Partida Rol por web

Mientras sus hermanos hablaban, Jarik enfundó su arma y cogió uno de sus cuchillos. Cortó la cuerda. Miro al pobre muchacho mientra volvia a desenfundar a pimentera y recargaba los proyectiles gastados. Se agacho junto a su hermana para comprobar las heridas...

Los comentarios sobre sus armas pasaron sobre Jarik como si nada... Los no iniciados no entendían el Arte de la pólvora...

El alguacil se acercó hasta el pobre Bereth, sin dejar de otear alrededor. No estaban las cosas como para bajar la guardia. Ya cuando estuvo cerca del adolescente, puso las yemas de sus dedo índice y corazón sobre el cuello del malogrado muchacho. Sus muñecas habían sido seccionadas, y la sangre había manado libre atrayendo a las estirges...

- Todavía vive.- afirmó rápidamente. - ¿Qué queréis hacer?...- El alguacil emitió la pregunta aunque tenía claro cual era su obligación. Decidieran lo que decidieran, el volvería a Ravengro. Aún así, no quería interceder en la decisión de los Vengadores. Él mismo los había ido a buscar para pedirles ayuda por algo que escapaba de sus conocimientos... Debía dejarlos asumir sus responsabilidades.

Lyria observó al alguacil como sino entendiese lo que quería decir, pero sólo fue un fugaz momento hasta que se centró en la urgencia que les apremiaba y añadió con total resolución:

- Está muy claro lo que vamos a hacer Benjan: acompañarte para curar al pobre muchacho. - Girándose como si detectase una presencia malvada imaginaria añadió apretando los puños - Ya tendremos tiempo de localizar al que hizo esto.

Menuda encrucijada, el guerrero ansiaba retorcerle el cuello al que había hecho esto y que seguramente era el mismo Gibs, ya odiado de antemano, pero si cabía la posibilidad de sanar al muchacho él era el primero que se ofrecía a cargar con el cuerpo.

Agarró al muchacho para que fuese lo más cómodo posible y dijo:

Caeller, guiame hasta el pueblo de nuevo, vosotros podeis intentar encontrar al hijo de mil perras que ha hecho esto, pero no creo que sobrevivais solos sin mi y sin un guia. Vamos.

Jarik miró a su hermano Sic... Lo intentaba pero no podía quitarse de encima esa superioridad asquerosa y contraproducente... Estaba claro que tenían que volver. Así que Jarik cambió los cartuchos de Neo, miro a su hermana y le hizo una inclinación para que supiese que estaba preparado.

Regresemos maese Benjan. A más rapido más posibilidades que sobreviva el muchacho.

Y se colocó como siempre en la retaguardia del grupo.

El grupo retornó por el camino que había seguido anteriormente, pero en esta ocasión, la tarea resultó ser mucho más ardua y costosa debido al cansancio y a la falta de iluminación, pues la noche comenzaba a caer. El alguacil, instaba en todo momento en no desfallecer, sabía que no podían perder tiempo, pues la vida de Bereth dependía de ello. Además, pasar la noche en el pantano, con las estirges alteradas, podía ser una decisión errónea y demasiado peligrosa.

Cruzaron nuevamente el río por el vado por el que horas antes pasaron, y descubrieron que Ravengro se encontraba talonada por una espesa bruma que hacia difícil discernir el más mínimo ápice a unos metros de distancia. De repente, el grito de personas procedentes del pueblo llegaron hasta el grupo. Gritos de hombres y mujeres...

La mente de Sicarius se colapsó, esto le resultaba familiar, demasiado familiar. Sin dejar de mirar al horizonte brumoso descargó al muchacho dejándolo con suavidad en el suelo. Se desentendió del niño herido y de todo a su alrededor. Desenvainó a Descanso Eterno y empezó a avanzar con relativa cautela.

No puede estar pasando de nuevo, no puede... no puede ser.

Los gritos que se podían escuchar eran los mismos que Sicarius aun no había logrado borrar de su mente, llantos del pasado, agonía infernal, de nuevo los muertos parecían haberse levantado para llevarse a su familia, para arrebatarles su carne y su alma. Pero esta vez el muchacho no era un niño, era un guerrero adiestrado y bien armado, esta vez no se conformaría con sobrevivir, esta vez la recompensa era la redención, la aniquilación total o la muerte propia.

Se paró en seco y tensó su musculatura para equilibrar su cuerpo con la pesada espada, debían convertirse en una sola cosa, acero y carne, guerrero y arma, el vengador. El destino le ponía de nuevo en esta batalla singular y pretendía ganarla de nuevo.

No sabemos si encontraremos a quien pueda curar al muchacho en este infierno al que nos dirigimos, pero si podeis cargar de alguna manera con él seguidme a una distancia prudencial, yo me encargo de abriros paso.

Su voz sonó con la serenidad de alguien que conoce su final y está de acuerdo con este, su batalla estaba apunto de empezar y nadie podía aplacar su frenesí contra lo que se avecinaba.

Otra vez anteponiendo el ego a todo.  Jarik recogió a la muchacho como pudo del suelo. No era tan fuerte como Sic, pero no dejaría al pobre crío allí. Cargándose al chaval al hombro, desenfundó a Neopimentera. Se sentía lento debido al peso extra, y algo enfermo por las picaduras de las estirges, pero continuó adelante...

Se adelantó un poco para caminar junto a Lyria. Necesita estar con alguien con una mente clara y un comportamiento menos egoísta que el de Sic.

'La fuerza proviene de la voluntad de avanzar'...adelante...adelante... La letanía le hace avanzar un paso tras otro.

Lyria lanzó una mirada de complicidad y resignación a su hermano Jarik; estaba claro que sólo la presencia de Ishaya podía cambiar el comportamiento irracional y poco cauto de Sic para no meterse en más problemas de los que ya tenían. Se adelantó a la altura de Sic y recitó una letanía para sumir a Sic en una aura de protección:

- Si vamos a tener problemas, es mejor estar preparados. - le dijo a Sic.

Dicho esto retomó su posición más alejada de la primera línea, hasta la altura de Jarik y el alguacil Benjan, y comentó:

- La prioridad es el muchacho. Sería bueno encaminarse con premura hacia la iglesia, si los gritos no nos hacen desviarnos.

El alguacil contempló a los Vengadores. Sabía que algo malvado y truculento estaba sucediendo en Ravengro. Por unos instantes quedó en silencio, como aturdido por un fuerte mazazo, pero en unos segundos el sentido volvió al experto rastreador... Muchas eran las historias que narraban como los muertos escapaban de sus tumbas y arrasaban aldeas y pueblos. Muchas, tal vez incluso demasiadas...

- ¡¡Jominda!!...- Exclamó al tiempo que su rostro enfangado, palidecía ante la idea de que algo funesto le sucediera a su secreta amante. - Llevad al templo al muchacho,... si todavía existe...- hizo una pausa mirando dirección al pueblo. - Necesitamos la ayuda del Padre Grimburrow...- Y acto seguido marchó perdiéndose entre la espesa bruma, mientras algunos gritos de terror se apagaban, y otros despuntaban como si lo más terrible hubiera emergido del mismísimo vientre de Lamashtu...

Al templo pues. Quizás Ishaya y Malakai hayan sido inteligentes y se encuentren allí junto al padre Grimburrow y Kendra.

Poco a poco y con tremeda cautela el guerrero avanzó con su espadón en ristre. Pies de plomo y paso cauto, no quería perderse en la bruma y dejar a sus hermanos y al mal herido niño desprotegidos, pero tampoco quería perderse el festín de sangre que acechaba.

Día de la Labor, 10 del Serenith del 4711 AR:

Un nuevo día amanecía en la convulsa Ravengro. La lluvia fuerte y torrencial que desde hacía un día sacudía la localidad, se había eregido como un remedio sanador de la adolecida población. El agua intentaría borrar los signos de una guerra que se había desarrollado entre las casas de campesinos y pastores... con un resultado ciertamente incierto...

Mantener la consciencia tras el exigente combate de la plaza, fue una proeza imposible para los Vengadores. Incluso Ishaya, concienciado de que debía velar por la salud de Grimburrow, cayó rendido sobre las mantas de la cama en la que descansaba el veterano sacerdote humano. Zolkar, abrió las puertas de su casa a los nuevos héroes de Ravengro, y éstos, agotados por el esfuerzo titánico y el peso de las heridas, aceptaron. No era momento para separarse, y por alguna razón, a Kendra no le apetecía en absoluto volver a la mansión de su padre...

Más de veinte horas durmiendo. Los cuerpos habían recuperado gran parte de su vitalidad, pero todavía había muchas magulladuras que sanar. Sicarius despertó en un butacón frente a las puertas del Demonio Sonriente. Descanso Eterno reposaba entre sus brazos como si de su amante se tratara, mientras que Jarik, Lyria, Erzsen y Desther fueron bajando de sus respectivas estancias. Un poco más tarde apareció Ishaya.

Sicarius despertó con energías y ánimos renovados. El merecido descanso tras la batalla no solo le había sanado parte de sus heridas, sino que también le había devuelto algo de cordura a esa mente maltrecha por una historia similar a la acontecida horas antes.

El guerrero se desperezó sonoramente y estiró toda la musculatura de su tren superior, no solo se sentía renovado sino que también tenía la sensación de que la experiencia de la batalla le había vuelto más vigoroso e intumbable, ahora su mente y su cuerpo se sentían inquebrantables, la próxima vez no sucumbiría tan fácilmente.

Giró su cuello en ambos sentidos haciendo crujir sus vértebras cervicales y meditó sobre lo acontecido, de que esta vez, a pesar de la matanza gratuita y desproporcionado castigo sufrido por el pueblo de Ravengro, no solo había sobrevivido él, sino que también habían sobrevivido su familia y de que habían podido salvar a gran parte de los lugareños de este pueblo. Aun fresca en su mente tenía la imagen de esa niña que le proporcionó agua cuando lo que deseaba era vino, de como sus hermanos y nuevos amigos habían sufrido las mismas penurias que a él mismo le habían cambiado la vida hace ya una década, de como habían salido todos reforzados y de ... joder, que hambre tenía!

Como un resorte se levantó del butacón y buscó el comedor, tal vez alguien habría preparado algo que poder engullir y tal vez allí encontraría a el resto del grupo.

Erzsen bajó las escaleras con paso casi alegre. Sus ojos de jade aún estaban algo hinchados por el largo sueño, y pelo de fuego permanecía revuelto. Antes de bajar se había refrescado la cara con agua fria de la jofaina que había en su cuarto. Bajó vestido con su camisa blanca a medio remeter en los pantalones ajustados, calzado con sus botas ligeras aún cubiertas de la mugre de la batalla. Se sentía bien, descansado y con confianza. Y hambriento, terriblemente hambriento. Al llegar abajo, se sentó en la mesa con la esperanza de calmar aquel hambre canina, mientras saludaba con energía a sus hermanos allí presentes. Se desperezó con sutileza, y sonriendo habló:

- Que tal habeis dormido? Ya estamos todos? Por las bragas de Pharasma!! Estoy famelico!!

Amanecía, y dada su sensación de descanso, supuso que el sueño había durado casi todo un día. Por increíble que le pudiera parecer, la lógica se impuso cuando los recuerdos del exhausto día anterior emergieron en su mente. Lyria bajó acto seguido, después del necesario y reparador sueño. Sic estaba como siempre con su rol particular de guardián cuál titánica efigie pétrea. Por lo que se dirigió a Zolkar ya que su cuerpo exigía de las viandas necesarias para el nuevo día.

- Maese Zolkar. Muy buenos días tenga. Gracias por dejarnos recuperar del exhausto día anterior. - Una vez expresadas las requeridas gratitudes añadió - Podemos abusar de su hospitalidad y pedirle un desayuno nutrido para terminar de recuperar las fuerzas gastadas ayer?

Se dirigió a la mesa, y esperó a que se terminasen de reunir todos sus hermanos y el nuevo integrante del grupo conocido como los "Vengadores de Pharasma", Desther, y en cuanto estuvieron reunidos, después de los requeridos saludos matinales, pasó a relatar lo acontecido el día anterior:

- Empecemos a poner los puntos en común, mientras maese Zolkar nos prepara gentilmente el desayuno. - Lyria cogió aire y comenzó su relato - Acompañamos al alguacil Caeller por el tema de la supuesta profanación del monumento al memorial de los guardias de la prisión. Primero nos dirigimos hacia tu casa Desther - dijo mirando al inquisidor - pero cuando llegamos a ella no estabas, y por contra nos encontramos a tu padre consolando a la madre de Bereth que había desaparecido al parecer en el mismo monumento. Tu padre nos dijo que habías ido a buscarlo, y nos encaminamos hacia este para encontrarte tanto a tí como al niño, e investigar quién había realizado el acto vandálico en el monumento. Cuando llegamos a este, no había rastro de ninguno de los dos, ni Desther, ni el niño, y en el monumento se podía leer claramente las iniciales "VES" escritas en sangre, tal y como nos había comentado antes de llegar el alguacil.
Gracias a las dotes de rastreo de Benjan, descubrimos dos huellas: unas que parecían arrastrar un bulto, que planteamos que era el pobre niño Bereth arrastrado por Gibbs, y otras que presumiblemente eran de Desther. Seguimos las huellas hasta que estas se separaron, y se decidió por mayoría ir a auxiliar, al que creíamos, portaban hasta el niño.
Después de una travesía larga y penosa por el pantano, divisamos un bulto en un árbol, ..., era Bereth que se estaba atado en una rama desangrándose por las muñecas. No sabemos quién lo puso allí, pero la sangre atrajo a varias estirges que logramos eliminar. Rescatamos a Bereth y lo llevamos a prisa y corriendo de nuevo al poblado, ya que todavía estaba vivo.
Cuando llegamos al poblado, nos encontramos con la maldad encarnada en la no vida. El alguacil se fue en busca de Jominda, mientras nosotros nos intentamos dirigir hacia la iglesia para llevar a Bereth ante el padre Grimburrow, pero en nuestro trayecto nos sorprendieron 6 zombis que casi acaban con nosotros. Combatimos, pero solo recuerdo que cayó Jarik, y cuando fui a socorrer a él y a Bereth, me atacaron a mí y también caí al suelo. Después sólo recuerdo un estallido de energía y despertarme gracias a las dotes curativas del padre Grimburrow.
El padre Grimburrow iba acompañado de dos acólitos, y daba muestras de haber combatido con otros no muertos. Nos entregó la poción que utilicé posteriormente con Sic, curó y uno de sus acólitos acogió a Bereth, y nos emplazó a dirigirnos a la plaza en pos de ayudar a la gente de Ravengro.
Y el resto ya lo conocéis ....

Lyria tomó un necesario respiro una vez hubo acabado el resumido relato, pero añadió cambiando de tema con una renovada jovialidad:

- Hoy me siento diferente, ..., como más capaz ....

Y sin muchas más explicaciones, se dirigió hacia Ishaya y Erszen en voz más baja:

- Supongo que tenéis los objetos que todavía no conocíamos sus exactas prioridades por aquí, no? - Dijo con una amplia sonrisa - Dejádmelos. Creo que voy a poder obtener toda la información hoy, ..., es una corazonada.

Tras la sesión por la mañana de Gun Kata, se sentía mejor. Más fuerte y capaz.Se sentó en la cama para meditar sobre los acontecimientos. Los errores y los cosas bien hechas pasaban por su cabeza y eran anotadas para mejorarlas en otras ocasiones.

Bajo con sus hermanos y se sentó a la mesa con ellos para comer algo. Su cuerpo había tardado más de lo normal en recuperarse del encontronazo con la no-muerte. Mientras Lyria comentaba y esplicaba los sucesos que les habían acontecido hacía dos noches, Jarik escuchaba para ver si su hermana se dejaba algo. No fue así. Fiel a su forma de hacer, lo explicó todo muy ajustado y de forma rápida y precisa, dejando fuera cosas que no venían a colación...

Así que Jarik se levantó y acerco a Sic...

Casi nos cuesta la vida tu acción de ayer.. Espero que otra vez pienses más en tus "hermanos".. o solo somos hermanos cuando te interesa a ti? Puedo entender que a mi me abandones, pero Lyria también estuvo a punto de perder la vida. Deja ya de vanagloriarte de lo fuerte que eres,y demuestra un poco de apoyo para tus hermanos.

 y dicho esto, y sin dejar que le respondiese, se alejó otra vez hacia donde estaban sus otros hermanos.

El despertar de Desther no fue ni por asomo, bueno. Aunque el sueño había cumplido su función reparadora su mente seguía perturbada con los últimos acontecimientos acaecidos. Pasó un buen rato lavándose y limpiando la sangre, ya negruzca, que se había incrustrado en la alabarda y la armadura con la heráldica del rostro con la boca y ojos cosidos. Observó ambos objetos, herencia de su padre, con cierta pesadumbre durante un rato y luego decidió ponerse la armadura y bajar a encontrarse con los demás.

Desther saludó a todos y se sentó en la mesa en silencio, escuchando interesado el relato de Lyria hasta que acabó de susurrar con Erzsen y Ishaya - Me alegra saber que Bereth está bien y lograstéis rescatarlo. Por mi parte fracasé en su búsqueda, sólo logré llegar al pantano dónde encontré esto - extrajo una tela de camisa infantil ensangrentada y la enseñó - justo después tuve que huir de unas estirges que rondaban por la zona. Después me dirigí a la Mansión Lorrimor donde me reuní con Ishaya y Erzsen... en los jardines de la Mansión Lorrimor tuvimos que luchar contra una horda de cuerpos corruptos - hizo una pausa sombrío - allí.... bueno... vimos algo que mejor que os cuenten ellos - se giró durante un instante a Erzsen y Ishaya.- Yo sólo añadire que esta tragedia ha sido el fracaso de mi linaje, yo caí en combate y mi padre, Victori Redge, murió en aquellos jardínes tras defendernos de los muertos vivientes... -

El semblante del joven inquisidor delataba aflicción y desesperanza - la família Redge ha fracasado en la misión de proteger estas tierras. Semejante corrupción era algo que teníamos que evitar a toda costa, esto sólo es el preludio del regreso del Tirano susurrante... Ha sido una bendición de la Dama de las tumbas que apareciera vuestro grupo, pero poca esperanza queda ya en mi. - sentenció pesarumbroso y con la mirada perdida en la estancia.

Erzsen miraba a Jarik casi con perplejidad, mientras reprendía a Sic. No dudaba de que el bravo guerrero era en muchas ocasiones demasiado fanfarrón... por decirlo de manera suave... pero que en mitad de un combate, este "defecto" afectase al devenir de una batalla ya no lo creia tanto. Sic sería muchas cosas, pero la batalla era su elemento, y en él se movía a la perfección. Algo más pasaba allí, pero no era momento de traslucir aquello. Luego, la compasión se aferró a sus ojos esmeralda al escuchar a Desther. Se veia tan afligido y sumido en su personal derrota... intolerable, en lo que a él respectaba, y ahí, no pudo por menos que intervenir.

- No lo creo así, mi buen Desther. Males mayores nos acuciarían ahora de no ser por ti y tu familia. - Erzsen clavó su mirada en los ojos apenados del inquisidor, y trató de infundirle su confianza con una de sus desarmantes sonrisas. - El sacrificio de tu padre hace posible que algunos podamos estar aquí ahora. No pretendo restar trascendencia a tan noble acto, ni trataré de que palabras vanas consuelen tu corazón por esta perdida. Pero, fracaso? De ningún modo. Sin la incansable tarea de tu linaje, dudo mucho que Ravengro siguiese aquí cuando, por desgracia, hubimos de visitarlo... lo cual me lleva a la parte que no has querido... explicar... - en este momento, la fluida verborrea del conde se le atragantó como si de un hueso astillado se tratase. El asunto era delicado, y doloroso, muy doloroso.

- Lo que allí vimos... - cerró los ojos como si las palabras pesasen como losas - ... yo... permanecí en la casa junto a Kendra, por consejo de Ishaya, pues aún no estaba del todo recuperado. Al recordar aquella tarde, una fugaz sonrisa acudió a su hermoso semblante - Pero algo interrumpió nuestra velada... Kendra fue a ver si erais vosotros... y su grito me heló la sangre. Pero... más me horrorizó la figura que allí... en la puerta... - la voz del muchacho se apagaba como un candil en mitad de la tormenta - ... aquel cuerpo corrompido, tambaleante... aquel muerto... aquella burla...  - Erzsen ahogó un suspiro lastimero, y para si mismo agradeció que Kendra aún no se encontrase allí - ... era... Lorrimor... - y sus manos se taparon el rostro, como si aún permaneciese allí aquella horrenda visión - ... y ... tuve... tuve que destruirlo. Y ya no pudo decir más.

Sicarius se había sentado a la mesa con el espíritu renovado, como si lo acontecido le hubiese cambiado el carácter para bien. Comía de manera silenciosa y respetaba los buenos modos. Pero tras las palabras de Jarik su rostro cambió de golpe, quedó absorto y parecía que nada de lo que se comentó a posteriori le hubiese entrado en la mollera. Mientras Desther y Erzen hablaban el rostro del guerrero empezó a tornarse cada vez más rojo, como si estuviese a punto de estallar, hasta que llegó al punto máximo de ebullición y, como si se tratase de un volcán, entró en erupción.

Con las dos manos dio un sonoro golpe sobre la mesa y se puso en pie hecho un basilisco y la lava surgió de su bocaza:

PERDÓN?!? QUE OS ABANDONÉ?!!? QUE ESTOY FANFARRONEANDO?!?

Como si un enorme martillo golpease la mesa el puño del mocetón sacudió los platos:

Tú, quien te crees que eres? me acusas de provocar la desdicha de Lyria, tal vez no te das cuenta pero me lance contra media docena de zombies con la intención de atraerlos y distraerlos para que tú protegieras al mocoso herido y a Lyria, me jugué la vida para protegeros y salió mal, punto. Tal vez si te dedicaras a ser mejor guerrero hubieses hecho bien tu papel y no hubiese tenido que partirme el culo para poder apartaros a esos seres antes de que os devoraran. Me acusas de negligente tú que te dedicas a hacer explotar eso que llamas arma hiriendo a tus propios hermanos. Pero que cojones has hecho bien últimamente so inútil! O acaso el disparar tus ruidosas armas no alertaron a todas las estirges del pantano poniéndonos en grave peligro a todos, pero si estas resultando ser un puñetero lastre. Hasta hace un momento estaba dispuesto a perdonar tu soberbia y que dijeras que ya no querías ser mi hermano. Lloré por ti pensando que te perdía devorado mientras me partía la cara con cinco zombies a la vez. Ahora me siento más seguro teniendo a mis espaldas al cortacuellos pelirrojo que a ti, de hecho hasta él se ventiló a una docena de engendros en la batalla según dicen, mientras tú te dedicabas a bailar con uno. 

De un manotazo derribó su silla y prosiguió señalando con su dedo a Jarik.

Estoy más que harto de pagar los platos que rompes, estoy harto de que seas el niño consentido de esta familia y de que te pavonees poniéndome como excusa. Y si tienes cojones te sales afuera que te voy a poner la cara como un mapa. Y si no fuera por el respeto que le proceso al que fue nuestro padre y maestro te acuchillaba aquí mismo, bastardo de mil perras...

Tal vez no hubiese durado mucho, pero Sicarius se había levantado con el espiritu renovado, dispuesto a ser un hombre nuevo y a mejorar en todo lo que pudiese, pero esa posibilidad se había desvanecido, ante todos estaba de nuevo el viejo Sicarius, el Sicarius que crea discordia y dan ganas de ajusticiar, el Sicarius amargado por la falta de autoestima, el Sicarius indomable...