Partida Rol por web

Escuche a mis compañeros pronunciarse en cuanto al cruce del puente. Me alegré, en cierto modo, de que nuestro proclamado líder estuviera de acuerdo con la idea que yo había propuesto y que, a mi parecer, era la más aceptable. Pues de haber sido emboscados mientras estábamos cruzando nos hubiera supuesto un gran problema.

El grupo se dividió en tres avanzadillas, una que cruzaría en primer lugar, la del medio que estaría formada por mi y alguno más y cerrando la contienda Gareth y los que restaban.

Cuando pasan los primeros puedo comprobar, para mi alivio, que la estabilidad del puente parece sólida. No obstante, es mejor continuar con el plan pactado para evitar posibles... contratiempos. Mi visión de la arquitectura no es que fuera del todo fiable.

Vargad me habla, indicándome que es nuestro turno. Con cierto recelo comienzo a caminar hacia el puente. La voz de Erackand a nuestras espaldas cubriéndonos hace que cruce un poco más tranquila.

Cuando estoy al otro lado, respiro aliviada.

- Parece que después de todo no ha sido para tanto.

Fuerzo una pequeña sonrisa.

Después espero a que cruce el resto con cierta impaciencia.

Agarré las riendas que me ofrecía Sondra, y mientras sujetaba su caballo, y, a pesar de que el tiempo no facilitaba precisamente la labor, permanecí atento a cualquier movimiento sospechoso a nuestro alrededor, mientras mis compañeros seguían mis instrucciones y empezaban a cruzar el puente.

Parece que no hay ningún problema- pensé cuando Sondra y Magányos dieron el visto bueno desde el otro lado del puente -Pero mejor no confiarse- me dije mientas esperaba que cruzase el segundo grupo.

Bueno, parece que tenemos vía libre- les dije a Cassandra y Amon cuando los demás terminaron de cruzar el puente -Ahora nos toca a nosotros, pero no nos confiemos, vigilad que no nos sorprendan por la espalda- les dije, mientras empezaba a avanzar hacia el puente, llevando conmigo el caballo de Sondra.

Asintió con confianza a las palabras de su líder al tiempo que le acompañaba por el puente. Se alegraba que nadie hubiera tomado en mala consideración que se asignara él mismo dentro del último grupo. Recogía su flecha y arco, para poder manejar con seguridad su caballo.

Ya todos han terminado de cruzar el puente y solo quedo yo. Espoleo a mi caballo para que lo haga lentamente. Incluso, antes de subirme al puente espero que mis dos últimos compañeros salgan de él pues no confío en que la estructura sea capaz de soportar el peso de tres caballos con sus jinetes. Solo una vez que ambos han llegado al otro lado comienzo a cruzar a una velocidad prudencial: Ni tan lento para aburrirme, ni tan rápido para hacer al puente saltar.

Mientras avanzo mantengo mi vara en mi mano pues estoy completamente listo para utilizarla en caso de una emboscada. Abro bien los ojos y mantengo mis oídos lo más atentos que puedo a los estímulos que puedan atravesar el ruido ambiental, que es sumamente intenso en este momento.

Aun así avanzo con la frente en alto y preparado para lo que sea que nos depare el destino.