Partida Rol por web

Examinas el suelo en busca de pistas pero no logras encontrar nada que te ayuden a determinar la dirección que ha seguido Nyna. La verdad es que va a ser más difícil encontrar de lo que creías hace unos momentos.

Cuando estás a punto de abandonar la búsqueda ; tras varios minutos sin ver nada relevante; ves a lo lejos una chica de pelo rojizo entrando en la lechucería. Antes no lograste verla porque venía de la casa de Hagrid o eso intuyes desde donde estás. Tampoco es que haya nada relevante en esa zona a no ser el Bosque Prohibido.
 

"Darcy" enarca graciosamente una ceja, mientras se acomoda los lentes. Al parecer había resultado más difícil de rastrear, pero sea como sea, todo apuntaba a que tenía que hacer una visita a la Lechucería. Lo tenía como contingencia y ahora era el próximo paso estaba claro. Se acomodó la túnica, y teniendo cuidado de no ser visto, echó a andar a toda prisa. "Si ya se ha desocupado... y venía desde la cabaña de Hagrid... algo no termina de convencerme" pensó seriamente. Esperaba que su vista no le hubiera jugado una mala pasada.

"Con quien estaba hablando Darcy, si era un maestro, lo normal sería estar en algún despacho, no venir de los Terrenos..." muchos interrogantes para una casual salida, a medida que el tiempo pasaba, se convencía de que Darcy estaba involucrada en algo... pero no sabría precisamente en que...

Te acercas a la lechucería y te escondes detrás de unos arbustos desde donde podrás escuchar lo que pasa dentro del aviario y esperas poder ver a Darcy.

Al parecer hay más de una persona, dos chicas por lo menos. Darcy no está sola, tiene que estar con alguien. La voz no te suena pero es bastante normal parece que están hablando en voz baja. 

Estás escondido durante un rato hasta que de pronto escuchas un grito:

- ¡EH TÚ! ¿QUÉ ESTAS HACIENDO AHÍ?

Es la voz de un chico mayor, seguramente un alumno de los últimos cursos, no viene de la lechucería. Viene justo de detrás de ti.

- ¡SAL DE AHÍ DESPACIO!

Escuchas más voces y ves salir a dos chicas de la lechucería. Ninguna de ellas es Nyna, son dos alumnas más jovenes de Hufflepuff, una de ellas tiene el pelo rojo como Nyna pero más largo que ella.

Al girarte ves a dos alumnos uno de Gryffindor apuntándote con la varita y otro de Hufflepuff que te miran con cierto desprecio.

Sin perder su compostura, se dejó ver con tranquilidad mientras pensaba en el desastre de su incursión. Al final si se había equivocado. Se acomodó los lentes completamente serio y tranquilo.

-: Vaya contratiempo señores, uno no puede perder su sapo y buscarlo por  los jardines de Hogwarts, sin que le apunten con una varita- comentó con un aire de calma y de imperturbabilidad propio de él. -Siendo un chico, supongo que no podría hacer mucho contra cuatro...- anuncia mientras su mano va al interior de su túnica, la pone cerca a la varita, pero busca algo más.

-Con permiso de ustedes caballeros... señorita, ¡Twiddle!- dice al entrar a la torre, no parece sentirse amenazado, ni en peligro, y si intentaban algo, tendría que darse mañanas para evitar ser víctima de alguna maldición. No era un chico de amigos, su actitud fría y analítica le había granjeado varias enemistades gratis, y más su forma de ser.

Observó fijamente a los muchachos, de forma que se entendiera que no estaba intimidado o asustado por ellos.

Ahora tienes a más chicos mirando hacia ti, incluso dos chicas de gryffindor de tu edad que estaban también en la lechucería asoman la cabeza. Varios más se acercan al escuchar los gritos del estudiando de gryffindor. Eres el centro de atención. 

Varios de ellos han sacado sus varitas imitando al que empezó a gritarte. Incluso las dos chicas de Hufflepuff te apuntan con las suyas.

- ¿Con que andas buscando tu sapo no? - dice uno de ellos con cierta sorna - ...no me lo creo...

Otro de los chicos dice señalando a las alumnas de la casa del tejón:

- Estaba espiando a esas dos chicas...

Se escucha un silencio incómodo. Aunque has dicho lo de la lechuza no ha colado tampoco.

La chica pelirroja dice al resto:

- Id llamar a un profesor...ellos sabrán que hacer... 

Niega con la cabeza al escuchar lo que dice la chica:

- Este es capaz de escaparse mientras váis buscarlo...hay que atarlo...

Te apunta con la varita y dice:

- ¡Incarcero!

Unas cuerdas surgen del suelo y te comienzan a aprisionar para que no puedas escapar.

-No tiene porque creerme- dijo mientras sacaba el pedazo de pastel que había transformado de la clase -Yo estoy desarmado, y ustedes son los que tienen las varitas- señaló con parsimonia -sin contar la gran cantidad de gente que está observando, como cuatro alumnos parecen sentirse amenazados por un muchacho que ha perdido su Sapo- comenta mientras se acomoda los lentes. Su rostro no refleja emoción alguna.

-Oh claro, eso hace mucho sentido...- dice mientras entrecierra los ojos y los mira fijamente -...salvo por el hecho de que no conozco a estas señoritas...-

Pero antes de reaccionar, es apresado. Perfecto, ahora era atacado. Cayó al suelo, mientras el pedazo de pastel salía rodando unos metros más allá. -Vaya, ha sido una gran medida, atacar a alguien indefenso... - dijo tranquilo en el suelo, a pesar de estar atado. -Supongo que la profesora McGonagall o la profesora Sprout estarían orgullosas... o quizás consideren que se han excedido en un arrebato de paranoia. Los que más pueden perder aquí, son ustedes- y se giró para mirar hacia el techo, su rostro no reflejaba emoción alguna, expresaba una profunda tranquilidad. A ver si Twiddle se dignaba a aparecer.

Está a punto de producirse un duelo entre dos alumnos, el segundo del día al parecer. Lo malo que el chico de gafas lleva una clara desventaja.

Un chico de Huff le acaba de lanzar un incarcero impactándo de lleno; unas cuerdas están empezando a surgir para atraparle pero no ha sido capaz de librarse con su fuerza de ellas. Parece que va intentar usar un hechizo. 

El chico de Ravenclaw no puede hacer nada...intenta un Protego pero no surte efecto...Las cosas se están poniendo difíciles para el. Dos chicas jóvenes empiezan a correr hacia el colegio, seguramente van buscar a un profesor para que pare esto. 

 Las cuerdas que rodean a Dorian se rompen tras usar un Relaskio. Los demás siguen apuntándole y en breve pueden empezar a llover hechizos por todas partes.

Se respira tensión en el ambiente. Nadie dice nada pero todos apuntan a Dorian.

-PROTEGO!- dijo mientras las cuerdas no se inmutaban. Demasiado tarde. Sus lentes resbalaron lentamente sobre su nariz, mientras intentaba pensar en la situación "Vaya problema en el que he terminado" pensaba mientras movía su varita con cuidado. Cerró los ojos. -RELASKIO!- dijo con ahínco, y las cuerdas se aflojaron y cayeron, mientras intentaba levantarse, todos con la varita fija en él, él, con su varita en guardia.

-Por favor, no hay necesidad de esto- dijo mientras se subía los lentes, no bajaba la varita, pero no parecía perturbado -Soy un alumno de tercero, mientras que ustedes son claramente mayores, estoy en desventaja, sin contar que ustedes son más- dijo mientras se sacudía la túnica con cuidado, sin dejar de apuntar -Si lo que quieren es traer a un profesor, no me moveré, estoy buscando a mi sapo y quería darle ese pedazo de pastel- dijo señalando la porción en el suelo -a mi lechuza- y los enfrentó con la mirada.

-No conozco a esas chicas, y ciertamente no las estaba espiando- dijo con voz calmada, lentamente -Y no temo los actos de cobardía y paranoia que han demostrado señores. Más vale que ustedes sigan en lo suyo, no vaya a ser que los que realmente terminen en problemas sean ustedes mismos... vaya que atacar a un muchacho menor, e intentar atarlo dijo mientras acariciaba su barbilla -Ustedes salen ganando si todos bajamos las varitas- No obstante Dorian estaba serio, mediador, pero dispuesto a no caer en el juego, si era atacado, se pondría a cubierto...

Leslie llega corriendo y se queda flipando por los ataques.

¡¿Estáis locos?! ¡Bajad las varitas! Exclama alarmada. No sabía qué había pasado, pero ningun argumento era una razón válida para empezar un duelo. No pretende ni sacar su barita, eso no arreglaría las cosas.

Sea lo que sea lo que haya pasado, debe arreglarlo un profesor. ¡La magia no es para esto! Les riñe.