Partida Rol por web

Madrid, 16 de Diciembre de 2012

Son cerca de las ocho de la tarde, caminas por el mercado navideño de la Plaza Mayor. Ya hace cerca de medio mes que está abierto pero debido a tu trabajo no pudiste acercarte a verlo hasta la tarde de hoy. Te apetece traer de visita a Pedro ya que le encantará ver los puestos y sobre todo probar la gran variedad de golosinas y dulces que suelen abarrotar el mercado.

Sonríes a cada puesto que ves. Este año parece ser que habrá muchos más que en años anteriores, el fin de la crisis que se pregona en los medios de información se está notando. 

Te paras en un puesto de libros donde un ejemplar ilustrado de "Un cuento de Navidad" de Charles Dickens acaba de llamar tu atención. En ese momento tu teléfono móvil comienza a sonar dentro de tu bolso. Tardas unos segundos en sacarlo y entonces en la pantalla observas el nombre de tu mentor en la Brigada: Ignacio Mayo.

Las Navidades son una fecha delicada para Pedro y para mi, nos traen demasiados recuerdos. Pero lo mejor que podemos hacer es rodear esos recuerdos de otros nuevos y eso empieza por una buena decoración. Llevo la cesta llena de guirnaldas, bolas para el árbol, un belén nuevo... todo lo que la casa necesita para tener el ambiente festivo que nos subirá el ánimo. Mañana llega el árbol y hay que tener todo preparado.  

Además, para variar, este año tengo los regalos listos. ¡Bendita red! Desde luego, algo de ropa que siempre viene bien. Y unos botas de fútbol nuevas, que no sé que les hace que siempre las destroza. Unos cómics del Capitán Trueno, para que tome ejemplo. Ha sacado buenas notas, no hay razones para no ser generosa. Un poco de mimo de vez en cuando no viene mal y paso muchas horas fuera de casa. ¡Un cuento de Navidad! Ese sí que un buen libro con valores necesarios. A la saca. 

¡Ah, y el menú de noche buena! He encargado un buen pollo relleno. De primero habrá algo de marisco. Postres, los clásico: yemas, mazapán y turrón.

Mientras pienso en el menú, se me hace la boca agua y cojo del bolso una barra de chocolate rellena de crema de almendras, hecho por Colacao. Delicioso. 

Pero mi éxtasis culinario es interrumpido por el dichoso telefonito. De verdad, maldito el día en el que me dieron ese aparato. 

Mastico muy rápido a ver si puedo tragar antes de que se corte. 

-¡Ignacio! ¿Qué tal? Me pillas con las compras navideñas- contesto mientras sonrío. 

- Hola María, perdone que te moleste. - su voz suena cansada, como la de alguien apenas que apenas ha pegado ojo - ¿qué tal está el pequeñajo? - te pregunta por Pedro, como siempre suele hacer. No todos los jefes lo hacen pero él es diferente. Sin darte apenas tiempo a contestar te cuenta el motivo de su llamada - Me han asignado de nuevo el mando de la unidad, me he enterado que te han tenido de secretaría desde que me fui. 

Hace una pausa y notas cierto pesar. Sabes que insistió mucho para que entraras a formar parte de ella, y se lo agradeces. En este país es raro que una policía mujer llegue al cuerpo de élite. Te alegra saber que ha regresado aunque sólo sea para un caso, con él la Brigada es diferente...no como con el actual inspector jefe que te trata como a una chacha.

- Pues tus tiempos de "secre" han terminado - notas la ironía en su voz - quiero que te incorpores de inmediato a la Brigada. Hay un caso urgente y quiero a los mejores en el y tú estás en esa lista. ¿Tendrás algún inconveniente en venir a la central a una reunión informativa a las 21 horas?

La central queda un poco a las afueras, y Pedro está en casa de un amigo. En principio no tendrías problemas. 

¿Podría contenerme y no dar saltitos en el mercado, mientras pago el ejemplar de Cuento de Navidad? Podría pero no me da la gana. Doy un par de saltitos felices, se me cae el snack de colacao al suelo y la gente me mira, pero no me importa. Esto es justo lo que necesitaba. 

- No tengo ningún inconveniente. Pedro está fenomenal, me saca notazas. Se queda a dormir en casa de un amigo, tengo la noche libre y muchas ganas de volver al ruedo. No te preocupes por mi periodo de secretariado, los dos sabíamos que era una posibilidad. Además, aproveché el tiempo libre para hacer un par de cursos y ayudar al niño, que buena falta le hizo. Oye, ¿y no me puedes contar nada? ¿Qué ha dicho tu señora de que vuelvas? ¿Es algo gordo?- contesto hablando a toda mecha. 

Mientras espero a que conteste, saco un pantera rosa del bolso. Al fin y al cabo, no me he podido terminar el colacao. 

Notas como suspira al saber que no existe problema en que te presentes en la reunión.

- Perfecto, la reunión es a las 23 horas en la sede de la Brigada. - hace una pausa y lentamente te explica lo de su señora - ...no le ha sentado bien pero entiende la importancia. Además en principio queda tranquila porque no haré demasiado trabajo de campo...y sí es algo gordo...puede que demasiado...

Su tono es misterioso y tienes la extraña sensación de que será una investigación de las duras...de esas que no quieres ver ni en pintura.

En cuanto lo escucho, suspiro yo también. Si es algo gordo, sólo puede significar problemas. Nuestro país tiene muchas cosas buenas pero a cambio de las mismas, pagamos. Pagamos, por ejemplo, con una escasa libertad para investigar ciertas tramas. Si este caso implica a alguien de los altos estamentos, estamos jodidos. 

- Entiendo. Habrá que ponerse las pilas y sobre todo, tener cuidado con los palos que tocamos. Oye, recuerdos a Luisa, dale un besazo de mi parte. Y te voy a dejar, que si quiero llegar a esa reunión, tengo que llegar a casa y esconder los regalos de navidad. ¡Ya sabes cómo son los chicos!

Es hablar de mi sobrino, y se me alegra la cara. Esto no implica que esté contenta ni relajada pero me acaban de presentar un reto, un caso interesante y mi posición, de repente, acaba de pasar de secretaria a agente. No está mal para un día de compras. 

Llegas con tiempo suficiente a la sede de la Brigada. Aparcas el coche en tu espacio asignado y echas un vistazo al edificio. Aún te parece ayer mismo cuando te presentaste por primera vez allí, aunque en tu caso no te hicieron entrevista para entrar...habías conocido al inspector Mayo unos días antes en una escena del crimen en el "barrio rojo" de Coslada donde estabas asignada en aquellos años.

Habían asesinado a una prostituta en el piso que utilizaba para ejercer sus servicios, era un prostituta callejera no de alto standing.

Cuando llegaste estaba ya el Inspector Mayo presente, con un pitillo en la boca sin encenderlo. Un gesto habitual en él pero que de aquella te sorprendió.

Echaste un vistazo al cadáver y te diste cuenta de algo extraño...a pesar de las heridas que presentaba el cadáver no había mucha sangre en la escena. Seguramente las heridas fueran realizadas post mortem. Las suelas de los zapatos de la chica están limpias pero hay presencia de barro en el suelo, de unas suelas de un 42 al menos. La chica calzará un 38 o 39 como mucho. Claramente la mataron en un descampado, y sabes en cuál ha sido seguramente: el descampado de San Andrés, cerca del polígono de Coslada. Un sitio donde las chicas solían apostarse para recibir clientes.

El inspector te saluda con un gesto mientras examina la escena. Nota en tu rostro cómo cambia tu expresión y a pesar de que eres un agente de seguridad ciudadana (de esos que ni pinchan ni cortan nada en una investigación) se acerca a ti y te pregunta:

- Señorita, ¿qué ha visto usted que no he visto todavía yo? 

Me asusto cuando me habla pero enseguida me tranquilizo. No es lo normal que me pregunten mi opinión pero Mayo tiene fama de ser tan excéntrico como eficiente. Saco del bolso una pasta de té rellena de fruta confitada y la mordisqueo mientras dos un par de vueltas más por la escena. 

- Bien, inspector Mayo... La ausencia de sangre en la escena indica que las heridas son postmortem y que, posiblemente, no fue asesinada aquí. Tenemos las huellas de un 42, que claramente no son de ella. Pero supongo que, si la mitad de su fama es merecida, ya ha visto todo esto- contesto guardándome un par de ases en la manga. 

Sonríe ante tu respuesta, aunque un agente de tu comisaría se lleva la mano a la boca por haber sido tan directa y dar esa contestación con cierto descaro. Al inspector no parece haberle ofendido.

- Efectivamente señorita, he visto todo eso...y también sé que seguramente la mataron en un descampado por las salpicaduras de barro...y creo que usted sabe en cuál ha sido con mayor probabilidad ¿me equivoco?

Te mira directamente esperando tu respuesta.

Miro con tristeza a la chica. Ya sé que debería no compadecerme de una prostituta y lo mal vistas que están pero he tratado con suficientes como para saber que a veces, juzgamos con demasiada ligereza. Me da tanta pena que me quita las ganas de comer. Además, estoy casi segura de que el asesino saldrá indemne. No es que en el cuerpo se preocupen demasiado por las mujeres de la calle. 

- Sí, señor. Seguramente haya sido asesinada en el descampado de San Andrés, cerca del polígono de Coslada. Es una zona muy concurrida por prostitutas y clientes- respondo. 

- Lo que no sé es por qué la han traído después aquí. ¿Qué más les daba?- digo mirando muy pensativa 

- Es un buen sitio dónde empezar a buscar... - hace un gesto y un agente se acerca al que le dice - ...quiero que avisen a la unidad científica que se persone en ese solar y comienzan a peinarlo. Además que identifiquen a toda prostituta y cliente del lugar, les tomen declaración y les pregunten si han visto a esta mujer. - señala para el cadáver.

Uno de los agentes murmura al fondo: Todo eso por una vulgar puta... Todo el mundo lo escucha y algunos asienten en silencio. Mayo ve sus caras y puedes ver cómo la decepción se muestra en su rostro. Manteniendo la compostura, aunque notas que está dolido por el comentario dice en voz alta a todos los presentes:

- Esta mujer es la hija de alguien, puede que la madre de alguien...su profesión no debe importarnos. Al próximo agente que haga un comentario despectivo de una víctima que sepa que haré todo lo posible para que lo destinen al Sidi-Ifni ¿entendido?

Luego se gira hacia ti y te pregunta:

- ¿Conoces a la chica? Necesitamos saber si es una local o trabajaba en algún club...

Echas de nuevo un vistazo a la chica fijándote en su cara. Tras unos segundos te das cuenta de que no es la primera vez que la veías. Era una de las extranjeras, y no solía hacer la calle. Era una de las "profesionales", de esas que cobran diez mil pesetas la hora y sólo quedan con gente pudiente. Si fue al descampado tuvo que ser por un buen motivo.

Intentas recordar un poco más y sabes que hablaba portugués y que ha sido fichada un par de veces, aunque se retiraron pronto los cargos ya que entre su clientela está el hijo del alcalde de Coslada entre otros "hijos de". La seguridad se la otorgaba un hombre de unos cuarenta años de la zona, seguramente en los archivos policiales estén sus datos.

Sonrío ante las palabras de Mayo, que se ha ganado más respeto por mi parte en diez minutos que muchos agentes en una década. Y además es lo bastante valiente como para reprender a otros policía por su actitud, una valentía de la que carezco y no puede dejar de admirar. 

Me acerco más a la víctima, agachándome a su lado para verle bien la cara. Lo había evitado para poder centrarme en las pruebas, es más fácil si no las conozco. Pero sí, la he visto antes. 

- Oh, sí. Sé quién es. No es una chica de la calle, es de las caras, de las que apuntan alto. No debería haber ido al descampado, no es su estilo. Deberíamos asegurarnos de que en al autopsia certifiquen si estaba embarazada. A veces se dan estos casos. - digo con un deje de tristeza. 

-Trabajes de lo que trabajes, sean cuales sean tus pecados, las cuentas se ajustan con Dios, no en un descampado de mala muerte.

- Si no es de las que trabajan en la calle, tiene que tener un contacto o alguien encargado de su seguridad. Estas chicas no se suelen ir con nadie sin haber avisado a alguien. ¿Sabes quién puede ser? ¿O alguno de sus clientes habituales? - te pregunta mientras saca un teléfono móvil y marca un número.

Antes de que le contestes te pregunta:

- Por cierto agente, ¿cómo se llama? - hace una pausa y añade - Necesitaré su nombre y número de placa para trasladarla temporalmente a la Brigada. Va a formar parte de este caso y espero que no se mantenga callada...me gusta escuchar las opiniones de los que trabajan conmigo.

En ese momento entra un agente joven. No aparenta tener más de veinticinco años, pero por su placa que muestra al entrar en un Inspector de tercera. Lo llama y le dice:

- Daniel, enséñale cómo trabajamos a la agente. Trabajará con nosotros en este caso...

El agente se acerca a ti y te tiende la mano con una gran sonrisa.

- Me llamo Daniel, encantado nueva compañera. - dice de manera agradable, parece no importarle tener una compañera (no como a otros en comisaría). - Así que eres el nuevo fichaje de Mayo ¿no?

Me acerco un poco a él porque no quiero decir el nombre en voz alta.

- El hijo del alcalde de Coslada era su cliente habitual- susurro.

Volviendo a una pose más tranquila y relajada, contesto a su pregunta.

- Me llamo María de los Dolores Pérez Castelao. Oh, sí señor, lo que necesite- digo sin dar crédito a mi buena suerte. Si puedo trabajar con este hombre, no sólo aprenderé mucho sino que seré libre de aplicarlo. Le doy el número de placa antes de que se marche y me quedo con Daniel.

- Hola, soy Dolores, encantada- saludo con una sonrisa que no puedo disimular. Estoy encantada.- Parece que sí soy en nuevo fichaje y tengo muchas ganas de empezar. Cuéntame cómo funciona todo.

- Encantado.

Te sonríe y luego comienza a contarte cómo funciona la unidad.

- El funcionamiento de la brigada es sencillo...Mayo expone el caso y luego nos da rienda suelta. Le gusta que pensemos por nosotros mismos...siempre que cumplamos las normas. Hay una cosa que no le gusta nada...que vayamos solos a hacer algo. Siempre quiere que vayamos con al menos un compañero. Es su norma número 1: Saber dónde están los nuestros.

Parece que sus normas son sencillas, aunque ese número indica que tiene más de una norma...o una lista muy numerosa.

- ¿Qué más quieres conocer de nosotros?

Estoy como en una nube: el compañero es majo, mi nuevo jefe eficiente y parece que la unidad funciona en base a las capacidades de sus miembros y no en base a sus familias. Y cumplen las normas, ¡las normas! Creo que voy a llorar de felicidad, es como el cielo de las policías. Al volver a casa voy a comprar una tarta enorme para celebrarlo. 

No quiero pasarme preguntando pero tengo más dudas. 

- ¿De verdad nos deja cumplir todas las normas? ¿Vamos a poder investigar de verdad este caso? ¿Cuántos miembros tiene la unidad? ¿Son todos como vosotros dos?- pregunto como una ametralladora, aunque no era mi intención.

Para compensar, abro mi enorme bolso y saco dos Panteras rosas. Compartir chuches une a los compis. 

- Las normas son suyas, y ya las irás conociendo...y debemos cumplirlas. - hace una pausa y continúa -  pues contigo la unidad alcanza la cifra de siete integrantes. Mayo, Antonio que es el segundo al mando, Martín, Jordi, María la forense y yo que me uní hace un par de semanas así que como quién dice soy el novato. Y ahora tú.

Hace una pausa mientras te guía hacia los coches que tenéis asignados en la Brigada.

- Y sí vamos a poder investigar el caso, aunque hay veces que nos ponen muchas trabas por suerte la fama de Mayo y sus contactos nos permiten continuar. Pero bueno debemos andarnos con cuidado...no conviene abusar de la suerte. Y bueno háblame de ti...¿en qué eres experta?