Partida Rol por web

Larry tenía su boca y ojos bien abiertos, ponía sus manos mirando hacia arriba como si fuera del techo de donde caía la magia. Aquella sensación le invadía de un gran bienestar a Larry que no podía creerse lo que sentía en el interior de su cuerpo. Expectante miraba la puerta a la espera de lo que podía aparecer tras ella.

Los lazos mágicos se ciñeron en torno a los enclenques tobillos de los magos arrastrándolos hacia el interior del salón, mientras  Link y su carro de café veían como aquellas baldosas de pulido mármol que momentos antes se encontraban bajo sus pies comenzaban a alejarse de ellos.

En el interior de la sala, a través de la muralla de energía que ahora los rodeaba, se veía… a pesar de que nadie prestaba especial atención en ello. ¿Quien lo haría rodeado de tentáculos ectoplasmicos de color purpura?. Se vislumbran sombras riendo de aquella situación.

¡Vuestro turno!

A pesar de sus protestas, los ayudantes del vicedecano no habían puesto reparos a ubicarla en una de las puntas del PentaDragon y comenzar el ritual antes de que le diera tiempo de salir corriendo y escapar de aquel lugar. Como es bien sabido en la Universidad Invisible, una vez puesto en marcha el poder del Dholar, más vale permanecer en el lugar hasta que este poder esté bajo control, o las consecuencias pueden ser aterradoras. La joven Aurora no tenía interés en terminar con una joroba de por vida, o mutada en mono como el bibliotecario (aunque por lo visto él lo pasaba muy bien) así que se quedó quietita, sintiendo como su cuerpo comenzaba a convulsionarse ante la presencia abrumadora de la magia.

Dholar, Dhoralcito... sé bueno conmigo, no me hagas mucho daño, porfa... Sin embargo, al parecer, el Dholar estaba muy concentrado en otra cosa porque poca atención le prestó a la muchacha. A medida que el hechizo iba cobrando poder, la piel de la chica comenzó a ampollarse. De las ampollas empezó a salir una especie de pus color azul francia que olía a lavanda, pero que escocía como los mil demonios. Sin poder aguantarse más, la chica comenzó a moverse y a rascarse a dos manos.

-Basta... basta... ¡¡¡bastaaaaaaaa!!!- el grito salió de su garganta involuntario. No le importaba estar gritándole al propio vicedecano, lo importante era parar la comezón. -¡Detengan el hechizo ahora mismo o los rociaré de secreciones azules para que sufran tanto como yo!-

Link con todas sus fuerzas trataba de librarse de aquella pegajosa pared magica que no le dejaba pasar del otro lado a tal punto que comenzaba a protestar.

-Ey ey ey...Pared!! dejame pasar...que tengo clientes del otro lado a los cuales atender..Cual es tu nombre chiquilla?

Ya estaban dentro de la pared y los tentáculos no tironeaban tanto de ellos, pero aún así Romitelli tuvo que dar un golpecito a la mano de Ramirus para que éste le suelte la barba.

_Vamos Link, ¿qué esperas para lanzar tu café mágico contra la pared?

Antes de obtener una respuesta, los ojos de Romitelli se abrieron como platos. Con una destreza y velocidad envidiables para su edad comenzó a contarse los pelos de la barba. Cuando terminó, su cara estaba de un color parecido al de su túnica.

_He perdido cuatro pelos de mi barba con ese tirón. ¡¡¡MALDITO GRANUJA!!!

Contra sus principios que no le permitían llevarse nada a la boca hasta varias horas después de haber saboreado los pepinillos, Romitelli saltó encima del tentáculo y se le prendió con la mandíbula. Nadie se metía con su barba. ¡Nadie! Y ese tentáculo lo aprendería a los mordiscos.

Link no entendio lo que quizo decir el ex-mago de barba blanca, "cafe magico???", sabia que su cafe era riquisimo, pero de ahí a ser magico...El solo era un simple cafetero.

- Oíga, yo no se nada de magia....solo vendo cafe.

Luego volvio a gritar mirando a la masa purpura que les impedia el paso.

- Ey amigouuuu!!! Tu, Manotas!!! a ver, dime que te tiene de tan mal humor!!!

-Uooooooooohhhhhh- chilló Ramirus al verse arrastrado por aquellos tentáculos ectoplasmáticos. Con firme decisión se agarró a uno de ellos, uno particularmente peludo y comenzó a jalar de él, hasta que Romitelli le sacó de su error.

Flotando en medio de aquella muralla viscosa, dando vueltas dentro de ella sin poder restablecer del todo el equilibrio, el viejo mago vislumbró la sonrisa de uno de los malvado lavanderos, al otro lado de la pared.

Agitó el puño amenazador (y el esfuerzo le hizo dar dos vueltas más sobre sí mismo, hasta quedar finalmente boca abajo).

- ¡Esto sí que es un sucio truco de lavanderos! -chilló indignado- ¡meternos dentro de esta centrifugadora! -un par de vueltas más sobre sí mismo, hasta que consiguió agarrar uno de los tentáculos que sobresalían de la pared y le lanzó un estoque con su ramita-bastón-florete. Bueno, más que un limpio estoque, comenzó a aporrearlo con todas sus fuerzas. - ¡Toma! ¡Chúpate esta! ¡Y ésta, aparato del demonio!

Los brazos mágicos parecían no percatarse de los intentos de zafarse de los tres héroes, tomando como única premisa mantenerlos alejados del centro de la sala y cuando una muralla de tentáculos se proponía algo era difícil disuadirla de lo contrario, a menos claro que... Mejor que lo averigüen nuestros héroes. Quienes suspendidos en el aire, por momentos con sus pies como cabeza y otras con los pies de algún compañero como bonito sombrero.

La lucha era encarnizada, épica… bueno, en realidad no tanto, pero los mordiscos de Romitelli, quien ya debería para esta altura sentir la lengua adormecida, parecían molestar a los tentáculos, o tal vez era el café que caía sobre ellos o las estocadas de Ramirus. Lo cierto era que nuestros magos intentaban sin mucho éxito traspasar la muralla de apéndices chisporroteantes, cuando una lluvia de astillas de madera llego hacia ellos. Atravesando, algunas de ellas, la muralla  lo suficiente como para alojarse a insólitos lugares, tan insólito como los calzones bordados de nuestros héroes.

¿Cuál será el camino a seguir por los  intrépidos magos y el carro de café? Utilizaran todo su poder para destruir el muro que los separa de los lavanderos. Desintegraran con pases mágicos las astillas de sus calzones o los sacudirán luego en sus habitaciones… ¡No se pierdan el próximo episodio donde se debelaran todos estos misterios!

Un escalofrió recorrió les recorrió el cuerpo cuando con un crujido las puertas dejaron de vibrar, tan de inesperada fue aquella reacción que hasta las secreciones de Aurora dejaron de actuar tan desagradablemente. El poder que había experimentado antes Larry, se había detenido y ahora se sentía más vacio que nunca, mientras que Billy parecía divertirse imaginando lo que se aproximaba.

Tan de improviso como la paz había llenado el PentaDragon, esta se esfumo con una gran explosión y el grito del vicedecano augurando algo similar a: ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! La barrera estaba rota.

Motones y montones, montones como dos elefantes con las trompas atadas a una cesta de manzanas (que ganas de comer manzanas al vino tinto), de astillas se proyectaron por el aire, principalmente en dirección al interior de la habitación de Merlingo. La puerta había desaparecido convirtiéndose en polvo.

La alegría por ver el interior de aquella sala se disipo en el mismo instante en que la nube de partículas se disipó. Dejando a la vista una muralla de tentáculos de chisporroteante purpura verdoso que se abalanzaba hacia ellos como cobras salvajes.