Partida Rol por web

Las horas pasaron rápida en el amplio y bellos bosque de Brescilia. En la cercanía del lugar que tenían como escondite, el grupo acurrucado aun descansaba. En un par de ocasiones escucharon corceles acercarse y el vigía en turno despertó a los demás para estar alerta; no obstante nada sucedió, los corceles pronto desaparecían entre los lindes infinitos del bosque.

Sir Haguen había despertado para ponerse ha vigilar largo tiempo y prefirió no dormir mas hasta la caída de la noche. Quizá esta preocupado o quizá simplemente prefería estar alerta.

Cuando la noche estaba apunto de caer sobre ellos y ya todos despiertos se preparaban para emprender el largo viaje de regreso hasta la fortaleza Tormenta, algo súbito los sorprendió a todos. Primero se escucho un ligero estruendo que puso a todos alerta; el sonido se había producido en las lejanías y por ello era de poca importancia, aunque aun así causo cierto nerviosismo entre los legionarios.

No obstante la columna de humo y el fuego que se levanto a lo lejos si era algo a tomar en cuenta. Sir Haguen mirando los alrededores como si buscara puntos desde los cuales orientarse señalo –Han quemado el campamento de los bandidos. Es algo normal, aunque tengo la sospecha de que la motivación ha sido otra-. Sus pensamientos se quedaron ahogados, era claro para todos que el caballero legionario tenía muchas cosas en la mente que no obstante tenia pocas intenciones de compartir.

-Partamos ya, probablemente nosotros seamos el próximo objetivo. Aprovechemos la distracción y la oscuridad para tomar distancia-.

El plan de Sir Haguen era viajar hacia el sur, hacia los pantanos  en la frontera del bosque que eran bañados por cascadas donde terminaban los ríos provenientes de las montañas al norte del valle. Después, cruzando un supuesto viejo puesto en los limites del pantano se adentrarían de nuevo en el valle pero por sobre las altas colinas al sur de la fortaleza del Manor Krole, era de noche por lo que si se daban prisa era poco probable que los vieran desde su torre de vigías.

Una vez cruzaran dicho punto, no habría nada que les impidiera salir del valle y adentrarse en las tierras del Bannorn.

Miro a Sir Haguen y veo que está con seguridad acomodándose para descansar. Asumo que es una zona segura y me recuesto a dormir. Tengo a mis compañeros que harán guardia y, para ser sincero, en el estado que estoy no es muy relevante que tan despierto esté para sobrevivir al ataque. Lo mejor es entregarme a la suerte y al destino, aunque no creo en ninguno de los dos.

Finalmente anochece y es hora de salir. Un par de molestias hubo en la noche, pero nada a lo que yo pusiera atención, pues las heridas en mí y el agotamiento mental y espiritual es demasiado como para ponerle atención a algo menos amenazante que una espada ya enterrada en mis entrañas.

Llega el momento de partir y comienzo a hacerlo con un ánimo mucho mejor que con el que me acosté hace unas horas. Me siento reposado y siento que puedo mucho más. De una u otra forma, siento que la vida vuelve a mí. Sentimos lo que nuestro examinador indica que es la destrucción del campamento bandido. Me pongo contento al saber que esos infelices por fin encontraron la muerte que merecían y que no volverán a atacar a nadie de por aquí.

Camino con las pocas cosas que aun tengo, intentando mantener el paso del resto, que está mucho menos herido que yo y es más resistente. Sé que no tengo un gran estado físico, aunque no soy tan débil como otros magos. Intento seguir la marcha sin quejarme para así salir rápido de aquella región.

Había dormido como un tronco. Aquel colchón de hierbas era toda una bendición teniendo en cuenta que la noche anterior la pase rodeada de cadáveres.

El resto aun dormía cuando me desperté, de modo que aproveche para curar mis heridas y llevarme algo de comida al estomago. Para cuando el resto se levanto, ya había terminado, estaba lista para partir. Ardía en deseos de salir de aquel bosque.

Desde sus últimas palabras nada más fue capaz de añadir, carcomida por la gran frustración que iba sustituyendo la ira que le había llevado a las armas. Mantuvo la primera guardia, como era habitual en ella, siempre encontraba cierta satisfacción en ser la primera en sacrificarse por el resto. Aprovechó el tiempo para ocupar sus heridas, las contusiones de los golpes y suavizar los aprietes de su armadura, procurándose algo para comer una vez se encontraba más cómoda. Su mirada se perdía en ocasiones en Ciara y Amon con curiosidad, el sol y luna del grupo y tan cercanos a Maganyos en la contienda, se alegraba de que finalmente lo hubiesen conseguido en cierto modo juntos, una emoción positiva en la niebla de su interior. No tardó demasiado en pasar la guardia y desplomar su cuerpo en el bosque, descansando con contundencia a pesar del molesto e inapropiado lecho.
No hubiera imaginado que el cansancio era tan grande hasta el punto en el que se reanudaba la marcha. Desenvainó su arco y avanzó alerta intentando evitar la desidia, hasta que el instinto dominó la razón y sus movimientos parecían ser gobernados por su cuerpo, como si su mente hubiera regresado al descanso.

Siguiendo a Sir Haguen caigo en el tenebroso mundo del sueño y trato de recuperarme de la fatiga acumulada. Las horas pasan muy rápido para mi y pronto despierto sin estar del todo en forma.

Caminamos, buscando el sitio más indicado para salir del bosque, siguiendo a Sir Haguen en cada momento. Me pregunto que habrá ocurrido con el Manor Krole. Tal vez la rudeza con la que me trató no era más que la lógica desconfianza ante hombres contratados por su enemigo, el Bann. O puede que solo fuera un imbécil engreído. Ahora ya poco importa, es posible que todo haya pasado para ellos o que, por desgracia, el Bann los esté matando en este mismo instante.

Lo único importante ahora es salir de aquí y volver con el resto de Legionarios con el fin de averiguar si hemos aprobado o no esta ardua y peligrosa prueba.

La noche pasó lenta y llena de sobresaltos. El grupo estaba tenso y el enano lo estaba más que la cuerda de un violín. Contra todo pronóstico sólo hubo pequeños sobresaltos y cuando Sir Haguen ordenó que se pusiesen en marcha todos lo hicieron lo más rápido posible.

Erackand blandía el hacha con rostro cetrino. Todo el descanso que se había permitido tomar era el del sueño. El resto del tiempo se mantuvo tercamente de pie, comiendo lo justo y con celeridad para seguir vigilando el camino. Su cuerpo de acero parecía haberse recuperado bastante bien y aunque estaba lleno de cortes y magulladuras el el enano simplemente las ignoraba.

Ciara prefirió hacer la primer guardia, dormir todo el resto de corrido sería un alivio. Tras la dura batalla el ruido del bosque resultaba muy tranquilizador para la elfa. Luego de cambiar de turno se acomodó en un árbol y sucumbió al sueño durmiéndose instantáneamente.

La hora de partir llegó, el grupo comenzó a seguir a Haguen confiados de que llegarían así a destino. Ciara evitó pensar en la muerte de su compañero, en las duras palabras de Sir Haguen y en los posibles futuros que la esperaban o los futuros dilemas en la zona. Simplemente avanzó por el bosque siguiendo al grupo con la motivación de poder llegar, sanar sus heridas y tomar una baño caliente para luego poder comer algo preparado en una buena cocina.

Los pantanos no eran la opción más agradable para llevar una marcha, pero si Haguen los llevaba por allí Ciara no era quién para reprocharlo, debería ser el mejor camino.

A pesar del cansancio, dudaba que fuese poder dormir algo por toda la tensión que llevaba a cumulada, pero el cansancio termino por poder más que esta y no tarde mucho en quedar dormido. Me encarde de la ultima guardia como de costumbre, y cuando me despertaron para esta, a pesar de no haber dormido todo lo que me hubiese gustado, al menos no me encontraba tan agotado como antes.

Cuando Sir Haguen nos dijo que había llegado el momento de partir, apenas tardamos unos instantes estar listos para seguirle, seguramente a ninguno le apetecía quedarse más de lo necesario en el bosque. Por mi parte, tras asegurarme de que lo llevaba todo, me puse a seguirle en silencio, intentando no pensar en todo lo que había pasado, y con el arco listo para cualquier imprevisto que pudiésemos encontrarnos.

El eterno bosque de Brescilia había despertado con el caer de la noche, una infinidad de sonidos llegaban desde todas direcciones creando cierta confusión y nerviosismo en quienes no estaban acostumbrados a ello.

Según Sir Haguen, eso seria una de sus armas, cuando todo se tornase silencioso implicaría que algo no andaba bien. Pero nada de eso paso, esquivando árboles y empujando ramas el grupo pudo abrirse paso en el denso bosque guiados por Sir Haguen quien misteriosamente parecía conocer el lugar.

El recorrido los llevo desde la completa oscuridad que les proporcionaba el estar bajo un techo de árboles hasta el halo de luz que producía una especia de claro mas adelante. Al parecer, se encontraban en el camino por el que entraran aproximadamente un día atrás, aquel que llevaba a un puente que conducía al camino al poblado.

Sir Haguen y todos sabían que era entupido intentar cruzarlo para llegar al valle e incluso los picaros pudieron ver que el Bann inteligentemente había apostado dos guardias en su cruce. Si el puente no era una opción, por donde ir?, no conocían otro camino, solo por el que habían llegado e incluso no tanto como quisieran. Ante esto de nuevo Sir Haguen parecía conocer la solución.

Al sur, se encontraba lo que según Sir Haguen era una amplia zona pantanosa. En los lindes de esta con el bosque había otro puente en las alturas sobre una cascada que era el afluente que bañaba el pantano; aunque era viejo Sir Haguen creía que sin caballos no tendrían problemas en cruzar. Una vez del otro lado, dejarían atrás el pantano para adentrarse en las colinas que bordeaban el sur del valle de Ruswold, justo por detrás de la fortaleza del Mannor. Una vez cruzaran ese punto estarían seguros.

El plan zona bien, pero ejecutarlo no seria tan fácil; tan solo el simple hecho de cruzar aquel camino vigilado por guardias podía tener sus riesgos. Uno a uno los legionarios hicieron su intento con sumo sigilo para no ser vistos siendo en todo momento custodiados por sus compañeros quienes se mantenían listos para lo que pudiera suceder.

Prácticamente todos tuvieron éxito en ello, incluso el pesado y lento Erackand había cruzado sin problemas. Solo la frágil Ciara causo una cierta conmoción al tropezar y llamar la atención de los guardias. Por suerte era la última y ya prácticamente había cruzado. Para cuando los guardias fueron a inspeccionar la zona, el grupo ya se había marchado.

A mediada que avanzaban por el sur de aquella región del bosque, se hizo notorio que la tierra y el área se hacia mas húmeda. La tierra ya no era tan dura y la vegetación estaba cambiando. Al cabo de cuatro horas más de trayecto se encontraron con el imponente pantano frente a ellos. Este, tal como les contará Sir Haguen era bañado por una gran cascada de mas de 15 metros de altura que habría que decir, causaba un gran estruendo al chocar el agua contra las rocas al final de esta.

El inmenso pantano aunque tenía cierto carisma y podría a muchos parecerles hermoso, en el fondo no lo era. Muy oscuro, sumamente silencioso si se omitía a los mosquitos, peligroso, y sobre todo húmedo. Demasiados riesgos se corrían allí dentro y todos se alegraron de no tener que adentrarse en él.

Sir Haguen les había comentado en el trayecto que era un lugar poco visitado, y solo de día, jamás solo. Se creía que creaturas de la plaga deambulaban por allí últimamente, sobre todo lobos de la plaga, los cuales se movían desde allí por las noches hacia otras áreas cercanas; los legionarios ya se habían topado con estos, obviamente Sir Haguen no hizo comentarios al respecto.

Pero no era ese el único inconveniente, había lagartos y muchas otras peligrosas bestias allí. Incluso había un gran lago en el centro, media mas de diez kilómetros según su interlocutor les decía y se decía de este que estaba habitado por fieros reptiles gigantescos. En el fondo quizá Sir Haguen solo intentaba que pasaran una mala noche o que no les diera sueño.

Ante ellos ahora se encontraba el mencionado viejo puente. Era un puente colgante colocado por sobre un metro de altura con respecto a las rápidas aguas que daban a la cascada. El cruce no seria fácil pero si necesario. Atados por una cuerda que los unía el grupo avanzaría de uno en uno intentando mantener el equilibrio y no caer, situación que pondría en riesgo no solo al que cayera, sino a todos los demás. Hasta ahora habían pasado ya algo mas de nueve horas desde su partida, debían darse prisa o serian vistos al pasar por la fortaleza del Manor.

Las horas de camino no parecían amedrentar su marcha, pero por algún motivo, el arco del pícaro buscaba poco a poco la retaguardia, intención que se reafirmó tras el traspié de quien juró proteger. ¿Estás bien? Silbó mientras le ayudaba a incorporarse.
Aquella caminata bien parecía una clase conjunta de cartografía y supervivencia, lo que demostraba que su instructor o bien se había criado en esa región o la había conocido en su experiencia, aunque también cabía la posibilidad de habérsela estudiado minuciosamente antes de emprender la misión. Esos pequeños agradables momentos de aprendizaje cesaron en cuanto sus ojos enfrentaron el puente, como si el resto de peligros supusieran ya pocos obstáculos.
Respiró profundamente antes de seguir los pasos de sus compañeros, fue la última en cruzar, pero eso podía convertirla en la primera víctima en caso de que cediera esa estructura.

El viaje a través del bosque es rápido siguiendo el paso de Sir Haguen, quien se mueve con absoluta soltura y conocimiento de la zona. Es un gran guía y noto claramente que jamás estaré a la altura de él en la capacidad de movimiento por terreno salvaje. Soy un mago, no un explorador y la diferencia se nota.

Aun así mantengo mi paso y no retraso al grupo con mi paso lento o mi falta de capacidades. El camino se nos hace complicado, pero siempre pienso en no temer nada y me resulta. Avancé sin miedo alguno, intentando ser sigiloso y sin preocuparme por nada y es justamente nada lo que pasa. Incluso a pesar del percance Ciara, logramos huir antes de ser descubierto.

Mi paso es firme y la distancia que nos separa del pantano desaparece, dejándonos frente a un lago pantanoso y con una reputación peor que la del ahora difunto Waldric. Aun así, llegamos hasta este punto y nos quedamos pensando como cruzar el puente del pantano. Nos amarraremos y cruzaremos de a uno intentando salvarnos en caso de que alguien caiga, lo que podría hacer que todos le sigamos en su destino.

Erackand estaba algo cansado. Después de todo aquello su increíble capacidad de aguantar el dolor y el castigo por lo visto tenían límite y el enano estaba acercándose a él. Caminaba pesadamente pero se le veía quebrantado. Sin mostrar la más mínima queja, aunque rechinaba los dientes y miraba fíjamente en frente y seguía andando.

Llegaron al puente y comenzaron a cruzar. La cuerda que les unía a todos era un leve hilo que se debía mantener a toda costa. Un traspiés podía ser fatal. Tenían que darse prisa pero había cosas en las que uno no podía apresurarse de modo que asentó los pies y apretando los dientes una vez más continuó cruzando.

Ser Haguen encabezaba la marcha y el resto de nosotros lo seguíamos en silencio, nadie hablaba, supongo que teníamos mucho en que pensar.

Los magos no dejaban de impresionarme. Aquella caminata campo a través no estaba hecho para ellos, sin embargo ninguno elevo la mas mínima queja. Incluso después del sobresalto por el tropiezo de Ciara no pidieron un respiro y siguieron el ritmo del resto.

Nuestro evaluador comenzó entonces a relatar los peligros del pantano al que nos dirigíamos. Parecía que quería asustarnos y la verdad es que lo logro. No me apetecía nada cruzarme con uno de esos lagartos gigantes de los que hablaba.

Continuamos nuestro camino hasta llegar a un nuevo puente. Lucia peligroso e inestable. Sin duda me hubiera negado a cruzar de no ser esa nuestra única vía de escape. Me anude la cuerda a la cintura como mis compañero y  espere mi turno para cruzar intentando controlar mis nervios.

La torpeza de Ciara casi puso en peligro a todo el grupo, si bien nadie dijo nada ella sentía la culpa y su rostro no podía disimular la frustración, sería una idiotez ser emboscados después de todo lo pasado.

Seguirle el paso a Sir Haguen era complicado y muchas veces costaba, sin embargo era la única escapatoria que tenían los mercenarios en ese momento. El silencio decía más de que lo parecía, todos venían en silencio - Supongo que recapitulan los hechos y evalúan el futuro, o quizá piensan en cómo sobrevivir al ahora.

¿Será de verdad así de peligroso? ¿Será que Haguen tiene miedo de verdad o sólo nos quiere asustar? - De cualquier manera no tenían opción. 

El puente no le inspiraba confianza a la elfa, pero lo que presagiaba el pantano tampoco era bueno. Si quejarse la elfa toma las cuerdas e intenta cruzar lo mejor posible, esta vez, sin pasar el ridículo y sin poner en peligro al grupo.

A pesar del cansancio que sentíamos y gracias a que Sir Haguen parecía conocer bien la zona, el viaje a través del bosque fue bastante sencillo, por lo que incluso a pesar del tropezón de Ciara, pudimos atravesarlo sin mayores problemas, hasta que al fin alcanzamos a ver el pantano.

Después de lo que ha dicho, no me hace ninguna gracia cruzarlo- pensé mientras lo observaba -Aunque no es que tenga mucha elección- me dije, por lo que seguí andando en silencio. Por fin llegamos hasta el puente, un puente viejo y destartalado cuyo aspecto me inspiraba de todo, menos confianza.... y las rápidas aguas que pasaban por debajo de este e iban a parar a la cascada tampoco ayudaban mucho. De todas formas teníamos que cruzarlo, por lo que tras atarnos todos una cuerda, empezamos a hacerlo, uno a uno y rezando por que el puente aguantase. El puente aguantó, y al final todos logramos cruzarlos, pero ahora quedaba el pantano, y no iba a ser fácil cruzarlo.

Vamos chicos, ya falta poco, solo un último esfuerzo- les dije tras ver sus caras. Llevábamos mucho tiempo andando, pero no podíamos permitirnos parar ahora.

Al igual que el bosque nos mostró las maravillas de la naturaleza el pantano nos mostró su letalidad. En la torre de El Círculo había estudiado lugares muy lejanos y dispares, todos ellos con su magia y atractivo. Al estar ahora en uno de esos lugares me reí para mis adentros de mi ingenuidad. Deseaba salir de este pantano cuanto antes, mis piernas pesaban, los mosquitos me picaban, cientos de ojos me observaban y el ambiente era opresivo.

Al ver a mis compañeros seguir guardé mis deseos y continué, tratando de cruzar incluso el puente semidestruido que nos esperaba al final del camino.

O por lo menos espero que este sea el final.

El cruce del pantano fue un asunto difícil, no solo por el hecho de estar flotando prácticamente a varios metros de altura sobre una furiosa cascada sino por que estaban completamente al descubierto y de no ser por la oscuridad de la noche, hubieran sido divisados con facilidad a gran distancia.

El primero en cruzar fue Sir Haguen llevando con él a su corcel; había pensado en abandonarlo en el bosque pero la idea no le convenció del todo, mas que nada por que podría serles útil mas adelante. El caballo por su parte se reuso a cruzar reiteradamente y hubo que vendarle firmemente los ojos, a la par Sir Haguen le había dado algo que parecía tenerlo algo atontado.

Este asunto retraso mucho el cruce y solo después de unos 40 minutos, el resto pudo cruzar tras Sir Haguen. La cuerda ya estaba lista y todos estaban atados a un grueso árbol del lado en el que se encontraba Sir Haguen. Eso ayudaría a que de suceder algo, no fueran arrastrados del todo por la cascada; aunque si las cosas salían realmente mal y caían todos no habría forma de que los últimos en la fila no se perdieran en las oscuras aguas.

Amarrados entre si a una distancia no mayor a 5 metros de separación, los legionarios fueron cruzando uno a uno. Al frente estaba Amon quien sorprendió por su coraje al ofrecerse al ser el primero en cruzar; tras el avanzaban Erackand y Vargad seguidos por los demás. Lo curioso era que al final de todos marchaba Gareth quien había mostrado gran valor a lo largo del día. Probablemente había considerado que la retaguardia era algo importante y por eso se había quedado hasta el final.

Solo dos altercados hubo en el cruce. El primero se debió a Erackand quien con sus pesada armadura hacia crujir la madera al avanzar y quien casi al final del trayecto estuvo a punto de caer tras quebrarse una de estas. Ciara por su parte protagonizo el momento de mayor tensión; con la madera húmeda por las aguas que chapoteaban hasta las alturas y con su recurrente fragilidad física, no pudo evitar resbalar y no poderse mantener en pie. Por suerte pudo aferrarse a una de las cuerdas y solo quedo con medio cuerpo colgando; a la par la cuerda que le ataba a los demás le habían salvado la vida pues la fuerza de sus acompañantes había evitado que esta se perdiera en la oscuridad del pantano.

Tras unos difíciles minutos, el grupo logro cruzar el puente del pantano y con ello habían dejado detrás ya al bosque de Brescilia. Quizá algún día volverían a verlo pero por lo pronto estaban agradecidos de salir de allí.

Mas allá se encontraban las colinas que bordeaban al valle, justo detrás de la fortaleza del Manor, tal como Sir Haguen les había contado. El avance seria lento pues no estaban familiarizados con el lugar y pronto la luz del día caería sobre ellos. Por tanto debían tomar la mayor distancia posible entre ellos y la fortaleza para evitar así ser visto al despuntar el sol en el horizonte.

El paso por las colinas aunque fue muy cansado y te dioso, no represento mayor dificultad. Para cuando los primeros rayos del sol les alcanzaron, ya habían tomado suficiente distancia como para despreocuparse por completo de la situación en el valle.

Que había pasado con el Bann?, había hecho algo al respecto el Manor? Poco podían saber de todo eso y en palabras de Sir Haguen, era mejor no preocuparse, no había nada que se pudiera hacer.

A su primera oportunidad cerca del medio día después de dejar el valle, el grupo llego a una aldea en la que Sir Haguen se encargo de conseguir vivieres y monturas frescas. En realidad los caballos estaban viejos y les habían salido caros, pero no importaba, con ellos era suficiente para cruzar el Bannorn con buen tiempo. Apenas hacia menos de una semana que habían iniciado su viaje de ida y ahora iniciaban el de regreso.

Tras siete largos días de marcha en los cuales descansaron cómodamente en posadas y sin mojarse en la lluvia como había pasado en el viaje de ida, el grupo al fin logro llegar hasta su destino, la Fortaleza tormenta.

Esta, a pesar de ser muy vieja y estar algo deteriorada, era un espectáculo digno de ver y se había convertido en algo a que llamar hogar para la mayoría de los legionarios que allí moraban.

Deteniéndose en el camino antes de cruzar las altas puertas, Sir Haguen hablo al grupo. –Nuestro viaje aquí termina, en lo que a mi respecta han pasado la prueba y la evaluación que daré respecto a ustedes será satisfactoria para todos. Les deseo suerte con el alto consejo. Ahora descansen, la tarde esta por caer; anunciaré al consejo el resultado de la misión hoy mismo y mañana tendrán que presentarse ustedes-.

¡AGUA CALIENTE! ¡DULCE PLACER DE LOS DIOSES! - Una relajante ducha fue lo primero que pensó en hacer Ciara al volver y verificar que todas sus heridas y las de sus compañeros estaban sanadas. Allí dónde la magia había cerrado heridas quedaban feas cicatrices que no tardarían en desaparecer, al entrar al baño y verse desnuda las marcas le hicieron recordar el duro viaje. Las heridas de combate real habían sido mucho más duras de lo que podría haber imaginado jamás. Mientras se metía en la tina llena de agua caliente que relajaba todos sus músculos las heridas sirvieron también como desencadenantes de sus pensamientos. El tema del Ban y el Mannor eran secundarios, la elfa se preocupaba por su grupo y por su futuro. Después de todo ¿Seguiría Vargard con la intención de prenderla fuego si esta no ingresara en la Legión? Tal intención era delatada por los ojos del elfo desde el primer momento, aunque más adelante Ciara tuvo otras cosas más de que preocuparse. Erackand, Cassandra y Gareth le habían resultado compañeros formidables además de demostrar muy buenas habilidades en el campo de batalla. Cassandra era muy buena compañera, Gareth un gran líder y Erackand y guerrero por demás honorable. - Espero seguir con ellos - Amon pertenecía al círculo pero no se mostraba particularmente interesado en desintegrar a Ciara, parecía tener objetivos personales, lo cual no lo hacía menos efectivo en combate. Sondra era una mujer demasiado dura, quizá Ciara no tendría el temple para tratar con ella y la fuerza que demostró en combate la hacen una persona temible para la joven elfa. 

Para terminar de repasar a sus compañeros le faltaba uno, justamente eso era algo que le carcomía la cabeza a Ciara. - ¿Se sentirán igual los bandidos por sus colegas caídos a como me siento yo con respecto a Mangáyos? No lo creo, ¿Qué estoy pensando?.

El tiempo voló mientras Ciara se relajaba en la ducha, sólo la yema de sus dedos arrugados le hizo notar que ya era hora de dejar la relajante ducha. Tras secarse y cambiarse se dispuso a pasar por el bar a llenarse el estómago antes de lo que debería ser su ingreso en la Legión.

Allí se encontraba Sir Haguen, a pesar de la autoridad que tenía él humano Ciara no podía evitar sentir pena por él. Siempre se lo veía tan... solo. Quizá por temor o tal vez por no tener nada que decirle la elfa decidió sentarse a comer sola. Luego iría ante el conejo cuando correspondiera.