Partida Rol por web

Dalaghor vuelve a cargar el arco, esta vez con flechas de guerra, apunta, tensa el arco hasta la comisura de los labios y afloja los dedos con lo que la flecha sale disparada con rapidez contra el ordo de su izquierda.(el de la parte superior de la pantalla)

El orco recibe el impacto de le flecha y se desploma inerte.

Espero al clérigo y al otro orco antes de atacarlo.

¿Ein?

El orco que sigue en pie está atento, listo para disparar en cuanto vea a alguien moverse...

El monje aprovechó su oportunidad. Aparentemente uno de los arqueras había sido abatido y otro estaba cerca, muy cerca. Dando un paso para acercarse uso sus puños rápìda y violentamente. Izquierda - derecha. La oscuridad no ayudaba, pero la silueta del orco era visible por la antorcha que llevaban sus compañeros, así que River-sen golpeó con toda su habilidad.

Chip se sentía como un inutil, observo la situación analizandola, esperando la oportunidad de poder intervenir peor los orcos parecian estar de masiado lejos y el estaba aun herido si asomaba su cabeza era practicamente seguro que no iba a salir de esa mina.- Por qu diablos había tenido que caer en esa trampa ?- penso mientras oobservaba impotente como sus compañeros se esforzaban por acabar con esas crituras

El orco esperaba, nervioso, había visto la flecha mágica que había abatido a su compañero pero su arco permanecía firme, sin temblar, dispuesto a ensartar al mago en cuanto asomase la punta de la nariz.

Escushó el susurro demasiado tarde, ni siquiera le dio tiempo a girarse cuando dos rápidos puñetazos alcanzaron su espalda. Uno impacto en su espalda, seguramente dañándole seriamente un riñón. El otro... el otro provocó un sonoro crack cuando su columna vertebral cedió casi a la altura del cuello.

Cuando cayó al suelo todavía respiraba quedamente, aunque por lo que el monje intuyó, no por mucho tiempo...

Al caer el segundo orco, Andreas avanza hacia el centro de la cámara, a fin de iluminar el máximo de la misma; eso sí, sin dejar de fijarse por dónde pisa, no fuera a haber más trampas de foso. De serle posible, camina sobre las traviesas de la vía.

Ante vosotros, se muestra una amplia cámara. Tal y como habíais visto, unos rieles la atraviesan de lado a lado. Los andamiajes ocupan los dos laterales y dan acceso a bastantes túneles de diverso tamaño, algunos de mayor altura que un hombre y otros menores. Por lo que podéis ver en los más bajos, su recorrido es irregular, retorcido, como siguiendo una veta. No da la impresión de que sean muy profundos, pero la oscuridad los cubre y es difícil decirlo.

No parece haber nadie más en toda la sala. No se escucha más que un lejano murmullo de agua corriendo.

Con la satisfacción del deber cumplido, River-sen se asoma por los andamios y, en silencio, levanta su pulgar a sus compañeros. Por ahora no piensa bajar, está muy cómodo en donde está y tiene intenciones de revisar las aberturas cercanas.

En silencio, se mueve con cuidado, asegurándose en cada paso que las maderas son sólidas. Lentamente, se acerca a las aberturas más cercanas y escuchando con atención intenta averiguar si hay algún otro orco cerca de ellos.

- Parece que son solo aberturas - se escucha en un quedo murmullo la voz de River-sen, en la oscuridad, sobre las cabezas del grupo - No veo salida, pero de algún lado salieron esos orcos. Yo reviso este lado -

El elfo siguió moviéndose lentamente con cuidado y atento a cualquier sonido o resquicio en las paredes "no puede ser que se acabe aquí" se decía a si mismo, mientras palpaba, con cuidado el lateral de la cueva y continuaba avanzando.

River entró en la primera cueva, a pesar de las luces del grupo de abajo, pasados los primeros metros la cueva tomaba rumbo ascendente con curvas y recurvas, momentos en que la cabeza le rozaba el techo y otras en que sus brazos no tocaban las dos paredes a la vez.

En esa oscuridad, la piedra que pisaba mientras tanteaba camino con el otro pie cedió, cayendo como medio metro. Un dolor sordo le recorrió la pierna, aunque cuando se examinó, no se había roto nada. Dado que a esas alturas no podía ver nada en absoluto, quizás fuese demasiado peligroso no llevar una antorcha.