Partida Rol por web

El coronel ordena a sus hombres que al entrar inmediatamente arrestasen a Baltar y a cualquiera que se encontrase allí.  Las órdenes involucran pesados grilletes para las manos y un saco negro para la cabeza. – Guarde silencio si aprecia su vida. – Responde Tigh al científico. – Si Baltar abre la boca durante el camino tienen órdenes de golpearlo hasta que caiga desmayado. Andando. – Ordena a continuación el XO de Galáctica a sus soldados.

Inmediatamente emprenden la marcha hacia su destino siguiendo el camino menos transitado.

Sus temores se hicieron realidad. No podía evitar dejar de oír una risa femenina. En realidad no sabía si su 6 imaginaria reía o no, estaba demasiado asustado como para hacer nada. Solo iba a decir que se trataba de un error, o al menos a fingir que preguntaba por qué se le detenía. Pero el duro rostro del XO, sus palabras de que habrían represalias si despegaba el pico y sobre todo, el saco negro en su cabeza hicieron que guardara silencio... no porque no quisiera hacerlo a pesar de lo que pasaría si lo hacía. Literalmente, no podía articular palabra pues su garganta no respondía a sus órdenes cerebrales. No ahora.

Para Baltar el viaje a ciegas debió de ser todo un suplicio pero pronto descubriría cual era el destino.

La ira de Tigh no dejaba de aumentar con cada metro recorrido desde el laboratorio hasta la bahía de estribor perteneciente a los tubos de lanzamiento de vipers. Al llegar allí el XO dejo a Gaius frente a las enormes compuertas que daban acceso al tubo de lanzamiento para los vipers y fue hacia la sala de control impartiendo órdenes a todos los presentes. Debían abandonar inmediatamente el área y esperar instrucciones. Solo permaneció el operario de turno que maldecía su destino por estar presente.

Luego las puertas se abrieron y Baltar entro a la lanzadera a empujones seguido por los guardias que luego quitaron el saco que cubría su cabeza. En ese momento el aclamado científico pudo discernir cual sería su destino próximo.

Los guardias se retrocedieron hasta el hangar y nuevamente las pesadas puertas se cerraron a espaldas de Gaius.

Tigh observaba todo desde la sala de control contigua a la lanzadera, y con el intercomunicador en mano hablo para el científico situado en medio de tubo de lanzamiento. – Ahora maldito traidor vas a confesar o iras a parar al espacio junto a tu cómplice. – Simplemente para acelerar las cosas el coronel ordena que comience la secuencia de lanzamiento de viper, solo que no hay ningún caza que lanzar. Solo un científico acusado de alta traición. La sirena comienza a sonar con fuerza en la lanzadera.

Habla ahora o morirás. Sabemos lo que hiciste en Caprica. Tienes diez segundos aproximadamente. – Las luces rojas de emergencia ahora iluminan todo. Pronto las compuertas exteriores se abrirán expulsando la atmosfera contenida dentro del tubo de lanzamiento.

Esta vez si podía oír las risas de su imaginación en su mente. -Calla y morirás. - le decían- Confiesa y morirás ¿a que es poético?

Baltar aporreaba un cristal que jamás se iba a abrir, o al menos eso pensaba él. Había colaborado con la humanidad desoyendo a la espía cylon, creyendo que hallaría la redención si demostraba su valía. Pero la falsa Shelly había acertado más que él. Tanto ella como la mujer que solo él veía le habían advertido de la testarudez y miedo de los humanos. De lo que le harían si tan solo sospechaban de su implicación en la destrucción de las colonias. Y ahí estaba ahora, sin ninguna esperanza y sin la oportunidad de demostrar su utilidad mediante el detector que acababa de inventar la noche anterior. Ayer era un héroe y hoy un terrorista. 

-Yo... no sé de qué hablan- hasta una lágrima asomó por sus ojos, mientras sus nudillos comenzaban a enrojecerse por los golpes.- ¿Qué cómplice?

En realidad le parecía absurdo que pensaran que Shelly fuera su cómplice después de que él la vendiera y, como no podía ser de otra manera, ella le vendiera a él, demostrando que si eran cómplices serían los más estúpidos del planeta. Tampoco veía razonable que quien pensaran en él como cómplice fuera Doral y no la 6. Igualmente, él le había vendido antes.

-Si lo hablamos creo que puedo esclarecer el malen...

Pero miró a las exclusas que inevitablemente se abrirían ya, que habían pasado unos segundos. Más lágrimas acudieron a sus ojos mientras le faltaba la respiración. Moriría como un traidor, pero no les daría el gusto de reconocer nada. En realidad, no confesaba porque tuviera orgullo, si no porque sabía que de poco le serviría confesar. Lo tirarían igualmente, o peor, lo tendrían prisionero de guerra durante lo poco que le quedara de vida, que no sería mucha si acaba acusado de terrorista.

-Si lo hablamos creo que puedo esclarecer el malen...

Tigh presionando un botón detiene la cuenta regresiva para el falso lanzamiento. La sirena deja de chillar pero las luces rojas continúan iluminando la bahía dejando un tono sanguinolento.

- No hay ningún malentendido, solo su confesión. Hable ahora y respetare su vida por sobre todo porque la guerra no ha terminado solo que usted no lo sabe. Es su última oportunidad. Tiene un minuto antes que reanude la cuenta regresiva. -

En cambio aluna válvula del proceso ha quedado pausada en medio de la operación y por ello el aire lentamente escapa. El silbido se oye claramente desde la sala de mandos también. Dentro de un minuto o con suerte un minuto y medio la lanzadera perderá toda la presión atmosférica junto a la mayoría del aire.

Cerró los ojos cuando creía que todo iba a abrirse y los abrió para comprobar que no había sido así. Sin embargo, la amenaza seguía ahí. El sonido ensordecedor de las sirenas y la pérdida de presión hacían evidente una muerte no menos desagradable que morir en el espacio. El aire faltaría poco a poco incluso la pérdida de presión podría provocar sus oídos sangrasen hasta el punto de reventar.

-Es... estoy seguro de que us...ted sabe qué quiere oír. Pe...ro yo no tengo ni idea- mintió, mientras se secaba las lágrimas- de lo que quiere que le diga. Supongo que tiene que ver con lo que le haya dicho mi falsa ay...udante. ¿Se da cuenta de que eso es... lo que ella quiere?

Había registrado, él creía que bien, el camarote de la 6. Y creía estar seguro de que no había ninguna prueba tangible de su implicación en la aniquilación de la humanidad. Claro que, por un lado, había tenido poco tiempo para registrarlo, y por otro, aunque no se trataba de la misma 6, la primera podía haberle puesto al corriente de detalles que de por sí le podrían el agua al cuello. Sin embargo, estaba seguro de que si admitía su error no se facilitaría las cosas, por mucho que el Comandante así lo dijera. Según le había llegado a sus oídos, Doral seguía vivo mientras pudiera ser de utilidad. Pero seguro que estaba en unas pésimas condiciones, y lo mismo le pasaba a él. Intentaría al menos averiguar cuánto tenían sobre él antes de admitir nada. Tenía la soga al cuello, y estaba seguro de que confesar ante Tigh solo haría que el nudo estuviera, irónicamente, más ajustado* a su cuello.

-Justo cuando acabo de crear el detector que nos hará encontrar a los cylons, ¿no le parece casual?- a pesar de que no sabía si era el XO el único que escuchaba o no su conversación, poco le importaba mantener el secreto en esta situación.

Había oído que el Segundo, y lo estaba comprobando de forma directa, tenía mal genio y era cabezón. No dudó en dejar abandonado a su suerte al primer Doral, y sabía que sus palabras quizá le enfurecieran aún más. Pero la sensación de que todo era una trampa contra él no se le iba de la cabeza, y confesar solo haría que las pruebas que hubiera contra él fueran aún más creíbles. lo único que lamentaba era que fuera el XO y no el propio Comandante o la Presidenta quienes estuvieran al otro lado del comunicador. Les había parecido mucho más razonables que el hombre que tenía su vida colgando de un hilo. Y no de uno de pesca precisamente.

La ira del Xo ascendía a niveles estratosféricos y no dudaría en lanzar al científico al espacio porque después de todo “aquello” ya estaba solucionado. Nadie jamás sabría lo que había pasado porque el cuerpo no sería hallado luego del salto ftl previsto. Solo era cuestión de tiempo y “tiempo” era algo que el coronel no tenía. - ¡Silencio! Yo pregunto y usted responde. Continúe parloteando sin sentido y solo acortara el poco aire que le queda. ¡Responda de una maldita vez! – Tigh enfatiza golpeando con fuerza el grueso vidrio que separa ambos espacios.

Había llorado, había intentado razonar. Pero el XO parecía estar muy seguro de su implicación. Eso implicaba pruebas. Pero, ¿cual? Él no había dejado ningún cabo suelto, a pesar de no saber que estaba ayudando a destruir el mundo había sido cauto borrando sus huellas. El espionaje industrial era un delito menor que el del genocidio, pero no dejaba de ser delito. Sin contar, por supuesto, con su "testigo", a estas alturas todos los cylons debían saber ya su labor... incluso es posible que tuvieran detalles que le implicaran concretamente, que no consista solo en la palabra de unos traidores. ¿O acaso el XO estaba tan loco como para matarlo solo por que una cylon le señalara y dijera cosas que, aún siendo reales, provenían de alguien poco fiable? No podía evitar que había algo más.

Aún así, ¿qué vida le esperaba si confesaba? Estaba probando en sus huesos de lo que eran capaces los humanos. En este nuevo mundo no existe la protección de testigos ni volvería a deambular como ciudadano libre en la Galactica. Su escasa vida no sería mejor que la alternativa que le ofreció Shelly y que rechazó. Ella le pedía ser un esclavo de los cylons, él le pedía serlo uno de los humanos. Bandos distintos, mismo destino. Gaius amaba su vida, pero no creía que ésta durara mucho si confesaba ser un traidor. En otras circunstancias, quizá hubiera dicho la verdad, que era un mero estúpido que actúo sin saberlo como un instrumento de los cylons. Pero la cara de ira del Coronel al detenerlo le hizo saber que un hombre presa de la furia y el alcohol como ese jamás pasarían por alto su traición. Y si no le tiraba por la escotilla hoy, le colgaría en una celda mañana, fingiendo un suicidio.

-Le he dicho ya todo lo que sé. Toda esperanza de encontrar a los traidores en la flota saldrá volando conmigo por la escotilla. Nadie llorará mi muerte, pero si se arrepentirán tarde o temprano de haberlo hecho, cuando ellos ganen. 

Él mismo se sorprendió de lo firme de sus palabras, las que bien podrían ser las últimas. Su cuerpo, por contra, temblaba, no solo por el frío. Parecer firme tras su muerte no era algo que le consolaba, él apreciaba más estar vivo que ser digno. Aunque si no había elección, no veía motivo para no serlo.

La tolerancia del coronel había llegado a su límite porque su rostro se encontraba desencajado por muchos sentimientos negativos dentro de los cuales la ira era el más importante. Gaius pudo ver que el XO cortaba la comunicación con la lanzadera y comenzaba a impartir órdenes a sus subordinados allí presentes. Luego el procedimiento era detenido completamente y las puertas nuevamente volvían a abrirse para dar paso a media docena de guardias  llevando sus tonfas en la mano. La llegada de los guardias a la lanzadera termina en una paliza contra Baltar hasta que él pierde el conocimiento para luego ser arrastrado fuera de allí.

No se abren las puertas del espacio pero se abren otras que tampoco traen nada bueno. 6 hombres armados se acercan a él. Intenta echarse atrás al verlos.

-Pensaba que iba a matarme, ¿qué va a hacer ah...?

No le dio tiempo a decir nada más. Los hombres cargaron contra él, dejándolo en un estado lamentable. Hace unos segundos creía que iba a morir. No le gustaba, pero lo había afrontado. Y quien sabe, seguramente prefería lo primero a lo que tuviera pensado hacerle el Coronel.

Volvía a estar libre. Menuda palabreja, ni él mismo se lo creía. Y es que dudaba que realmente lo fuera. Iban a vigilar todos sus movimientos y tanto sus actos como sus conversaciones con el lado sexy de su imaginación tenían que verse afectadas si no quería que le descubrieran. Estaba seguro de que había escuchas y cámaras en la celda que compartió con la 6 que le delató. Y no había razones para creer que aquí no las había de nuevo. Se sentó en su silla y dió algunas vueltas pensativo antes de encender su ordenador. El detector estaba casi creado, y solo le faltaba analizar las muestras.

Como si eso fuera poca cosa. Seguía siendo un paria para los militares, faltaba agua en la flota y no le gustaban las "turbulencias" de unos momentos antes. Estaba seguro de que si no cambiaba su situación y la confianza para con los militares, moriría entre esas cuatroi paredes con un trabajo que ya de por sí amenazaba con matarlo de aburrimiento.

Bill Adama, llega al laboratorio. El guardia de la puerta le abre para que pueda acceder y allí se encuentra Gaius Baltar. El doctor parece un poco distraído absorto, de hecho no se percata de la presencia del Comandante, es como si estuviera teniendo una visión o un sueño húmedo, el comandante no es capaz de distinguir si realmente está soñando o si se está masturbando... en todo caso para evitar encontrarse con "una situación incómoda"  El comandante carraspea la garganta sonoramente para llamar la atención del Doctor.

- Ejem! Ejem!!.... Doctor Baltar, ¿le importa que le moleste? Dijo el Comandante. Me gustaría ver como funciona el identificador Cylon y si le parece podemos hacer una prueba.

Estaba inmerso con los datos de su pantalla* antes de que entrara Adama. Como ya venía siendo habitual en los militares iban directos al tema en vez de iniciar la conversación con formalismos. Levantó su cabeza de la pantalla y miró al Comandante. Con suerte, le daría algo que hacer. Aunque seguro que lo que le mandaba era algo que le aburriera enormemente.

-Estaba ultimando los detalles del detector, pero creo que no habrá ningún problema en empezar las pruebas.

Él ya había dicho en muchas ocasiones a los oficiales que estaba listo. Si se habían demorado en las pruebas había sido por las desconifanzas que habían caído sobre él.

Bien Perfecto, ¿le han facilitado ya las muestras de toda la tripulación de Galactica? Espero que si. El comandante estaba de bastante mal humor, pero en ese momento buscaba la colaboración de Baltar, así que trató de ser amable.

¿Se encuentra cómodo en el laboratorio? Si le hace falta algo no dude en pedirlo, me ha parecido raro que no pidiera nada, los científicos suelen estar todo el día pidiendo subenciones, material, y cosas de esas. El Comandante sonrió. Se sorprendería lo mucho que nos parecemos los militares y los científicos.

¿Que tal con Gaeta?¿Le está siendo de ayuda?. Es un gran hombre, trabajador y leal, aprovéchelo , es un consejo. Continuó Bueno!, ¿Qué le parece si hacemos esas pruebas? Me gustaría ver ambos resultados, un positivo y un negativo para ver como son. ¿le han facilitado sangre de los Cylon, no?

Ah, Doctor! Tal vez le interese, por lo visto hemos encontrado un nuevo Cylon, un modelo nuevo. En estos momentos lo están trayendo a Galáctica.

El comandante Adama se remanga un brazo y se lo extiende a Baltar. Bien Doctor, Adelante, pinche!!