Partida Rol por web

El asesino es más rápido que tu y aprovecha tu posición para lanzarte un segundo golpe que falla estrepitosamente. Aprovechando su descuido, logras clavar tu daga en su brazo, causandole una herida profunda que le obliga a soltar un grito y dejar caer su arma. Pero tu golpe de suerte no acobarda al asesino, que se agacha a recoger su arma con la otra mano.

Te das la vuelta buscando algún lugar donde evitar el ataque pero es inútil, el encapuchado sopla con fuerza y un dardo ponzoñoso se clava directamente en tu pecho, muy cerca del cuello. Podría haber sido un ataque mortal, pero el dardo golpea contra tu pectoral de coraza y rebota sin causarte daños.

El asesino parece algo sorprendido y asustado y comienza a cargar de nuevo su arma.

Hábilmente logras evitas la emboscada y regresas sobre tus pasos buscando el lugar donde debería estar Loranda. No parece que nadie te siga aunque si oyes un silbido detrás de ti; Al parecer, el hombre que has visto no era el único que te esperaba.

Apresuro mis pasos lanzando alguna mirada hacia atrás...

Vehexa clava sus ojos en su oponente, y entonando el grito de guerra que le enseñó su padre, corre hacia él blandiendo su hacha. No apunta a ninguna zona vital, decidida a dejarle lo suficientemente vivo como para que pueda hablar. Al menos por un rato.

Saltas sobre el encapuchado que, asustado, apenas logra soltar la cerbatana y buscar algún arma de cuerpo a cuerpo. Pero tu ímpetu es tal, que a la hora de golpear se te escapa el arma de las manos y el hacha vuela hasta estrellarse contra el suelo a varios metros de vosotros.

El encapuchado ve la ocasión de vencerte y saca una afilada daga de entre sus ropas.

Vehexa se queda un momento confundida al notar que su hacha no está entre sus manos. Mira por un momento donde el hacha ha quedado y decide atacar al hombre con sus manazas

Cuando tu enemigo s elevanta con la daga en su otra mano, aprovechas, te agachas y clavas una daga en cada una de sus rodillas, haciendo que el hombre lance un grito de dolor y caiga al suelo completamente derrotado.

Miras a tu alrededor y no parece haber nadie más, pero de pronto una figura aparece al final de la calle. Distingues el báculo y la figura algo encorvada de Kilder, que al verte se acerca a ti apresuradamente.

Corres por las calles del pueblo buscando la pista de Loranda hasta que la encuentras al final de una calle. Tiene sus dagas en la mano y a sus pies yace el cuerpo de un hombre que sangra abundantemente por piernas y brazos.

Lanzas dos fuertes puñetazos contra tu rival, que los esquiva y trata de clavarte su daga en vano. Al estar lejos de tu hacha el encapuchado parece recuperar algo de confianza y se envalentona.

Vehexa se crece en la lucha y vuelve a atacar a su enemigo con toda sus fuerzas

Lanzas dos golpes que cruzan el aire sin alcanzar a tu rival, mientras él hace lo propio con su arma. Si tuvieses tu hacha ya habrias hecho pedazos a este infeliz, aunque confias en vencerle de todos modos.

Corro hacia Loranda al ver que posiblemente esté en peligro, y mientras lo hago comienzo a recitar mi cántico, dando vueltas al bastón con las dos manos como si fuese una hélice.

El calor inunda mis huesos, y me reconforta.

Grito:

-¡Loranda!

Para que sepa que estoy con ella.

La voz de Kilder me sobresalta. Aun siento el corazon latiendo deprisa dentro de mi pecho pero el peligro ha pasado y poco a poco me tranquilizo.

-Kilder!-  mientras espero a que se acerque compruebo el estado de mi herida en la pierna, por suerte no ha sido grave.- Este malnacido me ha seguido y me ataco por la espalda- dicho esto le suelto una patada en la entrepierna a pesar de que mis dagas lo han herido en el brazo y en ambas rodillas- Maldito hijo de..., dime quien eres y porque me estas siguiendo! Quien te paga, eh!? - vuelvo a dar una patada al jorobado que yace en el suelo, furiosa y llena de rabia- Dime quien te envia o te mato!-​ desvio la mirada hacia Kilder un momento- Estas bien?

Mientras corro hacia ella, veo que está preparando una tortilla con, bueno, una tortilla...

Me pongo espalda con espalda, y miro por donde he llegado, vigilando que no me siga otro asesino.

Continuo recitando mi sortilegio, y de ves en cuando, le voy diciendo algunas palabras a ella.

-A mi también me han seguido, y han hecho una señal a alguien que aun no he visto. Tengo el presentimiento de que la gigantona está en peligro, deberíamos ir a buscarla... aunque también me gustaría intentar sacar algo de información del eunuco.

Los movimientos acrobáticos con el bastón no cesan en ningún momento..

Descubrir que tambien han seguido a Kilder me cabrea aun mas, pensar que Vehexa puede tener problemas me hace ser mas violenta por la necesidad de acabar cuanto antes. El dolor que siento en la pierna a causa de la herida que me ha provocado el cuchillo de mi atacante aumenta mi furia. 

-Estupido hombrecillo! Tienes un minuto para decirme porque me has atacado y quien te envia, si no hablas te troceare como a un pollo y los trocitos no seran mas grandes que este!- de un tajo le corto la oreja derecha y la sostengo delante de sus narices con dos de mis dedos. Ver como gotea la sangre me pone nerviosa y miro a mi amigo de reojo.  

-Kilder, preparate para salir volando de aqui en cuanto este me responda, iremos a buscar a Vehexa ahora mismo- susurro. 

El hombrecillo se retuerce de dolor mientras su sangre, que brota abundantemente, mancha todo el suelo a su alrededor. A pesar de su situación, se permite sonreír y dice, casi escupiendo las palabras:

-Ja...jaja, no sé quién ni cómo se llama... pero... es alguien poderoso (toses varias). Estais acabados. Ja...

Está perdiendo mucha sangre y si no poneis remedio, no podrá sobrevivir mucho más.

Escucho un sonido que me recuerda al de la carnicería mientras no paro de mirar hacia atrás esperando que aparezca mi perseguidor, me giro un poquillo de reojo, y le digo entre dientes a Loranda:

-Es tu presa, haz lo que quieras con el, pero recuerda que estamos en medio de la calle...

Me preocupa un poco la gigantona...