Partida Rol por web

Haggar rugió quedamente cuando llegaron hasta el lugar donde yacía el cadáver de un humano... o al menos lo que quedaba de él. Bronco le puso una mano para calmarlo sobre su cabeza, y la acarició con suavidad. Su peludo amigo estaba nervioso, pero él debía mantener la calma. Miró a un lado y a otro, y luego se aproximó a inspeccionar el cadáver. Podía ser importante averiguar la causa de la muerte de aquel desafortunado transeúnte. 

- Mantened los ojos abiertos...- aconsejó el chamán al resto del grupo.

El hombre que yacía muerto en la orilla vestía de forma modesta, y conservaba en el cuello un pañuelo verdoso que le tapaba medio rostro, atuendo propio de bandidos y forajidos. De su cinto parece colgar una pequeña bolsa. Al lado de él, una espada corta de mala calidad yacía esparcida.

Al acercarse al cuerpo, mientras el semiorco chaman analizaba el cuerpo, los jóvenes de Kassen sintieron un escalofrío al observar como el rastro de la sangre del humano llegaba hasta el comienzo de las aguas del lago, a escasos metros del cuerpo.
 

Bronco examinó al hombre con manos de sanador, y rápidamente se dió cuenta que aquel humano llevaba por lo menos un mes muerto en aquella orilla. En su costado izquierdo Bronco reparó en una gran mordida en su torso que debió ser la causa de la muerte, al juzgar por el desgarro del abdomen y la cantidad de sangre perdida. La mordida parecía corresponder a una criatura de bastante gran tamaño.

Bronco analizó más atentamente la herida y descrubrió una especie de liquido verdoso que adivinó que era una clase de veneno natural inyectada en el cuerpo por la misma mordida, y que a juzgar por el estado de conservación del cadaver alejaba a los carroñeros del mismo. Tal vez alguna criatura se guardó su merienda y olvido volver a por ella...

El chamán semiorco permaneció un rato junto al cadáver. Lo inspeccionó con totalidad hasta tener claro cuál era el diagnóstico de su examen visual:

- Murió hace unas cuatro lunas.- dijo serio y solemne - Fue atacado por una criatura de gran tamaño...- añadió mientras mostraba a sus compañeros el enorme bocado en el costado del muerto - ... Una criatura grande que poseía veneno en su mordida. - Indicando el legamoso líquido verde que fluía de la herida. - Parece como si su depredador se hubiera olvidado de devorarlo...- Concluyó sus pesquisas mientras cogía la bolsa de cintura para echarle un vistazo.

El comentario de Bronco hizo que Boris sintiera un terrible estremecimiento.
- Cada vez me gusta menos este sitio. Por este hombre ya no podemos hacer nada, será mejor seguir nuestro camino.
De repente notó un agudo dolor en la mano izquierda: sin darse cuenta estaba asiendo su arco con tanta fuerza que prácticamente sus dedos se estaban quedando sin riego sanguíneo. Se obligó a calmarse, pero en ocasiones el miedo puede atenazar el alma con inusitada firmeza.

Boris se fijó en el rostro del hombre muerto,y dado que era un pícaro conocedor y conocido por todos, dedució que aquel hombre con aspecto de bandido, fuese de donde fuera, no era ni mucho menos de Kassen y probablemente tampoco un nirmathense.

El lago permanecía tranquilo y el entorno silencioso mientras el grupo examinaba aquel cadáver en su orilla. Solo los gaznidos de aves próximas susurrando al viento acompañaba al grupo de Kassen. Cuando Bronco examinaba las heridas del desafortunado humano se fijó en la pequeña bolsa que llevaba atada en su cinto y decidió examinarla. En su interior encontró un buen puñado de monedas de oro recien acuñadas y límpias como una patena, con el rostro de un hombre serio y un carjal que todos supieron identificar como el Mariscal del Bosque Weslen Gavirk, líder de Nirmathas, y la inscripción Tamran debajo.

Mientras tanto, Jalles, Paul y Boris que se habían mantenido tras el semiorco mientras este realizaba sus indagaciones vieron como grandes ondas en el agua llegaban hasta la orilla, cuyo origen, parecía proceder del centro del lago y alejado de la orilla,  como si algo enorme fuese a emerger de allí...

A pesar del tiempo que Jalles había estado viajando, se dio cuenta de que no tenía ni idea de como afrontar determinadas situaciones. La aparición de un cadáver debía ser de lo más impactante que le pudiera ocurrir a un joven viajero. Pero Bronco se acercó decididamente, investigó los signos que era capaz de interpretar y realizó un diagnóstico de lo sucedido con convicción. Jalles solamente sería capaz de asegurar que el cuerpo estaba inerte.

Dejando que el explorador semiorco se encargara de la situación, el joven puso su atención en los alrededores. En aquel bosque no podían bajar la guardia y entonces lo vio....Vio como unas ondas llegaban a la orilla del lago...Y no parecían fruto del viento.

Chicos, el agua está intranquila... Y yo más!! Cuidado!!

Se preparó para lo peor, quién sabe qué peligros aguardaban bajo el lago... Comenzó a agitar la cadena sin perder de vista el posible origen de las ondas.

Boris no podía apartar la mirada del cuerpo que yacía tendido en el suelo. Mientras, el semiorco seguía inspeccionando el cadáver.
- Chicos, mirad sus facciones. Este no es de por aquí. Es extranjero.

El joven seguía cavilando de dónde podía provenir ese desgraciado y de por qué estaba allí. Y lo que era más importante: qué le había ocurrido, cuando oyó la voz de Jalles que les avisaba de un posible peligro.
Fue entonces cuando lo vio, efectivamente la superfície del lago describía una serie de ondas del todo amenazadoras.
Siguió el consejo de su compañero y se preparó para lo que pudiese venir.

No había reparado en ello... No había sabido ver que el cadáver era forastero, aunque las piezas de oro confirmaban la sospecha del joven Boris. Luego ya no tuvo más tiempo para recapacitar, puesto que sin comerlo ni beberlo, sus compañeros llamaron su atención pues el agua se movía como si en su interior amparara a una terrible bestia.

- ¡¡No mostréis miedo!! dijo el chamán mientras aferraba con fuerza su enorme hacha y Haggar  gruñía a su lado. - Lo que salga de ahí será muy grande...- dejó marchar con misterio.

Paul observó la situación desde su acostumbrado silencio inicial. Bronco examinó el cadáver, y no pudo más que estar de acuerdo con lo que el explorador semiorco dijo. Entonces el resto se percató de las extrañas ondas del lago a falta de viento, ..., señal de que alguna criatura movía el agua. Sus compañeros estaban decididos a plantar cara a lo que saliese del agua, ..., acción muy heroica, pero quizá muy kamikaze para su experiencia en determinados desafíos serios:

- ¿De verdad vais a plantar cara a una criatura de la que no sabemos nada y que puede llevarnos a todos a una muerte segura? - Preguntó con cierta incredulidad en su voz - ¿No sería mejor que nos agazapáramos detrás de árboles y arbustos para poder verlo cuando emergiera y poder decidir cómo atacarlo si nos vemos capaces?

Bronco escuchó las palabras de Paul. El sacerdote mostraba buen corazón y sabiduría, pero poco sabía de depredadores. Esconderse quizás fuera la peor de las opciones. Había criaturas con una capacidad de rastreo muy superior a ellos, y Haggar desprendía un aroma intenso que facilitaba cualquier tipo de persecución.

- ¡¿Acaso creéis que lo que haya en el agua no sabe que estamos aquí?!- razonó Bronco. - Si nos escondemos, la criatura puede que vaya a cazarnos uno por uno. Tal vez algunos consigamos sobrevivir, pero otros no tendrán oportunidad...- Continuó explicando el chamán del oso poco convencido. - Si tenemos que plantar cara... mejor que sea juntos... como una camada de oseznos. Sólo así seremos fuertes.- explicó el elegido del bosque, haciendo referencia a aquellos animales que plantaban cara juntos a los grandes depredadores. Bronco había visto como un grupo de ciervos era capaz de hacer retroceder a un oso garra de runa, a lo largo de su vida. El semiorco no deseaba luchar, pero a veces era la única salida.

El sacerdote de Erastil escuchó atentamente las palabras del chamán semiorco. Era obvio que conocía mejor la naturaleza que él, pero no terminaba de compartir el plantar cara a lo desconocido sin tener una posición de ventaja, o saber de antemano a qué se iban a enfrentar, y así lo quiso exponer:

- Obviamente eres mejor conocedor de los peligros naturales que el resto de nosotros, ..., pero no me parece buena idea enfrentarnos a un peligroso ser, sin antes saber a qué nos enfrentamos o intentar tomar una posición de ventaja sobre él, en mi humilde opinión.

Mientras el grupo debatía sobre la mejor de las opciones en aras a un enfrentamiento a una criatura que preeveian que sería peligrosa, las ondas en el agua se fueron intensificando... y entonces ocurrió. Del centro del grísaceo lago, algo alejado de la orilla donde se encontraba el cadáver, una cabeza reptiliana emergió despacio, como si las voces del grupo desde que llegaron al lugar la hubiese despertado de un profundo sueño.

Poco a poco la cabeza fue emergiendo sobre el agua mostrando un largo cuello, y fue entonces, cuando otras cabezas reptilianas de idénticas características emergieron alrededor de la misma... sin embargo el grupo no tardó en darse cuenta que, en realidad aquello que emergía no eran varios monstruos, sinó una sola criatura de muchas cabezas, de dimensiones enormes y con el cuerpo recubierto de musgo y algas verdosas sobre una piel escamosa de color violeta.

Los peregrinos de la llama eterna se quedaron paralizados ante la visión de tan extraordinaria criatura de múltiples cabezas emergiendo del fondo del lago, una criatura que bien hacía honor a las leyendas y cuentos que a menudo explicaba a los niños de Kassen la siempre enigmática Olmira Treesong, druida del lugar.

La situación era crítica y el grupo debería tomar una decisión, luchar o huir. Si decidian huir podrían probar a correr con todas sus fuerzas en dirección a la arboleda cercana a la orilla del lago, donde los árboles y la frondosidad del bosque les podrían proteger y ayudar a perderse de la vista de tan enorme criatura. Si decidian quedarse y combatir, harían gala de una gran valentía, digna de los más altos héroes de Nirmathas y a la vez probablemente servirian de alimento para aquel monstruo del lago.

Ahora cada segundo que se demorarán en decidir podría significar la vida o la muerte del grupo de nirmathianos.

Aquello que salió del agua hizo que Jalles perdiera la compostura.... No hizo falta más para que la pose desafiante se desvaneciera como por ensalmo. Giró sobre sus talones y se dirigió a la pretendida seguridad de la frondosidad del bosque...

Este rival nos supera a todos.... Huyamos, insensatos... No hay nada que podamos hacer aquí... VAMONOS!!!

Recogió la cadena y empezó a empujar a sus compañeros hacia la espesura. Quizá algún día pudieran hacer frente a un adversario de aquella magnitud, pero aquel no era ese el día...

El bueno de Boris se quedó pálido al ver emerger a aquella "cosa" del agua. Sintió como el pánico invadía su ser e incluso notó que sus piernas eran incapaces de sostenerle.
Entonces vio como alguien le empujaba: era Jalles. En su rostro también se reflejaba el miedo.

Intentó decir algo, pero las palabras se le quedaban en la garganta, estrangulándole.
Sólo atinó a asentir compulsivamente con la cabeza mientras se alejaba con Jalles y hacía señas con la mano para que sus compañeros les siguiesen.

Bronco no había visto en su vida criatura con semejante talante. Aquello superaba ampliamente a cualquier predador de la naturaleza, que hubiera tenido tiempo de contemplar en el bosque donde creció. Además, sus teoría de aguantar y no mostrar miedo, se fue rápidamente a hacer gárgaras cuando Jalles primero y luego Boris, se dieron la vuelta y prefirieron correr entre los árboles.

Si algo les había hecho fuertes, era la unión que mantenían. Fuera de esa comunión eran eslabones débiles de una cadena quebradiza. Bronco siguió los pasos de sus compañeros, pero sin perder de vista a la criatura. No estaba dispuesto a que tamaña aberración les atacara por la espalda.

Mientras tanto Haggar rugía al escamoso monstruo e intentaba intimidarlo, pero cuando el semiorco pasó a su lado, sólo tuvo que silbar para que el gran mamífero se diera la vuelta y comenzara a correr hacia la espesura.

Los más oscuros temores de Paul emergieron del lago en todo su explendor. No hizo falta que intentase convencer al resto del grupo, ya que la decisión era más que clara. Se giró y siguió a su grupo ...