Partida Rol por web

Entre todo el revuelo una de las demonios acude a vosotros. Parece que ha estado haciendo maldades por el mundo. Cuando llega se encuentra un gran revuelo en el inframundo. Todos están nerviosos. y los altos cargos no hacen más que preguntar a todo el mundo.

Gale mira a al nuevo demonio que entra e interrumpe su reunión. No está nada mal. Es una mujer atractiva. Pero no reconoce al demonio. Seguramente sea uno de sus acólitos. Si lo es va a pagar caro el meterse donde no debe.

- Un momento mi príncipe parece que tenemos estorbos por aquí.

Gale se levanta de la silla con cara de pocos amigos. No es el mejor momento para ser interrumpidos. El hecho de que el humano se haya escapado y no sepan como ya es bastante frustante como para aguantar a demonios menores metiendo las narices donde no los llaman. En su mano derecha se va formando una bola de fuego.

- Qué quieres puta! estamos reunidos ¿no sabes cual es tu lugar? Más te vale que sea algo importante.

Debería mostrarse asustada por esa amenaza, pero siempre ha sido muy "echá pa'lante" como para asustarse con esas cosas. Se acerca a Gale con una sonrisa juguetona.

-¿Así es como tratáis aquí a quien ha venido a ofreceros sus servicios?

El tono de su voz es juguetón y quizá da a entender cosas más bien... libidinosas.

Aun mirando en la carpeta la foto de la candidata que he conseguido no presto atención cuando alguien entra, ya se ocupa Gale de la intrusa que no merece mi atención. Esto cambia cuando ella le responde, dejo la carpeta en el escritorio y me giro a verla mejor

"¿una de las sucubos de la granja?" es curioso como cuando acabo de pensar en ellas aparece una, su cara no me suena mucho, pero nuevamente mi incompatibilidad con esta raza de diablesas hace que no me suela fijar mucho en ellas

-¿ofrecernos tus servicios?- eso es raro, los demonios menores se humillan ante nosotros para servirnos (sin perder ese toque suyo de malicia por el que nos apuñalarían si creyeran ganar algo con ello), ¿puede que esta mujer sea algo mas?

Miro interrogativamente a Crowly mientras extiendo mi percepción para estudiar la esencia de esta mujer

La diablesa me divierte, la reconzco como súcubo. Por deferencia hacia mi príncipe deshago la bola de fuego de mi mano. Miro a la súcubo y con voz tranquila y pausada, sin levantar la voz, le contesto:

- ¿Tú vienes a ofrecer? No te confundas, tu lugar es obedecer o desaparecer no eres nada. Como tú hay muchas, a cientos, bajo nuestras órdenes. ¿Acaso eres diferente? Ya he visto a muchas zorras como tú, y en el mejor caso resultáis entretenidas, por un tiempo.

Alza una ceja ante el comentario de Gale. Quizá es superior, pero su función también es obedecer o desaparecer y es que el no es nadie comparado con el príncipe.

-Mmm... que humos tan subidos tiene el señor... pero contigo no tengo nada que tratar... si estoy aquí es para satisfacer los deseos del Príncipe... no de uno de sus subordinados... por muy poderoso que seas, claro...

Pasa por su lado, con un contoneo de caderas muy sugerente y sensual y mirándolo por encima de hombro, aunque su estatura es más baja. Se acerca a Crowly y se arrodilla ante él, bajando la cabeza en señal de sumisión... cosa que no ha hecho con sus otros dos sirvientes, que eso es lo que son... al fin y al cabo.

-Príncipe, vengo como un obsequio.

Gale se sienta de nuevo.

Sirviente eh? Ya verás lo que puedo hacer zorra

El que sea un sirviente no quiere decir que le gusten que se lo recuerden, y mucho menos un demonio de bajo nivel, además Gale tiene curiosidad por saber de donde viene la nueva adquisición.

Aquella joven diablesa se había presentado ante mi y mis esbirros de repente. Sin presentación. Sin pedir audiencia. Sin siquiera un triste mensaje de un superior que justificara aquella irrupción en mi despacho, un lugar tan sagrado y sacrílego como el salón del trono de un rey. Además se había mostrado bulliciosa, atrevida y descarada con mis segundos, que no habían dudado en ponerla en su sitio con firmeza. Cosa que ella había ignorado con deliberado intención.

Alcé una media sonrisa, tan divertida como peligrosa. Aquella actitud podía llegar a gustarme...

Postrada ante mi en actitud sumisa mostró corrección, pero no por ello me dejé engañar. Podía leer a través de su cuerpo hasta lo más íntimo de sus anhelos y comprendía sus motivación. Algo que ella conmigo no podía hacer. A fin de cuentas solo era una diablesa de segunda...

- Tienes mi permiso para alzarte, Astoret... -dije con tono frívolo y magnánimo, pero con mi peligrosa media sonrisa en los labios y mi mirada profunda, guardiana de tantos secretos. Hice una pausa y observé a la diablesea de arriba a abajo y de vuelta arriba- Así que vienes como un obsequio... -comenté como de pasada poniendo una mano en su barbilla, y girándole el rostro a un lado y otro, con cruda serenidad, llevando su cuello hasta el borde de la torsion; estudiando sus rasgos como un amo que observa la dentadura de su último caballo. Su rostro denotó un leve dolor por el forzado movimiento y no necesité mirar para saber que Isaac disfrutaba de ese pequeña sensación; como un chupito inesperado al que te invitan en medio de un día de trabajo. Despues la rodee con deliberada lentitud, tanteando con un dedo aquí y allá, su cuerpo carnoso de hembra humana. Estudiándola. Mis manos alzaron sus brazos y abrieron levemente sus piernas, poniéndola en cruz como una mujer de Vitrubio. Palpé sus pechos y su trasero con desenfadado ojo científico e incluso metí la mano en su entrepierna tanteando. Me llevé la mano a la nariz y olfatee alzando una ceja como quien estudia un perfume- Te has hecho con un cuerpo con buenos atributos, querida. ¿O es acaso tu cuerpo original? Si es robado, ¿es virgen? Podría ser de utilidad en tal caso... -mi tono era científico y desapasionado, como un entomólogo que estudia a la polilla que tiene atrapada con un alfiler. Volví a su rostro, mirándola de frente y ahondé en sus ojos con inténsidad sobrenatural. Con una mirada poderosa que penetraba en ellos con toda la crudeza de una violación que arrancara algo por la fuerza. Estudiandola. Leyéndola. Descifrando en sus rasgos. O quizás algo más allá- ...Dime, mi revoltosa diablesa... ¿Quien te envía como presente y qué crees que puedes hacer para servir a nuestros propósitos? -mi mano ascendió suave, como una serpiente reptando por las hierbas altas, desde su vientre ashta el hueco de sus senos y muy despacio, los dedos se cerrarron entorno a su cuello, fino y delicado, como los anillos de una serpiente. Se cerraron sobre aquel cuello tan delicado que un prícipe del infierno podía partir con un simple chasquido- Y déjame advertirte que sabré si mientes o me ocultas algo, querida... En esta sala, MI SALA... -recalqué con relajada fiereza mientras mi presa se volvía de hierro y hacía que el rostro se tornara rojo- ...no hay secretos ante mi persona. Y la mentira se paga con algo peor que la destrucción... Mi casa. Mis normas. -solté un poco la presa para que entrara aire por su garganta. Pero no la solté- Ahora puedes hablar, querida... No tengas en cuenta el tono de reproche de nuestros acompañantes y satisface nuestra creciente curiosidad... -añadí, con un tono sumamente amable y cortés, ampliando mi sonrisa. Una sonrisa oscura, feral y contenida. Pero una sonrisa amplia. Extremadamente amplia. Sobrenaturalmente amplia.

La sonrisa de un tiburón.

En una esquina, un siseo de complacencia reveló que la serpiente había engullido por completo al ratón y que pronto, cuando lo regurgitara, tan solo quedaría una bola de pelo y hueso, vacía.

Como el corazón de un principe infernal...

No puedo evitar una sonrisa cruel mientras Crowly examina desapasionadamente a Astoret, como a ganado, un tratamiento mucho mas vejatorio y que seguramente le molestará mas que la furia de Galen

Es divertido

Permanezco de pie con los brazos cruzados, cómodo en mi posición, y observo con mucho interés las reacciones de la diablesa

Sonríe hacia ese trato de superioridad que le profesa el Príncipe del Inframundo... y supone que será un golpe bajo para esos dos que quieren verle sufrir con ese trato vejatorio que está recibiendo. Seguramente nunca dejará mostrar si eso le gusta o no, para joderles, claro.

A pesar de la presión en su cuello, habla para responder a sus preguntas.

-Me envía la señora de las Sucubos. Considera que las diablesas de aquí no tendrían el suficiente nivel para serviros como os merecéis, mi señor. Envía a una de sus mejores descendientes para serviros. Eso y su servidumbre eterna, mi príncipe.

Gale se deleita en los juegos de Crowly, aunque le aburre la interrupción. Desea con toda su alma que su príncipe la mate para poder seguir con sus asuntos pero no es tan idiota como para decirle a su señor lo que debe hacer. Le gusta demasiado estar vivo. Los movimientos de Crowly, rápidos y precisos le recuerdan sorprendentemente a los de la serpiente, precisos, inocentes en un principio, pero con un destino y resolución mortales y juguetones. En un instante recuerda porqué es el príncipe y porqué no ha sido depuesto, todavía. 

Gale se levanta, la impaciencia lo corroe y pone un mal gesto, los juegos le gustan, excepto cuando no es él el que los controla. Su expresión cambia paa dirigirse a su señor y a la súcubo.

- Una sola pregunta, si mi príncipe lo permite, ¿por qué ahora? es extraño que aparezca está súcubo justo después del... incidente con el humano. Sobre todo cuando ha sido capaz de llegar hasta aquí sin que ninguno de los guardas la detuviese.

Sonríe a Gale, con desprecio. Ya se ve que al único que respeta en esa sala es al Príncipe... los otros no merecen un trato de deferencia.

-Si me permites... puedo desvelar ese misterio. 

Mira al Príncipe.

-Vuestros guardias son demasiado... susceptibles a los encantos de una dama... se dejan engatusar por un cuerpo y unas cuantas caricias. En cuanto a eso del humano - mira a Gale de nuevo -... no tengo ni idea de a lo que te refieres. Pero sin duda podría ser de ayuda... me gustaría saber como te acercarías tu a él... sin asustarlo.

Las maneras de la sucubo empiezan a aburrirme y mi atención vuelve lentamente a la serpiente en el rincón, hablo sin apartar los ojos de ella

-nuestros guardias no son susceptibles a algo tan burdo como la atracción sexual, saben perfectamente lo que les espera por el mas mínimo descuido. Seguramente con tu poder podrías dominarlos claro, tal vez al recuperar el control se suicidarían, se que alguno si lo haría, saben demasiado bien como castigamos a los que nos fallan. Si te han dejado pasar es porque les habrás dado algún motivo aparte de tus tetas-

La otra cuestión la verdad es que la ignoro simplemente, es demasiado fácil acercarse a un humano sin asustarlo, no se en que lugar habra vivido esta sucubo, tal vez no entre mortales

Suspira... parece que al único que le gusta jugar es a Crowly... porque sus sirvientes no es que sean muy divertidos ni parece que les gusten los jueguecitos. 

-Como dicen en la tele... deberías cenar All-Brams... quizá te iría bien. Si tanto os gusta el papeleo en lugar de los juegecitos, que sosos sois, por cierto... -saca algo de entre su poca ropa y le enseña a Crowly algo parecido a un sobre con un sello de esos de cera y que parece algo oficial - suficiente? Creo que hasta vuestros guardias, por muy poca inteligencia que posean, saben reconocer algo oficial.

Mira a los demonios allí reunidos. Ya se ha cansado de jugar... por culpa de ellos, claro. Y es que son unos sosos que no saben divertirse.

No tomé la carta que me ofrece Astoret. No aun. Le hago un cabeceo para que la deje sobre mi escritorio y me sonrío mientras observo las pullas que se lanzan unos a otros. No les detengo. es bueno que se relacionen entre ellos, aunque sea de esta forma. Así se conocerán cuanto antes. Cuando parecen terminar, vuelvo a observar a Astoret con detenimiento y rompo a hablar con la misma sonrisa serena de tiburón.

- Bien Astoret, seguro que la carta me cuenta lo maravillosa que eres. El buen partido que supones, así como tus muchos talentos y capacidades para asistirnos en nuestra empresa, que ahora es también la tuya y cuyos éxitos y fracasos te haré directamente responsable en la parte que te concierna. Pero prefiero oir de tus labios lo que sabes hacer. Los campos y habilidades que dominas. Seguro que Isaac y Gale están tan interesados como yo de conocerte a fondo... -mi sonrisa se amplió, peligrosa e inocente a la vez. Como una gota de veneno que tiembla sobre el filo de un cuchillo, suspendido sobre el oído de una persona dormida- Dinos Astoret... Ante nosotros no temas... -hice una breve pausa, dramática, eligiendo la palabra adecuada y jocosa- ...desnudarte... Somos tu familia. Considera a Isaac y Gale tus amantes hermanos... y a mi... bueno, de eso ya hablaremos en otra ocasión. Tienes mi permiso para hablar, querida...

Y con profunda satisfacción, me senté en mi trono de cuero negro y observé a mis pequeños infernales y luego a Astoret. Eran mi orgullo y mi distracción ante el tedio de una inmortalidad tan larga que, si manejábamos bien, llegaría a un punto de oscura traición donde las voluntades de las tres hermanas eran la llave para nuestros designios...

... Unas voluntades que pretendía violar, quebrar y reafirmar con la violencia de un mazazo en los genitales y la sutileza de un susurro venenoso...

Mi única respuesta a Astoret es una sonrisa, ni se imagina lo soso que soy, pero no voy a jugar con ella, no mientras Crowly no de su visto bueno

Mi sonrisa cruel se extiende ligeramente con eso de que seremos sus hermanos, un concepto deliciosamente cruel dadas las compañías, ahora si vuelvo mi atención plena a la diablesa, curioso por lo que pueda decir

Sonrío ante el comentario de Crowly. A mis últimos "hermanos" no les fue muy bien. Sonrío con sonrisa de lobo a Astoret. Me siento en la butaca de nuevo y la invito a continuar hablando con un gesto.

Parece como si esos tres quisieran hacerle morder el polvo y que se arrastrase y esas cosas. Pero para prepotente y altiva ella, que a eso no le gana nadie... ni si quiera esos dos sujetos sin más poder que el de ser "amigos" del Príncipe del Inframundo.

-Puedo cambiar la voluntad de los hombres, manipular sus pensamientos con mis encantos y hacer que cuenten hasta sus secretos más oscuros... vamos... que podría sonsacar cualquier información. Otras cosas que puedo hacer, las dejo para que las descubráis vosotros más adelante.

Sonrío con suficiencia "vamos una sucubo especialmente hábil"

Cambiar la voluntad de los hombres, manipular sus pensamientos, sonsacar información, todo eso lo puedo hacer yo bastante bien, , pero reconozco la utilidad de que alguien pueda hacerlo de forma mas amable

"y además demasiado dolor causa insensibilidad, es necesario dar descansos y aliviar a los prisioneros de vez en cuando. El agua fría y caliente alternativamente puede romper las piedras"

Voy a increpar la actitud de Astoret y decirle a Crowly lo superflua que es cuando, al ver a la silla veo que el príncipe no está. 

-Mierda!! Se ha largado, y esta vez tampoco nos ha dicho nada sobre su plan. Supongo que tendremos que arreglárnoslas durante un tiempo, Isaac, ¿qué te parece que Astoret y yo nos encargamos del viejo?,  habrá que traerlo para ver si lo que ha sucedido ha sido casualidad. Tu tienes algo planeado por tu cuenta ¿verdad?

La sonrisa felina de Gale no deja lugar a dudas, le encanta su trabajo y lo que es.