Partida Rol por web

Empieza a anochecer, y la ladera de la montaña se eleva a ambos ladosde la carretera. Vuestro camino os lleva por un tortuoso sendero cada vez mas escabroso; finalmente, veis una tenue luz mas adelante que se intensifica conforme os aproximais, y pronto os hallais ante una especie de asentamiento situado en el centro de una amplia colina. Seguis avanzando hasta deteneros ante un tosco muro hecho de piedras amontonadas y pedazos de silice negro. Por toda la parte superior del muro hay hogueras de vigias, y veis que de las almenas improvisadas asoman numerosos cañones que se recortan sobre la luz de las llamas. Cuando os acercais un par de pesadas puertas de acero y tela metalica se abren de par en par y una figura alta os sale al paso, envuelta en un manto oscuro y con un rifle colgado a la espalda. Empuña un hacha en ristre. Os indica con un gesto que detengais el vehiculo y bajeis de el.

Aristarchus dedica unos segundos a observaros a cada uno.

-Bajemos. Y... Mejor que no hagais movimientos bruscos y cumplais con lo que dice, recordad que hemos sido enviados a resolver los problemas de esta gente no a causarles mas.

Obededeciendo a vuestro inmediato superior bajais del vehiculo con calma. Una vez en el suelo el hombre se aproxima a vosotros y os escudriña atentamente.

Parece meditar durante unos instantes y luego os dedica una amplia pero fluida reverencia mientras os habla con una voz ronca.

-Bienvenidos, siervos del Emperador. Sois libres de entrar.

Mientras avanzais con el todoterreno por lo que parece ser la calle principal de Desesperanza, os haceis a la idea de la situacion del asentamiento.

La unica iluminacion de la zona aparte de la del interior de las casas son barriles de prometio en llamas, que pueden encontrarse practicamente en cada esquina. Puede que por esto la mayoria de habitantes avancen con linternas propias, pues muchas zonas se quedan sumidas en la mas absoluta oscuridad.

El asentamiento tiene todo el aspecto de un campamento de refugiados, la mayoria de habitaculos que se ven son tiendas de campaña y chabolas distribuidas sin planificacion alguna. Los mas afortunados tienen edificios construidos con bloques de silice, que van desde simples refugios individuales a viviendas unifamiliares. Todas estas construcciones estan dispuestas en circulo alrededor de una colina rocosa y desnuda, sobre la cual incluso de noche puede verse el contorno de un gran edificio con cupula (presumiblemente la catedral).

Los habitante de Desesperanza, son un grupo hetereogeno, una muestra de aqui y halla de practicamente todas las culturas que habitan en Iocanthos y seguramente de otros mundos que estan de paso o que han inmigrado.

Al paso de vuesto vehiculo entre la gente, podeis ver como dejais un rastro de susurros y miradas curiosas. Los adultos mas valerosos se arrodillan ante vosotros cuando pasais y se santiguan con la señal del aguila. Incluso uno se acerca a Nicholas suplicando que le bendiga a el y a su familia en el nombre del Emperador mientras sus hijos le observan desde la distancia con ojos como platos.

Unos metros mas adelante una potente voz que sobresale del resto os llama desde un lado del camino.

Un hombre fornido os espera sonriente con una lampara de seguridad en la mano y el rifle laser apollado en el suelo casi a modo de baston.

Se acerca a vostros y tras mirar claramente vuestras armas os sonrie y os lanza un guiño con su unico ojo natural y de color azul.

-Saludos forasteros. Semejante muestra de fe y preparacion resulta admirable. Son ustedes la ayuda que ha solicitado el abad ¿verdad? Ciertamente no nos han olvidado. Soy el hermano Lamark, uno de los clerigos de esta mision. Bienvenidos a Desesperanza; el abad desea fervientemente reunirse con ustedes en el priorato por la mañana, cuando hayan tenido ocasion de descansar. Lamentablemente ahora mismo esta ocupado y se disculpa por no poder recibirles en persona.

Tras indicaros un sitio en el que aparcar, Lamark se toma la molestia de estrecharos la mano uno a uno, preguntados "¿Algun percance en el viaje? Espero que las guerrillas no les hayan aguado el camino."

Aristarchus por su parte parece bastante distraido, tiene la mirada fija en el gran edificio central de Desesperanza, un tanto aislado de la realidad de momento.

La asesina baja del vehículo a orden de Aristarchus y sigue al grupo, rezagandose un poco para dejar que el vidente, una celebridad en aquel lamentable paraje, abriera camino.
Con una mano apoyada cómodamente sobre la espada, Arelix pasea dejando atrás a los arrodillados y los cuchicheos sin importarle lo mas mínimo.

Una vez recibidos por el clérigo, la asesina se detiene tras el vidente, estudiando el terreno y sin mediar palabra, dejando que el superior al mando se haga responsable de las formalidades.

Curioso clérigo este... Al parecer no todos odian tanto los injertos metálicos como Nicholas. Para ser de su orden tiene mas en común con el tecnosacerdote que con él. -Mientras la mente de la asesina recapacita sobre ello, no puede evitar dirigir su mirada al clérigo de su actual grupo, confiada en que en el rostro de Nicholas podrá leer una expresión de desaprobación.

Quintos se apea del vehículo, sus articulaciones chirriantes y mecánicas. Su movimiento es lento, y pesado, como deja en evidencia el sonor THUD que se escucha al finalmente caer sobre el suelo. Mira con una sonrisa al Querubín...  quien tuviera tus alas, amigo.

Estrecha con fuerza la mano que le ofrece el Sacerdote Lamark. # Encantado, Hermano. Que la bendición del Omnissiah sea contigo, y con aquellos que te son importantes.

Hecha una ojeada a los implantes del humano... crudos, muy crudos. Un niño podría haberlos hecho mejor... y desajustados, además. Motivo para una posterior charla con Lamark, seguramente.

Cuando la linterna del Hermano deja su área, Quintos despierta igualmente miradas de asombro. La luminisciencia de las Tecnografos del Sacerdote, activada conscientemente, lo hace brillar con un leve fulgor celeste... como un aura. En sus manos se ven arcanos símbolos de un color más fuerte y definido; y tras la túnica se atisba, brillante, el Aquila Bicéfala gigante sobre su pecho.

Raven bajó del vehiculo y estiró las piernas, estava cansado de estar siempre en la misma postura, aunque algunos meneos por el camino pudieran modificarla un poco. Solo necesitava descansar para patear traseros mas a gusto.

Lamark sin perder su sonrisa hace un gesto con la mano para que lo sigais.

-Un viaje duro ¿eh? No teneis muchas ganas de hablar. Pensaba que el brazo izquierdo del Emperador seria mas duro jaja, -bromea- seguidme os llevare al lugar donde teneis reservadas las habitaciones.

El clerigo os lleva hasta un edificio relativamente grande, al menos comparado con las tiendas de campaña. Tiene dos pisos y parece la "taberna" local, a la entrada un enorme cartel hecho de madera y chatarra oxidada a partes iguales reza "La Clota Llorona".

-Ya os esperan dentro, asi que solo teneis que ir a las habitaciones, si quereis conocer el pueblo podeis daros una vuelta y si necesitais algo yo estare por aqui tomando unas jarritas de amasec jeje.

Al llegar el vidente ofrece una leve sonrisa a los acolitos.

-Bueno, pues aqui estamos. Estoy bastante cansado, para mi los viajes ya no son lo que eran. Si el abad Skae llegase antes del amanecer, hagan el favor de decirle que venga a mi habitacion. Quizas alguno de ustedes quiera charlar con los lugareños ¿no?

Pero vallan con cuidado si deciden ir ha hechar un vistazo fuera. Recuerden que en Iocanthos las noches son negras como la pez.

El vidente se adentra en la posada directo a su habitacion.

Quintos asomó la cabeza hacia el exterior, luego, por supuesto y siguiendo el orden natural marcado por el Omnissiah, asomó el cuerpo. Entero.

El lugar se revelaba oscuro, y hasta amenazador. Sintió de repente un sonido escalobriante, como un quejido de material ferroso laminando razgándose en las manos de algún hereje.

- Es solo un grillo, camarada, le dijo Raven notando su nerviosismo.

Menudo demonio debe ser un grillo, pensó Quintos con extrañeza. Pero no quería demostrar su falta de conocimiento de lo... orgánico, y como todos estaban tranquilos, simuló relajación.

Pero por supuesto, luego de tan escalofriante episodio, decidió dejar el "espacio libre y primitivo" a los demás; decididamente extrañaba el calor de la forja y el aroma dulce de la grasa grafitada.

Pese a su evidente alivio por haber llegado finalmente a su destino, el sacerdote no pudo evitar preguntarse después de ver a las gentes de Desesperanza que clase de penurias y desgracias habrían tenido que vivir Empiezo a comprender por qué le pusieron este nombre se dijo, al tiempo que intentaba imaginarse sin éxito quien podría querer corromper una comunidad que tan poco tenía que ofrecer Y ya que estamos, que pudo impulsar a la Iglesia a emprender una obra tan colosal en un lugar tan apartado de la luz del Emperador...

Apenas se hubo detenido el todoterreno Nicholas saltó de la parte de atrás con inesperada agilidad. Ciertamente estaba ansioso por conocer al que parecía iba a ser su guía, pero cuando éste les confesó ser uno de los hermanos de la congregación local se quedó sin palabras Realmente parece un veterano de la guardia, o en todo caso un mercenario... pensó confuso Aunque quizás sea esa su forma de acercarse a las personas de por aquí, nada mejor que una mano firme que empuñe el rifle en tiempos oscuros Se esforzó por apartar la mirada de los implantes de Lamark -obligados accesorios después de una larga vida de guerra, quiso creer- pero al parecer su homólogo mecánico no tenía ojos para nada más, y en cuanto la linterna dejó de alumbrarles el propio Quintos empezó a brillar como una gigantesca luciérnaga, demostrando de nuevo su adoración hacia todo aquello que se iluminase con bonitos e inútiles colores o simplemente emitiese desagradables chirridos metálicos- Si quisiesemos una antorcha la habríamos pedido -no pudo evitar murmurar mientras se afanaba en seguir caminando hasta la primitiva posada.

Nada más entrar la determinación se apoderó de él, la determinación de llevar esperanza a aquellas personas que se apiñaban alrededor de una botella de licor barato como si esa fuera la solución a todos su males. Observó distraido como Aristarchus se despedía y subía directamente a su habitación, pero otra imágen acaparaba su atención. La del hermano Lamark agarrando una botella de amasec mientras se unía a los parroquianos con rutinario entusiasmo ¿Es así como se acerca a ellos? la desaprobación no hizo más que encender su furia ¿Es así como pretende acogerlos bajo la bondad del Emperador? ¡Hasta un sordo oiría las desesperadas súplicas de esta gente! ¡Necesitan un faro que les guíe a través de las sombras, no alguien que les gane bebiendo!

Con los ojos llenos de sagrado fuego, el sacerdote se subió a una de las mesas- ¡Escuchadme! ¡Ecuchad mis palabras, pues hemos venido a liberaros del mal que os acecha! -se dirigió exaltado a todos los presentes- ¡Devotos parroquianos, mercenarios, peregrinos y ladrones! ¡Todos son siervos del Emperador! ¡Todos tendrán que responder ante Él, y sólo en su abrazo encontrarán la salvación! ¡Arrepentíos y buscar su Verdad, pues sin ella camináis perdidos! -clavó su mirada en el hombre más cercano- ¡Hermano! ¡¿Acaso le negarás la Redención a tu alma, a la de tus seres queridos?! ¡Déjame ayudarte, guiaros en vuestro viaje! -volvió a alzar la cabeza- ¡La Gracia del Emperador está ahí, al alcance de vuestras manos! ¡Sólo tenéis que combatir la corrupción que os persigue, negadla con todas vuestras fuerzas! ¡Ayudadnos a combatir esta abominación y ya nunca estaréis solos, pues su Luz será vuestra y el Camino os será revelado!

Arelix se aleja del Nicholas, fingiendo no conocerlo, un esfuerzo inútil pues todos le vieron llegar junto con el resto.
La asesina se acerca a la barra mientras se va quitando los sudorosos guantes para ponerse cómoda en un asiento libre y pedir una copa.

-¡Posadero! ¡Una copa del licor mas fuerte que tengas, algo que me quite este sabor a tierra! -Pide la mujer mientras deja sobre la barra los guantes, decidida a, tras echar un merecido trago, irse por fin a descansar.

Devi acompaña a todos hasta la posada, y al ver a Arelix tomarse una copa, ella decide imitarla, sentandose al lado y diciendola:

- Oye Arelix, te quedas un rato a tomar unas copas y hablar con los parroquianos?

diga lo que diga, Devi toma dos copas, haciendo que la inviten los parroquianos a los cuales preguntara, que si saben de algun suceso extraño que haya pasado en la catedral o alrededores, si se han oido voces, y si han visto algo. les preguntara por Desesperanza,  si hay algo interesante aparte de la catedral, del planeta, de los viveres, cuando y como llegan, de los habitantes autóctonos del planeta, de los animales y de las plantas, si para eso tengo que enseñar pecho, para algo se tiene jejejejejej

Cuando el discurso de Nicholas termina durante un segundo reina el silencio y seguidamente despues casi al unisono todos los parroquianos de la taberna comienzan a gritar y vitorear al clerigo con entusiasmo. La mayoria se aproxima en masa a la mesa en la que se encuentra entre gritos alabandolo a el y al Emperador y pindiendole bendiciones y preguntando de que forma pueden servirle para ganarse el favor del Emperador. Desde luego el hermano a sabido tocar los botones adecuados.

Tiene a la muchedumbre comiendo de su mano.

Lamark se aproxima a las dos mujeres en la barra con una sonrisa en los labios.

-¡Jajajaja! Parece que vuestro compañero a sabido ganarse el favor del pueblo con velocidad, brindo por ello. Vosotras dos pareceis chicas duras, si puedo hablar con franqueza no me imaginaba que la Inquisicion estilase gente como vosotras, me imaginaba a una panda de adeptos del administrorum que solo vendrian a tomar notas. Pero me alegra ver que estais hechos de otra pasta.

El camarero se os acerca y os sirve, a Arelix le da una copa diferente que a Devi, asegurando que es lo mas fuerte que tienen.

-Uff, ese es el matarratas mas duro del planeta, andate con ojo jaja. -Sin previo aviso Lamark se levanta la manga izquierda de la camisa mostrando un tatuaje con el numero 101 y grabados sobre un craneo purpura.- En otro tiempo servi a la guardia imperial. Era suboficial ¿sabeis? Pero escuche la llamada del Emperador y ahora estoy aqui junto al abad Skae para guiar a esta gente. Es todo un logro lo que ha logrado ese hombre. Gracias a el me doy cuenta que con la ayuda del Emperador, todo es posible.

Erick abrió los ojos al ver a todas esas personas empujándolo para ver y tocar a Nicholas. - Pero que coño...

Una vez le dejaron en paz, el también les dejó a ellos y su alardeo del clérigo. Que hagan lo que quieran. ¡Esta gente está desesperada! Pensó el bravucón. Acto seguido se sentó en la barra y pidió alguna bebida fuerte, de las que al menos le hacían efecto y le hacían sentir vivo de verdad. Le hubiera gustado "conversar" con la gente, pero Nicholas los tenía entretenidos. Espero que él les haga soltar la lengua para conseguir información Volvió a pensar.

El camarero le sirvió un vaso con un líquido azulado, Raven podía ver las corrientes de la bebida moverse a causa de la diferencia de temperatura, pero el no lo sabía. Mientras bebía y miraba el líquido embobado, sin hacer caso al griterío del local, Raven se tocaba el lugar en donde debería estar su meñique en la mano derecha.

Cita:

La asesina hace una mudo asentimiento de cabeza y mueve uno de los taburetes un poco hacia ella, invitándola a tomar asiento a su lado.

Cita:

Arelix da un gran tragro justo cuando Lamark le advierte, haciendo alarde de su resistencia a la bebida.

-Es justo lo que quería, cualquier otra cosa no me iba a saber a nada... -Dice con una sonrisa de medio lado. -Decidme, señor Lamark ¿Cuanto tiempo llevais sirviendo al abad? -Pregunta en el mismo tono amigable fingiendo interés en el tema.

Lucius había estado todo el tiempo muy callado (mucho más de lo normal, ya que casi siempre su respiración era más... sonora de lo normal). De pie junto a Aristarchus miraba embobado la silueta oscura de la catedral de Desesperanza recortada sobre el rojo del cielo de Iocantos al atardecer. Un escalofrío le recorrió la nuca tan fuerte que creyó que se iba a romper en pedazos. Aquel lugar le ponía sus escasos pelos de punta, aunque no comprendía por qué.