Partida Rol por web

Selenia se deslizó dentro de la ruinosa casa. En pañales, sus plumas parecían poco preparadas para su futuro. 

Apenas había unas cuantas tribus en la isla y todas vivían en chozas de barro y piedras, con techos de paja. Cazaban como podían y poco a poco descubrían la agricultura. Debido al relativo poco espacio en la isla tuvieron que aprender a ser sedentarios y no nómadas.

- Hola, ¿quien eres? - Una voz sonó en su espalda, era la hija de uno de los Hane - Ichi. La joven de pelo albo miraba con curiosidad a la diosa, con las plumas de sus alas crecidas y blancas de nuevo.

- Hola Ichi - Dijo suavemente la diosa - Mi nombre es Selenia, quizá hayas oído hablar de mi. La cara de la niña se puso palida.

- ¿Como sabes mi nombre? - La niña era un amalgama de curiosidad y miedo.

- Creo que ya lo sabes - Selenia dejó unas herramientas sobre la mesa. - Son para tu padre, para que haga copias iguales y las reparta por la aldea.

La niña asintió.

- Dicen que morí - Su cara se volvió sombría - y que volví a la vida en el vientre de mi madre, pero no recuerdo nada. ¿Por que morimos y volvemos a nacer?

- Alguien que no puede morir - Se señaló a si misma con el dedo la diosa - Solo puede esperar ser olvidada, alguien que muere y se reencarna, será recordada siempre.

La jovencita, de unos 7 años sonrió. Selenia continuó:

- Yo soy inmortal, tengo todo el tiempo por delante y eso hace que no siempre haga lo que debo hacer - Selenia se sinceró - Incluso siendo la diosa del tiempo, no puedo recuperar lo que he perdido o cambiar el pasado - mintió - Pero vosotros tenéis un tiempo límite en el que hacer las cosas, un tiempo que no recuperareis, es lo que os hará avanzar. Por eso no recordáis. Viviréis para siempre siendo siempre alguien distinto, como en un juego de rol.

La niña se extrañó ante el termino.

- Es jugar a ser alguien o algo que no eres, como un pajaro o un pescado, incluso una guerrera, aunque, en última instancia, en tu interior, seguirá habiendo una parte de esa ave o ese pez. Siempre habrá esa parte dentro de ti.

- Y... - La niña preguntaba de nuevo - ¿Si eres una diosa, por que te has dejado ver por mi y no por mi padre?

Selenia abrazó a la chiquilla con fuerza y susurró en su oido:

- Porque eres tu quien necesitaba hablar conmigo.

Cuando la chica abrió los ojos, vio unos objetos encima del suelo. La habitación estaba vacía. Al examinarlos se dio cuenta que ya los conocía, en sus sueños había cortado carne con ellos, había creado fuego golpeando dos entre sí, había creado más con uno de ellos, más oscuro y duro...

Los primeros años en las razas eran duros, las drows se las habian tenido que ingeniar para sobrevivir entra las brumas, atacadas por los hematófagos sin piedad, desnudas, tan solo con sus propias manos.

Pero pronto encontraron las cuevas y a pesar de que también eran peligrosas, estaban resguardadas. Habían aprendido los primeros rituales, ya se habían reproducido por lo que su numero había aumentando y honraban a Eve tanto como podían.

Pero tenían miedo, ellas tenían refugio pero habían dejado el regalo de su dios entre las nieblas y podían ser castigadas, pero no podían tocar ese arma si no era para realizar el Uss, y era imposible extender esta danza tanto como para llevarla a las cuevas sin cometer error. Era un terrible dilema.

Una de las drows, Esha Rayne se ofreció, juro que seria capaz de hacerlo, la tomaron por loca pero la siguieron con curiosidad.

Rayne se perdió entre las brumas justo antes de llegar al arma y cuando apareció de nuevo, un cuervo de Eve se le había posado en el hombro y su pelo se había vuelto carmesí. Había sido elegida.

Toco la maza de Eve y esta en vez de transmutarse en un arma, se convirtió en un precioso vestido y en pura energía divina que se arremolinaba en torno a la drow según danzaba.

Y danzo y danzo hasta llegar a las cuevas. Las drows nunca olvidaran esa danza pues fue la mas hermosa que jamas se llegara a realizar, una sincronización perfecta.

Al llegar a una de las cuevas, Esha dejo de bailar y tanto el vestido como la energía volvieron a convertirse en la maza, en una pequeña cueva en la que se podrían hacer ofrendas y que comunicaba con una gran sala subterránea de grandes proporciones donde poder realizar el ritual. 

-El propio Eve me ha tocado, me ha enseñado a comprender las energías divinas y ahora soy su voz sobre Oráculo, me ha pedido que os que, para que nuestra raza sea digna de las expectativas de Eve, cualquiera que ponga en duda mis palabras puede hablar ahora o jamas tendrá derecho a replica alguna contra mi voz...

Y se hizo el silencio.

-...Bien, pues escuchadme todas, hermanas tenemos mucho camino por andar.

La vida era placentera en el Empíreo. No hacía frío, ni calor. No llovía y no había enemigos naturales a los que enfrentarse, por lo que los Daeva tenían todo el tiempo del mundo para dejarse llevar por el placer de la vida. Se habían empezado a encontrar los unos a los otros, y asegurarse las parejas que les acompañarían durante toda la eternidad.

El sistema de gobierno distaba de ser lo complejo que llegaría a ser en su día, pero ya habían empezado a debatir las distintas opciones que se les planteaban. Pero había algo que no estaba determinado aún, y era el hecho de que no había aún un vocal de Eidolon. Necesitaban que alguien hablara por boca del Padre, y se determinó que el brillo de la Luz de uno de ellos, Ear´eder, era especialmente hermoso. Eso claramente era un signo de la predilección de Eidolon quería que ese fuera su primer portavoz.

Así nació el primer પાદરી (sacerdote), que encabezaría la larga lista de vicarios de Eidolon

Como de costumbre, los pueblos, en sus inicios, siguen adorando fervientemente a sus creadores, conocedores del destino del mundo y todopoderosas entidades, algunos ya empiezan a organizar sacerdotes, lo que hace que los dioses se sientan mucho mas conectados con sus pueblos, otros simplemente, avanzan a gran velocidad, con la certeza de que es el dios, quien guia sus conocimientos, y algunos otros simplemente, siguen experimentando con el mundo que les rodea.

Fin del turno 2º

      Mientras la mayoría de los Enkeli adultos se concentraban en su trabajo con las herramientas, la mayoría de los niños y jóvenes se dedicaban a observarles y aprender. Sin embargo, Daaria, una joven de insólita belleza y carácter muy reservado, solía pasar la mayor parte del tiempo en la cueva, observando con intriga la estatua del dios y los escritos, aún indescifrables para ella, que éste les legase en el pedestal de la misma.

      Cuando salía fuera de la cueva, mientras los otros jóvenes de su edad practicaban todo tipo de actividades, incluidos los primeros cortejos, ella se dedicaba a buscar rincones apartados, observando la creación y deleitándose con el canto de las aves. Un día, mientras paseaba junto a un arroyo, la sorprendió el canto del ave más bella que viese jamás. Su canto era tan fascinante que se quedó anonadada, escuchando, ajena a todo lo que la rodeaba. Cuando despertó, tiempo después, el ave se había ido y en su lugar había una flor muy singular, una karodia... y su mente estaba iluminada, sabía que, cuando volviese a mirarlas, comprendería las palabras que Károdon les legase.

      Una vez en la cueva, se encerró durante varios dias, sin comer ni beber, y cuando volvió a salir, lo hizo con una hermosa canción en los labios. Todos los enkeli se giraron sorprendidos hacia ella, pues nunca antes habían escuchado un sonido tan dulce, y la joven, hermosa de por si, era ahora tan bella que casi les dolía mirarla. Cuando terminó de cantar, miró sonriente a su extasiado público.

Esta es la canción de la vida. Nuestro creador nos ha legado muchas canciones, algunas para celebrar, otras para expresar nuestros lamentos, incluso loas al amor... y esta en concreto es una canción de deleite y devoción, y de agradecimiento al padre que nos dio la vida a todos... - sonrió al ver las expresiones de desconcierto de todos... no era nada habitual escucharla hablar de forma tan segura, y menos ante una gran multitud. Antes de seguir hablando retiró la Karodia de su pelo y se la mostró a todos - No se cómo, ni por qué me ha elegido a mi, pero se que es el deseo de padre que yo os muestre estos cánticos y me convierta en guía espiritual de nuestro pueblo... Seguidme.

      Y todos la siguieron, incluidos Karos y Selen, y aprendieron los cánticos religiosos, que poco después darían paso a otros, propios de sus mentes creativas. Cánticos para trabajar, para pasear, para dormir a los pequeños... Todos y cada uno de los enkeli descubrieron en si mismos un gran virtuismo para la canción, aunque ninguno sería jamas capaz de emular la sutil y desgarradora forma de hacerlo de Daaria, la primera sacerdotisa de los Enkeli.

Como si fuera el sonido de un reloj de cuerda, empezo a sonar por Ruth adum... tic...tac...tic....tac... pffffsss.... realmente no sonaba como un reloj, solo lo parecio al principio, hasta escucharse los escapes de gas.

Mi vida por Draxul.... una voz grutal y metalica sono por toda la sala, y entonces se abrio un remolino en la nada, y una pieza de metal diminuta en comparacion con Ruth adum, paso rapidamente por al lado del palacio, en direccion hacia Esfera, y despues el remolino desaparecio, como si nunca ubiera estado, dejando solo una corriente de eter alterada en el lugar.

La pieza de metal podia medir lo que mide un Enkelis tres veces, pero iba perdiendo pedazos a medida que avanzaba, solo eran planchas de metal, que se desprendian, reduciendo el tamaño de aquella piedra metalica, la cual entro en orbita alrededor de Esfera y despues penetro en la atmosfera, peridendo ya los ultimos pedazos y estrellandose justo en las costas noreste, al norte de la montaña de karodon(29,i) levanto una gran humareda, y para cualquier raza que viese el cielo en un atardecer, podria ver como algo entro en la atmosfera y descendio.

Su impacto quedo justo en la playa, creando un crater interesante, y dejando el objeto medio sumergido en las aguas, cuando las brumas se despejaron, se pudo ver a un golem de vapor dos veces el tamaño de un Enkeli, sentado, destrozado, a algunos metros dispersas, se distinguian piezas sueltas, un brazo...

Ichi. Habían pasado 27 años desde su renacimiento y 20 desde su "encuentro" con aquella que trajo las herramientas... Ahora era una maestra de la espada, refinando sus técnicas para el combate con animales o incluso contra otros Hane, con palos de madera.

Todas sus técnicas las dedicaba a su Diosa, y pronto, comenzaron a llegar aprendices de otros lugares, tratando de aprender junto a ella. Y ella no solo les enseñaba a mover sus palos de combate, les enseñaba filosofía, les enseñaba a adorar a su deidad en cada movimiento. Les enseñaba las 7 leyes del Bushido que a ella misma la habían enseñado cuando renació. Ella no las tomaba como una optativa, sino como una ley.

Y su fama crecíó por cuarenta años, y más y más aprendices comenzaron a estudiar las artes de la espada y la fe.

Junto a ella, otros estudiantes desarrollaron formas de adorar a su diosa con las armas, muchas fueron las variaciones, pero sólo un motivo, buscar el arte en las herramientas y recordar con estas a su diosa.

Muchas de ellas aun eran solo una forma de enseñar a sus aprendices a usar las herramientas de caza para ser más efectivos, aunque a menudo se encontraban en paz al usarlas como ejercicio.

En un futuro no muy lejano se usarían también aperos de siembra o utensilios de pesca, una vez descubiertas estas habilidades. Pronto comenzarían a encontrarse fieles que traían versiones adornadas de estas herramientas, sólo para sus ejercicios diarios.

Cada una de las técnicas de rezo, o Katas, rendían homenaje a su propia diosa, pero algunas variaciones rendían homenaje a las otras figuras de las nubes, nombradas por Selenia en el Primer Día.

El descubrimiento de las Colinas Ondulantes llenó de regocijo a los Daeva. Allí podían correr, saltar y reir en compañía de hermosas y gráciles criaturas. Durante el día, cuando Lucero brillaba con todas sus fuerzas, charlaban y cantaban los unos con los otros, tal y como Eidolon les había enseñado. Durante la noche, disfrutaban de la luz de los hermosos árboles brillantes que Padre les había regalado, paseando y aprendiendo los unos de los otros. Si bien la temperatura era agradable, la hierba fresca mojaba la delicada piel de los Daeva, y pronto empezaron a pensar que quizás sería buena idea cubrir sus cuerpos. Por supuesto, no lo harían excesivamente, ya que si Padre les había dejado en esas tierras completamente desnudos, era por algo.

Descubrieron los sauces sedosos, y con ellos, fabricaron suaves túnicas vaporosas de colores claros que flotaban con la brisa, tal y como los Primeros decían que habían visto a Eidolon. Sus cuerpos hermosos y pálidos, parecían incluso más frágiles a través de la gasa y la seda, y les daba un aspecto casi etéreo.

Durante sus años de vida, las drows se habían acostumbrado a vivir en las cuevas, ya podían intuir cuando se aproximaban temporales mas duros y por tanto cuando venían estas estaciones se dedicaban a juntar alimento para sobrevivir bajo tierra donde el clima no les afectaba tanto.

Pero muchas aun así morían, pues había veces que los alimentos comenzaban a escasear o simplemente el tiempo era demasiado traicionero incluso en el subsuelo.

De pronto comprendieron algo, las plantas de la superficie estaban a la intemperie y sobrevivían, así que si cubrían sus cuerpos con estas plantas podrían resistir mejor el clima. Se pusieron en marcha, y pronto consiguieron cubrirse con estas plantas. Eran diseños simples, pero cumplían su función.

Un día algo ilumino los cielos, fue un fogonazo lo suficientemente intenso como para que se viese en las brumas de Oráculo. La cantamuertes, hablo:

-A caído de los cielos, pertenece a Eve, es algo que debemos comprender. Organizad un grupo y partid cuanto antes.

Durante los últimos años los vargos continuaban su recorrido hacia el este, y el maestro, Viento Nocturno, consagro su vida a extender la palabra de Amarantina, y también a entender los designios de la diosa. Mucho tiempo y mucha frustración le trajo esta tarea, hasta que una noche le llego la inspiración, y comprendió al fin el problema.

La filosofía que el mismo impartía, enseñaba que cada uno debía llegar a comulgar espiritualmente con la diosa por su propio camino. No había un ritual, ni una oración concreta. Amarantina no requería un culto concreto, ni sacrificios. En realidad solo pedía a sus hijos los vargos que fuesen libres, incluso en la forma en la que rendían culto a la diosa. El hecho es que realmente ninguno tenía un conocimiento concreto sobre las pretensiones de Amarantina, sobre la razón de sus acciones o sobre sus objetivos.

Nadie era capaz de interpretar los designios de la diosa del azar, y en realidad esto tenía todo el sentido, pues el azar era una de las reglas que marcaba las acciones de la diosa. De esta manera llego Viento Nocturno al Agnosticismo. Los vargos no eran capaces de entender los designios de la diosa, pero tampoco debían tratar de comprenderlos. Mas al contrario sin saberlo ya formaban parte de ellos, así pues no conocer los designios de Amarantina era uno de los designios de la diosa. Iluminado por esta verdad, las enseñanzas de Viento Nocturno incluyeron este concepto, y poco a poco se extendió entre todos los vargos.

Fue en el año 42 que una de hembra de los vargos tuvo una camada de nueve cachorros. El numero no tenia nada de especial, pero de los nueve cachorros ocho nacieron muertos, y solo el noveno nació con vida. El cachorro recibió el nombre de “Nueve Vidas”, y pronto quedo claro que tenia la vitalidad, y la ferocidad de varios vargos juntos. Cuando Nueve Vidas creció se convirtió en el mas fuerte de los vargos, un ser salvaje, brutal, capaz de enfrentarse incluso con varios de sus congéneres a la vez.

Al alcanzar la mayoría de edad, no tardo en convertirse en el líder de la manada, y lo primero que hizo fue reclutar a los más poderosos entre los vargos para crear una fuerza que combate que defendería a su pueblo. Ha esta fuerza de combate la llamaron Vargmacht

Los Scáth habian estado viajando otros 20 años. Kjörnir habia muerto y Valdar ahora le sustituia. Hacia varios años que habia dejado sus deberes religiosos de lado para ocuparse por completo de su tribu. Pero habia enfermado, no paraba de tener mareos y vomitos, pero sabia que no estaba embarazada, pues se habia quedado esteril con el nacimiento de su septimo hijo.

Sabia que no le quedaba mucho tiempo, por lo que en vez de dormir, se metia en el bosque y buscaba algun lugar donde encontrar alguna medicina. Un día, encontro un claro en el bosque y se sento en el centro a descansar. Cerro los ojos y alejo la mente de todo su alrededor. Tuvo una vision, en la que aparecia Éadaí con un niño pequeño, apenas un bebe. Cogio su diminuta palma y le hizo un corte, tal y como ella hacia antes a los recien nacidos. Cuando desperto, el sol se habia escondido, y se levanto. Entonces, se dio cuenta de que habia un circulo hecho de piedras a su alrededor. Todas las piedras eran blancas, estaban pulidas perfectamente en una forma ovalada y cada una estaba a la misma distancia que las demas.

Asombrada por su descubrimiento, volvio corriendo al campamento para contarle a todos lo que habia visto y encontrado. Durante el camino, se encontro con otro Scáth. Este le comunico que habia habido un parto durante su ausencia. Solo habia nacido un niño, de una mujer plebeya, pero ella pedia que le hicieran el ritual. Valdar se quedo a solas con la mujer y el niño. La mujer le conto que durante el parto habia cerrado los ojos y habia intentado olvidar el dolor, cuando vio a su diosa con su niño realizando el ritual del nacimiento. Las dos habian soñado lo mismo a la vez, y Valdar lo tomo como una señal. Cogio un trozo de hueso afilado, y le hizo un corte en la mano del bebe. De la mano del bebe salia sangre roja, sangre pura de la nobleza, al contrario que el de los plebeyos, de las que solo salia una mezcla oscura.

Aquella era la señal. Ese niño seria su sucesor. Cogio al pequeño, y le dio el nombre de Hreinleiki. Le educaria ella misma durante los 5 años siguientes hasta que se hiciera adulto. Cuando se lo conto a la madre del niño, esta le pregunto si viviria lo suficiente para que pudiera cumplir su proposito. Valdar no le habia dicho nada a nadie su enfermedad, y era imposible que alguien lo supiera. Pero lo mas raro es que todo sintoma de enfermedad habia desaparecido, se encontraba mejor que nunca. Habia sido curada.

Cuando volvio a encontrar el claro, no habia ningun circulo. Pero aquel era el lugar. Se sento como la ultima vez en el centro, se concentro y volvio a verla. La diosa solo sonreia y desaparecio. Abrio los ojos, y sonrio ella tambien. Acababa de descubrir otro ritual para ver los designios de Éadaí.

Fin del turno 3

Inicio del turno 4

desde hoy 19-10-11 a las 22:00 hasta el 22-10-11 a las 22:00

Los Hane comenzaban a agruparse en pequeños poblados cerca de Tsubasa, la primera ciudad. Allí parecía que esta unía las franjas sin casas con algunos de estos poblados. Y pronto una necesidad de seguir manteniendo la identidad les surgió a los aldeanos. Para ello, usaron sedas de algunos árboles y pieles de animales creando unas piezas de materiales de distintos colores que les servían para diferenciarse los unos de los otros. Con el tiempo, comenzaron a usar las sedas para el verano y las pieles para el invierno adecuando su uso a la temperatura.

Si bien comenzó siendo una cuestión meramente de orgullo, pronto se convertiría en una manera de resguardarse de frío o calor. Y en la mente de algún Hane, una idea se formaba, pensando en decorar de mejor manera y con mejores materiales las "ropas".

La vida en el Empíreo era cómoda, y los Daeva disfrutaban de su placentera existencia, a salvo de todos los males que había más allá de sus tierras. Pero una sombra comenzaba a entristecerlos. Si bien la hierba era cómoda, y los árboles daban buena sombra, las colinas confortables y el agua fresca, echaban algo en falta: su capital no era suficientemente hermosa.

El Consejo y la Voz de Eidolon llegaron a la conclusión que su Padre podía enfurecerse con ellos y castigarlos, quizás enviándoles una plaga que oscureciera su Luz, o maldiciendo sus Enlaces. Aunque el dios era benévolo, los Primeros recordaban que también era severo y orgulloso, y no podían permitir decepcionarlo.

Pero, ¿cómo podían construir un templo para honrarle, o un techo para resguardarse cuando llovía? No tenían maneras de hacerlo, ni materiales para construirlo. ¿Quizás debían explorar más allá de las Tierras Sagradas? Eso sería impensable.

La tristeza embargó a los Daeva, que no sabían cómo continuar. El Consejo y la Voz se reunieron nuevamente para debatir acerca de las posibles soluciones. Sentados en corro junto al Lago de Cristal, viendo cómo Lucero derramaba su brillo sobre el agua, que formaba hermosos y multicolores destellos, plantearon las salidas que tenían ante ellos. Pasaron horas, y si bien sus ánimos seguían inalterables, ya que entre los Daeva es difícil que surjan conflictos, no encontraron una respuesta.  Finalmente, la conversación derivó en cómo Esh´ene  y Aserior´sha, dos hermanos que se habían encontrado hacía poco, habían formado su último Enlace con un retoño hermoso y sano, y con una Luz brillante y pura. Con un quejido de asombro que molestó sobremanera al resto, U´shinosh se levantó y miró con una sonrisa al resto.

¡Había dado con la clave para su problema!

El Enlace era una manera de honrar a Padre, formando una nueva vida tal y como Él había hecho con ellos. ¿Por qué no intentarlo, con una forma creada expresamente para servirles?

Debatieron durante horas, y lo que en principio se recibió con cierto escepticismo, fue finalmente aprobado por mayoría, con algún recelo por parte de Ear´eder. El Vicario consideraba que había una posibilidad de que Eidolon no quisiera que sus hijos crearan una vida de nivel inferior. El tiempo decidiría.

Reunida toda la Comunidad, explicaron la situación y la recibieron con curiosidad. Nadie había planteado hasta ese momento hacer algo así, pero, si eran capaces de crear vida inteligente, ¿por qué no una criatura que recibiera órdenes y realizara el trabajo duro?

Durante horas intentaron encontrar la manera adecuada. Los Daeva, acostumbrados a saber y conocer, se sentían frustrados de no tener la menor idea de cómo crear a esas sub-criaturas. La mayoría de intentos resultaban en una explosión luminosa que irradiaba la hierba, el agua y las rocas.

Finalmente, agotados la mayoría, sólo dos Daeva se resistían a rendirse: Esh`ene y Simy´sash. Con las manos extendidas, uno contra el otro, con su último aliento, antes de caer rendidos, realizaron su intento final, y un destello ambarino surgió entre ambos. Una criatura hecha de una hermosa y brillante luz que miraba sin ojos, escuchaba sin oídos y respiraba sin nariz ni boca.

Habían creado al primer Eón.

Hoja Roja era uno de los primeros nacidos, un verdadero anciano para su pueblo. El continuo caminar resultaba cada día mas pesado para el, y para los pocos ancianos que acompañaban a la manda. Solo era cuestión de tiempo que no pudiese seguir el camino, y la manada lo dejase atrás.

Una tarde, viendo a los cachorros mas jóvenes, con sus juegos, peleando, corriendo y saltando, uno de ellos resbalo, y se estrello contra el suelo con un golpe seco. Al hacerlo, su caída provoco una polvareda, y lanzo por los aires varias piedras y ramas que había en la zona.

Lo que llamo la atencion a Hoja Roja fue que una de esas piedras, al caer al suelo, no solo no se detuvo, sino que llevada por el impulso continuo rodando y rodando, hasta estrellarse contra el árbol donde el anciano vargo descansaba.

Le costo meses perfeccionar el invento. Un circulo hecho de madera que rodaba con facilidad sobre si mismo, como había hecho la piedra, pero cuando estuvo perfeccionado aun quedaba la parte mas complicada. Encontrarle un uso.

Con las primeras prendas de vestir, las drows tenían mucha mas libertad de movimiento durante todo el año, pronto aprendieron que no solo les protegían del frío si no ademas, de pequeños cortes y raspones que normalmente podían sufrir mientras se movían por la naturaleza. La calidad de vida drow aumento y esto hizo que la población también creciese.

Pero sus hermanas exploradoras se encontraban ahora en una encrucijada, siguiendo el rastro en el cielo que recordaban seguían lo que callo de los cielos, pero llegaron hasta las montañas y eso era un terreno que no conocían, acostumbradas a pantanos y cuevas, el terreno montañoso se les antojaba extraño y comenzaban caminar en circulo pues no sabían que puntos tomar de referencia.

Pero pronto se dieron cuenta de que la noche les traía la respuesta, las constelaciones, los astros en el cielo se mantenían eternos flotando cuando la luz de Lucero se había ido. Utilizándolos como guía, comprendieron que no importaba el camino que pisaban sus pies, si no el que les marcaba el firmamento.

      Los Enkeli habían prosperado mucho, y se habían adentrado cada vez más en los bosques y junglas que rodeaban su territorio. Sin embargo, como descubrieron tras varios encuentros desagradables con Hematófagos y Balams, alejarse solos en un entorno tan hostil era peligroso. Cuando, una noche, el cielo se iluminó con una estrella roja que calló del cielo a poca distancia, muchos Enkeli sintieron curiosidad... curiosidad que se acentuó con las palabras de Daaria.

      La sacerdotisa, ya no tan joven como cuando comenzó a cantar, pero aún extremadamente hermosa, estaba muy preocupada... presentía en su interior que la estrella caída era un presagio, quizá un mensaje de su dios, pero no sabía si era bueno o malo... creía que debian enviar un grupo a investigar, pero el viaje sería largo y peligroso... asique expuso sus dudas al Líder.

      Karos pidió paciencia a la sacerdotisa, pero llevaba muchos años contemplando a su pueblo desarrollar y perfeccionar herramientas, e igualmente cómo sus cuerpos se debilitaban pues seguían faltandoles algunas fuentes de alimento. Había pasado incontables noches de insomnio pensando en todo aquello, y tenía una idea aproximada en mente de lo que debía hacerse, pero, ahora que la población había crecido tanto y los Enkeli habían comenzado a separarse, instalandose en otras cuevas de la zona, lo que había originado los primeros conflictos... temía las consecuencias. Sin embargo, la sacerdotisa en la que todos confiaban creía que habían recibido una señal... una señal de su padre, una señal roja, roja como la sangre...

      Y Karos reunió a su alrededor a los mejores trabajadores de herramientas y a los Enkeli más vigorosos, y les expuso su idea. Los artesanos acogieron el reto con regocijo, pero pasaron algunos años antes de que los primeros arcos y lanzas fuesen suficientemente buenos... la preparación de los primeros cazadores fue más rapida, parecía que lo de llevar armas y dar muerte era algo que los Enkeli llevaban en la sangre, además, habían observado desde las alturas cómo cazaban los Balam... y habían perfeccionado la técnica. No obstante, Karos no había olvidado las palabras de su padre: debían honrarle en todo, debían hacerlo todo de forma hermosa... y así lo hicieron, su eficiencia, velocidad y coordinación hacían de los cazadores Enkeli, en grupo o individualmente, una visión realmente bella a la par que sencilla y rápida: la muerte llegaba a sus presas con la menor agonía posible, muchas veces, incluso, les alcanzaba sin que se diesen cuenta. Había nacido la casta de los cazadores.

      Gracias al respaldo de los cazadores y a la rapidez con que actuó, Karos evitó que los diseños de las armas se esparciesen con rapidez y los líderes de los grupos establecidos en otras cuevas emprendiesen luchas mortales. Al frente de su grupo armado y entrenado, Karos fue visitando a los otros líderes y hablando con ellos, no pasó mucho tiempo antes de que fuese reconocido por todos, gracias a su nuevo avance que confirmaba, una vez más, que era el favorito de Károdon, como "Ensimman", el primero entre iguales, líder de todos los Enkeli... Karos sabía que aún había mucho por hacer, pero ahora tenía a sus cazadores y había ratificado su mandato por sobre todos los Enkeli... eso facilitaría las cosas.

Los Scáth no habian visto nada mas que bosque en sus años de exitencia, aunque los mas mayores hablaban de praderas nevadas, llenas de hielo, en las que vieron por primera vez a su diosa. Los sueños de los mas pequeños estaban poblados de aquellas tierras y un dia, las encontraron. El bosque habia terminado y ya empezaba una tierra fria y blanca.

Muchos de los árboles estaban muertos, tumbados sobre la tierra, con sus raices separadas del suelo como si las hubieran arrancado de forma brutal, igual que otros cuyas partes estaban dispersadas.

Como siempre, Hreinleiki se dedicaba a meditar todos los días, por el bien de su raza. La mayoria de los días sus premoniciones estaban vacias, pero esta vez vio construcciones cubicas hechas de arboles, y dentro de ellas se agrupaban varias familias, al calor de una materia de tonos rojos y amarillos que "comia" trozos de arboles, y se hacia cada vez mayor. Al despertar de su trance, camino entre los árboles buscando un significado, y empezo a juntar varias ramas cortas formando las mismas estructuras que habia visto, sujetandolas entre ellas para que no se cayeran.

Volvio al campamento con una sonrisa en los labios y su construccion en los brazos. Ordeno a algunos de los hombres que recogieran todos los troncos que pudieran y se los llevaran ante el. Estos lo hicieron, pues nadie podia desobedecer sus ordenes, era un elegido de Éadaí. Cogio varias herramientas, las repartio entre ellos y les comunico como debian cortar las partes del arbol. Despues de varios días consiguieron varias tablas de la misma altura o de cualquier otra forma que desearan, tan solo con varias horas de esfuerzo.

Eve observaba a sus hijas con detenimiento, a simple vista podía parecer que las drows evolucionaban despacio, pues algunos de los seres de sus hermanos ya contaban con herramientas o estaban a punto de comenzar a construir. Pero para el Artífice iban a un ritmo mas que adecuado. 

Eran terriblemente curiosas, hasta el punto de comenzar a explorar territorios, desconocidos y ahora comenzaban a clasificar las plantas, cuando una de ellas mordía una planta y moría ninguna mas volvía a hacerlo, cuando una comía una y no se dormía en las guardias, el resto de guardias la comían también.

Aun no sabían leer o escribir, pero sin duda el boca a boca funcionaba, y al ser una raza con una vida ilimitada, la memoria histórica no se perdía.

Las drows, lo comprendieron, las plantas no solo eran alimento, podían ser cualquier cosa, venenos, drogas, materiales.. Solo hacia falta saber que usar, o en que cantidad.

El mundo seguia sin cambios, aunque sus habitantes si que evolucionaban a gran velocidad, un grupo de Drows habia empezado a moverse por el mundo, con el unico objetivo de encontrar la voluntad de Eve, mientras, los Daeva creaban seres menores para realizar los trabajos mas duros, los Enkeli empezaban sus tacticas de guerra basicas, los Vargos descubrian un gran avance, la rueda, los los Hane tambien se tapaban su cuerpo, como algunas razas habian empezado ya a hacer tiempo atras y los scath empezaban a aprender a sacar madera de los arboles que les rodeban, a la que pronto, seguro, empezarian a dar uso.

Sin embargo, los pobres hijos de Kira, seguian primitivos, su diosa, les habia dado una espiral a la que adorar, y durante todo este tiempo, solo habian echo eso, adorarla, sin resultados, el frio mataba a algunos de los suyos, no tenian alimento suficiente de las ballas y sus manos desnudas no les protegian de los depredadores, nisiquiera su lider, sabia bien si realmente era un lider, el pueblo no le hacia caso, y poco a poco, empezaron a conocer a la espiral como la mentira de Kira, y cada vez menos adoraban a su diosa, si no que creian, que habian sido creados para que la diosa les viera sufrir, abandonados.