Partida Rol por web

Madrid, 16 de Diciembre de 2012

Son cerca de las siete de la tarde, hace ya unas horas que has terminado tu jornada laboral. Caminas por Tirso de Molina en dirección a Las Bravas, sueles ir de vez en cuando a degustar unas raciones cuando no te apetece cocinar en casa. Es un buen sitio y además hacen las mejores patatas bravas de la ciudad y de España según afirman los camareros.

Mientras caminas observas que las calles están llenas de vida, las fiestas de Navidad se acercan y el ambiente empieza a notarse. Los últimos años han sido algo duros para la nación, la crisis mundial golpeó al país duramente pero gracias al cielo España posee recursos naturales que lo han mantenido a flote y ahora que las cosas empiezan a mejorar la economía patria es la mayor de Europa. Juan Carlos I está demostrando que es uno de los mejores de los dirigentes del mundo, con su mano dura pero amable. Sonríes pensando en que vives en el mejor país del mundo, ordenado y limpio. 

En ese momento tu móvil suena y ves el nombre de tu mentor en la Brigada: Ignacio Mayo.

El olor de las festividades se traducía en comida, y la comida se traducía en mejor humor para todos. Y allì estaba Jordi, tratando de ahogar sus propios problemas en una enorme jarra de cerveza. Con el ceño fruncido bebía a grandes sorbos disfrutando apenas del sabor amargo de su bebida bajando por la garganta. Cada día su humor empeoraba y soportaba menos no poder detener los malditos vientos que soplaban en la oficina.

Mascullaba sus maldiciones. Debía estar en su momento de bonanza, debìa tener sus cuentas desbordando de dinero: cuando el país iba mal, el crimen iba bien, era una regla de oro. Y cuando el crimen iba bien, sólo era cuestión de pisar algunos cuellos y dar un par de palmadas en la espalda para asegurarse  de que él recibiría un más que justo pago por asegurar que cargamentos fueran entregados sin entromisión de la policía y que el flujo ilegal de dinero no fuera desmantelado por algún agente pasàndose de listo y en busca de condecoraciones. Pero con la nueva cabeza en la oficina, le costaba cada vez más hacer su trabajo. Su "otro" trabajo. Nada había de malo en torcerse un poco, todos habían recibido algún soborno, algún dinero para callar infracciones menores. La diferencia es que Jordi lo recibía con más frecuencia, y había hecho de ello un modo de vida.

"Si tuviera algo de mierda en el nuevo jefe" dijo perdido en su pensamiento. El muy maldito parecía leer sus intenciones cada vez y le hacía oscilar entre trabajo de campo y papeleo interminable. Al final de cada semana estaba molido y no había podido avanzar recopilando todo lo uqe hubiese querido. 

Sonrío amargamente. -Por España- le dijo al cantinero. -El mejor país del mundo- completó con un dejo de sarcasmo. Si las cosas seguían mejorando, al final sus ingresos "externos" iban a terminar recortándose y tendría que vivir del sueldo de un policía honesto. Le asqueó la idea. "Nunca nada mejora lo suficiente" se consuela "con algo de suerte, en un par de meses veremos que la crisis continúa".

El celular empezó a vibrar y la foto de su antiguo jefe apareció. -¿Qué querrá el viejo?- se preguntó en voz alta sin el más mínimo afán de contestar. Había sido un placer trabajar con Mayo, sabía cuando mirar hacia un lado y elegía los mejores jamones como regalo a sus empleados. No obstante, pensar en ello sólo acentuaba su frustración con su actual condición y no tenía ganas de rememorar viejos tiempos: aplicó entonces su regla. Si era importante, le llamarían una segunda vez. Dicho y hecho cuando el móvil comenzó a vibrar una segunda vez se encogió de hombros y contestó.

-¿Hola. Ignacio?- dijo dando otro sorbo a su cerveza, y sintiéndose poco amable. -¿Qué tal va todo?-

- Hola Jordi - su voz suena cansada, de alguien que no ha dormido bien la última noche o no ha dormido en absoluto - quería informarte que vuelvo a dirigir la unidad para un caso de máxima prioridad.

Hace una pausa y en ese mismo momento recuerdas la última charla que tuvisteis antes de que dejara la dirección de la Brigada para asumir el mando en una pequeña comisaría de barrio. En esa charla te comentó que no le apenaba dejar la élite de la policía para poder vivir una vida plena, que la vida en la Brigada era demasiado estresante y demasiada peligrosa. Y en su caso tenía gran parte de razón ya que había recibido cuatro tiros mientras formaba parte de ella, el último de un drogadicto al que perseguíais a través del monte después de que ese mal nacido hubiera matado a siete prostitutas para robarles sus ganancias y pagarse unos picos. Martín le pegó dos tiros después de que disparara a Mayo, por suerte Isabel (la médico de la unidad) estaba presente en esa salida y le salvó la vida.

- Quiero que vengas a una reunión informativa en la central, está prevista a las 21 horas. ¿Podrás venir?

Te alegra saber que Ignacio Mayo vuelve a estar al mando, eso significa que es algo importante y si es algo importante podrás sacar beneficio fijo.

"Vaya con el viejo" pensó eufórico. Al fin buenas noticias, Mayo volvía luego de aburrirse seguramente, de su vida como jubilado inútil. "A Dios gracias por su esposa" piensa tomando un sorbo de su cerveza. Mayo había sido, era y moriría siendo un idealista. Se había ganado varios disparos en el ejercicio de su deber. Un ejercicio descuidado que no ejercía ninguna precaución más allá del heroísmo sin sentido. Era uno de esos parangones de antaño que había permanecido en la fuerza hasta que el peso de sus arrugas y cicatrices y todo el plomo atragantado en su cuerpo lo habían vencido.

Y ahora estaba de regreso.

-Felicidades Ignacio, eso sí que son buenas noticias- dijo con sinceridad. Por supuesto que se alegraba, sabía que el viejo no le iba a llamar para ser felicitado. Sabría que de nuevo volvería a tener esa posición privilegiada y podría cazarse uno o dos tratos interesantes antes de que el caso de prioridad máxima fuese resuelto.

-Claro que podría, pero antes...- dice con otro sorbo triunfal de su cerveza. -...cuando dices máxima prioridad, dices máxima prioridad ¿los-superiores-se-están-cagando-y-estan-acojonados?- cuestiona -o algo de menos prioridad- y sabe que si la respuesta es la primera opción, puede esperar un bonito bono de navidad en su cuenta bancaria y quizás una ventana para cagarse en su actual jefe en la unidad.

"Que viva España" pensó nuevamente, esta vez con entusiasmo.

Sonríe cuando le dices lo de superiores cagados y te comenta brevemente.

- Pues sólo te diré que ETA nació en un seminario...esta investigación traerá cola y necesito que estés con nosotros.

Te relames pensando en lo jugoso que podría ser que la iglesia esté metida en otro caso de terrorismo. Los curas son gente poderosa y eso nunca es malo para alguien que sabe aprovechar bien la situación.

- La reunión es a las 23 horas en la sede de la Central. Ya os informaré en detalle en cuanto estemos todos.

-Claro que sí Jefe- dice sin ocultar su emoción -cuente conmigo. Allá estaré- dice colgando. Una sonrisa permanece sobre su rostro, una sonrisa emocionada. Bebe de un sorbo el resto de su cerveza mientras su cerebro trabaja a grandes velocidades.

"Ah, creo que esta noche brindo también por ETA. Debo ser uno de los pocos a los que hacen verdaderamente feliz" piensa mientras alza su vaso vacío y realiza un brindis virtual. Era mejor guardarse esos pensamientos, eran peligrosos. Pero no iba a disimular su emoción. Nuevos prospectos de trabajo, más posibilidades de hacerse dinero. Los curas eran tercos pero tenían su punto de quiebre. Callar una denuncia de pederastia aquí y allá siempre terminaba ganándole amigos y algo más de pasta e información. Vaya si los sacerdotes conocían los secretos de los suyos. Después de todo la gente se confesaba con ellos.

Sacó varias pesetas y las dejó sobre la mesa. -El cambio es tuyo- dijo mientras se levantaba e ignoraba el agradecimiento. Estaba de muy buen humor y eso significa que por algunas horas, su actitud molesta y denigrante iba a quedar reducida a ignorar a la gente a su alrededor para deleitarse en las maravillas de sus propias reflexiones, sus planes y el potencial de estar de nuevo bajo la dirección de Mayo.

"Esperemos que esto dure un par de semanas. Joder... con lo difícil que es tener un buen jefe" piensa en su auto mientras conduce para pasar por su casa, darse una ducha, ponerse algo más presentable y salir puntual para la central. No era cuestión de dar una mala impresión. No por ahora al menos.

Tras asearte te acercas a la Sede de la Brigada, según dice la prensa son las instalaciones más modernas de toda Europa. Algo que puedes creer ya que los laboratorios que has visto están a años luz de los que habías visto en Cataluña.

Aparcas el coche y al bajarte recuerdas tu primera visita a la Sede...tu mente te lleva a unos años atrás...

FLASHBACK

Las nieblas del tiempo te trasladan al año 2009, era una noche fría de Febrero. Un taxi te dejó en la puerta tras traerte desde el Aeropuerto de Barajas donde sólo un par de horas antes habías llegado de Barcelona. En la puerta te esperaba un agente de la Policía Armada.

Te saludó militarmente antes de dirigirte la palabra:

- Supongo que es usted Don Jordi Fábregas. ¿Me equivoco? - espero un segundo antes de continuar - Tengo orden de llevarlo a la sala de interrogatorios para su entrevista señor.

"Vaya mierda de vuelo" pensaba Jordi embebido en su mente. Lamentando que no le hubiesen aprobado oficialmente la primera clase. Había tenido que pasar el tiempo en medio de llantos de niños y azafatas hoscas mientras volaba hacia Madrid. Odiaba desplazarse pero entendía que el futuro estaba aquí, bajo las narices de quienes manejaban el verdadero poder en la fuerza. Desde Barcelona sólo podría patalear un poco y quizás amansar su propio poderío hasta que los grandes jefes quisieran quitarlo del cargo.

Pero en Madrid... en Madrid no tendría techo. Se bajó del taxi tras pagar y contar los vueltos minuciosamente. Sabía que su acento podría delatar su procedencia y odiaba que los taxistas se aprovecharan de eso para sacarle unas cuantas monedas de más. No respondió a las "buenas noches" del conductor y se bajó con aire altanero, maldiciendo internamente el frío de aquella temporada en Madrid.

El agente saluda y Jordi le devuelve de mala gana el gesto. -Don...- repitió mientras sonríe sardónicamente. Pensaba en los vestigios de los títulos nobiliarios que desde alguna época se habrían dispensado desde allí mismo (o desde otras ciudades cuando España no era más que un conjunto de reinos sin visión divididos por las rencillas internas, como rezaba la historia oficial). -Pues sí... yo soy Don Jordi- dice jocoso. -No perdamos ni un minuto entonces- responde dispuesto a seguir al agente.

El agente de Policía Armada te guía por la inmensa sede, no tienes tiempo para observarla detenidamente pero ves a decenas de inspectores trabajar y colaborar con agentes de policía de toda la nación. Desde ese edificio se dirige a cientos de agentes en todo el territorio nacional y la mayor parte de casos de asesinato se investigan directamente a través de las distintas unidades de la Brigada.

Te lleva hasta la zona de interrogatorios o eso pone en el cartel que hay en la puerta que da acceso a esa ala del edificio.

- Entre señor, le están esperando.

Te abre la puerta y es una sala pequeña, está prácticamente en penumbra salvo por la poca luz que llega a través del cristal que da a una sala de interrogatorios dónde hay un hombre sentado a la silla y esposado a la mesa. En la sala ves a un inspector, que por las fotos que has visto es el Inspector Mayo. Con él hay dos agentes de la Policía Armada aunque por sus medallas no son simples inspectores.

- Buenos días inspector Fábregas. Espero que su vuelo haya sido agradable, y esté descansado porque nos viene muy bien tenerlo ahora mismo con nosotros. - hace una pausa y añade - Estamos interrogando a este sospechoso y necesitamos saber datos sobre él pero no datos que nos diga su documento nacional de identidad...datos que se saquen de su ropa, de su forma de hablar...¿qué opina de él?

Te señala a la sala de interrogatorios y ves a un hombre de mediana edad. Su ropa es de buena factura aunque sucia, parece que ha estado en un descampado por un par de hojas que ves que tiene pegadas a las mangas de su chaqueta. También ves una ligera capa de polvo en sus hombros, ese mismo polvo impregna sus ropas. Por lo que sacas en conclusión que ha estado en una zona arenosa. 

Está despeinado, seguramente a causa del viento. Ahora mismo en Madrid ciudad no hay apenas brisa por lo que debió estar en la Sierra o en alguna zona alta. Barba descuidada, de dos o tres días, por su apariencia seguramente lleve un día sin cambiarse.

Camina observando apenas todas las instalaciones. Lanza un silbidillo de satisfacción. "Aquí sí que daría gusto trabajar..." piensa alegremente. Más comodidad, quizás una oficina propia y la seguridad de que en medio del aluvión de gente, habría más espacio para que ciertas cosas pasaran desapercibidas. Eso sin contar en la cantidad de información que Madrid manejaba sobre varios oficiales. De haber podido se habría frotado las manos, pero prefirió silbar una tonadilla desinteresada.

Al llegar a su destinación -su impuesta destinación-, asiente y camina con las manos en los bolsillos. Entra y detalla rápidamente a las cuatro personas allí adentro. Sonrío amablemente en principio...

-Vaya inspector Mayo, no sabría que me harían la prueba con tan distinguido público- dice y observa al sospechoso. -Pero inspector. Usted no quiere saber mi opinión. Usted quiere hechos, verificables, precisos. Así que no nos andemos con rodeos. Le daré hechos- y sonríe con amabilidad, como un muchacho inocente no que corrige a un venerable profesor, sino que señala casi que por accidente un pequeño error que éste ha pasado por alto.

"Veamos a ver..." piensa observando al sujeto. Se rasca la barbilla unos instantes analizando su aspecto y determinando que venía quizás de un sitio alto. Pero ¿De dónde? y ¿Por qué?... observó de reojo a los espectadores, pensando por un instante "vaya manera de darme la bienvenida"

Examinas con detenimiento al sospechoso. No te tiene pinta de terrorista ni de contrabandista, es un hombre distinguido sin duda. Su cara es una mezcla de miedo y de cierto orgullo ya que intenta mantener la entereza aunque por sus ojos ha llorado recientemente. 

En la camisa que puedes ver lleva una mancha de pinta-labios de color rojo, podría ser de su mujer pero realmente cuadra mejor de una amiga especial. Puede que una profesional, en las zonas de la sierra de Madrid abundan los chalets reconvertidos en casas de alterne frecuentadas por adinerados y ricachones que quieren disfrutar de mujeres exóticas y traídas de Sudamérica o países del este de Europa. Las casas más famosas sabes que están en Miraflores o Guadalix, ambos al norte de la ciudad de Madrid. Cuadra bien, aunque no puedes distinguir que clase de planta es sí, por el despeinado y la ropa manchada de arena ha estado en una zona alta.

Observas su manos, entrecruzadas sobre la mesa. Aunque las ha lavado sus uñas están sucias, de color arena en algunos casos. Ha estado en una zona arenosa y ha excavado o arañado la tierra. Si no no tiene sentido que se hubiera manchado. Seguramente ha enterrado algo o a alguien.

"Mmmm, vaya. Es una lástima que esto sea un asunto oficial. Nuestro querido invitado parece que habría podido pagar una buena pasta por un conveniente silencio" Sus ojos tienen un brillo codicioso que nadie podría poner en contexto inicialmente. 

Con desparpajo sacó su celular y abrió la aplicación para ver un mapa de Madrid. -Denme un minuto, debo confirmar algo- dice como única explicación mientras se para al norte de la ciudad. "Miraflores. Guadalix. Un sitio perfecto para una aventura discreta con... mal final" observa sus manos.

Necesitaba un poco más de información. Necesitaba hacer un esfuerzo más allá del que haría normalmente. Era la primera impresión en persona que dejaría a sus posibles jefes y por lo tanto debía dejarlos impresionados. "Cría fama y échate a dormir" diría su madre y sabía que había mucha razón en esas palabras. Con una excelente primera impresión, tendría bastante campo para moverse sin ser demasiado vigilado o supervisado y empezar a montar sus propios negocios paralegales en Madrid. Porque Madrid tenía que ser una mina de oro.

Jordi se concentra en su rostro y trata de recordar sus rasgos. Hace unos días sabía que tendría que venir a Madrid y sospechaba que le harían alguna evaluación de este tipo. Había rumores del tipo de "pruebas" que usaban para evaluar a los inspectores y se había dedicado a ojear con algo más de detalle las noticias de Madrid, sólo para estar al día con los sucesos y, en caso de terminar en una situación como en la que estaba, no ser tomado por sorpresa. "¿No he visto tu rostro en alguna parte...?" pensó mirando al sospechoso a los ojos. Al mismo tiempo, trataba de rememorar alguna noticia de días recientes que hablaran de mujeres desaparecidas en Madrid...

No reconoces el rostro del sospechoso, has leído la prensa del día en el avión que te ha traído a la capital y también durante los últimos días has revisado la prensa de tirada nacional pero en ninguno de los diarios ni revistas has visto su cara.

Pero algo sí que te suena. En los últimos meses han desaparecido algunas prostitutas de alto standing, escorts como les gusta llamarse. Son un total de 3 y algunas de ellas estaban relacionados con círculos de poder de la capital española.

Esta última idea hace que se iluminen tus ojos viendo lo provechoso que puede significar tal información.

-Uhj...jum- se aclara la garganta Jordi -El sospechoso ha estado en Guadalix o quizás en Miraflores. Viene de una zona alta y al parecer ha estado... ocupado. Ha obrado a espaldas de su familia... claro, no parece querer que su esposa se entere de su aventura. ¿O me equivoco?... aunque claro, lleva casi un día, quizás algo más, sin aparecer en su casa...- dice mirando de reojo al hombre allí sentado y haciendo un chasquido suave con su boca.

-Dígame, inspector. ¿Han encontrado ya a la cuarta chica desaparecida* o ¿esperan que nuestro huésped les ayude con la búsqueda?- y poniendo las manos en los bolsillos, con un aire relajado y seguro de sí mismo añade. -quizás esperan que yo pueda convencerlo. ¿Ustedes que opinan señores?- dice dirigiéndose hacia los acompañantes del inspector lanzando la pregunta con cierto aire inocente pero respetuoso.

"Ah... adoro Madrid" piensa alegremente, teniendo sus propias ideas de lo que haría una vez estuviese instalado allí.

Uno de los policías armados masculla en señal de aprobación, y murmura un "Es bueno el jodío". El Inspector Mayo en cambio no está para nada impresionado. Se nota que esperaba que fueras capaz de eso y mucho más.

- No, todavía no hemos localizado a la cuarta prostituta pero sabemos por dónde buscar. Justo la zona dónde nos acabas de indicar. El problema es que aunque lo logremos las pruebas forenses serán poco consistentes por lo que es necesario que le saquemos una confesión... - mira a los policías armadas -  ...sin golpearlo demasiado...el cabrón tiene algún conocido en el partido y queremos que confiese sin violencia para que sus amigos no decidan apoyarlo... - te mira y te pregunta - ...¿te ves capaz de hacer que cante?

Frunció el ceño. Mayo no parecía impresionado y Jordi sabía que el viejo era quien tendría la última palabra. "Joder, ¿Qué coño quiere que haga con una mirada? ¿Que actúe como si fuera el maldito Sherlock Holmes?" piensa algo molesto. Tan pronto como puede oculta sus emociones.

-Inspector Mayo, ¿y la tierra bajo las uñas no puede relacionarlo con el sitio? No creo que sea tan fácil dar con tierra con exactamente la misma composición... verdad... eh...- dice mirando al sospechoso -...¿Cómo me ha dicho que se llamaba el sospechoso, inspector?-

-Sin maltratarlo- repite Jordi con seriedad, se recuesta contra la ventana opaca de espaldas al objetivo y pone una mano bajo su barbilla. -¿Estarán ustedes presentes, inspector? personalmente, preferiría un momento a solas con el sospechoso- dice con completa serenidad. Al menos, si iba a intentar algo, mejor que le dieran carta blanca y estaba dispuesto a hacer lo que estuviese en su poder para tener le visto bueno de Mayo. "Joder, que desperdicio sería no poder quedarme aquí" piensa.

Mayo mira al sospechoso a través del cristal y te cuenta.

- El sospechoso se llama Antonio Ledesma. Sí, Ledesma como uno de los ideólogos del nacional-sindicalismo. Por eso hay que andar con cuidado, sus amigos en el partido podrían impedir que hablara.

Hace una pausa para que entiendas que en este interrogatorio hay que andar con cuidado.

- Estarás sólo con él. Y sobre la tierra, sí podemos saber a qué zona pertenece...pero la zona serían cientos de hectáreas y algunas en terrenos poco accesibles. No tenemos medios ni equipamiento para batir tanto terreno, mejor dicho...nadie firmaría ese gasto por unas prostitutas por eso necesitamos que hable. 

-Un pez gordo y respetado- repite para sí mientras se gira de nuevo para mirarlo a través del espejo. -Vaya con el viejo verde- dice mientras voltea a mirar al inspector. -Busquen las plantas cercanas, inspector. Los rastros de polen suelen ser algo más específicos y quizás le ayuden a delimitar mejor la zona, ya sabe, si quiere respaldo material- dice mientras se dirige hacia la puerta para empezar la interrogación.

-No sé preocupe... - dice sonriendo. "Yo me conozco como tratar con estos tíos" piensa con una emoción juvenil. Su propio detenido para probar que se merecía el traslado a Madrid. -... yo me encargo de todo- añade con seguridad.

Luego se gira, con la perilla a medio abrir -Una última cosa inspector. ¿Cómo es que ha caído en vuestras manos? ¿En dónde lo habéis encontrado?... dudo mucho que haya llegado por sus propios medios y en esas pintas hasta aquí...- cuestiona con curiosidad.