Partida Rol por web

Su hermano Károdon tenía razón, pero Eidolon tenía sus razones para no decírselo abiertamente. Había algo que debía de hacer antes de que los ríos del tiempo fluyeran aún más, y era demostrarles a sus Hijos que su Padre Celestial velaba por ellos. Con un destello luminoso desapareció de Ruth-adum, dejando tras de sí unas leves partículas que flotaron como hojas en el viento para luego desaparecer.

Los Daeva estaban sentados en reunión, a salvo en la isla central de Empíreo. Muchos dedicaban miradas de terror en derredor, pensando que habían sido abandonados por su Padre. Otros, en torno a la Voz de Eidolon, suspiraban y lloraban, suplicando que volviera.

Con un destello, el Padre Celestial tomó forma sobre ellos en toda su magnificencia. Al momento, todos cayeron al suelo, asombrados y maravillados. Extendían las manos temblorosas a su figura, y Él les miraba, sereno pero complacido.

- ¡Padre, padre! - gritaban unos.

- ¡Padre! ¿Por qué nos has castigado? - decían otros.

Con un movimiento de su mano, Eidolon ordenó que los Daeva se callaran, pues su estancia en Esfera era limitada, y tenía mucho que hacer.

- Hijos míos. Mis Daeva queridos. Sois mis hijos, y os amo con todo mi corazón. Debéis saber que no estáis solos en este mundo, y llegado el momento lo averiguaréis. Yo mismo no estoy sólo, pues tengo Hermanos y Hermanas que me acompañan en los Cielos.

Este descubrimiento abrumó a los Daeva, que pensaban que su Padre era único e Omnipotente. Tras unos segundos de sorpresa y duda, una mano temblorosa se alzó y habló.

- Padre, ¿tú nos creaste? ¿Tú diste forma a estas Tierras para nosotros, como nos dijeron los Primeros? - tras la respuesta afirmativa de Eidolon, sus mejillas se inundaron de lágrimas y se abrazó a su Padre - Entonces, ¡tú eres nuestro Padre! ¿Por qué nos enviaste esa lluvia de fuego? ¿Por qué la tierra tembló?

Separando con delicadeza a su hijo, Eidolon lo miró con ojos comprensivos y sonrió.

- No fue mi mano la que provocó eso, sino la de una de mis hermanas. He tomado medidas, y ha desaparecido para nunca más volver. Nadie levanta su mano contra mis hijos y queda impune.

Los Daeva se recocijaron ante esta noticia y se reunieron en torno a Eidolon, abrazándolo y llorando, riendo y festejando. Su Padre había vuelto para decirles que les amaba, que no estaban solos, y que velaba por ellos.

- Pero Padre, las Tierras Sagradas que nos entregaste han quedado destruídas, ¿dónde viviremos ahora? - dijo una joven, con fuerzas renovadas ante el descubrimiento.

Rodeando a sus hijos con afecto, Eidolon alzó el rostro y sus ojos relampaguearon.

- Estas tierras son mi regalo a vosotros, y aquí viviréis.

Y diciendo esto, se alzó, brillante y majestuoso. Con una mano agarró la esencia misma del espacio y forjó un relámpago azulado. Con la otra, hizo caer una estrella en la palma, y la aplastó hasta formar una esfera de fuego. Y con elegancia, pero sobre todo determinación, todo alrededor de los Daeva empezó a brillar. La tierra tembló, las colinas se alzaron y los valles se hundieron, pero los hijos de Eidolon no tenían miedo, pues su Padre estaba con ellos.

Pasados unos pocos segundos, las Tierras Sagradas habían vuelto a la normalidad, y Eidolon ya no estaba.

Durante días, los Daeva cantaron en su nombre, y se realizaron bailes en su honor. Padre había regresado.

Eidolon: 5+14= 19
Amarantine: 15+19= 34
Eadai: 5+21= 26
Eve: 1+21= 22
Selenia: 5+12= 17
Karodon:  1+21= 22

De la necesidad de defenderse, los Hane crearon herramientas avanzadas para luchar.

Las incluyeron en las Katas como nueva forma de rezo, paulatinamente, y comenzaron a combatir a los escorpiónes de piedra y cristal que se adentraban demasiado en sus tierras, aunque aún no eran suficientes como para acabar con los engendros, poco a poco consiguieron mantenerlos a raya.

Si bien unas pocas patrullas no eran suficientes para combatirlos, en unos años se creó una profesión que no solo les guardaría de esos enemigos sino de cualquier otro que quisiera atacar su pueblo. Los Protectores.

Así, los Hane consiguieron un paso adelante en su lucha por reconquistar su propia isla.

Mientras los Eones retiraban las piedras caídas y los árboles rotos, los Daeva se habían reunido para hablar de su encuentro con Eidolon. Sin duda era un suceso maravilloso, y todos se sentían nuevamente parte de una Comunidad. Pero la noticia de la existencia de otros dioses y otras razas les inquietaba. ¿Qué actitud tendrían? ¿Serían elegantes y distinguidos? ¿O serían poco más que simples bestias?

Mientras el consejo debatía al respecto, se aproximó Saen´van con su pequeña hija, Ae´thddyn. La madre estaba confusa ante una revelación que le había hecho la niña, y quería que los Primeros valoraran el descubrimiento. Según contó Ae´thddyn, poco antes del Castigo se encontraba jugando cerca de las colinas, y cuando el temblor comenzó, las rocas se desprendieron de las cimas. El Consejo, sabedor de todo eso, indicó a la pequeña que continuara, y sus palabras les llenaron de sorpresa.

Viendo cómo una roca caía rodando colina abajo, dispuesta a arrollar a la pequeña, Ae´thddyn cerró los ojos y se encogió, presa del miedo. De repente, sintió una oleada de calor que la envolvió, y cuando abrió los ojos, el polvo a su alrededor indicaba que la roca se había partido en cientos de pedazos, ¡y ella estaba rodeada de un manto protector dorado!

Al principio pensó que había sido Eidolon quien había intercedido por ella pero, ¿por qué ella y no había salvado a nadie más? ¿Por qué luego apareció, si había sido quien la había protegido? Así que, llena de dudas, se lo contó a su madre. El Consejo, agradeciendo a la pequeña sus palabras, se reunió para debatir. ¿Acaso su Padre les había hecho merecedores de otro Don?

Tenía sentido. Los Daeva estaban formados por Luz, y esa Luz podían manifestarla en el Enlace y al crear a los Eones. ¿Por qué no podían manipular esa Luz para protegerse?

Los Wulfs y los Vargos conviven en una relación casi simbiótica. No solo los Wulfs sirven como bestias de carga, sino que ayudan a criar a los cachorros Vargos, se mezclan desde pequeños, e incluso cazan unos al lado de otros.

Apenas llama la atencion cuando Nueve vidas comienza a incorporar algunos Wulfs a su ejército de Vargos. Son muy pocos Wulfs, los que se incorporan, solo aquellos que aprenden a correr a la velocidad de los Vargos, y es que si los Vargos son rápidos, sus hermanos más salvajes aun lo son más.

No es una tarea sencilla lograr que unos y otros luchen conjuntamente, y por mas que Nueve vidas se esfuerza, no hay forma de saber que ocurrirá si alguna vez tienen que combatir una amenaza real, pero esta claro que los Vargos no se retiran del combate, y los Wulfs son tal que sus hermanos bípedos.

Los Vargos continúan su camino hacia el este, los bosques quemados y la tragedia que vino de los cielos han quedado atrás, y nuevas extensiones ricas en caza se abren ante este pueblo.

La directriz principal por la que se regían las drows era por el hecho de que tenían que obtener todo con sus propias manos, pues esas fueron las palabras de Eve, que su cuerpo era su mejor arma y eso hacían, hasta la fecha, todo lo conseguían con su propio cuerpo.

Arrancaban las plantas con las manos desnudas y del mismo modo las trituraban, cuando era evidente que con algo tan simple como una roca, se podría hacer mejor.

Algunas comenzaban a preguntarse hasta que punto era esto eficaz, después de todo si construían herramientas con sus manos y luego las utilizaban no estaban rompiendo esta primera regla. La opinión en la población se dividió, pero las que optaron por usar estos instrumentos, no solo hacían sus tareas mas rápido si no con mayor eficiencia. Se comenzaron a pulir las piedras, para mejorarlas, atarlas a palos, a afilar estos palos, todo con el objetivo de agilizar y mejorar las tareas mas cotidianas del día a día.

En pocos años toda la población estaba de acuerdo en usar herramientas, pues negar lo evidente era una estupidez y lo evidente era que era mucho mejor usarlas, pero solo se podían usar siempre y cuando tu mismo las hubieses creado.

Una nueva expedición se ponía en marcha y esta vez era mucho mas peligrosa, no se trataba de recuperar algo caído del cielo, ahora las drows irían a donde había muerto un ente similar a su creador Eve, no sabían lo que encontrarían pero sabrían que el peligro seria mucho mayor. Pero entre las elegidas para esta expedición se ofrece voluntaria Mitru. Solo su nombre dio confianza al grupo, pues era una de las favoritas de Eve y esta hermana podía estar orgullosa de con sus manos desnudas haber dado caza a todos y cada uno de los seres que habitaban en Oráculo y sus inmediaciones, al menos un ejemplar de cada especie (drows incluidas) y haber recolectado del mismo modo un ejemplar al menos de cada planta.

      La vida era buena para los Enkeli, o al menos, mucho mejor de lo que lo fuese en los inicios. Desde que comenzaron a decorar con sus pinturas la cueva sagrada, parecía que su padre les sonreía y todo iba bien. Sin embargo, cada vez había más población y las expediciones de caza debían alejarse más y más, con lo que se metían con demasiada frecuencia en los territorios de caza de otro gran depredador, el Balam... y así ocurrió la primera desgracia de importancia que sufriesen los Enkeli en muchos años.

      Una partida de unos 12 cazadores, que caminaban por el suelo buscando rastros, se vió sorprendida. Los Balam habitualmente no atacarían a un grupo tan nutrido y de aspecto tan amenazador, pero los cazadores tuvieron la mala suerte de haber entrado en los dominios de una manada muy numerosa, hambrienta, y liderada por un macho alfa particularmente astuto y agresivo. Antes de que ningún cazador pudiese darse cuenta de lo que sucedía, una inmensa mole calló desde uno de los árboles sobre el líder de la expedición, que apenas tuvo tiempo de exclamar un "Oh", más de sorpresa que de dolor, antes de que el macho alfa la arrancase media garganta de una feroz dentellada. El resto de los cazadores trataron de luchar contra las criaturas que saltaban sobre ellos desde lo alto de los arboles y de entre la maleza que los rodeaba... pero era inutil, eran menos y estaban desprevenidos, y las garras de los Balam causaban destrozos cada vez que rozaban su piel descubierta. Sólo uno de los cazadores logró salvar la vida, malherido, cuando decidió alzar el vuelo para huir.

      El cazador fue llevado a presencia de Daaria, que hizo lo que pudo para salvarle, aunque sabía que no había muchas esperanzas con heridas de tal gravedad... efectivamente, el joven apenas vivió el tiempo suficiente para contar a la sacerdotisa y a Karos lo sucedido, y cuando expiró, todos observaron fascinados como una luz brillante abandonaba su cuerpo y salía flotando hacia el cielo. Todos abandonaron la cueva a toda prisa, y vieron fascinados cómo el "Aseil", el alma sagrada, volaba hacia un nuevo objeto que flotaba en los cielos. Y, tras semejante acontecimiento, los Enkeli comenzaron a llamar al nuevo planeta "Kuollut", hogar de los muertos.

      El nuevo acontecimiento hizo que un joven artesano se plantease muchas cosas. Comenzó a mirar las pieles de los animales que llevaban los cazadores, y a estudiar su grosor... sin duda, eran mucho más resistentes que las de los Enkeli, pero seguía sin servir, y además con el tiempo se estropeabam. El joven comenzó a trabajar y experimentar con las pieles: probó a hervirlas, a ponerlas al fuego como la madera, a golpearlas, rasparlas... pasó varios años trabajando en ello, pero al final consiguió su objetivo.

      Cuando se presentó ante Karos, ya había captado la atención de todos los presentes por su extraño aspecto. El joven llevaba una pieza extraña de color marrón sobre su torso, y más aun fijadas a brazos y piernas. Incluso una cabeza de Balam que cubría su cabeza y llegaba hasta los hombros. Todos parecían sorprendidos y curiosos, pero cuando el joven vió el brillo en la mirada de su lider, supo que la mente de Karos era tan rápida como se decía y ya había comprendido lo que tenía ante si. Desde ese dia, el joven, de nombre Marlun, recibió el encargo de diseñar piezas como esas para todos los cazadores y se convirtió en uno de los artesanos más reputados, y de los Enkeli con mayor prestigio. En cuanto a los cazadores... los enkeli aún no habían comenzado a cubrirse para el dia a dia, lo consideraban innecesario pues no sentían pudor... pero comenzaron a vestirse para protegerse durante las cacerias.

Tras la amenaza de los Viah que reducia cada vez más la población de los Scáth, empezaron a hacer patrullas de vigilancia, y al menos peligro se refugiaban en el bosque o en una de las cuevas más grandes de Fjall si el peligro era mayor. Parte del mobiliario y de la comida había sido transportado desde las cabañas junto a los Fivils por si tenían que quedarse allí más tiempo del que pensaban. Con el tiempo, habían llegado a llamar a esa cueva Tearmann, y era considerada la Fortaleza de la tribu, ya que les protegía de los peligros exteriores.

Para vencer al aburrimiento, los Scáth investigaban las redes de tuneles y picaban las paredes, reuniendo todas las rocas bellas que encontraran. Pero el problema era que muchas veces las paredes se derrumbaban, por lo que apuntalaban los tuneles con soportes de madera. Cuando conseguían muchas, volvían a la cueva central y se las dejaban a las personas que no podían entrar, como los ancianos y los niños mas pequeños. Estos las clasificaban por el color y les ponían nombres. Asi, las gemas blancas fueron llamadas Luceros debido a su resplandor, las amarillas Dubhs, las verdes Verölds, las azules Oighears, y las rojas, las más importantes, fueron llamadas con el nombre de su diosa, Éadaí, ya que era como la sangre que le ofrecían en sus rituales.
Con el tiempo, paso a ser de un hobbie a un trabajo, en el que los Scáths mas fuertes se adentraban en la montaña en busca de mas piedras.

Eve 15+6= 21
Karodon 15+12= 27
Eidolon 8+9= 17
Eadai 12+16= 28
Amarantine 12+24= 36
Selenia 8+3= 11

Tras los acontecimientos sucedidos en los últimos años, los Daeva llegaron a la conclusión de que, pese a que dormir en la hierba con el cielo como techo era placentero, no podrían sobrevivir a otro temblor como el que habían sufrido. También algunos comentaron (aunque pronto fueron acalladas esas voces, para no romper la armonía de la Comunidad) que quizás los otros pueblos, los demás hijos de los Hermanos de Eidolon, podrían ser peligrosos. ¿Cómo estarían a salvo?

Pensaron que usar la piedra a su alrededor para protegerse, formando paredes y techos bajo los que resguardarse cuando llovía, o donde almacenar los cristales y el alimento mientras volvían a crecer, sería buena idea. Tenían las herramientas y la mano de obra, y sólo les faltaba aprender a hacerlo.

Durante años, pues el tiempo para los Daeva discurría más lentamente, se especializaron en el trabajo de la piedra, diseñando complejos dibujos usando las herramientas de las que disponían. Pronto surgieron estatuas, frisos y monumentos, así como lisos caminos de piedra sobre los que caminar. Para los celestiales era una manera de interactuar con el mundo y transformarlo, tal y como Padre les había enseñado a hacerlo. Entrar en contacto con la dura piedra, y hacer con ella lo que quisieran, daba ideas a los Daeva sobre qué hacer con su futuro.

      Pocas novedades había entre los Enkeli. Con las primeras armaduras de cuero, los cazadores estaban bien protegidos, y la vida transcurría de forma plácida para casi todos, orientándose cada cual a sus artes y funciones. Los avances tecnológicos y las herramientas parecían haberse estancado cuando, una noche, Selen despertó con un sobresalto. La sonrisa que iluminaba sus labios sorprendió a Karos, que la siguió a la carrera cuando esta se levantó y comenzó a caminar hacia el interior de la cueva.

      La estatua de Károdon Mirumbar se alzaba imponente, acompañada tan solo de las pinturas de los Enkeli y la presencia solitaria de Daaria. Al aproximarse Selen, la joya que sostenía Károdon en sus manos comenzó a brillar con más intensidad y, cuando esta extendió su mano, la estatua abrió las suyas permitiendo que la joya rodase hasta caer suavemente en poder de la primera de los Enkeli. Ante la sorpresa de la sacerdotisa y de Károdon, Selen se limitó a contestar con una voz de extrema felicidad y expresión cercana al éxtasis unas breves palabras.

El desea verme, no me ha olvidado... debo acudir a su presencia.

      Ni Karos ni Daaria se atrevieron a decir nada después de ver cómo la joya había caido en las manos de Selen, nadie se atrevería a contradecir lo que sin duda era la voluntad de su creador. Daaria voló y trepó durante dias, siempre sola, sin más alimento que su fe. Cuando parecía a punto de desfallecer, una Karodia apreció ante ella... cientos de Karodias, creando un sendero entre la, por otro lado desnuda, roca de la montaña. Entre la nieve y el cortante viento, Selen no sentía frio, pues Mirumbar irradiaba un agradable calor que la protegía. Siguiendo el sendero, alcanzó una gruta... y se adentró en ella.

      Pasaron varios dias en el interior de la montaña, Selen pudo apreciar maliciosos ojos que la contemblaban desde grutas y esquinas, pero las criaturas que poblaban los caminos subterraneos huian ante el resplandor de la joya que Károdon regalase a sus predilectos. Cuando, finalmente, salió a la luz del sol, se encontró con una visión desoladora. La jungla que se presentaba ante ella era de gran belleza, al igual que el lago humeante que ocupaba lo que debía ser el cráter de la montaña en cuyas faldas habitaban... pero, en el centro del lago, se levantaba el que otrora debió ser un palacio de belleza sin igual... ahora completamente derruido y devorado por las llamas.

      Selen calló de rodillas ante semejante visión, y lloró durante horas. Cuando al fin se incorporó, decidió acercarse al que sabía era el palacio de su creador, en busca de alguna señal que explicase lo sucedido... vagó por negros pasillos sin techo y cámaras completamente destrozadas, hasta que una voz cariñosa y paternal, una voz conocida, le hizo girarse, recuperada ahora la sonrisa.

Bienvenida a mi palacio, Selen... hace mucho que debí llamarte aqui, pero fueron distintas circunstancias las que lo impidieron... - con los ojos nuevamente anegados en lágrimas, esta vez de felicidad, la interpelada corrió y se arrojó en brazos del dios, sin decir palabra - Creias que me había olvidado de ti, ¿verdad? No lo niegues... conozco tu corazón, se que sentiste celos cuando Daaria se convirtió en mi primera sacerdotisa, pues siempre pensaste que ese sería tu papel... Pero no debes equivocarte, amo profundamente a todos mis hijos, pero a ninguno tanto como a ti. - con esas palabras, Károdon apartó a Selen con suavidad y le tomó de la barbilla amorosamente para alzar su rostro, de forma que le mirase a los ojos - El destino que tengo reservado para ti es mucho más grande. Tu serás mi primera esposa, y la madre de mis últimos hijos... y todos los Enkeli escucharán tu voz y te obedecerán con reverencia, y a cambio, solo te pido que sigas amandome como lo has echo hasta ahora.

      Selen no llegó a contestar, pues el dios acalló cualquier palabra poniendo sus labios sobre los de ella y acostándola levemente sobre un colchón de plumas que, según Selen habría jurado, un instante antes no estaba allí. La esposa del dios se abandonó al amor y el deseo que en esos momentos sentía por su creador, un deseo comparable al que el mismo Károdon había sentido por ella desde un primer momento...

      Cuando despertó, Selen descubrió que su nuevo esposo ya no estaba allí, y que, para su sorpresa, el palacio estaba completamente restaurado. Tras deleitarse con las brillantes habitaciones, caminó hacia el exterior, y allí encontró a Károdon, que la esperaba sonriente.

No puedo quedarme mucho más aquí. Pasarán muchos años antes de que pueda volver a poner mis pies sobre esfera, pero debes saber que mi amor por ti no disminuirá jamas. A ti te concedo la custodia de los Lohïk, poderosas e inteligentes criaturas. Ellos os ayudarán a ti y a los Enkeli, pero no trateis de someterlos a vuestra voluntad, o podreis terminar muy mal... lo que debeis hacer es ganaros su amistad.

      Cuando Károdon dijo eso, tras el surgieron dos inmensas alas membranosas, seguidas de un cuello serpentino que se alzaba por encima del dios, empequeñeciendo su figura, pues se había adaptado al tamaño de un Enkeli común. Cuando, 15 años después de su partida, Selen volvió a Tuxalanthir, lo hizo a lomos de Rogrok, el primero de los Lohïk, y los demás enkelis perdieron todo el temor ante la visión de su amada Selen, a la que daban por perdida. Cuando Selen explicó todo lo sucedido, no hubo rencor ni celos, nisiquiera por parte de Karos, el "agraviado" esposo, o de Daaria, la sacerdotisa cuyo papel perdia prestigio en presencia de la esposa del dios... Tan solo regocijo y celebración.

      Los demás Enkeli no tardaron en tratar de imitar a Selen, forjando amistad con los Lohïk para que estos les ayudasen a cargar cosas pesadas o realizar duras tareas... algunos incluso trataron de imponerles su autoridad. No tardaron en encontrar su fin entre las fauces de las impresionantes y poderosas criaturas, o achicharrados por sus llamas... pero finalmente, algunos otros, incluido Karos, lograron la amistad de estas formidables criaturas y, con su ayuda, Karos estaba seguro de que podría crear un cuerpo capaz de realizar una expedición mas allá de las aguas saladas... aunque por el momento, tan sólo podrían ayudarles a transportar cosas, pues lo de cazar o combatir juntos presentaba demasiados problemas, como cazadores con alas chamuscadas.

Desde que las drows comenzaron a usar herramientas, su evolución no paraba, recolectaban los alimentos mas fácilmente, podían realizar con mas precisión las preparaciones de drogas y otras sustancias preparadas con los conocimientos que tenían de las plantas y los conocimientos crecieron.

Rayne, la líder drow aprobaba estas practicas pero aun había algo que captaba su atención no solo de las plantas y animales existía variedad, las drows vivían bajo tierra y las rocas del subsuelo no eran como las de la superficie y mas aun, entre las de la superficie y el subsuelo mismas, había otras incrustadas y diferentes entre si. Y se pregunto a si misma ¿Y si estas rocas, al igual que las plantas tienen diferentes propiedades?

Antes era impensable arrancar rocas de las paredes pero gracias a las herramientas ya no era un sueño imposible. Así que se comenzaron a extraer minerales de las paredes, las primeras herramientas se rompían fácilmente. Pero en cuanto se comenzaron a probar, resulto que se podían crear herramientas con las mismas rocas, y duraban algo mas,  y eso era tan solo el principio. Algunas rocas resplandecían en la oscuridad, otras eran tan duras que no se podían extraer, había que extraer las de su alrededor para sacar el bloque entero, resulta que el polvo de cierto mineral mezclado con ciertas frutos, hacían que estos se mantuviesen frescos por mas tiempo. Las posibilidades de estudio no hacían mas que comenzar.

Mientras tantos, lejos de allí, dos expediciones seguían su marcha. Por una las drows no se preocupaban, pues iban acompañadas por Mitru, una de las elegidas. Pero las falanges.... Hacia mas de un siglo que habían partido y estaban a tanta distancia que los informes ya apenas llegaban cada muchos años, era casi imposible comunicarse y ni siquiera sabían si seguían vivas, pues el ultimo de los mismos fue hace décadas. Pero y tanto que lo estaban, ya podían ver el cráter donde se había estrellado el enorme gólem, después de tanto tiempo la vegetación había comenzado a crecer por alrededor.

Las exploradoras mantuvieron la distancia, y tan solo dos se acercaron, para comprobar si era seguro, de serlo ya irían el resto después.

ya habia pasado casi un siglo desde que el gran golem de vapor se estrellara contra esfera, el gran golem, habia visto, o habria si aun tubiera funciones vitales, varias generaciones de animales que se acercaban y anidaban, luchaban o se reproducian cerca de el, pues para ellos, no era mas que una piedra mas.

Algunas plantas habian crecido a su alrededor, y el agua del mar, en marea alta, se filtraba por el crater, sumergiendo la mitad del golem en agua.

Justo cuando pasaron 100 años, el golem encendio una lucecita roja en donde deberia estar el corazon, y esta empezo a parpadear. solto una rafaga de vapor por varios orificios y esto espanto a muchos animales de alrededor...

tras el transcurso de 10 años, el golem empezo a encender algunas otras luces, y por la noche, todas se apagaban, a veces, parecia que algo se movia dentro de el, pero por fuera, todo seguia igual, el golem presentaba mil golpes, y le faltaba un brazo, el cual, podria estar en cualquier lado en kilometros a la redonda, incluso, en el fondo del mar, sus piernas, estaban totalmente destrozadas bajo su peso y un cristal que tenia donde estaria su estomago, estaba totalmente quebrado.

No pasarian muchos meses, hasta que un grupo de drows llegaran a un rio cercano, cualquier viajero pasaria de largo, pero una de las drows se detubo a beber en el rio y lo vio, un gran puño de metal abierto salia del agua, con muchisimas plantas a su alrededor. Lo sacaron y lo limpiaron, era todo un brazo metalico, las drow especularon sobre que podia ser, y si era un regalo de Eve para que serviria? era esto lo que descendio de los cielos?

Sabian que tenian que seguir buscando pues en su interior algo les decia que no habian llegado a su destino aun.. y al cabo de un año, por fin encontraron el golem, era de noche, por lo que el golem tenia las luces apagadas, batieron el terreno en varios cientos de metros alrededor, limpiaron y retiraron la mala hierba de este para reconocer su forma, era enorme, hacian falta varias drows para rodearlo por completo, comprobaron que el brazo era de aquel extraño ser, y rapidamente, levantaron un campamento a su alrededor, o lo que seria un campamento, plantas, herramientas basicas y una zona adecentada para descansar. A la mañana el vapor fue despedido de nuevo por el golem y las luces volvieron a encenderse, algunas drow lo rodearon en guardia, pensando, como podrian inyectarle el veneno a algo asi, pero pronto se dieron cuenta, que nisiquiera parecia ser consciente de su presencia, algo parecido a una luz tenue, se encendio en donde deberia estar un ojo, pero no se movio, las luces siguieron parpadeando todo el dia, lentamente.

Aunque en las cuevas no se vivía mal, la necesidad de expansión en la ciudad de Tsubasa, hizo que se necesitara un nuevo tipo de hogar.

Aprovechando los materiales de los que más disponían, en este caso el bambú, los Hane comenzaron a construir pequeñas casas de este material junto con telas trenzadas consiguiendo resultados asombrosos.

Poco a poco, algunas familias más influyentes y con más poder económico, pudieron construir unas casas más grandes, incluso con un pequeño patio frontal.

Esto ayudó a que la población más alejada de Tsubasa se acercara a la ciudad y la población de esta aumentó considerablemente.

Aprovechando la fuerza de los Wulfs, los Vargos comenzaron a viajar en carros con sus escasas pertenencias, comida, y herramientas. Cuando el clima era favorable, el viaje podía resultar hasta agradable. Sin embargo, cuando las tormentas sacudían el camino, los viajes resultaban mucho más duros.

No paso mucho tiempo antes de que alguien tuviese la idea de hacerse un techo en el carro, una pieza de madera que cubriese a quienes viajaban debajo. La idea gusto tanto que muchos Vargos la copiaron, y algunos incluso lo llevaron a más. ¿Porque no añadir también madera a los lados?

Pronto los carros se convirtieron en verdaderas construcciones móviles, que los Vargos podían utilizar durante sus viajes o incluso cuando se aposentaban en un territorio. Eran las primeras viviendas de los Vargos, y estaban hechas de acuerdo con su estilo de vida, viviendas que viajaban con la manada.

En esta época acuñaron la palabras Hutt, para designar un lugar protegido.

Los Hutts de los Vargos siguieron viajando hacia el este.

Durante los ultimos años, todos se habian fijado en que en los enterramientos, la madera se deslizaba perfectamente sobre el hielo, y con tan solo un poco de impulso, era capaz de recorrer largas distancias. Pero solo el lider fue el que se pregunto que pasaria si en vez de caminar, fuera la madera la que "andara". Empezo a trabajar muy duro, junto a la ayuda de sus hijos. Les hacia cortar listones largos, y les retaba a inventar un modo de transporte sobre Oighear con ellos, siendo el premio ser el siguiente lider. No solo sus hijos le ayudaron, sino que todo la tribu se afano en trabajar la idea, no solo por el premio.

Despues de multiples intentos fallidos, cuando la mayor parte de los Scáth se habia rendido, uno de ellos lo consiguio. Ailtire estaba viendo a los niños mas pequeños jugar colocando palos de madera en el suelo cerca del limite de Oighear, cuando uno de ellos, el mas patoso, piso accidentalmente uno. Dio un resbalon hacia atras, y clavo uno de los trozos que llevaba en la mano -casi tan grande como él- en el suelo. La madera se resbalo, yendo hacia delante, con el niño encima. El pequeño se lanzo al suelo enseguida, asustado de la experiencia, y Ailtire dio un salto de alegria al darse cuenta de como cumplir su proposito. 

A los pocos días, ya habia terminado en dos poyectos: uno eran los sciálas y otros los sleds. Los primeros eran dos tablas de madera ajustadas al tamaño de cada Scáth, que propulsadas por dos bastones, se movian. Los segundos, también se deslizaban con otras dos tablas, pero tenian un pequeño asiento encima, y aunque se movian menos, se podia llevar objetos u otros Scáth sobre él.

                               Sled                                                                                                         Sciála

os he quitado 6 y 6 de fe a cada uno en el turno anterior

3 por la ocultacion a cada uno y 3 por el espejo que habeis preparado para Selenia.

      Reunidos el Ensimman y los líderes de los otros clanes enkeli, no tardaron en determinar que, si la población seguía creciendo a ese ritmo, no tardarían en ser demasiados para las cuevas de la zona de Tuxalanthir, lo que a ese ritmo sucedería en unos 20 o 30 años. Mientras meditaban acerca de la forma de solucionar el problema, Karos reparó en el vuelo de un Tolori, y recordó lo que había visto en sus expediciones de caza: los nidos, fabricados con madera, paja y barro, que se sostenían sobre las ramas de los arboles.

      Tras poner fin a la reunión, Karos convocó otra de vuelta en la cueva principal, esta vez de artesanos, y les explicó su idea. Como siempre, llevados por la emoción de una tarea nueva, los enkeli se entregaron con determinación a la nueva tarea, y no pasó mucho tiempo antes de que se presentasen ante Karos con una gran gama de herramientas nuevas: hachas de piedra, buriles, hachetas... todas destinadas al trabajo de la madera. Con el visto bueno de su lider y el nuevo equipamiento, un nutrido grupo de enkelis se entregaron a la tarea de talar árboles, y trozeando sus troncos, comenzaron a seleccionar distintas piezas de madera, con distintos tamaños y formas. Karos sonreia, pues las posibilidades de esta nueva técnica se le asemejaban infinitas.

       Mientras que los artesanos se concentraban en sus tareas, Karos supo que tenía algo pendiente desde mucho tiempo atrás... hacia ya muchos años que debía haberse puesto a ello, y no podía posponerlo más. Convocó a los cazadores, sobre todo a aquellos que habían logrado forjar amistad con un Lohïk, y organizó un grupo suficientemente poderoso, los 30 cazadores más expertos y 4 Lohïks... con eso debería bastar. Bajo sus órdenes, los cazadores comenzaron a preparar a los Lohïks para el largo viaje: agruparon provisiones, y comenzaron a atarlas sobre las enormes bestias con largas cuerdas y tiras de piel, utilizando pequeños cestos y envases con las recien cortadas maderas.

      Mientras la partida se organizaba, Karos llevó a Selen a un rincón apartado para despedirse. Sabía que la abandonaba en un momento crítico, y que sería ella quien tendría que sacar adelante el nuevo gobierno... pero no dudaba de que, con su nueva autoridad, podría hacerlo tan bien como él o incluso mejor... lo peor era la idea de que quizá nunca volviesen a verse. Ambos lloraron en el momento de la despedida, pero, finalmente, Karos se puso al mando de los "cazadores de estrellas", y emprendieron la marcha.