Partida Rol por web

B.E.I.: El Verdugo de Cerepovec

Prólogo: Martín García

Cargando editor
02/05/2015, 22:15
Director

 

Madrid, 16 de Diciembre de 2012

 

El reloj del parque marca las 18:30. Una buena hora para ir a correr por el parque de El Retiro y soltar los músculos tras una dura jornada en la oficina. Durante las dos últimas semanas te han ordenado investigar a un grupo de graffiteros que han pintarrajeado lemas anti-franquistas por media capital de España. Son críos menores de dieciséis años, no terroristas hechos y derechos y te parece una pérdida de tiempo que te hayan asignado un caso que la misma policía armada podría investigar sin problemas y realizar detenciones masivas para amedrentar a los contrarios al sistema como era su especialidad.

Mientras estás estirando antes de correr para evitar lesiones tu móvil comienza a sonar. Observas que en la pantalla aparece el nombre del antiguo líder de la Brigada y la persona que te metió en ella: Ignacio Mayo.

Notas de juego

Imagen sacada de www.lavanguardia.es

Cargando editor
03/05/2015, 12:12
Martín García Fernández

Mayo…

Martín siente un respingo. Mayo se ha retirado felizmente, cosa que otros miembros de la brigada no pueden decir. Desde entonces no ha mantenido demasiado contacto con él, además de coincidir en alguna fiesta (bautizos de hijos de compañeros, bodas… la brigada crea lazos) o reunión de miembros; por lo que la llamada no le hace presagiar nada bueno. Podría llamarlo para alguna menudencia, la posibilidad existe, pero de algún modo Martín se teme lo peor. Es lo más probable. ¿Aunque, por qué Mayo? Si lo llama él personalmente, puede encontrarse en apuros; si lo llama de parte de la brigada, debe de haber pasado algo horrible.

Con un último instante de vacilación responde a la llamada.

—Señor Mayo, cuénteme…

Cargando editor
03/05/2015, 22:13
Ignacio José Mayo Alonso

- Hola Martín, espero no molestarte. -  su voz suena cansada, como si no hubiera dormido bien. - Me han asignado temporalmente el mando de la Brigada.

Esto sí que no te lo esperabas. Cuando Mayo abandonó la Brigada, notaste cómo respiraba aliviado. En las últimas reuniones lo habías visto feliz y tranquilo, ser el comisario en una pequeña comisaría de barrio le sentaba genial así que realmente debe ser algo importante para que lo hayan quitado de su retiro.

- Hay un caso importante y necesito que formes parte del equipo. ¿Estás interesado? - te pregunta.

No tienes duda de la respuesta, él te llevó a la Brigada y recibió dos balas por ti mientras perseguíais a un maldito drogadicto que se había cargado a siete prostitutas para robarles y pagar sus vicios. Dos balazos que podrías haber recibido si no llega a interponerse, por suerte Isabel (la médico forense de la unidad) había salido en esa misión. Si no Mayo habría muerto allí. Pero ese drogadicto no llegó a juicio porque lograste meterle dos balas en su cabeza y acabar con siempre con su patética vida.

Cargando editor
10/05/2015, 12:30
Martín García Fernández

De algún modo supone que Mayo sabe la respuesta. No hay ninguna duda sobre qué va a pasar y todo es mera cortesía. Martín siente un profundo respeto y aprecio por Mayo y este lo sabe.

—Por supuesto, comisario. Cuente con ello.

Martín no puede evitar pensar, no obstante, en qué habrá llevado a Mayo a volver a la comisaría. En qué horrible situación lo habrá arrastrado de nuevo a un lugar del que tan feliz lo hizo salir. No avecina nada bueno. Y quizá, lo más probable, es que todo sea peor de lo que parece.

Cargando editor
12/05/2015, 17:35
Ignacio José Mayo Alonso

- No esperaba menos de ti Martín. - parece que intuye tu preocupación y te comenta - ...y si estás pensando en que es un asunto peliagudo estás en lo cierto. No me llamaron por ninguna tontería y me vi forzado a aceptar sólo por el hecho de lo que podría suponer que pasara algo derivado de este caso.

Hace una pausa y luego te indica:

- A las 23 horas en la sede de la Brigada, tendremos una reunión informativa y os pondré al tanto de la situación.

Cargando editor
13/05/2015, 17:27
Martín García Fernández
Sólo para el director

—Allí estaré, comisario.

Cuando cuelga el teléfono siente un escalofrío. Suspira, se aparta del camino y estira. El deporte se ha acabado por hoy. Vuelve a casa; se da una ducha en la que sube la temperatura del agua hasta que arde fugazmente en la piel, pica un poco de jamón y toma una cerveza tostada.

Y a las 22.55, ya más relajado, se persona en la sede de la brigada.

Notas de juego

Si pasa algo entre tanto, siéntete libre de cortar el hilo de acontecimientos donde veas conveniente.

Cargando editor
23/05/2015, 15:01
Director

Llegas a la Sede de la Brigada un poco antes de las once, según dice la prensa son las instalaciones más modernas de toda Europa. Algo que puedes creer ya que los laboratorios y salas que has visto están a años luz de los que habías visto en toda España. Los ordenadores son de los más moderno que hay, fabricados en el país con tecnología cedida por la República de China (Taiwán).

Aparcas el coche y al bajarte recuerdas tu primera visita a la Sede...tu mente te lleva a unos años atrás...

FLASHBACK

Las nieblas del tiempo te trasladan al año 2011, era una noche calurosa de Mayo. Acababas de conocer al Inspector Mayo en una investigación sobre unos drogadictos que causaban problemas en los barrios que tu comisaría tenía asignados. Ayudaste al Inspector en la investigación, y al parecer le llamaste la atención ya que tu superior te pidió que te presentaras en la Sede de la Brigada para una reunión con él.

Un agente de la Policía Armada te estaba esperando en la puerta.

Te saluda militarmente para luego preguntarte:

- Perdone caballero, ¿es usted Don Martín García? - espera para ver si le contestas en posición firme.

 

Notas de juego

Imágenes sacadas de ufpmadrid.org y www.gaucin.tv

Cargando editor
24/05/2015, 12:14
Martín García Fernández

—Sí, señor —responde Martín cuadrándose marcialmente con naturalidad.

Martín intenta no translucir su emoción. Ha leído que la sede tiene unas instalaciones que hacen palidecer a las del resto de Europa y se siente un privilegiado por estar allí. No cree haber hecho nada especial pero, al mismo tiempo, se siente contento de que hayan visto algo en él.

 

Cargando editor
30/05/2015, 16:16
Director

El agente de Policía Armada te guía por la inmensa sede, no tienes tiempo para observarla detenidamente pero ves a decenas de inspectores trabajar y colaborar con agentes de policía de toda la nación. Desde ese edificio se dirige a cientos de agentes en todo el territorio nacional.

Te lleva hasta la zona de interrogatorios o eso pone en el cartel que hay en la puerta que da acceso a esa ala del edificio.

- Entre señor, le están esperando.

Te abre la puerta y es una sala pequeña, está prácticamente en penumbra salvo por la poca luz que llega a través del cristal que da a una sala de interrogatorios dónde hay un hombre sentado a la silla y esposado a la mesa. En la sala ves a dos inspectores, uno de ellos es Mayo y el otro no lo conoces.

Cargando editor
30/05/2015, 16:21
Ignacio José Mayo Alonso

- Muy buenas Martín, me alegro que hayas venido... - te saluda el inspector dándote un fuerte apretón de manos. - Estamos en medio de una investigación y nos viene genial una cara nueva para esto... - te señala a la sala de interrogatorios. - ¿Qué opinas? - te pregunta.

En la sala ves a un hombre de alrededor de treinta años en un estado cercano a lamentable, pero no por haber sido golpeado. Está pálido y suda, su mirada es errática y le cuesta fijarla en un mismo punto. Reconoces esos síntomas, está pasando por un síndrome de abstinencia. Por las ropas ves que no es un yonqui de extra-radio. Su jersey es Lacoste y es una marca cara en este país. Seguramente sea un niño pijo que se ha metido en temas de drogas como está de moda*.

Notas de juego

*: En la realidad el aumento del tráfico de drogas fue entre los años 80 y 90. En esta realidad se produjo a finales de los 90 y dura la década de 2000. 

Nota: Las pistas recibidas (datos) son gratuitos, es el punto de partida. Si deseas realizar un gasto específico puedes indicarlo y yo te contestaré si averiguas algo más o no (en el caso que no saques nada, esos puntos no se gastarán). 

Cargando editor
30/05/2015, 16:28
Martín García Fernández

Respondo a Mayo con un apretón firme.

Me alegro de que haya pensado en mí para esto —responde Martín en tono sincero, desprovisto de adulación. Así lo siente.

Ante la petición de Mayo, el agente García examina al sujeto durante unos segundos, recopilando los diferentes indicios.

Está pasando un síndrome de abstinencia. Necesita consumir lo que sea que consume —Pequeña pausa—. Viste ropa cara. Seguramente se trate de alguien acomodado. Alguien de familia bien. —Otra pequeña pausa—. Por su poder adquisitivo, seguramente se trate de abstinencia de alguna droga de diseño… o cocaína particularmente pura.

Martín lo examina unos segundos más…

Notas de juego

Y gasto uno de Detectar. Si no encuentro nada, acabo el post con esto

«Martín lo examina unos segundos más… sin encontrar otros detalles reseñables, por lo que dirige a la mirada al comisario Mayo.

—No sé si hay algo más que debiera saber antes de lanzar conclusiones precipitadas, pero en principio diría, solo, que se trata de un adulto con dinero con cierta relación íntima con las drogas.»

 

En caso contrario, dependerá de en qué me fije.

Cargando editor
30/05/2015, 16:47
Ignacio José Mayo Alonso

El inspector Mayo sonríe ante tu contestación.

- Perfecto, y eso que sólo lo has visto unos segundos. Tienes buenos ojos muchacho, y mejor cerebro o  "pequeñas células grises" como diría Poirot. - te felicita citando al famosísimo detective belga.

Observas detenidamente al sospechoso acercándote al cristal y puedes ver que tiene arañazos en manos y muñecas. Son pequeños pero paralelos, seguramente provocados por unas uñas sin demasiada fuerza ya que no son profundos. En su muñeca derecha ves un rolex, chapado en oro. El cristal de la esfera del reloj está roto, y aunque no puedes verla intuyes que ha habido sangre sobre ese cristal.

Cargando editor
30/05/2015, 17:00
Martín García Fernández

—Además… tiene una serie de arañazos en las muñecas. Son cortos y paralelos, quizá de unas uñas. No son demasiado profundos, por lo que no parece que resulten de la intención de herirlo. Quizá un juego sexual… —Martín duda un momento. Y de repente, aunque ha estado ahí todo el tiempo, se da cuenta de que el reloj es un rolex chapado en oro—. Quizá más que acomodado sea muy adinerado, el reloj es un rolex chapado en oro. Son relojes muy caros y muy resistentes; seguramente llevó algún golpe fuerte en su muñeca.

Cargando editor
02/06/2015, 16:48
Ignacio José Mayo Alonso

- No vas mal...pero creo que puedes sacar algo más. Fíjate un poco mejor...

Al escuchar esa frase algo se activa dentro de ti y sacas a relucir tu verdadero talento. Examinas de arriba a abajo al sospechoso y lo ves claro, como si el velo que te impedía ver lo que obviaste antes.

En el jersey hay una mancha negra cerca del hombro, no está producida por tierra o barro. Es un mancha de forma semicircular de residuo negro granulado, parece una quemadura pero no lo es. En la manga derecha tiene un patrón similar, aunque más leve. Sólo puede significar una cosa, ha disparado un arma. Por el granulado evidente seguramente una escopeta de caza y ya que la pólvora salió hacia atrás en gran parte seguramente una escopeta vieja o cuyo cierre esté defectuoso. 

Te fijas en su cara y cuello y ves que no tiene quemaduras, puede que haya tenido suerte o que otra persona estuviera sujetando la escopeta al mismo tiempo y se disparara por accidente. Son hipótesis pero ambas válidas.

Cargando editor
03/06/2015, 17:34
Martín García Fernández

Tiene residuo negro en grano a la altura del hombro izquierdo y del brazo derecho, seguramente por haber disparado una escopeta, que debía de ser vieja o tener problemas en el cierre, lo que explicaría las manchas del hombro —pequeña pausa—. No obstante, el hecho de que la ropa esté manchada pero él no tenga rastros ni quemaduras… ¿había alguien más con él?

Cargando editor
09/06/2015, 16:33
Ignacio José Mayo Alonso

- Es lo más probable, pero el hombre no suelta prenda de quién lo acompañaba y por eso necesitamos que confiese su nombre... - te mira directamente y te pregunta -  ...¿te ves capaz de hacerle confesar?

Miras al hombre y es posible hacer que confiese pero no será fácil. No tienes muchos datos. Parece que Mayo se da cuenta de eso y te da más datos:

- Te contaré algo más del hombre que tienes ahí delante. Cuando lo paró la Policía Armada en su coche llevaba doce quilos de caballo de la mejor calidad y una escopeta de caza de los años 50. Había rastro de una segunda persona en el vehículo en algún momento pero no localizamos a nadie. Pensamos que ha matado a esa persona o la ha herido... - hace una pausa un par de segundos y añade - ...ese individuo sale con la hija de un importante empresario...y ella no ha llegado a casa todavía. Pensamos que ha podido matarla o la mantiene secuestrada...por eso aún lo ves entero...

Esta última frase la entiendes. La Policía Armada y el Cuerpo General de Policía suelen utilizar muchos métodos para lograr confesiones y la tortura es uno de ellos...y de los más efectivos. Por lo que sabes Mayo es maestro de los juegos psicológicos durante los interrogatorios y no aboga por la violencia pero algunos de sus compañeros prefieren la suave ciencia para sacar confesiones.

Cargando editor
10/06/2015, 13:47
Martín García Fernández

Martín asiente con confianza. Interrogar nunca ha sido el mayor de sus fuertes, pero tampoco es que se le dé mal. Prefiere hacer estas cosas con más tiempo, con más investigación previa. Carece de la locucidad o de la mirada amenazante de otros investigadores. Espera un instante, abre la puerta y entra en la sala de interrogatorios.

Buenos días —saluda educadamente—. ¿Cómo te encuentras?

Martín intenta ser agradable con él. Como si no se esforzase, como si dos absolutos desconocidos mantuviesen una charla en un bar porque han descubierto que animan al mismo equipo de fútbol.

Creo que sabes perfectamente por qué estás aquí —corta de repente—. Es algo que no podemos cambiar. Un montón de drogas, la escopeta… esas manchas —añade mientras las señala—. Venga, sabes perfectamente adónde llevará todo esto. He pedido hablar contigo para ver si te animabas a hablar. Necesitamos saber quién es la otra persona —Martin niega apesadumbrado con la cabeza—, y aunque supongo que tienes tus razones para callar, debes saber que hay gente dispuesta a hacerte hablar a cualquier precio. A precios que dejan secuelas. Y, sinceramente, no sé hasta qué punto compensa a los silenciosos. Llevo unos años en esto y siempre he considerado que no os compensa. ¿Tú qué crees?

Notas de juego

Si ante la velada amenaza se lo piensa, lo dejo estar. Si no, le insisto un poco más, explicitando la clase de torturas y vejaciones a las que probablemente lo someterán, e invierto mi punto de Interrogar.

Cargando editor
10/06/2015, 17:22
Director

El hombre te mira temeroso al entrar. No te deja de observar mientras entras en la sala, está atento a todos tus movimientos como si esperara que tarde o temprano lo golpearas. Tu mera presencia le asusta, y eso es bueno para tu situación.

El hombre asiente cuando le dices que sabes perfectamente por qué está en esa sala. Escucha lo que le comentas, e intenta pensar una respuesta aunque ves claramente que le cuesta mucho el mero hecho de pensar algo...su capacidad de mentir es prácticamente nula así que su única baza es callar para no empeorar las cosas.

Tras un minuto más o menos decide abrir la boca. Su voz es cazallera, suena rasposa fruto seguramente de noches sin dormir y de marcha. Dentro de la sala hueles su sudor, y el alcohol que exsuda por sus poros.

- No quiero que me peguen...no quiero... - contesta a tú "¿tú qué crees?". La velada amenaza hace mella en su pobre espíritu pero no suelta prenda de momento y contesta - Iba sólo...las manchas...bueno...las manchas fueron de disparar con la vieja escopeta de mi padre....la tenía en la casa de mis abuelos cerca de Miraflores...

Ves que intenta no hablar demasiado, sabe que hablando le costará esconder la verdad. Pero ya ha confesado dos cosas: de quién era y de dónde sacó el arma. Seguramente venía de esa casa y es allí donde podría estar el cadáver o la chica retenida pero no estás seguro todavía.

Ir de blando no te está sirviendo de nada, tu instinto te dice que tienes que presionarle más. Amedrentarlo es la única solución para que cante. Comienzas a contarle técnicas de interrogación típicas: golpearlo con guías telefónicas para no dejar marca, ponerle los huevos dentro de un cajón y cerrarlo... A cada ejemplo que das notas como la poca fuerza de voluntad que le queda se quiebra un poco más hasta que el hombre rompe a llorar como un crío.

- Lo siento...no quería hacerle daño...no quería joder no quería...la quería ¿sabes?...pero ella no quería que fuera a matar a esos colombianos...y se interpuso en mi camino así que la aparté y forcejeamos...y sí...se disparó la escopeta...pero no la maté.....joder no la maté...ella estaba sangrando en la pierna....pero viva...joder estaba viva cuando la dejé...

Está viva según dice. Pero tiene qué decirte dos cosas: dónde está y quiénes son esos colombianos.

Notas de juego

Nota: Dale caña, quiero ver a Martín en acción :P Ve a por él :P

Cargando editor
10/06/2015, 18:48
Martín García Fernández

—¡La querías y la dejaste desangrándose! ¡La querías y la dejaste a su suerte! ¿Te das cuenta? Has dicho lo suficiente como para que te arrebaten la información a golpes y no como para que podamos ayudar a la chica, lo suficiente como para ser culpable de un asesinato y no como para poder evitarlo. Te estás condenando, chico; ¡¡ayúdame a ayudarte, joder!! ¿Quiénes son esos colombianos? ¿Dónde podemos encontrar a la chica?

Martin alza la voz algo frustrado, acercándose mucho al histérico y sollozante cautivo. Le coge por la barbilla y lo obliga a mirarle a los ojos, apretando un poco cuando el preso intenta rehuirle con los ojos.

Mírame bien. Mírame bien y ayúdate. Ayúdala. La quieres. Y puedo salvarla. ¡Habla!

Martín deja la mirada dura, fría. Como insinuando que la hora de las palabras, de la negociación pacífica ha llegado a su fin. Hay vidas en juego.

Cargando editor
15/06/2015, 15:31
Director

El hombre se desmorona y te cuenta dónde está la chica.

- Natalia está en la casa de mis abuelos, en la barriada de San Andrés en Miraflores... - dice -  La casa es el número ocho, cuando la dejé...no sangraba casi y había tomado algo para el dolor...

Una buena noticia la chica está viva. Pero es necesario que vaya una ambulancia rápido. En el cristal se escuchan dos golpes, Mayo seguramente te comunica que están saliendo para allí agentes y una ambulancia. El hombre parece más entero tras confesar lo de la chica, se rehace un poco y deja de lloriquear. No dice nada más, parece que se quiere callar lo de los colombianos. Es posible que les tenga más miedo a ellos que lo que le podáis hacer la Policía o tú. Vas a tener que apretarlo más, o hacerle las preguntas correctas.