un ser querido. 

Armándose de determinación, finalmente deja que sea eso último lo que la impulse, y coge el teléfono. Un corto intercambio con una recepcionista, y al otro lado de la línea de escucha la voz de un hombre.

- Buenos días. ¿Es usted la mujer de Fernández?
- Si, así es.
-Mucho gusto en conocerla.
- Mm... mi marido ya se lo comentó ¿no?
- Si, me lo contó un poco. Me dijo que usted está preocupada por su hijo...
- ¿Le parece bien si se lo comento?
- Tengo aproximadamente una hora libre, así que, si lo desea, me lo puede contar ahora.
- Está bien... estoy preocupada porque a mi hijo lo están maltratando en el colegio. Me duele que cada vez que le pregunta, me responde de malos nodos, diciendo "Que no le pasa nada" y que "Deje de molestarle". Él antes no era así.  Hace unos meses que sus compañeros de clase no le hablan, se pasa los descansos solo en un rincón del patio, y ayer por primera vez lo han agredido directamente, lanzándole un balón y burlándose de él. No está bien... y yo me siento impotente porque ya no se me ocurre qué puedo hacer por ayudarle.
- Esto es bastante difícil. Para  una madre no hay nada peor ¿cierto? - Al oír aquello, a la mujer de la imagen se le llenan los ojos de lágrimas, cosa que su interlocutor parece percibir, por lo que guarda unos segundos de respetuoso silencio, antes de proseguir - Si realmente desea solucionarlo, entonces sí que es posible encontrar una salida que lleve a la solución.
- Estoy dispuesta a hacerlo que sea para solucionarlo. Estoy decidida. ¿Qué tengo que nacer?
- Bueno, esto es lo que buscaremos. Primero, lo que está claro es que usted siente rencor hacia alguien que le es próximo.
- ¿Cómo? ¿Qué quiere decir? - Con expresión de asombro ¿Qué podía tener que ver aquello con el problema de su hijo?
- Quizá esté yendo demasiado deprisa. Sería mejor que le explicara la teoría, pero en ese caso necesito tiempo y ahora no lo tengo. Así que empezaré a explicárselo desde la conclusión. Lo que voy a decirle ahora tiene fundamentos teóricos; después ya le pasaré algunos libros que puede consultar. Pues bien, la conclusión es que el hecho de que usted esté preocupada porque su amado hijo está siendo culpado por otros se debe a que usted no le agradece a alguien lo que debería agradecerle, y que además continúa culpándole.
- ¿Qué relación tienen los maltratos de mi hijo en el colegio con mi situación personal? A mí todo esto me suena un poco... - le cuesta encontrar una palabra adecuada - a religión.
- No es raro que piense así. Al fin y al cabo, lo que nos enseñan en el colegio siempre se centra en la ciencia física, en lo que puede verse con los ojos. Yo le estoy hablando de una ley descubierta en psicología hace ya bastantes años. Quizá le sea más fácil entenderlo si piensa que es lo mismo que se dice en algunas religiones. Aunque yo no creo en ninguna religión.
Tras esto, hablan unos minutos, en los que el hombre al otro lado comprende un poco mejor la situación.
- Entiendo. Creo que hay otra causa que es la fundamental. Antes de solucionar el problema, será necesario solucionarla.
- ¿Una causa fundamental?
- Si. Permita que le pregunte: ¿Usted está agradecida a su padre?
- ¿A mi padre? Pues claro que le estoy agradecida....
- Pero, en el fondo, siente que no lo puede perdonar.
- No estoy segura de poder hacer algo así, además, quien me preocupa es mi hijo.
- Ya veo. No parece que pueda llegar a perdonarle. Aún así, ¿Quiere por lo menos intentarlo?
- ¿Pero como puede ser que la causa de mis preocupaciones esté relacionada con mi padre?
- Esto creo que lo verá cuando lo intente.
- De acuerdo. Dígame lo que tengo que hacer. - En su expresión hay escepticismo.
- Muy bien. Haga primero lo que le voy a decir. Escriba en un papel todo aquello sobre su padre que le hace sentir que no lo puede perdonar. Escriba todo lo que desee, aunque sea un texto lleno de enfado. Si recuerda algún incidente en concreto, escríbalo y añada "en ese momento me sentía de tal modo". Escriba todo lo que la hería. Escriba hasta que se sienta satisfecha, y cuando sienta que es suficiente, escribirá una segunda carta en la que pondrá "Todo aquello por lo que le estoy agradecida" En ese punto deberá preguntarse a sí misma si está preparada para perdonar a su padre, y si no lo está, trataremos de hacer una simulación, y le pediré que llame a su padre. Pero tranquila, avanzaremos paso a paso...

El espejo se ondula, perdiéndose en el instante en el que la mujer de la imagen debe tomar una decisión. Seguir adelante con el consejo del hombre del teléfono, o encontrar su propio camino para ayudar a su hijo.

Hermana Sheldenpon, me encontraba a punto de caer en pecado de la ira y la duda hacia mi hermano Imamiah al igual que ustedes cuando de pronto todo fue dolor y oscuridad seguido de la suave caricia de la muerte guiando mi alma al otro lado, casi no llegue a sentir nada, solo paso. No se si nuestro hermano Imamiah volverá a caminar entre nosotros o no, puesto que yo no tuve nada que ver en mi propia vuelta al mundo de los vivos. Espero que mis respuestas logren llenar tus dudas y tu alma.

Hermana Yuriel, si bien tu también fuiste salvajemente atacada por los seguidores del maligno, tengo conocimiento de que tu resurrección fue producto de la voluntad de uno de tus hermanos, no de nuestro padre, a diferencia de mi que resucite por obra y gracia del espíritu santo, lo que dices de una fuerza maligna superior es una locura, ya que los poderes oscuros jamás podrían abarcar la resurrección de un ángel, de intentarlo seria algo monstruoso y visiblemente corrupto. Que te quede claro que yo solo cumplo mi promesa hacia el hermano Imamiah a quien le suplique su perdón por dudar de el y aun asi vio la luz en mi y me pidió que guiara a mis hermanos a travez de ella, no aspiro al liderazgo, pues no peco de ambición, pero noto en tu tono cierto asomo de envidia y duda, y no te olvides que eso puede ser mortal para nosotros. El que crea en la redencion del hermano mayor sabra como actuar para encontrar su perdon.

Mis sospechas eran fundadas - Pienso para mí mientras me incorporo. Sabía que aquella voluptuosidad de pensamiento de Chariel era un signo claro de oscuridad en su corazón. Pero que Andariel resucitara así como así... Y ya van dos resurrecciones sin ninguna explicación... Aquello me escamaba.

-Otro ha vuelto a la vida sin más razón que "el poder de nuestro señor"... - digo con escepticismo- Y además vienes imponiendo una idea. Lamento decirte que no estás en la situación de imponer nada. Poco sabemos de tu muerte, y aún menos de tu resurrección. Es más, por mí, hermano Andariel, puedes ser un emisario de Lucifer; que para ganarte nuestra confianza has simulado tu muerte. Así, aprovechando lo que pasó con nuestra hermana el primer día, pasarías desapercibido y nos llevarías a nuestro final... - miré a mi alrededor y me encogí de hombros - Aunque claro, es sólo una hipótesis sin ninguna manera de contrastar... - Alzo el puño a la altura de mi cara - No es que dude de ti, simplemente que estamos en una situación donde "el confiar" es algo muy valioso que no se puede entregar así como así. Y aún menos, seguirte cual corderitos, pues nosotros, los ángeles somos guías no guiados.

Habían ocurrido tantas cosas... Una pelea que desenvocó en la muerte de Chariel, una resurreción... ¿Por qué el Maligno derramaba tanta sangre?

- Como ya te han dicho hermano Andariel, no puedes esperar que porque si confiemos en ti. Es cierto que has regresado de... entre los muertos, pero eso no te convierte en inocente. No cuando hubo más de una muerte. -Luego miro a Yuriel durante un breve instante, para después volver a mirar a Andariel.- ¿Envidia? ¿Por qué debería nadie envidiarte?

No me había percatado de la presencia de otro ángel resucitado hasta que empezó a hablar. Sabía que su alma había cruzado de nuevo el umbral, poco cambiaba a mis ojos. Pero sus palabras me alteran, más cuando mi nombre suena entre ellas y anuncia mi condición de mensajero de las almas. Me giro hacia él e inconscientemente mi espada aparece en mi mano, pero era demasiado tarde... Todos le habían escuchado y ahora estaba expuesto ante el enemigo.

- ¿A que se debe esto, hermano? - le interrogo apuntándolo con la espada. - ¿Por qué me expones así ante el enemigo oculto?

​Apretó el puño y hago desaparecer mi espada.

- Es cierto que nuestro hermano Imamiah te encomendó esa tarea pero ni tu ni él sois ajenos a sospecha. Le pedí perdón por actuar en su ejecución contra mi voluntad, le pido perdón por la duda que albergo en mí, pero aun no he sido capaz de borrarla del todo. Al igual que en ti. Perdóname, pero aun no se si sigues con nosotros. Los traidores actúan en la sombra, no sabemos realmente si tu has sido una de sus victimas o si uno de nuestros hermanos ha intentado ser juez y ejecutor, tachándote de traidor y eliminandote para evitar males mayores. Él también sera juzgado. 

Avanzo hacia uno de los lados, buscando un punto externo del "circulo" que formamos para tener a la vista a todos los presentes. No temía a la muerte pero la voz de los muertos debía ser conservada, debía mantenerme con vida por ellos. 

- Mebael, esa pregunta quizás sería mejor que se la hicieras a los dos que han contemplado el vasto desierto que este mundo tiene reservado para las almas cosechadas por la muerte. Ellos podrán confirmartelo y así no tendré que pedirte que confíes en mi palabra. En cuanto a los mensajes de Imamiah y Chariel, pronto os contare lo que tengan que decir. En principio Chariel se declara inocente, al menos afirma no haber atacado a Reiyel conscientemente. -

Vasariah se acerca a Andariel y le dice con la mano en el pecho. - Mi espada, lastimada por el deceso de Imamiah, y acongojada por no poder remediarlo es y seguirá siendo leal. Lo que Imamiah ordene será el veredicto. Hace una pausa. - Gracias por el mensaje hermano.

Congelada en le tiempo, no supe que decir. La muerte había tomado mi cuerpo, la ira, la furia, ¿el odio?. No supe con certeza que es lo que pasó, mi espada en llamas se levanto en lo alto y con ella ataque a nuestro hermano, no fui la única, pero si la primera... y la ultima, yo cause su muerte. Yo le asesine, las lagrimas que no pude contener por su muerte, de la que yo fui la principal culpable, se vieron confrontadas por las lagrimas de ver morir a Yuriel, de ser asesinada por otro de nuestros hermanos... y ver como ese hermano moría, y ver como nuestra hermana resucitaba.

Mis hermanos me preguntaron, me cuestionarme, me reprocharon. Pidieron mi guía, pero, yo solo se de secretos, no se de liderazgos, no tengo el tesón para poder hacer algo. Una vez lo hice... y puede que allá sido mi mayor error. Padre, dame tu guía, señor, dame tu fuerza. Porque soy débil y frágil resguarda mi alma. O, tu señor, tu que me creaste al inicio de los tiempos y me sentaste cerca de tu trono para escuchar tus secretos. Tu que me has dado el libro del conocimiento, tu que me has permitido dar a los hombres, hijos de Adán y Eva, la oportunidad de conocer sus destinos. Tu que me diste la libertad para salvos y no dejarlos morir. Por favor, señor, dame tu sagrada luz, en este caos de muerte.

Congelada no supe que hacer, era una estatua que solo el sueño derribo.

Al despertar la ciudad santa aparecía mancillada. Un hermano asesinado, vengándose así mismo. Esa, era tal vez la respuesta del señor. Esa era su guía. Detrás, solo quedaba un espejo de obsidiana.

-La muerte es sabia, nos ha guiado con sus palabras a lo evidente. nosotros hemos caído hasta esto, angeles matando angeles. Nosotros nos hemos contaminado, y nos hemos dejado llevar por nuestra irá. Un pecado.

Yo caí, fui usada como un instrumento ,pero he reflexionado.

Imammia murió, Andariel murió...y Yuriel fue salvada. La muerte dijo que aún restaba saber si quedaban mas traidores. Uno de nuestros dos hermanos, o los dos fueron traidores. Ayer, buscaron un líder, hoy siguen dudando de ustedes y de los otros. Yo, he reflexionado, y creo que todo radica en las palabras. Como lucifer antes de la primera guerra, hay quienes usan sus palabras para eliminarnos a los que aún somos fieles. Intentan, hacernos caer en el pecado, asesinandonos entre nosotros. Esa, es la mayor ofensa contra el creador. Sus mas cercanos hijos traicionadolo y traicionandose entre si.

La muerte sigue neustra voluntad, por orden de quien la ha creado. La confusión reina entre nosotros. Por ello, creo que o mejor es poner orden. Debemos comenzar diciendo quienes creemos que están libre de sospecha, y porque. Después cada queien argumentara porque no es un traidor. Los demás escucharemos y decidiremos.

-Juicios...

Niego con la cabeza.

-Como deseéis, yo ya dí una idea, pero al parecer habéis aceptado bastante bien vuestra nueva libertad. También dije lo que tenía que decir sobre el hermano Imamiah, sobre su inocencia en el juicio. Y ahora...

Avanzo hacia Ylahiah.

-Confío en tí, en las palabras de los caídos. Dame un nombre de un caído y juzgaré tras el ocaso.

Entonces volteo hacia el recién llegado.

-Hermano Andariel, al igual que le dije al hermano Imamiah, no me pondré al servicio de nadie. Pero ayudaré en lo posible.

Entonces alzo unos metros de vuelo y mis ojos buscan a Raciel y hablo solemne.

-Por el Juicio de su Alma, sé que el hermano Imamiah es inocente, y por su inocencia en el momento de su caída pongo mi alma en juego. Esto es un hecho.

Unos segundos de silencio y luego continúo.

-Creo en la inocencia del hermano Ylahiah como mensajero con el otro lado por las palabras del hermano Andariel y por que ningún regresado lo ha negado. Esto es una creencia. También creo en la inocencia de la hermana Yuriel, quién fué atacada por la noche sin más daños que ella misma. Esto es otra creencia. También creo en la inocencia del hermano Andariel, pues él habló de la resurrección de la hermana Yuriel y así ha sido. No obstante, esto es otra creencia.

Apenas un par de segundos más para que puedan meditar mis palabras.

-No tengo necesidad de defender mi inocencia, muchos conocéis mi lugar en la existencia. Conocéis mi sacrificio. Mis propios actos son mi defensa.

Entonces vuelvo a la altura del suelo.

-¿Satisfecha, hermana Raciel?