Partida Rol por web

- Poción de curación.

Dijo defraudado el brujo tendiendo el vial a la sacerdotisa o el explorador por si alguno quería quedarselo.

Después su atención se centró de nuevo en la niña. Por un lado le parecía muy extraña su presencia en este lugar y sus respuestas no eran nada clarificadoras pero tampoco tenía más motivos para retenerla allí. O sí...

Indicó a su amiga lechuza que si salía esa niña la siguiese con cautela.

La habitación consta de lo básico y algún elemento decorativo como un jarrón, un par de cuadros de paisajes brumosos. Una cama cómoda y amplia, para más de una persona. Un tocador con múltiples botes de maquillaje y demás, peines. Una mesita con cajones y un armario.

Una vez que Ailush usó sus poderes para sanar a Lura, el bufón respiró aliviado. La idea de ser el asesino de aquella mujer -por muy cruel que fuera- lo incomodaba y preocupaba... ¡¿En qué se había comvertido?! ¡¿O en qué se estaba convirtiendo?!

Las preguntas no hacían más que atenazar la poca confianza que el pícaro tenía en sí mismo, pero no había tiempo suficiente para que aquellos prejuicios morales y metafísicos se desarrollaran. Estaban allí, en un agujero de mala muerte intentando cumplir la misión encomendada, y a cada paso, todo parecía complicarse más.

Vlado se acercó hasta la mesita e inspeccionó la posibilidad de trampas...

No detectas ningún tipo de mecanismo.

Vlado revisó los cajones de la mesita. Debían encontrar el remedio para el hijo del alquimista, y salir de aquella ciudad lo antes posible. A cada minuto que pasaban en Cala Sangrienta, la porbabilidad de ser asaltados por los agentes del Consorcio Aspis aumentaban de forma exponencial... A buen seguro ya eran conocedores de que ellos estaban allí...

Miró de reojo al lugar donde yacía Lura, en un primer momento pensó que la energía de Ailush había conseguido evitar que la mujer falleciera, pero en esta ocasión pudo contemplar el semblante serio de la sacerdotisa... ¡¡La había matado!! Su imaginación y las ganas de no sentirse el autor de aquella muerte, le habían jugado una mala pasada.

El corazón se le encogió en un puño y apretó los dientes como pudo. Tenía que seguir buscando. La misión y el bienestar de sus compañeros era lo primero...

Tomáos el tiempo que necesitéis, pero encontrad el antídoto y tú -dirigiendose a la que se había escondido- ayuda un poco, me voy a hacer guardia, pero antes, que tal si usas la varita como te pedí?

La cara de Lirianne ahora mismo era un poema, al quitarse el yelmo se podía apreciar unos cortes en las cejas y el labio partido, seguramente, no sea lo único que le doliese.

La chica que ya estaba a punto de irse se ve esta vez bloqueada por Lirianne que le dice que ayude a buscar:

- Mmmm, es...que...yo, y ame iba ustedes pueden hacerlo solos si han podido derrotar a la poderosa Lura Ichon...

como va vestida?

Lleva un bonito vestido, unos zapatos normales.

Y tu eres.....?

- Como ya le he dicho antes a tus compañeros me llamo Varguena, y me reuní aquí con la intención de ganar algún dinero e influencia en la ciudad haciéndome amiga de Lura Ichon, pero yo ya me iba.

- ¿Y puede saberse a donde vas? - preguntó el brujo inquisitivo.

Tras un par de preguntas más para saber donde se la puede localizarla más adelante si es necesario el brujo la deja marchar y continúa buscando por la posada un lugar donde se pueda encontrar el antídoto.

La chica con cara de miedo y temblando un poco y casi llorando dice:

- A...mmmii...cccasa...si ustedes me lo permiten.

No detectas nada en ella.

- Dime donde vives y ya te podrás marchar.

Dijo el brujo sin acabar de confiar en la muchacha pero ya cansado de la conversación. Después recorrió el resto de la posada buscando donde podría tener esta mujer el antídoto o alguna pista sobre cómo fabricarlo.

La chica te mira con algo de temor por que un desconocido extraño le pregunte por donde vive y responde:

- En el barrio de los mercaderes de especias, a tres calles de la Casa Ruflenderf.

Vlado pasó un tiempo inspeccionando la mesilla. Al no encontrar nada relevante, decidió abrir sus cajones y ponerlo todo patas arriba. El tiempo apremiaba y debían encontrar el antídoto para salir de allí.

- ¡¿Alguien ha visto algo?!...- preguntó a sus compañeros. Cada vez, la tensión aumentaba más en el bufón. La idea de enfrentarse a los agentes del Consorcio Aspis no era nada halagüeña.

El brujo asintió permitiendo a la muchacha que se marchara y continuó explorando el lugar para saber si el antídoto podía estar allí. Cuando la chica abandona la estancia da una orden mental a Aldara para que la siga desde el aire.