Partida Rol por web

Toda la información soltada en bruto era demasiado para Ciara en un momento así. No se había recuperado del todo del esfuerzo físico y mental al que había estado expuesta en el campamento durante todo ese día. Por decirlo de otro modo, no había parado.

El leve contoneo de la montura mientras camina tampoco la ayudaba en demasía, hacía (obviando el rozamiento) que le entrara sueño, no obstante intentaba mantenerse alerta y atenta a todo lo que sus compañeros decían.

Parecía que la trama era más grande que en lo que un principio parecía. Pero, dado lo poco que iban averiguando, se veía a la legua que los bandidos y el nuevo líder... Ahí tenía que haber gato encerrado y se iba descubriendo migaja a migaja.

Levantó la vista al cielo y vio como las nubes, algodones celestes, ahora se tornaban malhumorados, negras cual tizón. Amenazando con descargar su lluvia sobre nosotros hasta empaparnos. Una idea que no me hace demasiado feliz...

- Chicos, quizás debiéramos guarecernos de la lluvia y esperar que escampe.

El mendigo que hace ruido adrede hace que olvide lo que he dicho y dirija mi atención hacia el. Su cara me suena, pero no tengo mucha idea de porque en este momento.

Amon le amenaza para ver cual es su actitud, así que no pierdo de vista al hombre y espero a ver como reacciona.

Las palabras de Vargad no me sorprenden en absoluto. Desde un principio algo más parecía ocultarse en todo este asunto de los bandidos, pero hasta que no podemos confirmar esta nueva información nada podemos hacer.

Seguí atenta a las palabras de mis compañeros. Asentí cuando Ciara menciono la idea de acampar. Estaba claro que nos habíamos demorado demasiado, pero el tiempo no invitaba a continuar con la marcha.

El silencio se apoderó del grupo cuando una figura desconocida se abrió paso entre los arboles. Aquel hombre me resulto familiar en cuanto lo vi y pude reconocerlo como el mendigo al que ayude cuando se estrello contra Erackand.

-Eres tú. Vienes a meternos prisa Haguen. Dije al mendigo. Estaba sorprendida por la reacción de Amon que al parecer lo había reconocido al instante. -Buen ojo Amon. Dije al mago en tono divertido.

Las palabras del enano le sorprendieron más incluso que la reacción de sus compañeros al dirijirse al mendigo. Oh vamos Erackand, corta el rollo, creo que dejé bien claro que detesto a los bandidos y no vacilaré un segundo en arriesgar mi vida por arrebatársela. Su puño soltaba las riendas un instante para apretarlo con fuerza. El resto me es indiferente, son escoria y le hago un gran favor al mundo librándolo de tal miseria. Descartando toda curiosidad sus palabras mostraban una férrea voluntad. Seguramente tengas razón, pero poco me interesan las peleas de los avariciosos por hacerse con el poder de un pueblo inocente, sigamos órdenes. Tras mostrar su postura le devolvió una sonrisa y comenzó la marcha levemente para aligerar la decisión aún en el aire.

Aun con mi vara en alto le respondo a Sondra:

 - "No lo he reconocido, pero quién más podría ser. La percepción no es mi fuerte, pero la lógica si que lo es."

Mantengo la vara en alto hasta que confirme su identidad.

De nuevo volvíamos a tener dos opciones, y de nuevo, maldije por enésima vez mi puesto como líder del grupo, pues a pesar de que empezaba a acostumbrarme, seguía sin gustarme del todo el tener que decidir yo el curso a seguir.

Entiendo que odies a los bandidos Cassandra, es más, dudo que a alguno de nosotros le gusten- le dije a Cassandra -Pero no nos precipitemos en acabar con ellos, si podemos capturarles, y sacarles información evitaremos que el problema vuelva a aparecer...además, ya sea que los matemos en combate o que luego los cuelguen, morirán de todas formas- añadí -De todas formas, no nos adelantemos, la cuestión es si vamos al campamento maderero o nos quedamos aquí descansando- les dije a todos, mientras pensaba cual era la mejor opción -Todos estamos cansados y hambrientos, yo el primero, pero creo que al menos debemos acercarnos todo lo que podamos mientras aun tengamos luz- les dije -Puede que los otros mercenarios nos tomen ventaja, pero si nos metemos en una zona que los bandidos conocen bien, entorpecidos por la lluvia y con las nubes tapando el sol llevamos las de perder- continué diciendo -Así que pienso que lo mejor será ir hasta allí, pero buscar un lugar defendible donde acampar, y poder descansar en las cercanías, de forma que podamos ir en cuanto amanezca ¿Alguien tiene algo que añadir?- les dije, esperando su opinión.

Si vamos ahora nos arriesgamos demasiado, mejor descansar un poco e ir mañana- pensé, y justo en ese momento, un ruido llamó mi atención, percatándome en ese momento de que un mendigo se había acercado hasta nosotros, pues tan concentrado había estado hablando que no me había dado cuenta, me puse tenso al principio, pero las palabras de Amon me tranquilizaron -¿Quién  podría ser si no?- pensé, preguntándome que querría sir Haguen.

Escucho las palabras de mis compañeros y las discusiones que giran entorno a que hacer con los bandidos.
Creo que no deberíamos adelantar conocimientos. Marchemos tal y como dice Gareth pues ellos ya saben que los estamos buscando y busquemos un buen lugar, cercano a nuestro objetivo, donde acampar y defendernos lo mejor posible.

Te comprendo moza. Respondió el enano a Cassandra.

Más de lo que puedas imaginar. Algún día te contaré porqué salí a la superficie y verás que no es que opine muy diferente a ti. Es que soy un cínico. Veo con estas intrigas que hombres y enanos se parecen más de lo que debieran. Sobre todo en lo malo.

El cielo se cerraban mas a cada momentos y las tenues pero heladas ráfagas de vientos se hacían cada ves mas presentes; ese claro olor a humedad solo era señal de que el agua les caería encima en cosa de minutos.
Y mientras esto sucedía, el grupo de legionarios concientes del poco tiempo que tenían se apresuraba a ponerse de acuerdo sobre el acontecer actual. Muchas cosas habían descubierto y aunque aun tenían dudas sobre la fiabilidad de algunos hechos, su objetivo era hasta cierto punto claro, tenían que ir por el líder de los bandidos. Atraparlo o matarlo era una decisión que tendrían que tomar poco a poco o que al final habría de recaer en su líder Gareth.
Pero mientras todas las deliberaciones acontecían, Amon usando su inteligencia había dado cuenta de que aquel vagabundo debería ser Sir Haguen, aquel que había sido enviado como evaluador y asesor, aunque de asesor.
Ante las palabras de Amon, aquel vagabundo empezó a avanzar hacia ellos con paso seguro e incluso con un cierto porte que hacían que aquellas ropas se sintieran extrañas ante la imagen erguida y firme de aquel hombre.

El hombre levanto su brazo en señal de saludo al tiempo que se descubría el rostro, ahora todos estaban seguros, se trataba de él.
-Sir Haguen para ustedes, es que en tampoco tiempo han olvidado lo que se les ha enseñado con tanto esfuerzo. Además imbeciles, que si no fuera yo y fuera alguien mas, no se les ha ocurrido que debería otear los alrededores siempre que vayan a detenerse?, no sabían quien podría estar siguiéndolos, no saben quien podría asechar en las sobras. Peor aun, han usado mi nombre, mucha gente sabe quien soy. Antes les dije que si llegaban a poner en peligro mi vida o llegaban a comprometer a la legión, no dudaría en deshacerme de ustedes, la advertencia sigue en pie-
Clamo Sir Haguen mientras miraban fijamente a cada uno de los aun aspirantes a legionarios. Era claro que los examinaba con la vista, como esperando encontrar algo en que reprenderles.

Guardo mi vara al momento que le respondo, con respeto pero cierto tono de autosuficiencia:

 - "Por eso solo le dije Haguen, Sir Haguen, pues con ese nombre viven miles de tipos y Sir Haguen Danprhel solo hay uno. Era tanto una aseveración como una interrogante de confirmación, pero seguro no debo decirselo pues siempre lo supo y me reprochó para ver si tenía un argumento en mi defensa."

Sonrío para mí mismo pero guardo silencio pues aunque tengo mis excusas, no es bueno presionar a alguien tan corto de genio.

El hombre que nos seguía resulto ser nuestro examinador. El cual, como siempre, se había mantenido al margen en todas las situaciones. Al parecer, había seguido detrás de nuestros compañeros por lo que no podía haber contemplado nuestra tarea en el campamento del otro Manor.

Amon no parece demasiado conforme con su presencia, ademas de que su actitud no es otra que la de críticar en todo momento y, en cierto modo, consideraba que su potestad para evaluar se le había subido quizás un pelín a la cabeza.

Aún así, me mantengo en mi postura conciliadora, como hago siempre.

- Quizás no hemos explorado los alrededores, sir. Pero creo que nuestra meteorología imploraba, en primer lugar, guarecernos y permanecer alerta. Si nos han seguido, seguramente se hayan ocultado muy bien para que no les encontremos, de otro modo somos los suficientes y estamos a la vez lo suficientemente atentos como habernos percatado de su presencia.

Miro a su alrededor viendo aquello que les rodeaba.

- Aquí, creo, que sería más fácil ser atacados por bestias. Y esas, no utilizan tanto el sígilo. No obstante, para más adelante, yo al menos tendré sus consejos en cuenta - Intentó calmar toda la conversación con esa frase, pues no sabía si sus palabras podían caer mal sobre su examinador.

- Además, llamaríamos menos la atención si compartieramos todos el mismo fuego. Por lo tanto le animo a unirse a nosotros cuando este se haga y pueda calentarnos a todos.

Aunque aliviada por confirmar que el vagabundo era efectivamente quien se sospechaba, demorar su marcha por tal banalidad no provocaba apetencia, por lo que su arranque se vio interrumpido en una expresión conjunta de desgana. Vais a conseguir que nos derrote el tiempo antes de ofrecerle a los bandidos esa oportunidad. Ajena a mostrar interés por la sensata corrección de su examinador, al que habían expuesto con escaso cuidado, se dirigió al mismo con curiosidad por su presencia. ¿Deseaba algo en particular, Sir?, el tiempo acecha. Su mirada se dirigió hacia las oscuras nubes que se extendían por su paso, quizás así conseguiría evitar avivar las ascuas de la reprimenda.    

El enano se mesó la barba. La presencia de Gareth le enervó en aquel momento.

Mientras nos mete prisa y nos riñe perdemos tiempo, teníamos que estar tomando las medidas apropiadas.

Sea bienvenido, sir. ¿ Qué podemos hacer por usted ?

Sir Haguen escucho con atención las palabras de Amon son pronunciar palabra alguna pero con una expresión en su rostro que dejaba en claro que no estaba nada de acuerdo. Las palabras de Ciara a diferencia si tuvieron una cierta respuesta, aunque quizá no la que ella desearía.
-Si crees que ninguna bestia es capaz de usar su sigilo en tu contra puedes dar por hecho que no sobrevivirás una noche sola en el bosque de Brescilia.- Sobre la invitación que la apostata le formulara nada menciono, aunque era para todos claro que no se mezclaría con ellos.
Consecuentemente Sir Haguen reacciono de inmediato a las palabras de Cassandra y Erackand; aunque era algo de esperarse pues las palabras de estos habían sido mas una reprimenda y/o una provocación que un mero saludo con pregunta incluida.
-Como bien recordaras Cassandra, estoy aquí para evaluarlos y para asegurarme que la misión sea cumplida, a la par sigo siendo un mentor para ustedes y ustedes siguen siendo unos aprendices, no olvides eso. Si no has entendido de lo que he dicho la respuesta a tu pregunta puedes estar alegre de que su líder sea Gareth y no tú.-
Sir Haguen miró al cielo con cierta atención, empezaban a caer gotas ligeras y dispersas pero que claramente anunciaban lo que estaba por llegar. –Sin embargo, es importante lo que dice ahora Cassandra, pronto se dejara caer una intensa lluvia y si mi instinto no me falla esta se convertirá a su vez en una tormenta que podría durar toda la noche. Que van a hacer ahora?, nadie tiene que ver conmigo, eso no se los discutiré, pero piensen que esta tormenta es un arma de dos filos si quieren internarse en el bosque; por un lado les permitirá pasar desapercibidos mas fácilmente, pero por otro podría hacer que el conocimiento del terreno implicara muchos mas de lo que normalmente implicaría.- Sir Haguen dio la vuelta para marcharse y dejar que los candidatos a entrar en las filas de la legión del trueno culminaran su prueba; pero antes de ello les dio un ultimo consejo, el cual quizá podría facilitarles las cosas.
-Recuerden novatos, que su misión es sencilla, no hagan mas allá de los sus capacidades actuales pueden hacer. Quizá si consiguieran algo sobresaliente no habría forma de que negara su valía, pero lo mas probable es que mueran en el intento.-

Escuche sin decir nada a Sir Haguen y a algunos de mis compañeros, atento a lo que decían pero sin intervenir, pues sabía que era inútil discutir con él.

¿Entonces solo ha venido para decirnos eso?- me pregunte, sin comprender muy bien sus intenciones, pero coincidiendo con él en parte de lo que había dicho.

Como ha dicho el tiempo apremia, señor- dije, mirando de forma significativa, hacia el cielo, del cual empezaban a caer ya las primeras gotas -Por eso, lo mejor no demorarnos aquí y partir ya, antes de que empiece a llover de verdad- les dije a todos -A no ser que haya algo que deba decirnos, alguna nueva información sobre nuestra misión que tengamos que saber antes de partir- dije, dirigiéndome de nuevo a Sir Haguen, en un tono respetuoso -Si no, lo único que hacemos aquí es perder el tiempo- concluí, para acto seguido, montar de nuevo en mi caballo.

Si nos damos prisa, podremos llegar y montar el campamento antes de que empiece a llover de verdad- pensé, impaciente por salir.

Y no se preocupe, que no intentaremos nada que esté por encima de nuestras posibilidades- le dije a Sir Haguen, contestando a su último comentario.

Eso. Lo que dice el jefe.

Erackand dejaba claro de un modo algo brusco que cuanto menor la interrupción, más larga la dicha.

Y miraba alrededor. Echaba en falta la presencia de alguien ajeno para poder darle un par de gritos al "pordiosero".

Aprendiendo de lo ocurrido a mis compañeros no dirijo palabra alguna a Ser Haguen, pero permanezco atenta a sus palabras.

Todo parecía indicar que reanudaríamos la marcha. Era la decisión de Gareth y no osaría cuestionarla. Así que me gire ligeramente en la silla para buscar alguna capa o algo similar entre mis cosas. Algo con lo que cubrirme de la ligera lluvia que comenzaba a caer.

-Si seguir adelante es lo que hay que hacer, no perdamos más tiempo. Dije mientas me acomodaba en la silla de montar.

Hago caso omiso a Ser Haguen y a sus palabras. Tanta soberbia y vanidad son defectos en vez de virtud.

Con la intención de mostrar un grupo unido ante nuestro evaluador me acerco a Gareth y, tras posar mi mano en su hombro, le apremio -Creo que es la mejor elección, partamos cuanto antes y aprovechemos el mal tiempo para infiltrarnos en el territorio enemigo. Los especialistas en exploración -continúo mirando a Cassandra, Sondra y Magányos -podrán ir dirigiendo la marcha.

Sonrío ante las palabras de Sir Haguen. Siempre me ha gustado su estilo y, sumado a la poca atención que siempre le tomo, me provocan risa sus ofensas más que malograrme como a mis compañeros. Cuando nuestro líder responde y nuestros compañeros se muestran de acuerdo, asiento con la cabeza y también apoyo esa decisión:

 - "Quizás estemos un poco cansados, pero esta tormenta es algo que no deberíamos desaprovechar. Vamos de inmediato al bosque y carguémonos un par de bandidos antes de cenar."

Vuelvo a sonreír por mis propias palabras. En el Círculo nadie aprecia un poco de humor negro así que me siento con gran libertad de decir lo que se me plazca en este lugar.

Es cierto que la tormenta puede jugarnos malas pasadas, pero los bandidos estarán atentos a los intrusos y cualquier posibilidad que disminuya las opciones de ser atrapados o divisados es una ventaja inestimable en esta parte de nuestra misión.

El cielo se había oscurecido por completo momentos después de que el grupo de aspirantes a formar parte de la legión del trueno reanudaran su marcha tras su breve encuentro con Sir Haguen.
Para aquellos que voltearon la vista atrás, se hizo claro que en aquel hombre había algo misterioso. Esto dado que Sir Haguen había desaparecido de nuevo, y simplemente no había rastro alguno de él a la distancia. ¿Como conseguía mantener siempre? cerca se preguntaban algunos, pero la respuesta era una de esas cosas que le daban su halo de misterio. Aunque claro esto se veía opacado por su amplio egocentrismo.
El avance a través del sureste del valle fue tranquilo, las nubes habían cerrado los cielos por completo y tenues gotas de lluvia eran arrastradas por un viento que constantemente agitaba el entorno por el que avanzaban.
El camino principal que venia desde las amplias llanuras centrales de Bannorn, terminaba súbitamente en el puente sobre el río que separaba al Bosque de Brescilia del valle de Ruswold. Por su parte el río mismo era un obstáculo a tomar en cuenta, dado su origen montañés y a la época, el mismo gozaba de un amplio y fuerte caudal, al cual no podrían enfrentarse con éxito si el puente no existiera. Y mas allá del puente se encontraba su objetivo principal y que habían evitado hasta ahora, el bosque de Brescilia.
Casi como si el clima se hubiera puesto de acuerdo con su llegada, la tormenta en los cielos se desató súbitamente dejando caer una intensa cantidad de agua sobre los legionarios y sus alrededores. Aun cuando estaban muy empapados por la tormenta y un tanto incómodos debido al avance forzado a través del valle, más que nunca era claro que una vez cruzado aquel puente mas oportunidades de dar marcha atrás.