Partida Rol por web

Comandos de la libertad

Prólogo de Garv

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15/11/2012, 00:11
Director

La noche en el campamento transcurre con tranquilidad, tras una de las escasas cenas comunales a las que ha acudido todo el mundo. Incluso Meelock se ha quedado hoy; Cerebro está apartado y pensativo, no hace falta ser un lince para darse cuenta que la insistencia de juntaros hoy y su temperamento aún más sombrío de lo habitual indican que mañana repartirá nuevas misiones que os llevarán a los seis agentes de campo por todo el mundo, tal vez alguno para no volver.

 

Mientras medio escuchas el último chiste de Rasphora y te unes a las risas, más por compromiso que por otra cosa, puesto que no has terminado de escucharle, tu mirada vaga hasta fijarse en la figura de Beshaabel, que baila al son de la música hechizante de Venpaulo con más gracia que arte. Sin poderlo evitar tus pensamientos se escapan al día en que la conociste.

Hacía más de un año ya, cuando emprendiste viaje al Norte, hacia la ciudad de Nanicum. Llevabas ya algún tiempo siguiendo la pista de un asesino de forma muy vehemente; normalmente un asesinato no hubiera ocupado más que una investigación convencional, no había suficientes paladines para perseguir a todos los asesinos del mundo; incluso un asesinato como aquel. Habían sido dos ya, eso ya hubiera dado para justificar más esfuerzo. Y eran, obviamente, rituales; así que el culpable estaba al borde de merecer una caza inmisericorde y, por descontado, justificaba un análisis más detallado de aquel segundo asesinato del que venía en aquel momento.

 

Pero al investigarlo había encontrado algo que le había lanzado detrás de aquel asesino como a un sabueso del infierno tras un alma fugada. Sus informaciones dejaban claro que aquel asesino portaba el misterioso símbolo que se formaba por un medallón de hierro en forma de mano cerrada, un puño de armadura. El mismo que llevaba Thaddeus, el mismo que había visto cada vez con más frecuencia en sus investigaciones, pero sobre todo, el mismo que Gideon había partido por la mitad al hundir su hoja en el pecho de Lyko, asesino de Sevatar.

Así que había dedicado el cien por cien de su tiempo a perseguir a aquel asesino que había matado a dos mujeres embarazadas, un ritual obsceno, que incluía segar ambas vidas de una sola cuchillada en medio de un círculo extraño, para extraer el cadáver del no-nato y dejarlo sobre el pecho del de la madre con una daga retorcida clavada en la cabeza. El primero había sido el de la esposa de un turbio comerciante muy rico, el segundo una prostituta de clase alta presumiblemente preñada de un prohombre.

 

Por eso entraba en ese momento a Nanicum, tratando de ignorar el frío del Norte que se le agarraba a los huesos a través de su armadura. Una de las misteriosas chicas que parecían investigar los casos de asesinato al igual que él, a veces un paso por delante, a veces un paso por detrás, había dejado que averiguara que la fortaleza de Tejanegra era el nido de ese asesino; se había encontrado con una docena de ellas a lo largo de sus pesquisas, esquivas y sigilosas, no había conseguido nunca interrogarlas.

Tejanegra era una de las moradas de los múltiples barones que defendían el Norte de las incursiones de los orcos. Garv sólo paró en la ciudad el tiempo suficiente para equiparse adecuadamente antes de partir hacia su destino.

 

La fortaleza parecía tomar su nombre de su techumbre de pizarra y estaba en una zona bastante desolada, sólo vivían allí las tropas del Barón, los mineros de las explotaciones de hierro, cobre y oro que había en las colinas cercanas y una pequeña villa, de menos de 500 habitantes, que les daba servicio. Probablemente, incluso si había una posada, no vería apenas tráfico y un extranjero sería el tema de conversación de todos los chismorreos durante un mes.

Discreto y sigiloso, Garv había acampado para poder estudiar el lugar. La villa era poco más que un almacén, un burdel grande que también servía de vivienda a sus trabajadores y una docena de viviendas de los que trabajan en servicios asociados o los oficios más básicos de la región: cazadores y leñadores. Las minas estaban todas a unas ocho horas andando de la población, algo menos en carro que era como solían bajar los mineros una vez cada diez o doce días; todas eran subterráneas y tenían un portón fortificado con una unidad de guardia bien equipada. La fortaleza, sin duda, era lo único destacable de la región: un alto torreón de piedra amurallado, con adarve, su barbacana y foso; se encontraba empotrada en la ladera de un risco, al que sobrepasaba en altura por unos cinco o seis metros que se remataban en un mirador almenado y con tejado de pizarra negra; todo apuntaba a que tenía unos subterráneos grandes y bien usados, probablemente aprovechando cuevas naturales en el risco que le servía de protección trasera.
La guarnición de la fortaleza parecía significativa, caballeros e infantes, bien equipados con armaduras de metal, escudos, espadas de guerra y lanzas; parecía haber una unidad de ballesteros y el total de hombres debía sobrepasar el centenar. Habías visto entrar y salir figuras embozadas, incluso si te obligaban podrías apostar que oíste voces hablando orco entre esos misteriosos furtivos.

Notas de juego

Bueno, si necesitas más información de trasfondo para tu primer turno Nanicum está descrita en el apartado de ambientación.

 

Mi idea es que ahora narres tu, como si fueras un master, cómo Garv se infiltra en la fortaleza (Su Nivel Narrativo es 2, hostiles a ti y muy leales al barón a quién ven como un jefe más que como un señor feudal. La excepción es el propio barón que es 3) con el nivel de detalle que más te guste y asumiendo que las acciones tienen éxito o fracasan a tu gusto, dentro de la lógica de tu ficha y lo que leíste en la ambientación, no me vayas a pasar a espada a toda la guarnición en un combate masivo.

Cosas que tienen que pasar: Al final de la exploración, Garv queda atrapado (tu decides cómo y porqué – le capturan, cae en una trampa, un pasadizo sólo de una dirección se cierra, lo que tu quieras – en las mazmorras de la fortaleza. Puede escaparse de la celda y todo lo que quieras, pero llegará un punto dónde quede un poco atascado: un rastrillo que sólo puede abrirse con unas llaves que están al otro y fuera de su alcance parece la única salida que lleva a la superficie, también hay una puerta cerrada con una de las mejores cerraduras que Kazir ha visto nunca, si quieres podrías encontrar la llave a esa puerta, pero decidir abrirla (de la forma que más te guste) marcaría el punto y seguido de la narración (en otras palabras yo decido qué hay detrás de la puerta).

 

Cosas que te llaman la atención: Puedes buscar lo que quieras, pero no encontraras al barón. La argamasa de las paredes tiene incrustaciones de plomo, un tratamiento muy caro que permite proteger la fortaleza contra muchos conjuros como teleportación o clarividencia y reduce el efecto de otros, como transmutar roca en lodo; ese tratamiento también explica la miseria de un territorio con tres minas de metales valiosos.
Cosas que puedes incluir a tu gusto: A parte de todas las que quieras relacionadas con la misión, puedes hacer lo que quieras con los personajes de VN 3 tuyos, pero no pueden ser el barón, porque como te digo no le encuentras, yo no te recomendaría que encontraras a Lyko, porque creo que te gustará más si forma parte más avanzada de ésta trama, pero tú decides (además se supone que está muerto, pero si le quieres ver… es tu pnj).

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16/11/2012, 10:26
Garv Sevatar

Tras hacer un esquema de la zona Garv comenzó a pensar cómo enfocar aquella situación. Tenía la opción inicial de presentarse como un paladín investigando una serie de asesinatos con toda su pompa y su gloria y meterles un poco de sano temor de la ira divina en el cuerpo. También podía optar por recabar algo más de información sobre la zona circundante, muy especialmente de la fortaleza, y planear una incursión por su cuenta y riesgo.

La primera idea tenía la contra de qué pasaría si el barón o alguien de su entorno estaba relacionado con el asesino, o incluso si era el mismísimo criminal. La segunda planteaba problemas de, en caso de ser descubierto, cómo explicar la situación. Tras mucho meditarlo decidió decantarse por la segunda. A fin de cuentas su instinto le gritaba que no se fiara de los habitantes de la fortaleza, y Ezekyle le había enseñado a hacer caso de él.

Tras dedicar un par de días a establecer un plano de las patrullas de guardias, sus horarios así como un dibujo aproximado de la fortaleza y su posible distribución basándose en observaciones puntuales -la cocina cerca de los establos por el horario de los guardias y pequeños detalles por el estilo- llegó un punto en que Garv decidió que estaba preparado. Obviamente sería la noche el mejor momento para intentarlo.

Preparó la ruta a seguir y el equipo que necesitaría añadiéndolo en cinchas, sin mochila, para evitar que afectara a su sigilo. Muchos creían imposible que alguien con armadura pesada pudiera infiltrarse, y los Inquisidores estaban encantados de dejarles pensar así; pero nunca estaba de más extremar las precauciones.

Decidió intentar la incursión por una de las bocas de desagüe del foso. La ironía de la situación no le pasaba desapercibida, iba a limpiar la suciedad que albergaba el castillo accediendo por el conducto para liberarla... se permitió una leve sonrisa bajo el yelmo mientras avanzaba. Sin olvidarse de dar gracias por no haberse encontrado con una verja cerrándole el paso, pues aquello habría entorpecido mucho su avance.

Si sus cálculos eran correctos en esos momentos se estaría produciendo el cambio de guardia nocturna y ya tenía a la vista una portezuela que permitía el paso a los corredores del castillo. Los olores que arrastraría serían un problema, pero esperaba que se difuminaran lo suficientemente rápido para no ser detectado tan fácilmente. Pero de nada valía lamentarse y continuó avanzando por los pasillos como una sombra más proyectada por las antorchas. Al apoyarse en una de las paredes se percató de lo extrañas que eran esas sombras, inspeccionándolas con más detenimiento pudo ver que entre la argamasa había metal mezclado; haciendo memoria supuso que sería plomo para evitar ciertos tipos de conjuros. No recordaba exactamente cuales, pero aquello aumentó la aprensión que sentía respecto a los ocupantes del castillo y reforzó su convicción de haber elegido la opción adecuada para la situación.

Se encontraba algo distraído en esos pensamientos cuando oyó el ruido de una patrulla acercándose por el corredor. Maldiciendo mentalmente su despiste decidió que aún podía mantener la cobertura y rezó para que su fe se manifestara como un sudario de sombras para confusión de sus enemigos. Notó el familiar abrazo de la divinidad guardándolo de miradas indiscretas y permaneció quieto en un recoveco del pasillo mientras la patrulla pasaba.

Algo no iba bien, o había calculado mal los tiempos o alguien había puesto sobre alerta a los habitantes del castillo. Sin embargo ya no había marcha atrás y determinó continuar avanzando extremando las precauciones.

Lo que habría estado muy bien de no haber activado una trampa de alarma al acceder a un nuevo ala de la fortaleza...

Extrañado por ese giro de los acontecimientos, ¡no había encontrado nada a pesar de ir mirando!, vio que no había posibilidad de retroceder por lo que sólo quedaba seguir avanzando intentando despistar a sus perseguidores y, si conseguía despistarles, intentar localizar lo que había venido a buscar. Era complicado, desde luego, pero salir para intentarlo nuevamente más adelante sería un fracaso estrepitoso ahora que había quedado de manifiesto que había habido un intruso.

No podía perder tiempo quieto en medio de un corredor principal y la guardia conocía el lugar mejor que él por lo que empezó a girar por los pasillos buscando un lugar poco esperado en el que aguardar a que pasara un poco la tormenta. Con tan mala suerte que se encontró en un pasillo sin salida mientras comenzaba a oír pasos a su espalda. Dudó un momento si debería enfrentarse a los guardias, pero se decantó por no hacerlo en ese momento. No dudaba que alguno mereciera su juicio, pero la mayoría sería gente inocente que únicamente cumplía órdenes -les gustara o no- para mantener a sus familias. De esta forma se entregó sin resistencia y fue despojado sin ceremonias de su equipo, incluso su símbolo sagrado, y conducido a una celda.

Dese luego que el listón de fracasos en esta misión estaba más allá de sus peores previsiones. Había subestimado en gran medida las capacidades defensivas de la fortaleza y ahora pagaría las consecuencias. Seguramente el barón local decretaría su ejecución por traición y poco podría hacer la Inquisición por ayudarle... sintió el peso del fracaso mientras el tiempo pasaba en la celda.

Aún quedaban varias horas de oscuridad cuando se percató que la celda no estaba bien cerrada y que el grupo de guardias encargado de custodiarle no se encontraba presente. Aquello apestaba a encerrona, más aún cuando vio a través del ventanuco su equipo encima de la mesa en la antesala de la celda. Receló durante unos instantes, pero sólo hasta que decidió que si querían tenderle una trampa no sabían lo que podía morder un Inquisidor acorralado. Y mejor caer con una espada en la mano en cumplimiento del deber. Quién sabía, tal vez hasta pudiera finalizar con éxito su misión.

Se tomó su tiempo para salir de la salita una vez equipado, considerando el mejor rumbo de acción en esos momentos. ¿Debería continuar con la infiltración a pesar de que todo el mundo estaría sobre alerta por si no hubiera accedido solo? Aquella idea le dio qué pensar, tal vez la relajación de la seguridad no era tal, sino un “regalo” de aquel extraño grupo de mujeres que parecía estar investigando el mismo caso que él. Era una idea improbable, pero no imposible. Resolvió retomar su misión con sigilo pero manteniendo la guardia alta, por la posibilidad muy real de que fuera una trampa.

Y esta vez la fortuna estuvo de su parte, pues pudo ascender sin excesivo problema por la torre del homenaje de la fortaleza. Únicamente debió esconderse de una patrulla un tanto despistada, tal vez confusa por los eventos de la noche. Fueran los que fueran los secretos que guardaran los miembros de la torre en relación al asesino sentía que no estaba muy lejos de desvelarlos. Agradeciendo la prueba que había enfrentado, que le recordaran que debía mantenerse siempre alerta le sirvió como cura de humildad, siguió avanzando hasta una puerta firmemente cerrada con una cerradura imponente.

Decidió que, una vez llegado hasta allí y tras fugarse de la prisión, no iba a volverse atrás y que era el momento de tentar a su suerte. Sacó su fiel juego de ganzúas y empezó a trastear con el cierre, sobresaltándose ante cada crujido del mecanismo, atento a cualquier ruido a su espalda... hasta que por fin oyó un satisfactorio sonido.

Había desbloqueado el mecanismo por lo que, tras inspirar para calmar su agitación y disfrutando, muy a su pesar, de la tensión del momento giró la manilla y la abrió...

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20/11/2012, 03:04
Director

La última puerta le dio acceso a un pequeño vestíbulo. La habitación no tenía nada llamativo, pero le dio una idea más cercana de dónde estaba. Además de la puerta que había abierto, sólo había dos salidas más. Una puerta pesada de buen roble, con tallas del escudo del barón de Tejanegra que estaba cruzada por bandas de plomo en toda su longitud.

La segunda puerta, la que parecía ser la única salida de aquel lugar, era un rastrillo de acero. Parecía imposible de levantar por la fuerza y abrirlo requería activar a la vez una palanca a su lado del rastrillo y una rueda mucho más allá de su alcance situada en la sala del otro lado, donde sonaban voces a lo lejos. Resultaba obvio que las mazmorras estaban aisladas del resto de la fortaleza por esa puerta y eso hacía que estuviera atrapado, incluso ahora. La puerta decorada era la única posibilidad de encontrar una salida o, mejor aún, alguna pista.

Abrió la puerta, que le llevó un rato realmente largo; parecía estar en el límite de sus habilidades. Movió despacio la hoja de la puerta procurando que no chirriase ni alertase a quien pudiera estar más allá, entre las tinieblas que dejó ver la puerta. Un hedor insoportable abofeteó a Garv nada más asomarse a la oscuridad.

Con el máximo sigilo y la mínima iluminación imprescindible, se internó en el pasillo, cubriéndose la boca y la nariz con un pañuelo anudado. El pasadizo resultó ser tan solo el acceso a una sala amplia, en dos ambientes. La alcoba parecía estar en el centro de la fortaleza de modo que no tenía ninguna ventana ni hueco de ventilación; probablemente se alumbraba mediante una chimenea que tenía sus troncos consumidos y reducidos a cenizas y varios candelabros de pie apagados, sus cabos de vela derretidos hasta gotear en una estalactita de cera que llegaba al suelo.

En el rincón de la chimenea destacaba una gran cama adoselada a medio deshacer, con sábanas de seda negra y grilletes en la cabecera. Junto a ella, en el muro había otro par de cadenas con sus propios grilletes éstos de madera y con agujero para el cuello también. A su lado había varios instrumentos de tortura, algunos convencionales y otros más extraños posiblemente de carácter sexual; los restos de sangre, limpiados con bastante empeño, eran muy viejos, posiblemente toda esa parafernalia llevaba semanas sin usarse. 

En el lecho, constituyendo la fuente del mal olor, yacía un cadáver putrefacto, el grado de descomposición parecía indicar que llevaba muerto unos días en aquella atmósfera agobiante, templada y húmeda del cuarto cerrado, pero de forma inexplicable, el muerto estaba chupado y un tanto desecado con un cierto aspecto de momia, lo que había facilitado que la piel se rompiera y los efluvios del interior de la carcasa reseca quedasen liberados junto a un buen montón de sangre que había producido un manchón, ahora seco; en conjunto aquello provocaba el repugnante miasma que acompañaba a Garv desde que abrió la puerta. No era fácil decir de qué había muerto, no presentaba heridas visibles ni signos de violencia, pero era obvio que la causa era ese desecamiento misterioso; el muerto no estaba amarrado ni parecía sorprendido o asustado. Sus ropajes eran de la máxima calidad, sedas y terciopelos de los más finos y delicados, con hilo de oro y ribetes de armiño; todos en los colores de la baronía y el condado y adornados con bordados con el símbolo del barón. No se le escapó al hábil observador que el dedo reseco había portado un sello, ahora caído en la cama revuelta, que reconoció como correspondiente a una escuela de magia.

Siguiendo su análisis preliminar del cuarto se fijó en el otro ambiente del mismo, donde un escritorio enorme de roble presidía un rincón especialmente abundante en candelabros, su sillón parecía más un trono y tenia aspecto cómodo con cojines y almohadillados. Detrás y alrededor del asiento, conformando una especie de habitáculo, se alzaban estanterías y librerías. La posterior de ellas había estado sellada con un candado y una reja, que habían sido reventados a la fuerza. El escritorio y el suelo a su alrededor era un caos absoluto, aunque con un cierto orden en él; muchos de los cuadernos de anotaciones y libros sin título estaban dispuestos y abiertos por diferentes puntos, todos en difusos círculos concéntricos en torno a un punto donde podría haber habido alguien sentado examinándolos, si no fuera por la falta de luz. Quien quiera que hubiera estado haciéndolo se había esfumado como por arte de magia o a grandes brincos, porque el hueco estaba vacío y no parecía haber pisado ningún documento al salir.

Advertir todo eso le había llevado menos de un minuto y empezaba a sentirse más tranquilo cuando algo sonó en lo alto, en la negrura que engullía el techo haciendo imposible saber la altura de la sala. Ahora podía saber que, seguramente, fue un aleteo, pero en el momento resultó imposible discernirlo, causándole inquietud y poniéndole en alerta ante lo desconocido. Así fue como vio por primera vez a Beshaabel, cayendo del techo por sorpresa a unos metros de él. Aunque en realidad no se parecía demasiado a ella, salvo porque era impresionantemente bella. En ese momento no parecía una elfa, sino una humana, no tenía alas y había aumentado unas cuantas tallas su busto, tenía el pelo rubio y su ropa, propia de una buscona, estaba un algo dañada y rota, no llevaba ningún arma, salvo su sonrisa radiante.

Lo cierto es que de principio su presencia no parecía incoherente, parecía una de las típicas putas que podían encontrarse en los aposentos de cualquier noble. Pero ese entorno en particular, con su cadáver, su ominosidad y la tranquilidad que mostraba la mujer estando en él, habrían hecho saltar las alarmas incluso de un niño de tres años.

Como si se hubieran encontrado mientras paseaban por un paraje pintoresco y solitario, en lugar de un dormitorio aberrante decorado con un cadáver maloliente, la chica saludó con alegría y desenfado.

-“¡Que bien!,  por fin viene alguien. Pensé que me quedaría aquí encerrada para siempre. ¡Y no eres uno de los hombres del barón, genial! ¡Hola!, me alegra muchísimo verte, eres mi salvador, estaba aquí encerrada ¡y no puedo saltar afuera! Por cierto me llamo Beshaabel, llevo tres días esperando que alguien, quien fuera, abriera la puerta.” – la chica hablaba atropelladamente, pero con una voz suave, perturbadoramente sensual y bien modulada, como si fuera una cantante. Se había acercado ofreciendo su mano e incluso había hecho por intercambiar dos besos en la mejilla con su interlocutor.

Mientras seguía hablando se alejó hacia los libros, sin preocuparse por dejar a su espalda a Garv, aunque manteniendo la mirada para no mostrarse descortés.

-“Yo vine buscando información de las actividades del barón, ¿sabes?” – dijo, casi como si respondiera a algo que nadie había dicho… a los pensamientos del paladín, señalando a los libros; desapareció y volvió a aparecer en el centro del círculo, aunque no tenía ningún anillo que indicase que era una maga colegiada, indicaba aquí y allá mientras seguía hablando, y Garv pudo ver que estaban escritos en un idioma que no reconocía, pero que sólo mirar sus runas retorcidas le causaba una profunda intranquilidad y agitaba su espíritu con desagrado – “ teníamos información de que estaba relacionado con un asesinato muy peculiar y me enviaron a investigar, ¡resulta que es mucho más complicado que eso! Parece que es el líder de un gremio de asesinos profesionales y no es el primer crimen parecido que comete, que curioso ¿eh?.” – echó una ojeada al cadáver de la cama y suspiró -" por desgracia ese no es el barón. Me ha ganado por la mano esta vez, y ha dejado a su mago en su lugar. Tremenda decepción para mi y tremenda mala suerte para ese pervertido malnacido." - esbozó una sonrisa lobuna mientras se fijaba en el muerto. Acto seguido se sentó en el círculo de libros y documentos y alzó la mirada hacia él, hizo un gesto abarcando los escritos como ofreciéndoles y enarco las cejas en su dirección como diciendo "pregunta".

Garv no podía evitar tener una sensación extraña respecto a la chica. Todo en su comportamiento resultaba un tanto extraño, se comportaba con una naturalidad y confianza imposible de justificar, era como si ella le conociera o, al menos, supiera que era de fiar. ¿Por qué sabia la mujer que él no estaba con el barón? ¿O que era alguien a quien podía contar aquellas cosas? ¿Cómo sabía que tenía preguntas sobre esas actividades del barón? Ninguna de ellas tenía una respuesta y la pregunta de si ella sería de fiar, a pesar de la simpatía con la que le había recibido, no dejaba de asomar a su mente.

 

Notas de juego

· Bueno he rehecho ligeramente la situación porque creo que no me terminé de explicar bien, ahora la situación es que necesitas (necesitáis) que alguien abra desde más allá del rastrillo y sólo había la puerta que llevaba a la alcoba del barón como opción para seguir.

Ahora vendría una conversación con Beeshabel donde poco a poco vayas aprendiendo sobre los asesinatos, el barón y los Comandos de la Libertad, podemos hacerlo de varias maneras a tu elección:

Opción 1:

Te doy toda la información que puedes sacar de la conversación, me dices qué mas cosas quieres tratar, te doy las respuestas y con ello construyes la conversación (dado que Beeshabel tiene VN 2, puedes emplearla en tus descripciones simplemente manteniéndote fiel a lo que dice su descripción).

Opción 2:

Igual que antes pero las pregunta las incluyes planteadas en el turno de modo que yo las respondo con otro.

Opción 3:

Ir haciendo turnos sucesivos lo más amplios posibles pero haciendo conversación en la medida de lo posible, agrupando preguntas asumiendo que se van respondiendo y cuidando un poco los turnos para que los posteriores arreglen o repasen lo que quede somero en los anteriores.

Opción 4:
Hacer una conversación normal, con pregunta-respuesta hasta terminarla. Para ésta necesitaríamos una disciplina de posteo estricta de cada 2-3 días porque si no nos eternizamos en una conversación que sólo ha de aportar interacción e información (vamos que vas a sacar toda la información que hay sin interpretar ni tirar porque es algo que ya pasó con éxito, ésto es sólo un prólogo no partida real).

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20/11/2012, 18:45
Garv Sevatar

Garv se tapó la cara ante el hedor que presentaba el cuarto e inspeccionó horrorizado la regalía de depravación que se hallaba dispersa por la gran habitación. Meneando la cabeza, en parte conmocionado por lo que veía, en parte decepcionado porque no había otra salida del lugar, se percató que no estaba solo. Echó mano a su espadón, pero antes de desenvainar una peculiar, y dicharachera, humana se plantó entre los libros sin darle siquiera tiempo a reaccionar.

Valorando que no presentaba una amenaza inmediata, a fin de cuentas si hubiera querido atacarle podría haberlo hecho antes de que él fuera consciente de su presencia el Inquisidor comenzó a prestar atención a lo que la voluptuosa figura comentaba, empezando a atar algún cabo. Cuando la joven paró fue el turno de Garv de preguntar

-Bueno, me alegro que haya sido de ayuda, sin embargo salvo que puedas hacer otro truco como ese de antes-señaló los libros-vamos a estar igualmente atrapados; por donde he venido no hay salida. La única que hay es a través de un rastrillo de hierro al otro lado del pasillo. Sin embargo antes de ir hay unas cuantas cosas que me gustaría que me aclararas.-carraspeó un poco para alejar el hedor del cuarto

-Si he entendido correctamente el cadáver de esa cama es cosa tuya...-miró alrededor del cuarto- no diré que una depravación tal no merezca castigo, pero habitualmente ese tipo de juicios está reservado a los míos- se dio cuenta que no se había presentado aún, lo que podía llevar a malentendidos.

Si bien sospechaba que esta chica estaba relacionada de alguna manera con el extraño grupo de mujeres que se había encontrado en esta investigación-disculpa mi rudeza, soy el Inquisidor Sevatar-dijo formalmente- como ahora comprenderás ese tipo de actuaciones cae más en mi esfera de responsabilidad. Sin embargo, por lo que dices, parece que compartimos investigación, así que seré directo, ¿conoces a un extraño grupo de mujeres que estaban detrás del barón? ¿Qué más sabes al respecto? ¿Qué pintaba este hombre en todo ello?-cuanto antes se despejaran las incógnitas tanto mejor.

Tras esperar las respuestas Garv siguió moviéndose por el cuarto, buscando algún tipo de indicio más allá de lo que Beshaabel había compartido con él.

-Tenía indicios que apuntaban que un horrible asesino se escondía en esta fortaleza; como mínimo se le imputan dos asesinatos dobles cometidos en extrañas circunstancias. Si lo que dices es cierto-siguió comentando sin dar la espalda a su interlocutora, aún recelando, atento a sus reacciones-la corrupción es mucho más profunda de lo que aparentaba... todas estas obras deben ser destruidas y su propietario adecuadamente juzgado-en parte ordenaba sus pensamientos- lo que nos devuelve a la casilla de inicio. Puedo eliminar estos documentos ahora mismo, sin embargo estamos atrapados aquí. Salvo que consigamos trepar por esa chimenea o salir por el portón que te comenté de poco servirán tus hallazgos "Beshaabel"-dijo despacio el nombre intentando pronunciarlo adecuadamente y memorizarlo. No parecía un nombre humano en absoluto, dicho fuera de paso, pero en esos momentos parecía la única vía para el Inquisidor. ¿Morir aislado y fracasando en una misión o colaborar con una extraña desconocida y ver qué podría pasar? No le emocionaba la elección, pero realmente no era tal.

Notas de juego

Creo que como opción, un híbrido entre la opción 2 y la 3. Podría aumentar el ritmo de posteo para avanzar más rápido aquí y finalizar cuanto antes.

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25/11/2012, 03:40
Beshaabel

Tras el respingo inicial cuando Garv amenazó con echar mano a su espadón, la mujer parecía mucho más tranquila y realmente amigable. Ignorando el hedor del cuarto, sonrió con ojos brillantes cuando el paladín expresó su preocupación por la situación en que se encontraban. Cabeceó dando a entender que eso no la preocupaba y contestó:

 

-“No te preocupes por ese rastrillo. Yo me encargo de él. Sí que puedo repetir ese truco, tanto como haga falta. De hecho podría dar media docena de saltos y salir de aquí, ahora que me has abierto esa puñetera puerta reforzada con plomo en ésta condenada torre de argamasa de plomo.” – entonces sacudió con fuerza la cabeza, haciendo oscilar su pelo en una negación exagerada – “pero no voy a hacerlo. Me quedaré contigo hasta estar segura de que los dos salimos de una pieza. Es lo menos que puedo hacer por el caballero de brillante armadura que me ha rescatado.” – se lo pensó un poco tras mirar despacio a Garv y, a pesar de la poca luz que había – casi nada en su círculo de libros, pergaminos y legajos añadió - “bueno, tal vez no tan brillante.”

Escuchó, con ceño cada vez más fruncido las palabras de Garv respecto al cadáver, aunque esperó respetuosamente su turno para hablar. El ceño se le estiró y sus ojos se abrieron como platos cuando el inquisidor se presentó.

 

-“¡Es verdad! ¡Presentarme!  ¡Siempre se me olvida! ¡Lo siento! Encantada de conocerte Sevatar.” – dijo poniéndose de pie entre los documentos, no parecía que los títulos le impresionaran demasiado, con un chasquido volvió a desaparecer para reaparecer a unos pasos del inquisidor, alargó su mano para estrechar la del hombre a la vez que esbozaba una sonrisa aún más amplia – “yo soy Beshaabel. Shaa. Con dos as, parece que a los humanos os cuesta un poco eso.” – la mujer era más fuerte de lo que parecía, manteniendo el apretón de Garv con soltura, siguió con lo suyo, aparentemente sin percatarse del hecho de que ella también parecía humana, y con otro chasquido desapareció y volvió a su lugar en el círculo. ¿Es que no se cansaba de hacer eso? Terminó de escuchar la regañina, pero no parecía en absoluto intimidada por ella.

-“Bueno, ese es un plebeyo, no el barón. Era su mago personal, que se hizo pasar por él. Me quería engañar, pero daba igual porque lo que yo quería estaba aquí y dado que el barón no iba a volver… pues eso. Así que no te exasperes con tus leyes, que no he matado ningún noble.” – cuando Beshaabel vio la mirada entre confundida y ofendida de su interlocutor, su ceño fruncido y su mirada enfadada se relajaron – “¡Ah! No te referías a esas estúpidas leyes legales de Soy-el-noble-local-y-la-ley-es-la-que-yo-digo-y-digo-que-mi-mago-puede-hacer-contigo-lo-que-quiera-fulana.” – sin duda la chica se refería al sistema legal que imperaba en casi todas las tierras que, básicamente, dejaba la justicia en manos del señor feudal local – “Supongo que entonces te refieres a la ley natural… Bueno tampoco hay problema: en mi libro de la ley natural dice que si alguien me intenta violar y torturar le pasa eso. Lo llamo defensa propia.” – dijo señalando al cadáver tras asumir que Garv tendría su propio sistema legal. No parecía impresionada con que fuera un inquisidor, o tal vez, no sabía qué era eso, por lo que el hombre veía.

 

Cuando le mencionó el grupo de mujeres, la chica pasó por una fase un tanto cómica. Primero mostró una mirada de desconcierto, visiblemente perdida, como si no supiera de qué la estaba hablando. Luego sus ojos se abrieron desmesuradamente en un gesto de reconocimiento con un sonoro - “¡Oh!” – asintió brevemente con la cabeza y, más para sí que para su interlocutor dijo – “entonces eres tú el tipo que siempre va detrás de los casos que yo investigo… Claro, debí haberlo supuesto” – ahí frunció el ceño un poco disgustada y empezó a hablar, ahora sí, para Sevatar – “pues ya podías haber dejado a Thick el contrabandista para mi ¿sabes? Te me adelantaste, le detuviste y le mataron en la cárcel. Los del Puño de Hierro dijo” – mientras Beshaabel agitaba una carta, una de las pocas escritas en común que había entre los papeles que miraba, Garv recordó vagamente a un contrabandista que interrogó sin demasiado éxito relacionado con el asesinato de la primera mujer embarazada y su hijo no-nato, le había dejado en manos de la iglesia y no sabía qué habría sido de él, por lo que él sabía sólo había llevado hasta la ciudad al asesino por dinero, sin saber de qué iba la cosa.

La chica volvió a recuperar su sonrisa, casi como si fuera bipolar, probablemente habiendo decidido que ya no servía de nada discutir aquello y se centro en lo de las mujeres, que era la pregunta que había disparado aquella nueva torrentera de palabras.

 

-“¿Relacionada con el grupo de mujeres?…” – preguntó un poco extrañada y pensativa –“Sí.”- contestó sacudiendo vigorosamente su cabeza – “Bueno, no” – negó con la misma rotundidad – “quiero decir que sí… pero no” – afirmó y negó, sucesivamente, con menos vehemencia. Se paró, respiró hondo, sonrió y tras organizar sus pensamientos dijo:

-“Lo que quiero decir es que esas mujeres soy yo sola. Vamos que sí estoy relacionada pero no hay grupo de mujeres.” – y sin perder la sonrisa, a lo largo de medio minuto adoptó tres o cuatro formas diferentes, algunas le resultaron vagamente familiares, de esas andanzas, hasta estabilizarse en la forma de elfa alada que, en la actualidad, le conocía como propia a Beshaabel. Aparentemente ni siquiera se había fijado en que no había acabado en la misma forma que tenía al principio; aunque a Garv le parecía bien, dado que ahora que el vestido no amenazaba con desbordar los exagerados encantos que la chica se había puesto en su forma anterior, sino que le ajustaba perfectamente, era más fácil mirarla y centrarse en la conversación. Ella siguió contestando sus preguntas.

 

-“Y no estaba detrás del Barón. Sigo detrás suyo. De él y de todos los que forman el Puño de Hierro. Como te he dicho, el de la cama era su mago, que le había suplido, probablemente porque sabía que alguien vendría a buscarle. No se si me había descubierto a mi o ti o a los dos. Pero después de ver éstos documentos… pienso seguirle hasta donde haga falta. Ni mis amigos ni yo le dejaremos seguir con esta carrera repugnante de infanticios y asesinatos rituales, algo muy oscuro se esconde aquí.” - otra vez mencionaba ese misterioso Puño de Hierro, no hacía falta ser un lince para suponer que era el nombre detrás del símbolo del guantelete. Y esa chica parecía saber algo de él, algo que la hacía odiarlos tanto como él.

La mujer siguió escuchando a Garv y abrió mucho los ojos cuando habló de destruir los libros, documentos y legajos.

 

-“¿Quieres quemar todo esto? Pero… pero… tiene mucha información que puede ser útil… Bueno, yo he aprendido casi todo, pero nunca se sabe cuándo puede ser útil consultarlo. Mira…” – le dijo señalando y leyendo pasajes de diversos textos, escritos en el desagradable idioma que no reconocía, que demostrarían sus argumentos, sus dedos saltaban atrás y adelante del texto, evidenciando que ni siquiera la estructura gramatical del lenguaje se parecía a la del común – “éstos diarios y libros de cuentas demuestran que éste tipo, el Barón, dirigía un gremio de asesinos desde aquí. Es un alto dirigente del Puño de Hierro ¿tu lo conoces, verdad? Llevas tiempo siguiendo los mismos casos que yo, tienes que conocerlo.” – pero en su cabeza la pregunta debía ser retórica, porque no le dio tiempo ni a contestar –“Y utilizaba a sus asesinos para trabajos relacionados con la sociedad, él mismo es un asesino de la máxima habilidad. De hecho los asesinatos rituales que, por lo que deduzco investigábamos los dos, ¡los hizo él en persona!” – la chica cogió dos cartas escritas con las repugnantes runas que le causaban inquietud y se las enseñó, sin darse cuenta que él no podía leerlas, estaban abiertas y el lacre que las selló antaño tenía como imagen el guantelete metálico en forma de puño que llevaba tanto tiempo persiguiendo  – “Mira aquí, en éstas cartas, se los encarga el Puño, y esos… versos, o lo que sean, me dan muy mala espina. ¡Va a haber más, estoy segura! Y su propósito va más allá de matar unas cuantas mujeres y algunos niños que ni siquiera han podido ver la luz.”

La chica miraba anhelante al hombre, con sus enormes ojos, ahora almendrados y de color verde, expectantes mientras se retorcía el cabello que esa vez había dejado rizado y de un tono plateado inexistente entre los humanos. Mientras Garv trataba de asimilar el aluvión de palabras, ella añadió tratando de mejorar su ánimo:

 

“Y ya te he dicho que no te preocupes por la salida. Ahora que me has rescatado, yo saltaré para abrir el rastrillo. Tú las cerraduras y yo los impasables, ya verás no podrán pararnos.” – tras ver el gesto de exasperación del guerrero sagrado, viendo que la chica no se callaba, se sonrojó profundamente – “Vale, lo siento, se que hablo demasiado, todo el mundo me lo dice. Perdóname.” – puso una mirada tan tierna y una cara tan dulce que Garv dudó entre saltar a consolarla y no volver a acercarse a semejante manipuladora nunca ¿cuál sería la verdadera cara de aquella mujer?

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26/11/2012, 18:55
Garv Sevatar

Garv prestó especial atención a los detalles que Beshaabel estaba comentando. ¡Por fin podía ponerle nombre a esa maldita asociación de cultistas! Sólo por aquello ya habría merecido la pena toda la investigación sobre el barón... sin embargo saber que éste no era más que un eslabón intermedio le causo cierta desazón. En un momento, cuando su alada interlocutora se lo permitió retomó la palabra.

- No hay problema, me parece una buena base para trabajar que se comparta información- aunque parecía que poseía una reserva ilimitada de aire pues no paraba ni para respirar. Se encogió de hombros con apenas un crujido metálico- Me temo que no era consciente de la extensión o el nombre de ese culto. Sabía que había cierta relación pues me he cruzado con ese maldito emblema demasiadas veces-

Torció el gesto, tenía demasiados recuerdos negativos asociados al símbolo del Puño de Hierro... su familia y su mentor por mencionar los más profundos. 

- Pero eso sólo refuerza la determinación con la que me opondré a sus designios. Deben pagar por sus crímenes- hizo un esfuerzo por no exaltarse demasiado ni elevar la voz pues sería contraproducente en su situación. Tendría que ignorar por el momento el caso del falso barón; ciertamente Beshaabel tenía causa más que justificada para haberlo liquidado y no únicamente por sus actos contra ella. Pero aún así no era partidario de que otros se tomaran la justicia por su mano. No se tomó especialmente mal, sin embargo, que las múltiples "competidoras" en sus investigaciones fueran la misma persona. En cierto modo le consoló saber que únicamente era una quien se le adelantaba sistemáticamente -Lamento el asunto de Thick, pero hice lo que debía hacerse. Sin embargo, a pesar de ese contratiempo pasado, creo que podríamos ayudarnos mutuamente a, primero, salir de aquí y después dar caza al esquivo barón.-la utilidad del momento primaba y el tiempo no corría precisamente a su favor- Si como dices esos documentos respaldan que es un cargo intermedio podremos obtener mucha información de él y acercarnos más a la cabeza de este "Puño de Hierro". Nada me agradaría más.-dijo con férrea determinación

Desestimó la idea de hacerlos arder sin más. Si contenían información relevante y Beshaabel podía, sorprendentemente, leerlos tal vez más adelante podría pedirla una traducción. Con esa idea en mente siguió hablando, finalizado ya el registro.

-De acuerdo, coge los papeles, custódialos hasta que llegue el momento que sean necesarios. Si te parece bien iré abriendo camino y nos marcharemos de aquí. Hay que detener cuanto antes esta sangría de asesinatos rituales... por el camino tal vez podrías contarme algo de esos amigos tuyos. ¿Son igual de expeditivos que tú?-dijo con un conato de sonrisa- La Iglesi...la orden de los Inquisidores estaría encantada de contar con más gente competente entre sus filas, comprometidas con causas justas- dejó la idea ahí en el aire mientras salía nuevamente al pasillo en dirección al portón cerrado. Aún no confiaba del todo en la extraña criatura con la que estaba formando equipo, pero le parecía que era un riesgo calculado por un bien mayor.

Notas de juego

Supongo que tengas que decidir tú qué nos encontramos tras el portalón aquel que hacían falta dos personas para abrir, una a cada lado. Por eso lo dejo ahí.

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03/12/2012, 18:03
Beshaabel

Beshaabel escuchó atenta a Garv, parecía que era tan buena oyente como parlanchina. Pareció ser capaz de percibir el interés del paladín en el Puño más allá incluso de lo que él había mostrado y, solícita, quiso reforzar eso de la colaboración y compartición de información, se dijo, por lo que comentó.

 

-“Sí, el Puño de Hierro realmente tiene mucho por lo que pagar. Asesinatos, chantajes, sobornos, esclavitud, intimidación, tortura. No se detienen ante nada para conseguir poder y sus objetivos son muy claros: conquistar el mundo para su gobierno tiránico.” – miró a Garv a los ojos entre las rendijas de su yelmo y añadió – “Créeme llevo años investigándoles y acosándoles, el último en compañía de mi asociación Los Com...” – se cayó repentinamente, lo que resultaba un agradable contraste.

Se quedó escuchando de nuevo pensativa y, obediente, cuando le dijo que recogiera aquello empezó a seleccionar cuadernos de anotaciones, diarios, manuscritos, cartas y algún que otro libro y a echarlos sobre la cama hasta tener un montón razonable y se hizo un hatillo con la sábana de seda negra sin preocuparse de lo que pasaba con el cadáver al tironear de la ropa de cama. La chica, ahora con su aspecto de elfa alada, parecía haberse decepcionado mucho cuando el inquisidor no quiso en ese momento que le diera más detalles de lo que había leído, pero pareció conformarse sin emitir ninguna protesta.

 

-“Vale, si, supongo que éste no es el mejor sitio para charlar, ¿verdad?” – miró de soslayo hacia el cadáver derribado al coger la sábana para sus documentos y, por primera vez, hizo un gesto de repugnancia que, realmente, no parecía muy sentido – “luego te cuento todo lo que pone aquí” – añadió agitando su hatillo de seda negra.

Beshaabel se atragantó un poco cuando le preguntó sobre su amigos, pero contestó de todas maneras, aunque no muy segura.

 

-“¿Mis amigos? ¿Expeditivos? ¿Unirse a la inquisición? ¿Justicia?... Eh… bueno, nosotros, yo, bueno nosotros, quiero decir que… no somos todos iguales ¿sabes? Somos un grupo… heterogéneo… variopinto diría yo. No se porqué me llamas expeditiva…” – dijo con una mueca que parecía de sincera perplejidad que resultaba graciosa – “no nos cortamos a la hora de defender nuestras creencias, si es lo que preguntas ni nos tiembla la mano para segar la vida de un asesino o esclavista. No creo que la inquisición sea nuestro lugar, porque lo que tenemos en común es que defendemos la libertad, que la gente pueda sencilla y buena pueda vivir tranquila sus vidas sin que les pasen cosas malas, les maten ni les esclavicen. Algunos creen más en la justicia; yo, nada. Creo en el bien, y todos mis compañeros también lo hacen. Yo no creo en la justicia que emana de una ley como ésta…” – remató con mucha más vehemencia y seguridad, mientras agitaba, un poco airada, la misma carta en común que le había esgrimido cuando habló de Thick, esta vez lo bastante cerca para Garv pudiera percibir lo escrito. Agarrándola con fuerza la mano para que dejara de mover el papel, a lo que ella musitó un sentido y quedo “perdón”, el hombre santo pudo leer una carta lacrada con el símbolo del Puño de Hierro y firmada por un desconocido, dirigida al Barón de Tejanegra; la carta daba cuenta del asesinato de Thick en una cárcel común – no la de la Iglesia en la que él le había dejado – para cerrar cualquier posible cabo suelto. Pero lo que le llamó la atención como si le quemase los ojos fue una frase determinada, con la que remataba la carta el asesino que la escribía. “Así que ya puede su Señoría decirle al Pater Reverendo que deje de preocuparse por la visibilidad de sus servicios al Puño, pues su implicación con el traslado del preso que le solicitamos queda sepultado con su muerte y enterramiento, pues también he eliminado al carcelero al que su Ilustrísima Vigilante entregó el contrabandista. Tengo la seguridad – y comprometo mi propio puño a ella – que Thick no llegó a contar nada de lo poco que sabía.” Aquella carta, salvo que esa elfa la hubiera falsificado, daba a entender que un obispo de la Inquisición había colaborado en la muerte de Thick, con el único propósito de encubrir al Puño de Hierro. Desde luego la acción del prelado era legal, estaba en su derecho de derivar a un criminal a una prisión común, incluso aunque llevase ésta carta, lo cierto es que el obispo podría decir que era una falsedad y una mentira, de acuerdo a la ley esa prueba era insuficiente para condenar a alguien de su posición.

Al ver el gesto enfadado de su interlocutor, la chica debió suponer mal porque contrita y apenada dio un paso atrás y susurró.

 

-“Perdón, no quería ofenderte agitando así el papel. Es que estaba un poco enojada. No lo haré más, de verdad. Bueno... intentaré mucho, mucho, mucho no hacerlo más.” – pero enseguida ella sola se debió de dar cuenta de que el enfado no iba con ella, o por lo menos no principalmente, así que cogió su hatillo y emprendió la marcha, tirando de la mano del paladín para que la siguiera.

Avanzaron en compañía hasta el rastrillo, la chica sin armas ni armadura de ningún tipo, pero tan sigilosa como el paladín, para su sorpresa, pues pocos magos conocía con semejante destreza acechando. Cuando llegaron al rastrillo, la chica le guiñó un ojo, sonrió y con un quedo ‘ploff’ desapareció para reaparecer inmediatamente más allá de la verja que impedía el paso. Agarró la palanca y dando tiempo a Garv para llegar a la suya, contó hasta tres con los dedos y activaron el mecanismo de apertura simultáneamente.

 

La puerta se abrió con un chirrido que, aunque no fue excesivo sí llamó la atención de quienes vigilaban en la habitación de al lado. En lo que el paladín atravesaba las salas y se acercaba a su nueva amiga, habían llegado dos hombres, vestidos con armaduras de cuero tachonado de color negro, con los brillos de sus remaches matados con un tinte del mismo color; llevaban desenvainadas unas espadas de hoja corta pero cruelmente aserrada y extremadamente puntiagudas y sus hojas también habían sido teñidas: armas de asesino. Tenían una capucha y un trapo alrededor de la boca que les servía de embozo.

Los asesinos se habían preparado para rodear a Beshaabel, que les miraba como quien se encuentra un gato bufando a la puerta de su casa a pesar de estar aparentemente indefensa, pero al entrar el paladín se separaron para enfrentarse uno a cada uno.

 

El rival de Garv era un espadachín diestro, su esgrima era hábil y, probablemente, habría podido derrotar a un soldado veterano en un duelo de espada. Sin embargo ante el paladín resultaba insuficiente, no solo el espadón ya le daba ventaja de alcance, pero los movimientos más avanzados de Garv le permitían superar las defensas de su rival sistemáticamente, casi desde el principio quedó claro que el duelo sólo podía acabar de una manera. Incluso, cuando más por fortuna que por habilidad, el asesino conseguía llegar más allá del espadón, el paladín no tenía problema en golpear la hoja del asesino con su codo, antebrazo o dejar que golpeara el pecho, pues forrado de metal, sólo necesitaba controlar dónde dejar que se posase el golpe. Tardó poco más de medio minuto en tener a su oponente derribado en un charco de sangre y dudaba que él tuviera más que un par de morados donde la armadura había recibido un golpe especialmente contundente.

El combate había sido lo bastante sencillo para que hubiese podido lanzar una mirada preocupada a cómo se enfrentaba la mujer a su rival sin ningún arma ni protección. La chica se había quedado mirando al asesino, mientras susurraba algo, moviendo los labios, como si le hablase sólo a él y el tipo ¡le había arrojado su espada, como si tratara de una daga arrojadiza!, obviamente, sin pericia en lanzar semejante arma y con la pésima aerodinámica de la misma, había fallado estrepitosamente. Mientras el hombre sacaba una daga de aspecto siniestro y cargaba contra ella, Beshaabel, había recogido la espada que le habían tirado y empezó a pelear contra el criminal. Para sorpresa de Sevatar, la chica, sin tener una esgrima tan buena como la suya propia, también superaba al asesino, en parte por su inesperada fuerza, incluso aunque no soltaba su hatillo de seda lleno de documentos. Alcanzaba al rival con frecuencia y las veces que el hombre superó sus defensas la hoja de su daga rebotó contra la mejilla, el dorso de la mano o el hombro descubierto de la chica como si estuviera hecha de piedra. Aterrado al enfrentarse a una espadachina más hábil y, aparentemente, invulnerable, el tipo trató de huir. En lugar de perseguirle, la extraña criatura alada se situó a unos pasos de Garv sin dejar de mirar al asesino y murmurando de nuevo muy concentrada.

 

El hombre pareció pensárselo mejor y cambió de dirección, ¡para tratar de huir por el rastrillo del que habían salido ellos cruzando entre ambos! Al inquisidor le sorprendió tanto que estuvo a punto de no levantar la espada para impedir que huyera. El acto estúpido del criminal finalizó abruptamente al acabar ensartado en el espadón de Garv y su propia espada sujeta por las esbeltas y delicadas manos de Beshaabel, que se guardó la espada en el escote tras limpiarla en el cadáver y sonriendo echó a andar como si nada hubiera pasado mientras decía:

-"A mí me trajeron por ahí. Tal vez encontremos una salida en esa dirección." - 

Notas de juego

Nota sobre lo de Thick: Aunque tu orden está formada por paladines y/o inquisidores azote de sombras (la clase de prestigio) y combatientes-expertos para los menores todos legales buenos y paladinescos, la Inquisición (como entidad, no como clase prestigio) a la que pertenece tu rama no son sólo paladines, de hecho los paladines son un número insignificante dentro de ella dado que su alineamiento oficial es Legal Neutral.

Si te parece construye un turno como más te guste con cómo salís de la fortaleza, aunque no podríais matar a todos los residentes, hay demasiados y al final os obligarían a retiraros. Beshaabel aunque puede teleportarse, no lo hará hasta que Garv esté a salvo. Y, sobre todo, incluye el inicio de la conversación para enterarte de las últimas cosas que quieras averiguar en el entorno seguro que quieras, como una casa franca que ella tiene en la ciudad o una que tu hubieras preparado, o en el barco que os saque de allí, por poner ejemplos.

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04/12/2012, 14:07
Garv Sevatar

Por lo que parecía Beshaabel había captado rápidamente el motivo por el que no era conveniente quedarse ahí discutiendo sobre el contenido de los documentos y cogió cuanto pudo antes de seguir. Su respuesta sobre sus compañeros degeneró rápidamente en un batiburrillo de palabras, parecía que sólo se expresaba así, para finalizar agitando una de las cartas delante de la cara de Sevatar, que éste cogió para leer.

-Com...¿compañeros? ¿compatriotas? ¿combatientes? En fin, supongo que más adelante me enteraré- pensó mientras empezaba a leer la carta. Realmente el nombre dejó de importarle al hacerse cargo del contenido de la misiva. Y, al parecer, no lo ocultó adecuadamente pues al elfa alada retrocedió asustada. Respirando para calmarse sintió que debía dar algún tipo de explicación.

-La Inquisición es un lugar muy...amplio- aún no creía del todo lo expuesto en la carga- algunos parecen estar más interesados en hacer cumplir la ley. Si bien otros estamos comprometidos con la causa del bien y la justicia.- suspiró entre dientes- aunque reconozco que somos menos de los que me gustaría que fuéramos...- sacudió la cabeza sacándose las preocupaciones referentes a su Orden para otro momento- pero en fin, creo que esta charla puede ser postpuesta para otro momento. Ahora deberíamos salir de aquí.-

Consiguieron abrir sin mucho problema en rastrillo gracias a la sorprendente ubicuidad de Beshaabel y ya estaban felicitándose internamente por su suerte cuando se vieron asaltados. Tras el rápido combate Garv limpió su arma del ensartado y se acercó a la elfa por si necesitaba algún tipo de ayuda o curación, pero no tenía el más leve rasguño.

-Desde luego eres una caja de sorpresas constante...- dijo levemente divertido-si reconoces la zona es posible que no estemos ya muy lejos de la salida. Sería una tragedia estropearlo ahora... sin embargo no estoy seguro que el camino inverso que sigue un prisionero sea el mejor para salir de aquí.- incluso a través del casco se podía asegurar que estaba sonriendo-tengo una idea mejor...-

-Si nos están buscando, y el asalto parece confirmarlo, seguramente la zona menos vigilada sea, irónicamente, las barracas de los guardias. Y cerca de ahí estará la cocina... posiblemente por allí haya alguna forma de salir- pensó mientras hacía memoria de la distribución que había podido captar del castillo con su estudio externo.

-Beshaabel, ¿cómo de afortunada te sientes ahora mismo?- preguntó a la elfa con la misma sonrisa fiera. Sin esperar respuesta echó a andar en silencio hacia donde él calculaba que quedaban los aposentos de la guardia, en busca de la cocina y una vía de escape.

No parecían ir muy desencaminados y sólo en una ocasión debieron desandar sus pasos por lo que pensaron que era una patrulla. De tal forma que en pocos minutos estaban en las cocinas, de las que salía el ruido de los criados empezando a preparar el desayuno para todos los habitantes del castillo. Aquello era una contrariedad, pues no pretendía involucrar a nadie más en su huida y así se lo hizo saber a la elfa.

-Tal vez podamos colarnos sin ser vistos; la cisterna de agua o la chimenea podrán ser nuestra vía de escape. La que más libre veamos-susurró a su peculiar compañera antes de comenzar la infiltración.

En realidad no tuvieron mayor problema, pues la servidumbre del castillo estaba lo bastante ajetreada y amodorrada como para no percatarse de los sigilosos pasos del Inquisidor y la multidisciplinar elfa. Al final resultó ser una vía de desagüe lo más cercano y con tan sólo una reja en su camino Garv se puso manos a la obra mientras Beshaabel vigilaba su espalda para no encontrarse importunos encontronazos en ese momento ya crítico.

Cuando consiguió abrirla, la retiró en silencio y dio una señal a la elfa mientras se encogía un poco de hombros como disculpándose por lo poco... limpio de la vía de salida. Entró a la angosta vía tras ella y cerró detrás suyo la reja. Nadie podría saber que aquello había sido abierto, al menos sin magia. Y por lo que él sabía eso iba a ser un problema para el Barón durante una temporada larga al menos.

Evitando utilizar su aptitud innata para crear luz, pues les delataría a ambos sin lugar a dudas, el Inquisidor se valió del tacto para avanzar, aprovechando también los leves sonidos que su compañera hacía para orientarse en la oscuridad de la vía de desagüe. Tras un buen rato de deslizarse entre los desechos y el agua turbia ambos pudieron notar cómo una corriente de aire les golpeaba: la salida estaba cerca y, por suerte, no estaba a excesiva altura sobre el foso del castillo. Tan sólo tendrían que cruzarlo y estarían más allá de los muros.

En ese momento Garv tocó la pierna de la elfa para avisarla que iba a comentarla un detalle en voz baja -La salida está sólo unos metros más allá, pero creo que el pueblo no será un lugar seguro para ambos... bueno, al menos para mi que no puedo cambiar de aspecto. Pero tengo un campamento en un lugar resguardado y oculto del bosque. Si te parece adecuado podríamos terminar de hablar allí, ya fuera de las manos del Barón-Tras esa pequeña idea el Inquisidor terminó de recorrer los pocos metros de corredor y se dejó caer en las lindes del foso, esperando a Beshaabel para vadear el líquido estancado que llenaba la línea de defensa del castillo.

Una vez conseguido tan sólo tenían que aprovechar los momentos previos al amanecer, no muy lejano ya, y escabullirse hacia el bosque. Como si de un gigante se tratase la comarca parecía desperezarse cuando el sol se alzaba y ellos alcanzaban el escondite que Garv había mencionado. Éste se dejó caer y se quitó el yelmo, exhausto por la adrenalina constante de la noche y las revelaciones. Por primera vez la elfa pudo verle la cara: un rostro bien parecido, aunque algo común, con el pelo castaño cortado a cepillo y unos intrigantes ojos claros que no se perdían detalle de lo que sucedía a su alrededor.

A pesar de que aquella zona era "segura", Garv sólo se podía permitir un cierto grado de relajación. Además, quedaba el espinoso asunto de los documentos...Se sentó en relativa comodidad con la espalda contra una piedra y el espadón sobre el regazo; absteniéndose de encender ningún tipo de fuego que les pudiera delatar.

- Bueno-comenzó con un suspiro liberador-creo que ahora ya estamos más bien a salvo...-clavó su mirada en la elfa-y si te parece adecuado podríamos discutir el contenido de esos documentos que causan que a mi me duela la cabeza con solo mirarlos y que tú pareces poder leer sin problema alguno- no pudo evitar cierta urgencia en la voz, sin embargo no parecía haber amenaza inmediata. El Inquisidor no quería indisponerse con su eventual aliada, menos aún cuando tenía información relevante y documentos que apuntaban a corrupción entre las altas esferas de la organización a la que había dedicado su vida.

-Si esto es verdad tendré que mandar unas cuantas cartas...-pensó mientras esperaba que Beshaabel continuara la explicación que había dejado a medias en el torreón.

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09/12/2012, 04:19
Beshaabel

Beshaabel había acompañado a Garv todo el camino sin protestar por nada, sonreía con picardía a sus comentarios y parecía feliz de cumplir las instrucciones que le daban tan bien como pudiera, en especial si podía usar alguno de sus muchos truquillos para ello. Siguió al humano fuera del castillo, aunque remojándose un poco más de lo necesario en el foso, que aunque de agua sombría y estancada parecía más limpio que ellos después del conducto de salida que habían usado, a lo que había que añadir el de entrada del paladín y los cinco días con un apestoso cadáver de la chica.

 

Una vez establecido el campamento, la mujer había empezado a apilar ramas, hojas, su hatillo y todo lo que encontraba que no pareciera demasiado duro, montando una especie de catre con una remota semejanza a un nido, aunque se detuvo para mirar con curiosidad y una sonrisa amable al paladín cuando se quitó el casco, probablemente deseando ver a la persona con la que había compartido pelea, tensión y una huida poco glamurosa pero emocionante. Pero interrumpió inmediatamente su caótico trabajo cuando el hombre sugirió hablar de los papeles que habían confiscado.

Con un brillo de excitación en los ojos y una gran sonrisa radiante gritó, palmoteando con excitación:

 

-“Sí, si, hablemos de lo que he leído. ¡Es tan interesante!... Bueno, es horrible, pero tengo mucha información nueva, y esas cosas han pasado aunque no hubiera encontrado esto, pero ahora lo sabemos y… bueno, tal vez podamos hacer algo. No es que me alegre de que haya pasado todo esto, sólo de haberlo averiguado.”  - parecía realmente entusiasmada de poder hablar con alguien de eso y mientras parloteaba había desecho el hatillo, para lo cual había desmontado buena parte de su trabajo, y volvió a montar el tinglado de papeles que tenía cuando se encontraron en la habitación con el cadáver del doble del Barón de Tejanegra, aunque ahora mucho más pequeño, porque sólo tenía una parte de los documentos. Comenzó a hablar mientras señalaba continuamente uno u otro legajo, siguiendo los caracteres con el dedo y gesticulando mucho con las manos.

-“Mira la mayoría de éstos libros de registro son anotaciones referentes a asesinatos. ¡Hay más de un centenar de ellos! Todos parecen tener relación con el Puño de Hierro: algunos son meramente económicos, matan por dinero, el Barón se queda la parte del león de esos contratos y desvía una buena parte a la sección de recursos del maldito Puño. Otros son trabajos directos para esa sociedad de tiranos, asesinatos políticos, de rivales, de gente que ha dejado de ser útil o quiere abandonar la secta... de todo, no tienen moral, éstos hijos de " - Garv no entendió la siguiente palabra que pronunció pero sonaba muy desagradable, y no tenía mucha duda de que era un insulto -"El tercer tipo es una especie de lista de gente que quieren muerta, incluso añaden el precio, creo que lo hacen circular por ahí. Mira estoy yo." - señaló, con visible orgullo, una descripción bastante vaga que venía a decir que podía cambiar de aspecto, daba varios alias distintos que incluían el de Beshaabel y un valor -muy alto - en monedas de oro y una anotación que ella leyó como muerta, tras pensar un poco añadió - "¡Anda! ¡Y tú! no me había dado cuenta hasta ahora, mira Inquisidor Sevatar, preferentemente muerto, 800 monedas de oro. Eres un chico caro, ¿eh?" -  dijo con una sonrisa divertida al comprobar que su recompensa era idéntica a la que daban por ella, luego siguió explicando - "En éste tipo es donde se encuadran los que estábamos investigando, que parecen ser un tipo especial, luego te hablo más en detalle de eso, que al fin y al cabo es lo que veníamos a investigar aquí los dos. Pero, antes de que se me olvide, déjame decirte que de éstos documentos deduzco que el Barón lidera a éste gremio de asesinos, hay alguien que parece ser el jefe, un tal Fayde Lyko” – la chica estaba tan enfrascada en contarle la historia que ni siquiera se dio cuenta de que ese nombre decía al paladín mucho más de lo que ella podía suponer y siguió con su interminable verborrea – “pero usan unos códigos muy rebuscados y hay muchos nombres, no sé si ese es otro alias del Barón o se refiere ese es su jefe dentro de la estructura del Puño de Hierro y él no es de un nivel menor dentro de esos malnacidos. Respecto a los asesinatos rituales...”

 

Ahí fue dónde se dio cuenta de que el inquisidor parecía prestar más atención a sus propios pensamientos que a sus palabras y con un poco de preocupación y un tímido gesto de acercar su mano a la de él para tranquilizarlo, que no llegó a completar le preguntó:

-“¿Estás bien? ¿Te has perdido? Hablo demasiado rápido, todo el mundo me lo dice, pero lo hago sin querer. ¿Quieres que te repita algo? ¿Hay algo que quieras que te explique mejor? Se que soy un caos, pero es que no te haces una idea de cómo es mi cabeza por dentro, todo bullendo de un lado para otro a la vez, con las voces molestando y todo eso.” – se le quedó mirando con los ojos muy abiertos y muy seria, esperando que su nuevo amigo le dijera que siguiera o le preguntara algo.

Notas de juego

He pensado que mejor dividimos la conversación en varios post, así también puedes dar réplica, no queda tan monolítico y podemos dar más luz a lo que te resulte interesante, además de que puedes llevar más control sobre para dónde quieres tirar con Lyko.

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10/12/2012, 21:09
Garv Sevatar

Garv estaba escuchando las explicaciones de Beshaabel, con encogimientos de hombros y asentimientos según correspondía-el asunto de la recompensa le traía más bien sin cuidado-, cuando dijo de pasada un nombre que sacó por completo al inquisidor del hilo de la conversación.

-No, no puede ser, tiene que haber un error, Lyko está muerto...-pensó angustiado.

-No lo entiendes, ¡no puede ser! Ti...tiene que haber un error Beshaabel. Esos documentos deben ser muy antiguos, o mentiras directamente- no podía asumirlo, sencillamente-Fayde Lyko está muerto...¡yo mismo lo vi! ¡Maldita sea su alma! Gideon le mató- dijo alzando la voz, claramente molesto tras los momentos de confusión inicial-y casi le cuesta la vida....incluso así fue afortunado. Pero de ninguna manera me puedo creer que ese maldito hereje esté vivo. -miró directamente a los ojos a la elfa alada- yo le vi morir...-su voz se fue convirtiendo en un quedo susurro. 

¡Había costado tanto! Su mentor dio su propia vida y su amigo Ravenor casi también, pero habían acabado con Lyko de una vez y por todas. Pero ahora esos papeles parecían indicar que de alguna manera el tres veces maldito seguía vivo. Sentía como perdía el enfoque de la realidad; era como estar reviviendo su peor pesadilla. El joven miró sus guanteletes viéndolos de nuevo manchados por la sangre de su mentor y volvió a experimentar la furia ciega que había precedido lo que sería una carga casi suicida contra el hereje. Finalmente fue Gideon quien dio el golpe definitivo y tras confirmar -ahora no lo tenía tan claro- la muerte volvieron a atender a su maestro, el Inquisidor Sevatar original. Pero era demasiado tarde.

Garv retomó contacto con la realidad, con su rostro privado de todo color, la mandíbula prieta y una mirada de determinación férrea en su mirada.

- No, Lyko no es un cargo menor, siempre ha sido más un personaje que se deleitaba dirigiendo a otros. Si pertenece al Puño como eso indica seguramente sea un alto cargo, tal vez la propia cabeza incluso...- su cabeza daba vueltas, ¿parte de la Inquisición colaborando con la misma organización que cazaba a los suyos? Eso era una traición en toda regla.

Si bien muchas cosas cobraban sentido bajo esa nueva luz: el alejamiento de los ideales de los fundadores, la marginación de aquellos que seguían los dictados del Bien y la Justicia, pequeños movimientos en apariencia inocente... ¿cuánta sangre inocente manchaba las manos de sus superiores? -Dime Beshaabel... - el tono frío habría causado escalofríos a más de uno- ¿cómo pretendes ir a por Lyko? Porque tus amigos van a necesitar toda la ayuda del mundo para matarle de una vez por todas.Y voy a ir con vosotros.- aquello no dejaba lugar a discusión. Si bien el Inquisidor no sabía cómo reaccionaría la elfa ante ese súbito estallido tampoco estaba para analizar las cosas desde un punto de vista más lógico y sosegado. Lo único importante era que Lyko estaba vivo y tenía que dejar de estarlo. La Inquisición corrupta, los asesinatos rituales y todo lo que hiciera falta entre medias serían un camino para lograr ese fin.

Notas de juego

Me parece bien, así avanzamos en la conversación que con posts más largos es más difícil de cubrir.

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17/12/2012, 22:49
Beshaabel

Beshaabel retrocedió asustada cuando el paladín contestó enfadado y, por un momento, pareció lista para saltar muy lejos. Tenía un aire de pajarillo asustado listo para huir a la menor señal de peligro; aunque algo en sus ojos, que brillaron rojos durante una milésima de segundo, también indicaba que si veía obligada podía revolverse como un animal acorralado.

Pero el instante pasó tan pronto como su tono se calmó y ella entendió que su furia no estaba dirigida a su persona, sino a hechos que ella no conocía. Se encogió de hombros, dando a entender que no tenía una explicación segura y contestó:

-"Bueno, Sevatar, la muerte... no tiene porqué ser el final. Hay muchas posibilidades, podía tener conjuros de contingencia para eso, o un clérigo haberle resucitado, o tener un clon, o un doble, o..." - la experiencia que tenía con la chica le decía que podía tirarse así un buen rato, pero abrió mucho los ojos, agitó la cabeza y se calló, dejando que Garv siguiera hablando, parecía haber tenido una idea más, pero luego la había descartado, aunque le inquietó lo suficiente para romper su cháchara.

Escuchó los argumentos acerca de la importancia de Lykos atenta y sonrió muy contenta cuando le preguntó por lo que sus amigos harían contra él, aparentemente feliz de la posibilidad de que su nuevo amigo se uniera al grupo. 

-"Bueno, está claro que Lykos no es un adlátere. Eso queda claro aquí." - respondió señalando los papeles -"Mi duda  no es esa, sino si Lykos es el barón de Tejanegra y, por tanto, el jefe de los asesinos o es el responsable del barón, el cual entonces sería un miembro menor de la organización. De hecho, estoy segura de que Lykos es miembro del círculo interno del Puño."

La chica empezó a dibujar un círculo en el suelo y colgando de él hacia abajo múltiples círculos que, a su vez, tenían otros colgando aún más abajo, mientras explicaba.

-"Probablemente no sabes mucho acerca del Puño de Hierro, a parte de lo que te he contado antes. Su corazón es un grupo de gente muy poderosa e importante, que controlan diferentes organizaciones y grupos, como los asesinos del barón, ramas de la Iglesia o Señoríos de importancia diversa - incluso ducados - y se apoyan unos a otros para incrementar su poder personal y, así, también el del grupo para llegado el momento conquistar todas las tierras de los hombres bajo la dirección de esa oligarquía de la cúspide de la estructura. Probablemente si llegan a acercarse a su objetivo final, empiecen las puñaladas entre ellos. Pero están lejos de ese momento, afortunadamente y, si es por nosotros, nunca llegarán tan lejos. Tu enemigo Lykos es uno de los miembros del círculo interior, eso sale en los papeles, no es ninguna suposición mía." - remató señalando el círculo más alto, del que colgaban todos los demás.

Dejó su dibujo, sin importala pisarlo de camino a los documentos y recogió varias cartas para seguir con la siguiente parte de su explicación, se sentó en el suelo con gracia y dio unas palmaditas a su lado, invitando al inquisidor a sentarse junto a ella, sonreía y tenía los ojos brillantes ahora que llegaba el momento de explicarle porqué era mejor unir fuerzas.

-"Respecto a cómo vamos a detener a Lykos... Bueno, no es que tengamos su dirección ni nada parecido. Pero tenemos algunos datos, empiezo a ver la figura que esconde el puzzle; aunque es aterradora. Por eso mismo debemos esforzarnos en pararle y mis amigos y yo trabajaremos sin descanso para evitar que siga matando - porque te aseguro que lo va a hacer - mujeres embarazadas. Con suerte podremos usar ésta información, pero incluso si fracasamos, cada asesinato nos dará más pistas y, tarde o temprano, le arrancaremos el alma y la arrojaremos al infierno en el que merece pudrirse." - había estrujado con un furia un papel y lo había tirado al suelo. Sonrojándose por la pérdida de control, sonrió tímidamente a la vez que bajaba la mirada y siguió.

-"Perdón. No quería ser tan... desagradable. Pero vamos, que ese maldito pagará sus fechorías. Míra. Aquí habla de los asesinatos rituales, tal como te explicaba. Estas dos son las cargas del encargo, no tienen destinatario, así que no se si eran para el barón o del barón para uno de sus asesinos." - Beshaabel le enseñó un par de cartas idénticas, cuyo lacre de cera roto mostraba claramente el símbolo del Puño de Hierro -"Esta es el encargo del primer asesinato. Viene la ciudad y el nombre de la mujer que asesinaron la primera, la esposa de un jefe de ladrones, junto a ello lo que creo es el encargo propiamente dicho: 'Engendrado por el pecado, el hijo no nato fruto de la lujuria abyecta será regado con la sangre de la madre y tía.' ¿Te das cuenta, mató al hijo mientras hería de muerte a la madre y le rajó el vientre para sacarlo, ensangrentándolo. Es ese asesinato, seguro. Pero lo que me preocupa es el segundo. Está en ésta otra carta. La ciudad donde mataron a la prostituta y su hijo, el nombre que viene es el que la mujer usaba para... trabajar, ya sabes... Y es texto: 'Engendrado por el pecado, el hijo no nato fruto de la codicia miserable será regado con la sangre de la madre y traidora'. También estoy segura de que es ese asesinato, estuve investigando y esa mujer se había quedado embarazada de un noble muy importante a posta, para luego pedirle dinero en un chantaje, me lo... dijo... más o menos... su amiga." - ella estaba realmente excitada por todo lo que contaba, se veía claramente que le parecía muy importante, aunque su rostro estaba crispado en un gesto de furia que indicaba bien a las claras que el motivo de tanta emoción era lo mucho que deseaba detener los crímenes y que, por primera vez, veía un poco de luz en el caso.

Se quedó mirando a los ojos a Sevatar, sorprendentemente callada un rato inusualmente largo.

-"Yo creo que es un ritual, que habrá más asesinatos. Tal vez podamos salvar a alguna mujer y su hijo. ¿Tu que crees?" - preguntó, soplándose el flequillo que, rebelde, volvió a caer exactamente en la misma posición.

 

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22/12/2012, 14:11
Garv Sevatar

El inquisidor atemperó su malhumor ante la lógica deducción de Beshaabel. Por mucho que le pesara podía tener razón, había muchas formas de volver del más allá, y fue culpa suya dejarse engatusar con que todo habría acabado. Si bien no sabían que pertenecía a una organización mayor que podría tener ese tipo de recursos...

-Creo que deberíamos proceder como si él fuera el barón. Estamos seguros que es del círculo interior, si conseguimos quitarlo del medio los asesinatos se terminarán. Si no es el barón al final, con toda probabilidad su derrota nos llevará al auténtico barón y de igual manera los asesinatos acabarán.-quedó pensando un momento y sonrió sin humor- lo mismo en este último caso el barón determina venir a por nosotros si su superior está amenazado. Vamos, creo que éste sería el mejor curso de investigación.-

La organización del Puño le recordaba a la de la propia Inquisición, pero mucho más extensa. Empezaba a hacerse cargo de la envergadura de la misión que tenían por delante. No es que se fuera a echar atrás, pero siempre es positivo tener una buena perspectiva de lo que está por venir. -Paso a paso.-

La terrible claridad de la descripción de los asesinatos le quitó todo el calor del cuerpo. Su entrenamiento ya le había instruido sobre la existencia de ese tipo de rituales, pero saberlo y tener toda la información son dos situaciones muy diferentes. La meticulosidad, el propósito final... todo estaba detallado a un nivel que atentaba contra los fundamentos de sus creencias. No todo el mundo era bueno por naturaleza y ese tipo de gente tenía que ser erradicada. Era una solución extremista pero no había otra alternativa para impedir que el mal al que dedicaban sus vidas se extendiera.

Meneó la cabeza antes de responder a la elfa alada.

-Sí, tiene toda la pinta de un ritual. No tengo muy claro para qué porque tampoco es que posea mucha información al respecto más allá de saber que se hacen por una causa última.- miró a su interlocutora como disculpándose- nuestra tarea es más acabar con ellos que conocerlos.-ignoró deliberadamente las dudas de Beshaabel respecto a "contactos", no era el momento de cuestionarla-no apruebo tampoco la extorsión que iba a relizar la mujer, pero ser ejecutada de esa forma ritual junto con un hijo nonato desde luego es mucho peor. La pregunta que me surge es si tenemos alguna pista más referente a cuál puede ser su siguiente objetivo. ¿Dónde podríamos empezar a buscar para detenerles? Y más ahora nos hemos revelado claramente en su residencia-miró de reojo sin poder evitarlo la silueta lejana del castillo y luego hacia los papeles.-Tú que entiendes esa escritura, dime, ¿queda algo que nos pueda ayudar o estamos a ciegas?.

Por alguna extraña razón bajó más la voz -Aunque creo que primero deberíamos alejarnos más aún de aquí si no hay nada cerca que nos vaya a indicar cómo detenerlos.- Ya estaba decidido. Colaboraría con Beshaabel y sus compañeros en lo que hiciera falta. No sólo para detener a Lyko, sino porque como Inquisidor no podía caminar mirando a otro lado cuando se estaba ejecutando gente "inocente" -nadie se merece ese tipo de muerte- para algún oscuro interés.

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02/01/2013, 03:09
Beshaabel

Beshaabel asintió a todo lo que Garv le decía, parecía que pensaban de la misma forma en lo que se refería a la investigación, el ritual y cómo proceder. Cuando Garv preguntó por cómo encontrarles la chica se encogió de hombros con cara de profunda tristeza.

 

-“En realidad ni mis conocimientos ni los escritos que hemos encontrado nos dan una pista clara que seguir a continuación. Desde mi perspectiva, nuestra mejor opción es esperar que Cerebro, el líder de mi… grupo de amigos, consiga algo de información, tenemos agentes por todas partes... Aunque comandos somos muy pocos. Me temo mucho que no tendremos nada útil hasta el siguiente asesinato, pero cada vez sabemos más cosas y más importantes. Creo que teniendo que buscar mujeres embarazadas que tengan algún pecado importante, tal vez, consigamos detectar un asesinato antes de que produzca.” – la extraña mujer alada mostró un pequeño resquicio de esperanza en su rostro ante esa idea – “Cerebro siempre consigue mucha información y muy rápido. Por eso casi siempre parecía ir un paso por delante de ti en las investigaciones.” – Garv no pudo evitar volver a sorprenderse al saber que todas esas mujeres que tanto le escamaban eran en realidad ella.

Cuando Garv le dijo de marcharse, ella le miró y contesto:

 

-“Bueno, si, supongo que podemos irnos ya… si no estás cansado. Yo no tengo problema, llevaba encerrada cinco días, así que estoy muy descansada. Si decías en serio lo de unirte a nosotros, podríamos ir a San Tomaszc. Allí podría organizar una reunión con Cerebro para que puedas hablar con él de la organización y ver si puedes unirte a nosotros.

Beshaabel parecía bastante emocionada con la idea, aunque también se mordía el labio un poco nerviosa, aparentemente había algo que le causaba una cierta inquietud, aunque no dijo nada sobre ello. No tardó nada en empaquetar sus cosas, que parecían ser únicamente el hatillo de documentos que había sacado del camino y miró expectante a Garv, lista para partir.

 

El paladín emprendió la marcha junto a la misteriosa chica, no sin darse cuenta que tendría que compartir con ella comida y abrigo, dado que no llevaba equipo y su ropa parecía liviana más pensada para una fiesta que para viajar a la intemperie. Sin embargo cuando llegó la hora de la cena, la muchacha guiñó un ojo a Garv cuando le dijo que le daría algo de su comida, desapareció, y unos minutos después volvió con un cuarto de cordero asado, una jarra grande de cerveza con dos tazones, vestida de cuero protector y con un espadón casi tan grande como ella que brillaba con una mortecina luz azulada colocado entre las alas. Tampoco pareció preocuparse por el frío de la noche norteña, a pesar de estar cerca de cero grados, se subió a una rama frondosa y allí durmió, al raso, el turno que no tenía que vigilar sin parecer ni un poco entumecida siquiera a la mañana siguiente.

Las habilidades de Beshaabel para procurarse todos los servicios necesarios sin cazar ni buscar ríos les permitió recorrer en menos de diez días un camino que normalmente hubiera sido de tres semanas, hasta San Tomaszc, un viaje aderezado – o tal vez martirizado – por la continua cháchara de su compañera de viaje que parecía tener una inagotable provisión de historias divertidas que contar y sólo permanecía callada cuando era reprendida, verbalmente o con miradas funestas. 

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02/01/2013, 03:15
Director

La ciudad amurallada resultaba bastante impresionante, aunque ambos la habían visto con anterioridad en sus frecuentes vagabundeos por el mundo, dado que era algo parecido al centro de las tierras de los Humanos. Pagaron el peaje, que equivalía al sueldo de un mes para mucha gente, pero que para ellos era fácil de afrontar; para un par de días a sugerencia de la chica, que había cambiado su aspecto de elfa con alas por el de una humana no menos atractiva y se había escondido bajo una capa con capucha bastante cerrada.

 

Tras alojarse, Beshaabel le dijo que iría a informar y que prepararía una reunión con Cerebro para el día siguiente en esa misma posada, allí podría hablar de unirse a la organización que denominó los Comandos de la Libertad.

Fiel a su palabra, al día siguiente, su actual compañera le había presentado al líder la organización. Cerebro había acudido tan discreto en su vestir como siempre le había visto desde entonces, con un firme apretón de manos y una breve presentación había pasado a tratar directamente los temas serios que les ocupaban, tras dejar un pequeño zigurat de cuarzo sobre la mesa a la que estaban sentados uno frente a otro.

 

 

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02/01/2013, 03:16
Cerebro

-“Encantado de conocerle, señor Sevatar. Nuestra dicharachera Beshaabel” – señaló hacia la sonriente chica que se había sentado a un lado de la mesa, entre medias de ambos – “me dice que está usted interesado en combatir contra el Puño de Hierro en colaboración con nosotros. Y ciertamente nosotros estamos interesados en ampliar nuestros operativos con personas de su excelsa capacidad.” – Cerebro se tomó una pausa para respirar y esperar la respuesta de Garv. Inmediatamente después continuó, señalando el zigurat.

 

-“Este dispositivo, a parte de evitar que nuestras palabras lleguen más de medio metro más allá de nuestros asientos, confiere a éste entorno las propiedades de una zona de verdad. Ni usted, ni yo, ni Beshaabel, si decidiera decir algo” – la miró, reflejando claramente en su mirada sus dudas de que pudiera estar callada a pesar de que esa conversación no la incumbía – “podremos mentir. De éste modo podremos asegurarnos de que nuestra colaboración, si llega a acordarse, se basa en pilares fuertes y recios que nos garanticen a ambos un entorno de trabajo fiable que resulta imprescindible en nuestro negocio.” – se interrumpió de nuevo y bebió un poco de agua antes de continuar – “también quiero adelantarle, que si finalmente se une a la organización habrá de hacer un juramento sagrado de no rebelar nunca la ubicación de nuestro cuartel bajo ningún concepto, ni aún si en el futuro nuestra colaboración se terminara.

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02/01/2013, 03:17
Director

Notas de juego

Primero quería disculparme por retrasar tanto el turno, entre unas cosas y otras he acumulado más tiempo del que es razonable.

Respecto al siguiente turno, extiéndelo desde donde quieras, sea con el detalle del viaje a San Tomascz para profundizar en la relación que tengas con Beshaabel, lo que haces en la ciudad el día y algo que tardas en reunirte con Cerebro para tomar más la medida al personaje - San Tomaszc está ya descrito en Ambientacion-

El punto principal debería ser la conversación con Cerebro que debería acabar contigo uniéndote a los Comandos. Si quieres puedes narrar también tu asentamiento en el Campamento, tu primer encuentro con Meelock y tu primer viaje por el bosque mágico, junto a Cerebro y una fastidiada, por no poder teleportarse desde el portal hasta el campamento, Beshaabel.

Tras ello pondré un último turno con cómo han avanzado las cosas que hemos descubierto en prólogo durante el último año y empezaremos la primera aventura real, que para no perder el hilo será de éste mismo arco argumental del prólogo.

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04/01/2013, 08:34
Garv Sevatar

Aquello apuntaba bien para el Inquisidor, era plenamente consciente que la unión hace la fuerza y había sido únicamente debido a las más extremas circunstancias que se había visto obligado a tener que llevar una existencia solitaria en los últimos tiempos.Y parecía que esos tiempos estaba próximos a finalizar.

No dejaba de sorprenderle la increíble capacidad de charla de la elfa alada, hasta el punto de lo exasperante en muchas ocasiones, viéndose obligado a lanzarla miradas que rozaban lo excomunicatorio durante el viaje. A fin de cuentas aún podrían estarles persiguiendo y Garv no estaba acotumbrado a moverse rodeado de ruido de cháchara. Si bien esto fue las menos veces.

En el fondo agradecía la compañía y poder hablar con otro ser inteligente, comparando puntos de vista y algunas anécdotas. Eso sí, Beshaabel parecía tener un arsenal infinito de éstas y siempre terminaba escuchando en silencio - más allá del ocasional gruñido de asentimiento- durante largos periodos de tiempo durante su viaje. Con todo y con eso se percató que había cosas que se callaba y no le contaba; no la culparía, él mismo tampoco confiaba ciegamente aún en ella o su organización y también se había guardado para si, por el momento, información no relacionada con el asunto que se traían entre manos.

De esa amena forma pasaron los días devorando millas, era sorprendente la capacidad de su acompañante para proveerse de todo lo necesario para llevar una vida cómoda incluso en el camino cuando él estaba acostumbrado a las privaciones. Pero con su estoicismo habitual lo aceptó como algo relativamente normal en ella y se abstuvo de hacer demasiadas preguntas pidiendo explicaciones. No era su juez sino un potencial miembro de una organización que, en principio, parecía dedicada a la erradicación de un enemigo común muy peligroso.

En menos tiempo del esperado llegaron a la gran ciudad de San Tomaszc, impresionante como siempre por su tamaño, la ciudad centro de la vida humana del continente. No era un terreno desconocido para el inquisidor, que en más de una ocasión se había visto a infiltrarse en ella siguiendo una pista, por lo que no se encontró sobrepasado por la situación. Eso sí, le resultó más que extraño entrar por la puerta principal como un viajero común pagando religiosamente el -para la gente común- ridículamente alto peaje.

-¿Dos días?- le parecía poco tiempo para establecer un contacto, pero se fio del criterio de la elfa y no hizo comentarios al respecto. Era ella quien tendría que organizar aquello. Él por su parte, hasta que le llamaran, empleó su tiempo sabiamente reconociendo el terreno de forma discreta, embozado en una capa de viaje. No conocía el lugar de la reunión ni a su interlocutor, por lo que seguía recelando de una encerrona ya fuera por parte de la organización de Beshaabel o por terceros. Si había llegado tan lejos no había sido por ser descuidado.

Pudo ver lo que le parecieron un par de individuos sospechosos, pero que finalmente resultaron ser rateros de poca monta; no especialmente osbsevándole a él sino a todo lo que pareciera ajeno a la ciudad con intención de enriquecerse a su costa. A pesar del sentimiento de repulsa que eso le generó fue capaz de mantener un perfil bajo y no llamar la atención realizando dos detenciones en medio de la calle de una ciudad en la que, en teoría, no tenía autoridad. También de paso aprovechó para mantener vigilada la zona de la taberna de la reunión, haciendo suposiciones sobre quién podría ser Cerebro de los transeúntes que se acercaban, sin embargo acercándose la hora de la reunión no había visto llegar a nadie que le pareciera lo suficientemente revelador y decidió no llegar tarde.

Para su sorpresa Cerebro ya se encontraba en el reservado que Beshaabel había escogido para la reunión, por si eso no fuera suficiente para causar impresión en Garv, éste fue directo al grano mostrando todo tipo de precauciones y yendo a los hechos sin rodeos. Supuso que la elfa le habría puesto al corriente del viaje -que Cerebro lo hubiera querido o no habría sido irrelevante para ella- y el par de referencias en la presentación se lo confirmaron. Contuvo una sonrisa por el comportamiento de la elfa así como por ver que parecían no saber todo de todo el mundo. Eso podía ser bueno para todos.

-Un placer conocerle- respondió cortésmente- ha sido bien informado- añadió con una inclinación de cabeza hacia Beshaabel- y supongo que haya sido puesto al tanto de nuestras andanzas así que poco puedo añadir en mi presentación- se había retirado el yelmo al entrar, no así la armadura ni la capa, decidido a mostrar la cara para no interponer más barreras en el encuentro, pero sin renunciar a su aspecto habitual más marcial.

Las condiciones que siguieron le parecieron justas y así se lo hizo saber.

- Estoy de acuerdo. El mal que representa el Puño no puede ser pasado por alto y por lo que parece aunando esfuerzos el resultado será mayor que la suma de las partes. En principio tiene mi palabra, y lo juraré por mi fe si es necesario, que colaboraré con ustedes en la destrucción del Puño.- hizo una pausa, no estaba muy habituado a hablar de forma tan solemne y directa- comprenderá que en principio no puedo comprometerme por lo que pase después, pues también tengo unas obligaciones como Inquisidor.- no estaba seguro del motivo pero le pareció importante especificar ese detalle.

Si aquello acababa bien en algún momento ya vería si seguía formando parte de la Organización o si retomaría la vida de Inquisidor errante

- Si bien se incluye en mi juramento no revelar en ningún momento futuro la ubicación de dicha base. - se permitió una breve relajación y una tenue sonrisa- conozco mejor que muchos la necesidad de secreto y sigilo- tras toda esa declaración de intenciones el Inquisidor realizó el juramento tal y como le fueron indicando Cerebro, con los inevitables apuntes de Beshaabel.

Finalizadas las formalidades con una rapidez inusitada, tanto Cerebro como la elfa tomaron la iniciativa y llevaron al Inquisidor por salidas poco claras a la calle. Desde ahí y moviéndose con una precaución digna de elogio llegaron hasta la Academia de magia. Aquello sí que sorprendió a Garv, que vaciló al entrar, no muy seguro de qué esperar, ¿tenían allí su base? ¿Se revelaba todo como una trampa? Con esas cuestiones en mente se mantuvo alerta por los escasamente transitados, e iluminados, pasillos.

La explicación resultó ser mucho más mundana cuando un mago, que se presentó como Meelock, demostró ser un contacto de la organización. El respeto que el Inquisidor sentía por ellos aumentó varios puntos; si habían sido capaces de conseguir que un practicante de lo arcano -con el suficiente poder para residir en la Academia con un cargo- colaborase con ellos era que iban en serio y no bromeaban respecto a sus intenciones. Garv, por su parte, fue educado pero mantuvo las distancias. Nunca le habían entusiasmado los magos y en más de una ocasión había tenido que darles caza habida cuenta de las limitaciones a la magia impuestas en el continente.

Sin embargo el poder de dicho mago quedó claro cuando fueron guiados hasta un portal y Meelock lo abrió para ellos. Únicamente un bosque se veía a través pero los demás cruzaron con decisión. Garv esperó a que los otros hubieron pasado y mumuró un apresurado -Gracias- al mago.

Esa complicidad y recursos levantaron nuevas preguntas en él; ¿quién les financiaba? ¿quién más formaría parte de esa red? Sin embargo, a pesar de esos nuevos interrogantes, muchos de los recelos sobre la Organización se disiparon al llegar al bosque. Beshaabel, algo enfurruñada por un motivo desconocido para él, y Cerebro le esperaban tras cruzar el portal. Por lo que Garv sabía podían estar en la otra punta del mundo o justo fuera de las murallas, motivo por el cual el juramento le pareció algo extraño. ¿Cómo podría revelar algo que no sabía dónde estaba y necesitaba de la puesta en movimiento de tantos recursos? Pero ahora ya en el ambiente externo no había motivo para expresar esas dudas. Ya estaba más que comprometido con ellos y sólo podían mirar adelante.

En parte como precaución volvió a ponerse el yelmo, en parte por ocultar la sonrisa por las quejas de Beshaabel. Estaba claro que ella hubiera podido teleportarse por su cuenta al campamento pero, por algún motivo, Cerebro se lo había impedido obligándola a caminar como los demás.

-Míralo de otra forma Beshaabel, tómatelo como un paseo por el bosque. Es mucho mejor que el de hace dos semanas... incluso sin contar el torreón. -desorientado como estaba se permitió el lujo de fijarse en el entorno natural en el que se hallaba. Seguramente fuera la vez que menos prisa tendría cruzando ese lugar.

-Definitivamente voy a necesitar guía las próximas veces- pensó tras la larga caminata siguiendo referencias que no era capaz de ver, siempre Cerebro delante dirigiendo en silencio. Y fue de esta forma como Garv contempló por primera vez lo que sería su hogar durante los siguientes meses: El Campamento.

Notas de juego

Tampoco te mortifiques por el retraso, son las fechas que son y es más que normal que haya otras prioridades. Tampoco podría haberte respondido mucho antes.

Dejo lo de asentarme en el Campamento para otro post, que ya éste es un ladrillo considerable

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09/01/2013, 17:19
Director

Garv recordaba la adaptación al campamento. Inmediatamente le habían presentado a Rasphora, que se ofreció a conseguirle todo lo necesario para montar su propia residencia en él, recordaba cómo pasó los primeros días viviendo en los cuartos de invitados hasta tener su propio espacio y cómo fue conociendo al resto de miembros de los Comandos.

Con el tiempo él, junto a los hermanos Xera y Shail, así como el misterioso Kazir al principio, tomaron la iniciativa de las operaciones que iba asignando Cerebro, mientras Venpaulo, Kristaff y Beshaabel funcionaban cada vez más como asistencia de ellos cuatro.

No todas las misiones que le asignaron tenían que ver con los asesinatos de Lyko; pero, si conseguía abstraerse de su implicación emocional con ellos, el paladín tenía que reconocer que en todas tenía que investigar y combatir situaciones y planes igual de despiadados, peligrosos para la gente e incluso macabros. Desde luego, después de un año de experiencia personal, compartía la valoración inicial que Beshaabel le había dado del Puño de Hierro.

Había impedido o investigado secuestros masivos o de personalidades importantes, chantajes de piezas clave de la política y la economía por todo el territorio, asesinatos de figuras de no menos importancia e incluso misteriosas desapariciones que tenían in albis a los Comandos. Pero a él seguía ardiéndole el corazón con la misión que le llevo a unir su destino al de esa heterogénea banda de héroes de elite. Los asesinatos de Fayde Lyko.

En el presente su mente volvió levemente a ese lugar junto al fuego. Las risas y conversaciones de Rasphora, Kristaff y Meelock junto a la música de Venpaulo volvieron a ser audibles, aunque como un murmullo inconexo, para su mente divagante. La forma danzante de Beshaabel reapareció como una difusa y distorsionada sombra en su retina que su mente trataba de superponer en la imagen, lejana en el espacio y el tiempo, que estaba reviviendo. En ese lugar a medio camino entre su realidad actual y su ensoñación de un pasado cercano, su mente consciente le decía que estaba segura de que mañana, cuando Cerebro le asignase una nueva misión sería sobre el cuarto asesinato. Si, el cuarto. Porque ni la ayuda de Beshaabel ni la del resto de Comandos había conseguido impedir el tercero de ellos, hacía entonces unos seis meses.

Notas de juego

¿Prefieres añadir un turno tuyo con tu rutina en el campamento, para familiarizarnos con el el personaje, antes de que acabemos el prólogo con los últimos datos de la trama con la que empezaremos o quieres que lo rematemos ya con otro post mío con esa parte?

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09/01/2013, 18:20
Garv Sevatar

Notas de juego

La verdad es que así, volviendo a la realidad creo que queda bastante bien; por mi parte vamos avanzando.

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10/01/2013, 18:27
Director

Había investigado el tercer asesinato junto a Beshaabel. La chica estaba cada vez más implicada en esa investigación en particular, según habían ido descubriendo más detalles por algún motivo que él no acertaba a comprender perdía toda su alegría habitual cuando hablaban de ese caso y, a diferencia de Garv que estaba furioso y decidido cuando se dedicaba a él, ella estaba preocupada y pensativa. Sin embargo todo lo relacionado con el caso habían sido descubrimientos menores, agentes descubiertos, asesinos localizados, confirmaciones de sospechas y vagos rumores sobre “lo que está por venir”.

Pero los agentes y espías de la organización notaron hacía unos siete meses a varios de los asesinos del Barón de Tejanegra, que ellos dos habían identificado tras el asalto a la fortaleza, en una remota villa de la frontera noroeste.

Era una tierra muy dura, montañosa, fría y poco fértil unía esos rasgos; a eso añadía que hacía frontera con las tierras de los orcos y las incursiones eran frecuentes, por lo que los impuestos eran altos para pagar las milicias y patrullas armadas. Pero era también una tierra de grandes riquezas mineras, por lo que no faltaban osados emprendedores dispuestos a jugarse la vida para explotar unas riquezas más que generosas.

Durante casi un mes Beshaabel y Garv habían cazado a una docena de asesinos del Puño, probablemente todos de Tejanegra. Aunque los criminales eran hábiles, sutiles y sigilosos, Garv no lo era menos y, cuando llegaba el momento de sacar la espada, aunque eran esgrimistas consumados había pocas espadas en las tierras de los Hombres que pudieran equiparse a la del inquisidor, que en eso jugaba en una liga cuyos miembros se contaban con los dedos de las manos. Su compañera no se contaba en esa liga, apenas un poco mejor que los asesinos que cazaban – aunque su enorme espada añadía un punto a su favor -, pero sus misteriosos poderes le daban una ventaja que hacía parecer un juego su tarea de  acabar con ellos.

Todo parecía ir bien, los enemigos caían en sus emboscadas y persecuciones, e incluso si se giraban las tornas y eran ellos quienes se veían atrapados, sus capacidades superiores les daban la victoria. La alegría por la buena marcha de la situación sólo se veía ensombrecida por el resquemor que les generaba el porqué seguían ese juego sus rivales, porqué se inmolaban en una secreta lucha callejera imposible de ganar contra dos titanes que les barrían sistemáticamente. Sus pesquisas entre los cautivos sólo llegaban a un mismo muro: “órdenes son órdenes”.

El resquemor se vio confirmado cuando la noticia de que el asesinato que esperaban impedir se había producido se extendió por la ciudad. La guerra sucia de los asesinos había sido una maniobra de distracción, ninguna de sus misiones era más que una tapadera, una misión falsa en la que se enviaba un peón ignorante al sacrificio para ocultar el movimiento del rey por el tablero.

Oyeron que había sido atacada una de las muchas expediciones de castigo que las milicias locales lanzaban periódicamente contra los orcos como respuesta a las incursiones que los humanoides lanzaban con la misma frecuencia. Había habido pocos supervivientes, o tal vez sólo uno - nunca lo investigaron - dado que ese mismo pudo ser interrogado, su historia aún crispaba los nervios de Sevatar al recordarla.

Su partida de guerra había sido emboscada por un grupo de asesinos humanos implacables y hábiles, cuyo líder era capaz de matar a los hombres de tres en tres. Probablemente habrían podido aniquilar a todos los milicianos, pero parecían más interesados en capturar a una de ellos que en evitar que otros pudieran huir. La mujer a la que capturaron no debía haber ido con ellos, decía el soldado llorando, nunca debieron permitírselo; aunque era veterana de diez campañas – años, en la practica – estaba embarazada de muchos meses.

Por lo que el interrogado sabía, la mujer había dirigido un año antes una incursión que masacró entero a un pequeño villorrio orco cercano a la frontera; por su escasa experiencia, Garv pensaba que, si vivían en casas serían en su mayoría mujeres y jóvenes. Esa incursión provocó que unos meses atrás un grupo de peligrosos merodeadores orcos – probablemente formado por los machos de esa tribu – asaltaran la guarnición en que servía la mujer y el pueblo que protegía tomándolo a sangre y fuego, aunque fueron rechazados por los refuerzos que llegaron después rescatando, entre otros, a esa mujer, las vejaciones que había sufrido resultaron en su embarazo. Por eso iba con aquella patrulla, que tenía como objetivo acabar con la banda de merodeadores que la habían maltratado tan cruelmente. Entre llanto inconsolable, les contó que había vuelto a la mañana siguiente al lugar de la emboscada, avergonzado por abandonar a Terrya – así se llamaba la guerrera – y a otros compañeros a su suerte y deseando encontrar a alguien con vida; pero allí sólo había un círculo mágico lleno de obscenas runas y en el centro, desnudo, el cadáver de Terrya, con el vientre rajado y su hijo no nato clavado por la cabeza en su pecho con la misma daga que habían usado para destriparla. Una escena muy familiar para los furiosos Comandos, que la habían visto dos veces antes, en otros lugares y con otras mujeres.

Garv no hubiera necesitado la descripción del líder de los asesinos, que obviamente era Lyko. Le hubiera bastado con la descripción del brillo rojo de sus ojos mientras mataba soldados bisoños como quien siega mies. Era el mismo que el paladín había visto en esos mismos iris cuando la espada de hoja negra del criminal se hundió en Ezekyle sellando el destino de su mentor.

Emprendieron la búsqueda de la partida de asesinos de inmediato, no descansaron, no pararon a comer, Beshaabel usaba sus poderes para teleportarse y espiar a lo lejos en todas direcciones, hasta que consiguieron localizar al grupo de asesinos que huía la sur a marchas forzadas. Cayeron sobre ellos como un dragón sobre un poblado de campesinos, la espada de Garv y el caos que siempre se producía alrededor de Beshaabel cuando combatía dejaron pronto el suelo lleno de cadáveres y un colaborador asesino hechizado. Por primera vez, Garv vio personalmente cómo interrogaba su compañera, no sólo era hábil sonsacando, manipulando e intimidando, sino que parecía conseguir información incluso si el sujeto no decía nada, era realmente desconcertante ver cómo una pregunta quedaba sin respuesta pero ella planteaba la siguiente como si le hubieran contestado, con información que parecía salir de la nada. Lyko se había marchado tras el ritual, si se podía fiar de lo que dijo su amiga que pensaba el asesino – porque éste se había negado a contestar la pregunta, con mucha (completamente hechizada) pena, eso si – y lo único que pudieron sacar de utilidad fue la frase con la que habían ordenado el asesinato.

Engendrado por el pecado, el hijo no nato de la ira desbocada será regado con la sangre de la madre y asesina.”

Notas de juego

Bueno, si te apetece añade un post rellenando ésta historia desde el punto de vista de Garv o con lo que quieras haber trabajado al respecto y cuando quieras inauguramos el hilo de Vida en el Campamento formalmente con la asignación de trabajos del día siguiente.

Gatonegro y Kamikazee van más lentos y no han acabado su prólogo, pero como son eso, prólogos, no pasa nada por adelantar acontecimientos para que tu puedas empezar la primera misión real.