Partida Rol por web

Me concentro en esta habilidad, la capacidad de percibir mejor. De ver bajo la oscuridad y de notar cosas que no son evidentes.

"Vamos, Tardaca" le susurro a mi caballo "Tenemos que salvar a esas chicas asustadizas"

No pretendo estar mucho tiempo, pero me esfuerzo en recordar detalles para poder volver al carro: Un árbol magestuoso, un seto con forma peculiar...

Ve partir a la mitad del grupo a lomos de caballos rumbo al interior de un bosque desconocido donde les acaban de asaltar.

- Veamos qué podemos hacer con ese tronco.

Aunque desconocía hasta donde llegaría el potencial de sus habilidades, no parecía interesarle demasiado averiguarlas en aquel momento, descartando retirar el deliberado obstáculo en peso. Probemos empujando todos juntos, hasta llevarlo a la linde del camino. Su obviedad sin embargo desveló que en realidad su concentración estaba puesta en otro menester, parecía que sus sentidos se enfocaban en el bosque, leyendo la estela que el trote del caballo dejaba en la distancia. 

Yo os aconsejaría que empujaseis sin mas- intervino Roderigo- tenéis la fuerza suficiente para ello. Es uno de los dones de ser un no-muerto, aunque supongo que en vuestro entrenamiento eso ya lo habréis descubierto. 

Fijas la vista en tus compañeros que se van... por el momento puedes seguirles sin ningún problema -aún no se han alejado lo suficiente como para que no les veas- y no detectas nada raro. Simplemente avanzan por un camino predefinido por el animal de Maeve, que es quien va abriendo la marcha, seguido de cerca del resto. 

Imara se encontraba aferrada a Maeva, no sabía si era cierto que este bosque podría serles muy peligroso pero quería estar segura de que si partían con risa ella no terminara cayendo.

Sin embargo no se quedo quieta examinando con la mirada cualquier señal que diera la localización de sus compañeras. “Ojala se encuentren bien…” dijo en voz baja luego del comentario de Carlos.

Miré a todas partes y busqué por doquier para encontrar alguna pista acerca de nuestras compañeras. Al parecer, mi caballo sabía por dónde se habían ido y seguía sus huellas, así que me concentré en percibir algo, lo que fuera... me habían dicho que podía potenciar mis sentidos, así que lo intenté. 

Me concentré y, de pronto, todo se volvió un poco más nítido si cabía... los sonidos se potenciaron, los olores, las texturas... todo. 

De momento iba tranquila. Al final había salido bien el alimentar a aquel caballo con mi sangre y, por el momento, no parecía suponer ningún problema mi falta de práctica al montar a caballo. Me permití, incluso, echar varias miradas alrededor, en busca de algo que pudiese darnos pistas sobre el paradero de nuestras compañeras.

Solo la vista aguda de Imara detecta algo en la espesura del bosque. Un poco a vuestra izquierda ve lo que parece ser... ¿un cuerpo?

Finalmente encuentra algo en su busqueda, al parecer un cuerpo y rapidamente comprueba si los demas se dieron cuenta tambien de este hallazgo. Cuando comprueba que no da un ligero apreton a Maeva para llamar su atension.

"Creo que vi un cuerpo, a la izquierda." Dice lo suficientemente alto para que el resto de comitiva lo escuche. "Ahi" agrega señalando al supuesto cuerpo. En su interior esperaba que no se tratara de un cuerpo muerto de alguna de su compañeras, pero hasta que se acercaran no sabria.

-Vamos, pequeño -acerqué el caballo con cuidado hasta donde señalaba Imara.

Paré a cierta distancia, por precaución... el cuerpo parecía inconsciente o muerto, pero había visto tantas cosas en un par de noches, que ya me esperaba cualquier cosa. Me bajé del caballo, dejándole las riendas a ella y, con una mano en la empuñadura de una de mis espadas, me acerqué a ver quién era y/o qué había pasado con él; busqué pistas, huellas, cualquier cosa* y, por supuesto, su identidad. 

Precaución.

En primer lugar: TODOS NOSOTROS contamos ahora mismo como cadáveres. Si quisieramos, podríamos estirarnos y no nos diferenciaríamos de alguien que haya sufrido muerte fulminante, una victima de alguna extraña peste, o lo que sea. Pero si es uno de nuestros amigos, y realmente está muerto...

Entonces hay algo que ha acabado con su vida. Y que puede amenazar la nuestra.

Antes de acercarme, le echo un vistazo -desde la distancia- intentando reconocer quien es, y si tiene signos de violencia.

Tras acercaros un poco mas, reconocéis el cuerpo sin vida -ya definitivamente- de Viridiana. Contemplar aquello no era para nada agradable. Su cuerpo se encontraba manchado de sangre, con una potente herida en el pecho y en el cuello -de hecho, está última casí habia provocado que la cabeza hubiera quedado cortada-. 

Maeve, mientras tanto, mira a su alrededor y distingue unas extrañas marcas de algún animal que no puede reconocer. Desde luego las huellas eran bastante grandes. 

Me acerqué junto al resto para mirar más de cerca el cuerpo que había encontrado Imara, que resultó ser para nuestro pesar, de Viridiana. Roderigo ya nos había advertido de que seguramente su final habría sido este una vez se adentraron en el bosque, pero aún así verlo impactaba.
Las heridas que habían en su cuerpo tampoco eran normales, aunque claro tampoco es que yo hubiese visto demasiadas heridas. Sólo aquellas que se hacían algunas hermanas al cocinar o coser, o bien las de algún viajero desamparado que tuviese los pies llenos de llagas por tanto caminar.
Fuera como fuere, pensar en lo que le había podido ocurrir a Viridiana para acabar así, hacia que se me pusiese la carne de gallina.

- Será mejor que sigamos...

En otra situación me hubiese puesto manos a la obra a enterrarla, pero teniendo en cuenta que su alma ya estaba condenada... Lo único que conseguiríamos sería ponernos a nosotros en peligro.

"Doña Águeda... Mejor que retrocedamos." le digo en voz baja, intentando no avisar a lo que sea que vive aqui... y la infortunada Viridiana ha hecho enfadar

"Ekaterina es... era... una guerrera. No creo que haya sobrevivido, simplemente, que combatió contra la amenaza hasta que sea que le ha hecho esto, no ha dejado NADA "

"Mira esas huellas. son ENORMES. Sinceramente, no creo que nosotros podamos contra algo asi. No hoy, y no ahora. De corazón le digo, lo mejor es volver al camino, donde Mabuz, Pietro y Temujin, antes que unirnos a Doña Viridiana"

Imara sofoca rápidamente un grito con sus manos, luego de notar con sus sentidos mejorados el estado de la que fue Viridiana. En su cabeza se preguntaba cómo era posible que pasara algo como eso a tan solo unos minutos de que la viera con vida y una parte de ella comenzaba a temer por el responsable de tal herida.

Instintivamente se sujeta con mas fuerza al caballo, al escuchar las palabras de Águeda “Con mucho cuidado.” Advierte al resto aunque bien comenzaba a tener un terror que le hacia revaluar su idea de venir, pero por vergüenza no expresaba ese sentimiento.

Sin embargo antes que sigamos habla Don Carlos que pide una retirada que tanto deseaba. “Si, tal vez sea lo mejor.” Agrego a las palabras del español, aunque le parecía que estaba mintiendo sobre Ekaterian ya que no la recordaba como una guerrera pero tal vez inventaba eso para que no nos sintiéramos mal por abandonarla.   

Me agaché a examinar las huellas más de cerca, acercándome másal cuerpo, con cuidado.

- Estas huellas no son de humano ni de vampiro alguno... Y estos cortes... Y las heridas... Alguna bestia salvaje la ha atacado. Una muy grande... ¿Un lobo quizás? ¿Un oso? No tengo muy claro qué animales hay por estos bosques...
Tras escuchar a Carlos y a las dos mujeres, negué con la cabeza.
-Kat era mi amiga. Compartió conmigo celda y camino. No voy a abandonarla, no al menos hasta que sepa que ya no puedo hacer más... Volved si queréis, yo seguiré un poco más, no puedo dejarla atrás, un guerrero no abandona a sus compañeros por miedo si quiere ganarse luego el Valhalla. Dejadme mi caballo y volved con los otros dos.
Luego me agaché de nuevo sobre el cuerpo de Viridiana, por última vez.
-Madre Freya, ya que esta mujer tiene cerradas las puertas de su cielo, acógela tú bajo tu manto para que pueda descansar...
Me levanté y caminé hacia el caballo, desenvainando mis espadas para continuar adelante.

Me despojo de la capa, y todo lo rápido que puedo, envuelvo con ella a la desafortunada Vir, y la pongo "de paquete" sobre el fiel caballo Tardaca.

"Maeve, eres la persona más fuerte que he conocido. Que la protección de la San..." entonces caigo en la cuenta de que, por nuestra condición de malditos, nadie en las alturas vigilará nuestro camino. Sólo tenemos nuestro coraje, nuestro acero y nuestro poder sobrenatural "Que no te falle nunca el coraje"

"Volvamos deprisa, compañeros. Un explorador hace menos ruido que cuatro"